viernes, 10 de enero de 2014

La Guerra de las Malvinas Por Kelder Toti

LA GUERRA DE LAS MALVINAS

                                    Por Kelder Toti




I.INTRODUCCION

La Guerra de las Malvinas o Guerra del Atlántico Sur (en inglés, Malvinas War ) fue un conflicto armado entre la República Argentina y el Reino Unido que tuvo lugar en las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur. La guerra se desarrolló entre el 2 de abril, día del desembarco argentino en las islas, y el 14 de junio de 1982, fecha de la rendición argentina, en Puerto Argentino; lo que conllevó la recuperación de los tres archipiélagos por parte del Reino Unido.

La causa es la lucha por la soberanía sobre estas islas australes, tomados por la fuerza en 1833 y dominados desde ese entonces por el Reino Unido, algo nunca aceptado por la Argentina que los sigue reclamando como parte integral e indivisible de su territorio; de hecho, considera que se encuentran ocupados ilegalmente por una potencia invasora.

Aspectos Económicos: en otro tiempo, en las islas existían importantes puestos balleneros, pero la gradual desaparición de numerosas especies de ballenas en los mares australes y los profundos cambios en el negocio aceitero hizo que la relevancia económica de la actividad se redujera dramáticamente. No obstante, numerosas investigaciones confirman yacimientos de crudo en la plataforma continental, en la que se encuentran las Malvinas. La plataforma es, además, una rica pesquería.

Aspectos Políticos: el interés de la Argentina por el archipiélago obedece a su visión del mismo como territorio irredento; que dada la crisis de la Junta Militar, por las protestas de los sindicatos y la erosión económica buscó la confrontación como una forma de galvanizar al pueblo argentino, que le permitiera una mayor legitimidad en las masas, confiados que no tendrían una respuesta militar de la Gran Bretaña.
Aspecto Estratégico:

1. La posesión de territorios adyacentes a la Antártida puede otorgar derechos sobre este continente en futuras negociaciones relacionadas con el mismo.

2. El control de este archipiélago entrega una posición estratégica a su ocupante sobre el cruce austral y su tráfico marítimo.
No obstante, en la década previa al estallido de la guerra, el Ministerio de Asuntos Exteriores británico consideraba a las Malvinas como un problema a la hora de estabilizar sus relaciones con América Latina. Pero, aunque propuso una devolución en arriendo (una soberanía de la Argentina durante un tiempo prolongado con la expectativa de una devolución al final del mismo), los ciudadanos de las Malvinas se negaron a aceptar la propuesta, que cerraría todo tipo de negociación diplomática hasta nuestros tiempos.

II.ARGENTINA Y GRAN BRETAÑA.

A comienzos de los años 1980, el modelo económico de la Junta Militar dio claras muestras de agotamiento, lo que provocó numerosas tensiones sociales: 90% de inflación anual, recesión profunda, interrupción de buena parte de la actividad económica, generalización del IVA, empobrecimiento de las clases medias, brusco aumento del endeudamiento externo de las empresas y del Estado, salario real cada vez más depreciado, aumento de la pobreza, hiperinflación, etc. La sustitución del jefe de la primera Junta Jorge Rafael Videla por el general Roberto Viola y, luego, de este por el general Leopoldo Galtieri, fue una consecuencia de esa crisis, que buscaba dar una salida el régimen de facto. La consiguiente decisión de intentar recuperar las Malvinas fue tomada, entre otras razones, por el efecto que podría conseguirse a la hora de desviar la atención social de esos problemas, como por las posibilidades de recuperar el crédito perdido entre determinados sectores sociales sensibles a una acción de interés patriótico como ésa.

La situación de la Gran Bretaña era de choque social, y posiblemente la disolución del gobierno: sindicatos del carbón enfrentados al gobierno por los salarios y condiciones laborales, inflación, altas tazas de desempleo producto de la política liberales introducida, ataques del IRA, buscando una salida militar al problema de Irlanda, la huelga de hambre de los prisioneros del IRA capturados, huelgas en el sector público y privado; lejos la guerra de ser un problema más, se convertiría en una válvula de escape, que permitiría desviar los problemas cotidianos de los británicos, de ahí la importancia del conflicto, que galvanizaría a la opinión pública en favor de una respuesta militar.

III: MEDIOS DE COMUNICACIONES

La Noticia es una particular construcción del discurso de la información que narra eventos factuales, generalmente públicos, bajo un formato gráfico-temático preciso e identificable. En la noticia no hay una apelación directa al lector y los hechos narrados son evidentes para ser aceptados como verdaderos, por los lectores. La noticia apunta a una rápida comprensión y a una precisa interpretación por parte del lector en favor de una determinada posición. Las Noticias de las Malvinas son aquellas unidades macro semánticas que están ligadas directamente al desarrollo del conflicto bélico, llevado a cabo entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982 por el Reino Unido y la República Argentina. El manejo de la información es un recurso importante para cualquier fuerza armada en situaciones de guerra, ya que puede utilizarse para obtener nueva información, provocar errores en el contrincante, generar efectos entre los propios y los aliados. También es un buen elemento de propaganda política.

