viernes, 3 de enero de 2014

Escondiendo las Cifras. Por Kelder Toti



Escondiendo las Cifras

                                   Por Kelder Toti

Los venezolanos viven con dos expectativas: conseguir los productos básicos y la cifra de inflación del mes de noviembre. El Banco Central de Venezuela ha retrasado quince días el dato debido a la presión del Gobierno del presidente Nicolás Maduro, una política usual en esta institución gubernamental, maquillando las cifras desde los tiempos de Maza Zavala, que se dedicó a esconder la realidad económica nacional, a favor del régimen de turno.

A principios de noviembre el Gobierno decidió controlar los precios y servicios de los bienes que se ofertan en el país, mediante operativos de confiscación y remate de mercancías a “precios justos”, intento que fue abortado por las Fuerzas Armadas al no prestarse para la jugada; éste es un eufemismo empleado por el Ejecutivo para establecer márgenes máximos de ganancia en todo lo que se venda en el país, que vuelva improductivo cualquier actividad mercantil. Maduro desea que esa medida se vea reflejada en el indicador, del índice de precios, ya que fue recomendado por sus asesores y Gustavo Roosen; el índice alcanzó 54,3% entre octubre de 2012 y octubre pasado, la cifra más alta de América Latina, pero los economistas consideran que esa disposición tendrá un efecto mínimo y de corto plazo, aunque las cifras reales son más altas.

La mayoría de los productos que inciden en el elevado índice de la cesta básica, ya están controlados desde hace varios años. “Si nosotros estamos rebajando mil por ciento los productos debería eso impactar la inflación de noviembre, de diciembre y el sabotaje económico de este año. ¿O no?”, se preguntó el mandatario venezolano el 9 de noviembre. El presidente considera que la inflación es consecuencia de la manera cómo el mercado determina los precios, pero también el incremento inducido por los oferentes que forma parte de una guerra económica cuyo último objetivo es derrocarlo, cuando la verdad es la caída pronunciada en la producción de bienes y servicios. 

La inédita presión sobre el Banco Central de Venezuela (BCV), es un organismo que se precia de haber resistido durante tres lustros los intentos de manipulación ordenados por el chavismo gracias al perfil apolítico de sus técnicos, pero la realidad es que sigue las órdenes del Ministerio de Hacienda y Finanzas; parece haber hecho efecto a juzgar por el silencio informativo. Una resolución publicada en Gaceta Oficial en abril de 2008 obliga al directorio del BCV a publicar el reporte con el índice nacional de precios al consumidor dentro de los diez primeros días de cada mes. 

La falta de explicaciones sobre los motivos del retraso ha dado lugar a toda clase de interpretaciones. Una de ellas sugiere que Maduro ha completado la faena de limitar la autonomía del BCV, una labor que inició Hugo Chávez en 2005 cuando promovió la reforma de la Ley del Banco Central de Venezuela, que estableció el concepto de reservas óptimas y destinó parte del dinero que sobrepasara esa cifra a fondos que maneja discrecionalmente el Ejecutivo, lo que incide en la inflación, en vez de invertirlo en infraestructura para elevar el nivel de productividad, que es la única forma de combatir realmente la inflación.

No es la primera vez que ocurre esto en el año, ni en los otros tiempos, es lo normal. En abril del 2013 el BCV se dilató cinco días en dar a conocer sus cálculos, pero había una razón: la celebración de las elecciones sobrevenidas el  14 de abril para escoger al sucesor de Chávez, fallecido de cáncer el 5 de marzo, la muestras del BCV son los bienes de consumo controlados de Mercal y Pdval, lo que no son una muestra válida, ya que sus precios están fuertemente controlados, y atienden sólo al 25% de la población.

El BCV se suma así al Instituto Nacional de Estadística (INE) y la Comisión Nacional de Administración de Divisas (Cadivi), que manipulan y ocultan datos esenciales para evaluar el desempeño del Gobierno, y evitan cualquier análisis serio sobre la situación económica del país. El INE, por ejemplo, modificó la manera de calcular el empleo porque ahora incluye en su cómputo a los beneficiarios de las Misiones, los programas sociales creados con asesoría cubana, quienes están subempleados. Eso explica el orgullo que exhibe el chavismo cuando habla de la drástica disminución del desempleo y se precia de cumplir con los Objetivos del Milenio, que no deja de ser una fanfarronada estadística.

