martes, 4 de febrero de 2014

El Sociolismo Por Kelder Toti.

EL Sociolismo del siglo XXY. 

                              Por Kelder Toti. 

En la práctica el ejercicio de poder se ha vuelto personalistas, arbitrario, piramidal, y triste reminiscencia de la política del siglo XIX, disfrazado con un barniz de intelectualidad de un centímetro de profundidad. Ya que son unos sujetos que se asocian para asaltar el erario público y privado. 

Formando una sociedad clientelar que controlan, que se divide entre jefe, patronos y clientes; ministro, contratista y supervisor, facilitador, alumno y obrero, estableciéndose una relación parasitaria, que destruye a todos y a la sociedad en su conjunto. Ya que es imposible que ningún ser humano, logre auto realizarse satisfactoriamente, o alcance siquiera una actitud vital, que le permita crecer como ser humano; esta se desenvuelve como en un organismo enfermo, ya que el trabajo de la clientela de la misión Rivas, Vuelvan Caras, Sucre…

No tiene racionalidad ni intensidad regular de trabajo, y su único fin es conseguir la lealtad de las personas que contrata. Teóricamente es una ayuda coyuntural, pero en la práctica es una manera de relacionarnos, y está sujeto a los caprichos de los supervisores y facilitadores. No hay un vínculo entre el esfuerzo y la remuneración, y no es factible ningún cambio, ya que en la práctica son los portaestandartes de la soberanía, convirtiéndose los más inteligentes, astutos e intrigantes: en miembros de la “nueva clase”, que detenta el poder, y que utiliza al locatario de monigote, desplazando la soberanía popular a su grupo, siendo sus intérpretes. 

Esta sociedad clientelar vive sin tomar en cuenta el tiempo, eso explica que los nueve años de gobierno han pasado sin pena ni gloria, solo desea llegar al quince y al último de mes, sin ningún interés de ahorrar, salvo los que forma parte de la “elite del poder”, que saben lo relativo de su riqueza, que pueden perder al ser despedido, por las luchas entre los elementos decisorios que hay entre ellos, eso explica su corrupción inherente, que es una manera de obtener seguridad social, que lo aislé de la pobreza de su alrededor, más que estudiar, o independizarse de la esfera gubernamental, viven una doble vida, reconocen la falsedad en que se desempeñan, pero se someten por el salario que devenga, perdiendo la dignidad como persona, dispuesto a vender a su padre si se lo piden. 

En la sociedad clientelar: ser gerente, supervisor, asesor o general es la mayor ambición social y se enmarca en una supuesta aristocracia del conocimiento. Otras actividades y vocaciones se consideran miserables, o cuando más, transitorias. 

El médico, el abogado, el maestro, el técnico, el pequeño empresario, el buhonero sueñan con convertirse en directores o supervisores, en terminar su vida con una generosa pensión, teniendo su propia clientela a su servicio. Este estilo de vida rechaza los cambios, ya que pueden ser perturbadores, desprecia a las personas trabajadoras y de talento, porque les demuestra su inutilidad, se burla de los obreros manuales o por cuenta propia, rechazan la innovación que destruye su control social sobre la población, y vive bajo la amenaza de un levantamiento urbano.

Incapaces las masas al alcanzar el poder, después de quitarse a la pandilla de turno, de cambiar esa situación, sucediéndose otra pandilla que los tiranizará utilizando “el excremento del diablo”, que se ha transformado en nuestra piel de zapa. 

      ¡Obreros y Marginales uníos, en ustedes está el poder de cambiar el futuro!

No hay comentarios:

Publicar un comentario