viernes, 30 de enero de 2015

Un Gobierno de Unidad Nacional: José Ruperto Monagas. Por Kelder Toti.

Un Gobierno de Unidad Nacional: José Ruperto Monagas



                                                   Por Kelder Toti.



José Ruperto Monagas Oriach. (Nace en Aragua de Barcelona Anzoátegui en 1831 nace en Aragua de Barcelona y muere el 12 de junio de 1880) Fue un militar y político venezolano. Resultó ganador de las elecciones presidenciales de 1870 pero no fue ratificado en su cargo por el Poder Legislativo.



Hijo del ex presidente José Tadeo Monagas y de Luisa Oriach. Como representante de Maturín, firma la Constitución de abril de 1857. En marzo de 1858, siendo comandante de la plaza de Barcelona, reconoce al gobierno de Julián Castro; pero el general Justo Briceño, representante del gobierno, desconfía de él, lo apresa y lo remite al castillo Libertador de Puerto Cabello. Participa en los combates de la Guerra Federal. En julio de 1868, con el triunfo de la Revolución Azul, inicia su figuración militar, al ser nombrado jefe del Estado Mayor del Ejército, debido a la renuncia del general Luis Level de Goda; dirigiendo el ataque a Puerto Cabello, defendido por el general Manuel Ezequiel Bruzual, ocupando la plaza en agosto de ese mismo año.
 


Posteriormente, el movimiento de los «azules» (fusión de conservadores y liberales) carece de unidad al estar divididos entre los partidarios de José Ruperto Monagas y los de su primo Domingo Monagas Marrero, hijo de José Gregorio Monagas. Con la muerte a los 83 años, de su padre José Tadeo Monagas (noviembre de 1868), estas contradicciones se agudizan, y asume nuevamente la jefatura del Estado Mayor del Ejército. Reunido el Congreso de 1869, se discute sobre la elección de los «designados», o vicepresidentes interinos, entre él y su primo, mientras se efectúan las elecciones presidenciales. En estas circunstancias, Domingo acepta desistir de su candidatura a favor de José Ruperto quien es entonces elegido como primer designado (febrero de 1869). 

José Ruperto Monagas resulto ganador de las elecciones presidenciales, sin embargo este no fue ratificado en su cargo por el Poder Legislativo, alegando que no se habían recibo todos los registros electorales. La gestión de José Ruperto Monagas fue muy breve e inestable primeramente por los conflictos políticos surgidos tras la muerte de su padre, José Tadeo Monagas en noviembre de 1868, lo cual fraccionó la Revolución Azul en dos bandos.

Ante el recrudecimiento de la guerra civil, José Ruperto Monagas se declara en campaña y se dirige a Maracaibo donde se hallaba sublevado el general Venancio Pulgar, presidente del estado, y deja encargado de la presidencia de la República a Guillermo Tell Villegas.


Monagas tuvo una gestión muy breve e inestable, primeramente por los conflictos políticos surgidos tras la muerte de su padre, José Tadeo Monagas en noviembre de 1868, lo cual fraccionó la Revolución Azul en dos bandos, los que lo apoyaban a él y los que seguían a su primo Domingo Monagas; en segundo lugar, por el intento separatista del Estado Zulia liderado por el General Venancio Pulgar quien fue derrotado, y el levantamiento de Antonio Guzmán Blanco a principios de 1870, quien finalmente tomó el poder, sin que José Ruperto Monagas fuese juramentado Presidente Constitucional, a pesar de haber sido electo en 1870.



En 1870, se celebran las elecciones presidenciales en medio de una creciente anarquía. José Ruperto Monagas sale favorecido por los escrutinios, pero el Poder Legislativo se abstiene de proclamarlo presidente de la República, alegando que no se habían recibido todos los registros electorales. Por otra parte, ante la invasión de Antonio Guzmán Blanco al mando de la Revolución de Abril, en febrero de 1870, Monagas sale nuevamente en campaña, esta vez sin éxito.
 

 
Como jefe del Ejército y fallido candidato presidencial, José Ruperto Monagas firma la rendición del gobierno y se retira de la vida pública; deja encargado de la presidencia de la República a Guillermo Tell Villegas.


Ante la invasión de Antonio Guzmán Blanco al mando de la Revolución de Abril, en febrero de 1870, Monagas sale nuevamente en campaña, pero sin éxito.


José Ruperto Monagas, murió en Aragua de Barcelona, estado Anzoátegui, el 12 de junio de 1880.


http://www.monografias.com/trabajos89/venezuela-presidentes-biografia/venezuela-presidentes-biografia.shtml#ixzz3OuCixr96. "José Ruperto Monagas 1869-1870". Zaiirelys Veliz.


http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Ruperto_Monagas. "Ruperto Monagas". "José Ruperto Monagas (1869-1870)".

http://www.venelogia.com/archivos/7709/. "José Ruperto Monagas (1869-1870)".


encontrarte.aporrea.org/efemerides/e1084.html. "Venezuela: José Ruperto Monagas presidente de la República". 20 de febrero del 2014

El Viriato Portugués:António de Oliveira Salazar. Por Kelder Toti.

El Viriato Portugués:António de Oliveira Salazar. 

 Por Kelder Toti. 

António de Oliveira Salazar (Vimieiro, Santa Comba Dão, Portugal, 28 de abril de 1889 - Lisboa, Portugal, 27 de julio de 1970), fue un dictador portugués.

Ejerció como Primer Ministro entre 1932 y 1968 e interinamente la Presidencia de la República en 1951. Fue la cabeza y principal figura del llamado Estado Novo, que abarcó el periodo 1926-1974, si bien el régimen no se consolidó como tal hasta 1933. Nació en Vimieiro, siendo el único hijo varón de cinco de una modesta familia de campesinos, en el año 1905 entró como seminarista en Viseu; en aquel tiempo era conocido despectivamente como "el hijo de Manholas".