Esto que ha ocurrido con el BCV, ha sido una decisión política muy criticada por los economistas, pero ha sido aplicado en administraciones anteriores, se llevan dos registros: uno público, que es falseado y uno verdadero. Según un estudio de la firma Finanzas Digital citado por la agencia AFP: “Venezuela es el único país de América Latina que no ha publicado la cifra de noviembre”. Por esta razón el 18 de diciembre 20 reconocidos economistas locales publicaron un remitido que expresaba “la preocupación por el retardo que mantiene el Directorio del BCV en publicar las cifras de inflación y escasez correspondientes al mes de noviembre de 2013”. 

Dice su informe: “Conviene precisar que el hecho que los datos de la inflación no se den a conocer oportunamente no hace que los precios dejen de aumentar y, las colas en los abastos y supermercados sean más largas. El efecto de tal retardo en la publicación de los índices de precios es que se afecta la credibilidad del BCV y se generan serias dudas,...” (A nivel local, acerca de la fiabilidad de sus estadísticas, aunque este es una característica del régimen, ya que sus instituciones no tienen ningún tipo de credibilidad, ya que ellos utilizan la mentira estadística)… “El BCV y sus estadísticas son un activo fundamental de Venezuela y pieza esencial para los estudios de la economía venezolana”, afirmaron.

En octubre la inflación registró un avance mensual de 5,1%, según el BCV para un acumulado de 45,8% en los primeros 10 meses de 2013, un récord para toda la era chavista. En noviembre las cifras extraoficiales hablan de un 4%. Es la misma información que hace unos días publicó en su cuenta de Twitter el líder de la oposición Henrique Capriles. Todo un mazazo para un Gobierno que tiene en el aumento a grandes zancadas de ese indicador la amenaza más grande a su estabilidad, ya que lo hace perder su clientela política de manera inmediata.

El Gobierno de Venezuela dio este lunes la razón a los representantes del sector financiero que esperan que las medidas económicas adoptadas recientemente –las confiscaciones de mercancías en comercios de distintos ramos o la promulgación de una Ley de precios y ganancias justas, de próxima puesta en vigor- fueran decisiones coyunturales para cazar votos. Y que auguraban que, una vez pasadas las municipales del 8 de diciembre, se retomaría la senda de los ajustes, tan ortodoxos como inevitables para una economía aquejada por la mayor tasa de inflación del hemisferio occidental, una cotización del dólar negro diez veces superior al cambio oficial, improductividad y escasez crónicas, y una deuda rebajada por Standar&Poors justo el viernes pasado a “bono basura” por “sus políticas erráticas”.

La inflación, en economía, es el aumento general de los precios del mercado. En teoría, los estados socialistas no deberían sufrir de inflación, pues el estado controla todos los procesos económicos, pero la importación y exportación alteran esta realidad. Cuando el nivel general de precios sube, cada unidad de moneda alcanza para comprar menos bienes y servicios. Es decir,  la inflación refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda: una pérdida del valor real del medio interno de intercambio y unidad de medida de una economía. Una medida frecuente de la inflación es el índice de precios, que corresponde al porcentaje anualizado de la variación general de precios en el tiempo.

Los efectos de la inflación en una economía son diversos, y pueden ser tanto positivos como negativos. Los efectos negativos de la inflación incluyen la disminución del valor real de la moneda a través del tiempo, el desaliento del ahorro y de la inversión debido a la incertidumbre sobre el valor futuro del dinero, y la escasez de bienes. Los efectos positivos incluyen la posibilidad de los bancos centrales de los estados de ajustar las tasas de interés nominal con el propósito de mitigar una recesión y de fomentar la inversión en proyectos de capital no monetarios.

