Escondiendo las Cifras
Por Kelder Toti
Los venezolanos viven con dos
expectativas: conseguir los productos básicos y la cifra de inflación del mes
de noviembre. El Banco Central de Venezuela ha retrasado
quince días el dato debido a la presión del Gobierno del presidente Nicolás
Maduro, una política usual en esta institución gubernamental, maquillando las
cifras desde los tiempos de Maza Zavala, que se dedicó a esconder la realidad
económica nacional, a favor del régimen de turno.
A
principios de noviembre el Gobierno decidió controlar los precios y servicios
de los bienes que se ofertan en el país, mediante operativos de confiscación y
remate de mercancías a “precios justos”, intento que fue abortado por las
Fuerzas Armadas al no prestarse para la jugada; éste es un eufemismo empleado
por el Ejecutivo para establecer márgenes máximos de ganancia en todo lo que se
venda en el país, que vuelva improductivo cualquier actividad mercantil. Maduro
desea que esa medida se vea reflejada en el indicador, del índice de precios,
ya que fue recomendado por sus asesores y Gustavo Roosen; el índice alcanzó
54,3% entre octubre de 2012 y octubre pasado, la cifra más alta de América
Latina, pero los economistas consideran que esa disposición tendrá un efecto
mínimo y de corto plazo, aunque las cifras reales son más altas.
La
mayoría de los productos que inciden en el elevado índice de la cesta básica,
ya están controlados desde hace varios años. “Si nosotros estamos rebajando mil
por ciento los productos debería eso impactar la inflación de noviembre, de
diciembre y el sabotaje económico de este año. ¿O no?”, se preguntó el
mandatario venezolano el 9 de noviembre. El presidente considera que la
inflación es consecuencia de la manera cómo el mercado determina los precios,
pero también el incremento inducido por los oferentes que forma parte de una
guerra económica cuyo último objetivo es derrocarlo, cuando la verdad es la
caída pronunciada en la producción de bienes y servicios.
La
inédita presión sobre el Banco Central de
Venezuela
(BCV), es un organismo que se precia de haber resistido durante tres lustros
los intentos de manipulación ordenados por el chavismo gracias al perfil
apolítico de sus técnicos, pero la realidad es que sigue las órdenes del
Ministerio de Hacienda y Finanzas; parece haber hecho efecto a juzgar por el
silencio informativo. Una resolución publicada en Gaceta Oficial en abril de
2008 obliga al directorio del BCV a publicar el reporte con el índice nacional
de precios al consumidor dentro de los diez primeros días de cada mes.
La
falta de explicaciones sobre los motivos del retraso ha dado lugar a toda clase
de interpretaciones. Una de ellas sugiere que Maduro ha completado la faena de
limitar la autonomía del BCV, una labor que inició Hugo Chávez en 2005 cuando
promovió la reforma de la Ley
del Banco Central de Venezuela, que estableció el concepto de reservas óptimas
y destinó parte del dinero que sobrepasara esa cifra a fondos que maneja
discrecionalmente el Ejecutivo, lo que incide en la inflación, en vez de
invertirlo en infraestructura para elevar el nivel de productividad, que es la única
forma de combatir realmente la inflación.
No
es la primera vez que ocurre esto en el año, ni en los otros tiempos, es lo
normal. En abril del 2013 el BCV se dilató cinco días en dar a conocer sus
cálculos, pero había una razón: la celebración de las elecciones sobrevenidas
el 14 de abril para escoger al sucesor de Chávez, fallecido de cáncer el
5 de marzo, la muestras del BCV son los bienes de consumo controlados de Mercal
y Pdval, lo que no son una muestra válida, ya que sus precios están fuertemente
controlados, y atienden sólo al 25% de la población.
