martes, 27 de mayo de 2014

Universidad De Estudios Políticos: Dr Rojas Contreras. Por Kelder Toti.

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Inscripciones Abiertas para la Maestría on line y presencial de la Universidad De Estudios Políticos Dr Rojas Contreras.

Maestría enCiencias Políticas y Doctrina Militar.

Licenciatura en Literatura (Sólo para los que le falte la elaboración de la Tesis). Seminario de Comunicación Social.

Duración: 4 Semestres de duración con la Elaboración de Tesis y libro de Grado en cada Especialidad.

El correo electrónico es: 
anton691@hotmail.com.

Dirección: Quinta Crespo (Caracas). En la U.E.P. Ceferino Alegría al frente del Colegio Pimentel, preguntar por el Profesor Kelder Toti de Lunes a Viernes de 6:00 a 12:00 am, 1:00 a 2:30 pm (Lunes a Miércoles) y de Lunes a Miércoles de 6:15 a 7:00 pm; y los días Sábado de 8:00 a 12:00 am.

Inscripciones y Mensualidades a convenir tanto local como internacionalmente.

(Se devuelve la inscripción sino está conforme con los estudios emprendidos, y el título se lo otorga la Universidad De Estudios Políticos Dr Rojas Contreras).
                    


Pensum de la Maestría en Ciencias Políticas:

Semestre I
       
Fundamentos de Ciencia Política      
Introducción a la teoría general del Estado.
Análisis Político       
Metodología de la Investigación       
Sociología Política.
Economía política I       
Metodología de la Investigación Política I       
Metodología de la Investigación para la elaboración de Monografía.
Estrategia y Táctica Política I.

Semestre II
       
Principios de derecho constitucional. 
Economía política I       
Economía política II       
Evolución histórica de las instituciones políticas I       
Metodología de la investigación política I
Metodología de la Investigación Política II               
Teoría política I. 
Geopolítica.
Estrategia y Táctica Política II.

Semestre III

Psicología Política.      
Evolución histórica de las instituciones políticas II      
Evolución histórica de las instituciones políticas I      
Historia de la filosofía política.
Análisis Político II.               
Teoría política II.
Modernización y reforma del Estado.

Semestre IV.

Tesis.

Pensum de la Maestría en Doctrina Militar:

Semestre I.

Metodología para elaboración de Monografía.
Planificación Estratégica y Táctica I.
Doctrina de Guerra I.
Historia Militar I
Tipos de Guerra
Sistemas Modernos de Armas I.
Polemología de la Guerra.
Sociología Militar.
Doctrina Castrista.
Doctrina de Combate Urbano.
Doctrina de Guerra de Guerrillas.

Semestre II.

Planificación Estratégica y Táctica II.
Doctrina de Guerra II.
Historia Militar II.
Geopolítica.
Geoestrategia.
Logística.
Guerra Aérea.
Guerra Cibernética.
Guerra Naval.
Sistema de Armas II.

Semestre III.

Guerra Terrestre.
Guerra Blindada.
Guerra de Guerrillas.
Guerra de Guerrillas Urbana.
Doctrina Relámpago.
Doctrina Aeroterrestre.
Doctrina Soviética.
Doctrina Británica.
Doctrina Maoista.
Doctrina Naval Japonesa.

Semestre IV.

Tesis.

Licenciatura en Literatura (Debe tener todos los créditos aprobados en otra Casa de Estudio).

Semestre I.

Tesis.

Seminario de Comunicación Social (La duración del Seminario es hasta que entregue los trabajos de campo).

Elaboración de Ensayos.
Elaboración de Reportaje.
Lenguaje y Comunicación.
Comunicación Radial.
Comunicación Audio-Visual.
Comunicación Impresa.
Comunicación Digital.
Ética Periodística.
Tipos de Reportajes.
Importancia del Periodismo.

Método de Evaluación: Es la entrega de una Monografía en cada Cátedra, que es publicada en el portal de la Universidad, después de ser revisada, por diferentes tutores, y corregida, pudiendo optar el estudiante al semestre siguiente). 

El Tiempo de Estudio está en función de la culminación de la Monografía emprendida en cada materia pudiendo el alumno optar a la materia siguiente.
                                                                                                                              Atentamente
                                                                                                                                                                                 Gral de Div  Kelder Toti.

viernes, 16 de mayo de 2014

Avanzada Venezolana al País. Maduro y sus 40 hijos de Puta. Por Kelder Toti.

Avanzada Venezolana al País:



                                                   Maduro y sus 40 hijos de putas.


El intento fallido de negociar, la eliminación de las sanciones del Congreso Estadounidense a "los 40 hijos de putas", con el encargado de negocios de la US Embassy demuestra los pueriles que son, y que su única preocupación no es que el país,  se encuentre en una guerra civil abierta sino que al caer el régimen sean perseguidos por el Departamento de Justicia y la CIA (EUA), y no se puedan llevar ni disfrutar de todo lo que se han robado, dejando a sus cuadros a la deriva en un levantamiento militar, que los reprimirá con dureza mientras la Sociedad Patriótica los asesinará sin piedad.