Entre las corrientes económicas más aceptadas existe generalmente consenso en que las tasas de inflación muy elevadas y la hiperinflación son causadas por un crecimiento excesivo de la oferta de dinero. Las opiniones sobre los factores que determinan tasas bajas a moderadas de inflación son más variadas. La inflación baja o moderada puede atribuirse a las fluctuaciones de la demanda de bienes y servicios, o a cambios en los costos y suministros disponibles (materias primasenergíasalarios, transporte, etc.), tanto así como al crecimiento de la oferta monetaria. Sin embargo, existe consenso que un largo período de inflación sostenida es causado cuando la emisión de dinero crece a mayor velocidad que la tasa de crecimiento económico, que es el problema de Venezuela.

Hoy en día, la mayoría de las corrientes económicas están a favor de una tasa pequeña y estable de inflación. Una inflación pequeña (en vez de nula o negativa) puede reducir la severidad de las recesiones económicas, al permitir que el mercado laboral pueda adaptarse más rápidamente en una crisis, y reducir el riesgo de que una trampa de liquidez impida una política monetaria de estabilización de la economía. La tarea de mantener la tasa de inflación baja y estable se asigna generalmente a las autoridades monetarias de cada país. En general, las autoridades monetarias son los bancos centrales, que controlan el tamaño de la emisión monetaria mediante la fijación de las tasas de interés, a través de transacciones en el mercado de divisas, y mediante la creación de la banca de reservas en dinero local.
Definiciones:
El término inflación se refiere a los aumentos en la cantidad de dinero en circulación. Se utiliza para afirmar que la emisión de moneda había sido inflada artificialmente por encima de las reservas que la respaldan. Algunos economistas siguen utilizando la palabra de esta manera. Sin embargo, el uso término inflación cambió gradualmente hasta terminar usándose de forma general para referirse al aumento en el nivel de precios que aparecía como consecuencia de esa emisión, y finalmente para referirse al aumento de precios en general.

Para diferenciar los usos del término, un aumento en la oferta de dinero es ocasionalmente llamado inflación monetaria. La subida de precios puede ser designada por el término general inflación o, para diferenciar con mayor claridad los dos usos, inflación de los precios. Los economistas generalmente están de acuerdo que en el largo plazo, la inflación de precios elevada es causada por lainflación monetaria (aumento de la oferta de dinero). Sin embargo, para las variaciones de inflación de precios bajas y las variaciones en el corto y mediano plazo, existen varias causas propuestas por las distintas teorías económicas.

Otros conceptos económicos relacionados con la inflación son:
·         Deflación: caída en el nivel general de precios (índice de inflación negativo).
·         Desinflación: desaceleración de los precios.
·         Hiperinflación: espiral acelerada fuera de control de la inflación.
·         Estanflación: combinación de inflación, crecimiento económico lento y alto desempleo.
·         Reflación: intento de elevar el nivel general de precios para contrarrestar las presiones deflacionarias.

Mediciones:
Puesto que hay muchas medidas posibles del nivel de precios, hay muchas medidas posibles de inflación de los precios. El Índice de Precios al Consumidor (IPC), el Índice de Precios al Consumo Personal Gastos (PCEPI) y el deflactor del PIB son algunos ejemplos de los índices de precios amplios. Sin embargo, la inflación también puede ser usada para describir un nivel de precios en aumento dentro de un conjunto más reducido de los activos, bienes o servicios dentro de la economía, como las materias primas (incluidos alimentos, combustible, metales), los activos financieros (tales como acciones, bonos y bienes inmuebles), los servicios (tales como el entretenimiento y cuidado de la salud), o el trabajo.

La inflación subyacente es una medida de la inflación para un subconjunto de los precios al consumidor que excluye los precios de los alimentos y la energía, que suben y bajan más que otros precios en el corto plazo. La Reserva Federal presta especial atención a la tasa de inflación subyacente para obtener una mejor estimación de tendencias a largo plazo la inflación futura en general.

Las Mediciones del BCV no tienen valor estadístico, ya que sólo toman los bienes controlados de Mercal y Pdval o aquellos que sólo han tenido un alza moderada, disfrazando el verdadero índice de precio al consumidor, que sus promedios serían similares a una inflación galopante.