 Dándose cuenta de su falta de vocación religiosa e involucrado en el agitado ambiente político que surge en Portugal a raíz del asesinato del rey Carlos I, se mudó a Coímbra para estudiar Derecho (1910). En 1914 obtuvo el título de bachiller en Derecho y en 1916 asistente de Ciencias Económicas. Asumió la regencia de la cátedra de Economía Política y Finanzas en 1917 por invitación del profesor José Alberto dos Reis, antes de doctorarse en 1918.

Durante este período en Coímbra materializa su inclinación por la política en el Centro Académico de la Democracia Cristiana, donde traba algunas amistades, como la del que será después Cardenal Patriarca de Lisboa, Manuel Gonçalves Cerejeira, con quien compartió alojamiento en la "República dos Grilos" en Coimbra ('"república"' es el nombre informal que se da a las residencias o albergues estudiantiles). Combate el anticlericalismo de la Primera República con artículos de opinión que escribe para periódicos católicos. Acompaña a Cerejeira en palestras y debates.

Estudia a Maurras, Le Play y las encíclicas sociales de León XIII y va así consolidando su pensamiento y desarrollándolo en sus artículos. Sus opiniones y contactos en el Centro Académico de la Democracia Cristiana le llevarán en 1921 a presentarse como diputado al Parlamento por la ciudad norteña de Guimarães. Tras ser elegido, y sin encontrar en ello motivación alguna, regresó a la Universidad pasados exactamente dos días, tal como había prometido a sus amigos. Se mantiene en su cátedra hasta 1926, escribiendo y dando conferencias.

Llegada al poder.

 Con la crisis económica y la agitación política de la I República (que se prolongó incluso después de la Revolución Portuguesa de 1926), la dictadura militar llama a Salazar en junio de 1926 para asumir la cartera de Ministro de Finanzas. Salazar había exigido manos libres para decidir en los asuntos de su negociado; de lo contrario, prometió dejar la cartera y volverse "en el primer tren que saliese para Coimbra". Así fue.

Pasados trece días Salazar renuncia al cargo por no habérsela satisfecho las condiciones que consideraba indispensables para su ejercicio y vuelve a su cátedra en la Universidad de Coímbra En 1928, tras la elección del presidente António Carmona y en vista del fracaso de su antecesor en conseguir un abultado préstamo externo con vistas al equilibrio de las cuentas públicas, Salazar vuelve a asumir la cartera.

De inmediato Oliveira Salazar exigió controlar los gastos e ingresos de todos los ministerios. Satisfecha la exigencia, impuso una fuerte austeridad y riguroso control de las cuentas, consiguiendo un superávit en las finanzas públicas tras el ejercicio económico de 1928-29, y esforzándose en mantener un presupuesto equilibrado, al extremo de recortar severamente los gastos del Estado. "Sé muy bien lo que quiero y a dónde voy" declaró en su toma de posesión.

 En la prensa favorable a Salazar, sería muchas veces retratado como salvador de la patria debido a que, tras muchos años de dificultades, la economía portuguesa no sufría de déficit presupuestario desde 1928. Este hecho, considerado una proeza, hizo ganar a Salazar un gran prestigio entre las corrientes de la derecha republicana, de los monárquicos y de los católicos. Posteriormente, la propaganda y la manipulación política se utilizaron para consolidar su poder, mientras Salazar amenazaba nuevamente con su renuncia en caso de que la derecha portuguesa sugiriese limitar sus poderes. Para esas fechas, la economía portuguesa había dejado atrás el déficit y los gravosos empréstitos contratados en el extranjero, y las fuerzas armadas y la élite financiera apoyaban a Salazar, temiendo sufrir nuevamente el caos financiero de la Primera República Portuguesa.

Incluso el Presidente de la República, el general Carmona, consultaba a Salazar antes de cada remodelación ministerial. Mientras la oposición democrática se desvanecía en sucesivas pugnas internas sin éxito, se procuraba dar rumbo a la Revolución Nacional impuesta por la dictadura militar surgida desde 1926. Salazar, rechazando el regreso al parlamentarismo de la República, proporciona la solución: crea la Unión Nacional, un movimiento político nacional (en la práctica un partido único) aglutinador de todos cuantos quisieran servir a la patria.

 En 1932, tras la dimisión de varios Primeros Ministros y ya con una consolidada figura en el gobierno, Salazar asume el cargo de Primer Ministro de Portugal. Ese año se lanza el proyecto para crear una nueva Constitución, y Salazar llamaría a un grupo de notorios profesores universitarios para crearla, modelando un texto fuertemente autoritario y centrado en los poderes del Primer Ministro. En 1933 luego de someter a plebiscito la Constitución, ésta se aprueba y entra en vigor, naciendo así el Estado Novo y también el Salazarismo.

 Gobierno y Estado Novo: 

El hombre de Estado más completo, el más digno de respeto que he conocido es Salazar. Lo considero una personalidad extraordinaria por su inteligencia, su sentido político, su humanidad... Su único defecto es probablemente la modestia. Francisco Franco, entrevista, 13 de enero de 1958, Le Figaro.

 Con la Constitución de 1933, Salazar instituyó y consolidó el Estado Novo, un régimen nacionalista corporativo con amplios poderes conferidos al ejecutivo en el control del Estado. La cuestión del tipo de régimen (monarquía o república) es sutilmente dejada de lado, mientras los cargos de poder eran distribuidos entre las dos corrientes. El régimen adopta una forma muy leve de fascismo basado en el de Benito Mussolini (por esto muchos ni siquiera lo consideran fascista) y afirma los valores nacionales y su defensa, sacrificando la libertad individual en beneficio de lo que se consideraba el interés superior de la Nación.  

El Estado Novo (en español, Estado Nuevo o Nuevo Estado)

Llamado también Segunda República o República Corporativa, es el nombre del régimen político autoritario y corporativista que estuvo en vigor durante 48 años en Portugal sin interrupción, aunque con alteraciones de forma y contenido, como en 1933 con la aprobación de una Constitución por referéndum nacional, hasta 1974 con la Revolución de los Claveles en abril y tras un período turbulento llevaron a Portugal a la democracia.


Es también llamado Salazarismo, aunque este último término pueda también ser aplicado al periodo en que António de Oliveira Salazar gobernó, es decir, desde su ascenso al cargo de Presidente del Consejo de Ministros en 1932, hasta su sustitución por enfermedad en 1968 por Marcelo Caetano. Fue una de las dictaduras más duraderas de Europa Occidental.