Actores y Escenarios de la Noticia

• Las Noticias Militares son las que narran la Guerra desde el punto de vista estrictamente militar. Son expresadas por medio de comunicados y declaraciones y sus fuentes de información son institucionales. En ellas se relata, por ejemplo, el desplazamiento de tropas, posiciones de guerra, estrategias, etcétera. La información vertida no mentirá, ya que perdería credibilidad entre los receptores, sino más bien aminorará los hechos, y permitirá abrir esperanza ante los hechos consumados, convirtiendo a los lectores en combatientes
• Las Noticias Políticas son genéricas y comprenden acciones políticas, declaraciones y decisiones emanadas de la Junta Militar. En este escenario interactúan los militares, políticos, empresarios. Se debe buscar el consenso sin dejar de lado a ningún elemento político de importancia, que permita apoyar las acciones armadas, no solo comunicándolas sino también justificándolas.
• Las Noticias Diplomáticas son específicas y se dan en el espacio que se delimita entre el Ministerio de Relaciones Exteriores argentino y de las Naciones Unidas. Se dan por medio de declaraciones, entrevistas y citaciones y su fuente es institucional. Su función es amalgamar la ayuda de socorro y de apoyo de los países latinoamericanos y foráneos, expresándola y difundiéndola no solo en la Argentina sino también en el Continente, y su objetivo es conseguir más ayuda a la causa de la guerra.
• Las Noticias del Mundo Anglosajón son las que toman la guerra desde el punto de vista británico. Lo mismo sucede con las Noticias del Mundo Norteamericano, censurando toda noticia que pudiera causar alarma o disenso.
• Las Noticias Económicas se refieren a las sanciones de la comunidad europea contra la economía argentina, y como el aparato productivo las sortea o evade, mostrando el rendimiento de las medidas efectuadas.
• Las Noticias Históricas fueron publicadas principalmente en las primeras semanas del conflicto, consisten en narraciones cronológicas, grandes síntesis, antecedentes y explicación causal de la guerra, que buscaban elevar el sentido patriótico.
• Las Noticias de la Vida Cotidiana ofrecen al lector narraciones pintorescas, por ejemplo, cómo es un día en las Islas. Acercan las imágenes de una medida lejana para un lector que nunca estuvo en las Islas. Sus personajes pertenecen al mundo privado.
• Las Noticias de la Iglesia Católica adquieren una gran importancia con la llegada del Papa Juan Pablo II a la Argentina. Constan de narraciones, declaraciones y documentos y sus fuentes son institucionales; y deben buscar el apoyo del clero y de las autoridades arzobispales a la guerra.
• Las Noticias de Opinión describen las relaciones de causa/efecto del conflicto. Son jerárquicas e interpretativas y están presentes al inicio y al final de la guerra. Las noticias de opinión deben insistir en que las acciones realizadas forman parte del bien común de la nación.
• Las Noticias sobre Otros Medios son las que publican opiniones y reacciones de la prensa británica, los problemas de la censura, la contra información y los rumores. Su fuente de información son los diarios británicos.
Pautas para el Cumplimiento del Acta de la Junta Militar disponiendo el Control de la Información por cuestiones de Seguridad
1. Todas las informaciones y las noticias provenientes del exterior utilizadas por los medios y toda información difundida por los medios relacionada a las operaciones militares y a la seguridad nacional están sujetas al control del Estado Mayor. Situación que sería un grave error, ya que esto eran ignorante de la manipulación mediática y las consecuencias que pudiera traer, hubiera sido preferible el Consejo de un Staff de periodistas, que hubieran logrado el objetivo: mantener informada a la opinión pública, y que las masas sean favorable a la guerra.
2. El Estado Mayor ejercerá el control de la información.
3. El director y el editor de los medios de información serán considerados responsables directos de las transgresiones al artículo 1º.
4. Toda transgresión será sancionada con la clausura del medio y el arresto del director o editor.
Condiciones que se lograron cumplir:
Evitar difundir información que:
• Atente contra la unidad nacional.
• Reste credibilidad y/o contradiga la información oficial.
• Destaque el neutralismo activo a favor de Gran Bretaña.
• Haga referencia a unidades militares, equipo y/o personal militar sin previa autorización del Estado Mayor Conjunto.
Políticamente, en la Argentina, la derrota en el conflicto precipitó la caída de la junta militar que gobernaba el país; en el Reino Unido, por su parte, la victoria en el enfrentamiento ayudó a que el gobierno conservador de Margaret Thatcher logrará la reelección en las elecciones del año 1983.

IV APRECIACIONES:

La decisión se basó en los siguientes supuestos políticos y militares, que resultaron falsos:
1. Las Naciones Unidas se había adherido firmemente a la doctrina de la guerra justa mediante la aprobación, por grandes mayorías, de las resoluciones 2131 (1965), 2326 (1967), 2908 (1972), 3281 (1974) y 3314 (1974), que reconocían explícitamente la legitimidad de las guerras de liberación, de autodeterminación, contrarias a la opresión racial, etc. Amparada en este antecedente legal, la mención a una hipotética recuperación de las islas por la vía armada había estado presente en el discurso diplomático bilateral desde 1972.

2. Entre 1981 y 1982, varias acciones del gobierno británico fueron interpretadas por la Junta militar argentina como señales de desinterés por el archipiélago, sus habitantes y su futuro; entre otras:
• Debido a recortes presupuestarios, el ministerio de defensa británico decidió prescindir de sus dos portaaviones (HMS Hermes y HMS Invincible), sus dos buques de desembarco de tropas (HMS Fearless y HMS Intrepid) y del patrullero antártico HMS Endurance, llamado por los británicos «el guardián de las Islas Malvinas». Varios periódicos argentinos llegaron a afirmar que el Reino Unido abandonaba la protección de las Islas Malvinas, sin ver que era simples recorte de la Home Fleet, que no afectaba su operatividad. En el mismo sentido, los representantes malvinenses en Londres expresaron su profunda preocupación por el inminente desarme. Sin darse cuenta que el desarme era producto del ahorro de costo más que un desapego a las islas, motivado por razones presupuestarias.
• La nueva ley de nacionalidad aprobada por el parlamento británico relegaba a la mayoría de los nativos malvinenses a una segunda categoría y les negaba la ciudadanía completa.

3. La guarnición británica en las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur era reducida, y la lejanía de la metrópoli impedía la llegada de refuerzos a tiempo.

4. La capacidad de guerra anfibia del Reino Unido a medio mundo de distancia no parecía estar a la altura de las circunstancias, pese a su gran poderío aeronaval.

5. No parecía probable que el Reino Unido realizara un contraataque a gran escala, afectando al territorio continental argentino —por ejemplo, usando sus submarinos nucleares— por una cuestión colonial sobre unas islas remotas.

Basándose, en líneas generales, en lo anterior, el gobierno argentino diseñó un plan para la recuperación militar de los tres archipiélagos en disputa llamado Operación Rosario, alterando el statu quo por la vía de los hechos. La operación fue creada a finales de 1981 y principios de 1982 por el Almirante Jorge Isaac Anaya, miembro de la Junta presidida por Galtieri.

V. LA OPERACIÓN ROSARIO Y GEORGIAS:

La Operación Rosario (nombre de la operación de desembarco, la operación anfibia se denominó Operación Azul) consistía en una serie de acciones de intensidad creciente encaminadas a la recuperación de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, que se conseguirían en sentido inverso (de Este a Oeste y de menor a mayor relevancia política), iniciándose de la manera más discreta posible y culminando con la toma del archipiélago de las islas Malvinas y de su capital, Puerto Argentino/Puerto Argentino , mediante un asalto directo. La Junta logró mantener en secreto el plan de Anaya hasta apenas 48 horas antes del inicio de las hostilidades.

Movimientos previos en las islas Georgias del Sur:

En septiembre de 1979, el empresario argentino Constantino Davidoff, especializado en negocios con chatarra, firmó un contrato con la empresa Christian Salvensen de Edimburgo, por el cual adquirió las instalaciones balleneras abandonadas en las islas Georgias del Sur. Davidoff gestionó en la Embajada británica de Buenos Aires el servicio del buque HMS Endurance con el fin de transportar a las islas el personal y equipos necesarios para desmantelar las instalaciones, pero como su pedido no fue aceptado, la Armada Argentina llevó a cabo la tarea. El empresario comunicó a la Embajada británica su viaje al archipiélago de las Malvinas y, en diciembre de 1981, zarpó con destino a las Georgias, a bordo del rompehielos ARA Almirante Irízar (Q-5).

Meses más tarde, el 19 de marzo de 1982, con motivo de un nuevo viaje de Davidoff al lugar, ahora en el ARA Bahía Buen Suceso (B-4), se produjo el izado de una bandera Argentina en las islas que provocó que el Ministerio de Exteriores Británico ordenase el envió del HMS Endurance con el objetivo de obligar a los operarios a arriar la bandera y evitar el desembarco del personal. El 20 de marzo, Thatcher fue informada de lo sucedido y decidió enviar el HMS Endurance desde Puerto Argentino, con un complemento de 24 soldados de marina. Se organizó, además, una protesta diplomática en Buenos Aires.

El 21 de marzo, después de la marcha del ARA Bahía Buen Suceso (B-4) y con un grupo de Davidoff en tierra para seguir con sus tareas, se solicitó al gobierno argentino desalojar a los operarios allí apostados, todo estos hechos debieron servir para hacer recapacitar al Alto Mando Argentino, que los ingleses se aprestarían a luchar si las islas pudieran ser ocupadas.

El 23 de marzo, el comandante del Grupo Naval Antártico, capitán de navío César Trombetta, al mando del ARA Bahía Paraíso (B-1), recibió órdenes del Estado Mayor General Naval de dirigirse a máxima velocidad a las islas Georgias del Sur, con la misión de evitar el desalojo del grupo de obreros argentinos de Davidoff por parte del HMS Endurance, salido a tal efecto desde las islas Malvinas, creando el casus beliz necesario para invadir las islas.

El B-1, comandado por Trombetta, arribó a Puerto Leith en la noche del 24 de marzo y desembarcó un grupo de apoyo a los obreros argentinos; luego, permaneció en la zona y patrulló con sus helicópteros el área durante las horas subsiguientes, las noticias procedentes de las islas dieron cuenta de un inusual movimiento de buques de guerra de la Armada Argentina en el Atlántico Sur.

El 28 de marzo de 1982 el ARA Santísima Trinidad (D-2) zarpó como buque insignia del Comandante de la Fuerza de Tareas 40, embarcando a su comandante y al Comandante del teatro de Operaciones Malvinas, General de División Osvaldo García. El 1 de abril el Estado Mayor General Naval recibió la orden de "ocupar Grytviken y mantener Port Leith a fin de asegurar el dominio de las islas Georgias", para lo que se le asignó la corbeta misilística ARA Guerrico (P-2) (actual P-32) al mando del CF Carlos Alfonso, y un grupo de Infantería de Marina al mando del Teniente de Navío Guillermo Luna.

Como consecuencia de lo anterior, se sucedieron una serie de reuniones y conversaciones de alto nivel a fin de evitar la acción argentina. La noche del día 1 de abril Ronald Reagan se comprometió ante Thatcher a hablar con la Junta militar para evitar el ataque. No obstante, su conversación telefónica con Galtieri fue infructuosa.

Grupo de Batalla que invadiría Las Malvinas

Fuerza de Operaciones 40 (comandante: Vicealmirante Juan Lombardo)
• Destructor misilístico ARA Hércules (D-1) (actual B-52) (4.100 t) con 4 lanzadoras de misiles MM-38 Exocet anti buque (cada una, 1 misil), 1 lanzamisiles doble antiaéreo Sea Dart, 1 cañón de 114 mm, 2 antiaéreos de 20 mm, 2 lanzadores triples de torpedos de 324 mm y 1 helicóptero Westland Sea Lynx (1977).
• Destructor misilístico D-2 ARA Santísima Trinidad (D-2) (4.100 t) con 4 lanzadoras de misiles MM-38 Exocet anti buque (cada una, 1 misil), 1 lanzamisiles doble antiaéreo Sea Dart, 1 cañón de 114 mm, 2 antiaéreos de 20 mm, 2 lanzadores triples de torpedos de 324 mm y 1 helicóptero Westland Sea Lynx (1981).
• Corbeta misilística ARA Drummond (P-1) (actual P-31) (1.250 t) 4 lanzadoras de misiles MM-38 Exocet anti buque (cada una, 1 misil), 1 cañón de 100 mm + 1 doble de 40 mm (1978).
• Corbeta misilística ARA Granville (P-3) (actual P-33) (1.250 t) con 4 lanzadoras de misiles MM-38 Exocet anti buque (cada una, 1 misil), 1 cañón de 100 mm + 1 doble de 40 mm (1981).
• Submarino ARA Santa Fe (S-21) (1.526 t) (Clase Balao ex-USS Catfish SS 339) con 10 tubos lanzatorpedos de 254 y 533 mm (1944, modernizado en 1960).
• Rompehielos ARA Almirante Irízar (Q-5) (14.900 t) con 2 helicópteros medianos Sikorsky Sea King (1978).
• Buque de transporte ARA Isla de los Estados (B-18) (3.100 t, 1951).
• Buque de desembarco de tanques LST ARA Cabo San Antonio (Q-42) (8.000 t, 1977).
• 84 comandos anfibios y buzos tácticos embarcados.
• 1º Y 2º batallón de infantería de la marina blindada (con vehículos anfibios LVTP-7 y LARC-5).

• La 3ra Sección de la Compañía C del Regimiento de Infantería 25 del Ejército Argentino y parte de la jefatura de esa unidad.

El 25 de marzo el general de división Osvaldo Jorge García, como comandante del Teatro de Operaciones Malvinas, dio órdenes de ejecutar el plan de operaciones.
El 26 de marzo, una importante fuerza naval argentina abandonó Puerto Belgrano bajo la apariencia de disponerse a realizar unas maniobras con la flota uruguaya. Sin embargo, dirigieron sus pasos hacia las islas Malvinas, ya que era una maniobra de distracción, no por ello la Comunidad de Inteligencia Británica se tragó el anzuelo.
El día 30, la inteligencia británica notificó al gobernador Rex Hunt que se trataba de una amenaza real y que se esperaba la invasión para el día 2 de abril. Hunt reunió a sus pocas tropas y les encomendó la defensa de las islas. En la mañana del 1 de abril, apagaron el faro e inutilizaron el pequeño aeropuerto local y sus radiobalizas. Ese mismo día el general García, debido a las malas condiciones meteorológicas reinantes, postergó un día la operación de desembarco, fijando como día “D” al 2 de abril y como hora “H” las 06:00. El gobernador Hunt no armó a la población local para enfrentar la invasión, repartiendo armas entre la misma, dispersándola entre la ciudad mientras llegaba ayuda de la Madre Patria, emprendiendo acciones de guerrilla contra las Fuerzas Armadas Argentinas.
El 2 de abril de 1982, tres días después de la movilización en la Plaza de Mayo, alrededor de cinco mil efectivos al mando del general Mario Benjamín Menéndez desembarcaron en Puerto Argentino, la capital de las Islas Malvinas, desde entonces rebautizada como Puerto Argentino. Los cuarenta y nueve marines ingleses que conformaban la pequeña guarnición encargada de la custodia del archipiélago fueron capturados y trasladados a Montevideo junto con el gobernador Rex Hunt. El general Menéndez asumió como gobernador de Malvinas. Aunque para la sociedad argentina la toma de Malvinas fue algo inesperado, el plan militar hacia tiempo que se venia analizando.


