La Venezuela después de Chávez
por Kelder Toti
El líder de Venezuela se ha ido a los 58 años
de edad. No tuvo tiempo suficiente para cumplir ni siquiera con la mitad de sus
planes, ya que la mayoría eran irrealizables, y poco prácticos. Con certeza su
deceso retardará, quizás temporalmente, el desarrollo de la autocracias que en
el hemisferio occidental, que se asocian con su nombre, al no contar con su
impulso y chequera, pero lo más probable es que sea suplantada por otra, dado
lo poco viable de u régimen democrático.
Viajando una vez más hacia Cuba para una
nueva operación en el mes de diciembre del 2012, instó a sus colaboradores a permanecer
unidos. Unidos dijo, repitiendo a propósito la palabra tres veces. Porque es la
unidad, es lo que puede garantizar la continuidad de su derrotero político y
derrotar históricamente a las fuerzas dirigidas por sus enemigos, tanto
locales, nacionales y hemisféricos, que no son
el gigante americano.
A menudo se referían a él como el Libertador
del siglo XXI, una forma de adularlo, ya que prefería la adulación a la verdad,
y lo comparaban con Simón Bolívar, Jesucristo, Fidel Castro, etc. Quienes lucharon
contra el yugo colonialista español o americano. Chávez hizo mucho por liberar
a Venezuela de la dependencia política y económica de Estados Unidos, y
colocarla bajo la alineación de Rusia, China, Brasil y Cuba. La industria
petrolera fue nacionalizada, en su totalidad, el proceso de integración de
América Latina se aceleró. La significación histórica de Chávez se irá haciendo
cada vez más fatua con el paso del tiempo, hasta olvidarse.
El hecho que el presidente Obama ofreciera
sus condolencias a Venezuela con motivo del fallecimiento de Chávez y expresara
la esperanza de hacer una constructiva relación bilateral, fue percibido por
muchos como una señal a la dirección política bolivariana. Cuando Obama habla
de cooperación es porque no está interesado en la confrontación. De tal modo
que Caracas no debe rechazar un apretón de manos. Es tiempo de dialogar, de
interactuar y de reducir las tensiones, aunque es poco probable que se concrete
algún acuerdo, ya que sus herederos sobreviven gracias a la confrontación
retórica.
Pero el ostentoso pacifismo de Obama camina
junto a la euforia vengativa que reina en Washington, las lágrimas de cocodrilo
de los partidarios de salir del populismo agresivo de Venezuela. Estos
sentimientos prevalecen en los círculos del establishment estadounidense,
resultan evidentes: ¡por fin el odioso caudillo se ha ido! La causa de su
muerte está todavía por ser aclaradas, pero han despejado el camino para nuevas
acciones subversivas, por ejemplo, el desarrollo de contactos con los opositores
de Maduro, el hombre que Chávez nominó como su sucesor. La meta principal de la
oposición desleal es introducir una baza de discordia entre los dirigentes
políticos, desestabilizar la situación, apuntalar a la oposición –especialmente
a su ala más radical—y hacer que busque la revancha de manera pacífica y,
posteriormente violenta, en combates callejeros.
La nota pacifista en las palabras de
condolencia de Washington no es otra cosa que la cortina de humo de una
operación multifacética que apunta a separar del poder a los «sucesores de
Chávez». Todo lo demás no es otra cosa que palabras vacías. El castigo
público a un país gobernado por un «régimen populista» es desde hace
mucho tiempo una idea fija en algunos círculos de la alta dirección política de
Estados Unidos. Ellos creen que ha llegado el momento adecuado para lanzar
ataques exploratorios con vistas a poner a prueba la estabilidad del régimen
bolivariano. Las próximas elecciones brindarán perspectivas prometedoras. La
oposición tendrá una oportunidad de asumir la iniciativa. Todas las encuestas
señalan que Nicolás Maduro aventaja a Capriles Radonsky por un 15 o 20%.
Capriles perdió frente a Chávez en octubre del año pasado. Pero los que mueven
los hilos desde Washington no juegan limpio, y observan con atención lo que
sucede.