 La dictadura portuguesa (incluyendo la dictadura militar -1926 a 1933- y la Segunda República -1933 a 1974) duró 48 años. El Estado Novo (1933-1974) fue un régimen autoritario, corporativista, conservador, tradicionalista, colonialista, nacionalista y tercerposicionista, por ende antiliberal, antiparlamentario, anticomunista, instituido bajo la dirección de António de Oliveira Salazar, un conservador y tradicionalista católico muy influenciado por Charles Maurras y por las encíclicas del Papa León XIII (especialmente la Rerum Novarum) y de otros Papas.

El régimen se apoyaba en la censura, la propaganda, las organizaciones juveniles (Mocidade Portuguesa) y paramilitares (Legión Portuguesa), en el culto al Jefe y en la ideología católica. El Estado Novo presenta características de organización estatal, esencialmente el Estado corporativo, semejantes a los regímenes fascistas instituidos por Benito Mussolini en Italia, Adolf Hitler en Alemania o Hirohito en Japón, pero suele considerarse que el Estado Novo no fue un régimen fascista convencional por la falta de un movimiento fascista de masas autónomo y porque Salazar apreciaba el tradicionalismo católico y desconfiaba del carácter modernista y pagano de los fascismos. Se puede decir que es un régimen fascista con particularidades o un régimen autoritario y corporativo de inspiración integrista y fascista.  

Algunas veces, el Estado Novo es simplemente llamado República Corporativa (II República) debido a su principal característica: el corporativismo de tercera posición. Salazar daba mucha importancia a esta idea e intentó implantarla totalmente en Portugal.

 Características del Estado Novo:

Tal como otros regímenes autoritarios de la época, el Estado Novo poseía un lema para mostrar resumidamente su ideología y doctrina: "Deus, Pátria e Família", idéntico al lema franquista "Dios, Patria y Familia". El autoritarismo gubernamental. Ciertamente el régimen alegaba estar limitado por el Derecho y por la moral católica; por eso el régimen no se definía como totalitario al estilo fascista o nazi, pero sí estaba sostenido por una dictadura donde la voluntad de Oliveira Salazar era la fuente final de las decisiones gubernamentales, y donde la oposición política estaba severamente prohibida. Era contrario al liberalismo político, a pesar de la existencia de una Asamblea Nacional (con funciones legislativas) y de una Cámara Corporativa (con funciones meramente consultivas), con restringida libertad de expresión.

No obstante, la Cámara y la Asamblea sólo representaban a los sectores que apoyaban al régimen, organizados en la União Nacional, partido único fundado por Salazar en 1931 y apoyo del Estado Novo, que Caetano convertirá en Acción Nacional Popular (con excepción del corto período en que estuvo integrada en ella una ala liberal, en una fase crítica del fin del régimen). La unanimidad será la tónica de estos órganos, visto que están compuestos exclusivamente por simpatizantes del régimen y partidarios de la União Nacional.

En este régimen, el Gobierno controlaba el poder ejecutivo y legislativo (puede decretar decretos-ley que se sobreponen a las leyes aprobadas por la Asamblea Nacional), y a la vez los poderes del Gobierno están fuertemente centralizados y reforzados en las manos del Presidente del Consejo de Ministros ya que era él quien por su solo arbitrio decidía los destinos de la Nación.

El Presidente de la República tiene funciones meramente ceremoniales, y aunque formalmente podía escoger y sustituir al Presidente del Consejo de Ministros, esto fue imposible pues Oliveira Salazar cuidó que dicho cargo fuera siempre ocupado por un partidario de la União Nacional, el partido único que se mantenía invariablemente fiel al Presidente del Consejo de Ministros. Escuela salazarista, con crucifijo y retratos del Presidente y de Oliveira Salazar, enfatizando la lealtad al régimen. El culto al líder, primero Oliveira Salazar, y después, sin gran éxito, Marcelo Caetano. Durante el Estado Novo Oliveira Salazar era representado como un jefe paternal, de maneras tranquilas, austero y eremita, "casado con la Nación".

En tanto Salazar no era militar sino un político académico, podía mostrarse sin las poses fastuosas y militaristas de sus congéneres Francisco Franco, Benito Mussolini o Adolf Hitler; aunque Salazar no promovía un culto de la personalidad en torno a sí, permitía que sus subordinados lo mencionasen como el "Ungido de Dios", "Salvador de la Patria" o "Redentor de la Nación". Una ideología con un fuerte componente católico, asociándose el régimen a la Iglesia Católica a través del Concordato de 1940 (revisado en 1975 y finalmente sustituido por el Concordato de 2004); este concordato concede vastos privilegios a la Iglesia a cambio de su férreo apoyo político, parecido al tradicionalismo de la España franquista. Un servicio de censura previa de las publicaciones periodísticas, emisiones de radio y televisión, nacionales y extranjeras, prohibiendo toda crítica a la doctrina e ideología del Estado Novo y defendiendo "la moral y las buenas costumbres". 


El régimen se apoyaba en la propaganda política (fundando el Secretariado de Propaganda Nacional, el SPN) para difundir las "buenas costumbres", la doctrina y la ideología defendida por el Estado Novo. Se apoya también en las organizaciones juveniles (la Mocidade Portuguesa fue la más famosa) para imponer entre los jóvenes la ideología defendida por el régimen: obedecer y respetar al «Jefe», insistiendo en la lealtad absoluta al Estado Novo. Una policía política represiva (conocida como PIDE), omnipresente y detentora de gran poder, que reprime de acuerdo con criterios de selectividad, nunca responsabilizándose por crímenes de masas, al contrario de sus congéneres italiana y especialmente alemana. 