VI EL DESEMBARCO

El 1 de abril, a las 21:18, el primer grupo de botes se desprendió del D-2: 84 comandos anfibios y buzos tácticos bajo el mando del Capitán de Corbeta Guillermo Sánchez-Sabarots. A las 22:45, el grueso de la Agrupación de Comandos Anfibios salió del buque en 19 embarcaciones destacándose, inmediatamente, el destructor en su zona de patrullaje. Desembarcaron en Mullet Creek sobre las 23:00. A esa misma hora, el submarino ARA Santa Fe (S-21) libró a otros diez buzos tácticos para colocar balizas de radionavegación y ocupar el Faro San Felipe (Pembroke). Cuando el ARA Santa Fe (S-21) emergió, fue detectado por el radar de navegación del buque costero Forrest dándose inicio a las hostilidades. A las 23:40 en la zona del aeropuerto se observó una bengala verde y al poco tiempo fue apagado el Faro San Felipe.

Ya el 2 de abril, a la 1:30, los hombres de Sánchez-Sabarots se dividieron en dos grupos: el primero, comandado por él mismo, se dirigió a los barracones de la infantería de marina británica en Moody Brook para atacarlos; el segundo, bajo el mando del Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giachino, avanzó hacia Puerto Argentino con objeto de tomar las oficinas del Gobernador y capturarlo.

A la 1:55, el submarino ARA Santa Fe (S-21) salió a la superficie, frente a Punta Calebroña y lanzó sus Buzos Tácticos a unos 3.000 m del Faro San Felipe, que se encontraba apagado, alejándose, luego, a máxima velocidad en superficie, para regresar a su lugar de combate. Pero los británicos, sobre aviso, habían evacuado los barracones y estaban desplegados en posiciones de combate para defender la localidad, ya que se habían entrenado para tal eventualidad.

A las 4:20, el destructor ARA Hércules (D-1) izó su Pabellón de Guerra y comenzó su patrullaje en Puerto Groussac, protegiendo la iniciación de la fase de asalto, la aproximación del BDT ARA Cabo San Antonio (Q-42) y de la corbeta ARA Drummond (P-1).

A las 5:45, la Fuerza de Desembarco de Sánchez-Sabarots abrió intenso fuego automático y de granadas sobre los barracones donde suponían a los infantes de marina británicos. A los pocos minutos, descubrieron que nadie devolvía el fuego (estaban vacíos), ya que habían sido evacuados. El ruido, por el contrario, alertó al mayor Norman —que dirigía a las fuerzas británicas— de que los argentinos habían llegado, y estaban invadiendo las Islas.
Cerca de las 6:00 se apagaron las luces de la bodega del BDT, se abrieron las compuertas de proa y se pusieron en marcha los enormes extractores de gases. A las 6:22, llegó la orden "¡Primera ola al agua!" y, desde el BDT ARA Cabo San Antonio (Q-42), comenzaron a desembarcar los vehículos anfibios, con fuerzas del Regimiento de Infantería 25 del Ejército Argentino. El ARA Cabo San Antonio (Q-42) libró la compañía E de vehículos anfibios LVTP-7 y LARC-5 del 2º de Infantería de Marina, orientándose con las balizas que habían colocado los buzos tácticos del ARA Santa Fe (S-21), fue un grave error del Mayor Norman haberse replegado a la ciudad, hubiera dificultado la invasión si hubiera destruido las balizas. La primera oleada, bajo el mando del capitán de corbeta (IM) Hugo Santillan, llegó a tierra y tomó la dirección del aeropuerto. La compañía "D" desembarcó poco después para ocupar el faro.

Fue afortunado el ataque argentino, apoyado con fuerzas abrumadoras, ya que el Mayor Norman decidió replegarse, de vez de atacar a los comandos al colocar los faros, hubiera puesto en aprieto a las fuerza de comando Sánchez-Sabarot, dificultando el desembarco de los vehículos anfibios.
A las 6:30, desde el D-2, se irradió un comunicado en el que intimaba a la población a no ofrecer resistencia para evitar derramamiento de sangre.
El grupo de Giachino, la avanzada de las fuerzas argentinas, se dirigió a la casa del Gobernador, invitándole a la rendición. Al no recibirse respuesta, entraron al anexo de los sirvientes, donde se había atrincherado un grupo de Marines Reales, entablándose un combate. Comenzó un tiroteo generalizado, donde se produjo la primera baja del conflicto, el CCIM Pedro Giachino, que fue herido mortalmente; fueron también alcanzados por las esquirlas y resultaron heridos de gravedad, el Teniente de Fragata Diego García Quiroga y el Cabo Primero Ernesto Urbina.

El resto de sus hombres se replegaron, aunque mantuvieron el asedio sobre la sede del gobierno británico, disparando desde una posición elevada ubicada al sur de la misma. Los constantes cambios de posición de los comandos y el uso de granadas de aturdimiento hicieron creer a los defensores que estaban bajo el ataque de una fuerza numéricamente muy superior a la real, lo cual resultó decisivo para obtener su rendición. A los pocos minutos, aterrizó el primer Lockheed C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina en el Aeropuerto de Puerto Argentino.

Cuando la compañía E llegó a las proximidades del viejo aeropuerto, sufrió el primer ataque de la infantería de marina británica. Un blindado LVTP-7 fue averiado por disparos de una ametralladora, pero la tripulación resultó ilesa. El Contraalmirante Busser, responsable del desembarco, comenzó a preocuparse: las tropas blindadas aún no habían entrado en contacto con los comandos, y la resistencia británica era más intensa de lo esperado. Ordenó entonces que una compañía del Batallón de Infantería de Marina 1 con lanzacohetes de 105 mm fuesen helitransportados a la costa.

A las 8:30, el gobernador Hunt y el mayor Norman, sitiados y bajo presión, debatieron qué hacer. Se sugirió dispersarse por el interior para iniciar una guerra de guerrillas, pero, finalmente, creyéndose rodeados por un batallón de Infantería de Marina, asunto totalmente falso, decidieron que este plan de acción no tenía sentido. Hicieron traer a Héctor Gilobert, un argentino residente de las islas al que consideran un espía, y le encargaron negociar el alto el fuego. A las 9:30, el gobernador Hunt rindió las islas Malvinas al contraalmirante Busser. Un avión de transporte militar argentino llevó a Hunt a Montevideo, desde donde se dirigió a Londres.