El
BCV se suma así al Instituto Nacional
de Estadística (INE)
y la Comisión
Nacional de Administración de Divisas (Cadivi), que manipulan
y ocultan datos esenciales para evaluar el desempeño del Gobierno, y evitan
cualquier análisis serio sobre la situación económica del país. El INE, por
ejemplo, modificó la manera de calcular el empleo porque ahora incluye en su
cómputo a los beneficiarios de las Misiones, los programas sociales creados con
asesoría cubana, quienes están subempleados. Eso explica el orgullo que exhibe
el chavismo cuando habla de la drástica disminución del desempleo y se precia
de cumplir con los Objetivos del Milenio, que no deja de ser una fanfarronada
estadística.
Esto
que ha ocurrido con el BCV, ha sido una decisión política muy criticada por los
economistas, pero ha sido aplicado en administraciones anteriores, se llevan
dos registros: uno público, que es falseado y uno verdadero. Según un estudio
de la firma Finanzas Digital citado por la agencia AFP: “Venezuela es el único
país de América Latina que no ha publicado la cifra de noviembre”. Por esta
razón el 18 de diciembre 20 reconocidos economistas locales publicaron un
remitido que expresaba “la preocupación por el retardo que mantiene el
Directorio del BCV en publicar las cifras de inflación y escasez
correspondientes al mes de noviembre de 2013”.
Dice
su informe: “Conviene precisar que el hecho que los datos de la inflación no se
den a conocer oportunamente no hace que los precios dejen de aumentar y, las
colas en los abastos y supermercados sean más largas. El efecto de tal retardo
en la publicación de los índices de precios es que se afecta la credibilidad
del BCV y se generan serias dudas,...” (A nivel local, acerca de la fiabilidad
de sus estadísticas, aunque este es una característica del régimen, ya que sus
instituciones no tienen ningún tipo de credibilidad, ya que ellos utilizan la
mentira estadística)… “El BCV y sus estadísticas son un activo fundamental de
Venezuela y pieza esencial para los estudios de la economía venezolana”,
afirmaron.
En
octubre la inflación registró un avance mensual de 5,1%, según el BCV para un
acumulado de 45,8% en los primeros 10 meses de 2013, un récord para toda la era
chavista. En noviembre las cifras extraoficiales hablan de un 4%. Es la misma
información que hace unos días publicó en su cuenta de Twitter el líder de la
oposición Henrique Capriles. Todo un mazazo para un Gobierno que tiene en el
aumento a grandes zancadas de ese indicador la amenaza más grande a su
estabilidad, ya que lo hace perder su clientela política de manera inmediata.
El
Gobierno de Venezuela dio este lunes la razón a los representantes del sector
financiero que esperan que las medidas económicas adoptadas recientemente –las
confiscaciones de mercancías en comercios de distintos ramos o la promulgación
de una Ley de precios y ganancias justas, de próxima puesta en vigor-
fueran decisiones coyunturales para cazar votos. Y que auguraban que, una vez
pasadas las municipales del
8 de diciembre,
se retomaría la senda de los ajustes, tan ortodoxos como inevitables para una
economía aquejada por la mayor tasa de inflación del hemisferio occidental, una
cotización del dólar negro diez veces superior al cambio oficial, improductividad
y escasez crónicas, y una deuda rebajada por Standar&Poors justo el viernes
pasado a “bono basura” por “sus políticas erráticas”.
La inflación, en economía, es el aumento general de los precios
del mercado. En teoría, los estados socialistas no deberían sufrir de
inflación, pues el estado controla todos los procesos económicos, pero la
importación y exportación alteran esta realidad. Cuando el nivel general de
precios sube, cada unidad de moneda alcanza para comprar menos bienes y
servicios. Es decir, la inflación
refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda: una
pérdida del valor real del medio interno de intercambio y unidad de medida de
una economía. Una medida frecuente de la inflación es el índice de precios, que
corresponde al porcentaje anualizado de la variación general de precios en el
tiempo.
