La Venezuela de Weimar.
Por Kelder Toti.
(En Construcción)
(En Construcción)
La República de Weimar fue el régimen político y, por extensión, el periodo histórico que tuvo lugar en Alemania tras su derrota al término de la Primera Guerra Mundial, y se extendió entre los años 1919 y 1933. El nombre de República de Weimar es un término aplicado por la historiografía posterior, puesto que el país conservó su nombre de Deutsches Reich («Imperio alemán»). La denominación procede de la ciudad homónima, Weimar, donde se reunió la Asamblea Nacional constituyente y se proclamó la nueva constitución, que fue aprobada el 31 de julio y entró en vigor el 11 de agosto de 1919.
La marcha sobre Roma fue una marcha con destino Roma organizada por Benito Mussolini, entonces dirigente del Partido Nacional Fascista, entre el 27 y el 29 de octubre de 1922, que le llevó al poder del reino de Italia. La marcha marcó el final del régimen parlamentario, y el principio del régimen fascista, aunque la manera en la cual Benito Mussolini se convirtió en jefe de gobierno estaba paradójicamente de acuerdo con el Statuto Albertino (constitución italiana). La dictadura entró en vigencia más adelante, con el asesinato de Giacomo Matteotti y la prohibición de partidos de la oposición, al no poder controlar la violencia política de los comunistas y socialistas.
Hugo Chávez se irguió como favorito a las elecciones presidenciales de 1998, resultando electo. Fue apoyado por la alianza partidista el «Polo Patriótico», que buscaba un gobierno inspirado en la renovación y modernización del Estado, que permitiera bajar la ansiedad reinante en el país. Promovió una nueva constitución, la cual se aprobó por referéndum en diciembre de 1999, mientras que en el Estado Vargas ocurría un desastre natural a causa de las fuertes lluvias, por la negligencia de los elementos decidores. Mediante dicho referéndum el nombre oficial del país pasa de llamarse República de Venezuela a la actual República Bolivariana de Venezuela.
La República Bolivariana rigió los destinos de Venezuela del 15 de Diciembre de 1999 hasta aproximadamente 2013, promulgó una constitución que le permitiera a la élite chavista mantenerse en el poder de manera indefinida, lo más probable es que sea enmendada, siendo la vía más rápida para solucionar el problema constitucional al caer el régimen.
El 5 de marzo de 1933, los nacional socialista obtuvieron la mayoría en las elecciones al Reichstag (congreso), con lo que pudieron aprobar el 23 de marzo la Ley Habilitante que, junto al Decreto del incendio del Reichstag del 28 de febrero de 1933, permitió la aprobación de leyes sin la participación del parlamento, se considera que significó el final de la República de Weimar. Si bien la Constitución de Weimar de 11 de noviembre de 1919 no fue revocada hasta el término de la Segunda Guerra Mundial en 1945, el triunfo de Adolf Hitler y las reformas llevadas a cabo por los nacionalsocialistas (Gleichschaltung) la invalidaron mucho antes, instaurando el denominado Tercer Imperio Alemán.
Desde un punto de vista constitucional no
tiene mucho sentido práctico llamar a una Asamblea Constituyente, que su
elaboración no sería muy diferente a la actual, la vía más expedita es la
Reforma Constitucional, que mantendrá abierta la legalidad e institucionalidad
del país, al no dar motivos para la injerencia extranjera, sosteniendo y
reformando la Asamblea Nacional, demoliendo los principios que incitan a la
violencia y a las acciones de fuerza, de los elemento paraestatales, que
amenazan con una guerra de guerrillas urbanas.
La Revolución de noviembre
En los últimos meses de la Primera Guerra Mundial, Alemania se encontraba al borde del colapso militar y económico. Ante la ofensiva final de los Aliados, el 14 de agosto de 1918, el Alto Mando alemán se reunió en su cuartel general de Spa y reconoció la inutilidad de seguir la guerra. No quería que los aliados pudieran descubrir el estado real de sus fuerzas, y menos aún verse en la imposibilidad de detener su avance. Esperaba salvar el ejército, ya que no al régimen, que estaba herido de muerte, negociando, cuando aún se encontraba a cien kilómetros de París.
Las Fuerzas Armadas se reunieron entre 1996 a 1998, y acordaron reconocer la victoria electoral de Hugo Chávez a través del Polo Patriótico, su objetivo era mantener su posición de poder ante lo que parecía inevitable, su victoria electoral, sin darse cuenta que al lograr el triunfo serían perseguidos por el nuevo régimen que es una dictadura bonapartista, algunos Generales se opusieron como: e instauraría el populismo castrista, facilitando la destrucción de la democracia representativa.
El 27 de septiembre de 1918: Paul von Hindenburg y Erich Ludendorff informaron al gobierno imperial y pidieron el armisticio inmediato sobre la base de los famosos 14 puntos de Wilson. Los políticos comprendieron de inmediato que la guerra estaba perdida y que los militares habían intentado ocultarlo. En pocos días se organizó un nuevo gobierno parlamentario, y el recién nombrado canciller, el príncipe Maximilian von Baden, conocido liberal y pacifista, procedió a negociar la paz.
Woodrow Wilson, de espaldas a sus aliados, exigía ante todo la transformación de las instituciones políticas y militares del Reich. El ejército se opuso, y Ludendorff dimitió de manera estrepitosa, alimentando el mito de la «traición» de los civiles para ganarse a la opinión pública. Por su parte, los socialistas instalados en el poder esperaban la abdicación del Káiser Guillermo II de Alemania para hacerse con el control, si bien sus líderes hicieron esfuerzos desesperados para conservar la forma imperial del Estado. La situación se vio entonces súbitamente interrumpida por los sucesos de Kiel.
La Secretaría de Estado norteamericana : Madeleine Albright (1993-2001): negoció con Luis Miquelena , José Vicente Rangel y Manuel Quijada entre 1997 a 1998, la consecución del poder de los chavistas, siempre que respetarán las propiedades norteamericanas y las formas democráticas, ya que no eran una amenaza para los Estados Unidos, permitiendo un cambio de régimen, con la esperanza de que éste se agotara rápidamente, ya que este era un mal menor, la causa del cambio de régimen era el descontento social, la caída del poder adquisitivo de las clases medias y bajas por caída del precio de petróleo, el desempleo rampante, la inflación, la beligerancia de las Fuerzas Armadas y el aumento de la tensión en la sociedad. Elaborándose la leyenda de la democracia corrupta, que es la base ideológica del Movimiento V República.
Mientras que las tropas y la población, agotadas y desesperanzadas, esperaban el armisticio, en Kiel, el Alto Mando de la Marina (Marineleitung) al mando del almirante Reinhard Scheer quería cruzar fuego por última vez con la Royal Navy, por lo que anunció a la Flota de Alta Mar (Hochseeflotte) de la Marina Imperial que debía zarpar. Los preparativos para hacerse a la mar causaron enseguida un motín en Wilhelmshaven, donde la flota alemana había echado el ancla en espera del ataque.
Los marineros amotinados se negaban a entablar una batalla nada más que por el honor. El Alto Mando de la Marina decidió suspender el ataque y ordenó el retorno a Kiel de la flota, para procesar a los amotinados en una corte marcial. Los marineros querían evitar el proceso, porque los amotinados también habían actuado en su interés. Una delegación sindical solicitó su liberación, pero fue rechazada por el Alto Mando de la Marina. Al día siguiente, la casa sindical fue cerrada, y el 3 de noviembre las concentraciones de protesta fueron reprimidas a tiro limpio, causando la muerte de nueve personas. Cuando un marino respondió al fuego y mató a un oficial, la manifestación se convirtió en una revuelta general.
La mañana del 4 de noviembre, los marineros eligieron un consejo de soldados, desarmaron a sus oficiales, ocuparon los barcos, liberaron a los presos amotinados y tomaron el control de la base naval de Kiel. A los marineros se unieron trabajadores civiles, en especial los metalúrgicos. Tras fundirse en un consejo de obreros y soldados, similar a un sóviet, asaltaron los cuarteles y se apoderaron de la ciudad al son de La Internacional, reivindicando la mejora de la alimentación, el abandono del proyecto de ofensiva de la flota, la liberación de los detenidos, el sufragio universal y la abdicación del emperador. Por la tarde se les unieron soldados del ejército que el comando local había hecho traer para sofocar la revuelta.
De este modo Kiel, estaba firmemente en manos de 40 000 marineros, soldados y trabajadores insurrectos. La noche del 4 de noviembre, el diputado del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) Gustav Noske llegó a Kiel, en representación de la dirección del SPD y del nuevo gobierno del Reich, para controlar la revuelta y evitar una revolución. El consejo de la ciudad creía estar de parte del nuevo gobierno y contar con su apoyo, cosa que sería un grave error. Por esto nombró a Noske «gobernador» esa misma noche y este efectivamente terminó la revolución en Kiel al día siguiente.
Entretanto, el motín de Kiel había encendido la revolución en el resto de Alemania. Los cuarteles se levantaron contra la oficialidad y los mandos fueron relevados de sus funciones. Las huelgas de solidaridad extendieron la insurrección de la costa a las ciudades, y de las ciudades al interior. En Brunswick los marinos recién llegados se unieron a los obreros, obligaron al Gran Duque a abdicar y proclamaron la República Socialista de Brunswick.
El proceso de huelga, motín, asalto a las cárceles y proclamación de consejos de obreros, y soldados se repitió en todas las ciudades de Alemania. Pero, a diferencia de los soviets rusos, estos Ratebewegungen emanaban más de la voluntad de los soldados que de la de los trabajadores, lo que significó su debilidad desde un punto de vista político, ya que el Ejército Imperial llegaría a un acuerdo con ellos. El 6 de noviembre, sabiendo que Guillermo II no podría conservar su trono, Maximilian von Baden le urgió para que abdicara en el Kronprinz, y salvar así la Monarquía, sin éxito.
En Múnich, el 7 de noviembre huyó el rey Luis III de Baviera, y al día siguiente se constituyó un consejo de soldados, obreros y campesinos dirigido por Kurt Eisner, socialista independiente, que proclamó la República de Baviera. El 9 de noviembre la revolución llegó a Berlín, y en pocas horas el Reich llegaba a su fin cuando el canciller Maximilian von Baden anunció la abdicación del Kaiser y el Kronprinz, y nombró sucesor suyo al socialdemócrata Friedrich Ebert. Sin la menor resistencia, los príncipes gobernantes de los demás Estados alemanes abdicaron y ese mismo día dos repúblicas fueron proclamadas: Philipp Scheidemann, ex ministro imperial, proclamó la República desde el Reichstag, y dos horas después Karl Liebknecht (líder junto a Rosa Luxemburgo de la Liga Espartaquista) apareció en el Palacio Imperial (Stadtschloss) y anunció la República Libre y Socialista Alemana.
Desde 1919, Benito Mussolini había desarrollado el movimiento fascista incrementando la violencia de su discurso contra los socialistas y comunistas, dándose enfrentamientos entre los fascistas y comunistas, alentando ambos bandos por una exaltación de la violencia como arma política y una dura oposición al liberalismo y a la democracia como culpables de la crisis económica y política. Los fascistas habían sido organizados como «escuadras de acción» o squadristi, ya que eran soldados desmovilizados, que no tenían empleo estable, encargándose de atacar y amedrentar a sus opositores en los espacios públicos de toda Italia, recurriendo a la violencia más extrema posible, superando a los comunistas y anarquistas.
Temiendo que los exaltados fascistas y comunistas, causaran una guerra civil, el gobierno de Luigi Facta buscó el apoyo del escritor ultranacionalista Gabriele D'Annunzio para encabezar una manifestación patriótica: el 4 de noviembre de 1922 para festejar el triunfo italiano en la Gran Guerra, lo cual motivó a Mussolini a actuar rápidamente para no ser opacado por D'Annunzio, que podía desertar hacía en centro.
Mussolini ordenó a mediados de octubre de 1922 que todos los militantes del Partido Nacional Fascista, se preparasen para ejecutar manifestaciones públicas masivas en todas las ciudades principales de Italia, recurriendo a toda la violencia posible, de ser preciso. Para esa fecha, los fascistas habían conseguido, por medio de agresiones y amenazas, forzar la renuncia de casi todas las autoridades socialistas del Norte de Italia, región que dominaron en pocos días, ante la pasividad del ejército y la policía, que se encontraba controlada por ellos.
