El Capitán que perdió la guerra.
Ante la amenaza de los U-Boot, The Departament State de los U.S.A; decide dotar a la Marina de Guerra de Venezuela de lanchas Bucaneras PT, Cañoneras y aviones de reconocimiento aéreo Texan-6; se fracasó en contener la arremetida de los submarinos de la Kriegmarine de la Clase VII-C. Los barcos petroleros eran hundidos antes de ser escoltados por la Séptima Flota de Barlovento en Curazao; dada la incapacidad de la Armada de escoltarlos a la Islas de Aruba y Curazao, pasaban a las Isla de las Aves y seguían por el Estrecho de San Juan hasta llegar a los puertos de Texas y el Misisippi.
The U.S. Navy, se vio obligada a colocar
bases aeronavales en Puerto Cabello (base que ampliaron), Margarita, Isla de
San Rafael, Isla de Patos, Maiquetía (construyeron el aeropuerto) y Los Roques,
bajo supervisión del Teniente General Phillip
Swarkoff, quien también se encargó de hacerle frente a la red de espías
germano-venezolana conocida por la Red Bolívar, compuesta de agentes
venezolanos, espías y saboteadores alemanes, dirigidos por Lisa Ellner y Hans
Weisman. Estos informaban sobre el tráfico marítimo y saboteaban las
instalaciones petroleras; volaron oleoductos y colaboraban activamente con la Abwher sede Hamburgo,
lograron mandar a pique a 34 barcos salidos de puerto venezolanos.
La intervención americana se debió a la ineptitud de la Marina de Guerra Venezolana. En un episodio tragicómico, un submarino alemán que los esperaba frente a la barra de Maracaibo, el 3 de Diciembre de 1942, hundió los petroleros que eran escoltados por el Capitán de Navío Wolfang Larrazábal, quien debió enfrentarlo con valor, con la Cañonera Rafael Urdaneta al emerger el submarino a torpedear y cañonear con el cañón de 88 milímetros los petroleros, huyó en desbandada, después de ser torpedeados volvió la cañonera a recoger los náufragos, y en vez de hacerle frente, salió corriendo como un conejo. Perdiendo la paciencia el agregado naval y el embajador americano, disgustados por esta pobre actuación, se fueron a conversar con el Presidente, el General Isaías Medina Angarita, a la esquina de Gobernador encontrándolo en un bar, obligándolo a aceptar las bases americanas.
El libro de Kelshall, «La Guerra
Submarina en el Caribe» hace énfasis en las
interrelaciones complejas y sus efectos, especialmente en la
seguridad de los Estados Unidos y de la Gran Bretaña; un ejemplo de ello fue en 1943 dada
la incapacidad de los vigías de la Guardia Nacional de informar la emersión de los
submarino alemanes, esta lleva a la Royal Army a tomar las guarniciones de la Guardia Nacional
en la Guayana
Esequiba, y ocupar el territorio, dando en compensación la Isla de Patos.
Quizás en primer lugar, la guerra submarina
en el Caribe repercutió sobre la política de seguridad de los Estados Unidos y
las medidas tomadas como consecuencia de ella perjudicaron a nuestro país. Esta
política siempre era fuertemente orientada hacia el Canal de Panamá como un ojo
de aguja altamente sensible, pero también era determinada por la protección de
las rutas de transporte marítimo con el fin de asegurar suministros
estratégicamente importantes de materiales vitales (véase Sandner 1990).
Con la agudización de la Guerra Fría, sobre
todo después de la revolución en Cuba en 1959 y el revolcón en Nicaragua en
1979, la "SLOC interdiction-capacity" (SLOC =Sea Lanes of Ocean
Communication) jugó un papel importante en el pensar estratégico a gran escala.
Después de 1959 y sobre todo después de 1979, el lado norteamericano se refirió
repetidamente a la especial importancia del Mar Caribe para el abastecimiento
estratégico de los Estados Unidos y de la OTAN en caso de conflictos bélicos (también
Europa), por ello el equipamiento en los setenta de las fragatas de guerra
antisubmarina Clase Lupo y de los cazas F-16.
