lunes, 16 de marzo de 2015

El Régimen Turco: Gobierno de Transición (1993-1994): Por Kelder Toti.

El Régimen Turco: Gobierno de Transición (1993-1994):

                                                       Por Kelder Toti.


El 5 de junio de 1993 el Congreso eligió al entonces senador Velásquez como presidente constitucional, para sustituir a Pérez, recientemente suspendido. Su principal contendor, el entonces presidente del congreso Octavio Lepage generó disensiones en el Congreso, que favorecieron la designación de Velásquez. Los partidos Acción Democrática y COPEI decidieron apoyar a Velásquez pero no aportar militantes suyos para integrar el gabinete ministerial. El gobierno provisional de Velásquez quedo opacado por el llamado narcoindulto del traficante Larry Tovar Acuña, caso en el cual la Secretaria Privada de la Presidencia obtuvo de forma irregular la firma del Presidente para dejar en libertad a un conocido narcotraficante. Otros hechos ocurridos bajo su breve gobierno incluyen la quiebra del Banco Latino con la subsecuente fuga de divisas al exterior y la tragedia de Las Tejerías. Entre sus medidas gubernamentales estuvo la implantación del Impuesto al Valor Agregado, como parte de la Ley Habilitante que le confió el Congreso Nacional.

Velásquez, Ramón J.: -El asunto del indulto al narcotraficante Larry Tovar Acuña se debe a que la amante de Ramón J. Velásquez (la señora Ana Lucina García Maldonado) vivía en el mismo edificio donde la madre del narcotraficante Larry Tovar Acuña. El demonio de los millones de dólares las hizo amigas, y mediante el ascenso de don Ramón a la presidencia, renace la esperanza de que se consiga el ansiado indulto; es necesario advertir que la amante del presidente era también nada menos que diputada por el Estado Táchira (independiente por Acción Democrática) al Congreso de la República, y había llegado a este cargo, por la mano generosa del libidinoso historiador.
La señora Tarazona, secretaria privada del Presidente, se entera del ardiente deseo que tiene la insigne diputada tachirense, de que se proceda a una inmediata evaluación de un indulto que había quedado pendiente desde hacía tiempo. Para complacerla, comienza la noble tarea de averiguar en qué ha quedado el asunto; los venezolanos somos trabajadores, incansables y generosos cuando se trata de complacer a alguien que tenga poder. Y un día, como cosa de poca monta, aparece en la Gaceta Oficial que el monstruo de Larry Tovar Acuña ha sido indultado por el Presidente de la República.
Esta decisión insigne del gobierno interino de don Ramón, habría pasado inadvertida de no ser, porque el esposo de una periodista que cumplía condena por un caso también de narcotráfico, pero de menor importancia, le solicita a su mujer que haga las diligencias en Miraflores de rogar un indulto para su marido; pues si Larry Tovar, con un prontuario policial tan voluminoso y peligroso, había conseguido la libertad por vía de la benevolencia de un renombrado escritor como don Ramón J. Velásquez, por un caso de mucha menor monta, ella aspiraba a que a su marido se le diera un bono con pasaje directo a Miami. La noble periodista sale en su empeño a hacer cuanto puede, pero se encuentra con una realidad escabrosa y oscura. Fatigada, asqueada de rogar, decide revelar los intríngulis del especioso caso, y la bomba estalla a través del diario El Mundo.
Se cuenta que don Ramón visitaba con regularidad a su amante. Lo sorprendente de esto es que habiéndose vivido el espantoso barraganato de Lusinchi y CAP, el anciano Velásquez venga y superara con creces la estupidez de aquellos dos putañeros. ¡Hasta dónde llega la estupidez de los hombres!
Velásquez, Ramón J.: Banquero, historiador y memorioso de Venezuela. En libro de Agustín Blanco Muñoz, Habla Pedro Estrada, se encuentra que don Ramón J. Velásquez estuvo muy bien relacionado con el Grupo Uribante del general Marcos Pérez Jiménez, a través del doctor Miguel Moreno (uno de los fundadores de este Grupo). Cuenta Pedro Estrada: “el doctor Moreno visitaba al doctor Velásquez y le pedía ayuda y juntos escribían los mensajes que al Presidente le tocaba decir” (pag. 175). Es decir que Ramón J. Velásquez estuvo viviendo bien bajo la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, y a última hora, a punto de irse de bruces la dictadura, al igual que Rafael Caldera saldrá a protestar para que lo metieran en la cárcel.
Velásquez, Ramón J.: Decepcionante, su actuación como Presidente de la República. Hizo el ridículo histórico al firmar un indulto al narcotraficante Larry Tovar Acuña. ¿Para qué admiraba don Ramón tanto a los grandes hombres si él no fue capaz como Presidente de la República de llevar a cabo uno sólo de los grandes ideales de Bolívar, de Sucre? He allí, por qué el intelecto suele ser tan tramposo. Nos avergonzamos de su mudez, del esfuerzo tan extraordinaria que puso para frustrar al pueblo de un modo definitivo y absoluto, como para llegar a pensar: “-Por más probo que sea un venezolano, por más inteligente que sea, por más capaz y fuerte, esta vaina no tiene remedio. El poder de este Estado malea al más ducho, enterado y bravo. De modo que aquí no queda que darse un tiro”.