Aunque no recurre a los ataques masivos ni a los asesinatos colectivos, la PIDE siembra el terror, el miedo y el silencio en la sociedad, en tanto los opositores eran interrogados, torturados y llevados a prisiones lejos de las grandes ciudades (Prisiones de Peniche y de Caxias) y eventualmente a campos de concentración (Tarrafal) destinados a trabajos forzados. Además de la PIDE, el régimen cuenta con organizaciones paramilitares (Legión Portuguesa) para proteger al régimen de las ideologías opositoras, principalmente el comunismo. Un discurso y una política anticomunistas, tanto en el orden interno como en el externo, que llevan al régimen a combatir el comunismo y a aliarse con los Estados Unidos durante la Guerra Fría, ingresando en la OTAN, en 1949. 

El sistema educativo estaba controlado (una educación nacionalista e ideológica) y centrado en la exaltación de los valores nacionales (el pasado histórico, el gran Imperio Colonial Portugués, la religión, la tradición, las costumbres, etc.), en la enseñanza y difusión de la ideología estatal a los jóvenes; el régimen desconfiaba especialmente de las personas con corrientes políticas diferentes pero dotadas además de un nivel educativo alto. Un proyecto nacionalista y colonial que pretende mantener a la sombra de la bandera portuguesa vastos territorios dispersos por varios continentes, "del Miño a Timor", pero rechazando la idea de la conquista de nuevos territorios (al contrario del expansionismo nazi o italiano). Más bien el colonialismo portugués es víctima de la política de conquista ajena (como el caso de Timor invadido por Indonesia) o de los movimientos independentistas en África y en el cual radica el mantenimiento de una larga guerra colonial iniciada en 1961, una de las causas del desgaste y caída del régimen. 

El régimen era extremamente cauteloso en las relaciones diplomáticas, principalmente durante las décadas del '30 y '40, lo que lleva a Salazar, por un lado, a firmar un pacto con la vecina España franquista y, por otro, a bascular entre el Eje (compuesto por dictaduras) y los Aliados (compuestos por democracias y por la Unión Soviética) durante la Segunda Guerra Mundial. Una economía capitalista controlada y regulada por carteles, detentores de grandes privilegios, constituidos y supervisados por el Gobierno, receloso de la innovación y el desarrollo, que solo admitirá la apertura de la economía y la entrada regulada de capitales extranjeros en una fase tardía de la historia del régimen, en la década de los 50, desarrollando las infraestructuras (se construirán autopistas, vías férreas, puentes, escuelas...) y la economía portuguesa (principalmente la industria química y metalomécanica, el turismo, los transportes y el sector energético). 

Es también en este período en que Portugal entró en la EFTA (1959), una organización comercial europea que fue gradualmente sustituida por la Comunidad Económica Europea), y en la ONU (1955). El régimen era muy conservador, intentando controlar la modernización y evitar la globalización, porque Salazar temía que estos dos fenómenos destruirían los valores religiosos, culturales y rurales de la nación; la censura también impedía la discusión de temas como el feminismo, la educación sexual y la importación de costumbres del resto del mundo. 


Una fuerte tutela sobre el movimiento sindical, prohibiendo en la práctica todos los sindicatos y buscando organizar a los operarios y patrones de cada profesión en corporaciones, organizaciones controladas por el Estado que pretenden conciliar armoniosamente los intereses de los trabajadores y la patronal. Una meta de ello era prevenir así la lucha de clases y la agitación social. Mayores problemas enfrentados por el Estado Novo: Reorganización general de Portugal, particularmente la reconstrucción financiera y el mantenimiento de la estabilidad nacional, a nivel político, económico-financiero, social y cultural.

 Los problemas generados por la Guerra Civil Española, ocurrida de 1936 a 1939. Los problemas consecuentes de la Segunda Guerra Mundial, que tuvo lugar de 1939 a 1945. Los problemas causados por la expansión de los regímenes democráticos pluralistas, después de la Segunda Guerra Mundial. Los problemas relativos al Ultramar Português (Imperio portugués), intensificados en la década de los 50 y, sobre todo, en la de los 60, lo que llevó a la eclosión de la Guerra Colonial Portuguesa, en 1961. Formas de resolver estos problemas efectuadas por el Estado Novo: Salazar efectuó muchas reformas económico-financieras, como la disminución substancial de la deuda externa, consiguiendo así equilibrar las finanzas (en aquel tiempo, era casi un "milagro") y aumentando el valor del escudo (moneda nacional portuguesa). 

Intenta regular los precios de los productos y los salarios, para evitar la inflación (intenta dar bajos salarios a los trabajadores, pero simultáneamente, baja los precios de los productos, para que los trabajadores puedan llevar una vida sin grandes dificuldades; por eso, la "vida" en Portugal era barata). En la década de los 50, comezó a abrir la economía al extranjero y permitió la entrada regulada de capitales extranjeros, desarrollando mucho[cita requerida] la economía y las infraestructuras. Salazar era un buen político y financiero y muchas infraestructuras de Portugal (como el Puente 25 de Abril) fueron construidas por mandato suyo.

 Pero, comparado con otros países, el crecimiento económico de Portugal continuó siendo insuficiente. A finales de los 60, Portugal era uno de los países con una renta per capita entre las más bajas de Europa. Había desequilibrios regionales muy marcados en Portugal, entre las ciudades (principalmente las que se encontraban junto al litoral como Lisboa y Porto) que progresaban y se beneficiaban del crecimiento económico, y las zonas rurales que continuaban sin desarrollarse (muchos campesinos portugueses practicaban sólo la agricultura de subsistencia).

Por eso, casi 2 millones de personas, en su gran mayoría de las zonas rurales, emigraron masivamente a las ciudades que estaban creciendo, o se dirigieron al extranjero en busca de un mejor nivel de vida, especialmente hacia Francia. Salazar trajo estabilidad y orden a Portugal, efectuando la corporativización de Portugal, la prohibición de todos los partidos políticos (a excepción de la União Nacional), la represión y persecución de los "desestabilizadores" de la Nación (opositores), control de la educación, formación de organizaciones juveniles y paramilitares a favor del Estado, prohibición de huelgas, la censura, manteniendo la neutralidad portuguesa en varios conflictos y reparando las relaciones entre Portugal y la Iglesia Católica con el Concordato de 1940.

 Pero, en la década de los 60, el país comenzó a sentir alguna inestabilidad por causa de los oposición democrática que iría aumentando por el anhelo de libertad y, principalmente, el fin de la Guerra Colonial Portuguesa (1961-1974). Esta situación inestable se agravó en los 70, con la insistencia del régimen en la continuación de la guerra pese a sus fuertes costos en vidas y dinero y con la "renovación en continuidad" de Marcelo Caetano, quien asumió el poder a la muerte de Salazar pero sin ejecutar cambio alguno en el régimen.  

En la Guerra Civil Española, la posición y acción (sobre todo diplomática), a nivel regional e internacional, de Salazar sobre el conflicto español contribuirían significativamente para que Franco venciese en España. En relación a la Segunda Guerra Mundial, la actitud y la actuación de Salazar se pueden sintetizar en tres aspectos: - Preservar a los portugueses de los efectos más dolorosos de la guerra.

 Por eso Salazar intentó y consiguió mantener la neutralidad portuguesa en la Segunda Guerra Mundial. Debido al desequilibrio de los sistemas de producción de la mayoría de los países europeos, la producción nacional aumentó para abastecer al país, privado de importaciones, y para la venta de productos alimentarios, téxtiles, metales (sobre todo wolframio) a los países europeos en guerra (sean del Eje o de los Aliados), acumulando muchas divisas y desarrollando de cierta forma la economía portuguesa. -

La contribución muy significativa para el mantenimiento de la neutralidad española (con el consiguiente beneficio para la causa aliada); el alineamiento español con la Alemania de Hitler hubiera tenido proyecciones negativas de dimensiones imprevisibles en el decurso y resultado de la guerra, y también afectaría a la seguridad, y posiblemente a la independencia de Portugal. -

El apoyo oportuno dado a la causa aliada, con la concesión de facilidades para establecer bases aéreas en las Azores a las fuerzas armadas aliadas, sin afectar a la soberanía nacional, constituyó un acto de gran relevancia y contribuyó a la supervivencia del Estado Novo en la posguerra, evitando la posterior hostilidad de los vencedores. Con la victoria de los Aliados, en 1945, tuvo lugar una expansión de los regímenes democráticos pluralistas. De tal modo, surgieron presiones intensas sobre Portugal para que el Estado Novo diese lugar a una democracia pluralista. Pero el establecimiento de una democracia tendría como consecuencia inmediata la pérdida de su imperio colonial, habida cuenta que mantener éste era un fuerte costo para la pequeña economía portuguesa (sin que aún las masas de Portugal se beneficiaran visiblemente de los recursos del imperio).

Salazar tuvo que luchar arduamente, a nivel externo, contra estas presiones, intentando hacer aceptar internacionalmente la continuación del Estado Novo que se saldó con el ingreso de Portugal en la OTAN, en 1949, donde permaneció a la par precisamente de las democracias occidentales vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, y con su ingreso en la EFTA, en 1959, al lado de la democráticas Inglaterra y Suecia. Fue el reconocimiento, por la comunidad internacional, del régimen portugués y fue un gran triunfo del Estado Novo.

 Los problemas coloniales fueron una de las grandes preocupaciones de Salazar que intentó resolverlos. En 1930, se promulgó el Acta Colonial, pero en la década de los 50 y 60, aparecerán nuevos problemas y necesidades por eso Salazar y sus gobiernos empezarán a evolucionar el Concepto Ultramarino Portugués y terminaran por definir una Solución Portuguesa y una Política Ultramarina Portuguesa, considerada correcta, realista y moderna por el régimen, para resolver tales problemas y mantener unificado el imperio colonial.

Pero, debido a los errores efectuados por Salazar (ya muy anciano en la década de 1960) en sostener que las colonias eran provincias portuguesas de iure (contrariamente a lo mostrado en la realidad) y al nuevo panorama internacional (la condena del colonialismo y la pronta descolonización en masa de muchas colonias, estimulada activamente por la ONU así como por EE. UU. y la URSS), los pueblos de las provincias ultramarinas portuguesas empezarán también a buscar su autodeterminación y esto originó la Guerra Colonial Portuguesa (1961-1974). Esta larga guerra causó muchas muertes, perjudicó la economía de Portugal y el país comenzó a sentir muchas dificultades económico-financieras, como no se vivían desde hacía mucho tiempo.

La presión internacional (por parte de la ONU y de EE. UU., que condenaban el colonialismo), llevó a Portugal a aislarse cada vez más desde un punto de vista diplomático, hasta quedarse "orgullosamente solos" como decía la propaganda del régimen.

Los problemas de Ultramar implicaban también una pesada carga financiera que la economía portuguesa no podía soportar eficazmente, y el escaso desarrollo económico de las colonias africanas causó que la emigración de portugueses acudiera preferentemente a naciones que ofrecieran un entorno más favorable (sobre todo Francia o Canadá, pero también Brasil y Venezuela), siendo que el establecimiento de colonos portugueses en las colonias (quienes debían ejecutar la asimilación prevista en la Solución Portuguesa) siempre fue mucho menor al flujo migratorio dirigido al extranjero y sólo generó dispersas minorías étnicas en los territorios de África, tornando impracticable el nuevo proyecto colonial del Estado Novo.

Los problemas del imperio colonial fueron muy mal resueltos, lo que aumentó la oposición al régimen entre la población civil, e inclusive se extendió el descontento hasta las filas de las Fuerzas Armadas, lo cual generó su posterior caída en 1974 (mediante la Revolución de los Claveles).


 Otros desórdenes (internos) sufridos en el Estado Novo: Por las tentativas golpistas de fuerzas de carácter abiertamente fascista, (Nacionales-Sindicalistas) liderados por Francisco Rolão Preto, y también por las fuerzas anarquistas, que intentarán asesinar a Salazar en 1938. Por las conspiraciones golpistas de los republicanos, repetidamente frustradas. Por la acción de las fuerzas políticas opositoras, principalmente el PCP (Partido Comunista Portugués) y los democráticos, que periódicamente presentaban candidato a las elecciones presidenciales manipuladas secretamente (escandalosamente en 1958, con el general Humberto Delgado como candidato alternativo).