Ellos han perdido en una estrategia política paradójica cualquier asomo de credibilidad no sólo de sus cuadros (altos y medios),  sino también de sus simpatizantes, que ahora saben lo capaces que son, y de que no les importa en lo más mínimo su suerte, desertando algunos ante lo inevitable, la caída de Nicolás Maduro y sus 40 hijos de putas, la lista será ampliada a 200 el mes próximo, esto se puede ver en las calles donde las gorras y camisas del Psuv, brillan por su ausencia, ante el temor que genera las guarimbas y los asesinatos selectivos de la Sociedad Patriótica.

La trampa de pensar que podían evadir una Ley Federal, que los sanciona por la represión, con la congelación de activos y cuentas bancarias, y nulidad del visado a Estado Unidos; demuestra a la colectividad que no son tontos sino estúpidos, sin darse cuenta "los hijos de putas", que de continuar la violencia y la represión los militares institucionales en Julio de éste año saldrán de sus cuarteles a poner orden en la casa, azotada por la anarquía de esta gentuza, y los guarimberos se vengarán de todos sus asesinatos.

Quizás la única salida que podrá tener Nicolás y "sus 40 hijos de putas", no es viajar al reino de Aladino, Genio que por cierto no está muy contentos con ellos, porque lo han difamado y humillado durante 16 años seguidos, sino negociar el cese de los conflictos con un Programa Polemológico,  de lo contrario  sino los agarra el chingo lo agarrará el sin nariz, y su suerte no será muy distinta a la del Partido Socialista Chileno de Salvador Allende o peor aún a la de Alí Babá y sus 40 ladrones. Como se ve su futuro no es muy espléndido.


                                                      Gen de Div Kelder Toti

                                            ¡Viva la Virgen de Coromoto y la Patria!



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El Triste Ejemplo de Santa Mónica. Por Kelder Toti

Avanzada Venezolana al País:

              
                             El Triste Ejemplo de Santa Mónica.


La Urbanización de Santa Mónica (Caracas)  fue azotada por antisociales, que empezaron a robar celulares, carros, bancos y abastos. Matando a los vecinos del sector durante tres años seguidos, hasta que El Colectivo La Piedrita y Tupamaro, colonizó el lugar, obligando a los vecinos a  aliarse  con el colectivo para  combatir el hampa, y tener algo de tranquilidad.

Lo que no sabían los vecinos es que esos mismos colectivos obligaron a la Policía Metropolitana a retirarse de la urbanización, al mismo tiempo que alentaba a las bandas antisociales a atacar en la urbanización para sembrar el terror entre sus habitantes de clase media y clase media alta. Esta es una estrategia de control social del Ejecutivo que busca penetrar y dominar los sectores que le son abiertamente hostiles, que fue aplicada con bastante éxito en la Yugoslavia de Tito y por Castro en Cuba, en el ascenso al poder.

Los colectivos dominaron la venta de distribución de drogas en el sector e invadieron las casas desocupadas, que alquilaron a los invasores, entregándolas a su gente, lo que reforzó su presencia en el sector; todo esto a cambio de seguridad. Los antisociales fueron obligados a emigrar a otra urbanizaciones, y los que no lo hicieron fueron salvajemente asesinados, ese es el precio que debemos pagar por ser gente tan cobarde, solo resistiendo, trabajando y estudiando saldrá el país y nosotros mismo adelante.

                                        Gen de Div Kelder Toti.

                    ¡Viva la Virgen de Coromoto y la Patria!



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lunes, 5 de mayo de 2014

La Burocracia. Por Kelder Toti.

Burocracia
                                        Por Kelder Toti.

La burocracia es la organización o estructura organizativa caracterizada por procedimientos explícitos y regularizados, división de responsabilidades y especialización del trabajo, jerarquía y relaciones impersonales dentro de una organización.

El término es utilizado en la sociología, en la ciencia administrativa y, especialmente, en la de administración pública. Podría definirse como un conjunto de técnicas o metodologías dispuestas para aprender o racionalizar la realidad exterior -a la que pretende controlar el poder central- a fin de conocerla y dominarla de forma estandarizada o uniforme.  Un claro ejemplo de esta característica de las burocracias, particularmente de las de gobierno, es la contratación y asignación o remoción de personal, es decir, funcionarios, de acuerdo a criterios explícitos y relevante al desempeño de funciones.

En la base de todo aparato burocrático hay algún tipo de disciplina. Por tal razón la burocracia sirve como articulación de la simplificación. Se podría argumentar que por la burocracia es posible la división de trabajo promovida por el poder central, que a su vez busca dominar a los funcionarios. 