La inflación se calcula generalmente mediante la tasa de variación del índice de precios en el tiempo, por lo general el Índice de Precios al Consumidor, que mide los precios de una selección de bienes y servicios adquiridos por un consumidor medio.
Por ejemplo, en enero de 2007, el Índice de Precios al Consumidor de los EE.UU. fue 202.416, y en enero de 2008 era 211.080. La fórmula para calcular el porcentaje de la tasa de inflación anual del IPC a lo largo de 2007 es entonces
F=211.080-202.416/202.416=4.8%
La tasa de inflación resultante del IPC en el período de un año es de 4,28%. Es decir, el nivel general de precios a los consumidores aumentó aproximadamente cuatro por ciento en 2007.
Pero en Venezuela se tomaría de la siguiente manera (2013), si tomamos un kilo de Panarina que costaba 4,50 y es vendida por los buhoneros a 30 Bs la cifra es la siguiente
F= 30 Bs. 100%/4.5 Bs=666,66%.
También se puede tomar el café de la calle, que sólo tiene un precio actual (2014) de 5 Bs y en el 2013 costaba 2,5 Bs. La inflación medida sería del 100%.
Las Críticas al BCV pudieran ser:
Sesgo de sustitución: los índices de precios, al usar una cesta base fija definida en el periodo base no tiene en cuenta las substituciones de bienes que realizan los consumidores como respuesta a cambios de precios. Esta crítica se basa en la confusión de pretender que un IPC sea un costo de vida.
No incorpora la introducción de nuevos bienes hasta que se efectúe una actualización en la cesta de productos.
No incorpora cambios en la calidad. Tampoco es cierto en todos los países.
No incorpora una medición del precio de la vivienda en propiedad ni la carestía de los bienes básicos.
Pueden variar los resultados si no se realizan debidamente las encuestas.
No tiene en cuenta la economía sumergida.
Éstas son las más comunes. Sin embargo no son aplicables a los IPC de todos los países. Cada país publica en oportunidad del cambio de base del IPC una metodología donde se detalla cómo resuelven estos y otros problemas. La mayoría de los países sigue las recomendaciones internacionales entre las que se destacan las del Manual de la Organización Internacional del Trabajo.

Clasificación de la inflación según la magnitud

La inflación según la magnitud del aumento suele clasificarse en distintas categorías:
·        Inflación moderada. La inflación moderada se refiere al incremento de forma lenta de los precios. Cuando los precios son relativamente estables, las personas se fían de este, colocando su dinero en cuentas de banco. Ya sea en cuentas corrientes o en depósitos de ahorro de poco rendimiento porque esto les permitirá que su dinero valga tanto como en un mes o dentro de un año. En sí, las personas están dispuestas a comprometerse con su dinero en contratos a largo plazo, porque piensan que el nivel de precios no se alejará lo suficiente del valor de un bien que puedan vender o comprar.

·        Inflación galopante. La inflación galopante sucede cuando los precios incrementan las tasas de dos o tres dígitos de 30, 120 ó 240% en un plazo promedio de un año. Cuando se llega a establecer la inflación galopante surgen grandes cambios económicos. Muchas veces en los contratos se puede relacionar con un índice de precios o puede ser también a una moneda extranjera, como por ejemplo el dólar. Dado que el dinero pierde su valor de una manera muy rápida, las personas tratan de no tener más de lo necesario; es decir, que mantiene la cantidad suficiente para vivir con lo indispensable para el sustento de todos los seres.

·        Hiperinflación. Es una inflación anormal en exceso que puede alcanzar hasta el 1000% anual. Este tipo de inflación anuncia que un país está viviendo una severa crisis económica; debido a que el dinero pierde su valor, el poder adquisitivo (la capacidad de comprar bienes y servicios con el dinero) disminuye y la población busca gastar el dinero antes de que pierda totalmente su valor. Este tipo de inflación suele deberse a que los gobiernos financian sus gastos con emisión de dinero sin ningún tipo de control, o bien porque no existe un buen sistema que regule los ingresos y egresos del Estado. Ya en algunos productos se empieza a ver un alza de 10 veces su precio anterior al 2013. 

La rueda de prensa para anunciar las medidas la protagonizaron el todopoderoso vicepresidente para el Área Económica, presidente de la petrolera estatal Pdvsa y ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, en compañía de los demás miembros del gabinete económico. En ella se anunció que las inversiones y transacciones vinculadas a los sectores turístico, petrolero y aurífero dejarán de regirse por la tasa de cambio oficial –y preferencial- de 6,30 bolívares por dólar, para seguir la cotización de la divisa que se determine en las subastas del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad). 