Ante una orden de Mussolini, las masas de fascistas se lanzaron en carretera y trenes para dirigirse a Roma, con el fin de tomar el poder para su líder. Armados apenas con algunas pistolas, mazas de acero y armas caseras, las camisas negras acudieron a la capital italiana desde el 22 de octubre de 1922, amenazando con provocar una guerra civil si las autoridades les cerraban el paso, de hecho existía enfrentamientos entre los comunistas y los fascistas, saldados con asesinatos. Los manifestantes fascistas acudieron en ferrocarril, en automóviles o camiones, e inclusive a pie, los que residían en regiones cercanas a Roma.
Hacia el 25 de octubre, una gran masa de camisas
negras había llegado a las afueras de Roma y su número aumentó en escasos días.
Para disolver la amenaza que presentaban los fascistas que llegaban a las
afueras de la ciudad, el gobierno del primer ministro Luigi Facta pidió el
“Estado de Sitio” para la ciudad. Sin embargo, el rey Víctor Manuel III rechazó
firmar la orden. Esto significó, que no ordenaron al ejército, que pudo haber
detenido a Mussolini y a sus seguidores, oponerse por la fuerza a los
fascistas, cosa que no era probable porque los fascistas representaban
los intereses del Ejército y del Reino.
Las razones de la negativa del monarca se han discutido; se ha sugerido que temió perder su trono si rechazaba cooperar con los fascistas (por entonces el partido más fuerte del país), que deseó evitar una guerra civil que estallaría si ordenaba reprimir con violencia a los camisas negras o, inclusive, que esperaba neutralizar en algún momento a los fascistas «asociándolos» al gobierno nacional, en todo caso hizo lo que hacen los políticos mediocres, se inclinan hacia el más fuerte.
Mussolini, ahora seguro del control político sobre los acontecimientos, estaba decidido a no aceptar nada que no fuera el control del gobierno, y el 29 de octubre el rey le pidió que fuera primer ministro y que formara un gabinete. Viajó desde Milán en tren, Mussolini formó gobierno en Roma el día 30 de octubre. Cerca de 25 000 camisas negras fueron transportados a la ciudad en ese solo día, en donde marcharon en un triunfante desfile ceremonial el 31 de octubre de 1922. Al día siguiente, Mussolini instaló su gobierno en Roma. Formalmente la dictadura mussoliniana no empezó de inmediato, sino que los fascistas recurrieron a diversos mecanismos represivos en los meses siguientes para asegurarse el control de todos los mecanismos del poder político, y dar estabilidad al reino.
Las razones de la negativa del monarca se han discutido; se ha sugerido que temió perder su trono si rechazaba cooperar con los fascistas (por entonces el partido más fuerte del país), que deseó evitar una guerra civil que estallaría si ordenaba reprimir con violencia a los camisas negras o, inclusive, que esperaba neutralizar en algún momento a los fascistas «asociándolos» al gobierno nacional, en todo caso hizo lo que hacen los políticos mediocres, se inclinan hacia el más fuerte.
Mussolini, ahora seguro del control político sobre los acontecimientos, estaba decidido a no aceptar nada que no fuera el control del gobierno, y el 29 de octubre el rey le pidió que fuera primer ministro y que formara un gabinete. Viajó desde Milán en tren, Mussolini formó gobierno en Roma el día 30 de octubre. Cerca de 25 000 camisas negras fueron transportados a la ciudad en ese solo día, en donde marcharon en un triunfante desfile ceremonial el 31 de octubre de 1922. Al día siguiente, Mussolini instaló su gobierno en Roma. Formalmente la dictadura mussoliniana no empezó de inmediato, sino que los fascistas recurrieron a diversos mecanismos represivos en los meses siguientes para asegurarse el control de todos los mecanismos del poder político, y dar estabilidad al reino.
Fue llamado Statuto Albertino, y permaneció sin cambios desde que Carlo Alberto lo concedió en1848 incluso a pesar de los amplios poderes concedidos al rey (como, por ejemplo, nombrar a los senadores). Expansión del Reino de Italia fue en el Adriático oriental con la Dalmacia italiana. La razón de la autocracia fascista era la violencia comunista y anarquista, y la imposibilidad de remediar la situación sin utilizar tácticas represivas. La victoria de los fascistas es que estaban mejor organizados, desde un punto de vista militar, que los socialistas, comunistas y anarquistas.
En el 2001, Chávez promulgó 49 leyes sobre la administración de tierras, gracias a una habilitación de la Asamblea Nacional, en el marco de su plataforma llamada como Revolución Bolivariana, generando conflictos con la oposición. Ello desembocó en un paro nacional convocado por la Confederación de Trabajadores de Venezuela y por la cámara de empresarios (Fedecámaras).
En 2002 comenzaron las grandes protestas en su contra. Ese año, tras una masiva manifestación en Caracas, un grupo de francotiradores abrió fuego contra ésta, que estaban a la orden de Eliécer Otaiza, en el capítulo que hoy se conoce como los Sucesos de Puente Llaguno, hecho que desató polémicas sobre sus objetivos, existiendo dos versiones hasta el día de hoy. Igualmente seguidores del oficialismo y opositores moderados, cayeron abatidos, ya sean por los disparos de los Círculos Bolivarianos, Policía Metropolitana o los mercenarios de ambos bandos.
Ello activó la salida del Presidente Chávez, a quien las Fuerza Armadas, le solicitó la renuncia, la cual aceptó. Hecho que fue anunciado al país por quien, en ese momento, era el militar de más alto rango, el General en Jefe: Lucas Rincón. Pedro Carmona, dirigente de Fedecámaras, se autoproclamó Presidente, exclamando que existía un vacío de poder a raíz de la renuncia de Chávez, pero Carmona fue criticado inmediatamente por pasar por encima de la Constitución.
Chávez fue restituido dos días después por una reacción cívico-militar de sus aliados en el Ejército y de los Círculos Bolivarianos, que la oposición moderada no quiso o no pudo reprimir. La oposición organizó luego un paro general pretendiendo la renuncia de Chávez, pero que afectó a Petróleos de Venezuela, ocasionando grandes pérdidas económicas para al país, y el control de PDVSA de los chavistas. Se solicitó luego un referéndum revocatorio, que era una maniobra dilatoria de Chávez, siendo realizado finalmente en 2004 y en él, Chávez surge victorioso, en medio de acusaciones de fraude de la oposición, que siguieron las directrices implementadas por Eduardo Semtei.
Las maniobras políticas del Movimiento V República, buscaba destronar a la élite política de manera gradual, para ello convocaron a elecciones de gobernadores y a una Asamblea Nacional, dirigido por Luis Dávila, que a través del fraude electoral y a las negociaciones secretas entre Luis Miquelena y los partidos de oposición, se aseguraron las gobernaciones a cambio de las alcaldías, pudiendo construir la estructura partidista del Movimiento V República, que le permitiría a través de la automatización fraudulenta y de una estructura partidista, el control de la Asamblea Nacional, con la complicidad de los Partidos tradicionales, que creían ingenuamente, que podrían controlar al naciente movimiento al desgastarse de manera paulatina, por la crisis económica.
Los Partidos Políticos:
La toma del poder por las masas, tuvo como
consecuencia inmediata el hecho de que Alemania entregara el poder político al
Partido Socialista. En noviembre de 1918 la gran mayoría del país estaba
sinceramente dispuesta a apoyar a un gobierno democrático. Como a los
socialdemócratas, que se les consideraba demócratas, y eran el partido
parlamentario más numeroso, había casi una absoluta unanimidad para confiarles
la dirección y formación del futuro sistema de gobierno. Sin embargo, los
socialdemócratas se habían escindido; relevantes marxistas rechazaron la
democracia, y se manifestaron partidarios de la dictadura del proletariado.
Aparecieron así tres corrientes socialistas:
La socialdemocracia (SPD): con un 35% de los escaños del Reichstag en las elecciones de 1912, era la principal representante de la sociedad alemana. Asimismo, gozaba de un extraordinario predicamento entre las clases populares por su antigüedad, organización y número de afilados. Obedientes del régimen imperial, con la caída de éste se proponía sustituir la Alemania militarista y feudal por una democracia parlamentaria, restaurar las libertades cívicas y los derechos del hombre (suspendidos en el curso de la guerra) y aumentar el programa de medidas de la sozialpolitik (política de bienestar social) preexistente. Los socialdemócratas rechazaban completamente el modelo bolchevique de revolución armada y dictadura del proletariado, y potenciaron la colaboración con otras fuerzas políticas para democratizar las instituciones.
Los
socialistas independientes (USPD): aparecieron
en 1917 sin una formulación programática clara, como oposición al continuismo
que la SPD hacía del gobierno imperial en la guerra. Partidarios de la
restauración de la unidad socialista, defendían tanto el parlamentarismo como los
consejos revolucionarios, en la creencia de que éstos últimos debían supervisar
al primero. Compartían el deseo de la SPD de potenciar la política social, y
abogaban por la socialización de la economía a través de la nacionalización
parcial de determinados sectores económicos, como parte de las finanzas y la
industria pesada, pero manteniendo el comercio interno y externo en manos
privadas. Rechazaban la colectivización de la tierra, pero proponían una
redistribución en favor de los pequeños agricultores. Se oponían a las
autoridades burguesas y rechazaban el burocratismo de las instituciones y los
sindicatos, en contra de la SPD.
La Liga
Espartaquista: en un principio parte de la USPD, se
transformó en un partido revolucionario. Rechazaban el revisionismo
socialdemócrata y consideraban los acontecimientos de noviembre una etapa en el
objetivo final de la revolución socialista y la dictadura
del proletariado. Consideraban la revolución
bolchevique un ejemplo a seguir, con ciertos ajustes y
la corrección de los errores de Lenin con respecto
al mantenimiento de las libertades individuales. Creían que los proletarios
debían tomar el control de las instituciones burguesas y suplantarlas con sus
propios órganos representativos, exclusivamente formados por miembros de su
partido, para alcanzar una verdadera democracia, sin que el terror y la
represión entraran en principio en sus fines. Sus 24 proposiciones para la
protección de la revolución incluían el desarme del ejército y la policía, la
supresión del régimen parlamentario y la socialización de la economía a través
de la confiscación de grandes fortunas, bancos, propiedades y fábricas, de los
transportes y los medios de comunicación y el dirigismo de la producción.
Independientemente de todo ello, vistos con perspectiva, sus esfuerzos estaban
condenados al fracaso dado su escaso número y al efecto negativo que la
Revolución Bolchevique había producido en la opinión pública, asimilándose los
horrores soviéticos a los espartaquistas.
Los
socialdemócratas se aliaron con los independientes y se hicieron hueco en los
organismos de la Revolución
de Noviembre, articulando una bicefalia entre los
representantes políticos y los de los consejos populares. El 10
de noviembre, seis comisarios del pueblo (3
socialdemócratas y 3 independientes) formaron el Gobierno Provisional. Al día
siguiente firmaron el Armisticio
de Compiégne, basándose en los 14 puntos de Wilson, y el 12 promulgaron
un programa de actuación política económica de cara a la reconstrucción
nacional. Se creó un Consejo Ejecutivo Provisional completamente dominado por
los socialdemócratas, como vínculo entre el gobierno provisional y los
consejos. Este Consejo no duda en ratificar la actuación del gobierno, y hace
oídos sordos a los espartaquistas. Los Consejos habían perdido su utilidad para
un gobierno cuya mayor preocupación era precisamente evitar una Revolución,
limitándose al cambio pacífico del canciller y la forma del Estado. Finalmente,
el Congreso
Panalemán de Consejos reunido en Berlín del 16 al 20
de diciembre apoyó mayoritariamente las tesis
socialdemócratas, por lo que se disolvió y confió el destino de la República a
la convocatoria de elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente. Con
ello la Revolución terminó antes de empezar, y las clases populares quedaron
marginadas de la política. Esta renuncia voluntaria al poder provocó el estupor
y la acción desesperada de la Liga Espartaquista, rechazada por la mayor parte
de la población, que no había obtenido más que 10 delegados de un total de 489
en el mencionado Congreso.