Ejemplos prácticos: 

Entre los ejemplos de las burocracias cotidianas se pueden contar las de hospitales, tribunales, iglesias, escuela, ejército y las empresas comerciales, industriales y agrarias, tanto públicas como privadas. Por ejemplo, en un hospital corresponde al director o supervisor tomar decisiones acerca de la distribución general de recursos entre los departamentos. A cada médico jefe de departamento corresponden las decisiones acerca de cómo organizar los recursos que le han sido designados por el director o supervisor en relación a la atención que su departamento ofrece al público (horas y tipos de atención de médicos, enfermeras...— y uso de materiales —camas, quirófanos...—). A cada doctor o enfermera dentro de esos departamentos corresponden las decisiones acerca de atención a los pacientes que asistan, con los recursos disponibles en su departamento tal y como han sido organizados por el jefe del departamento, etc. Esos funcionarios (doctores, enfermeras, etc.) son contratados y promovidos o despedidos en relación a sus capacitación técnica y funcionamiento en relación a sus tareas, y no porque sean simpáticos, amigos o parientes del director o descendientes de alguna familia especial. Por ejemplo, tanto un médico como una enfermera jefe acceden a sus cargos en relación a los cursos de especialización que hayan atendido y concluido exitosamente como en relación a su experiencia.

La burocracia ha formado incluso parte de la administración de la justicia por pura necesidad, ya que como cualquier otra actividad acometida por el Estado se ha visto sometida a la complejización cualitativa y cuantitativa de las tareas a su cargo. La única forma de afrontar la complejidad es analizándola y fraccionándolas en diversas materias y aplicando la fuerza de los funcionarios a estas materias limitadas, a fin de lograr su dominio. Creando una red de Jueces por méritos y supervisores de los Jueces (Jueces de Residencia), que eviten la corrupción y el clientelismo de las tribus judiciales propias del régimen democráticos.

En la época moderna la burocracia asume su rol e importancia no solo en el desarrollo de las funciones del Estado, sino también en las corporaciones y grandes empresas, capitalistas o no, debido al desarrollo y especialización del trabajo que han experimentado estas; se suele denominar a este tipo de burocracia en las empresas privadas «burocracia corporativa», término que generalmente se entiende como refiriéndose al conjunto de los empleados de mayor jerarquía y especialistas en áreas como marketing, publicidad, ventas, departamentos legales, administración, relaciones públicas, etc. que -se alega- detentan algún tipo de monopolio en ciertos conocimientos. 

En el sector de servicios, es además uno de los segmentos de la sociedad de mayor crecimiento en poder económico y de decisión en muchos de los países del Primer Mundo. La burocracia se puede ver incluso en el aspecto ecológico ya que la destrucción ambiental ha sido simplificada a dos áreas: la pobreza y la riqueza.

Definiciones:

El término viene del francés "bureaucratie", y este de bureau, oficina, escritorio, y -cratie, -cracia: gobierno.
"El gobierno de las normas y organización explícitas"
En un sentido original, que se traslada al uso común, burocracia se asocia a ineficiencia, pereza y derroche de medios. Generalmente se percibe, en la imaginación popular, como un ente que existe únicamente para sí mismo y que sólo logra resultados que acaban ampliando las dimensiones de la burocracia. Así, comúnmente se usa de manera peyorativa.
No obstante, de acuerdo al análisis sociológico de Max Weber, el sistema tiene connotaciones más positivas, en que es una forma de organización y administración más racional que las alternativas, que se caracterizan como sistemas basados en aproximaciones "carismáticas" o "tradicionales". Weber definió a la burocracia como una forma de organización que realza la precisión, la velocidad, la claridad, la regularidad, la exactitud y la eficiencia conseguida a través de la división prefijada de las tareas, de la supervisión jerárquica, y de detalladas reglas y regulaciones.

La burocracia en si es un tipo de gobierno. Weber reconoce que las burocracias pueden causar problemas de "papeleo", muchos trabajos burocráticos pueden resultar tediosos, ofreciendo pocas oportunidades para el ejercicio de las capacidades creativas. La autoridad de los funcionarios y la rutina burocrática son los precios que se deben pagar por la eficacia de la técnica de la organizaciones burocráticas.

Origen y evolución del término:

La palabra fue introducida al vocabulario político-económico —con una connotación negativa— por Jean-Claude Marie Vicent de Gournay, quien escribió —con anterioridad a la Revolución francesa y en relación a las políticas practicadas por la monarquía absoluta—: "Tenemos una enfermedad en Francia que seriamente intenta obstaculizar nuestros esfuerzos; esta enfermedad es llamada buromania". En otras ocasiones se refiere a "la burocracia" como forma de gobierno.

En una carta —fechada el 15 de julio de 1765— un enciclopedista alemán, el barón Von Grimm, escribe: "El verdadero espíritu de las leyes en Francia es el de aquella burocracia de la cual el fallecido Sr. De Gournay se quejaba tanto; aquí las oficinas, los funcionarios, secretarios, inspectores e intendentes no son nombrados en sus puestos para beneficiar el interés público, en realidad parecería que el interés público ha sido instaurado para que las oficinas puedan existir".

