domingo, 29 de diciembre de 2013

The Master Chip. Por Kelder Toti


The master chip
                     Por Kelder Toti


     En un lugar donde las ratas eran tan felices que se suicidaban, existía un pequeño maestro que enseñaba a sus pupilos las pocas verdades del universo, acompañado de su maravillosa fantasía, tronaba las verdades del mundo, solo aplicadas a él, retumbando alrededor e impactando solo las paredes de ladrillos de la incoherente escuela.

    Jamás callaría una mentira, jamás mentiría, pero si estaba dispuesto a participar en ella. Esta incertidumbre no lo dejaba descansar en paz, vio perder de un día para otro la juventud, levantandose malhumorado y anciano, descubrio tardíamente que la vejez es algo que llega cuando menos se desea y se marcha cuando menos se espera.

     La razón de su existencia no se encontraba según las personas que decían conocerlo en sus entrañas, sino en el cavilante ambiente, preguntó a los desiertos pasillos, no encontrando respuesta ni respiro,- ¿por qué participo en esta farsa?- O sera a caso, que a través de la mentira podré encontrar la esperanza, como transmitiendo conocimiento puedo transformar a las personas, si solo aumento el tamaño de su avaricia, siendo un pobre instrumento de la miseria espiritual del Imperio material.

     Un dia la ansiedad sopló a la inquietud, presentándose a traves de un filoso cuchillo, admirando su brillo, encontró respuesta en ese pequeño pero divertido juguete, se habia adueñado de su voluntad, susurrando al oido,- tu mision era sacar al diablo del infierno de tus hijos -comentó con mueca burlona:-¿Qué es la vida?, será complemento de la muerte o es la muerte preámbulo de la verdadera vida o mejor aún, esta será el camino y la muerte el sentido -. buscó respuesta pero solo encontró una ilusión desvaneciente en el tiempo.

     Meditó lo anterior y reflexionó sin pausa, tiró la solución, arrojandolo de su mano, sin poder preñar palabra, clavado el pensar en la realidad, no sabía qué hacer, si tomaba el sendero escogido por el puñal, podía ser el final. Era tan fácil que temía tomar una decisión, esperó unos minutos a qué el lugar le diera un fin que lo guiara el resto de la jornada con hilos invisibles, dejó pasar el tiempo sin poder escapar ni mucho menos transformar el escenario que comenzó a palpar y más triste, a padecer.

     Nunca pensó ver el horror de construir su castillo en el fondo de un pantano, y presenciar el final de las ruinas. No contento con ello, una pregunta arañó la simiente, - mi tarea ha concluido, ¿Por qué esperar mas tiempo? - a pesar de la fe que brilló en el rostro, no encontró vestigio alguno para responder a la pregunta que lo llevaba a la nada. Desde ese momento se convenció en el unico final y que este sería una solución definitiva a su larga y pospuesta angustia. Recogió a su unico amigo del piso, vió la verdad resplandeciente en el filo cortante, se rosó las venas, esperó calmar el dolor, eliminando la pasión, encontró la paz, que tanto anhelaba su almohada. La sangre se derramó sin parar y los parpados se volvieron pesados y el rostro se transformó en sonrisa, descubrió que siempre había estado muerto, pero ahora era libre de la eterna y desoladora desesperación.

                                                                                                         


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