La falta de hacer trabajo de observación de campo, apresuró la rendición de los Royal Marine, lo que les hubiera permitido averiguar el dispositivo argentino y la cantidad de efectivos comprometidos, en el desembarco, se hubieran dispersados en el interior de la isla y comenzado una guerra de guerrilla, dado las dificultades del desplazamiento y lo intrincado del paisaje hubieran tenido éxito.

Utilizando el helicóptero Westland Lynx Mk.23 0739/3-H-141, desde el ARA Hércules (D-1), se trasladó al abanderado de la Flota de Mar, el Teniente de Fragata Martín Cazaux, para afirmar el pabellón en Puerto Argentino (posteriormente, llamado Puerto Argentino).
Cumplida su tarea por la Fuerza de Desembarco, algunas de sus fracciones se encontraban listas para el repliegue al Continente, que comenzó el mismo 2 de abril.

En esas circunstancias, y ante la necesidad de brindar apoyo logístico a las unidades navales que operaban en el puerto de la capital de las islas, el comandante de la Flota de Mar dispuso la creación del Apostadero Naval Malvinas, designando como jefe del mismo al capitán de fragata Adolfo A. Gaffoglio.

Al día siguiente, aparecieron en los periódicos británicos las fotos de los marines tendidos en el suelo boca abajo. Aproximadamente 120 defensores (incluyendo civiles armados) fueron capturados por los argentinos en la acción.

Sin embargo, en las islas Georgia del Sur los británicos no aceptaron la rendición. Cuando en la mañana del día 3 las fuerzas argentinas trataron de tomar Grytviken, los 22 infantes de marina británicos reaccionaron, pero luego decidieron rendirse, al saber la suerte de los Royal Marine de la capital.
El asalto con comandos argentino fue limpio, rápido y contundente, e impidió que las fuerzas al mando del Mayor Norman emprendieran acciones de guerrilla, es una lástima que no los dispusieran a defender la Isla con los grupos de élite del Ejército y la Marina, en vez de colocar a conscriptos que harían un triste papel en el conflicto, hubieran estado a la altura de los Royal Marine y de los soldados del Cuerpo Expedicionario Británico.
Pasado el mediodía del 3 de abril de 1982, la bandera argentina ondeó sobre las islas Malvinas, las islas Georgias del Sur y las islas Sándwich del Sur. Los prisioneros británicos volvieron a su país vía Montevideo.

Ese mismo día, Margaret Thatcher intervino en la Cámara de los Comunes para debatir el tema de las Malvinas; anunció la organización de una fuerza operativa especial, la creación de un gabinete de guerra y la renuncia, entre otras personalidades, de su Ministro de Asuntos Exteriores, lord Carrington, esto ya era una excusa para reforzar y fortificar las Islas, agrandar el aeropuerto de Puerto Argentino; y trasladar los aviones que pudieran despejar desde pista no preparadas, reforzando su tren de aterrizaje, disponiendo la isla de una fuerza de bombardeo que actuaría en coordinación con los bombarderos del continente.

• Repliegue

Durante el 3 de abril se comenzó a replegar los elementos usados en el desembarco al BDT y al rompehielos; el grueso de las tropas que intervinieron en la recuperación regresó en aeronaves del Comando de la Aviación Naval y de la Fuerza Aérea Argentina. El 4 de abril, desde el ARA Isla de los Estados (B-8) se trasladó en helicópteros a Darwin y a Pradera del Ganso a la Compañía "C" del Regimiento de Infantería Nº 25 del Ejército Argentino, que ocupó ambos establecimientos sin hallar oposición.

El 5 de abril una fracción de la Compañía de Ingenieros 9 ocupó Puerto Fox en la isla Gran Malvinas. Tras la conquista de la islas, entre el 6 y 7 de abril, los buques de la FT.20 y de la FT.40 se replegaron a la BNPB, a la que arribaron el 12 de abril.

VII LA DIPLOMACIA

Entre las primeras medidas tomadas por Argentina, estuvieron algunas de carácter administrativo, aunque con fuerte valor simbólico: cambios de topónimos por sus versiones argentinas, instauración del español como lengua oficial y modificación del código de la circulación vehicular para que se condujese por la derecha en vez de por la izquierda, perdiendo de vista la necesidad de fortificar y entrenar a las fuerzas que defenderían la isla, en caso de una invasión, aclimatándolas a los archipielago, sus decisiones se basaron en que los ingleses no lucharían para recuperar las islas.

Frente a las celebraciones argentinas, el Reino Unido se conmocionó ante las imágenes de una derrota ante un ejército que consideraban inferior calidad, lo que significaría una humillación, con la ventaja que los argentinos no reforzaban militarmente su posición en la islas, aumentando las ambiciones británicas de recuperarlas.

El gobierno de Margaret Thatcher, inmerso en distintas reformas muy contestadas socialmente, se hallaba en una situación delicada por los conflictos sociales que tenía que lidiar, explotaría el conflicto a su favor. Francis Pym, su ministro de Asuntos Exteriores, no veía con buenos ojos un conflicto con Argentina por la posesión de unas islas remotas en el Atlántico Sur. Con todo, el 3 de abril el Reino Unido logró que la ONU aprobara la resolución 502, exigiendo a la Argentina que retirara sus tropas de los archipiélagos ocupados, lo que significó una grave derrota para la diplomacia argentina, ya que debía obtener el veto de la Unión Soviética y China Popular, dificultando las maniobras diplomáticas de la Gran Bretaña, dándole legitimidad a sus acciones:

El Consejo de Seguridad:

Recordando la declaración formulada por el Presidente del Consejo de Seguridad en día 23 45a. Sesión del Consejo de Seguridad, celebrada el 1º de abril de 1982 (S/14944), en la que se instaba a los gobiernos de la Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte a que se abstuvieran del uso o la amenaza de la fuerza en la región de las Islas Malvinas (Malvinas),

Profundamente preocupado por los informes acerca de una invasión por parte de las fuerzas armadas de la Argentina el 2 de abril de 1982, Declarando que existe un quebrantamiento de la paz en la región de las Islas Malvinas (Malvinas),
1. Exige la cesación inmediata de las hostilidades.