Para consolidarse, la recién nacida
República logró el acuerdo entre sindicatos y patronales (15 de noviembre),
tranquilizando así a la burguesía. Los trabajadores obtuvieron garantías como
la jornada de ocho horas sin disminución de salarios, la renuncia de los
patronos a emprender acciones contra los sindicatos y la reglamentación del
trabajo con convenios colectivos. Por su parte, los industriales conjuraron el
peligro de la revolución y la socialización de la economía, defendidos por los
espartaquistas. De igual modo, se llegó a un acuerdo con el ejército monárquico
para crear un gobierno de orden y combatir la amenaza bolchevique. Por su
parte, la vieja clase política imperial se había adaptado a -aunque
generalmente no aceptado- la nueva legalidad en la forma de nuevos partidos de
derechas, los llamados populares: los conservadores antirrepublicanos y pangermanistas
en el Deutsche
Nationalen Volkspartei (DNVP), mientras que
los liberales se escindieron en el derechista Deutsche
Volkspartei (DVP) y el izquierdista Deutsche
Demokratische Partei (DDP). Tan sólo el
católico y centrista Zentrumspartei (ZP)
conservó su denominación anterior. Los partidos de la derecha no liberal
estaban a su vez influidos por las percepciones del llamado Movimiento
Revolucionario Conservador.
El
Partido Socialista Italiano (PSI) sufrió muchas escisiones a lo largo de su
historia. La más importante fue la del Partido Comunista Italiano.
Las demás escisiones llevaron a la creación de varios partidos socialistas que
tomaban en general los mismos nombres que anteriores escisiones o antiguas
denominaciones del propio PSI. Como por ejemplo el Partido Socialista Unitario (creado
por escisiones en 1921, 1949 y 1969).
Tras
la disolución del PSI, varios partidos han heredados la herencia socialista,
pero los principales son Socialistas Italianos (Socialisti
Italiani) y Federación Laborista (Federazione
Laburista). Este último participaría en la creación de Demócratas de Izquierda que es el
mayor partido del centro izquierda italiano.
En
Italia el movimiento obrero se había organizado en un gran número de
asociaciones cooperativas y ligas muy influidas por el anarquismo y el
sindicalismo y no se había formado un partido socialista unificado hasta 1892
promovido por Filippo Turati, Claudio Treves y Leonida Bissolati. Ese año
nace en Génova el Partido de los Trabajadores Italianos (en italiano “Partito
dei Lavoratori Italiani”). En 1893
el partido toma la denominación de Partido
Socialista Italiano.
Los
conflictos entre reformistas, como Bissolati y Turati, y maximalistas, como Arturo
Labriola, influido por el
anarcosindicalismo ocasionaron constantes crisis en los primeros años del
partido. Los reformistas obtuvieron la mayoría en los congresos de 1900 y 1902,
pero la perdieron en el de 1904. Con ocasión de la anexión de Libia por Italia el PSI se
enfrentó a una crisis profunda de la cual salieron vencedores los maximalistas
contrarios a la anexión, ahora dirigidos por Benito Mussolini y los reformistas
fueron expulsados en 1912, formando el Partido Socialista Reformista Italiano.
Otra
crisis azotó al partido con ocasión de la Primera Guerra Mundial, con el
enfrentamiento entre socialchovinistas e internacionalistas, que se saldó con
la expulsión en 1914 de Benito Mussolini, que contrariamente a sus antiguas
posiciones ahora era un fervoroso defensor de la guerra. Se encontrará un punto
de mediación en la fórmula: “ni adherirse, ni sabotear” de Costantino Lazzari.
En 1921 se
produjo la escisión del Partido Comunista y en 1922 el sector
reformista de Turati formó el Partido Socialista Unitario.
A partir del 1925 los diversos partidos socialistas son obligados a la
clandestinidad o al exilio, sobre todo tras la muerte de Giacomo Matteotti.
El liberalismo en Italia hay que
remontarlo al grupo parlamentario formado por Camillo Benso di Cavour en el
Parlamento del Reino de Cerdeña tras la revolución de 1848,
denominado la "Derecha Histórica". Los liberales eran moderadamente conservadores y
apoyaban un gobierno centralizado, elsufragio restringido, los impuestos regresivos
y el librecambismo.
Pese a dominar la política italiana tras unificación de Italia en 1861 nunca
formaron un partido, basando su poder en el sufragio censitario y en sistema
electoral de escrutinio mayoritario uninominal.
La
Derecha se opuso a la progresista "Izquierda
Histórica", que derrocó al gobierno de Marco Minghetti durante
la llamada "revolución parlamentaria" de 1876,
que permitió que el primer ministro fuera Agostino Depretis. Sin
embargo, Depretis inmediatamente empezó a buscar el apoyo de los parlamentarios
de la Derecha, que fácilmente aceptaba cambiar sus posiciones en una situación
de corrupción generalizada.
Este fenómeno, llamado en italiano como trasformismo,
anuló las diferencias políticas en el Parlamento, dominado hasta después de la Primera Guerra Mundial por un
bloque liberal con una mayoría aplastante.
Durante
la década de 1900 y 1910, dos facciones parlamentarias se alternaron en el
gobierno, una dirigida por Sidney Sonnino, y el
otro mucho, mayor, dirigida por Giovanni Giolitti. Por
entonces los liberales gobernaron en alianza con los radicales, los demócratas y,
ocasionalmente, con los socialistas reformistas.
Al
final de la Primera Guerra Mundial, el sufragio universal y el sistema de representación proporcional
fueron introducidos en Italia. Estas reformas causaron grandes problemas a los
liberales, que se vieron incapaces de detener el ascenso de dos grandes
partidos consolidados y democráticos, el Partido Socialista Italiano y los del Partido Popular Italiano, que
había tomado el control de muchos poderes locales en el norte de Italia incluso
antes de la guerra.
El
Parlamento estaba dividido en varios bloques con una enorme inestabilidad, con
los socialistas de una parte, y el crecimiento de los fascistas de otro,
que se convirtieron en protagonistas de violencias trifurcas. En esta caótica
situación, los liberales fundaron su Partido
liberal Italiano en 1922,
que de inmediato cayó en el entorno fascista. El partido se presentó dentro de
la lista del Partido Nacional Fascista en las elecciones generales de 1924,
dando su apoyo a los fascistas convirtiéndose en una pequeña fuerza política
dentro de la mayoría absoluta del PNF. El partido fue prohibido finalmente bajo
el gobierno de Benito Mussolini en 1925,
mientras que a muchos viejos políticos liberales se les dieron cargos políticos
de prestigio, pero nada influyentes, como los escaños en el Senado
italiano, despojado de todo poder real
tras las reformas fascistas.
Aun cuando el bipartidismo había
desaparecido en 1993 en Venezuela, todavía quedaban figuras de la vieja
política venezolana, pero la situación cambia en 1998 cuando se derrumbó ese
modelo tradicional, al ganar las elecciones
presidencialesHugo Chávez con su
agrupación política Movimiento
V República (MVR) que integraba una coalición denominada
Polo Patriótico junto con otros partidos de izquierda entre los cuales se
encontraba el MAS, Patria
Para Todos (PPT) y el PCV, entre otros. Al acceder
Chávez a la presidencia, el MVR pasa a ser el nuevo partido hegemónico.
Desde ese momento AD y Copei comenzaron a perder peso
político a nivel nacional hasta el punto que ambos partidos sumaron solo un 11%
de los votos en la elección presidencial de 1998 y luego en otros procesos
electorales AD decidiera no presentar candidatos ni su tarjeta a las elecciones
presidenciales de 2000 y 2006. Por otra parte el MAS creció luego de darle su
apoyo a Chávez y cuando se retiró de la coalición el partido se dividió,
quedando el MAS muy relegado.
Para febrero de 2007 existián 103
partidos políticos de carácter nacional según el Consejo
Nacional Electoral” de los cuales 96 debían renovar su
nómina de adherentes a fin de mantener su vigencia legal por no cumplir con el
mínimo establecido por la ley de obtener al menos un 1% de los votos en las
elecciones nacionales.
Desde el anuncio de la reforma constitucional la
oposición se había dividido en dos grupos, uno que confiaba en la vía
electoral, como Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia y otro sector radical
conformado por Alianza
Bravo Pueblo, Alianza
Popular, Acción Democrática, y Comando
Nacional de la Resistencia, que no cree en una
salida electoral y según ellos (ABP) “el CNE dará los escrutinios que le
convengan al gobierno”. Además de considerar que la reforma sería "un fraude
constitucional" según AD. Justo antes del referendo esas organizaciones se
decidieron unir al grupo liderado por UNT y PJ.
En marzo de 2007 se crea el Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV), (a pesar de
que ya existía para la fecha otro partido fundado en Abril del 2006 con el
nombre PSOEV*-PARTIDO SOCIALISTA ORGANIZADO EN VENEZUELA)la organización
política más grande de ese país tras la fusión de varios partidos políticos
pro-chavistas entre ellos el MVR (el más grande para entonces), MiGato, Liga
Socialista, Movimiento
por la Democracia Directa y Unión, entre
otros. El PSUV logró inscribir 5,6 millones de militantes cifra sin precedentes
en la historia política venezolana, un año después eligió a sus autoridades
provisionales con la participación de unas 94 mil personas que representaban el
90% de los llamados a participar en la votación.
En este nueva etapa nacen organizaciones como Primero
Justicia, Proyecto
Venezuela y Un Nuevo Tiempo que junto a
AD, Copei y el MAS lideran la oposición venezolana. De este período destaca la
transformación política de Venezuela donde los partidos tradicionales fueron
desplazados por el Partido
Socialista Unido de Venezuela, Un Nuevo Tiempo,
Primero Justicia, Podemos y el PPT
(Patria Para Todos).
También es corriente el cambio de partido de muchos
políticos, como la ex diputada Liliana
Hernández, que en sus inicios militó en AD, para luego
a pasar a Alianza Bravo Pueblo y siendo diputada de éste pasó al partido
Primero Justicia, ahora forma parte de la dirección general del partido Un
Nuevo Tiempo de Manuel Rosales. Así como el exparlamentario y ex alcalde de
Caracas Aristóbulo
Istúriz que pasó por el MEP, La Causa R, fue
fundador del PPT y luego se retiró de éste para sumarse al PSUV.
Los intentos de fusión de esta gran variedad de agrupaciones
por lo general han fracasado como la Coordinadora
Democrática, que agrupó una coalición inmensa de
partidos políticos opositores muy diversos desde tendencias de centro-derecha
como el liberales, conservadores, democristianos (COPEI,
Proyecto Venezuela, Primero Justicia), socialdemócratas (AD, MAS) y comunistas (como Bandera
Roja) que solo sobrevivió de 2002 hasta 2004.
Sin embargo es común desde 1998 que al presentarse
elecciones presidenciales se agrupen en dos coaliciones, como en las elecciones
de ese año que se presentaron el Polo Patriótico
liderado por el MVR y el Polo Democrático liderado por Proyecto Venezuela. En
las elecciones
presidenciales de 2006 participaron dos grandes coaliciones;
una por el gobierno de Hugo Chávez, bajo la denominación Bloque del Cambio (de
tendencia socialista y nacionalista) y otra por la oposición que apoyó a Manuel
Rosales dentro de la Unidad Nacional, que
concentraba más de 40 partidos (de tendencia heterogénea: social demócrata,
democracia cristiana, liberal-conservador, ultraconservador).
Los partidos más votados en estas últimas elecciones por
parte del bloque del cambio fueron MVR, Podemos y PPT, mientras que por la Unidad
Nacional fueron los partidos Un Nuevo Tiempo y
Primero Justicia, mostrando así la transformación ocurrida en el escenario
político venezolano desde finales del siglo XX.
A principios de 2007 luego del
anuncio de Hugo Chávez a finales de 2006 de formar el Partido
Socialista Unido de Venezuela que podría agrupar
todas las fuerzas o la mayor parte de ellas que apoyan la Revolución
Bolivariana, algunos sectores de la oposición optaron
por fusionarse, Un Solo Pueblo, Izquierda
Democrática y el Polo
Democrático se unieron a Un Nuevo Tiempo, mientras
que otros cinco partidos de oposición se unieron en un bloque -sin fusionar los
partidos- para crear el Directorio
Popular Alternativo con la integración del Movimiento
Republicano, Visión
Emergente, Movimiento
Laborista, Fuerza
Liberal y Solidaridad
Independiente (SI).
