La Isla:
Por Kelder Toti.
Cualquier día un barco naufragó frente a
la costa de una isla del caribe, los marineros desesperados, se lanzaron a los
botes salvavidas en busca de la mar unos lograron alcanzarlos, más otros no,
alguno consiguió la isla y la mayoría se ahogó.
El logró obtener a nado la playa, los demás
a salvo le gritaban:
- No te preocupes pronto regresaremos por
ti.
Y mientras esto sucedía, ellos se perdían
remando a favor de la corriente que los guía. El hombre llegó a la costa,
admiró por un instante la belleza femenina del lugar y olvidándose de lo
anterior, dejó que pasaran las horas, días, semanas, meses y años.
Edificó con palmas un lugar para pasar el
tiempo, casó animales y de ellos comió, esperaba resistir las inclemencias del
lugar, cultivó cocos y verduras; intentando amordazar la fe y el pensar, pasó
las noches sin lograr ver el barco que viniese a rescatarle, perdió la sonrisa
en el lugar, transformada en un abismo de pesar.
Vivió con la mortificación de su propio
rescate, hasta que una noche decidió ahogar la esperanza de huir del lugar y
desde ese momento, encontró la alegría en cada rayo de sol que acariciaba su
frente, en la isla de la desesperación.
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