Por las tentativas golpistas de militares democráticos (Golpe de Botelho Moniz, en 1961). Por la acción de los jóvenes, principalmente universitarios, a partir de la década de los 60, que querían la democracia, el fin de la guerra colonial y la libertad (una de las más célebres acciones fue la "Crisis Académica de 1962"); Por la fuerte emigración portuguesa a otros países europeos


Por los actos terroristas causados por milicias opuestas al régimen, como la Acção Revolucionária Armada (ARA) y las Brigadas Revolucionárias (BR) (una de las más célebres acciones fue la captura del barco "Santa Maria" (1961), el asalto de bancos y el ataque a bases militares). El Estado Novo acabará cayendo por la acción de una conspiración militar dirigida por el Movimento das Forças Armadas, el 25 de abril de 1974. La guerra civil española: Salazar defendía la estabilidad de la vida nacional y temía que la turbulenta situación de España pudiese afectar a Portugal. Intensificó la censura y la acción de la policía política PIDE,

Policía Internacional y de Defensa del Estado. 

Portugal proporcionó al bando sublevado un importante apoyo logístico, permitiendo, por ejemplo, la comunicación entre los ejércitos sublevados del norte y del sur cuando aún no podían establecer contacto por tierra, concediendo libre tránsito a suministros militares destinados al bando nacional, repatriando a refugiados republicanos, y aportando una modesta cantidad de combatientes (los "Viriatos") y armamento para los franquistas.


 Tras la llegada del general Francisco Franco al poder, Salazar se ocupó de mantener buenas relaciones diplomáticas con la España franquista, si bien durante la Segunda Guerra Mundial temió por unos meses que Franco, con el apoyo del Tercer Reich, intentara invadir Portugal y anexionarlo a España. A partir de 1945, las relaciones hispano-portuguesas se mantuvieron en un buen nivel, aunque marcadas por la mutua desconfianza personal existente entre los mandatarios de ambos países.


A despecho de lo que muchos creen, y de lo que los dos gobernantes declararon a la prensa en innumerables ocasiones, Franco y Salazar no se tenían ninguna simpatía. Franco consideraba al portugués taimado y poco claro; Salazar despreciaba en Franco al espadón sin cultura. A título de curiosidad, las entrevistas entre ambos se celebraban en portugués; Franco se defendía con el gallego lo suficiente como para conversar con su homólogo lusitano. Salazar y la Monarquía: Salazar alimentó él mismo el mito de su "ideal monarquista" al inicio de su gobierno con el fin de obtener el apoyo del sector integrista portugués para el Estado Novo.


Pero esto no pasó de ser un juego político del mismo Salazar. Su antimonarquismo ya se había demostrado durante su militancia en el Centro católico, cuando en un congreso en 1922 llamó al centro a aceptar la república sin pensamientos reservados, es decir, aceptar la nueva forma del estado y renunciar a una restauración monárquica. Esto provocó la marcha de varios católicos monárquicos del centro. Tras la derrota de la monarquía del norte un centenar de oficiales fueron expulsados del ejército portugués, pero el gobierno de António Maria da Silva propuso su restitución.


Esto se paralizaría con el golpe de estado que dio origen a la Ditadura Nacional. Salazar diría en un discurso en 1928 que el debate acerca de la forma del estado (monarquía o república) era la última de las prioridades del país. En 1930 el teniente coronel Adriano Strecht de Vasconcelos entrega al presidente de la república Óscar Carmona un documento titulado A Situação Jurídica dos militares afastados do serviço do Exército em 1919 (en español La situación jurídica de los militares apartados del servicio militar en 1919) donde pedía justicia para los afectados. Salazar lo rechazó, impidiendo la restitución de los ex oficiales monárquicos en el ejército.


 Tras la muerte de Manuel II en 1932, Salazar empezó la destrucción total del mito de la monarquía, cuando su gobierno se adueña de las antiguas propiedades de la dinastía de Braganza creando la Fundação da Casa de Bragança (Fundación Casa de Braganza). Veinte años después, en 1951 Salazar dio un discurso en el congreso de la Unión Nacional, en el que dejaba en claro su desprecio por la monarquía, destruyendo las esperanzas sobre una posibilidad de restauración. El concordato: La cuestión de la indemnización de la Iglesia Católica por la nacionalización de sus bienes durante la I República es descartada por Salazar. A pesar de su acción en el Centro Católico y de ser él mismo profundamente católico, la separación de poderes entre el Estado y la Iglesia es un propósito firme del salazarismo.


La definición de las relaciones entre el Estado portugués y la Iglesia Católica se oficializaría en 1940 por medio de un concordato. La separación Iglesia-Estado supuso el distanciamiento de quien había sido su amigo, el cardenal Cerejeira, al ocupar éste la sede episcopal lisboeta. Salazar asume la cartera de Asuntos Exteriores desde la Guerra Civil Española, donde no oculta su simpatía hacia el bando nacional.

Con la II Guerra Mundial el propósito del gobierno de Salazar es mantener la neutralidad. Próximo ideológicamente al Eje, el régimen portugués se escuda en eso y también en la alianza con Gran Bretaña para mantener una política de neutralidad, en un esfuerzo de evitar pleitos contra cualquiera de los dos bandos beligerantes.  

Primeramente, una intensa actividad diplomática hacia Franco intenta evitar que España se alíe a Alemania e Italia, en el previsible caso de que los países del Eje con España verían la ocupación de Portugal como medio de controlar el Atlántico y cerrar el Mediterráneo, lo que desviaría el centro de gravedad de la guerra hacia la Península Ibérica. Con España se celebra el Pacto Ibérico (1942) logrando ambos países quedar fuera de la guerra. Salazar no toleró desvíos de los diplomáticos portugueses que arriesgaran su política externa.