En las elecciones presidenciales de 2012 y las
adelantadas de 2013 persistió la conformación de dos bloques principales,
dentro del grupo de gobierno nuevamente fue el polo patriótico, mientras que la
mayor parte de la oposición se presentó por la coalición Mesa de Unidad
democrática, siendo los candidatos Hugo Chávez y Nicolás Maduro (fallecido
aquel) por un lado y Henrique Capriles Radonski por el otro.
El
Levantamiento Espartaquista (Der Spartakusaufstand)
Entre la decisión de transferir el poder a una Asamblea
Constituyente, y la fecha de su real aplicación, el 19 de enero, tuvo lugar la
última fase de la Novemberrevolution. Los socialistas independientes
pronto fueron dejados de lado, precisamente por su carácter conciliador,
tachados de traidores por los espartaquistas y de aliados
poco sinceros por los socialdemócratas. Aliados con
el ejército, los socialdemócratas giraron hacia posturas más conservadoras y
procedieron a la disolución de los consejos, el restablecimiento de la
autoridad de mando de los oficiales y la requisición de las armas en poder de
los civiles.
Por su parte, los espartaquistas se radicalizaron cada
vez más, en la esperanza de detener la contrarrevolución. Deseosos de
enfatizar su preferencia por el modelo soviético, el 30 de
diciembre de 1918 los espartaquistas fundaron el KPD (Kommunistische
Partei Deutschlands o Partido Comunista Alemán), renunciando a participar
en las elecciones del 19 de enero y marcándose metas revolucionarias. Para la
opinión pública resultaba que, como habían dicho siempre los conservadores, lo
que los defensores de la democracia querían establecer era el gobierno de la
turba y la dictadura de los demagogos. La misma idea de la democracia se hizo
sospechosa. Para muchos alemanes el término fue desde entonces sinónimo de
fraude, hecho que posteriormente daría alas al nazismo.
Los nacionalistas se dieron rápidamente cuenta del cambio
de mentalidad y se aprovecharon de la ocasión. Si unas semanas antes se habían
sentido desesperados, ahora sabían cómo volver al poder. Acuñaron la leyenda de
la «puñalada
por la espalda», que les devolvió la confianza en sí mismos
y el apoyo popular. Pero su primer objetivo fue impedir el establecimiento de
un Estado
socialista. Para ello, un partido esencialmente
antidemocrático como el DVNP presentó al electorado, por razones puramente
tácticas, un programa liberal y democrático. Apoyando el régimen parlamentario
en el corto plazo, se proponían acabar con él más tarde.
Por su parte, los comunistas confiaban en
conquistar el poder por la violencia, con ayuda de los bolcheviques de Rusia o aun sin
ella. En la Navidad de 1918
estalló en Berlín un conflicto
entre el gobierno provisional y una belicosa tropa comunista, la «División de
Marineros del Pueblo» (Volksmarinedivision), que se opuso al gobierno
vigente y se atrincheró en el Palacio Imperial, llegando a sitiar al canciller Friedrich
Ebert en su despacho. Este, presa del pánico, pidió ayuda a
una compañía de caballería desmontada de la antigua Guardia Real, mandada por
un general aristocrático, que estaba a las afueras de la capital en espera de
ser disuelta. Hubo un combate favorable a la Guardia, pero el gobierno les
ordenó retirarse, ya que desconfiaba de ellos y no quería luchar contra sus
propios camaradas. Esta escaramuza convenció a los socialistas independientes
de que era imposible evitar el triunfo del comunismo, y para no perder
popularidad ni llegar demasiado tarde a participar en el inminente gobierno
comunista, retiraron a sus 3 comisarios, con lo que el SPD quedó en exclusiva a
cargo del gobierno, lo que acrecentó su inclinación hacia posturas
conservadoras.
El 4 de enero de 1919 el socialista independiente Emil
Eichhorn cesó como jefe de policía, y ello sirvió de
pretexto para la huelga general, que el 6 paralizó Berlín y se convirtió en una
tentativa de insurrección; comunistas y socialistas independientes iniciaron la
batalla en las calles de Berlín y llegaron a
dominar en el centro de la capital. El USPD y el KPD formaron un «comité de
gobierno» débil e indeciso sobre el rumbo a tomar, y el movimiento se extendió
a Baviera, Bremen, Hamburgo, Sajonia, Magdeburgo y Sarre. El líder
espartaquista Karl Liebknecht abogaba por
derribar cuanto antes el gobierno de Ebert, contra la opinión de Rosa
Luxemburgo (quien temía aún la fuerza de los elementos
derechistas que dominaban el ejército) y, tras el fracaso de las conversaciones
con el gobierno, Liebknecht llamó a los obreros a tomar las armas y sublevarse.
Los apedreamientos, las grescas callejeras y
los incendios que protagonizaban los fascistas los convirtieron en un movimiento
marginal dentro de la política italiana aunque bastante temido en razón de sus
ideas populistas que
seducían a exsoldados y obreros descontentos tras la Primera Guerra Mundial. A
medida que la violencia fascista aumentaba en el país, Mussolini conseguía un
escaño en el parlamento italiano en las elecciones de 1921.
Inicialmente, la élite conservadora de Italia aceptaba al fascismo como un «mal
menor» ante el peligro de un gobierno socialista o comunista; sin embargo, a lo
largo de 1922,
fue evidente que Mussolini y sus militantes tenían proyectos propios que
amenazaban el propio parlamentarismo que era
el sistema político italiano vigente desde los días de la unificación italiana.
La situación era desesperada para el gobierno de Ebert
cuando apareció una ayuda inesperada, al decidir el ministro de defensa Gustav
Noske echar mano de los Freikorps
(organizaciones paramilitares antirrepublicanas, integradas por antiguos
soldados) para acabar con el levantamiento. Entre el 8 y el 13 de enero los Freikorps,
bien armados y mejor disciplinados, reconquistaron fácilmente la capital y
asesinaron a cientos de revolucionarios de izquierda, incluyendo a Liebknecht y
Luxemburgo. Curiosamente, entre quienes aportaron enormes sumas de dinero para
pagar la manutención y transporte de los Freikorps estuvo,
entre otros, el liberal izquierdista Walther
Rathenau, posteriormente asesinado por estos mismos.
Por otra parte,
por estas fechas (5 de enero de 1919) se constituyó el Partido
Obrero Alemán. Fundado por Anton Drexler y Karl
Harrer, fue en sus inicios un partido pequeño de
ideas contradictorias, hasta que un veterano de guerra llamado Adolf
Hitler se les unió en octubre de 1919, asumiendo la
dirección del movimiento poco más tarde hasta convertirlo en el Partido
Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores.
La victoria del gobierno no puso fin a la guerra civil,
que aún duró varios meses en provincias, con la eliminación de islotes
revolucionarios en Bremen y el Ruhr. Con todo,
pudieron celebrarse las elecciones, las sesiones de la asamblea constituyente y
la proclamación de la Constitución
de Weimar. Hubo una participación del 82,8%, en las
elecciones el SPD obtuvo el 37,9% de los votos y 165 escaños, seguido del ZP
(19,7 y 91 esc.), el DDP (18,6 y 75 y esc.), el DVNP (10,3 y 44 esc.), el USPD
(7,8 y 33 esc.) y el liberal DVP de Gustav
Stresemann (4,4 y 19 escaños). Pese a obtener mayoría,
el SPD se vio obligado a pactar con los partidos de centro para poder gobernar.
Se formó así la llamada Coalición
de Weimar, y Ebert fue elegido presidente de la
República, por 277 votos a favor, 51 en contra y 51 abstenciones; Scheidemann
fue nombrado jefe de gobierno.
El régimen republicano y democrático debió su existencia
a las fuerzas paramilitares y antidemocráticas de una derechanacionalista,
radicalmente opuesta al parlamentarismo, que esperaba la oportunidad de ponerle
fin. Los marxistas no comunistas reprocharon
severamente a Ebert, Noske y otros dirigentes socialdemócratas su
colaboración con los nacionalistas vencedores de los espartaquistas, si bien es
cierto que les correspondió el mérito de haber evitado la instauración de un
estado comunista copiando el
modelo bolchevique, mientras
que los socialdemócratas quedaron públicamente desacreditados.
Los socialdemócratas consiguieron formar gobierno en Prusia y otros länder
únicamente gracias al apoyo de los nacionalistas, del ejército imperial
convertido en Reichswehr y de los Freikorps, y desde
entonces estuvieron a merced de la derecha, cuyo poder iba mucho más allá de lo
meramente parlamentario. Las dos grandes facciones en liza, ultranacionalistas
y comunistas, consideraban a la República únicamente como un campo
de batalla de su lucha por el poder. Pero en esta lucha
extraparlamentaria, mientras que los primeros podían actuar libremente y
conocían por experiencia los resortes del poder, los segundos no, y ello
determinó la victoria ultranacionalista. No había entre esos dos partidos
dictatoriales un tercero que defendiera el capitalismo y la democracia. La única
alternativa lógica al nacionalismo y el socialismo beligerantes hubiera sido el
liberalismo, pero el
único partido que hubiera podido cambiar la situación, el monárquico y
librecambista DVP de Gustav
Stresemann, carecía de la base social y la
representación parlamentaria necesarias. Ni los socialdemócratas, ni el centro
católico eran los adecuados para adoptar la democracia, a la que calificaban de
plutocrática, y el republicanismo tildado de burgués, y no
estaban dispuestos a renunciar al estatismo y la sozialpolitik. Tras la
experiencia de la guerra, las masas percibían que la autarquía propugnada
por todos ellos era fatal para la economía, y que los
únicos que tenían una idea de cómo afrontarla eran los partidos nacionalistas
de extrema
derecha (aunque fuera con la doctrina expansionista
del lebensraum).
En 2001,
Chávez promulgó 49 leyes sobre la administración de tierras, gracias a una
habilitación de la Asamblea Nacional, en el
marco de su plataforma llamada como Revolución Bolivariana,
generando conflictos con la oposición. Ello
desembocó en un paro nacional convocado por la Confederación de Trabajadores de Venezuela y por la
cámara de empresarios (Fedecámaras).
En 2002 comenzaron
las grandes protestas en su contra. Ese año, tras una masiva manifestación en
Caracas, un grupo de francotiradores abrió fuego contra ésta, en el capítulo
que hoy se conoce como los Sucesos de Puente Llaguno, hecho
que desató polémicas sobre sus objetivos, existiendo dos versiones al día de
hoy. Igualmente seguidores del
oficialismo cayeron abatidos. Ello activó la salida del Presidente Chávez, a
quien la Fuerza Armada le solicitó la renuncia, la cual aceptó. Hecho que fue
anunciado al país por quien, en ese momento, era el militar de más alto rango,
el General en Jefe Lucas Rincón. Pedro Carmona,
dirigente de Fedecámaras, se autoproclamó Presidente, exclamando que existía un vacío de poder a raíz de la renuncia de Chávez, pero
Carmona fue criticado inmediatamente por pasar por encima de la Constitución.
Chávez fue restituido dos días después por una reacción cívico-militar de sus
aliados. La oposición organizó luego un paro general pretendiendo
la renuncia de Chávez, pero que afectó a Petróleos de Venezuela,
ocasionando grandes pérdidas económicas para el país. Se solicitó luego un referéndum revocatorio, siendo
realizado finalmente en 2004 y en él,
Chávez surge victorioso, en medio de acusaciones de fraude por la oposición.
La crisis de
Baviera
A partir de la reunión de la Asamblea nacional de Weimar,
Kurt Eisner se había convertido en campeón de los länder frente al
centralismo de Berlín. Su asesinato el 21 de febrero a manos de un extremista
de derechas (el conde
Arco-Valley) tuvo gran repercusión en Múnich, donde el
consejismo mantenía aún la vigencia perdida en Berlín. La situación degeneró
rápidamente. La conservadora dieta bávara (Landtag) fue absolutamente
marginada por los Consejos, que se radicalizaron rápidamente, proclamando al
fin, a instancias de la Rusia de Lenin y la Hungría de Béla
Kun, una República
Consejista Bávara (7 de abril) de clara inspiración
anarquista. Ésta rechazó el parlamentarismo e intentó acometer la revolución
social, pero fue un completo fracaso. Los Consejos habían perdido todo
contacto con las masas y la realidad social, y ni siquiera el nuevo partido
comunista apoyaba su línea política. Fueron los propios comunistas quienes se
acabaron alzando contra la República de Baviera en un intento de salvarla, pero
pronto se organizó la contrarrevolución, dirigida por el primer ministro de la SPD, Hoffmann,
que en dos semanas aplastó totalmente la Revolución (finales de abril-principios
de mayo de 1919). Las ejecuciones se contaron por centenares, y a partir de
este momento, Múnich se convirtió
en la capital conservadora, contrarrevolucionaria y antirrepublicana,
permitiendo durante muchos años las actividades de los nacionalistas más
exaltados, como Hitler y Ludendorff. Cuando, cediendo a la presión de los Aliados, el gobierno
promulgó una ley sobre la entrega de armas en poder de los particulares, Baviera se resistió,
negándose a desarmar a las milicias contrarrevolucionarias, lo que provocó una
crisis que duró de agosto de 1920 hasta 1921.