El anuncio equivale al primer paso de una devaluación que el Gobierno no se atreve a mencionar. El Sicad es un mecanismo establecido a comienzos de este año para drenar la demanda represada de divisas que, desatendida, afectó las importaciones y generó un desabastecimiento de bienes de consumo que todavía no se resuelve. El sistema, enrevesado y poco transparente, consiste en subastas que el Banco Central –subordinado al Gobierno- convoca para compradores organizados por sectores. Hasta ahora se han vendido por esa vía casi 800 millones de dólares, a una tasa promedio de alrededor de 12 bolívares por dólar –el doble de la tasa oficial-. 

Ramírez no ocultó que el Sicad es todavía una figura de transición hacia la implantación de “un mecanismo de control y manejo definitivo de nuestras divisas”. La instancia creada en 2003 para fiscalizar las divisas (Cadivi, siglas que corresponden a la Comisión de Administración de Divisas), ya habría sido superada por la realidad, admitió. Pero en todo caso es una devaluación disfrazada del 52,50%. 

Las necesidades se evidencian en el plan que afina el Ejecutivo para efectuar las correcciones y que tiene como contenido el ajuste cambiario y la revisión del precio de la gasolina así como de las tarifas por servicios, pero de acuerdo a lo indicado por las propias autoridades, la ejecución de dichas acciones sería gradual.

Hasta ahora los anuncios se han centrado en la materia cambiaria. Los voceros gubernamentales han expresado que en el diseño del sistema se prevé mantener el tipo de cambio oficial de 6,30 bolívares para áreas como alimentos, salud, bienes de capital y educación, y otros sectores, que se están definiendo, irían a la tasa Sicad.

Adicionalmente, se permitiría que Pdvsa y sus socios vendan las divisas para los planes de inversión a través del Sicad, al igual que a los turistas y a quienes extraen oro. Sin embargo, analistas explican que la devaluación ya no garantiza ingresos suficientes y que el déficit, que se calcula entre 15 y 17% del PIB (Producto Interno Bruto), solamente se cubriría parcialmente.

La devaluación es la pérdida del valor nominal de una moneda corriente frente a otras monedas extranjeras. La devaluación de una moneda puede tener muchas causas, entre éstas una falta de demanda de la moneda local o una mayor demanda de la moneda extranjera. Lo anterior puede ocurrir por falta de confianza en la economía local, en su estabilidad, en la misma moneda, entre otros. El proceso contrario a una devaluación se conoce como revaluación.

En un sistema cambiario libre, es decir donde la intervención del banco central es nula o casi nula, la devaluación se conoce comodepreciación. Las monedas de los países representan un valor, este valor está relacionado con la riqueza de un país. La moneda en sí no tiene un valor real, sino que es sólo representativo y si el país emite más monedas o les da un valor más alto del que puede respaldar con su riqueza se tienen que realizar ajustes en cuanto al valor de éstas.

Ejemplo: Si todos los bienes que alguien tiene (imaginemos que estos son todos los bienes existentes) se valoraran en 100€ se podrían emitir 100 monedas de un euro para representar el valor de dichos bienes; pero si en un momento dado se emiten 100 monedas más de 1€ (ahora hay 200€ en total) sin aumentar el número de bienes que existen, las monedas que están en circulación no representan el valor real de los bienes, por lo que existen tres opciones:
1. Hacer modificaciones a los bienes existentes para incrementar su valor a 200€.
2. Sacar de circulación 100 monedas de un euro.
3. Darle un menor valor (real) a la moneda (50 céntimos). Esto es exactamente devaluar la moneda.
Si se emitieron más monedas es porque se necesitaba más riqueza y por lo tanto la primera opción está descartada ya que no se tenía con qué invertir.
Si se tienen en circulación 200 monedas es muy difícil decir a quienes las tengan que las devuelvan sin recibir nada a cambio. Por lo tanto lo más fácil es devaluar la moneda.
Las causas para una devaluación monetaria pueden deberse a varios factores, a una mezcla de ellos, o sólo a causa de uno. Las principales causas de una devaluación son:
·         Emisión monetaria: La emisión monetaria es algo de lo que se encarga el Banco Central. Emitir billetes sin respaldo, para financiar el gasto público conllevan un aumento de los precios, es decir, inflación. Si el tipo de cambio en relación a otra moneda es fijo, el aumento de precios genera una apreciación de la moneda con el tipo de cambio real, ya que hay más billetes en circulación pero la paridad con la otra moneda sigue igual. Esto en el corto o mediano plazo genera pérdida de competitividad para los bienes exportables, ya que los costos fijos del país se ven incrementados, pero no así los precios en el exterior.
·          
·         Apreciación de la moneda local: A veces por causas externas a la economía de un país, la moneda local se ve sobrevaluada, así sea por la abundancia de dólares en el exterior o por el ingreso de capitales extranjeros al país, que generan que haya más reservas de dólares, provocando que la moneda local se aprecie.