Cuando el cónsul portugués en Burdeos, Aristides de Sousa Mendes concedió una gran cantidad de visados a refugiados (incluyendo algunos judíos) que trataban de escapar de los nazis, ignorando las instrucciones del Ministerio de Asuntos Exteriores, Salazar fue implacable y lo destituyó. Otorgar solamente visados de transito y en que los demás casos los cónsules y diplomáticos deberían pedir una autorización previa al Ministerio de Asuntos Exteriores. Salazar fue y sigue siendo injustamente acusado de haber expulsado ignominiosamente a Aristides de Sousa Mendes del servicio público y haberlo privado de sus libertades civiles, quedando reducido a una notoria pobreza, siendo asistido de caridad por la comunidad judía de Lisboa, hasta su fallecimiento en 1954. Pero en realidad Aristides de Sousa Mendes no fue expulsado y siguió recibiendo su sueldo de Cónsul, durante 14 años, hasta el día de su fallecimiento.

 El papel de las Azores: 


 En 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, los Aliados intentan utilizar las Azores como base de apoyo para sus fuerzas aéreas. El gobierno de Portugal, sin medios para oponerse a esta exigencia, cedió a la presión aliada. Salazar negoció como contrapartida el suministro de armamento, temiendo un posible ataque de una Alemania debilitada pero aún fuerte, usando el territorio de España como vía de tránsito. Salazar pidió también la garantía de que la provincia ultramarina portuguesa de Timor Oriental (invadida y ocupada por tropas japonesas en marzo de 1942) sería restituida a su metrópoli una vez acabada la contienda mundial.

 Aunque Portugal había declarado su neutralidad desde 1939 y mantenía embajadas en los países del Eje y de los aliados, Salazar trató de mantener una posición de simpatía con la Italia Fascista y el Tercer Reich pero reconociendo a la vez que la situación geográfica de Portugal hacía a su país más proclive a sufrir un ataque de británicos o estadounidenses.

Con los canales diplomáticos y comerciales abiertos con ambos bandos beligerantes, la balanza comercial portuguesa mantuvo saldo positivo durante buena parte del conflicto. Las sedes diplomáticas de Gran Bretaña y Estados Unidos coexistían en Lisboa con las de la Italia Fascista y la Alemania nazi, pero Salazar dio instrucciones para que los agentes diplomáticos de esos países ejecutasen sus funciones (que incluían el espionaje) sin interferencia del gobierno lusitano, bajo la condición que los agentes extranjeros no se implicaran en cuestiones políticas de Portugal.

Esto no impidió que el 2 de mayo de 1945 Salazar enviase a Alemania un mensaje oficial de condolencias por la muerte de Adolf Hitler, siendo uno de los dos únicos telegramas de pésame que un gobierno extranjero remitió por ese hecho (el otro vino de Irlanda, gobernada por Éamon de Valera).


 La posguerra:

 Los servicios prestados por Portugal a la causa aliada en la Segunda Guerra Mundial permitieron que el régimen intentase forzar un acercamiento hacia Gran Bretaña y los Estados Unidos, considerando que Portugal, pese a sus simpatías profascistas, jamás había apoyado activamente el esfuerzo de guerra del Eje y no había por tanto razones para marginarlo de la misma manera que la España franquista (que también se mantuvo neutral pero que se había ganado la condena de los vencedores tras patrocinar el envío de la División Azul contra la URSS). António Salazar (al centro) visita la maqueta del puente Santa María de Coímbra, década de 1950 Oliveira Salazar trató de explotar al máximo su otorgamiento de las bases aéreas en las islas Azores, apoyado por el hecho que su Estado Novo no había tenido líderes políticos abiertamente pronazis durante la guerra (a diferencia de la Falange española).


Tras 1948 los esfuerzos de Oliveira Salazar lograron mayor ímpetu cuando las crisis entre los EE. UU. y la URSS (como el Bloqueo de Berlín) dieron nacimiento a la Guerra Fría, donde Salazar podía mostrar el ferviente anticomunismo de su régimen como credencial para ganar el apoyo político de los Estados Unidos. De hecho, Salazar combinó su anticomunismo con su apoyo a los Aliados en 1943 para lograr que Portugal fuese invitada a unirse a la OTAN en 1949, pese a ser el único miembro de esta alianza que jamás había roto relaciones con la Alemania nazi.

 El anticomunismo de Salazar sirvió para sostener la economía portuguesa en función a los mercados de Estados Unidos y Europa Occidental, aunque la escasez de materias primas valiosas en Portugal, así como la poca extensión y población del territorio, impidieron que los capitales extranjeros iniciaran una efectiva industrialización del país. Peor aún, durante la década de 1950 Salazar mostró una fe inquebrantable en sostener la autarquía económica de Portugal hasta donde fuese posible, lo cual mantuvo al país como un exportador neto de materias primas de bajo precio (alcornoques, pesca o productos frutales).

 Ante la depresión económica de Portugal, en contraste con el crecimiento económico de Europa Occidental, una enorme cantidad de portugueses emigraron desde inicios de la década de 1960, predominantemente hacia Francia o Bélgica en busca de mejores condiciones de vida, trabajando como obreros. Otros menos migraron hacia Brasil.

El temor al reclutamiento masivo de tropas para la guerra colonial en África aumentó el volumen de la emigración portuguesa, al punto que hacia 1974 casi 500 000 emigrantes lusos vivían en los barrios obreros de Francia. Guerra colonial en ultramar: Defensor de una política colonialista que veía a Portugal aún como un imperio ultramarino, Salazar apostó por la guerra colonial cuando los movimientos independentistas de Guinea, Angola, y Mozambique pretendieron escindirse de Portugal.

Esta política fue rechazada por la mayoría de los países del mundo, máxime en un contexto de independencia colonial donde otras naciones europeas como Gran Bretaña o Francia, e incluso otras dictaduras ideológicamente cercanas a Portugal como la España franquista, ya habían aceptado la imposibilidad práctica de sostener remotos imperios coloniales. Además, la posición de Salazar para mantener a toda costa el imperio colonial portugués carecía de apoyos en la OTAN (de la cual formaba parte Portugal) y era frontalmente rechazada por los Estados Unidos (aliado económico del régimen).

Salazar, en su nacionalismo exacerbado, consideraba que la posesión de extensas colonias era la única opción para que Portugal pudiera jugar un importante papel en la escena internacional y asegurarse la prosperidad económica así como afianzar su identidad patria, consciente que la metrópoli tenía poca extensión, poca población, y escasos recursos naturales de gran valor, lo cual la condenaría a ser "nación de segunda fila en el concierto europeo" si perdía sus colonias.