El 2 de
diciembre de
2002, días después de la creación de una mesa de diálogo y acuerdos patrocinada
por la OEA y el Centro
Carter, en la cual sectores del
gobierno y la oposición se sentaron para intentar reconciliarse, comenzó un
nuevo paro general convocado por los sindicatos opuestos al gobierno,
Fedecámaras, el grupo "Gente del Petróleo" (conformado por miembros
de PDVSA), con el apoyo de la cúpula de la Iglesia católica y de diversos
partidos políticos tradicionales, tanto de derecha como de izquierda (como el MAS, Bandera Roja)
"Primero Justicia", Acción Democrática y COPEI, aglutinados en lo que
llamaron Coordinadora Democrática.
Su
duración inicialmente era de 24 horas, pero se prorrogó hasta convertirse en
una huelga indefinida. La petición central de los huelguistas era la renuncia
del Presidente, o la realización de un referendo consultivo sobre la
continuidad de Chávez. Chávez no renunció, y el paro se mantuvo durante 62
días.
Dicho
paro tuvo características atípicas: todas las televisoras privadas de alcance
nacional y los periódicos más importantes le dieron apoyo irrestricto. Los
primeros suspendiendo toda su programación de entretenimiento y sus anuncios
comerciales para dar paso a programación política e informativa durante 18 ó 20
horas al día, reconociendo su sesgo en contra del gobierno varias veces. Los
periódicos hicieron lo propio. El canal oficial, Venezolana de Televisión, también
participó en esta guerra mediática parcializándose completamente a favor del
gobierno, de esta forma la polarización se acentuó mucho más y los medios de
comunicación imparciales prácticamente desaparecieron. El gobierno también
apoyó la creación de periódicos, emisoras de radio, televisoras y sitios web de
carácter alternativo, que son consideradas por la oposición como focos de propaganda
gubernamental, pero que el gobierno defiende como espacios de expresión para
quienes eran censurados por las emisoras privadas.
Se
insiste en que el paro además era un paro forzoso, ya que en muchas empresas,
fábricas y locales comerciales los trabajadores querían continuar sus
labores,pero los patrones tomaron la decisión de pararse. Sin embargo, no puede
considerarse únicamente un lock
out debido a que en la
administración pública muchos gremios se unieron al paro.
La
paralización llegó a su clímax cuando se afectó a la petrolera estatal, PDVSA.
Miles de los empleados de la empresa abandonaron sus puestos de trabajo y,
según el gobierno, algunos cometieron sabotajes en las mismas para intentar
paralizar la empresa. Esto trajo graves repercusiones sobre la población con
escasez de gasolina y otros combustibles, además de alimentos y otros artículos
de primera necesidad.
Las
marchas entre simpatizantes de gobierno y oposición se sucedían a diario,
congregadas especialmente en Caracas, quienes además se atrincheraban 24 horas
al día en sitios claves que consideraban sus "bastiones": la
oposición se aglomeraba en torno a la Plaza Altamira y la sede de PDVSA en
Chuao, mientras que el chavismo se concentraba en torno al Palacio de
Miraflores, la plaza Bolívar de Caracas y la sede
principal de PDVSA en La Campiña (en el centro de la capital). La oposición,
además, realizaba "cacerolazos"
(golpear ollas) durante todas las noches; en aquellas urbanizaciones de clase
media y alta donde la oposición era mayoría, realizadas por los vecinos de
estos, pidiendo la dimisión del gobierno. En algunos casos, realizaron marchas
durante el día forzando a cerrar aquellos negocios y tiendas que abrían en sus
urbanizaciones, o frente a las casas de funcionarios y simpatizantes del
gobierno.
El
gobierno llamó a ex empleados de PDVSA y a técnicos de Universidades y de las
Fuerzas Armadas con el objeto de que hicieran funcionar nuevamente a la empresa
petrolera. Para finales de diciembreeste objetivo prácticamente estaba logrado,
lo cual fue un duro golpe para los propulsores del paro. Éste se fue debilitando
con el paso de los días. A mediados de enero de 2003, el gobierno logró
recuperar el control total de PDVSA. El Estado decidió despedir a 15 mil
empleados por distintas razones, una de la cuales fue la abstinencia de
recurrir sus puestos de trabajo por un largo período. Los empresarios, por su
cuenta, comenzaron a abrir sus negocios y locales comerciales, desobedeciendo a
las federaciones que los agrupaban.
La
oposición rompió "informalmente" la huelga por la presión
internacional el 3 de febrero de 2003,
si bien nunca se hizo un anuncio oficial. A partir de ese momento, toda la
lucha política de la oposición se centró en la realización de un Referéndum. En
este momento comienza a tener preponderancia la Organización
"Súmate".
La
Constitución de Weimar
La Constitución, compuesta
por 181 artículos, se discutió de febrero a julio, y fue aprobada el 31 de
julio de 1919 por 262 votos a favor y 72 en contra (socialistas independientes,
liberales y nacionales). Rebosaba por sus cuatro costados el espíritu de
concordia y mutuo entendimiento, y como tal, la indefinición y ambigüedad. En Weimar no se
instauró un Estado nuevo, sino que simplemente se dio al Deutsche Reich (que incluso
conservó tal denominación) una nueva forma, la republicana. El pueblo
experimentó la decepción de la imposición de una Constitución en la que no
participó. Se hizo a la idea de que, en definitiva, la República había
suplantado al Imperio sin que sus
principios de gobierno diferieran. No obstante lo cual, la de Weimar fue una república democrática
avanzada. A la cabeza de este Estado federal y
parlamentario, se colocó un presidente elegido por sufragio
directo para un mandato de siete años, dotado de
fuerte autoridad y del derecho de disolución del Parlamento, lo que recuerda
las atribuciones del antiguo emperador y las
limitaciones del parlamentarismo bismarckiano. El Parlamento estaba constituido
por una cámara electiva, el Reichstag, y otra
territorial, el Reichsrat. El canciller, nombrado
por el presidente, asumía el poder ejecutivo. La nueva Constitución consagraba
el sufragio proporcional (y la consiguiente fragmentación de las cámaras), los
poderes de emergencia de los que disponía el presidente y el recurso del plebiscito: por una
parte, la posibilidad para el presidente de someter un texto legislativo al
pueblo, en caso de desacuerdo con el Reichstag; por otra parte, la posibilidad
para 1/10 de los electores de formular un proyecto de ley para someterlo al
pueblo, o la facultad de diferir la promulgación de una ley si 1/3 del
Reichstag y 1/20 de electores lo pidiesen.
La unidad triunfó sobre los particularismos locales (Reichsrechtbricht
Landrecht), pero al igual que en la época de Bismarck, también en
la República de Weimar los principales poderes de la administración civil eran
ejercidos por los gobiernos de los Estados que lo formaban en lugar del
gobierno del Reich. Prusia era el
Estado más extenso y más rico, el de población más numerosa, y su predominio
aplastante en el Reichsrat: gobernar Prusia era gobernar el Reich, sin
necesidad de tener en cuenta a los demás estados.
Asimismo, el adjetivo «social» apareció por vez primera
en la Constitución de Weimar, proclamando que el Estado busca además de la democracia, elemento de
las constituciones
liberales escritas hasta entonces, la justicia
social.
En ocasiones se ha achacado a las deficiencias de esta Constitución los yerros
de la República y su caída. No obstante, distintos autores señalan que ninguna
Constitución democrática hubiera podido hacer frente a la falta de apoyo
popular al régimen, que desembocó en su crisis final y el ascenso nazi. Añaden
que la constitución weimariana funcionó notablemente bien durante el gobierno
de Stresemann, entre 1924
y 1929.
Constitución
de Venezuela de 1999 (nombre
oficial: Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela) es
la Carta
Magna vigente
en Venezuela,
adoptada el 15 de
diciembre de 1999,
y el 15 de
febrero de2009,
le fue introducida la Enmienda Nº 1. Fue impulsada por Hugo
Chávez, recibiendo un gran respaldo de
diversos sectores y el rechazo de los partidos tradicionales. El mencionado
difunto presidente de la República, así como sus seguidores, la llaman la
"Constitución Bolivariana", por inspirarse en los ideales de Simón
Bolívar y
su ideología el Bolivarianismo,
además establece el inicio de la llamada "Quinta República", y tiene
una orientación netamente social.
Una
socialización abortada
Los socialdemócratas habían
puesto a la cabeza de sus programas la socialización de los
medios de producción (Vergesellschaftung). Las nacionalizaciones y el
«socialismo» aplicado durante la guerra (Zwangswirtschaft o
planificación centralizada) habían sido, sin embargo, muy beneficiosas para
algunos empresarios capitalistas aliados del gobierno del Reich y muy
perjudiciales para la producción y los intereses de los trabajadores, debido a
lo cual eran extremadamente impopulares. Los socialdemócratas abordaron la
cuestión con demagogia: atacaron el socialismo de guerra
como la peor clase de abuso y explotación capitalista, pero fueron
incapaces de establecer diferencias reales entre sus proyectos y el Zwangswirtschaft,
rechazando además los instrumentos de nacionalización, ya como revolucionarios,
ya como burgueses. Estas contradicciones e incoherencias determinaron la
quiebra de la socialdemocracia alemana.
Con la caída del régimen imperial, los
empresarios, desafiando la planificación central, habían reanudado la
producción para exportar con objeto de comprar víveres y materias primas en los
países neutrales y en los Balcanes. Los empresarios triunfaron en sus esfuerzos
y salvaron a Alemania del hambre y
la miseria. Sus coetáneos los tacharon de aprovechados, pero se alegraron de
poder adquirir al fin artículos muy necesarios. Los paradosvolvieron a
encontrar trabajo, y Alemania inició la vuelta a la normalidad. Por su parte, a
los trabajadores alemanes de todo tipo no les importaba gran cosa la
socialización. Daban más importancia a la subida de salarios, a las
ayudas al desempleo y a la reducción del horario laboral. Los consejos obreros,
vistos con recelo por las instituciones y los líderes sindicales, perdieron
toda su sustancia revolucionaria y su papel político por el artículo 165 de la
Constitución y la ley de Consejos de Fábrica del 4 de febrero de 1920.
El intento de reforma agraria, tímido y lleno de
contradicciones, no supuso un cambio sustancial de las condiciones de vida de
los agricultores ni de la estructura de propiedad. Según las estimaciones de
1922, apenas el 2% de la propiedad territorial afectada por la ley había sido
redistribuida, situación que no mejoraría con el transcurso de los años.
La
oposición acusó al gobierno de Chávez de ser ineficiente y de intentar esconder
a los "verdaderos" culpables; criticó el hecho de que Bariven, la
empresa que importó la comida, no tenía experiencia en el manejo de alimentos; y que se consultó a asesores del
gobierno de Cuba,
quienes recomendaron adquirir las cantidades finales. Aunque Chávez calificó el episodio de
"grave", también aseguró que la cantidad de alimentos vencidos es
"ínfima" en comparación con la cantidad distribuida por PDVAL desde
su creación en 2007. También acusó a sus opositores de
intentar utilizar este incidente para obtener ganancias políticas en las elecciones parlamentarias de 2010.
