Un
Cuento Chavista.
La Caperucita Patriótica.
Por Kelder Toti
En Venezuela había una vez, hace mucho, pero muchos
años, una selva virgen, que todavía no había sido quemada por PDVSA, y en esta
selva vivía un tigre blanco con manchitas rojas, que representaban su
inocencia. Un hermoso domingo, exactamente el día de la declaración de la
independencia, una pequeña niña con una boina roja se adentró en las
“peligrosas” selva. En una de las manos lleva una arepa con queso y chicharrón,
y en la otra una botella de Ron Pampero. De pronto se encontró con un tigre
feroz, enmontado en el samán. Iba cubierto con un liquilique tricolor, para que
nadie pudiera descubrir sus instintos. La Caperucita no pensó nada malo, porque
sabía que todos los animales peligrosos habían sido muertos y exiliados, y creyó
tener ante sí a un dulce gatito.
-Hola Caperucita – dijo el tigre
-¿A dónde vas?
-Y la Caperucita Patriótica le respondió:
-Voy a visitar a mi abuelita en su casa, que le
entregó el Plan Bolívar 2.000
-¿De verdad? – Le dijo el tigre
-Entonces llévale un ramillete de aquellas
orquídeas, antes que las venda como paja el Ministerio del Ambiente a una
transnacional. Caperucita le hizo caso y empezó a formar un precioso ramo de
flores. El tigre, mientras tanto, se comió a la abuelita, se puso sus ropas, colocó
la Bandera Nacional en la puerta y se metió en la cama.
Poco después llegó Caperucita y preguntó.
-Hola abuelita. ¿Cómo te va? – El tigre intentó
imitar el acento caraqueño, que delataba ingenuidad y dijo:
-Muy bien mija – Caperucita volvió a preguntar:
-¿Por qué hablas tan raro abuelita?
El tigre respondió – Es que los mítines que di en la
selva me cansaron mucho-
-Pero abuelita, ¡Que orejas tan grandes tienes!
- Son para escuchar mejor al comandante en
televisión
-¡Y qué ojos tan grandes tienes!
- Son para vigilar mejor a los corruptos
-¡Pero abuelita qué boca tan grande tienes!
- Ya sabes que formo parte del gobierno
-¡Y mmm abuelita por qué hueles tan feo!
-Porque de tanto pelear contra tantos bichos malos
algo siempre se te pega -. Y dichas esta palabra la atrapó y se la comió, y
durmió sin el menor rencor. No tardó en roncar sin preocupación, al poco tiempo
paso por allí el guarda parques que buscaba a un tigre que se había escapado
del “zoológico” y al oír los ronquidos dijo:
-¿Cómo puede ser que una abuelita patriota ronque
como un tigre?
– Y al acercarse más, descubrió que era el tigre que
se había escapado del “zoológico”. Y lo mató de aburrimiento al leerle al oído
ese tratado de sabiduría que es “La Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela” y lo obligó a vomitar a la abuelita y a la niña con vida ¡Qué
felicidad! El tigre malo fue entregado como desayuno a las escuelas
bolivarianas. El guarda parques fue condecorado por la Asociación Protectora de
Animales con una medalla de lata; a la Caperucita la ascendieron a Jefa de la
Delegación Juvenil del PSUV y a la abuelita le regalaron un carrito popular
para que se tomara unas merecidas vacaciones por toda Venezuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario