El Gas de
Esquisto y su efecto sobre Venezuela.
Por Kelder Toti
El gas de esquisto también conocido como gas de lutita o gas pizarra es
petróleo en estado gaseoso que se encuentra en las formaciones rocosas
sedimentarias de grano muy fino, que puede ser utilizado en la industria del
gas y química. Este tipo de gas natural se extrae de zonas profundas en
terrenos donde abunda el esquisto, rocas de lutitas o argilitas ricas en materia orgánica. El interior
rocoso del esquisto presenta baja permeabilidad, lo que impide su ascenso a la superficie
Por ende, para la extracción comercial de dicho gas, es necesario fracturar la roca hidráulicamente.
El balance de la extracción del gas de esquisto está llamado a un debate
ecológico y medioambiental, pues a esta industria se le acusa de destruir
fuentes de agua dulces tanto exteriores como subterráneas. También
se le critica por aumentar la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente de CO2. Geológicamente, a la
extracción de este tipo de gas, se le acusa de ser responsable de al menos dos
temblores de tierra en Reino Unido y otro en Tessauro.
El gas de esquisto es un combustible capaz de abastecer la demanda
energética de Estados Unidos durante 45 años aproximadamente, según algunas
fuentes, es el protagonista de una verdadera revolución energética. Un nuevo
tipo de gas natural, que se presenta hoy como la clave para disminuir su
dependencia y ayudar a la transición hacia fuentes más verdes, una de las metas
de la Casa Blanca.
Los yacimientos fueron descubiertos varios años atrás, pero sólo en 2008
se logró crear un sistema de extracción que fuera viable y rentable. Gracias a
la abundancia del gas de esquisto y a los rápidos resultados hoy se ven los
primeros frutos, como la reducción del precio del gas a un tercio dentro del
país. "Ha cambiado el panorama energético de EE.UU. en forma
significativa", sentencia Tom Kenworthy, del Center for American Progress,
quien destaca que hasta ahora casi la mitad de la producción de energía se
basaba en el carbón, el que ahora va en retirada, que será la gran víctima del
gas de esquito.
El yacimiento más grande está localizado en el estado de Louisiana, y
otros campos han sido hallados en Texas, Arkansas y Pensilvania, lo que ha
aumentado las estimaciones de reservas energéticas a niveles impensados hace
sólo cinco años. Sin duda, este potencial es "una gran oportunidad
económica para EE.UU.", tanto en términos de explotación y autoabastecimiento,
como de generación de empleo, dice a "El Mercurio" Lauren Stuart, del
Center for Energy Studies of Louisiana State University.
En los últimos diez años, EEUU se ha convertido en líder de producción
de gas de esquisto. Gracias a técnicas innovadoras de extracción introducidas
por el empresario tejano George P. Mitchell, el gas natural atrapado en
formaciones de esquisto, cuya obtención antes era demasiado complicada y muy
cara, hoy proporciona una oferta cada vez mayor de energía al país. La
perforación se hace de forma horizontal en el subsuelo hasta alcanzar las
formaciones de esquisto.
A continuación, los túneles excavados por la
perforación se inundan de agua, arena y productos químicos que rompen la roca y
hacen que el gas salga, un proceso conocido como fracturación hidráulica
[fracking]. Con ello, las empresas americanas han desencadenado una revolución
en el segmento de gas de esquisto. La producción americana de ese gas pasó de
ser prácticamente nula, en 2000, hasta representar ¼ del gas natural de EEUU y
debería llegar a la mitad del total de gas natural en el país en 2030, según
datos del Instituto de Políticas Públicas James A. Baker de la Universidad Rice
en Houston, en Tejas.
En la actualidad, en Estados Unidos cuesta 300 dólares fabricar una
tonelada de etileno (unos 228 euros), un descenso importante de precio respecto
a los 1.000 dólares (760 euros) que costaba fabricarla hace unos pocos años.
Según las estimaciones llevada a cabo por Pricewaterhouse Coopers, en la
actualidad cuesta 1.717 dólares (unos 1.300 euros) fabricar esa misma tonelada
en Asia, donde las plantas dependen del petróleo y sus elevados precios en vez
de del gas natural, y cuesta 455 dólares (unos 345 euros) fabricar una tonelada
de etileno en Arabia Saudí, usando una combinación de etano y butano. También
se están construyendo plantas de etileno en Qatar, que al igual que Estados
Unidos cuenta con gas natural muy barato.
No existe propiamente un «debate» sobre si el gas de
esquisto constituye un milagro de la tecnología de Estados Unidos, y sus
posibles efectos sobre Venezuela o si se trata de una vulgar «burbuja»
especulativa inflada por los corredores de bolsa, opinión que defiende el
centro de pensamiento estratégico europeo, con sede en Bruselas, DeDefensa.org,
la realidad será equidistantes entre ambas posturas, según los análisis que
expondré.
El gas de esquisto tiene también fuertes detractores, que insisten en
que se trata de un recurso agotable, que refuerza la presencia de los
combustibles fósiles en momentos en que se intenta hacer la transición a las
energías renovables. Pero lo cierto es que el gas de esquisto es precisamente
el factor que podría impulsar esa transición, con la que Obama se ha
comprometido.
Según el analista de políticas energéticas Richard Caperton, este gas
puede ser "complementario a los recursos renovables", e incluso
actuar como "reserva", ya que energías "como la eólica o solar
sólo proporcionan potencia en determinados momentos, por lo que se necesita
otra fuente de energía para proporcionar electricidad cuando no están en
funcionamiento", señaló a este diario. Así, el esquisto se presenta como
una alternativa fácil y de bajo impacto ambiental, ya que en comparación con
otras fuentes como el carbón, produce un bajo nivel de CO2 y permite reducir el
efecto invernadero.
Pero a pesar de todas las virtudes del gas de esquisto, los productores
americanos están descubriendo ahora que no todo son buenas noticias. El
extraordinario aumento de la producción, junto con la desaceleración de la
economía, ha hundido los precios del gas natural de cerca de US$ 7 a US$ 8 por
millón de pies cúbicos a menos de US$ 3 hoy en día. Con el petróleo a US$ 100
el barril, las actividades de perforación de gas se están estancando, mientras
que las plataformas en los campos de petróleo están aumentando. En 2010, por
primera vez en 16 años, el número de plataformas de petróleo superó el número
de plataformas de gas en el territorio continental de EEUU, según datos del
informe de UBS Securities.
Mientras, en el transcurso de los próximos años, los bajos precios del
gas podrían desencadenar el renacimiento de la producción americana, dicen los
especialistas. PwC prevé que la revolución del gas de esquisto podría sumar un
millón de empleos en el sector manufacturero de EEUU en 2025, además de reducir
los gastos de manufacturación en US$ 11.600 millones al año en ese periodo.
"Los fabricantes de productos químicos que estaban en el exterior están
volviendo a EEUU" para sacar provecho de los bajos precios del gas natural
aquí, dice Scamuffa, de PwC.
Actualmente, muchos fabricantes de productos químicos están dejando de
usar el petróleo y empezando a usar el gas natural en la producción del
propano, butano y otros ingredientes básicos en productos como tintas y hasta semiconductores.
Grandes empresas están invirtiendo más de US$ 15.000 millones en capital para
modernizar las instalaciones existentes y construir nuevas instalaciones en
América del Norte debido a la abundancia de gas natural aquí, observa Garrett
Gee, director de servicios de asesoría química de PwC en Filadelfia. Según un
informe de PwC, se trata de empresas como Dow Chemical, Bayer y Westlake
Chemical, entre otras. "En el transcurso de los próximos tres a cuatro
años, con la construcción de la infraestructura necesaria en América del Norte,
esperamos que el coste menor de la materia prima se traduzca en costes más
bajos de los productos usados en el día a día y de los bienes duraderos".
Con el tiempo, el gas natural más barato puede transformar incluso el
sector de transporte de EEUU, responsable de cerca de un 30% de las emisiones
de carbono del país. Hay 14 millones de vehículos movidos a gas natural en todo
el mundo, diez veces más que hace diez años, según un informe del 22 de agosto
del Consejo Nacional del Petróleo.