A este respecto, se aludió varias veces a la
amenaza de sabotear este suministro por parte de submarinos alemanes durante la Segunda Guerra
Mundial; esa es la razón de la intervención de la U.S Army, aunque
generalmente se expone de manera muy imprecisa. Enders (1982) habla de un
«puñado de submarinos alemanes», sin embargo, fueron casi cien los que llegaron
operar en el Caribe de forma rotatoria, por lo general en oleadas de 5 a 12 submarinos entre
1942-Febrero de 1944. Debido a la posible invasión de Francia fueron retirados,
para proteger el canal de la
Mancha del asalto Angloamericano (David Irving, La Guerra de Hitler).
La dimensión de la casi completa
interrupción de los transportes vitales de petróleo y gasolina hacia Inglaterra
y de los transportes de bauxita para la industria de aviación en Estados Unidos
en 1942, que partía del Estado Bolívar, generalmente no son mencionados, como
tampoco la vulnerabilidad del sistema de transporte marítimo, concentrado en
específicos focos estratégicos, los cuales fueron calificados por Donitz como
«nudos de transporte marítimo" (véase Donitz 1958, pág. 196) y por los americanos
como «killing areas» o zona de muerte.
La experiencia norteamericana, a la cual pertenecieron
también los errores en combatir a los U-Boot en el Atlántico, las debilidades propias en 1942 y el shock que
causaron las operaciones de naves de guerra enemigas en la desembocadura del
Mississipi y en el alcance visual del Canal de Panamá, Guantánamo y la costa de
Florida, contribuyeron a que el potencial de las amenazas marítimas se
convirtiera en un punto focal de la política de seguridad norteamericana.
El 8 de diciembre de 1941, un día después del ataque aéreo masivo de los japoneses contra Pearl Harbor. Las «Potencias del Eje» declararon la guerra a los Estados Unidos el 9 de diciembre cuando el Comando alemán de la Guerra Marítima (OKM) levantó las restricciones existentes hasta entonces en cuanto al uso de submarinos frente a la costa oriental norteamericana; ese mismo día Donitz pidió el permiso para enviar 12 naves de la clase mayor a la costa de los Estados Unidos (véase Donitz 1958, pág. 195). Sin embargo, en la primera ola de ataques, denominada «Operación Golpe de Tambor», sólo pudieron participar 6 submarinos desde sus bases francesas en Vizcaya. Ellos atacaron el 12 de enero en el sector de la costa entre el río St. Lawrence y el Cabo Hatteras y hundieron en el lapso de tres semanas, a veces dentro del alcance visual de la costa, un total 11 buques petroleros y otros 28 barcos de distintos calados.
Al mismo tiempo el Comando alemán de la Marina de Guerra preparó la
«Operación Tierra Nueva», concentrada en el área del Caribe. En la noche del 15
al 16 de febrero de 1942, tres submarinos alemanes atacaron en el lapso de tres
horas, el Golfo de Venezuela, Aruba y Curazao, hundiendo barcos y haciendo
fuego de artillería sobre las refinerías de Curazao. En la tarde del 18 de
febrero, otro submarino atacó enfrente de la base de la marina estadounidense
de Chaguaramas en Trinidad y en los días siguientes otros dos submarinos
hundieron barcos al este de Trinidad y en la región Bahamas/ Cuba,
complementado por acciones de submarinos italianos al norte y oriente del arco
isleño del Caribe.
La primera ola provocó la interrupción
inmediata de los transportes marítimos, inclusive los viajes pendulares de
buques petroleros pandos especiales entre el Lago de Maracaibo y las refinerías
en Aruba y Curazao. La operación duró 28 días y produjo, además del bombardeo
de refinerías, el hundimiento de 18 buques petroleros y otros 23 barcos
comerciales, además de averiar otros 7 buques petroleros y 4 barcos. El
petróleo enviado era para la industria americana, pues la producción petrolera americana era
para abastecer el esfuerzo de guerra.