·         Fuga de divisas: La incertidumbre acerca de la economía de un país puede generar que los capitales extranjeros dejen de invertir en un determinado país, provocando el efecto inverso a la apreciación de la moneda. Una corrida bancaria también se considera fuga de divisas.

·         Falta de confianza en la moneda local: Cuando hay sospechas de que un país entrará en cesación de pagos o default generalmente se produce una corrida bancaria, huida de la moneda local hacia una extranjera o aumento del consumo para que perdure el valor de la moneda. Paradojicamente, la sospecha de una devaluación es lo que termina provocándola, se genera una auténtica Profecía autocumplida.

·         Brecha Fiscal: Ante dee la imposibilidad de pago interno por el excesivo gasto, no queda más remedio que devaluar para mantener el gasto fiscal, que es el motor de la economía  venezolana, de no hacerlo caeríamos en un ciclo estanflacionario.

Esos son los factores que generalmente provocan una devaluación. Los argumentos, generalmente, son la falta de competitividad de los bienes exportables, o de que es necesario un sinceramiento de la economía. Las consecuencias de una devaluación generalmente son devastadores y terminan siendo mucho peor de que si se hubiera realizado un ajuste o recorte en la economía local, que es lo recomendable en el caso venezolano.
Consecuencias
Cuando se produce una devaluación monetaria, los principales efectos son:
·         El aumento descontrolado de precios (Inflación Galopante, que es caso venezolano)
·         Tarifazos de servicios públicos, ya que al devaluarse, las tarifas se ven atrasadas con respecto al costo real (Tendría el efecto del alza de la gasolina y diesel).
·         Erosión de los ahorros en moneda local y pérdida de salario real.
·         Licuación de la Deuda por parte de empresas que fijaron el contrato en moneda local. Aunque esto en algunos casos no sucede ya que generalmente los contratos de préstamos están pactados en tasa de inflación variable. Sin embargo, puede ser que en algunos países la indexación esté prohibida, por lo que se produce una transferencia de riqueza de los acreedores hacia los deudores.
Todos estos efectos producen un descontento social que pueden manifestarse en un costo político muy grande, como el Rodrigazo . Incluso, una Devaluación mal planificada puede traer consecuencias económicas a gran escala, como el Efecto Tequila y el Efecto Vodka. Son estas consecuencias por las que la devaluación siempre se usa como último recurso. Los gobiernos prefieren apelar a otras alternativas como a un control de cambios o a un corralito, que generalmente terminan fracasando y lo único que terminan provocando es dilatar la devaluación.

La firma Ecoanalítica en sus escenarios cambiarios estima que si el Gobierno mantiene la paridad oficial de 6,30 bolívares para las importaciones prioritarias y las compras del sector público y revisa la tasa del Sicad de 11,30 bolívares (valor actual) a 16 o 17 bolívares, los ingresos adicionales representarían 1,7% del PIB. Si se devalúa la paridad oficial de 6,30 bolívares a 11 bolívares y el tipo de cambio del Sicad pasa de 11,30 bolívares a 17 o 18 bolívares, el aporte extraordinarios sería 7% del PIB.