Pero EEUU, donde circulan sólo 130.000
vehículos movidos a gas, aparece en octavo lugar en el mundo después de países
como Pakistán, Argentina, Brasil, India y China. La mayor parte de los
vehículos americanos movidos a gas son camiones devoradores de energía,
autobuses y camiones de basura. Con sólo 1.200 estaciones de gas natural en
todo el país, frente a cerca de 160.000 gasolineras, el coche familiar movido a
gas natural aún es un sueño lejano, evalúa Richard Kolodziej, presidente de la
Asociación de los Vehículos Movidos a Gas Natural de Washington, D.C.
"Para impulsar el mercado popular de coches a gas, será preciso, por lo
que todo parece indicar, una penetración del 10% en las gasolineras, o 16.000
estaciones", dijo, lo que afectará a Citgo Petroleun Corporation,
principal compradora de crudo venezolano.
Como los precios del gas en Asia son de dos a tres veces más elevados
que en EEUU, las exportaciones parecen el próximo paso lógico. Sin embargo,
muchos especialistas creen que las exportaciones a amplia escala están fuera de
consideración. Se oponen a ella los que desean mantener el gas en el mercado
interno para que EEUU sea independiente en el sector energético y su economía,
más fuerte, resalta Koecher, de KPMG. Además, añade Michael Levi, investigador
senior de energía y medio ambiente del Consejo de Relaciones Exteriores,
"EEUU debería convertirse en un pequeño exportador, jamás en un exportador
de gran tamaño, debido al coste de transportar el gas natural a los mercados externos".
Los precios del gas natural, que se puede usar para fabricar una ingente
cantidad de productos, entre ellos, neumáticos, moquetas, anticongelante,
lubricantes, tela y muchos tipos de plásticos, se han desplomado, lo que
empieza a atraer a industrias clave al país. Hace tan solo cinco años los
precios del gas natural eran tan elevados que algunos fabricantes de productos
químicos cerraron sus fábricas en Estados Unidos. A lo largo de los últimos 18
meses, el gas barato en Estados Unidos han propiciado planes para la
construcción de nuevas plantas químicas para la producción de etileno, amoniaco
para fertilizantes y combustibles diésel.
Dow Chemical, por ejemplo, piensa
gastar 4.000 millones de dólares (unos 3.000 millones de euros) en ampliar su
producción de químicos en Estados Unidos, incluyendo una nueva planta cuya
inauguración está prevista para 2017 en Freeport, Texas. La planta fabricará
etileno partiendo del etano que se encuentra en numerosas fuentes de gas
natural. La última planta de este tipo se construyó en Estados Unidos en 2001.
Michael Levi, miembro sénior del Consejo de Relaciones Internacionales,
afirma que la energía no supone más del 5 por ciento del coste en la mayoría de
las industrias, lo cual no representa lo suficiente como para que el precio sea
decisivo en la mayoría de los casos a la hora de que las empresas decidan dónde
establecer sus fábricas. Y afirma que el mayor efecto de una fuente de energía
barata podría ser dar a las fábricas ya existentes en Estados Unidos un nuevo
motivo para no cerrar o trasladar su producción al extranjero. “El gas natural
barato quizá sirva más para mantener abiertas las fabricas ya existentes que
para conseguir que la gente construya nuevas fábricas”, sostiene Levi.
El impacto del gas natural barato en la fabricación podría ir más allá
de la producción de distintos químicos. Usar el gas natural como fuente de
energía, en vez de cómo materia prima química, podría reducir
significativamente los costes de los fabricantes que usan grandes cantidades de
energía, como las fábricas de acero. Además, la industria del acero ya se
encuentra en auge por otro motivo relacionado con el gas natural: proveer de
tuberías a los productores de gas. Adicionalmente, la existencia de gas natural
barato está promoviendo un cambio en el tipo de combustible que se usa para el
transporte por carretera.
Se está pasando de los combustibles provenientes del
petróleo a camiones que consumen gas natural directamente, afectando el consumo
de gasolina y diesel, que son los principales productos de Citgo.
Con el
tiempo, incluso los camiones diesel podrían acabar usando combustible
proveniente del gas. La empresa sudafricana Sasol planea construir en Louisiana
(EE.UU.) una inmensa planta que costará 14.000 millones de dólares (unos 10.600
millones de euros), dedicada en parte a convertir el gas natural en diésel,
afectando la producción de destilados de Citgo, lo que podría acabar por
abaratar también el coste del combustible para los vehículos convencionales.