La «Operación Tierra Nueva» tomó a los aliados por sorpresa, a pesar de que era conocido la gran necesidad británica de abastecimiento con petróleo, gasolina y aceite para motores diesel (2-4 buques petroleros diarios), tenía que basarse sobre todo en el Caribe y por lo mismo tenía que ser protegida masivamente. Después de la firma del «Acuerdo sobre Destructores» en marzo de 1941, con el cual los Estados Unidos entregaron 44 destructores a la flota británica y seis a la marina canadiense en compensación por el derecho de construir bases militares en Great Exuma /Bahamas, Antigua, St. Lucia, Trinidad y la Guayana Británica, empezó una ampliación de las bases militares orientada inicialmente a la defensa aérea (véase Langer 1952; Langer/Gleason 1964).
Los precursores del «Acuerdo sobre
Destructores» fueron los convenios entre Estados Unidos y Gran Bretaña a
finales de 1939 sobre la cesión de bases de la marina en Trinidad, St. Lucia y
Bermuda. Dentro de este marco también estaba prevista una base como punto de
apoyo para hidroaviones cerca de la posterior base de Chaguaramas en Trinidad
(Mucurapo Pasture, 7 ha),
pero quedó vacante como las otras bases (véase Baptiste 1976 a). La «US/Caribbean
Sea Frontier», que protegería al tráfico marítimo, se organizó alrededor de los
tres centros principales, Panamá, Puerto Rico y Trinidad; más tarde se agregó
Guantánamo. En Trinidad se crearon en otoño de 1941 las grandes bases Fort Reid
y Waller; a principios de 1942 se amplió la base combinada de marina e
hidroaviones de Chaguaramas cerca de Puerto España y poco después siguieron los
aeropuertos militares en Aruba ("Dakota") y Curazao
("Hato").
El objeto principal era la lucha contra los
esperados ataques y aterrizajes de los bombardeos a larga distancia, lo cual
correspondió a la orientación norteamericana en la amenaza primaria de una
invasión alemana con la ayuda de los colonos alemanes en América Latina, idea
fomentada por Brasil, de tono opuesto a la visión británica, en el caso
venezolano los habitantes de la Colonia Tovar se presentaron como voluntarios
para luchar por el Reich, siendo la población por orden de la embajada
americana, deportado al Táchira, Municipio Junín.
Para el 7 de diciembre de 1941, cuando Japón lanzó el ataque a Pearl Harbor, la situación en el Atlántico Norte estaba complicándose para el arma submarina alemana por las nuevas tácticas de viajar en convoy, el uso del radar, el sonar y el empleo de portaaviones de escolta por parte de Gran Bretaña. Debido a eso, el Almirante Doenitz planificó dar un golpe espectacular en las propias costas de Estados Unidos. Sin embargo, el numero de sumergibles disponibles era escaso.
De la flota de 91 U-Boots 23 estaban en el
Mediterráneo, 6 en los alrededores de Gibraltar y 4 en Noruega. La mitad de los
restantes estaban en reparaciones o mantenimiento y de los que restaban la
mitad estaba en operaciones en el Atlántico. Para atacar las costas de EEUU,
entre el Cabo Hatteras y el Golfo de San Lorenzo, Doenitz apenas pudo contar
con cinco submarinos. La operación denominada Paukenschlag (Redoble de Tambor),
fue concebida con el fin de paralizar el tráfico a lo largo de las costas,
reduciendo así la navegación mercante que transportaba petróleo y otras
materias primas rumbo a las zonas industriales de las costas de EEUU. Cinco
submarinos no era una cantidad suficiente, pero la experiencia de los
comandantes multiplicaba el daño que podían causar de manera considerable.
Mediante una gradual penetración dentro del Golfo de México, entre el 16 y el 25 de diciembre de 1941, Doenitz esperaba debilitar las escoltas aliadas hasta el punto del colapso, eso es lo que esperaba el Almirante debido a lo poco protegidas que eran las rutas del comercio marítimo en el Atlántico Occidental.