Las responsabilidades y autoridad de cada funcionario son parte de una jerarquía de autoridad, con derechos y deberes apropiados de supervisión y apelación.

Los funcionarios no son propietarios de los recursos que utilizan en el desempeño de sus funciones, pero son responsables por el uso de tales recursos.
Los ingresos en relación al desempeño de las funciones están estrictamente separado de cualquier otro. Igualmente en relación al trabajo.
Las posiciones y/o funciones no pertenecen ni pueden ser apropiadas por los funcionarios (es decir, no se pueden heredar, transferir, etc., por decisión del funcionario).
Las funciones se desempeñan —y se llega a decisiones— sobre la base de documentos escritos. Adicionalmente, existen los siguientes considerandos en relación a los funcionarios:
Cada funcionario es contratado, nombrado o elegido sobre la base de su conducta.
Cada funcionario ejerce la autoridad que le ha sido delegada de acuerdo a reglas generales e impersonales. Su lealtad es al correcto desempeño de sus funciones.
La contratación, elección y/o posición de cada funcionario depende de sus calificaciones relevantes o técnicas.
El trabajo del funcionario es exclusivo. El funcionario no puede tener otro trabajo o responsabilidad que el desempeño de sus funciones.
El funcionario es compensado o premiado con un salario regular y la posibilidad de progreso en su carrera, progreso que depende primariamente de su esfuerzo y dedicación al desempeño de sus funciones.

El funcionario debe ejercer su buen juicio y habilidades, pero su deber es ejercerlas en el servicio de la autoridad superior (incluyendo, especialmente en el caso de altos funcionarios, la autoridad de la ley). Últimamente, el funcionario es responsable por el desempeño imparcial de sus funciones tal como están establecidas ya sea en la ley o regulaciones relevantes y debe sacrificar sus opiniones personales —o renunciar a su cargo— si es que ese deber le llega a ser contrario.

Percepciones de la burocracia:

Como hemos visto, y a pesar de la efectividad y ventajas administrativas que el sistema ha conferido históricamente a los Estados, la reacción frente a su aplicación o extensión no ha sido universalmente aprobatoria. Muchos, siguiendo a De Gournay (quien en este sentido se puede ver como antecediendo al Liberalismo clásico) lo consideraban como esencialmente negativo.

Sin embargo, autores como Adam Smith y John Stuart Mill sobrepasaron esas visiones tempranas, buscando proporcionar un fondo teórico a la asignación racional de los recursos, a la producción, y a la fijación de precios, teorías muchas veces basadas en la organización burocrática de las actividades económicas y las empresas. Quizás los primeros que intentaron realizar un examen académico general del fenómeno y sus consecuencias fueron Karl Marx y Friedrich Engels, para quienes la burocracia se origina y desarrolla a partir de cuatro fuentes: la religión, el Estado, el comercio y la tecnología.

En general, para esos pensadores la burocracia también tiene un rol negativo (por ejemplo, Marx escribe: "En realidad, la burocracia como la organización civil del Estado se opone al Estado Social de los civiles" (es difícil traducir el juego de palabras en el original alemán) ver op cit "Nota a Párrafo 297"). Marx también describe a la burocracia como "la república petrificada". Sin embargo, introducen una diferencia interesante: la burocracia como instrumento del Estado y la burocracia como instrumento de la sociedad civil (que tanto Marx como Engels conceptualizan —en las "corporaciones" y gremios— como la sociedad burguesa).

Así pues, Marx sugiere la burocracia como uno de los elementos que han posibilitado, en este caso, la emergencia de las instituciones políticas de la sociedad burguesa (a través del desarrollo de las corporaciones) y, más en general, la posibilidad que la burocracia sea un instrumento no estatal sino uno al servicio de los actores de la producción y la "sociedad civil" en general. En la concepción marxista la burocracia no contribuye a la creación de riqueza, pero gobierna (controla y organiza) tal producción apropiándose de una porción de ella a través de leyes (impuestos, licencias, tributos, etc). 

Es entonces, un costo social (o costo a los productores) pero es un costo que puede ser aceptable, en la medida que hace posible mantener el orden social y posibilita la expansión del producto común. 

El problema en relación a la burocracia es entonces, desde este punto de vista, no tanto si la burocracia puede tener un papel legítimo en la sociedad, sino cuál es el costo de ese papel, particularmente dado que las clases sociales (propietarios de los factores de producción: proletariado, capitalistas, terratenientes, etc.) están constantemente en disputa sobre la distribución del producto del proceso de producción (ver, por ejemplo, «Explotación Social»). Se ha sugerido que Marx no profundizó el estudio en relación al papel general de la burocracia, especialmente acerca de la posibilidad que desplace del poder a las clases productoras propiamente tales que sucede con los Managers.