Con toda su experiencia de hombre público, con todo su saber, en la vejez más honorable, cuando nos podía dar la prueba de la capacidad de sus altos dones y sacrificios, el legado más sublime, vino y frustró a todo el mundo, nos engañó, nos estafó. Ya Ramón J. no pudo luego volver a los libros del pasado sin sentirse horriblemente farsante, culpable del desastre que siempre estaba relatando de los demás mandatarios a los que él biografiaba: desintegrado, sin poder añadir ni una sola apostilla virtuosa, a los cientos de dislates públicos que durante tantos años había venido advirtiendo sobre el estado de postración infernal de Venezuela.
El señor Velásquez, entendió siempre a medias a Bolívar, o no lo entendió en absoluto. Cómo podía entender aquel que dijo: “A ser terrible me autoriza el peligro de la patria y las necesidades del estado... me es imposible sacrificarme hasta el punto de meterme a Nerón por el bien de los otros que no quieren ser sino simples ciudadanos”.
Y el señor Velásquez pudo haber dado un giro total a la situación que le tocaba al asumir la presidencia, pero no quiso para no molestar a sus amigos banqueros.
Velásquez, Ramón J.: A este personaje Argenis Rodríguez lo definió así en 1995: “siempre ha sido un sirviente de alguien - Al principio lo fue de Miguel Ángel Capriles, después de Betancourt y después de los Otero - En la actualidad lo es de Rafael Caldera”.
Hay que añadir también que sobre todo fue sirviente del delincuente Carlos Andrés Pérez, a quien le serruchó la Silla junto con Ramón Escovar Salom. Carlos Andrés entró en una profunda depresión, cuando se enteró que su viejo sirviente, Ramón J. Velásquez lo estaba tratando de sacar del gobierno. El señor Velásquez se había propuesto ser presidente de la república costase lo que costase, y haciendo tramprillas, colocándole pequeñas zancadillas a CAP, lo hizo ir por el barranco de la muerte definitiva, y entonces pasó él a ser el presidente  provisional, cargo que asumió el 5 de julio de 1993.
Cuando supo que a Diego Arria lo destituyeron de su cargo diplomático, CAP le contaba a todo el que se encontraba: “Ramón es un hombre chiquito, es enano, ¿qué necesidad tenía de sacar a Diego?”. Aclara Rosa Ordóñez que ni en público ni en privado Ramón J. Velásquez atacó a CAP y que siempre lo trató con profundo respeto y en la medida de lo posible siempre tomó medidas que no pudieran perjudicarlo. Y Ramón J. Velásquez se vuelve gemebundo ante los ataques de CAP, y cuenta que él le había dicho al Gocho: “que a mí no me convenía que me designaran Presidente. Yo dije que encargaran a Julio Sosa, un hombre de poder económico, también hablé de Carlos Delgado Chapellín, la verdad es que a lo largo de nuestras vidas Carlos Andrés y yo hemos tenido más diferencias que acuerdos”.
Cuenta Rosana Ordóñez que trabajando en Miraflores, “una tarde sabatina estaba yo en su Despacho y solicitó (don Ramón) a una señora dos aspirinas. Pasó media hora y no se las traían, pero después regresó la pobre mujer con apenas una aspirina en la mano y le dijo: Presidente, por allí le conseguí una sola, porque había un frasco y alguien se la llevó.
Cuenta Rosana Ordóñez que don Ramón en Miraflores a veces daba lástima, y solía decir a diestra y siniestra que de él no esperaran milagros porque no era un mago. Que lo llegó a ver íngrimo y solo y que le hubiera gustado estar más cerca de él para estar pendiente de sus comidas y contarle las intrigas y chistes de Palacio. Que algunas veces lo vio angustiado “intentando comerse algún helado”. Agregó: “A veces estrenaba corbatas y descubrió el encanto de las camias azules cuando Julio Ibarra, director del televisión le sugirió que las usara en un discurso que sería trasmitido en la televisión, para que la luz no se reflejara incómodamente en su rostro”.
En realidad los que gobernaron durante el mandato de Ramón J. Velásquez fueron Ramón Espinosa y Allan Brewer Carias (su ministro para la Descentralización), quien hasta lo regañaba y le decía: Es el momento de conclusiones, y el anciano sonreía con su eterna sonrisita de “yo no fui”.
Velásquez, Ramón J.: El 11 de febrero de 1994, cuando Caldera iniciaba su segundo mandato, se sentía en la población un total sentimiento de estafa. Recibía Caldera el gobierno sietemesino de este anciano sinvergüenza de Ramón J. Velásquez. El gobierno de Ramón J. Velásquez había resultado un desastre peor que el de CAP. Además de la caída del Banco Latino corrían rumores sobre la quiebra de los bancos Unión, Venezuela y Progreso. Se sacaron toneladas de plata durante ese fin de semana, cuando el decrépito Caldera, cambembo y vacilante entraba a palacio. “Afortunadamente” la sangría se detuvo un poco con el feriado de carnaval, pero se respiraba un ambiente de temor y horrible desconfianza, en el mundo financiero. A la precaria salud política del país, se añade la momia de Caldera que llevaba y traía una barriguita repugnante; una mirada vidriosa y fija, y un tartamudeo vergonzoso que no le permitía expresarse con claridad. Era una momia tal, que se vaticinaba que no llegaría a concluir su mandato, pero lo cierto era que ya no podía porque ya estaba definitivamente muerto. Como Venezuela es un país de cábalas, ya se estaba apostando hasta por la lotería si este hombre aguantaba o no un año más. Pronto comenzaron a parecer brujos, deidades de ultratumba que anunciaban solemnemente que no pasaría de 1995, pero Ramón J. Velásquez argumentó que Caldera formaba parte de la misma clase de inmortales que él y que tendría tanta vida como Matusalén.
24-06-2014 09:54:00 a.m. | Daniela Nougues.- Una de las políticas que caracterizó al Gobierno de Ramón J. Velásquez, presidente de la República electo por el Congreso en al año 1993, fue convertir la descentralización en una política nacional. 