Mediante una gradual penetración dentro del Golfo de México, entre el 16 y el 25 de diciembre de 1941, Doenitz esperaba debilitar las escoltas aliadas hasta el punto del colapso, eso es lo que esperaba el Almirante debido a lo poco protegidas que eran las rutas del comercio marítimo en el Atlántico Occidental.
Lo que esperaba el Alto Mando alemán era
cuando menos hundir 700,000 toneladas mensuales. Las operaciones de estos
submarinos en aguas estadounidenses, tomó por sorpresa a las fuerzas de defensa
de los EEUU y Canadá. El poderoso grupo Paukenschlag, seguido de cerca por seis
barcos de 740 toneladas, cruzó el Atlántico en medio de una feroz tormenta que
los siguió hasta llegar a las costas americanas cerca a Terranova. A mediados
de 1942, los barcos de abastecimiento eran vitales para los pequeños submarinos
clase VIIC dada la distancia que los separaba de los puertos franceses y por
eso fueron estacionados a 1000 kilómetros de Nueva York.
En esa época, los mercantes estadounidenses y sudamericanos navegaban libremente con luces encendidas de noche y utilizando libremente la banda de radio de 600 metros comunicándose acerca de temas triviales o vitales concernientes a sus posiciones de navegación, el curso de los destructores y en cuanto a las ciudades costeras, la vida se desenvolvían normalmente como en tiempos de paz, con plena iluminación en las noches y con las estaciones de radio operando normalmente, una ayuda incalculable para la navegación, no sólo para los mercantes sino también para los peligrosos submarinos. En circunstancias como esas fue fácil para los U-Boot lograr su primer hundimiento cuando el buque cisterna SS Norness recibió el primer torpedo. Mientras se iba a pique, el operador de radio informó haber tocado una mina, cuando en realidad fue víctima del primer torpedo alemán.
El grupo Paukenschlag, pasaba el día en el fondo del mar y emergían en la oscuridad buscando víctimas. Así, debidamente emboscado, pronto se adjudicó el hundimiento de varios buques entre Cabo Hatteras y la isla de Cabo Bretón. Desde el principio estos submarinos encontraron muchos blancos frente a las costas de Carolina Capes, descubriendo muchos mercantes desarmados. En ausencia de convoyes, la llamada "Rudeltaktik" (Manadas de Lobos acechando a sus presas) era innecesaria.
Operando individualmente, los U-Boots con
sus cubiertas a flor de agua despachaban a sus víctimas con fuego de artillería
o torpedos. Las pérdidas globales en tonelaje mercante fueron en ascenso debido
a esta operación. La cifra de 124.070 toneladas hundidas por submarinos en
diciembre, ascendió a 327.357 toneladas en enero, 467.451 toneladas en febrero
y 537.980 toneladas en marzo. En ese último mes 28 buques, con 159.340
toneladas, fueron hundidos en la frontera marítima occidental, solamente en ese
frente. Más de la mitad eran buques-tanque.
El U-123 había hundido 8 barcos (53.000 ton),
el U-66 hundió 5 barcos (50.000 ton), y el U-130 hundió 4 barcos (31.000 ton). Contra
esa oleada de hundimientos, las medidas estadounidenses para defender la
navegación fueron ineficaces, a pesar del hecho notable de que Doenitz nunca
mantuvo más de una docena de submarinos en el Atlántico Occidental. Por las
necesidades surgidas en el Pacífico y los continuos traspasos de destructores
de los convoyes del Atlántico del Norte a otras comisiones, el comandante de la
frontera marítima occidental de EEUU, vicealmirante Adolphus Andrews, contaba
con muy escasas fuerzas de superficie y tan sólo con nueve aviones Catalina de
patrulla al finalizar 1941.
A pesar de que para finales de marzo de 1942
tenía 170 aviones del ejército y la marina para patrullar la costa, Andrews
consideraba que sus cien naves, contando destructores, guardacostas, yates
adaptados y buques de pesca de altura armados, eran insuficientes para proteger
a los convoyes costeros. Andrews estaba convencido de que "un convoy sin
protección adecuada era peor que un convoy sin ninguna protección",
opinión contraria a la experiencia bélica británica, la frontera marítima
occidental recurrió a una serie de medidas de emergencia, incluyendo grupos de
caza, patrullas "ofensivas", barcos disfrazados ("Barcos
Q") con artillería oculta para hacer que los submarinos emerjan e intenten
hundirlos a cañonazos. El escaso valor de esas medidas se hizo evidente pues
durante los primeros tres meses de la Operación Paukenschlag
ni un solo submarino alemán fue hundido.
Las tripulaciones de los submarinos llamaban
a esta época, "El segundo tiempo feliz" de los submarinos U Boot. El
mando naval estadounidense debió tomar medidas drásticas para evitar una catástrofe
en la navegación, en marzo las pérdidas totales de mercantes aliados habían
aumentado hasta 800,000 toneladas por primera vez en la guerra. En febrero los
británicos habían dado a los Estados Unidos 24 dragaminas y 10 corbetas, todos
provistos con el más moderno equipo asdic (sonar). El primer paso en firme para
proteger a los convoyes costeros fue el establecimiento de las llamadas
"Bucket Brigades", estas consistían en pequeños convoyes que
navegaban escoltados durante el día y por la noche anclaban en bahías y caletas
protegidas.
A mediados de abril, el Almirantazgo
disminuyó la frecuencia de los viajes de sus convoyes de cinco a siete días,
aumentando el número de mercantes en los convoyes que zarpaban de Halifax y
transfiriendo dos grupos de barcos escolta a aguas americanas. Pero, al
aumentar el número de mercantes en los convoyes reducía la eficacia de la
escolta que debía ser más numerosa para brindar una protección adecuada. Le
tomó a EEUU otro mes establecer un sistema adecuado de convoyes en la costa
este. Los submarinos ya habían hundido 87 barcos con 514.366 toneladas frente a
estas costas durante los primeros cuatro meses. Pero Doenitz prontamente
comenzó a mover sus submarinos enviándolos al Sur, cuando aparecieron los
convoyes, sin hacer ningún esfuerzo para atacarlos en manada.
Los alemanes aumentaron los hundimientos en
el Golfo de México y el Caribe, donde aún no se implantaba el sistema de
convoyes, hundiendo en mayo 41 barcos, con un total de 219.867 toneladas. Casi
la mitad de éstos eran buques-tanque torpedeados frente a las Bocas del
Mississippi. Este número de hundimientos se redujo al establecerse el sistema
entrelazado de convoy, lo cual permitía que los convoyes fueran entregados en
el mar con una escolta de buques de la flota de barlovento (3).
Los alemanes detenidos fueron confinados sin juicio por tiempo indefinido en el Distrito Junín del Estado Táchira. Las actividades del grupo se limitaron a preparar explosivos en contra de los barcos mercantes aliados, medidas propuestas por la sucursal Abwech de Hamburgo, la cual no se realizaron por, “las medidas de precaución…qué sería inútil intentar actos de sabotaje”. Kart Roggerman recluta un número de agentes de la comunidad germano-venezolana, quienes eran perseguidos para ser recluidos en el campo de concentración para espiar el tráfico mercante de Guanta, La Guaira, Puerto Cabello y Maracaibo.
Roggerman sacó “planos en perspectivas y
vistas fotográficas de los puntos clave para el sabotaje, especialmente de los
puertos marítimos” (4), Roggerman tenía la cubierta de Gerente del Banco Alemán
Antioqueño de Caracas, viajó a Bogotá a sostener una entrevista con el Doctor
George Blass, el masterman (el espía maestro encargado por la sede de Hamburgo
en dar las instrucciones para recibir instrucciones), darle tinta invisible y
una clave especial para su AFU, que se comunicará con Buenos Aires o con las
manadas de lobo (5).