Tan desigual debate no es ocioso: su epílogo será determinante para
colocar ahora a Estados Unidos como la potencia energética global en el primer
tercio del siglo XXI, afectando su importación de petróleo venezolano, es
posible de concretarse la producción de gas de esquistos que desplace a Rusia y
a la OPEP , o solamente significará un estéril intento publicitario incapaz de
impedir la decadencia de la otrora superpotencia unipolar, si se descubre que
lo del gas de esquisto no es más que una vulgar «burbuja» especulativa,
en todo caso a corto plazo desplazará la importación de crudo pesado y
reanimará a la industria química norteamericana.
Aunque existen opiniones que mantienen lo siguiente: -«Resulta que el
fracking (la fracturación de la roca a 4 mil metros de profundidad con el uso
de inmensas cantidades de agua para extraer el gas) es una enorme burbuja pues
no representa una alternativa viable, sostenible».
Esa opinión coincide
notablemente con la postura de DeDefensa.org. Agrega que: «Las inversiones en
fracking consumen efectivo en forma masiva. Y no basta el efectivo generado por
la venta de petróleo para financiar el crecimiento que requiere la industria,
ya que el efectivo generado ni siquiera es suficiente para mantener un nivel de
producción porque los pozos hechos con fracking se agotan rápidamente,
requiriéndose –para una producción sostenida a un nivel determinado– la
continuada creación de pozos nuevos para cubrir el rápido agotamiento de la
producción. Es una carrera continua de crear pozos, solamente para mantener un
nivel de producción». Que solo se podrá mantener si el barril de petróleo ronda
los 100 U$ el barril.
Considera además que «este proceso no tiene las ventajas de la
producción tradicional de petróleo, que fue fuente abundante de generosas
utilidades netas, aplicables para la expansión de la producción o para la
inversión en otras áreas». De darse una caída del barril de petróleo: «El
fracking no produce superávit de efectivo: devora el efectivo como Gargantúa.
Se sostiene con puros préstamos adicionales; un día van a “tronar” (sic) esos
pasivos por impagables. Es otro negocio de Wall Street para pasarse por el arco
del triunfo a los pequeños inversionistas, que andan desesperados buscando algo
(sic) que dé un rendimiento».
El caso del Gerente: Aubrey McClendon, quien fundó Chesapeake Energy, la
mayor productora de gas natural en Estados Unidos, fue obligado a renunciar por
los inversionistas debido a la ausencia de ganancias y al gran endeudamiento de
la empresa. ¿El diagnóstico? «Colapso financiero debido a la caída del precio
del gas natural» y a la «falta de liquidez».
Dedefensa.org desecha sin miramientos el mito de la «revolución»
del gas de esquisto en Estados Unidos, lo califica de «burbuja especulativa»
cuya «explosión es inevitable», pero se mantendrá mientras el precio del barril
esté excesivamente alto y le concede entre «18 y 24 meses» como máximo antes
del inevitable estallido.
El portal europeo, que ya abrió una sección especial
de consulta titulada «shale gas-gate», fustiga a los «productores de Estados
Unidos» como «responsables» de la aparición de un «arma de destrucción masiva»:
la «producción de los pozos» (EUR, siglas correspondientes a estimated ultimate
recovery), que está siendo tremendamente sobrestimada. Como ejemplo de ello
menciona el sonoro fracaso de Chesapeake Energy y su polémico jerarca
Aubrey McClendon.
Como de costumbre, los «pocos petrogeólogos y geofísicos
independientes» que se atreven a rechazar el espejismo de los EUR abultados
por la industria gasera han sido marginados o expulsados de los grandes
coloquios sobre petróleo y gas. Pero la cacería de brujas desatada contra los «escépticos»
no tuvo éxito y hasta The New York Times no ha tenido más remedio que
mencionar que las cifras de la industria gasífera han sido probablemente objeto
de «una manipulación», para pescar incautos en la bolsa de New York.