Por tanto una de sus primeras decisiones fue designar un ministro de Estado para la descentralización. Además creó la Comisión nacional para la descentralización y el consejo territorial de Gobierno, con el fin de regular las relaciones intergubernamentales y profundizar el proceso de en el ámbito local junto a gobernadores y alcaldes.

Además, creó el fondo intergubernamental para la descentralización, con el objetivo de crear un mecanismo de financiamiento.

Vale mencionar que mediante decreto-Ley, en 1993 se estableció el Impuesto Al Valor Agregado, vía Ley Habilitante.

Además se estableció el FIDES para administrar los recursos provenientes del IVA, el cual estaba adscrito al Ministerio de Relaciones Interiores. La idea del fondo era apoyar administrativa y financieramente el proceso de descentralización.

En su lucha por su principal política, desarrolló varios reglamentos para su aplicación, entre ellos algunos mencionados anteriormente y otros como para la : desconcentración de atribuciones en materia de transporte, nombramiento de directores de las dependencias de los ministerios en los estados, creación del consejo de gobiernos del Área Metropolitana de Caracas, transferencias a los estados de los servicios de salud pública.

También fue creador de la Ley de Protección al Consumidor sobre encomienda a los gobernadores y alcaldes en cuanto a las atribuciones de fiscalización y control de precios. 

"Narcoindulto"

El Gobierno de Velásquez fue opacado por el llamado "narcoindulto" a Larry Tovar Acuña, caso en el que la secretaria del expresidente obtuvo de forma irregular la firma del presidente para dejar en libertad al narcotraficante, representante del cartel de Medellín en Venezuela. 