Unos de los principales personajes en detener y perseguir a los agentes alemanes, y en hacer amistad con los americanos e ingleses, fue Pedro Estrada, Jefe de la Policía de Caracas, quien era el encargado en coordinar las actividades de las policías municipales con El Servicio Secreto de los Estados Unidos y Gran Bretaña (OSS y M.I.5). Bajo la supervisión de Arturo Uslar Pietri, que era ficha del M.I.5 en Caracas, en coordinación con el F.B.I. y el OSS, Estrada les sería de mucha utilidad al formar la temible Seguridad Nacional, posteriormente, al huir de Caracas en 1958, lo protegerían, dándole asilo político (6).
La
coyuntura de la Segunda
Guerra Mundial, fue muy importante, no sólo por la mayor
demanda de petróleo, también contribuyó a modificar la mentalidad y los
hábitos políticos. Aquí ninguna corriente de opinión demostró simpatías por
Alemania, Italia y Japón; la opinión pública reflejada en los periódicos y las
emisiones de radio apoyaban abiertamente
a las potencias aliadas.
En
un primer momento Acción Democrática rehusó comprometerse en un golpe de
Estado. Junto con otros altos dirigentes de Acción Democrática trató de obtener
un compromiso de reforma que desembocara en elecciones presidenciales bajo
sufragio directo y secreto. Cuando el gobierno de Isaías Medina Angarita
respondió desdeñosamente quedó listo el escenario para su caída, bajo el amparo
de los militares. El orden político post-gomecista se derrumbó el 18 de Octubre
de 1945. Se había mantenido por la peculiar situación del país creada tras la Segunda Guerra
Mundial contra las fuerzas del Eje, aceptando los americanos el mantenimiento
de la situación por la posible crisis en el orden interno y el suministro
petrolero, lo cual afectaría a los Aliados en guerra con las potencias del Eje.
En
este sentido, uno de los aspectos más controversiales en torno a los sucesos de
1945 fue el título de «Revolución» con el los miembros de Acción Democrática
bautizaron a lo que no fue más que un golpe de Estado cívico-militar, que tuvo
como principales cabecillas a Rómulo Betancourt y Marcos Pérez Jiménez. No
obstante, aunque no se pueda afirmar que el 18 de octubre haya sido un proceso
revolucionario, sí se puede aseverar que produjo la finalización de una etapa
de la historia política de Venezuela iniciada el 22 de octubre de 1899 con la
llegada de los Andinos al poder, y el comienzo de otra, en la cual estarán
presentes nuevos actores.
Más que una oposición entre democracia y
dictadura, en los orígenes del 18 de octubre de 1945 se aprecia el
enfrentamiento entre dos tendencias democráticas: una gradualista,
caracterizada por cierta desconfianza en torno a la madurez política de la
población para ejercer sus derechos políticos, representada en el Medinismo; y
la otra más radical y populista, fiel creyente en las capacidades de toma de
decisión de los sectores más populares de la sociedad, representada por
Betancourt y sus compañeros de partido.
Isaías Medina Angarita, tenemos que éste,
una vez que accede al poder el 5 de mayo de 1941, buscó distanciarse de su
mentor político, Eleazar López Contreras, constituyendo una organización
partidista propia llamada Partido Democrático Venezolano (PDV), esto indicaba
además, su intención de enfrentarse a sus adversarios en su propio terreno.
Asimismo, trató de arrancarle algunas de sus banderas, anunciando desde
noviembre de 1942 una nueva política petrolera, haciendo aprobar una Ley de
Reforma Agraria, adoptando una política internacional antifascista e iniciando
también una espectacular política de obras públicas.
Por otro lado, aunque Medina Angarita
efectuó una reforma constitucional en abril de 1945 en la cual se otorgaba el
voto a los hombres analfabetos y mayores de 21 años para las elecciones parlamentarias,
y también a las mujeres bajo las mismas exigencias para la elección de los
miembros de los Concejos Municipales, no fue aprobada la elección del
presidente de la República
por medio de votación universal y directa, lo cual se convirtió en la principal
arma política esgrimida en su contra por parte de la oposición.