Ha existido una enorme producción de gas natural en Estados Unidos en
los años recientes, lo cual ha facilitado el análisis de la producción de los
pozos perforados, análisis que «revela que la realidad de la producción es muy
inferior a las proyecciones de la industria», por la caída del precio.
El
geólogo Arthur Berman, quien trabajó durante 25 años para Amoco (la petrolera
de Chicago antiguamente conocida como Standard Oil), analizó «tres campos
históricos» –Barnett, Fayetteville y Haynesville– y denuncia la
hiperinflación de los EUR que la «industria omite mencionar a los
inversionistas deslumbrados por los banqueros y que en su mayoría ignoran las
sutilezas del gas de esquisto», que puede agotarse rápidamente y tarda en
recuperarse; y solo la explotación de nuevos pozos puede mantener la
producción, lo que genera escasez en el flujo de caja y endeudamiento,
perdiendo la empresa utilidades netas.
En las antípodas, un reporte de la polémica Agencia Internacional de la
Energía, atrapada no pocas veces en tareas desinformativas, sentencia que los
grandes campos de gas asociado al petróleo –en Eagle Ford, Utica, Marcellous y
Bakken– «deben permitir a Estados Unidos convertirse en el primer productor de
petróleo en 2017, por delante de Arabia Saudita», cosa que es exagerada, ya que
la producción de gas de esquisto no se exportará. Esta informaciones presiona a
los productores para que bajen el barril de petróleo, en todo caso afectará la
demanda de petróleo pesado, que es la mayoría de la exportación venezolana a
los Estados Unidos.
Pero DeDefensa cita al ingeniero geólogo texano Gary
Swindell, quien hecha por tierra la producción del portentoso campo Eagle Ford,
reduciéndola a la mitad, en todo caso afectará el uso del carbón y petróleo
pesado venezolano.
Pese a la evidencia de los datos concretos, la industria gasera sigue
despreciando a los «seudoexpertos aislados» que se atreven a poner en
duda la infalibilidad de la Agencia Internacional de Energía. Pero DeDefensa
es implacable.
Además de desacreditar a la Energy Information Agency de Estados
Unidos, que trabaja bajo la influencia del gobierno aliado a la industria
gasera, Dedefensa cita un informe de agosto de 2012, proveniente de la
muy seria US Geological Survey –«una agencia gubernamental conformada por
expertos»–, que corrobora los hallazgos de los «escépticos», quienes ahora
parecen más bien «realistas».
DeDefensa pone en duda tanto la
capacidad técnica como las optimistas cifras del controvertido economista en
jefe de la AIE, Fatih Birol, quien durante la difusión de la fantasiosa Perspectiva
energética global colocaba a Estados Unidos como el primer productor
mundial de petróleo para el 2017, cosa poco viable, en todo caso se logrará
disminuir en algo la importación. Es además muy pesimista con respecto al fracking
y la sobre explotación del gas de esquisto en Estados Unidos, a su «modelo
económico erróneo» y a la ilusión de la «revolución energética» del negrito
parlanchín.
El gas de esquisto será parte relevante de la «mezcla energética»
de Estados Unidos, pero no transformará el juego geopolítico ya que «Estados
Unidos no exportará GNL (gas natural licuado), Rusia no estará amenazada en el
mercado europeo y los proyectos australianos de GNL podrán ser concluidos»,
solo países como Venezuela se verán afectados, al ser uno de sus principales
mercados. El gas de esquisto no será tampoco «barato» ya que su supuesta
«dimensión estratégica» es posiblemente otra «burbuja» en la que
puede verse incluido Méxicocon las inversiones en el Golfo de México.
excelente artículo,,,Lo que si es cierto es que el mundo no va a esperar a que se agoten las reservas petroliferas para actuar,,ya exiten energías alternas, solo falta reducir los costos de producción,, allí se centra todo,, en el aspecto económico,,En cuanto a Venezuela es triste ver como un País tan rico a sido incapaz por culpa principalmente de políticos con visión mediocre, e incapaces de ver a futuro, hacer inversiones en áreas diferentes al petroleo, para no depender de Éste a mediano plazo, sino que mas bien se observa una mayor dependencia hacia ese recurso no renovable,,, Pobre País Rico,, que antinomia,,,
ResponderEliminar