sábado, 25 de enero de 2014

Rebelión en el Zoológico Por Kelder Toti

Rebelión en el Zoológico.
                                                  Por Kelder Toti

En construcción: faltan la elaboración de mitemas y fonemas.

En el 23 de Enero existía un zoológico, hace tan sólo unos días atrás, ya que ahí solo podían vivir animales salvajes, que era dirigido por el guarda parque: Rafael. Un día, este se duerme tras una borrachera de Anís y Pepsi Cola, todos los animales del zoológico, se encuentran en la plaza principal a petición de un viejo camello: Domingo, que rumiaba de ira, por el hambre que padecía.

Domingo le dijo a las bestias reunidas: 

- Animales del mundo uníos, deben asaltar el cielo, y acabar la tiranía del zoológico, al destruir al zoológico surgirá un mundo mejor-.

Este cree que no vivirá mucho tiempo, y desea transmitirles su sabiduría a los demás animales antes de que sea demasiado tarde, y escribe sin parar en unas hojas, que los animales utilizan como paja, ya que nadie lee sus panfletos, a excepción del triste cuervo Totico.

Domingo pronuncia un discurso político en el que asegura que los animales llevan una vida miserable por culpa del guarda parque, que no reparte la renta de Inparque,  y que, por tanto, es preciso que se rebelen contra la tiranía del Guardaparque. El discurso continúa con una anécdota en la que Domingo cuenta que tuvo un sueño en el que vio una Tierra sin humanos, gobernado solo por animales, que vivían en el Paraíso Comunal. A continuación, les enseña a los animales la canción: “Militante es la hora del Pueblo”.

Con la emoción animal
Del poder popular.
Militante es la hora del pueblo
Tomamos las riendas de la jauría.
Es el honor de la traición
el que tiene más valor
Que la jaula del zoológico
que es el pueblo glorioso
y hoy rompe cadenas de la esclavitud
El zoológico unido con pasión
Retoma el sueño del dormilón
y lo encarna, alza su vista.

Va construyendo el Paraíso Comunal.
Somos millones en una sola voz
Un pueblo libre en revolución
Somos presente del gran mañana
Vamos forjando la patria soberana
El Triunfo es la unión
el zoolismo es la liberación
Solidario es el tiempo de vida
Amor la semilla de un mundo mejor.

Es la verdad que nos dice donde está
Una antorcha que enciende la paz
Al zoológico lo encarga el destino
De alumbrar caminos de dignidad
Al zoológico unido con pasión
Retoma el sueño del feliz 
Y lo encarna, alza su vista
Va construyendo la patria socialista
Con tres raíces como inspiración.

Florece el árbol de la rebelión
Son nuestros héroes
Que ahora nos guían
A un desastre mejor
Unir a los animales en una gran nación
Inmenso reto del socioolismo
Alerta el mundo que ya camina
La Espada del Camello

Y hace justicia el hambre que domina
Somos millones de una sola voz
Un pueblo libre en revolución
Somos presente del gran mañana
Vamos forjando la patria soberana
del robo continuado.
Que pinta una imagen dramática de una comunidad utópica de animales con la que Domingo sueña. Todos los animales cantan varias veces hasta que despiertan a Rafael, que dispara su escopeta de dardos, desde la ventana de la habitación, pensando que es un perro sarnoso, que viene a revelar a los animales. Asustados por el disparo, los animales se dispersan y se van a dormir a sus jaulas.

Tres noches más tarde, Domingo muere mientras dormía de hambre, ya que sus hijas le robaban el pasto., y le daban un pabilo. Los animales se preparan secretamente para llevar a cabo el último deseo del viejo camello: tomar el control del zoológico. La responsabilidad de adoctrinar y organizar a los animales recae sobre los gorilas, es decir, sobre los animales más inteligentes del mundo animal, y en particular sobre un chimpancé, que se cree gorila y un gorila que quiere ser cura: Huguito y Francisco. 

Estos dos animales, que se creen perros de caza, junto a un mono muy persuasivo llamado Aristóbulo, formulan los principios del “Animalismo”, la filosofía que inculcarán a los animales del zoológico. Estos últimos son “compañeros” y acuden a los monos conocidos por sabios, para despejar cualquier duda sobre la inminente revolución. 

Al principio, la mayoría de los animales no entienden los principios del Animalismo, pues desde siempre han considerado que Rafael es su legítimo dueño, y los protege de los otros animales.  María Corina una vanidosa cebra, se pregunta si, una vez instaurada la revolución, podrá seguir disfrutando de ciertos lujos tales como comer azúcar y llevar lazos. Pero el gorila Francisco le recuerda con severidad que los lazos son símbolos de esclavitud y que, por tanto, tendrán que ser abolidos. María Corina se queja con rabia, de tanta desdicha como puede ser que una cebra que se cree yegua de carrera no pueda comer azúcar.

El mayor disidente de los gorilas resulta ser el cuervo Totico, que habla constantemente de la Montaña de Caramelo, un lugar donde los animales van a morir y donde disfrutarán de grandes placeres, después de trabajar y estudiar durante toda su vida. como hace él. Aunque buena parte de los animales desprecian a Totico por calumniador y fastidioso, cuando en realidad dice la verdad. Las bestías no dejan de sentirse atraídos por sus ideas, aunque en realidad las rechazan, porque son perezosos. Los gorilas hacen todo lo posible por convencer a los animales de que las enseñanzas de Totico son falsas y mentirosas. Finalmente, y gracias a los leales cebras Julio y Luis, los gorilas logran ganarse a los animales.

Julio y Luis le dicen a los animales:  - El trabajo fastidia es mejor no trabajar-

A lo que los animales aplauden con sus patas a rabiar.

Sólo Totico le responde: -sino trabajamos qué vamos a comer-.

La revolución se da más rápido de lo que se esperaba. El Sr. Rafael se ha dedicado a beber tras perder su dinero en una apuesta de caballos, así que los cuidadores se han vuelto  flojos,  deshonestos y negligentes; lo que permite la rebelión. Un día Rafael se emborracha y olvida alimentar a los animales. Incapaces de soportar el hambre, las llamas logran derribar las puertas de las jaulas y los animales comienzan a comer.

Rafael y sus hombres descubren lo sucedido y comienzan a azotar a las llamas, a las guacamayas y a los hipopótamos. Llenos de ira, los animales comienzan a atacar a los hombres y logran correrlos del zoológico. Maravillados por su triunfo, los animales se dedican a destruir los últimos vestigios de servidumbre: cadenas, riendas, látigos, etc. 

Acto seguido, los animales disfrutan de una doble ración de maíz, pasto y comienzan a cantar “Militante es la Hora del Pueblo” hasta que llega la hora de dormir. A la mañana siguiente, deciden explorar la casa de Rafael y quedan maravillados con el lujo de la misma. Corina la cebra, más vanidosa, trata de permanecer en la casa, pues allí podría admirarse constantemente en el espejo, con sus cuatro gatos, pero el resto de los animales la regañan por su tontería. Todos deciden convertir la casa en una universidad y establecen que ningún animal podrá vivir en la misma.

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