2. Exige la retirada inmediata de todas las fuerzas argentinas de las Islas Malvinas (Malvinas).
3 .Exhorta a los Gobiernos de la Argentina y el Reino Unido a que procuren hallar una solución diplomática a sus diferencias y a que respeten plenamente los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.
Resolución 502 del Consejo de Seguridad. Nueva York, 3 de abril de 1982.
• Votaron a favor Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Jordania, Togo, Uganda, Zaire, Guyana, Irlanda y Japón.
• En contra: Panamá.
• Se abstuvieron la Unión Soviética, China, Polonia y España.

El presidente de Francia, François Mitterrand, telefoneó a Thatcher para expresarle su apoyo. El Reino Unido también cortó todas las relaciones comerciales con Argentina, y comenzó a buscar aliados diplomáticos con un éxito mucho mayor que el de la Junta Militar; a nivel diplomático los argentinos debieron dialogar y buscar el apoyo diplomático de distintos actores internacionales que les permitiera soltear la ofensiva diplomática británica, después de todo la causa argentina era la busqueda de su integridad territorial y descolonización de su territorio, causa que hubiera tenido mucho aliento en el escenario internacional.

En el conflicto bélico, y a raíz de la inmediata ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos estados beligerantes, Perú representó los intereses diplomáticos de Argentina en Gran Bretaña y, a su vez, Suiza representó los intereses diplomáticos de Gran Bretaña en Argentina. Así, los diplomáticos argentinos destacados en Londres se convirtieron en diplomáticos peruanos de nacionalidad argentina y los británicos en Buenos Aires, diplomáticos suizos de nacionalidad británica.

Durante el transcurso del conflicto bélico, los movimientos del Servicio de Inteligencia británico sobre la Embajada peruana en Londres y sus funcionarios diplomáticos conllevó como respuesta mensajes de distracción, no solo el Mi-6 contaba con agente de campo que tenían información privilegiada, que les permitía preveer los movimientos argentinos, era indispensable ante deiniciar el conflicto interrumpir y reventar a los agentes probritánicos que suministraban información.

Se supo después que el Perú no sólo apoyó a Argentina diplomáticamente, sino también militarmente, con acciones de inteligencia y el envío de 10 aviones Mirage M5-P, en ese entonces casi nuevos eludiendo radares bolivianos y chilenos, con pilotos, pertrechos militares, misiles y medicinas. Como acto de solidaridad peruana, los citados aviones fueron vendidos a Argentina a cinco millones de dólares cada uno toda vez que su precio era de veinte millones de dólares por avión. Perú fue uno de los pocos aliados de Argentina que la apoyó abiertamente durante el conflicto, a pesar de las consecuencias del mismo.

Hacia el 9 de abril, el Reino Unido había logrado el pleno apoyo de la Comunidad Económica Europea (ahora Unión Europea), la OTAN, la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth) y la ONU. Surgieron entonces propuestas de paz por parte del Secretario General de las Naciones Unidas, el peruano Javier Pérez de Cuéllar, y del Presidente Peruano Fernando Belaúnde Terry.
Alexander Haig, Secretario de Estado de Estados Unidos, recorrió miles de kilómetros intentando evitar la guerra entre dos de sus aliados. La mediación se basaba en dos puntos vistas principales:

1. retirada de Argentina de las islas;
2. administración interina conjunta de las islas o, en último caso, una administración neutral mientras se negociase la soberanía;
Aunque, al menos, en un par de ocasiones se estuvo a punto de conseguir, la oposición de Thatcher y Galtieri fue un escollo insalvable. Básicamente, la Primera ministra alegaba que, una vez producida la invasión, no se podía pasar por alto a esta; Galtieri, por su parte, rechazó de plano la retirada voluntaria del ejército argentino.
Las negociaciones de Haig, fueron en su defecto una cortina de humo, que impidió a los argentinos mirar todo el problema en su conjunto, mientras dialogaban se ocultaba que una flota de asalto se acercaba lentamente a las islas para rescatarla de los argentinos, eso significaba que la maniobras diplomáticas no llegarían a ningún acuerdo, e impediría a los argentinos como en efecto sucedió fortalecer militarmente su posición en las islas, bajo la convicción de un acuerdo de paz, y que los americanos y británicos trabajaban en común acuerdo.

La Unión Soviética, por su parte, se dedicó a observar el devenir de unos acontecimientos en los que dos aliados de los estadounidenses, ambos con gobiernos de derecha —una democracia y una dictadura—, se enfrentaban irremisiblemente. Moscú era consciente de que, más pronto que tarde, Washington tendría que decantarse por uno de los dos. Hacerlo implicaba romper la OTAN o romper el TIAR. Cualquiera de las dos opciones resultaba beneficiosa para los soviéticos.

Tras unas semanas de política de dos caras (postura diplomática y neutral de Haig, por un lado, y continuo e importante apoyo militar y estratégico del Pentágono, por otro), hacia finales del mes de abril, el presidente estadounidense Ronald Reagan se decantó por los británicos y por la OTAN en detrimento de Argentina y el TIAR.

Tanto la URSS como Cuba criticaron a Estados Unidos por este posicionamiento, y Fidel Castro llegó a ofrecer su apoyo a la Junta Militar argentina, situación que sería decisiva para lograr ee apoyo de los países no alineados. Tras la experiencia de la Operación Soberanía, la dictadura militar de Chile optó también por apoyar a Gran Bretaña, motivada por sus conflictivas relaciones con Argentina que habían llegado al borde de la guerra a finales de 1978. Por lo demás, Chile no consideraba que se debiese aplicar el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca que implicaba que si un país de América era atacado por una potencia extranjera todo el continente debía defenderlo) ya que entendía que Argentina no había sido atacada, sino que era ella la atacante.
Las razones formales aducidas por el gobierno chileno al abstenerse, junto a EE.UU, Colombia y Trinidad y Tobago en la votación del TIAR fue el incumplimiento de parte de Argentina de la resolución 502 de las Naciones Unidas. La razón de fondo puede haber sido que la política exterior de la junta militar argentina se había vuelto imprevisible y que este nuevo ímpetu de recuperación de la soberanía argentina podía llegar hasta las fronteras chilenas reconocidas por el multilateral Laudo Arbitral de 1977, pero que la Argentina había declarado nulo en forma unilateral. Chile no podía apoyar una agresión que más tarde se podía volver contra sí mismo. Por esta razón las pésimas relaciones entre Chile y Gran Bretaña se tornaron en cooperación.
Pérdidas humanas

Desde los últimos días de abril, por tanto, el Reino Unido contó con este apoyo diplomático, con inteligencia satelital estadounidense, con las últimas versiones de armamento estadounidense (AIM-9L Sidewinder, Stingers, etc) y con datos tecnológicos esenciales de lo que se consideraba —y se demostraría— el arma más peligrosa de los argentinos: los misiles anti buque Exocet de fabricación francesa.
Hay dos versiones sobre la conducta de los misiles Exocet:

1. El Reino Unido accedió a las claves para desactivarlos en la fase de operación.
2. No obstante la detallada información suministrada por el constructor Aérospatiale sobre las características de los Exocet y específicamente sobre su sistema de puntería final (homing) resultaron inútiles: este misil resultó ser tan peligroso como se temía y en ningún momento de la guerra se pudieron establecer contramedidas eficaces contra él; ya que los argentinos cambiaron los códigos y la frecuencia del mísil.