Ramón J. Velásquez nace bajo la tiranía gomecista, no conoce otra forma de gobierno, ni de vida. La noche del 17 de diciembre de 1935, con la muerte de Juan Vicente Gómez, despierta a una nueva forma de vivir en sociedad y de entender la política, enfrentándose a uno de los roles que ejercerá durante años y desde diferentes estadios, el de hombre político.

Comprometido con el desarrollo y la consolidación de un país democrático, comienza a formar parte de comisiones que orientan sus esfuerzos hacia esta vía. En 1945 está entre los fundadores de la Comisión Venezolana de Fomento (CVF), creada por la Junta Revolucionaria de Gobierno para impulsar el desarrollo nacional.

Pero pronto le sorprendería la dictadura de Marcos Pérez Jiménez que le cuesta la libertad en 1953 y en 1956, siendo este último su presidio más largo. Tras la caída del dictador es liberado el 24 de enero de 1958, enfrentándose a un nuevo sistema democrático que lo interesa aún más por la política.

Su retorno a la vida política es en las listas de Acción Democrática (AD) como senador principal por el Táchira y como diputado principal por el estado Miranda, elecciones ganadas en 1958.

Un año más tarde responde al llamado del presidente de la república, Rómulo Betancourt, para que fuera el Secretario de la Presidencia, cargo que ejerce hasta 1963, pese al clima de tensión política que se vivía debido a los intentos de golpe de Estado por parte de sectores de izquierda y de derecha.

Entre 1968 y 1969 asume la presidencia de la Asociación Pro-Venezuela, hasta que el recién electo presidente Rafael Caldera, lo nombra Ministro de Comunicaciones, colaborando con la política de pacificación del Presidente de la República. Pero su intensa actividad no tiene descanso, pues regresa en 1974 al congreso nuevamente como senador principal por el estado Táchira

Es precisamente su labor como congresista la que lo lleva a presidir la Comisión de Política Exterior del Senado, desde 1974 hasta 1979. Paralelamente, se desempeña como vicepresidente de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores. Sin duda alguna, preparaba una fructífera carrera política.
La necesidad de un cambio en el sistema político del país, lo coloca en 1984 al frente de la Comisión para la Reforma del Estado (COPRE), logrando emprender reformas importantes orientadas hacia el fortalecimiento de la democracia. Tales medidas favorecieron la pluralidad de partidos políticos, accediendo éstos a todas las ramas del Estado.

La sólida experiencia adquirida frente a importantes instituciones, además de una acertada visión progresista en cuanto a políticas de Estado, fueron cualidades suficientes para integrarlo al Consejo Consultivo creado por la Presidencia de la Republica, tras el intento de golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, cuya finalidad era consolidar el sistema político debilitado.

Pero pese a los intentos de estabilizar el sistema y llevar a término el gobierno del para entonces presidente de la república Carlos Andrés Pérez, las denuncias por malversación de fondos llevan a juicio al primer mandatario y a su consecuente destitución del cargo. Es en este momento cuando se piensa en Ramón J. Velásquez como posible presidente interino, dada su destacada actuación política. El cinco de junio de 1993 fue electo Presidente transitorio ante el Congreso Nacional.

Su paso por Miraflores le permitió materializar una idea que manejaba desde hacía algún tiempo, la descentralización del Estado, creando un Ministerio para llevar a cabo este proyecto. La labor descentralizadora de Ramón J. Velásquez significó un gran paso en cuanto a la consolidación de la democracia y a la modernización del Estado.

 http://www.elmundo.com.ve/noticias/actualidad/noticias/el-gobierno-de-ramon-j--velasquez.aspx#ixzz3UGOkwfs6. "
El Gobierno de Ramón J. Velásquez".  Daniela Nougues.

BIBLIOGRAFÍA: “La Casa del Odio”, Rosana Ordóñez, Voces del Presente, pág. 25, Planeta, Caracas 1994.
Ibid, pág. 27.
Ibid, pág. 27.
Ibid, pág. 39.

http://ensartaos.com.ve/memorias-de-la-iv-republica/la-historia-sordida-y-secreta-de-ramon-j-velasquez. "LA HISTORIA SÓRDIDA Y SECRETA DE RAMÓN J. VELÁSQUEZ"

http://es.wikipedia.org/wiki/Ramón_José_Velasquez. "Ramón José Velasquez"


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