Sin embargo, y con posterioridad (1851), Auguste Comte propone una sugerencia precisamente en ese sentido (en su "Système de Politique Positive") asignando al gobierno el rol de conducir la acción individual al objetivo común. Para Comte ese gobierno -se alega- seria necesariamente autoritario, en que la acción de ese Estado se basa en el descubrimiento y aplicación de "leyes naturales" por los administradores científico-técnicos. Para Comte los "sabios positivistas" tienen el papel principal de educar en un proceso que "dará a cada uno el conocimiento necesario para comprender su lugar, su papel como "órgano de la humanidad" a través de un sistema que debe ser "preciso tanto acerca de los programas como acerca de los "cuadros institucionales"; tendiendo a limitar absolutamente la intervención de la individualidad... (implementando de manera rutinaria) la investigación administrativa, centralización uniformisante, reasignacion regular del personal a fin de evitar relaciones personales, cursos de contenido preciso y programas estrictos, todo es planificado y anunciado por adelantado. 

Ese desplazamiento de dirección política por una élite técnico-burocráticas llegó a ser, para algunos (ver, por ejemplo, «Trotsky»), de mayor importancia en tentativas posteriores de implementar la concepción marxista. Más generalmente, la propuesta de Comte se percibe como estando en las bases de los sistemas de administración en Europa continental en la segunda mitad del siglo XIX.

Max Weber introdujo, de acuerdo a muchos, el concepto al vocabulario académico moderno, basándose en el estudio de los sistemas de administración pública europeos continentales de su época. Para Weber la burocracia tiene una connotación positiva, en que es un sistema más racional que las alternativas anteriores, sistemas de administración que basan la autoridad en las tradiciones o el carisma.

De acuerdo a Weber, la burocracia es un sistema de gobierno o control legal (en tanto que está sometido a reglas explícitas y generales). Es impersonal (es decir, la autoridad va a quien tiene la capacidad de ejecutar ciertas funciones, determinado por criterios establecidos en relación al desempeño de la tarea y no en función de personas determinadas ya sea por tradición), eficiente, eficaz y perdurable (en la medida que distribuye y coloca funciones y poderes a los niveles adecuados de manera racional) y tiende a disminuir las desigualdades sociales (en la medida que por un lado distribuye autoridad y por el otro el acceso a esa autoridad y sus posibles privilegios no se transmiten de generación a generación). Sin embargo, Weber también enfatizó que la burocracia puede anquilosarse, dado que quienes tienen poder buscan preservarlo; y/o a carecer de flexibilidad, por ejemplo, cuando confronta casos individuales o especiales.

El término tecnocracia significa literalmente «gobierno de los técnicos» y se deriva de los vocablos griegos τέχνη (tékhnē, «arte, técnica») y κράτος (krátos, «poder, dominio, gobierno»). En tiempos recientes burocracia y tecnocracia son sinónimos, ya que el burócrata necesita un entrenamiento técnico.

Diversos tecnócratas han identificado su postura con el uso del método científico para resolver los problemas de la política. En vez de basar sus decisiones en convicciones ideológicas, se favorece la acción orientada a resultados y basada en datos empíricos o estadísticos. El tecnócrata típico es científico o ingeniero. Sin embargo, existen diversos autores que han criticado dicha ubicación y han señalado que el supuesto vacío ideológico de la tecnocracia actual no es tal y dicha autodenominación responde a una identificación ideológica más, frecuentemente usada para justificar medidas profundamente ideológicas si son liberales defenderán medidas de libre mercado en su ámbito y si son marxistas serán partidarios del estatismo.


Por regla general, se atribuye la primera expresión consciente de la ideología tecnocrática al filósofo y sociólogo francés Claude-Henri Rouvroy, conde de Saint-Simon (1760-1825), que en su obra Réorganisation de la société européenne, de 1814, afirma:

"Todas las ciencias, no importa de la rama que sean, no son más que una serie de problemas que solucionar, de cuestiones que examinar, y se diferencian entre ellas sólo por su naturaleza. De esta forma, el método que se aplica a alguna de ellas conviene a todas las demás por el mero hecho de que conviene a algunas [...]. Hasta el momento el método de las ciencias experimentales no ha sido aplicado a las cuestiones políticas: cada uno ha contribuido con sus propias formas de ver, de razonar, de evaluar, y la consecuencia es que todavía no hay exactitud de soluciones ni generalidad de resultados. Ahora ha llegado el momento de superar esta infancia de la ciencia". Claude-Henry Rouvroy, conde de Saint-Simon:

Saint-Simon es el primero que propone para el poder político a aquellos que, en su época, dirigen el proceso de transformación económica en Francia, los dirigentes industriales y los técnicos; augurando el reemplazo de la política por la ciencia de la producción, el «gobierno de los hombres» por «la administración de las cosas», que se contrapone a la democracia y justifica el autocracia bajo un ropaje científico.