Será una lucha muy dura. Habrá sabotajes,
provocaciones, subversión, asesinatos políticos (que comenzaron con la muerte
del escolta: Cristian Terry Fonseca Tovar –tal como en el amor, todo
estará permitido en esta guerra. Cualquier cosa con tal de alcanzar la meta. Si
Maduro no resulta un claro ganador en la carrera, la cosa más probable,
entonces, es que un sector de la oposición recurrirá a la agitación en las
ciudades, bloquearán las vías de transporte, provocarán enfrentamientos y luego
harán una alharaca por «las víctimas de la represión del gobierno». El
empleo de la fuerza para acceder al poder no está excluido.
La oposición podría utilizar mercenarios o
salir a la calle. Semejantes escenario ya se han presentado en la historia
contemporánea de Venezuela. La otra opción sería actuar durante el conteo de
los votos. Los medios de prensa y los activistas pro estadounidenses difundirán
la noticia de «fraude masivo» destinado –según ellos– a hacer que Maduro
gane. Tales acusaciones han acompañado todas las campañas en las que Chávez
ganó, pero que ganó porque controlaba la situación. Ahora, ¿Podrá hacerlo
Maduro?
Es evidente que la dirección bolivariana
cuenta con el apoyo de aliados y amigos. Ya ha sido demostrado por la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), por la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), por la Unión de Naciones
Suramericanas (UNASUR), entre otras instancias, que se disolverá de darse un
alzamiento.
Maduro necesita mucho el apoyo de China,
Brasil y Rusia, países con los cuales Chávez contó al tomar decisiones de
política internacional. La delegación rusa al funeral de Chávez está encabezada
por Igor Sechin, presidente ejecutivo de Rosneft, quien ha hecho mucho en pro
de las relaciones de Venezuela y Rusia. La delegación rusa también incluye a
Denis Manturov, ministro de Industria y Comercio de la Federación Rusa, y a
Sergei Chemezov, director general de la Corporación Tecnológica Estatal de
Rusia. La composición de la delegación indica que la visita no tiene un simple
carácter representativo.
Es posible ante el desconcierto del Kremlin,
Manturov le haya contado a Maduro un chiste ruso, mientras veían pasar el
cortejo fúnebre: al ser separado Nikita Kruchev del politburó, le dijo Manturov
a Maduro, le dejo a su sucesor su testamento político; Kosiguin dada la
situación tan aviesa que atravesaba abrió el testamento, y encontró dos cartas;
abrió una de las cartas y recomendaban echarle la culpa de todo lo malo al gobierno
anterior, y proponer enmendar la situación, y fue eso lo que hizo, esto fue
recibido con alegría en la Unión soviética, al pasar el tiempo la situación no
mejoró, así que Kosiguin abrió la otra carta; para su sorpresa recomendaba:
escribir dos cartas.
La delegación rusa tiene por meta impedir el
desarrollo de los eventos, y demostrar el apoyo ruso a Maduro, sondear el
ambiente ante una revuelta, y buscar los escenarios para que los intereses
rusos no se vean afectados, que son la razón de recomendaciones. Los medios de
prensa liberales ya están pronosticando que Rusia sufriría grandes pérdidas
materiales y financieras en Venezuela, cosa probable si se da un alzamiento y
el régimen es derribado. Ellos plantean sus pronósticos con un tinte
artificialmente dramático: Estados Unidos conseguirá lo que quiere y las
inversiones rusas en la Faja Petrolífera del Orinoco y otras áreas de Venezuela
se perderán y el cuantioso préstamo para la adquisición de armamento ruso se
evaporará en el aire.
Una llegada de la oposición al poder en
Caracas barrería con todos aquellos que no cuentan con el beneplácito de
Washington, como los chinos, los rusos, los brasileños y los cubanos. Esta fea
perspectiva es percibida por gente que solo cree en una sola manera de hacer política:
la de ofrecer más dinero y esperanzas de un cambio al sucesor de Chávez que
resulte ganador. Pero Chávez ha formado un equipo poco idóneo, altamente
ideologizado, poco práctico y de escasa capacidad técnica; de manera que aunque
los tiempos son duros, habrá desertores en las filas de aquellos que luchan por
la permanencia del poder de la Revolución Bolivariana.
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