sábado, 1 de febrero de 2014

La Marcha de las Mujeres Por Kelder Toti




                  La Marcha de las Mujeres.

                                           Por Kelder Toti

 Las primeras manifestaciones en contra del régimen se dieron a comienzo de Septiembre del 2001, encabezadas por dos figuras quijotescas, Ana Araujo y Alejandro Peña Esclusa; con el objetivo de activar la sociedad civil, que atrajo simpatizantes concentrándose en la Avenida Urdaneta. Eran dos personajes muy diferentes, pero ambos creían en  la no violencia, en la acción afirmativa. Peña Esclusa: político eternamente perseguido, era consciente de hacer acciones de calle que canalizaran el descontento reinante, enfrentándose al gobierno, aprovechó el vacío dejado por los partidos. Ambos eran partidarios de la acción pacífica, que se reflejó en las primeras manifestaciones no violentas como forma de lucha.

Los Círculos intervinieron, amedrentando a Peña Esclusa, quien partió a su largo exilio en Miami, dejándole todo el trabajo a la Doctora Ana Araujo, mujer blanca, de pelo castaño, labios rojos, estatura media y católica devota. La causa de su lucha es la amenaza atea sobre los creyentes, la insatisfacción sobre la situación y el entreguismo a los colombianos y cubanos. Enseñó con valor la manera de mostrar coraje ante un gobierno rufián, elaborando consejos prácticos de cómo enfrentarse a los esbirros; bajo la influencia de las manifestaciones antiglobalización de Europa,  evitó que corriera la sangre. Su movimiento independiente empezó a mover gente, en su mayoría eran mujeres de la clase media alta.

La razón de la superioridad de las mujeres sobre los hombres, se debe a la quiebra moral producida por su laxitud, lo cual  provocó la merma de la virilidad como castigo  a una vida lasa. 

La relativa inmunidad de la mujer ante aquel rigor antinatural, fue lo que las dejó con la fortaleza necesaria para levantarse y defender  lo que creían mejor, como reacción a la represión y promiscuidad de los varones, quienes habían quebrantado su espíritu. Las mujeres, al ser cabezas de familia, reunían a sus hijos, y salían a marchar al tener que cuidarlos, se deban cuenta del peligro que encerraba la sociedad de bienestar, que lejos de mitigar el hambre, la haría aumentar.

Una de las razones de la belleza de la caraqueña, y de la hermosura de la mujer en  general,  es consecuencia de la falta de hombres responsables. Hay una gran cantidad de hombres célibes y homosexuales que habitan en la ciudad, obligándolas a emperifollarse hasta el extremo, mejorando su figura, alcanzando  una estética que es difícil de ver en otras ciudades extranjeras; debido a la escasez de buenos partidos, se ven obligadas a utilizar perfumes, coloretes y aceites que en otras latitudes no alcanzarían tales niveles, desarrollándose toda una industria de la estética, lo cual demuestra el nivel de iniciativa que poseen.

Mientras los varones en su mayoría son: afeminados, chismosos, intrigantes y manipuladores; como respuesta las hembras se masculinizan, mostrando a veces, por el esfuerzo que hacen rasgos histéricos (me estoy refiriendo a transferencias sentimentales, es común las peleas entre las féminas y las intrigas que las caracterizan), propios de una persona que está bajo alta tensión.

Un ejemplo ilustrativo es la relación de una mujer madura, que conocí, tenía como amante a uno de estos hombres, éste la convenció de que no tuvieran hijos o los adoptaran, evitando tener un compromiso a largo plazo, lo mismo a través de la historia del cuco, éste hace que otros pájaros cuiden sus polluelos, siendo más listo que los demás pájaro, obviando que el amor consiste en trasmitir amor, evitando la responsabilidad familiar, conformando una relación de “amigo con derecho”, siendo una mujer  más, de su larga singladura, poseyendo un hueco donde él pueda meter el palo.

Y así, lo predominante es el matriarcado familiar: que las obliga a ser cabeza de familia,  y  les da un peso en la sociedad al trabajar para sostener a sus hijos, que en otras naciones de la América española no existe. A las mujeres se las protegió en un principio de los abusos de las autoridades, cosa que cambió al acentuarse las protestas, la represión en contra de ellas aumentó, pero al mismo tiempo el desprecio hacia el gobierno creció enormemente por ello, utilizándose por los medios de comunicación visual las imágenes de los Guardias Nacionales agrediéndolas cobardemente.

En el 2002 se marchitará el movimiento, siendo éste secuestrado por Elías Santana, quien le dará mayor publicidad en los medios de comunicación; estos lo verán como un arma de presión, por la aprobación en Diciembre del 2001 de una serie de Leyes contrarias a sus intereses. Reaccionan orquestando finalmente las marchas multitudinarias, los partidos políticos tradicionales, negociaron con Elías Santana  el gobierno y la oposición. Los primeros controlarán el movimiento para que no desemboque en una revuelta y la oposición obtendrá el caudal humano que legitimaría sus protestas, presionando
al gobierno. Ellos contrarrestarán a las de la oposición, que cuenta con el respaldo de las “fuerzas vivas”, siendo convocadas y difundidas por la radio, prensa y televisión, rechazando lo existente, evitando la confrontación directa con el gobierno, convocando los personeros del gobierno: a sus simpatizantes, adictos y funcionarios públicos. Perdiéndose de vista los intereses bastardos en pugna.

Este movimiento se encargaría de dirigirlo, Pedro Carmona Estanga y Carlos Ortega, el primero presidente de FEDECAMARA, hombre del grupo químico Venoco,  fue colocado en esa posición por Pérez Recao, para dirigir la cámara a su favor, en contra de los demás grupos económicos cuando se percató de sus intenciones, cambio de opinión, ya que era uno de sus principales socios y financistas de la campaña, financiando en compañía de Eugenio Mendoza las protestas, utilizando a Pedro Carmona como mascaron de proa. Ellos llegaron a amenazar con un Golpe de Estado sino cambiaba su política económica contraria a la iniciativa privada; invitaron a Carlos Ortega a que reuniese a la población sacada de los diferentes estratos: los sindicatos, federaciones campesinas, profesionales, etc. Para legitimar las protestas sociales.

Esto les permitió reunir una multitud de gente, proveniente de los Blancos de Caracas, ya que la mayoría de las manifestaciones se concentraban en el Este caraqueño, que es donde viven, convocando a sus simpatizante a reunirse en la plaza de los Chaguaramos, con la inclusión de Carlos Ortega. Esto permitió conseguir el caudal de manifestante que justifique su proceder, y que luego fueran una amenaza. Ortega con su verbo encendido retaría a las autoridades, se convertirá en una seria amenaza, derrotándolo en las congregaciones que asistirán de 100.000 a 200.000 personas, con la derrota del Frente Boliviano de los Trabajadores para ocupar la presidencia de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV).  Carlos Ortega estaba preparando el terreno para la huelga general, que le permitiría hacer los contactos claves con El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, y que se traduciría en la noche de los generales.

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