Por los mismos derroteros circula otro filósofo y sociólogo francés, Auguste Comte (1798-1857). Contemplando la sociedad industrial, científica y tecnológica como fruto de toda la historia universal, saca la conclusión de la necesidad de una dirección tecnológica y no política de la sociedad. 

La ideología tecnocrática se fundamenta en una concepción del radio de acción y del método de la ciencia, de las relaciones entre la ciencia y la técnica y del papel social de la técnica, según la cual es real solamente aquello que es cuantificable, comprobable empíricamente y manipulable. Por lo tanto, todo aspecto de la realidad, incluso de la realidad socio-política, es investigable con los instrumentos de las ciencias exactas. De esta manera, según la visión moderna de la indisoluble relación existente entre la investigación teórica (la ciencia) y el dominio sobre el objeto investigado (la técnica), es esta la que tendría una función de experimentación y de dirección social y política.

El término tecnocracia se impone a partir de los primeros años 1930 para indicar la progresiva expansión —alentada por parte de algunos, temida por otros— del poder de los técnicos de producción (químicos, físicos e ingenieros) basado en el supuesto de que quien está capacitado para gobernar el proceso industrial empresarial está capacitado para gobernar no solamente enteros sectores productivos, sino también la sociedad industrial en su conjunto, tesis que será defendida por los marxistas.

Los técnicos industriales son pronto reemplazados por la clase de los «directores» (managers), que debe su fortuna al debilitamiento de la función de la propiedad bajo las corporaciones —ya sea en su faceta de titularidad, con la sociedad por acciones, ya sea en su faceta decisional al reemplazar a la burguesía—, característico de los grandes grupos industriales. 

Con la creciente intervención del Estado en la vida económica de los pueblos, con la planificación económica y con la integración entre industria y sistema de defensa durante los periodos bélicos, con la carrera armamentística durante la llamada Guerra Fría, el tecnócrata medio se abre a los más altos niveles de la burocracia estatal y de los aparatos industrial-militares, además de, evidentemente, a exponentes de renombre de las facultades universitarias científicas, tecnológicas y económicas, con un trasvase continuo de una realidad a otra, ejemplificado por la carrera de Robert S. McNamara, en primer lugar presidente de la Ford Motor Company, luego Secretario de Defensa de EE. UU. en la época de la guerra de Vietnam (1965-1975) y finalmente presidente del Banco Mundial.

La importancia económica y social de los flujos financieros e informativos de los años ochenta determina una imponente aportación del mundo de las finanzas, de la informática y de la comunicación en la formación de la mentalidad y del personal tecnocráticos. No obstante, la calificación de tecnócrata se otorga al técnico no como especialista, sino más bien como presunción de poseer los elementos para aplicar la técnica al gobierno de todo entorno humano.

En el caso de México los tecnócratas entraron al poder a principios de 1980 y se caracterizaron por gobernar ignorando los principios revolucionarios de gobiernos anteriores, este grupo lo conforman principalmente jóvenes financieros y economistas con estudios de posgrado en el extranjero, que debilitaron la esencia del PRI, y posibilitaron la absorción de Mexico por los Estados Unidos hundiéndolos en una sangrieta guerra civil, que se refleja en la lucha de los carteles de la droga contra los pequeños propietarios debilitados por los bajos costes de los cereales americanos.

El poder tecnocrático

Lo que caracteriza a la tecnocracia, a principios del siglo XXI, es la tendencia a suplantar el poder político en vez de apoyarle con su asesoramiento, asumiendo para sí la función decisional constituyendo una "nueva clase" . Eliminando la división entre política como reino de los fines y técnica como reino de los medios, el tecnócrata abandona el terreno técnico-económico y de los medios de la acción social para meterse en el de los fines y en el de los valores, intentando que la decisión de tipo político y discrecional —con base en criterios prudenciales y morales— puede ser reemplazada por una decisión no discrecional, fruto de cálculos y previsiones de tipo científico, en base a puros criterios de eficiencia, esto fracasaría en Venezuela en los años 90 al no poder represar la reacción adversa del pueblo ante un esquema tecnocrático disponiendo a la población para el ascenso de la minoría marxista.

«En la mentalidad tecnocrática —sintetiza Claudio Finzi— racionalidad y "verdad" están indisolublemente unidas, según un esquema reconocido casi universalmente en el pensamiento contemporáneo, en el que además la racionalidad está fundada sobre elementos meramente cuantitativos, postergando al mundo de lo irracional, y por lo tanto de lo lamentable por definición, todo aquello que no sea cuantificable. Es obvio que ya no habrá sitio para los juicios de valor, esto es, para los juicios que por su misma sustancia no pueden fundarse sobre elementos cuantitativos».