Los efectos de
la inflación en una economía son diversos, y pueden ser tanto positivos como
negativos. Los efectos negativos de la inflación incluyen la disminución del
valor real de la moneda a través del tiempo, el desaliento del ahorro y de la
inversión debido a la incertidumbre sobre el valor futuro del dinero, y la
escasez de bienes. Los efectos positivos incluyen la posibilidad de los bancos
centrales de los estados de ajustar las tasas de interés nominal con el propósito de
mitigar una recesión y de
fomentar la inversión en proyectos de capital no monetarios.
Entre las
corrientes económicas más aceptadas existe generalmente consenso en que las
tasas de inflación muy elevadas y la hiperinflación son causadas por un
crecimiento excesivo de la oferta de dinero. Las opiniones sobre los
factores que determinan tasas bajas a moderadas de inflación son más variadas.
La inflación baja o moderada puede atribuirse a las fluctuaciones de la demanda
de bienes y servicios, o a cambios en los costos y suministros disponibles (materias primas, energía, salarios, transporte, etc.), tanto así como al
crecimiento de la oferta monetaria. Sin embargo, existe consenso que un largo
período de inflación sostenida es causado cuando la emisión de dinero crece a
mayor velocidad que la tasa de crecimiento económico, que es el problema de
Venezuela.
Hoy en día, la
mayoría de las corrientes económicas están a favor de una tasa pequeña y
estable de inflación. Una inflación pequeña (en vez de nula o negativa) puede
reducir la severidad de las recesiones económicas, al permitir que el mercado
laboral pueda adaptarse más rápidamente en una crisis, y reducir el riesgo de
que una trampa de liquidez impida una política monetaria de estabilización de
la economía. La tarea de mantener la tasa de inflación baja y estable se asigna
generalmente a las autoridades monetarias de cada país. En general, las
autoridades monetarias son los bancos centrales, que controlan el tamaño de la
emisión monetaria mediante la fijación de las tasas de interés, a través de
transacciones en el mercado de divisas, y mediante la creación de la banca de
reservas en dinero local.
Definiciones:
El
término inflación se refiere a los aumentos en la cantidad de
dinero en circulación. Se utiliza para afirmar que la emisión de moneda había
sido inflada artificialmente por encima de las reservas que la
respaldan. Algunos economistas siguen utilizando la palabra de esta manera. Sin
embargo, el uso término inflación cambió gradualmente hasta
terminar usándose de forma general para referirse al aumento en el nivel de
precios que aparecía como consecuencia de esa emisión, y finalmente para
referirse al aumento de precios en general.
Para
diferenciar los usos del término, un aumento en la oferta de dinero es
ocasionalmente llamado inflación monetaria. La subida de precios puede
ser designada por el término general inflación o, para
diferenciar con mayor claridad los dos usos, inflación de los precios.
Los economistas generalmente están de acuerdo que en el largo plazo, la
inflación de precios elevada es causada por lainflación monetaria (aumento
de la oferta de dinero). Sin embargo, para las variaciones de inflación
de precios bajas y las variaciones en el corto y mediano plazo,
existen varias causas propuestas por las distintas teorías económicas.
Otros
conceptos económicos relacionados con la inflación son:
·
Reflación: intento de elevar el nivel general
de precios para contrarrestar las presiones deflacionarias.
Mediciones:
Puesto que hay
muchas medidas posibles del nivel de precios, hay muchas medidas posibles de
inflación de los precios. El Índice de Precios al Consumidor (IPC), el Índice
de Precios al Consumo Personal Gastos (PCEPI) y el deflactor del PIB son
algunos ejemplos de los índices de precios amplios. Sin embargo, la inflación
también puede ser usada para describir un nivel de precios en aumento dentro de
un conjunto más reducido de los activos, bienes o servicios dentro de la
economía, como las materias primas (incluidos alimentos, combustible, metales),
los activos financieros (tales como acciones, bonos y bienes inmuebles), los
servicios (tales como el entretenimiento y cuidado de la salud), o el trabajo.