Los analistas añaden que se tienen que buscar más vías para incrementar los ingresos, debido a que las ganancias cambiarias no son suficientes. Y la búsqueda no cesa. Una de los puntos de la agenda oficial es la revisión al precio de la gasolina. El pasado 30 de diciembre el Presidente Nicolás Maduro indicó que el aumento en el valor del combustible no se llevaría a cabo “como medida de carácter fiscal”, pues el Gobierno “tiene los bolívares y los dólares” para financiar los planes, “lo hacemos por necesidad nacional, por conciencia nacional. Lo haremos bien. Aquí no hay apuro para eso”. Pero el alza en el precio de la gasolina ayudaría un poco más a disminuir la diferencia entre los ingresos y egresos.

Econalítica calcula que si el Ejecutivo nacional toma como referencia para el precio de la gasolina el valor internacional dicha revisión podría aportar más de 6% del PIB. Si el ajuste es más bajo, la contribución sería de 1,7% del PIB.
Por los momentos las autoridades han señalado que se preparan medidas sin anuncios concretos y, por tal motivo, Barclays Capital indica en un reporte que ante los últimos discursos es probable que los ajustes sean incompletos y considera que el panorama es muy incierto en cuanto a las medidas y su magnitud.

La firma destaca que el jefe de Estado en su balance de cierre de año “trató de dar un enfoque gradual a las medidas de ajuste que el Gobierno podría tomar y negó que dichas acciones tuvieran carácter fiscal”, por lo cual agrega que “esa falta de urgencia para corregir las distorsiones económicas es una señal de que los ajustes podrían ser demasiado pocos y demasiado tarde”.

Se añade que “esa situación dejaría a Venezuela y Pdvsa en una posición muy vulnerable” y apunta que “si el Gobierno no realiza un ajuste económico fuerte este año, sería menos probable que lo haga en los dos siguientes, cuando se enfrentará a unas elecciones importantes como la de la Asamblea Nacional en 2015″.

A la vez, el ministro Rafael Ramírez siguió preparando el terreno para un aumento del precio de la gasolina que luce inminente. Adujo que la estatal Pdvsa pierde cerca de 12.500 millones de dólares al año por el fuerte subsidio que mantiene para el combustible, cuyo precio no varía desde hace 15 años y se tiene por el más barato del mundo (alrededor de 2 céntimos de dólar el litro, al cambio oficial). Ese precio permite a Pdvsa cubrir apenas el 12% del costo de producción de la gasolina que refina o importa para el mercado interno. Ramírez dibujó la situación con una imagen descarnada: “Hoy Pdvsa no vende gasolina en Venezuela, sino que paga para que se use la gasolina”. 
El precio de la gasolina es un tópico que adquiere ribetes casi supersticiosos en Venezuela. La convicción popular entre los venezolanos de que los hidrocarburos constituyen una riqueza común de la que cada ciudadano debe recibir una dádiva los hace recelar de cualquier aumento en ese rubro. Que la conmoción social del llamado Caracazo, en febrero de 1989, con un saldo elevado de muertes y destrucción, tuviera su chispa inicial en un incremento de los precios del combustible contribuye poco a disipar esa cautela. 
En 14 años de gobierno, Hugo Chávez jamás quiso oír sobre el ajuste del precio de la gasolina por más que enfrentara trances que lo hacían recomendable. Esa medida, así como las devaluaciones, suenan a las políticas neoliberales que el chavismo ha definido como sus bestias negras. Tal vez por ello, el ministro Ramírez hizo especial énfasis en aclarar que no se trata ni de un “paquete económico” –en referencia al término con que usualmente los gobiernos han llamado a sus medidas de ajuste- ni de una sugerencia de “ningún organismo internacional” –en vaga alusión al denostado Fondo Monetario Internacional (FMI). 
Todo esto ocurre mientras el Banco Central de Venezuela continúa retrasando la presentación del reporte mensual del incremento de precios al consumidor. Es una información que, por lo regular, se difunde durante los primeros cinco días del mes posterior. Ha trascendido que la tasa de inflación para el mes de noviembre podría haber escalado al 4%, una cifra escandalosa que el ente emisor duda en exponer, después de haber sido objeto de críticas públicas por parte del presidente Nicolás Maduro.

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