 Ante el visible rechazo al tardío imperialismo de Portugal, Salazar se vio obligado a estimular una política de aislacionismo internacional respecto a la descolonización bajo el lema "orgullosamente solos" (orgulhosamente sós, en portugués). Salazar rechazó incluso la incorporación de Goa dentro de la India, y después que el gobierno indio tomara militarmente Goa en diciembre de 1961 el régimen de Lisboa insistió en considerar a Goa provincia ultramarina nombrando "gobernadores" o emitiendo sellos postales para dicho territorio. La oposición al régimen: El autoritarismo de Salazar le llevó a tomar una posición contraria al sindicalismo libre.

Esta postura, que debilitaba las demandas del movimiento obrero, fue contestada por una parte de la población, que se rebeló. Las fuerzas de seguridad reprimieron duramente dichas protestas públicas, siendo habitual que la Guardia Nacional Republicana (GNR) causara muchos heridos y muertos. Una de aquellas víctimas sería la joven Catarina Eufémia, que se convertiría en la personificación de la resistencia antisalazarista. Mientras tanto, los movimientos comunistas y socialistas, aunque proscritos, siguieron en su resistencia al régimen de Salazar.

 Los enormes gastos de la guerra colonial en la década de 1960 incluso causaron la pérdida del apoyo de militantes de derecha, que lamentaban el atraso económico de Portugal en comparación a los países de Europa Occidental (e incluso respecto a España) mientras los gastos fiscales laboriosamente ganados eran gastados mayoritariamente en una guerra colonial.

 Para acallar las voces de oposición, el régimen de Oliveira Salazar recurrió a la PIDE o "Policía internacional e de defesa do Estado" para la represión política, al mismo tiempo que lograba infiltrar a la PIDE en casi todos los sectores y grupos de la sociedad portuguesa, desde las fuerzas armadas hasta los sindicatos, pasando por la Iglesia Católica local y la militancia del Partido Comunista Portugués. Obras: Con un gobierno transformado en el régimen más longevo de Europa Occidental,

Salazar dejó varias obras públicas tales como el Puente Salazar (ahora Puente 25 de abril), el Mirador-Monumento a Cristo-Rei, que demuestra su alianza con el catolicismo conservador de Portugal, el Estadio Nacional de Portugal, el Aeropuerto de Lisboa, el Instituto Nacional de Estadística de Portugal, autopistas y otras.

Sin embargo, su obstinación en mantener las colonias aisló a Portugal y retrasó su crecimiento durante décadas debido al alto costo económico y social que significaba para una economía débil y precaria como la de Portugal el sostener la guerra colonial tanto en África como en Asia y sus respectivos gobiernos coloniales. Retirada del poder: El principio del fin de Salazar comenzó el 3 de agosto de 1968, cuando tenía ya 79 años.

Durante sus vacaciones en el Forte de Santo António, en Estoril. Salazar se preparaba para ser tratado por su pedicuro cuando se dejó caer en una silla de lona. La silla cedió y Salazar cayó violentamente, llevando un fuerte golpe en la cabeza. Otras fuentes indican que el golpe lo recibió en su bañera. Lo cierto es que el accidente quedó oculto por orden del propio Salazar, quien tras levantarse, se negó a recibir atención médica, exigiendo secreto a los presentes.

El Primer Ministro regresa a Lisboa. Quince días después, Salazar admite estar enfermo y el 6 de septiembre es trasladado de urgencia en un coche desde su residencia en São Bento, Lisboa, al Hospital de São José, donde se le opera de urgencia. El 27 de septiembre, el presidente Américo Tomás llama al profesor Marcelo Caetano para que sustituya al profesor Salazar, incapacitado para las tareas de gobierno. Nadie, sin embargo, se atrevió a notificárselo a Salazar. De hecho, hasta su fallecimiento en 1970 quienes trataban diariamente con él le hacían creer que todavía gobernaba el país, incluso después de haber asumido el gobierno el profesor Caetano.

 Vida personal:

 Del doctor Salazar, soltero, se dice que mantuvo varias relaciones amorosas con mujeres mucho más jóvenes que él. A lo largo de su vida fue atendido por Dª Maria de Jesús, su ama de llaves. Morigerado de costumbres, rayano a veces en la sordidez, usaba unas fuertes botas que le acarrearon ese apodo entre el pueblo. Hombre frío y distante, casi no mantuvo tratos con sus hermanas, únicas familiares directas que vivían cuando accedió al poder, y solo manifestaba cordialidad con algunos íntimos, como su ahijada.

Hay algunas escasas imágenes en las que se le ve sonriente en su compañía. Solo aceptaba regalos en forma de flores o libros. No hay un gran anecdotario personal en torno a su figura; ni siquiera compartía la afición de sus compatriotas por el fado o el fútbol (el fado lo calificaba de deprimente e inmoral) lo que no le impidió fomentar ambos espectáculos, hasta el punto de que su régimen era llamado "el de las tres F: fado, fútbol y Fátima". Se le dio sepultura en la parroquia de Vimieiro, en Santa Comba Dão, en una modesta tumba donde descansa con sus padres.

 Algunas cuestiones relacionadas con Salazar: Por un Decreto de 1937, obligó a usar el llamado teclado nacional o teclado HCESAR en las máquinas de escribir que se vendieran en la nación. Este teclado, llamado así por la secuencia de sus letras de la primera fila, suplió al AZERTY francés por permitir una redacción dactilográfica más rápida en textos portugueses. Así, las máquinas de escribir HCESAR eran obligatorias en las dependencias públicas y entre 1938 y 1974 eran las más habituales en los comercios portugueses. Desde 1974, las máquinas HCESAR se han convertido en curiosas piezas de coleccionista.


http://es.wikipedia.org/wiki/Ant%C3%B3nio_de_Oliveira_Salazar. "Oliveira Salazar". http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_Nuevo_% 28Portugal%29. "Estado Novo".