La inflación
subyacente es una medida de la inflación para un subconjunto de los precios al
consumidor que excluye los precios de los alimentos y la energía, que suben y
bajan más que otros precios en el corto plazo. La Reserva Federal
presta especial atención a la tasa de inflación subyacente para obtener una
mejor estimación de tendencias a largo plazo la inflación futura en general.
Las Mediciones
del BCV no tienen valor estadístico, ya que sólo toman los bienes controlados
de Mercal y Pdval o aquellos que sólo han tenido un alza moderada, disfrazando
el verdadero índice de precio al consumidor, que sus promedios serían similares
a una inflación galopante.
La inflación
se calcula generalmente mediante la tasa de variación del índice de precios en
el tiempo, por lo general el Índice de Precios al Consumidor, que mide los
precios de una selección de bienes y servicios adquiridos por un consumidor
medio.
Por ejemplo,
en enero de 2007, el Índice de Precios al Consumidor de los EE.UU. fue 202.416,
y en enero de 2008 era 211.080. La fórmula para calcular el porcentaje de la
tasa de inflación anual del IPC a lo largo de 2007 es entonces
F=211.080-202.416/202.416=4.8%
La tasa de
inflación resultante del IPC en el período de un año es de 4,28%. Es decir, el
nivel general de precios a los consumidores aumentó aproximadamente cuatro por
ciento en 2007.
Pero en
Venezuela se tomaría de la siguiente manera (2013), si tomamos un kilo de
Panarina que costaba 4,50 y es vendida por los buhoneros a 30 Bs la cifra es la
siguiente
F= 30 Bs.
100%/4.5 Bs=666,66%.
También se
puede tomar el café de la calle, que sólo tiene un precio actual (2014) de 5 Bs
y en el 2013 costaba 2,5 Bs. La inflación medida sería del 100%.
Las Críticas al BCV pudieran ser:
Sesgo de
sustitución: los índices de precios, al usar una cesta base fija definida en el
periodo base no tiene en cuenta las substituciones de bienes que realizan los
consumidores como respuesta a cambios de precios. Esta crítica se basa en la
confusión de pretender que un IPC sea un costo de vida.
No incorpora
la introducción de nuevos bienes hasta que se efectúe una actualización en la
cesta de productos.
No incorpora
cambios en la calidad. Tampoco es cierto en todos los países.
No incorpora
una medición del precio de la vivienda en propiedad ni la carestía de los
bienes básicos.
Pueden variar
los resultados si no se realizan debidamente las encuestas.
No tiene en
cuenta la economía sumergida.
Éstas son las
más comunes. Sin embargo no son aplicables a los IPC de todos los países. Cada
país publica en oportunidad del cambio de base del IPC una metodología donde se
detalla cómo resuelven estos y otros problemas. La mayoría de los países sigue
las recomendaciones internacionales entre las que se destacan las del Manual de
la Organización
Internacional del Trabajo.
Clasificación de la inflación según la magnitud
La inflación
según la magnitud del aumento suele clasificarse en distintas categorías:
· Inflación moderada. La inflación
moderada se refiere al incremento de forma lenta de los precios. Cuando los
precios son relativamente estables, las personas se fían de este, colocando su
dinero en cuentas de banco. Ya sea en cuentas corrientes o en depósitos de
ahorro de poco rendimiento porque esto les permitirá que su dinero valga tanto
como en un mes o dentro de un año. En sí, las personas están dispuestas a
comprometerse con su dinero en contratos a largo plazo, porque piensan que el
nivel de precios no se alejará lo suficiente del valor de un bien que puedan
vender o comprar.
· Inflación galopante. La inflación
galopante sucede cuando los precios incrementan las tasas de dos o tres dígitos
de 30, 120 ó 240% en un plazo promedio de un año. Cuando se llega a establecer
la inflación galopante surgen grandes cambios económicos. Muchas veces en los
contratos se puede relacionar con un índice de precios o puede ser también a
una moneda extranjera, como por ejemplo el dólar. Dado que el dinero pierde su
valor de una manera muy rápida, las personas tratan de no tener más de lo necesario;
es decir, que mantiene la cantidad suficiente para vivir con lo indispensable
para el sustento de todos los seres.