Por su parte, Rómulo Betancourt y el partido
Acción Democrática (AD) explotaron hábilmente esta situación, haciendo de ella
el más evidente símbolo de la contradicción de un gobierno que se pretendía
democrático pero que en realidad era, según la opinión de Betancourt,
tímidamente liberal. Paralelamente a esta situación, en el ámbito militar se
estaba fraguando un movimiento que demandaba la reforma y modernización de las
Fuerzas Armadas, aunque en realidad formaba parte de una pugna generacional
entre los jóvenes militares de escuela, algunos con brillantes estudios en el
extranjero, que veían bloqueadas sus posibilidades de ascenso a los altos
mandos militares donde se encontraban enquistados los llamados generales «chopo
'e piedra», que estaban formados en Francia, Perú y en la Academia Militar.
En este contexto, se produjo el contacto
entre los descontentos civiles y algunos sectores de las Fuerzas Armadas;
gracias a los buenos oficios de Edmundo Fernández, médico caraqueño que estaba
ligado familiarmente a uno de los conjurados militares y además era amigo de
Rómulo Betancourt. Una vez facilitada por Fernández la comunicación entre
civiles y militares, el entonces Teniente Coronel Marcos Pérez Jiménez y un
grupo de suboficiales se reunieron finalmente con Rómulo Betancourt y Raúl
Leoni, a quienes después se unieron Gonzalo Barrios y Luis Beltrán Prieto
Figueroa.
No obstante, pese a las conversaciones
llevadas a cabo entre los adecos y los jóvenes oficiales, los primeros
desistieron momentáneamente de la aventura golpista al surgir la candidatura de
consenso nacional de Diógenes Escalante, quien se comprometió a gobernar por
dos años y reformar la
Constitución, con la finalidad de establecer el sufragio
universal, directo y secreto. Sin embargo, esta opción se frustra al enfermar
mentalmente Escalante, ante lo cual Betancourt se niega a aceptar, en las
mismas condiciones, la nueva candidatura oficial de Ángel Biaggini en septiembre
de 1945. En este punto, el movimiento conspirador ya no podía detenerse.
Una de las razones, según Marcos Pérez
Jiménez, por las cuales la oficialidad
media se alza contra el General Medina
fue que las Fuerzas Armadas no estaban en condiciones de defender el territorio
Nacional. Las Fuerzas Armadas de Venezuela eran inferiores a las de Colombia,
Ecuador, Perú, Bolivia o Chile. Por supuesto inferiores a las Fuerzas Armadas
Argentina y las del Brasil. Era en ese momento, una de las instituciones armadas
de menor calidad en Latinoamérica (7).
En la noche del 17 de Octubre de 1945,
Acción Democrática realiza un mitin en el Nuevo Circo, donde ataca al gobierno,
delantado el golpe de Estado. Medina dispuso acuartelar las guarniciones de
Caracas y Maracay. Estas órdenes desencadenan la insurrección. El foco
principal fue la
Escuela Militar de la Planicie y el Cuartel Libertador de Maracay; de
allí se extendió a los cuarteles San Carlos y La Planta y a la Guardia Presidencial
de Miraflores, sin embargo eso no evito la revuelta militar de la oficialidad
media, formada e instruida por los norteamericanos.
El
17 de octubre de 1945, Medina es informado de los preparativos del complot, lo
cual parece confirmar el mitin realizado el mismo día por Acción Democrática en
el Nuevo Circo de Caracas, el cual constituía un virtual llamado a la
insurrección. Las órdenes impartidas de acuartelar las guarniciones de Caracas
y Maracay y de arrestar a tres de los cabecillas militares (Marcos Pérez
Jiménez, Julio César Vargas y Horacio López Conde), desencadenan el alzamiento.