Tras el hundimiento del General Belgrano, cuyas cuantiosas pérdidas humanas provocaron una reacción de repulsa internacional contra Gran Bretaña, y la pérdida del Sheffield, Thatcher volvió a recibir solicitudes de mediación, en este caso del Presidente peruano Fernando Belaúnde. Se volvió a fracasar. Por un lado, la Primera Ministra mostró, de nuevo, su reticencia a detener la guerra mientras los argentinos continuasen en las islas; pero, aunque aceptó la negociación sin condiciones previas sobre plazos o consecuencias, la Junta Militar argentina se opuso, que significó un grave error, porque les permitió su siguiente jugada, la invasión.

Las condiciones definitivas del Gobierno británico para llegar a un acuerdo fueron redactadas el 16 de mayo, y se exigía a Argentina un plazo de 48 h para aceptarlas sin negociación posible. Las condiciones, que exigían la retirada incondicional de las tropas argentinas y el restablecimiento del statu quo previo, centraban el conflicto en que la agresión de Argentina iba en contra del derecho de autodeterminación de los isleños y así fue como consiguieron que parte de la opinión pública mundial se pusiese del lado de Gran Bretaña. Al rechazar Argentina el plan, se hizo inevitable la respuesta militar británica.

V. LA INVASION.

Los británicos se prepararon para un desembarco anfibio en la Gran Malvina (una de las mayores islas del archipiélago), una operación militar bastante difícil. Fuerzas especiales reconocieron la isla para determinar las posiciones de las tropas argentinas e identificar los lugares más apropiados para el desembarco, y hostigaban a los argentinos con ataques de comando contra sus depósitos de suministros y sus aviones. Mientras tanto, la actividad diplomática continuaba, primero a iniciativa del gobierno peruano y, después, del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Javier Pérez de Cuéllar. Una vez más, el gobierno argentino se negó a contemplar la posibilidad de una retirada militar si no se le garantizaba que las negociaciones directas desembocarían en una transmisión de soberanía.

La reacción del Reino Unido fue una inmediata respuesta militar lanzada el 21 de mayo de 1982. La ciudad capital de las islas, Puerto Argentino, fue finalmente tomada por las fuerzas Británicas el 14 de junio de 1982, devolviendo a las islas al status previo a la invasión argentina.

La Operación Corporate fue el nombre dado a la operación Británica para retomar posesión de las islas Malvinas en 1982. El día 2 de mayo, fuera de la zona de exclusión, el submarino británico HMS Conqueror torpedeó y hundió al crucero ARA General Belgrano: allí murieron 323 de sus tripulantes, posteriormente sería retirado al tener desperfectos, una información que los británicos olvidaron trasmitir a sus medios de comunicación. Unos días después, aviones argentinos guiados por el Capitán de Fragata VGM Ernesto Proni Leston devolvieron el golpe: lanzaron un misil Exocet que hundió al destructor HMS Sheffield. Los británicos desplazaron sus barcos al estrecho de San Carlos, que separaba ambas islas, y finalmente desembarcaron al Noroeste de isla Soledad, el 21 de mayo. Durante muchos días, la aviación argentina bombardeó tenazmente los barcos británicos, pero no pudo impedir el desembarco.

La Armada argentina debió atacar a la TASK FORCE, distrayendo y dividiéndola previamente al combate, cesando los ataques contra los barcos de línea, concentrándose en los de suministros, pero el temor a los submarinos britanico la ahuyentó del conflicto, sin saber que en el escenario no se encontraba ningún sumergible, esto le permitió a los ingleses operar sin hostilidad naval de ningún tipo a excepción de algunos ataques submarinos.
Las fuerzas británicas avanzaron rumbo a Puerto Darwin, donde se produjo la violenta batalla de Pradera del Ganso entre el 27 y el 28 de mayo, que se pierde al carecer de pelotones de reconocimiento, fuerzas de élite que hostigarán a los ingleses en su retaguardia, campos minados, zangas antitanque llena de petróleo, que le quitara movilidad, un mando local efectivo que no se ausentara ante en la envestida británica. Murieron 55 argentinos en las acción.

Debido al cinturón defensivo alrededor de la capital, la captura del terreno alto era vital, por lo que el general Julian Thompson se centró en la captura de los montes Kent y Challenger. Se decidió realizar un cerco al estilo tradicional, bombardeando los objetivos y realizando varios ataques aéreos antes de realizar asaltos de infantería parecidos a los de la Primera Guerra Mundial, las líneas argentinas carecían de un extensa alambrada de púas y campos minados. Tras cinco días de combates entre el 10 y el 14 de junio se completó la reconquista de la capital malvinense, al romperse su epíritu de combate en una batalla decisiva, otro comandante se hubiera preparado para luchar casa por casa, después de repartir las municiones y los viveres, presionando al Alto Mando para que la flota atacase.

Entre las medidas que se debieron tomar fue la de entrenar a un cuerpo expedicionario de voluntarios en condiciones árticas, dotarlo de armamento en óptimas condiciones, trasladar una flota de helicópteros y tanques que permitiera movilidad a los argentinos y defender sus posiciones en forma estática, no se utilizaría conscripto sino voluntarios, se debió minar las instalaciones portuarias y playas para dificultar el asalto anfibio, colocando en cada playa trincheras de ametralladoras y morteros, defendidas con minas, alambre de espino, cañones sin retroceso y motocicletas. Era indispensable disponer de una fuerza equivalente a una división que se trasladará en helicóptero, motocicletas o a pie hasta la cabeza de playa británica para contener la invasión.

El gobierno británico de la primera ministra Margaret Thatcher se enfrentó a una grave crisis política, que provocó la dimisión inmediata del ministro de Asuntos Exteriores, lord Carrington. Margaret Thatcher para mejorar su imagen política decidió liberar las islas y su primer triunfo fue diplomático, pues logró que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas declarara a la Argentina “país agresor” y obtuvo el aval incondicional de EE.UU. y de la Comunidad Económica Europea.

El apoyo latinoamericano a la Argentina fue casi unánime. Nicaragua ofreció tropas; Venezuela, petróleo y piezas de recambio para los Mirage y Perú, aviones de reemplazo. Solamente el régimen de Pinochet, en Chile, adoptó una posición contraria, concediendo a los británicos suministros, información de radar y bases para unidades de comandos, y Colombia que mantuvo simpatías diplomática hacia Gran Bretaña.