· Hiperinflación.
Es una inflación anormal en exceso que puede alcanzar hasta el 1000% anual.
Este tipo de inflación anuncia que un país está viviendo una severa crisis
económica; debido a que el dinero pierde su valor, el poder adquisitivo (la
capacidad de comprar bienes y servicios con el dinero) disminuye y la población
busca gastar el dinero antes de que pierda totalmente su valor. Este tipo de
inflación suele deberse a que los gobiernos financian sus gastos con emisión de
dinero sin ningún tipo de control, o bien porque no existe un buen sistema que
regule los ingresos y egresos del Estado. Ya en algunos productos se empieza a
ver un alza de 10 veces su precio anterior al 2013.
La
rueda de prensa para anunciar las medidas la protagonizaron el todopoderoso
vicepresidente para el Área Económica, presidente de la petrolera estatal Pdvsa
y ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, en compañía de los demás
miembros del gabinete económico. En ella se anunció que las inversiones y
transacciones vinculadas a los sectores turístico, petrolero y aurífero dejarán
de regirse por la tasa de cambio oficial –y preferencial- de 6,30 bolívares por
dólar, para seguir la cotización de la divisa que se determine en las subastas
del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad).
El
anuncio equivale al primer paso de una devaluación que el Gobierno no
se atreve a mencionar. El Sicad es un mecanismo establecido a comienzos de este
año para drenar la demanda represada de divisas que, desatendida, afectó las
importaciones y generó un desabastecimiento de bienes de consumo que todavía no
se resuelve. El sistema, enrevesado y poco transparente, consiste en subastas
que el Banco Central –subordinado al Gobierno- convoca para compradores
organizados por sectores. Hasta ahora se han vendido por esa vía casi 800
millones de dólares, a una tasa promedio de alrededor de 12 bolívares por dólar
–el doble de la tasa oficial-.
Ramírez
no ocultó que el Sicad es todavía una figura de transición hacia la
implantación de “un mecanismo de control y manejo definitivo de nuestras
divisas”. La instancia creada en 2003 para fiscalizar las divisas (Cadivi,
siglas que corresponden a la
Comisión de Administración de Divisas), ya habría sido
superada por la realidad, admitió. Pero en todo caso es una devaluación
disfrazada del 52,50%.
Las necesidades se evidencian en el plan que
afina el Ejecutivo para efectuar las correcciones y que tiene como contenido el
ajuste cambiario y la revisión del precio de la gasolina así como de las
tarifas por servicios, pero de acuerdo a lo indicado por las propias
autoridades, la ejecución de dichas acciones sería gradual.
Hasta ahora los anuncios se han centrado en la materia cambiaria. Los voceros gubernamentales han expresado que en el diseño del sistema se prevé mantener el tipo de cambio oficial de 6,30 bolívares para áreas como alimentos, salud, bienes de capital y educación, y otros sectores, que se están definiendo, irían a la tasa Sicad.
Adicionalmente, se permitiría que Pdvsa y sus socios vendan las divisas para los planes de inversión a través del Sicad, al igual que a los turistas y a quienes extraen oro. Sin embargo, analistas explican que la devaluación ya no garantiza ingresos suficientes y que el déficit, que se calcula entre 15 y 17% del PIB (Producto Interno Bruto), solamente se cubriría parcialmente.
La devaluación es
la pérdida del valor nominal de una moneda corriente frente a otras monedas extranjeras.
La devaluación de una moneda puede tener muchas causas, entre éstas una falta
de demanda de
la moneda local o una mayor demanda de la moneda extranjera. Lo anterior puede
ocurrir por falta de confianza en la economía local, en su estabilidad, en la
misma moneda, entre otros. El proceso contrario a una devaluación se conoce
como revaluación.