En la mañana del 18 de octubre de 1945 estalla la revuelta en la Escuela Militar de
La Planicie
en Caracas. Por la tarde, la revuelta se había extendido en Caracas a los
cuarteles de San Carlos, La Planta
y Miraflores, y la guarnición de Maracay. El cuartel de San Carlos es retomado
por el Gobierno, mientras se generalizan los tiroteos por las calles de
Caracas.
La Escuela de la Aviación de Maracay apoya
a los alzados. La policía de Caracas apoya a Medina y su comandante, Santiago
Ochoa Briceño, pidió permiso al presidente para aplastar el movimiento, Medina
mejor conocedor de la situación desecha la oferta, y ordena a la Guardia Nacional
reprimir los alzados en Maracay, trasladando sus efectivos de Valencia, siendo
rechazados cruentamente; enterado de ello, Carlos Delgado Chalbaud, se suma al
movimiento golpista a última hora.
La mayoría de las Fuerzas más modernas del
país estaban acuarteladas en Maracay. Al avanzar los tanques ligeros Stuar a Caracas,
decidirían la acciones en la capital, de ahí surge el plan de Luís Miquelena de
derrumbar con explosivos la carretera Caracas-Maracay, sin percatarse que una
compañía de Tanques se abriría paso fácilmente sobre los derrumbes, obligando a
Medina a rendirse.
La Policía Municipal
de Caracas resiste la noche del 18 y el día 19. En la noche del 18 de octubre,
al analizar la situación, Medina se niega a atacar la Escuela Militar
por temor a provocar la muerte de los cadetes, muchos de los cuales habían sido
sus alumnos años atrás. Por la mañana del 19 de octubre, las noticias de que
tanto la aviación como la plaza de Maracay se encontraban en manos de los
alzados y de que el Cuartel San Carlos había sido tomado por grupos de civiles
insurrectos determinan la decisión de Medina de rendirse, al anunciar a sus
colaboradores desde el Cuartel Ambrosio Plaza “para evitar el derramamiento de
sangre”.
Las verdadera razones de la rendición, es
que estaba atrapado en una tenaza, dentro de la capital y las fuerzas
insurrectas de Maracay, que progresaban hacia la capital; con las desventaja
que representaban la fuerza más moderna dentro del Ejército venezolano, y
carecía de armas antitanque para hacerle frente o carecía de la capacidad de improvisar tácticas y armas
antitanques como las mochilas explosivas o cócteles Molotov, decidiéndose la
lucha en la capital, cambiando de bando el resto de las Fuerzas Armadas, de ahí
las razones para detener la lucha, porque estaba decidida. Su única posibilidad
era batir a los alzados en Caracas y atrincherarse en la capital, luchando casa
por casa, hasta que las fuerzas en el interior de la república viniesen al
rescate.
Luego
ordena la libertad de los detenidos del día anterior, y se convierte en su
prisionero, formándose inmediatamente la Junta Revolucionaria
de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt, la cual inició una nueva etapa en
la vida política del país y para muchos es la entrada de Venezuela en el siglo
XX (8).
El
Capitán que perdió la guerra.
(1) Esta
información me fue referida por el propio Dr Rojas Contreras.
(2) “Tremendo plan
de sabotaje y terrorismo nazi descubierto en Venezuela”. El País. Caracas 26 de
Mayo de 1945. Tomado de la “Historia Gráfica de Venezuela. El Gobierno de
Medina Angarita Mayo 1941-Octubre de 1945”.
Compilación de José Rivas Rivas. Tomo II. Ediciones Torán C.A. Pág 204-205.
(3)Ibid.
(4) Se ha especulado que Pedro Estrada, llegó a ocupar un cargo en Scotland Yard, cosa totalmente infundada, se puede verificar en el acta de registro del M.I. 5, y formaba parte de su leyenda para disfrutar de su exilio dorado
(7) Agustín, Blanco Muñoz. “Habla el General Marcos Pérez
Jiménez”. P 216.
(8)Golpe
de Estado de 1945 en Venezuela.
http://es.wikipedia.org/wiki/Golpe_de_Estado_de_1945_en_Venezuela
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