Rápidamente se reunió un importante destacamento de fuerzas, formado por dos portaaviones y unos 28.000 hombres. Cuando este destacamento inició su viaje de 8.000 millas hasta el Atlántico sur, se produjo una intensa actividad diplomática por parte del secretario de Estado (ministro de Asuntos Exteriores) de Estados Unidos, Alexander Haig, el cual trató de convencer a Argentina de que tenía más posibilidades de alcanzar su objetivo aceptando entablar negociaciones diplomáticas, pero al fracasar en sus esfuerzos, el 30 de abril anunció formalmente el apoyo estadounidense a Gran Bretaña.

El 25 de abril, las fuerzas británicas reconquistaron Georgia del Sur. A comienzos de mayo, tras el despliegue del grueso de sus fuerzas en la zona, los aviones de la RAF (Fuerza Aéreas británicas) comenzaron a atacar las posiciones argentinas, en especial la pista de aterrizaje de Puerto Argentino (Puerto Argentino, antiguo Puerto Soledad).

El 21 de mayo, unos días después de que concluyeran los esfuerzos de la ONU, sin que se produjera ningún avance, las tropas británicas desembarcaron en San Carlos (en la Gran Malvina). El desembarco se llevó a cabo con éxito, pero durante los días siguientes no cesaron los ataques aéreos contra los buques británicos que trataban de desembarcar suministros en tierra. Fueron hundidos tres buques de guerra y un mercante, el Atlantic Conveyor, varios helicópteros se perdieron y numerosos aviones argentinos fueron derribados, el hundimiento del portacontenedor fue la única acción que detuvo a los ingleses en toda la guerra.

VI ÚLTIMOS COMBATES

El principal combate en tierra, después del desembarco, se produjo el 28 de mayo, cuando un contingente británico formado por 600 hombres derrotó a una guarnición argentina mayor en número en Pradera del Ganso (Goose Green) (en Malvina del Sur) de 648 soldados, tras un duro enfrentamiento, en los cuales utilizaron sus mísiles anticarro como artilería preparatoria al asalto, solo un abundante fuego de ametralladora y de mortero en esquirla hubiera abortado la penetración. Los británicos avanzaron hacia la principal guarnición argentina que estaba situada en la capital, Puerto Argentino (Puerto Argentino), y el 8 de junio se produjo su mayor desastre, cuando el buque de transporte Sir Galahad fue destruido por aviones argentinos en Port Fitzroy.

Poco a poco, mediante ataques combinados de artillería e infantería para acabar con la intermitente resistencia argentina, motivada por una oficialidad incompetente, los británicos tomaron las tierras altas que rodean Puerto Argentino (Puerto Argentino), donde el batallón Patricio no pudo contener el avance británico. El 14 de junio, la guarnición argentina, a las órdenes del general Menéndez, se rindió, olvidando que controlaba el 40% de la isla. La Junta Militar que controlaba el poder en Argentina dimitió al poco tiempo de la derrota, fue un grave error no defender la isla palmo a palmo, y no colocar a un general más aguerrido que Menéndez que defendiera cada playa, cada montaña, cada árbol, sin dar un paso atraz, ejecutando un plan de tierra arrazada.

Las islas fueron fortificadas por los británicos, manteniendo su carácter de colonia, con una guarnición de 1200 efectivos, aunque a sus habitantes se les concedió la plena ciudadanía británica. En ese contexto llegó a la Argentina el Papa Juan Pablo II. Su visita fue interpretada como un intento de convencer al gobierno de que terminara la guerra. El 14 de junio los 11.000 soldados argentinos se rindieron ante el general inglés Moore. Al día siguiente, Galtieri convocó a la población a la Plaza de Mayo para anunciar la rendición

CONCLUSION:

Los errores que cometieron los argentinos son muchos, entre ellos estuvo no seleccionar a la oficialidad que manejaría el conflicto, desde teniente hasta General, el caos y la anarquía resultante en las horas finales en Puerto Argentino , se debieron a ello, y someterlos a un adecuado entrenamiento de mando, ignorar tal criterio tendría consecuencias nefastas.

No contar con un sistema AWAC que complementara al radar de las Malvinas, buena parte de las pérdidas de la Fuerza Aérea Argentina se debieron a su sistema de guiado que no detectará las trampas de los Harrier a los Mirage y a los A-4 argentinos, la imposibilidad de contar con un sistema de alerta temprana, sería mortal.

No haber creado un cuerpo expedicionario, entrenado en condiciones árticas a los soldados, haberlo adiestrado tácticamente, en situaciones de ataque y defensa de infantería clásica, camuflaje, minado, elaboración de trincheras y asalto, su defensa y condiciones de habitad, indispensable para los soldados por los requerimientos de la guerra.

No haber trasladado tanques, solo a las unidades ligera de 12 tanquetas Panhart con un cañón de 90 mm, debieron haber movilizado tanques pesados como punto de sostén del dispositivo defensivo, enterrándolo u operándolos donde el terreno era propicio; su utilización defendiendo posiciones, y apoyando con sus armas a la infantería, sería usada como un apoyo a la infantería, cuando se pudiera se podría incursionar por sí solo en territorio enemigo.

No haber desarrollado tácticas antisubmarinas, y entrenado a la flota para operar con ella, la pérdida del crucero ARA General Belgrano, y su pérdida significo un terrible golpe psicológico a la flota al no contar con las contramedidas para cazar al submarino atacante.
Un análisis detallado de táctica de infantería, entrenamiento y ejecución operativa que le permitiera enfrentarse a los británicos, como lo ejecutó la Fuerza Aérea Argentina, el Ejército no contó con esa ayuda teórica.

Defender cada una de las islas palmo a palmo, sin dejar posibilidad a negociaciones, el caso de las Georgia y las Sándwich, que fueron abandonadas a su suerte en mano de un oficial inepto, debe ser un recordatorio que se tiene que defender la isla sin dar un paso atrás.
El no contar con una reserva móvil que se movilizara a la zona de desembarco británica, consistente en una división, que su equipo sería el que pudiera trasladar por helicópteros o a pie; pudiendo contener el desembarco de producirse, de lo contrario los ingleses se desplazarían a sus anchas, esto se vió al dejar desguarnecida los acceso a Puerto Argentino , que hubiera retrazado la captura de la capital, quizás si hubiera habido un oficial menos indolente que Menéndez muchos de los errores se hubieran subsanados.


http://www.portalplanetasedna.com.ar/guerra_malvinas.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_las_Malvinas


MULLER ROJAS, Alberto. La Guerra de las Malvinas. Tragicomedia en tres actos. Editorial: Ateneo de Caracas, Barcelona , España. 1983. págs 302

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