En un sistema
cambiario libre, es decir donde la intervención del banco central es nula o casi nula, la
devaluación se conoce comodepreciación. Las monedas de los países representan un valor, este valor
está relacionado con la riqueza de un país. La moneda en sí no tiene un valor
real, sino que es sólo representativo y si el país emite más monedas o les da
un valor más alto del que puede respaldar con su riqueza se tienen que realizar
ajustes en cuanto al valor de éstas.
Ejemplo: Si todos los bienes que alguien tiene (imaginemos que
estos son todos los bienes existentes) se valoraran en 100€ se podrían emitir
100 monedas de un euro para representar el valor de dichos bienes; pero si en
un momento dado se emiten 100 monedas más de 1€ (ahora hay 200€ en total) sin
aumentar el número de bienes que existen, las monedas que están en circulación
no representan el valor real de los bienes, por lo que existen tres opciones:
1. Hacer
modificaciones a los bienes existentes para incrementar su valor a 200€.
2. Sacar de
circulación 100 monedas de un euro.
3. Darle un menor
valor (real) a la moneda (50 céntimos). Esto es exactamente devaluar la
moneda.
Si se emitieron más monedas es porque se
necesitaba más riqueza y por lo tanto la primera opción está descartada ya que
no se tenía con qué invertir.
Si se tienen en circulación 200 monedas es muy
difícil decir a quienes las tengan que las devuelvan sin recibir nada a cambio.
Por lo tanto lo más fácil es devaluar la moneda.
Las causas
para una devaluación monetaria pueden deberse a varios factores, a una mezcla
de ellos, o sólo a causa de uno. Las principales causas de una devaluación son:
·
Emisión monetaria: La emisión monetaria es algo
de lo que se encarga el Banco Central. Emitir billetes sin respaldo,
para financiar el gasto público conllevan un aumento de los precios, es
decir, inflación. Si el tipo de
cambio en relación a otra moneda es fijo, el aumento de precios genera una
apreciación de la moneda con el tipo de cambio real, ya que hay más billetes en
circulación pero la paridad con la otra moneda sigue igual. Esto en el corto o
mediano plazo genera pérdida de competitividad para los bienes exportables, ya
que los costos fijos del país se ven incrementados, pero no así los precios en
el exterior.
·
·
Apreciación de la moneda local: A veces por
causas externas a la economía de un país, la moneda local se ve sobrevaluada,
así sea por la abundancia de dólares en el exterior o por el ingreso de
capitales extranjeros al país, que generan que haya más reservas de dólares,
provocando que la moneda local se aprecie.
·
Fuga de divisas: La incertidumbre acerca de la
economía de un país puede generar que los capitales extranjeros dejen de
invertir en un determinado país, provocando el efecto inverso a la apreciación
de la moneda. Una corrida bancaria también
se considera fuga de divisas.
·
Falta de confianza en la moneda local: Cuando hay
sospechas de que un país entrará en cesación de pagos o default generalmente se produce una corrida
bancaria, huida de la moneda local hacia una extranjera o aumento del consumo
para que perdure el valor de la moneda. Paradojicamente, la sospecha de una
devaluación es lo que termina provocándola, se genera una auténtica Profecía autocumplida.
·
Brecha Fiscal: Ante dee la imposibilidad de pago
interno por el excesivo gasto, no queda más remedio que devaluar para mantener
el gasto fiscal, que es el motor de la economía venezolana, de no hacerlo
caeríamos en un ciclo estanflacionario.
Esos son los
factores que generalmente provocan una devaluación. Los argumentos,
generalmente, son la falta de competitividad de los bienes exportables, o de
que es necesario un sinceramiento de la economía. Las consecuencias de una
devaluación generalmente son devastadores y terminan siendo mucho peor de que
si se hubiera realizado un ajuste o recorte en la economía local, que es lo
recomendable en el caso venezolano.