Chávez
implantó una política de programas sociales, muy activo y que desde el 2003 son
llamados "misiones", las más publicitadas son las educativas, la Misión
Robinson para
enseñar a leer y a escribir en los barrios populares, basada en métodos
venezolano-cubanos. La Misión Ribas para
facilitar los estudios primarios y la Misión Sucre para los
secundarios y universitarios. Además de estas, existe la Misión Barrio Adentro que consiste
en un Programa médico-asistencial para las zonas más deprimidas del país y la Misión Vuelvan Caras que
consiste en un incentivo del gubernamental para la producción de bienes y servicios
por parte de las sociedades organizadas conocidas como "Consejos
Comunales". En total son veintiún (21) misiones
sociales. Según cifras del Ministerio para la Vivienda y el Hábitat, no se ha
alcanzado la cifra de 100.000 casas anuales necesarias para detener el
incremento del déficit de viviendas en Venezuela. De hecho, desde 1999 hasta el
2007, el Ejecutivo nacional sólo había podido construir cerca de 260.000
soluciones habitacionales. El déficit de viviendas se ubicaba en 1,8 millones
de unidades en el 2007.
Las bandas
armadas y el ejército
La revolución
de noviembre provocó la aparición de los Freikorps (compañías
libres) y las Wehrorganisationen (organizaciones de defensa), bandas
armadas dirigidas por aventureros, un fenómeno que no se veía en Alemania desde
la Guerra
de los Treinta Años. Estas compañías libres (como la Stahlhelm de Franz
Seldte, la Wehrwolf de Fritz
Kloppe y las Sturmabteilung de Ernst
Röhm) estaban formadas por oficiales despedidos del antiguo
ejército imperial, que se juntaron con soldados desmovilizados y jóvenes
cadetes, ninguno de los cuales quería volver a la vida civil. Ofrecieron su
protección a terratenientes y campesinos, y aunque en un principio protegieron
a los civiles de los ataques de comunistas y defendieron las conquistas en el frente
oriental, pronto las inmanejables bandas se
convirtieron en saqueadores y chantajistas violentos. Dada la imposibilidad de
disolverlas, se las acabó integrando en la Reichswehr, lo que,
aparte de crear un conflicto con los aliados, fue otro de
los ingredientes del fracaso de la República de Weimar: la pervivencia de un
ejército rapaz, conquistador y antiparlamentario. Las instituciones militares y
la marina llegaron a conservar los colores imperiales (negro, rojo, blanco) en
lugar de los republicanos. Una vez eliminada la amenaza comunista, se acabó su
colaboración con las autoridades republicanas. La oficialidad gozó de una
autonomía increíble, manteniendo su ideología militarista, sus afectos monárquicos
y su estilo de vida aristocrático. De cara a la galería, el ejército rechazaba
cualquier implicación con el armisticio y la firma de la paz
de Versalles. Nacionalistas y militares afirmaban que
desde 1914 habían logrado mantener inviolado el territorio alemán, acampar
durante cuatro años en Francia y mantener ocupadas las tres cuartas partes de Bélgica y un buen
trozo de Francia el día del
armisticio. Aunque el ejército había perdido tanto la batalla como la guerra,
ni los civiles ni los militares tuvieron el sentimiento de haber sido
derrotados, salvo en algunos sectores de la retaguardia o del frente. En este
contexto, la leyenda de la puñalada por la espalda les permitió mantener su
mítica aureola de invencibilidad y acusar de la derrota a los «civiles
traidores». El 11 de noviembre las tropas desfilaron por Berlín, y Ebert saludó a
estos soldados «que vuelven invictos de un combate glorioso», consagrando así
el mito del que iba a alimentarse la propaganda nacionalista y hitleriana.
Los círculos bolivarianos son organizaciones de base con un fin
paramilitar, creadas para la formación y la difusión entre la población
de las ideas de la Revolución Bolivariana,
promovida por Chávez. Componen una red de
organizaciones financiada por el gobierno nacional
y con recursos
del Estado creada
en 2002 con 2,3
millones de miembros activos (cifra no oficial), realizan actividades de difusión de la Revolución Bolivariana impulsada
por
Chávez. Los
círculos debían constituirse de manera descentralizada, organizadas en los
barrios y, a pesar de sus orígenes, debían ser autónomos, para llevar las ideas
bolivarianas a la población y conformar un foro para una cooperación efectiva,
especialmente en labores sociales de mutuo auxilio. A diferencia de,
por ejemplo, las asociaciones de vecinos, su autonomía no quedaba limitada a la
política local, sino que también se expresaban en cuestiones políticas
nacionales, se enfrentan en una lucha feroz contra la Sociedad Patriótica y la
Junta Patriótica.
La
creación de un cuerpo paramilitar conocido como Milicia Bolivariana, que sus
funciones son:
1. Alistar,
organizar, equipar, instruir, entrenar y reentrenar las unidades de la Milicia
Bolivariana conformadas.
2. Establecer
vínculos permanentes entre la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el pueblo
venezolano, para contribuir en garantizar la defensa integral de la Nación.
3. Organizar y
entrenar a la Milicia Territorial y los Cuerpos Combatientes, para ejecutar las
operaciones de defensa integral destinadas a garantizar la soberanía e
independencia nacional.
4. Contribuir
con el Comando Estratégico Operacional, en la elaboración y ejecución de los
planes de defensa Integral de la Nación y Movilización Nacional.
5. Participar y
contribuir en el desarrollo de la tecnología e industria militar, sin más limitaciones
que las previstas en la Constitución de la República y las leyes.
6. Orientar,
coordinar y apoyar en las áreas de su competencia a los consejos comunales a
fin de coadyuvar en el cumplimiento de las políticas públicas.
7. Contribuir y
asesorar en la conformación y consolidación de los comités de defensa Integral
de los Consejos comunales, a fin de fortalecer la unión Cívico-Militar.
8. Recabar,
procesar y difundir la información y consolidación de los consejos comunales,
instituciones del sector público y privado, necesaria para la elaboración de
planes, programas, proyectos de desarrollo Integral de la Nación y Movilización
Nacional.
9. Coordinar con
los órganos, entes y dependencias del sector público y privado, la conformación
y organización de los Cuerpos Combatientes, los cuales dependerán
administrativamente de los mismos, con la finalidad de contribuir a la defensa
Integral de la Nación; supervisar y adiestrar los Cuerpos Combatientes, los
cuales dependerán operacionalmente del Comando General de la Milicia
Bolivariana. Las demás que le señalen las leyes y reglamentos.
Los años de
crisis (1919-1923)
Los primeros años de la República de Weimar fueron años
de crisis
política, crisis
económica, financiera, monetaria y
de pérdida de dinero, intentos golpistas y separatismos, que sacudirán a la
joven República hasta el final del año 1923. Los acontecimientos sucedieron a
un ritmo de locura y su complejidad es frecuentemente inextricable. La nueva
República sufrió la hostilidad de la burguesía nacionalista, del Ejército y de
los grupos tanto de extrema derecha como de extrema
izquierda.
Tras la radicalización de la situación de Baviera, en
Berlín, en la primavera de 1919, Gustav Noske trató de
eliminar completamente la oposición comunista, que consideraba el peligro más
grave. A principios del mes de marzo, aliándose con los freikorps
organizó una nueva represión sangrienta contra una huelga. En el curso de la
cual el líder comunista Leo Jogiches, sucesor de
Liebknecht y Luxemburgo, fue asesinado (10 de marzo), junto con
varios centenares de obreros. Una represión análoga se organizó en algunas
otras ciudades como Magdeburgo o Leipzig. En otros
lugares, como en Sajonia, la
situación era anárquica, más que revolucionaria, a veces, incluso, simplemente
de terrorismo de extrema
izquierda.
La reacción
derechista y el golpe de Kapp
Aprovechándose de la oleada contrarrevolucionaria, la derecha reaccionaria
atacó de frente y con una violencia cada vez más acentuada al régimen
republicano; primero a través del parlamento, esencialmente del DVNP del ex
ministro imperial Helfferich. En diciembre de 1919, Helfferich desencadenó una
campaña de inaudita violencia contra el ministro de Finanzas Matthias
Erzberger, poniendo en duda hasta su integridad
personal y su capacidad política. Se llevó a cabo un proceso por difamación,
que duró de enero a marzo de 1920, y apasionó
a la opinión pública. Erzberger fue víctima de una tentativa de asesinato por
parte de un joven nacionalista, pero, finalmente, el 12 de marzo, el juicio
constituyó un éxito completo para Helfferich, al reconocer el tribunal el
fundamento de las acusaciones. Esta victoria de los nacionalistas contra los
republicanos obligó a Erzberger a retirarse temporalmente de la vida política.
Al día siguiente del fallo judicial, el 13
de marzo a las 6 de la mañana, se inició el golpe
de Kapp, que canalizó el descontento latente en la Reichswehr
a lo largo del año 1919. La Reichswehr estaba amenazada por la reducción
de tropas fijada por el Tratado
de Versalles, así como por la exigencia de la extradición
de ciertos criminales de guerra y la amenaza de disolución de los cuerpos más
abiertamente antirrepublicanos, como las dos brigadas Erhardt, estacionadas en Silesia,
particularmente agitadas y ultranacionalistas, que de hecho llevaban ya la cruz
gamada como emblema. El general Walther
von Lüttwitz y Wolfgang Kapp, un alto
funcionario prusiano, intentaron organizar este descontento e imponer una
dictadura militar. La brigada de marina entró en Berlín, ocupando los ministerios
y centros de poder. Noske, al saber lo que ocurría, pidió la intervención de la
Reichswehr, pero Hans
von Seeckt, uno de sus jefes, se negó, alegando que «La
Reichswehr no dispara sobre la Reichswehr». Kapp fue proclamado canciller,
mientras el gobierno huyó, refugiándose en Dresde y luego en Stuttgart. La
población acogió con descontento a los ultranacionalistas, organizando
rápidamente la resistencia obrera y popular. Estalló la huelga general, y en
pocas horas Berlín quedó
completamente paralizado. Al cabo de cuatro días, los golpistas victoriosos
desistieron, y se fueron a sus casas, con lo que todo quedó en un fraude. No
así en otras ciudades alemanas, donde hubo hasta 300 muertos. En todo caso, se
había demostrado que los socialistas tenían en la huelga general un arma
efectiva, y Noske, el organizador de la represión contrarrevolucionaria, perdió
su puesto. Pero el fracaso del golpe de Kapp no significó en modo alguno una
victoria del régimen republicano. Muy al contrario, la intentona acabó con una amnistía general, la
promoción de Seeckt al mando
supremo del ejército y la
negativa de una reestructuración total de la Reichswehr, más que
comprometida con los golpistas. Diversos autores consideran que la indulgencia
sistemática con los extremistas de derecha, en la creencia de que eran los
únicos capaces de vencer al bolchevismo, fue uno de
los elementos capitales del fracaso de la República de Weimar.
Además de por la derecha, la
República se hallaba en peligro por la izquierda. De 1919 a 1923, cada año y
de una manera permanente, se desarrollaron diversos movimientos obreros. A
veces se trataba tan sólo de simples motines, y otras veces de auténticas
insurrecciones e intentos de golpe de Estado.
Inmediatamente después del golpe de Kapp se produjo una verdadera
tentativa de putsch
en la cuenca del Ruhr, despiadadamente reprimida. Se habló mucho
del «Ejército
Rojo», que ocupó varias ciudades en la cuenca del Ruhr. En
Sajonia y en Turingia, Max
Holz, en muchas ocasiones discrepando con el propio Partido
Comunista, llevó a cabo acciones militares armando a los trabajadores (sobre
todo inicialmente obreros parados, atacando al ejército a modo de guerrilla en
muchas ocasiones, llegando el ejército a agrupar a más de 15.000 obreros en
poco tiempo. La cifra siguió ascendiendo, pero a pesar de los éxitos de este
ejército obrero, la insurrección no se expandió exitósamente por el resto de
Alemania, lo que provocó la disolución de éste y la retirada de la llamada a la
insurrección y la Huelga General que los comunistas llevaban días difundiendo y
organizando. La represión fue terrible, pero Hölz consiguió escapar.
1921 fue un año
marcado por las tentativas revolucionarias. Se proclamó una huelga general,
pero fue un fracaso. En Alemania central hubo combates de gran envergadura,
especialmente en las fábricas Leuna de Mansfeld, en Sajonia, donde los
combates se prolongaron varios días. El 31 de marzo todo había
terminado, y unos meses más tarde, Holz fue detenido y condenado. Esto
significó el hundimiento del comunismo alemán. El proletariado alemán no
estaba por la revolución, y los continuos intentos golpistas de los comunistas
los desacreditaron. Ello fue explotado por los nacionalistas, y allanó el
camino al ascenso de Hitler diez años
después.
