El
Día Después.
Por Kelder Toti
Las Fuerzas
Armadas tras analizar la correlación de fuerza y careciendo de la determinación
para luchar, y recorrerán el corto camino a la oposición, buscando mejorar
su situación para el día después. Los “’remedos de hombres” se retiraran
a sus cuarteles a jugar truco, que es el único juego que son capaces de jugar,
después de ser abatidos, algunos de ellos serán juzgados, sirviendo de
alcahueta a los robos, asesinatos y privaciones que han sometido a la
población. Su frustración los obligara a buscar unos enemigos en la
frontera que lo derrotaran, sin mayor contratiempo, serán el hazmerreír del
pueblo: ladrones y cobarde será un buen chiste. El valor de un general será
menor al de una puta. Los motines serán cosa corriente, antes eran los
oficiales quienes: maltrataban, asesinaban y violaban a los soldados, ahora
será al revés. Algunos especularan sobre la necesidad de deshacerse del
ejército, sustituyéndolo por una policía profesional, para remediar el mal,
desviando la mirada de un panorama desolador de un ejército que se
desintegra. En todo caso sus días de saqueo terminaron, mas pronto de lo que
mucha gente imagina. Ese es el terrible costo de la derrota.
Esto no es más,
que la formación ideológica de los antimilitaristas, que florecerá como el
piojo en un cuerpo enfermo, azotando a los uniformados, que expondrá toda clase
de crítica a las Fuerzas Armadas, carentes de la mística del soldado. Por el
contrario permitirá arrojar luz sobre sus dolencias y desaciertos, lo que nos
muestra lo fácil que es cortar madera de un árbol caído. Quizás en el
ejército alemán esto no pasaría a mayores, pero aquí tendrá un efecto
devastador; porque carecen de los valores que hacen al militar, después de todo
no son más que “remedos de hombres”.
Los principales
esbirros huirán, mientras los delatores, soplones, agentes y funcionarios
involucrados en la represión. Serán asesinado en el mejor de los casos o caerán
presos con largas condenas por delante, saliendo de las prisiones para morir de
pena, mientras sus jefes se dan un gran exilio en Europa o Cuba, chantajeando a
los elementos de la oposición que participen en el gobierno, y tenga poses
indiscretas.
Los Círculos
Bolivarianos al día siguiente de la caída del Nerón Barinés: sus casas serán
saqueadas, sus propiedades serán confiscadas, algunos de ellos se le
asesinará en las puertas de su hogar, habrá saqueos en los comercios y abastos
propiciados por los mismos Círculos Bolivarianos, aumentando el enojo de
la población. Es común en los rumores de que connotados chavistas, huirán
con maletas llenas del “cochino dinero americano” a un país extranjero. Sus
esposas e hijas de los más odiados, serán ultrajadas, calmando algunos su dolor
con la muerte: los que no logren huir al campo encontraran su fin a la vuelta
de la esquina en cualquier barrio.
Los que tengan menos valor se suicidarán, y
los que no logren escapar maldecirán vivir. No será extraño que algunos se
delaten entre ellos mismos, se producirá allanamientos, detenciones,
descubrimientos de depósitos de armas y asesinatos, conduciéndolos a prisión a
empujones.
Los más avisados
huirán a las embajadas, sacados por piquetes enfurecidos a golpes, éstas se
hará de la vista gorda, mientras la tranquilidad vuelve a casa, entregándolos a
las autoridades algo magullados. Descubrirán la penuria de la cárcel, y lo
difícil de la vida cotidiana, sin un carguito. Saldrán los presos políticos,
liberados por sus propios carceleros, con una sonrisa en los labios, y una
pistolita en la mano, que no será de agua. En todo caso se repetirá el ciclo de
los perseguidos que se convierten en perseguidores.
Sabaneitor
viéndose perdido intentará huir, las Fuerzas Especiales del Ejército
Revolucionario lo evacuarán con suerte en la confusión, se esfumará como el
humo, de no hacerlo purgará una larga condena en el sitio que nunca debió salir
jamás: Yare. Se descubrirá su doble juego, persecuciones, envidia e ineptitud.
Jamás volverá a la tierra que lo vio nacer, y que él vilmente ha
traicionado, se despedirá con tristeza, pensando en el helicóptero que lo
conduzca a Cuba.
-Qué líder ha
perdido la humanidad-, abandonando a su suerte los que han luchado por él.
Habrá alegría por
doquier, se abrazarán los vencedores, escribirán el reportaje del siglo, que
maldecirá su obra, olvidando los opositores su rabia, y su dicha, que se
convertirá en flor de un día. Esta historia se volverá a repetir muy pronto, en
otra oportunidad, con la misma escenografía y con los mismos actores de reparto
pero con diferentes protagonistas.
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