Consecuencias
Cuando se
produce una devaluación monetaria, los principales efectos son:
·
El aumento descontrolado de precios (Inflación
Galopante, que es caso venezolano)
·
Tarifazos de servicios públicos, ya que al
devaluarse, las tarifas se ven atrasadas con respecto al costo real (Tendría el
efecto del alza de la gasolina y diesel).
·
Erosión de los ahorros en moneda local y pérdida
de salario real.
·
Licuación de la Deuda por parte de empresas que fijaron el
contrato en moneda local. Aunque esto en algunos casos no sucede ya que
generalmente los contratos de préstamos están pactados en tasa de inflación
variable. Sin embargo, puede ser que en algunos países la indexación esté
prohibida, por lo que se produce una transferencia de riqueza de los acreedores
hacia los deudores.
Todos estos
efectos producen un descontento social que pueden manifestarse en un costo
político muy grande, como el Rodrigazo . Incluso, una
Devaluación mal planificada puede traer consecuencias económicas a gran escala,
como el Efecto Tequila y
el Efecto Vodka. Son estas consecuencias por las
que la devaluación siempre se usa como último recurso. Los gobiernos prefieren
apelar a otras alternativas como a un control
de cambios o a un corralito, que generalmente terminan
fracasando y lo único que terminan provocando es dilatar la devaluación.
La firma Ecoanalítica en sus escenarios
cambiarios estima que si el Gobierno mantiene la paridad oficial de 6,30
bolívares para las importaciones prioritarias y las compras del sector público
y revisa la tasa del Sicad de 11,30 bolívares (valor actual) a 16 o 17
bolívares, los ingresos adicionales representarían 1,7% del PIB. Si se devalúa
la paridad oficial de 6,30 bolívares a 11 bolívares y el tipo de cambio del
Sicad pasa de 11,30 bolívares a 17 o 18 bolívares, el aporte extraordinarios
sería 7% del PIB.
Los analistas añaden que se tienen que buscar más vías para incrementar los ingresos, debido a que las ganancias cambiarias no son suficientes. Y la búsqueda no cesa. Una de los puntos de la agenda oficial es la revisión al precio de la gasolina. El pasado 30 de diciembre el Presidente Nicolás Maduro indicó que el aumento en el valor del combustible no se llevaría a cabo “como medida de carácter fiscal”, pues el Gobierno “tiene los bolívares y los dólares” para financiar los planes, “lo hacemos por necesidad nacional, por conciencia nacional. Lo haremos bien. Aquí no hay apuro para eso”. Pero el alza en el precio de la gasolina ayudaría un poco más a disminuir la diferencia entre los ingresos y egresos.
Econalítica calcula que si el Ejecutivo nacional toma como referencia para el precio de la gasolina el valor internacional dicha revisión podría aportar más de 6% del PIB. Si el ajuste es más bajo, la contribución sería de 1,7% del PIB. Por los momentos las autoridades han señalado que se preparan medidas sin anuncios concretos y, por tal motivo, Barclays Capital indica en un reporte que ante los últimos discursos es probable que los ajustes sean incompletos y considera que el panorama es muy incierto en cuanto a las medidas y su magnitud.
Los analistas añaden que se tienen que buscar más vías para incrementar los ingresos, debido a que las ganancias cambiarias no son suficientes. Y la búsqueda no cesa. Una de los puntos de la agenda oficial es la revisión al precio de la gasolina. El pasado 30 de diciembre el Presidente Nicolás Maduro indicó que el aumento en el valor del combustible no se llevaría a cabo “como medida de carácter fiscal”, pues el Gobierno “tiene los bolívares y los dólares” para financiar los planes, “lo hacemos por necesidad nacional, por conciencia nacional. Lo haremos bien. Aquí no hay apuro para eso”. Pero el alza en el precio de la gasolina ayudaría un poco más a disminuir la diferencia entre los ingresos y egresos.