Las
elecciones de 1920
El golpe
de Kapp se volvió contra la coalición de Weimar, que
muy pronto convocó unas nuevas elecciones. La Asamblea
nacional, que aún estaba reunida, se disolvió y el primer Reichstag fue elegido
el 6
de junio de 1920. Estas
elecciones fueron un gran fracaso para la coalición de Weimar: los demócratas
perdieron 29 escaños, los socialdemócratas 51 y el Zentrum 6, en tanto
que los nacionalistas ganaron 22 escaños, los populares 43, los socialistas
independientes 59 y los comunistas, que no presentaron candidatos en 1919,
obtuvieron 4 escaños. La SPD, condenada por todos, era quien más perdía.
Abandonó el Gobierno, y una nueva coalición «burguesa» se formó bajo la
dirección de Fehrenbach (ZP). Con esta crisis, la correlación de fuerzas
cambiaba sustancialmente, y la socialdemocracia se perpetuó en la oposición,
salvo un breve período en coalición con el zentrum y los demócratas,
bajo la cancillería de Joseph Wirth. Los
partidos antirrepublicanos (DVP y DNVP) se convierten progresivamente en los
ejes de las coaliciones gobernantes, apoyados por una opinión pública hostil al
pago de reparaciones y a las pérdidas territoriales dictadas en el tratado
de paz.
Con esta victoria, la derecha no depuso las armas, sino
todo lo contrario. Los años 1921 y 1922 se distinguieron por numerosos
atentados políticos, destinado a producir un clima de inseguridad. En la
extrema derecha se crearon varias organizaciones terroristas, la más conocida
de las cuales fue la OC (Organización
Cónsul). Karl
Gareis, socialista independiente y diputado del Landtag
de Baviera, fue
asesinado el 9 de junio de 1921. El 26
de agosto del mismo año fue asesinado Erzberger; al
año siguiente, el ministro de Asuntos Exteriores Walther
Rathenau, el día 24 de junio de 1922.
La
hiperinflación
Desde el 23 de noviembre de 1922 el Gobierno
estaba presidido por Wilhelm Cuno, del DVP, ex
director de la compañía marítima Hamburg-Amerika, con el SPD
nuevamente en la oposición. El nuevo gobierno se encontró con el problema de
las reparaciones de guerra. Cuando se produjeron retrasos en las reparaciones,
la Francia revanchista de Raymond
Poincaré tuvo un pretexto para ocupar
militarmente el Ruhr en enero de 1923. Impotente y
totalmente desbordado por los acontecimientos, el gabinete Cuno desapareció
entre la indiferencia general el 12 de agosto. El nuevo
canciller, Gustav
Stresemann, constituyó un gobierno de unidad (de la SPD
a los populares), pero para entonces Alemania ya se había hundido en el abismo.
Cuando la Primera
Guerra Mundial estalló el 31 de julio de 1914, el Reichsbank suspendió la
convertibilidad
de la moneda en oro, con lo que pudieron empezar a emitir
grandes cantidades de papel-moneda. Al término de la contienda, su financiación
había costado al Reich 185.000 millones de marcos, coste que debía duplicarse
si se tiene en cuenta que el marco se vendía al término de la contienda a la
mitad de su valor anterior. De estos 185.000 millones, ni tan siquiera la
quinta parte (38.000 millones) procedía de impuestos, mientras que el 50%
(97.000 millones) provino de empréstitos, y el 27%
(50.000 millones) de bonos del tesoro a
corto plazo. En 1918 el Reichsbank reconocía una deuda flotante de
49.000 millones,[]
y una acumulada de 96.000, en tanto que la cantidad de dinero en circulación se
había incrementado de 2.900 a 18.600 millones. Los instrumentos de financiación
a los que había recurrido el régimen imperial habían supuesto, por tanto, un
crecimiento del 600% del déficit presupuestario y del 500% de la masa monetaria
en circulación. En este sentido, la inflación era menor de
lo esperado, ya que la depreciación de la moneda alemana con respecto al dólar
entre 1914 y 1919 fue aproximadamente de la mitad: de la relación 1 dólar: 4,2
marcos, se pasó a 1 dólar: 8,9 marcos en enero de 1919. Los precios sólo habían
subido un 140% para diciembre del 18, situación similar a la inglesa.
En lo concerniente a las reparaciones de guerra, tras
varias reuniones pre eliminar en 1920, la Conferencia
de París de 1921 había fijado las mismas en 269.000 millones
de marcos-oro, a pagar en 32 anualidades, cifra que fue reducida a 132.000 en
la Conferencia
de Londres. Independientemente del torpe método seguido
para fijarlas, estas sumas eran una pequeñez en comparación con el esfuerzo que
soportó la Alemania nazi para rearmarse militarmente. Las reparaciones venían a
representar no mucho más allá del 1 ó del 2% del PIB, y en torno
a un tercio del déficit; suponían en total 8.000 millones de marcos anuales, es
decir, menos de la cuarta parte de los gastos bélicos alemanes cada año de la Primera
Guerra Mundial. Estas reparaciones se pagaron con dinero
prestado por los propios Aliados, que los
alemanes jamás devolvieron. Entre septiembre de 1924 y julio de 1931 Alemania pagó, bajo
los planes Dawes y Young, 10.821
millones de marcos en reparaciones. No volvió a pagar nada más. Por el
contrario, su deuda externa pública y
privada importaba aproximadamente en el mismo periodo 20.500 millones de
marcos, a los que se pueden añadir unos 5.000 millones de marcos de inversiones
extranjeras en Alemania; en el mismo periodo Alemania invirtió en el extranjero
unos 10.000 millones de marcos.
Para hacer frente al incremento del gasto público provocado
por su política social sin aumentar los impuestos, el gobierno alemán empezó a
imprimir cada vez más papel-moneda, aferrándose al error de que la devaluación de la moneda
se debía, no a la expansión
monetaria y crediticia, sino a la desfavorable balanza
de pagos. Hasta enero de 1922, la moneda alemana se
devaluó hasta 36,7 marcos por dólar, momento en que la inflación tomó
proporciones anormales. A principios de 1922 los precios aumentaron
aproximadamente un 70%, lo cual había causado un aumento de salarios (sólo del
60%). En diciembre de 1922 el dólar ya
alcanzó el promedio de 7.592 marcos y después de la ocupación
del Ruhr en enero de 1923, su caída no tuvo fin. Para
entonces la mayoría de la gente había perdido todos sus ahorros, y los
contribuyentes se dieron cuenta de que, simplemente con retrasar el pago de sus
impuestos, la depreciación del marco los haría desparecer. La Hacienda se
hundió, y el gobierno, cada vez con menos ingresos, se financió imprimiendo aún
más billetes. El dólar pasó de
17.972 marcos a 350.000 en
julio, 1 millón a comienzos de agosto, 4 millones a mediados de mes, y 160
millones a finales de septiembre. El derrumbe del marco fue tan absoluto que
dejó de funcionar como valor de cambio, con el consiguiente colapso de la economía
alemana. Para octubre de 1923, el 1% de los ingresos
gubernamentales procedían de los cauces habituales, y el 99% de la emisión de
nueva moneda. En torno al 15 de noviembre se pagaba la
inimaginable cantidad de 4,2 billones de marcos por un único dólar. Fue en ese
momento cuando Hjalmar Schacht puso en
vigor el Rentenmark, una moneda
para uso interno respaldada por la riqueza económica del país. Algún tiempo
después se creó el nuevo Reichsmark, que sustituyó a las viejas monedas a
partir del 11 de octubre de 1924. Los
antiguos billetes fueron puestos fuera de circulación el 5 de junio de 1925.
Pese a que el “milagro del Rentenmark” resolvió el
problema de la hiperinflación y permitió
estabilizar la economía, sus devastadores consecuencias siguieron siendo las
mismas. Las diferencias sociales se acentuaron enormemente, y, como de
costumbre, los más ricos no sólo no se vieron perjudicados por la
hiperinflación, sino que salieron beneficiados. Las grandes empresas pudieron así
librarse de sus deudas, reducidas a cero, muy rápidamente. Algunos grandes
industriales, gracias a esto, pudieron multiplicar por diez su fortuna: el
ejemplo típico es Hugo
Stinnes, el llamado "nuevo Kaiser",
que creó un inmenso trust industrial
adquiriendo empresas arruinadas a precios bajos, gracias a préstamos que
devolvió al cabo con marcos sin valor alguno. El poder económico salió
fortalecido de la inflación, lo cual constituye la diferencia fundamental entre
la crisis de 1923 y la que llevó a Hitler al poder a comienzos de los años
30.
La clase media, en especial
los rentistas, quedaron arruinados mucho antes de que la inflación adquiriera
proporciones delirantes. Los ahorradores perdieron todo su dinero, mientras que
la gente que gastó su dinero en comprar inmuebles y bienes tangibles, la gente
que más se endeudó, se había hecho rica. Para el alemán medio era el mundo al
revés: las personas que siguieron las normas se vieron estafadas y
traicionadas, mientras que quienes las violaron se enriquecieron. Además, unida
a la pérdida absoluta del valor del marco, se produjo
un alza disparatada de los precios. La hiperinflación de 1923
acabó con la sociedad alemana de preguerra. La reducción del gasto
público y las prestaciones sociales para equilibrar
personas que llegaban en el momento en que eran más necesarios, después de que
gran parte de la población se hubiera arruinado. Deprimidos y desengañados con
el republicanismo, su clase política y la pobreza mercantilista, el pueblo
empezó a dar crédito a las nuevas alternativas, como el nacionalsocialismo o
Avanzada Venezolana.
La Ola hiperinflacionaria del 2013, prepara el terreno
para una revuelta masiva de la población, que se dará a finales de Octubre del
2013, de no darse un golpe de timón, donde participarán las clases medias en
unión con las clases trabajadora, las más perjudicadas por la caída del poder
adquisitivo.
Ante la miseria, el hambre y la falta de atención
sanitaria, el ocio se convirtió en un medio de evasión de masas, lo que creó
una poderosa industria del ocio (Unterhaltungsindustrie) en torno a la prensa, la radio y, sobre
todo, el cine, en una
verdadera ola de americanización y escapismo
social. Fue una época de esplendor para teatros, clubes nocturnos y cabarets,
un momento de excepcional riqueza intelectual y artística, con el auge de las
vanguardias, representadas por Otto Dix y Bertolt
Brecht.
La era
Stresemann (1923–1929)
A finales de 1923 se puso fin a la inflación con la
creación del nuevo marco. Hasta 1926 siguió un
difícil período de transición. El efecto inmediato de la estabilización fue el
fin de la ilimitada demanda de bienes del período de la inflación.
Inmediatamente la actividad económica decayó sensiblemente y la cesantía aumentó,
afectando a más de la cuarta parte de los trabajadores a finales de 1923. Sin
embargo, una vez que se puso en vigor el plan Dawes, a mediados de 1924,
renació la confianza internacional en el marco y los préstamos internacionales
empezaron a afluir a Alemania, atraídos
por los altos tipos
de interés. Con el final de la protección contra la
competencia exterior que la inflación trajo consigo y con el nuevo rumbo de los
intercambios exteriores, la industria alemana tuvo
que enfrentarse a dos problemas. Uno consistía en modificar el equilibrio de la
producción industrial para hacer frente al modelo de posguerra de demanda
interior y mundial, problema menos agudo en Alemania que en Inglaterra, pero
importante en industrias como la de los astilleros y la del carbón. El otro era
el resultado de la naturaleza de algunas inversiones del período de inflación,
muchas de las cuales resultaron antieconómicas en condiciones competitivas
normales. De aquí que los últimos años de la década de los veinte fuera un
período de "racionalización", con un alto nivel de cesantía que
alcanzó su punto culminante en 1926. Sin embargo, la producción industrial se
incrementó después de 1926, en 1927 superó el nivel de la preguerra y continuó
ascendiendo hasta principios de 1929. Las ganancias de los obreros aumentaron
cerca de un tercio entre 1925 y 1929.