La ocupación de la esfera política trae consigo la demonización por incompetencia, por corrupción y por particularismos de los individuos que actúan tradicionalmente en ella; y también la afirmación de la plena suficiencia de la competencia para la gestión de los asuntos públicos, conforme a una concepción simplista de la sociedad como unidad productiva de la que, en un primer momento, hay que maximizar su expansión económica, o —en un segundo momento— integrar en un sistema económico mundial. Para tal fin hay que adaptar las estructuras institucionales (recuérdese a todos aquellos que en Italia desean una Constitución reescrita teniendo como objetivo el mercado mundial) y administrativas.

De la desconfianza tecnocrática en la voluntad o en la capacidad de los individuos particulares o asociados de realizar un sistema económico más eficiente se deriva tanto la propensión a planificar la sociedad por medio de un sistema de control tecnoburocrático, como la expulsión de la vida social de todo principio que no sea cuantificable, la aversión hacia una concepción del bien común que no se reduzca a puro bienestar material.

Tecnocracia, mundialismo y Superestado.

Si las coordenadas culturales remotas de la ideología tecnocrática se remontan a la industrialización de los Estados nacionales europeos (sobre todo de Francia en el siglo XIX) su consumación de hecho se desarrolla y se afirma en la segunda mitad del siglo XX, cuando se realizan las condiciones para una proyección a escala mundial en su doble perspectiva de solución de los grandes problemas planetarios y de globalización de la economía.

Al principio de la década de los setenta (coincidiendo con la aparición del famoso informe realizado para el Club de Roma por el System Dinamics Group del MIT, el Massachussets Institute of Technology, uno de los mayores laboratorios mundiales del pensamiento tecnocrático, que fue difundido en Europa en 1972 con el título Los límites del crecimiento) comienza a afirmarse la necesidad de planificar una detención del crecimiento demográfico y una reducción de los consumos para encarar la degradación del medio ambiente y el agotamiento de los recursos naturales. El proyecto de confiar los destinos de la humanidad a una comunidad científica y tecnológica internacional supone una centralización en la toma de decisiones que concentraría poderes inmensos en manos de una burocracia mundialista y una merma de las libertades de los particulares y de las soberanías de los pueblos, como desde hace tiempo ocurre cuando los órganos oficiales del superpoder financiero mundial (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial) condicionan las ayudas a países subdesarrollados o en vías de desarrollo a la adopción de determinados modelos socio-económicos o de políticas antinatalistas.

La globalización de la economía se enfrentó hasta 1989 con la existencia de los dos sistemas considerados ideológicamente antagonistas, el soviético y el occidental. La presencia en ellos de las mismas pulsiones tecnocráticas y de paralelos mecanismos burocráticos y de control social, más que ratificar la consideración tecnocrática de la naturaleza superestructural de las ideologías políticas, en realidad evidenciaba la progresiva infiltración de estas por parte de la ideología tecnocrática. Esta ideología podía originar, según el contexto político, sistemas tecnodemocráticos, tecnoautoritarios o tecnosocialistas. 

Los significativos intercambios económicos y financieros y los inquietantes fenómenos de «solidaridad» entre grupos industrial-militares de las dos superpotencias en el clima de la Guerra Fría desvelan la actuación de corrientes de pensamiento y de grupos orientados a la superación de los bloques en un proyecto globalista de planificación de los recursos humanos y materiales del planeta. Proyecto que parece, después de la caída del sistema imperial soviético en 1989, al alcance de la mano, si los poderes tecnocráticos mundialistas consiguen evitar el resurgir de las nacionalidades hasta ahora sojuzgadas en el "infierno de las naciones" soviético, así como también que los Estados llamados libres se libren de esa especie de soberanía limitada creada por las esferas de influencia de las superpotencias.

Aprovechando situaciones de crisis, de origen a menudo ambiguo en lo referente a los actores y a las motivaciones —étnicas, religiosas e ideológicas—, se afirma la necesidad de despolitizar el ámbito internacional: en este sentido a las instituciones supranacionales ya no se les pide que solucionen problemas de justicia entre comunidades políticas y de solidaridad entre los pueblos, sino ser órganos de un único orden político y militar mundial.

El caso más significado se da en el Gobierno de Italia a finales de 2011 debido a la crisis económica, presidido por Mario Monti.4

Tecnocracia y totalitarismo:

Dicho esto, es necesario evitar identificar como tecnocrático lo que es propio de una época tremendamente marcada por la tecnología, así como tampoco pensar que todos los ambientes que manifiesten actitudes tecnocráticas participen de las mismas perspectivas ideológicas y operativas.

La esencia de la concepción tecnocrática, más allá de los ropajes con los que se presentó históricamente (debidos principalmente a lo que, en cada momento, desde la máquina a vapor hasta los salvajes mecanismos de las finanzas, era estimado como el mayor factor de desarrollo), consiste en la pretensión de amputar de la realidad todo aquello que no sea cuantificable y manipulable, y por lo tanto de eliminar de la vida de los hombres todo aquello que guarde referencia con principios, imagen de un orden trascendente.