Econalítica calcula que si el Ejecutivo nacional toma como referencia para el precio de la gasolina el valor internacional dicha revisión podría aportar más de 6% del PIB. Si el ajuste es más bajo, la contribución sería de 1,7% del PIB. Por los momentos las autoridades han señalado que se preparan medidas sin anuncios concretos y, por tal motivo, Barclays Capital indica en un reporte que ante los últimos discursos es probable que los ajustes sean incompletos y considera que el panorama es muy incierto en cuanto a las medidas y su magnitud.
La firma destaca que el jefe de Estado en su
balance de cierre de año “trató de dar un enfoque gradual a las medidas de
ajuste que el Gobierno podría tomar y negó que dichas acciones tuvieran
carácter fiscal”, por lo cual agrega que “esa falta de urgencia para corregir
las distorsiones económicas es una señal de que los ajustes podrían ser demasiado
pocos y demasiado tarde”.
Se añade que “esa situación dejaría a Venezuela y Pdvsa en una posición muy vulnerable” y apunta que “si el Gobierno no realiza un ajuste económico fuerte este año, sería menos probable que lo haga en los dos siguientes, cuando se enfrentará a unas elecciones importantes como la de la Asamblea Nacional en 2015″.
Se añade que “esa situación dejaría a Venezuela y Pdvsa en una posición muy vulnerable” y apunta que “si el Gobierno no realiza un ajuste económico fuerte este año, sería menos probable que lo haga en los dos siguientes, cuando se enfrentará a unas elecciones importantes como la de la Asamblea Nacional en 2015″.
A
la vez, el ministro Rafael Ramírez siguió preparando el terreno para un aumento del
precio de la gasolina
que luce inminente. Adujo que la estatal Pdvsa pierde cerca de 12.500 millones
de dólares al año por el fuerte subsidio que mantiene para el combustible, cuyo
precio no varía desde hace 15 años y se tiene por el más barato del mundo
(alrededor de 2 céntimos de dólar el litro, al cambio oficial). Ese precio
permite a Pdvsa cubrir apenas el 12% del costo de producción de la gasolina que
refina o importa para el mercado interno. Ramírez dibujó la situación con una
imagen descarnada: “Hoy Pdvsa no vende gasolina en Venezuela, sino que paga
para que se use la gasolina”.
El
precio de la gasolina es un tópico que adquiere ribetes casi supersticiosos en
Venezuela. La convicción popular entre los venezolanos de que los hidrocarburos
constituyen una riqueza común de la que cada ciudadano debe recibir una dádiva
los hace recelar de cualquier aumento en ese rubro. Que la conmoción social del
llamado Caracazo, en febrero de
1989, con un saldo elevado de muertes y destrucción, tuviera su chispa inicial
en un incremento de los precios del combustible contribuye poco a disipar esa
cautela.
En
14 años de gobierno, Hugo Chávez jamás quiso oír sobre el ajuste del precio de
la gasolina por más que enfrentara trances que lo hacían recomendable. Esa
medida, así como las devaluaciones, suenan a las políticas neoliberales que el
chavismo ha definido como sus bestias negras. Tal vez por ello, el ministro
Ramírez hizo especial énfasis en aclarar que no se trata ni de un “paquete
económico” –en referencia al término con que usualmente los gobiernos han
llamado a sus medidas de ajuste- ni de una sugerencia de “ningún organismo
internacional” –en vaga alusión al denostado Fondo Monetario
Internacional
(FMI).
Todo
esto ocurre mientras el Banco Central de Venezuela continúa retrasando la
presentación del reporte mensual del incremento de precios al consumidor. Es
una información que, por lo regular, se difunde durante los primeros cinco días
del mes posterior. Ha trascendido que la tasa de inflación para el mes de
noviembre podría haber escalado al 4%, una cifra escandalosa que el ente emisor
duda en exponer, después de haber sido objeto de críticas públicas por parte
del presidente Nicolás Maduro.
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