La Gran
Depresión (1929-1931)
Sin embargo, sus triunfos políticos fueron opacados,
porque tres semanas después de su muerte, la Gran Depresión atacó, los
préstamos provenientes de los Estados Unidos dejaron de
llegar y la clase media alemana sufrió de nuevo las consecuencias. Millones de
personas quedaron desempleadas, miles de negocios pequeños cerraron y la
producción cayó a la mitad en tres años. Esta fue la desesperada situación que
el Partido Nazi aprovechó para recuperar la posición que lentamente estaba
perdiendo.
En marzo de 1930, la
coalición que mantenía el gobierno del Canciller socialdemócrataHermann Müller se derrumbó,
y éste tuvo que renunciar. El centrista
católicoHeinrich
Brüning lo sucedió. Brüning había sido nombrado
Canciller por el Presidente Paul
von Hindenburg, gracias a una recomendación del General Kurt
von Schleicher, quien luego también participaría en su
caída.
Al ser incapaz de lograr el apoyo del Reichstag para la aprobación
de un programa financiero, Brüning recurrió a Hindenburg, quien respondió
utilizando sus poderes constitucionales para aprobar la ley mediante decreto
presidencial, sin pasar por el Reichstag. El Parlamento demandó de inmediato
que el Presidente retirase su decreto, pero a petición de Brüning, Hindenburg
lo disolvió en julio de 1930. Nuevas
elecciones fueron programadas para el 14
de septiembre, y los nazis explotaron el descontento
popular en la campaña electoral.
Las elecciones
parlamentarias de 1930 catapultaron al Partido Nazi de ser
el noveno partido en el Reichstag, a convertirse en el segundo, superando
incluso las expectativas de Hitler. En la última
elección parlamentaria, los nazis habían obtenido unos
810.000 votos, que equivalían a 12 asientos, pero el 14 de septiembre
consiguieron 107 asientos al obtener 6.409.600 votos. Los comunistas también ganaron
votantes, pero los partidos moderados se vieron debilitados al verse
abandonados por la clase media.
Después de estas
elecciones, el Partido Nazi encontró industriales que los financiasen con mayor
facilidad, entre los que se encontraba Fritz Thyssen. Algunas
corporaciones también los apoyaron, entre las que destacan la aseguradora Allianz, y los
bancos Deutsche
Bank y Dresdner Bank. Por otro
lado, las elecciones acabaron con la esperanza de Brüning de gobernar a través
de la democracia parlamentaria, y se volvió más dependiente de Hindenburg, ya
que no podía obtener una mayoría absoluta en el Reichstag para pasar sus leyes.
Elecciones
presidenciales (1931 – 1932)
1931 fue otro año
malo para la inestable república, y los desempleados pasaban los cinco
millones. En mayo, el Credit-Anstalt, el
principal banco austríaco se declaró en bancarrota, y dos meses después el Danat-Bank, uno de los
principales bancos alemanes, fue intervenido por el gobierno. Sin embargo, 1931
trajo un problema adicional cuya solución efectiva era fundamental para alargar
la vida de la República de Weimar. El período presidencial de Hindenburg
terminaba en la primavera de 1932, y aunque Hitler
no contaba con el apoyo mayoritario del pueblo, sus opositores estaban tan
divididos que una victoria del líder nazi parecía inminente. Brüning trazó un
ambicioso plan cuyo objetivo era asegurar su gobierno y neutralizar la amenaza
nazi de acabar con la República. Con el apoyo de las dos terceras partes de las
dos casas legislativas, el Reichstag y el Reichsrat, el
Canciller suspendería las elecciones presidenciales, de esta manera, el período
de Hindenburg sería postergado hasta la muerte del mismo, que ocurriría pronto
ya que el Presidente tenía más de 84 años.
Sin embargo, cuando esto finalmente ocurriese, Brüning se
encontraría de nuevo con la amenaza de Hitler aspirando a la presidencia, así
que rápidamente trazó otra solución: propondría al Parlamento transformar la
República en una monarquía
constitucional, donde Hindenburg sería regente hasta su
muerte, luego uno de los hijos del Príncipe
herederoGuillermo, asumiría el
trono. Mientras tanto, Brüning negociaría el cese de los pagos de indemnización
con los Aliados, y
demandaría que estos se desarmasen al nivel de Alemania, como habían prometido
en el Tratado
de Versalles. Si los Aliados se negaban, Alemania
iniciaría su propio rearme. Con este plan, el Canciller pensaba hacer popular a
la República, y neutralizar las aspiraciones de Hitler de llegar al poder.
El primero en oponerse al plan de Brüning fue Hindenburg.
El Presidente rechazó que otro Hohenzollern, excepto Guillermo
II, tomase el trono, y también le molestó que el nuevo
monarca reinase con las limitaciones de una monarquía constitucional. Para
empeorar la cosas, Hindenburg le dijo a Brüning que no buscaría la reelección,
así que la amenaza de Hitler accediendo a la presidencia se hizo cada vez más
latente. El segundo obstáculo fueron los nazis y los nacionalistas, estos
últimos liderados por Alfred
Hugenberg, cuyos asientos en el Parlamento eran
necesarios para que se aprobase la postergación de las elecciones. En los
primeros días de enero de 1932, Hitler y Hugenberg tuvieron reuniones separadas
con Brüning. Hugenberg rechazó de plano la proposición, pero Hitler escribió
una carta directa a Hindenburg, donde le condicionaba la renuncia del Canciller
para que accediese, pero Hindenburg no cedió al chantaje del "cabo bohemio",
como llamaba a Hitler a sus espaldas.
Acorralado, Brüning tuvo que convencer a Hindenburg de
que se postulase. Finalmente, el anciano Mariscal accedió, pero quedó resentido
con el Canciller, ya que no sólo lo culpaba de haber negociado mal con Hitler,
sino que en estas elecciones Hindenburg ya no contaría con el apoyo de los
nacionalistas, sus aliados naturales, sino que tendría que ser apoyado por los socialdemócratas, con quienes
nunca había simpatizado. Este alejamiento de los sectores conservadores se
debía a unos planes estatales, impulsados por Brüning, de acabar con las
grandes extensiones de terrenos en manos de los junkers, que no solo
se habían vuelto improductivas, sino que generaban deudas al Estado (véase Osthilfe). Además,
Brüning también perdió el apoyo de Schleicher, quien empezó a planear su caída
después de las próximas
elecciones presidenciales, ya que el apoyo del
Canciller era necesario para asegurar la reelección del actual Presidente.
En estas nuevas elecciones, Brüning se lanzó de lleno a
buscar la reelección de Hindenburg, quien estaba demasiado viejo para realizar
una campaña electoral. Hitler también lanzó su candidatura después de haber
dudado durante semanas, y solamente días después de haberse convertido en un
ciudadano alemán. Hitler contaba con el apoyo político de su partido
únicamente, y la financiación de Thyssen, entre otros industriales. Hindenburg
recibió el apoyo de los socialdemócratas y de algunos importantes magnates,
entre ellos Carl
Friedrich von Siemens (Siemens AG), Carl
Bosch (IG Farben) y Carl
Duisberg. Los junkers, los nacionalistas
y los monárquicos apoyaron a Theodor
Duesterberg, líder del Stahlhelm. Los comunistas relanzaron a
su presidente Ernst Thälmann.
El 13 de marzo se realizó
la elección presidencial, y aunque Hindenburg obtuvo casi 20 puntos
porcentuales de diferencia con su principal oponente, Hitler, le faltó 0,4%
para obtener la mayoría absoluta necesaria para acceder a la presidencia. El 10
de abril se realizó la segunda vuelta, y esta vez
Hindenburg logró obtener más del 50% de los votos, aunque Hitler obtuvo un 37%
de los votos. En esta segunda vuelta, Duesterberg se retiró, pero los sectores
conservadores no apoyaron a Hindenburg, sino a Hitler.
A pesar de que los nazis habían obtenido cinco millones
de votos más que en las elecciones de 1930, Brüning consideró que este era el
momento necesario para ordenar la abolición de las Sturmabteilung (SA),
dirigidas por el nazi Ernst Röhm, haciendo
caso a las peticiones de las policías prusiana y bávara, que
aseguraban que Röhm planeaba un golpe de estado. Hindenburg, asesorado por su
Canciller, firmó el decreto ordenando la disolución de las SA el 13
de abril, pero esta nunca se llevó a cabo gracias a
la intervención de Schleicher. El general Schleicher había estado reuniéndose
con Röhm, y el último se había convencido de intentar traspasar el mando de las
SA al Estado. Schleicher le presentó esta idea a su antiguo tutor, el general Wilhelm
Groener, Ministro
de Defensa y aliado de Brüning, pero éste se opuso
vehemente, por lo que Schleicher decidió deshacerse Brüning y Groener.
Caída de
Brüning (1932)
El 24 de abril, los nazis
obtuvieron una mayoría clara en las elecciones de la Dieta regional de Prusia, y Brüning
perdió el apoyo parlamentario de este importante estado. Cuatro días después,
Schleicher se reunió con Hitler, y éste accedió a apoyar un nuevo gobierno con
la condición de que la abolición de las SA se levantase y que Brüning cayera.
Schleicher ya se había adelantado y había señalado a su amigo, el general Kurt
von Hammerstein-Equord, Jefe de Estado Mayor del Reichswehr (Ejército),
que esta orden contra las SA no era apoyada por el Ejército. Con el apoyo de
Schleicher, el Secretario Presidencial, Otto
Meissner, y el hijo del Presidente, Oskar, también se
acercaron al líder nazi, quien les aseguró que para poder reactivar la
democracia parlamentaria, debían presionar a Hindenburg para que disolviera el
Reichstag una vez que Brüning saliera de la Cancilleria.
Para deshacerse de
Groener, Schleicher le contó a Hindenburg que el ministro
de Defensa había tenido un hijo a los cinco meses de
haberse casado. Luego le hizo creer que el Frente de Hierro (ex-Reichsbanner), milicia
socialdemócrata, se estaba preparando para iniciar una guerra civil. Luego de
ser humillado en el Reichstag por Göring y Goebbels, Groener
enfrentó el ataque de su "hijo adoptivo", Schleicher, quien le dijo
que el Ejército pedía su renuncia. El 12 de mayo, después de
que Hindenburg le diera la espalda, Groener renunció.
El Canciller Brüning entendió que él sería el
próximo en caer, pero viajó a Ginebra para
reunirse con el Primer
Ministro francésAndré Tardieu para
negociar finalmente el pago de reparaciones de guerra. Esta potencial victoria
política del Canciller fue destruida por Schleicher, quien le comunicó a los
franceses que Brüning sería reemplazado pronto, y que negociar con él era
inútil. Como consecuencia, Tardieu canceló la reunión en el último momento,
alegando estar enfermo. Derrotado, Brüning regresó a Berlín, donde fue llamado
por Hindenburg el 29. Hindenburg
ya había sido convencido por Meissner de que existía una forma de regresar a la
democracia parlamentaria, y el anciano Presidente ya había decidido hacer
renunciar a Brüning. Le dijo que había escuchado que el Canciller tenía
ministros con planes bolcheviques, y que ya no
aprobaría leyes suyas. Como Brüning no contaba con mayoría en el Reichstag, ni
contaba con el apoyo del Presidente, era imposible que ejerciese sus funciones.
Bibliografía
es.wikipedia.org/wiki/República_de_Weimar. "República de Weimar"
es.wikipedia.org/wiki/Alemania_nazi. "Alemania Nazi"
es.wikipedia.org/wiki/Reino_de_Italia_(1861-1946) "Reino de Italia (1861-1946)"
es.wikipedia.org/wiki/Venezuela. "Venezuela"
es.wikipedia.org/wiki/Partidos_políticos_de_Venezuela. "Partidos políticos de Venezuela"
es.wikipedia.org/wiki/Hugo_Chávez. "Hugo Chávez".
es.wikipedia.org/wiki/República_de_Weimar. "República de Weimar"
es.wikipedia.org/wiki/Alemania_nazi. "Alemania Nazi"
es.wikipedia.org/wiki/Reino_de_Italia_(1861-1946) "Reino de Italia (1861-1946)"
es.wikipedia.org/wiki/Venezuela. "Venezuela"
es.wikipedia.org/wiki/Partidos_políticos_de_Venezuela. "Partidos políticos de Venezuela"
es.wikipedia.org/wiki/Hugo_Chávez. "Hugo Chávez".
No hay comentarios:
Publicar un comentario