miércoles, 15 de enero de 2014

El Día Después de la Caída de Maduro Por Kelder Toti


                                     El Día Después.

                                  Por Kelder Toti 
 

Las Fuerzas Armadas tras analizar la correlación de fuerza y careciendo de la determinación para luchar, y recorrerán el corto camino a la oposición, buscando mejorar su  situación para el día después. Los “’remedos de hombres” se retiraran a sus cuarteles a jugar truco, que es el único juego que son capaces de jugar, después de ser abatidos, algunos de ellos serán juzgados, sirviendo de alcahueta a los robos, asesinatos y privaciones que han sometido a la población.  Su frustración los obligara a buscar unos enemigos en la frontera que lo derrotaran, sin mayor contratiempo, serán el hazmerreír del pueblo: ladrones y cobarde será un buen chiste. El valor de un general será menor al de una puta. Los motines serán cosa corriente, antes eran los oficiales quienes: maltrataban, asesinaban y violaban a los soldados, ahora será al revés. Algunos especularan sobre la necesidad de deshacerse del ejército, sustituyéndolo por una policía profesional, para remediar el mal, desviando la mirada de un panorama desolador de un  ejército que se desintegra. En todo caso sus días de saqueo terminaron, mas pronto de lo que mucha gente imagina. Ese es el terrible costo de la derrota.

Esto no es más, que la formación ideológica de los antimilitaristas, que florecerá como el piojo en un cuerpo enfermo, azotando a los uniformados, que expondrá toda clase de crítica a las Fuerzas Armadas, carentes de la mística del soldado. Por el contrario permitirá arrojar luz sobre sus dolencias y desaciertos, lo que nos muestra lo fácil que es cortar madera de un árbol caído. Quizás en el ejército alemán esto no pasaría a mayores, pero aquí tendrá un efecto devastador; porque carecen de los valores que hacen al militar, después de todo no son más que “remedos de hombres”.

Los principales esbirros huirán, mientras los delatores, soplones, agentes y funcionarios involucrados en la represión. Serán asesinado en el mejor de los casos o caerán presos con largas condenas por delante, saliendo de las prisiones para morir de pena, mientras sus jefes se dan un gran exilio en Europa o Cuba, chantajeando a los elementos de la oposición que participen en el gobierno, y tenga poses indiscretas. 

Los Círculos Bolivarianos al día siguiente de la caída del Nerón Barinés: sus casas serán saqueadas, sus  propiedades serán confiscadas, algunos de ellos se le asesinará en las puertas de su hogar, habrá saqueos en los comercios y abastos propiciados por los mismos Círculos Bolivarianos,  aumentando el enojo de la población. Es común  en los rumores de que connotados chavistas, huirán con maletas llenas del “cochino dinero americano” a un país extranjero. Sus esposas e hijas de los más odiados, serán ultrajadas, calmando algunos su dolor con la muerte: los que no logren huir al campo encontraran su fin a la vuelta de la esquina en cualquier barrio. 

Los que tengan menos valor se suicidarán, y los que no logren escapar maldecirán vivir. No será extraño que algunos se delaten entre ellos mismos, se producirá allanamientos, detenciones, descubrimientos de depósitos de armas y asesinatos, conduciéndolos a prisión a empujones.

Los más avisados huirán a las embajadas, sacados por piquetes enfurecidos a golpes, éstas se hará de la vista gorda, mientras la tranquilidad vuelve a casa, entregándolos a las autoridades algo magullados. Descubrirán la penuria de la cárcel, y lo difícil de la vida cotidiana, sin un carguito. Saldrán los presos políticos, liberados por sus propios carceleros, con una sonrisa en los labios, y una pistolita en la mano, que no será de agua. En todo caso se repetirá el ciclo de los perseguidos que se convierten en perseguidores.

Sabaneitor viéndose perdido intentará huir, las Fuerzas Especiales del Ejército Revolucionario lo evacuarán con suerte en la confusión, se esfumará como el humo, de no hacerlo purgará una larga condena en el sitio que nunca debió salir jamás: Yare. Se descubrirá su doble juego, persecuciones, envidia e ineptitud. Jamás volverá  a la tierra que lo vio nacer, y que él vilmente ha traicionado, se despedirá con tristeza, pensando en el helicóptero que lo conduzca a Cuba.

-Qué líder ha perdido la humanidad-, abandonando a su suerte los que han luchado por él.

Habrá alegría por doquier, se abrazarán los vencedores, escribirán el reportaje del siglo, que maldecirá su obra, olvidando los opositores su rabia, y su dicha, que se convertirá en flor de un día. Esta historia se volverá a repetir muy pronto, en otra oportunidad, con la misma escenografía y con los mismos actores de reparto pero con diferentes protagonistas.

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