No sorprenden, por tanto, las ententes entre determinados poderes tecnocráticos y fuerzas políticas que, tras haber abandonado las vestiduras de una mitología socio-económica descalificada, ratifican no obstante su naturaleza relativista. Asimismo, tampoco sorprende que al relativismo «caliente» de fiebre ideológica se superponga un relativismo «frío» —pero no menos peligroso— de aparente rigor técnico. No se nos escapa tampoco su significación y orientación totalitaria —tanto en los fines como en los métodos de actuación—, si por totalitarismo se entiende la ocupación de todos los espacios de la vida individual y social por parte de quienes tratan de recrear de forma utópica la realidad.

Uso del término.

Al igual que otros términos que expresan el gobierno de una clase, profesión o rango sobre la mayoría, el término tecnocracia es usado actualmente de manera crítica o para reflejar disgusto o inconformismo hacia sus defensores. La connotación negativa se debe, según algunos autores, a que las décadas de los años 80 y 90, que vieron nacer y florecer a la tecnocracia alrededor del mundo, vieron de la misma manera el considerable aumento de la mala distribución de la riqueza en el mundo y el crecimiento de la pobreza. Normalmente, se considera que las tendencias tecnócratas en los gobiernos buscan una menor representación popular y un mayor autoritarismo de las clases poderosas que se atribuyen la sabiduría de dirigir a un pueblo supuestamente ignorante que no sabe lo que le conviene. En ese sentido se considera que democracia y tecnocracia son términos antitéticos o excluyentes.

Se califica de sistemas tecnocráticos al FMI, a la OMC, a la Comisión Europea y, en definitiva, a cualquier institución relevante en la toma de decisiones que no haya sido elegida de manera democrática.


Críticas:

El propio Max Weber percibió que realmente no puede existir un tipo de organización ideal. Por tanto, la burocracia real será menos óptima y efectiva que su modelo ideal. Según Weber, puede degenerar de las siguientes maneras:
La jerarquía vertical de autoridad puede no ser lo suficientemente explícita o delineada, causando confusión y conflictos de competencia.
Las competencias pueden ser poco claras y usadas contrariamente al espíritu de las reglas; en ocasiones el procedimiento en sí mismo puede considerarse más importante que la decisión o, en general, sus efectos, de ahí de revisar las decisiones de los funcionarios con los Jueces de Residencia para evaluar si están adaptadas a derecho, y siguen la planificación fragmentaria elaborada.
Nepotismo, corrupción, enfrentamientos políticos, favores sexuales y otras degeneraciones pueden contrarrestar la regla de impersonalidad, pudiéndose crear un sistema de contratación y promoción no basado en méritos, que perjudica la eficiencia de la burocracia, el ascenso en la burocracia debe ser evaluado por un ente central que pueda ser supervisado por los Jueces de Residencia, el Parlamento, la Fiscalía y por los medios de comunicación.
Los funcionarios pueden eludir responsabilidades, se les debe inculcar que su servicio es a la patria, a la administración pública y al público , y no a los partidos políticos, que buscan su enriquecimiento personal.
La distribución de funciones puede ser inefectiva, produciendo excesiva actividades regulativas, duplicación de esfuerzos y, en general, ineficiencia, que pueden ser aprovechada por los enemigos del régimen.

Incluso una burocracia no degenerada puede verse afectada por ciertos problemas:

Sobreespecialización.
Rigidez e inercia en los procesos, tomando decisiones con lentitud o siendo imposible aplicarlas al presentarse casos inusuales, e igualmente retrasando los cambios, evolución y adaptación de viejos procesos a nuevas circunstancias;
Suposición de que el sistema es siempre perfecto y correcto por definición, provocando que su organización sea poco proclive al cambio y a la autocrítica, se debe revisar constantemente el sistema burocrático.
Poca estima por las opiniones disidentes, por el contrario se debe escuchar las diferentes opiniones y tomar la correcta.
Creación de más y más reglas y procesos, creciendo su complejidad y disminuyendo su coordinación, facilitando la creación de reglas contradictorias, se debe revisar el régimen burocrático en perspectiva.
En la concepción del marxista León Trotsky, el régimen de la antigua URSS tras el triunfo de Stalin correspondía al dominio político de una casta privilegiada, la burocracia sobre la nobleza y la burguesía.

Según algunos sociólogos modernos como el francés Michel Croizier: La impersonalidad del empleado para aplicar la regla sin excepción de personas retira cualquier sistema de flexibilidad, la multiplicación de las reglas de control previene cualquier iniciativa y juega contra la innovación y la departamentalización que conduce a la renuncia de los grupos a sus metas a expensas de los de la organización y evita cualquier forma de adaptación social.



Bibliografía

Marion King Hubbert, Howard Scott, Technocracy Inc., Technocracy Study Course, New York, 1st Edition, 1934; 5th Edition, 1940, 4th printing, July 1945.