El Cochinito Feroz.
Por Kelder
Toti.
Había una
vez tres tiernos tigritos de piel blanquecino y rabo de paja que vivían con su
mamá. El primero se llamaba Ramos era cegato, pero muy buena gente. El segundo
se llamaba Williams era algo tragón y por lo tanto gordiflón; Y otro se llamaba
Rafael muy honesto aunque algo bocón.
Un día mamá tigra en espera de tomar su camionetita
mortuoria, llamó a los tigritos y les dijo:
- Adelante a luchar miliciano, en defensa
de la revolución, pero siempre tengan mucho cuidado con el cochinito feroz.
- No te preocupes mamá. Tendremos mucho
cuidado, dijeron los tres tigritos, y salieron a buscar el mundo.
Muy pronto
en su camino encontraron en su camino un calvo minito encorbatado, que empujaba
una carretilla llena de bloques y latas de zinc.
- Por favor monito, ¿podrías regalarnos
algunos de tus bloques y latas de zinc?
Preguntaron los tigritos.
- Por supuesto dijo el monito, siempre que
me presten su casa cada vez que necesite enconcharme.
Los tres tigritos construyeron entonces un
precioso rancho de bloques y acerolit.
Justo al
día siguiente, el Cochinito Feroz pasó merodeando por el camino y vio una
hermosa casa de bloques que habían construido los tigritos.
Los tres tigritos estaban jugando béisbol
en el jardín. Cuando vieron al Cochinito Feroz corrieron a la casa y cerraron
las rejas con llave.
El cochinito chocó la puerta con su
tanqueta; gritando:
- Tigritos, ladrones. ¡Déjenme entrar!
- No, no, no contestaron. ¡Es nuestra casa
y no puedes pasar!
- Entonces los ametrallaré y los cañonearé
sin piedad.
Los tres tigritos no abrieron y el cochinito
los ametralló, bombardeó y por ultimo llamó a los bomberos para que le abrieran
la puerta y apenas logaron escapar antes que las latas de zinc se cayeran sobre
su cabeza y estuvieron muertos de miedo.
- Tendremos que construir una casa más fuerte,
dijeron las tigritas. En ese momento vieron una ardilla que estaba mezclando
cemento por una carretera de la gobernación.
- Por favor, ¿podrías regalarnos unos
sacos de cemento? - preguntó uno de los tigritos.
- Por supuesto, respondió la ardilla,
siempre que me den un cargo en la gobernación; y les llenó un tobo de cemento
espeso y pegajoso.
Así los tres tigritos construyeron una
quinta de concreto armado. Apenas habían terminado, el cochinito feroz pasó muy
cerca del jardín y lo vio jugando béisbol.
Los tres tigritos estaban jugando pelota,
cuando vieron el cochinito, corrieron a la casa y cerraron las puertas.
- Tigres
miedosos, ¡Déjenme jugar!
- No, no,
no contestaron los tigritos, ¡Es nuestro equipo y no vas a jugar!
Los
tigritos no abrieron y el cochinito sopló y resopló, pero la casa no se cayó.
Pero por algo le decía Huguito el Cochinito Feroz.
Buscó un taladro, posteriormente tomó un
avión y los bombardeó y la casa destrozó. Los tigritos asustados se escondieron
en el bunker de mamá tigra, al día siguiente, como de costumbre, el Cochinito Feroz
pasó merodeando por el camino.
Los
tigritos estaban en el patio haciendo una rueda de prensa, por la persecución
en su contra, cuando lo vieron se asustaron tanto que les pasaron seguro a las
puertas de acero y se encerraron con novecientos candados.
El cochinito se acercó al intercomunicador
y dijo, corruptos miedosos ¡Déjenme entrar!
- Noooo...
contestaron los tigritos, ¡Es nuestra casa y no puedes pasar!
- Entonces
soplaré y resoplaré y la casa derribaré.
Los tigritos no abrieron y el cochinito
sopló y resopló, pero la casa no se cayó. Y con asombro exclamó - ¡Qué es lo
que está pasando Dios mió!-.
Pero no por nada le decía Huguito el
Cochinito Feroz, llamó a la
Disip, a la defensora del pueblo; y a la fiscalía y el bunker
allanó.
Los tigres apenas lograron escapar.
Estaban muertos de miedo y se escondieron en el basurero de un tribunal.
- Tal vez
nos hemos equivocado con los materiales de construcción dijeron, tenemos que
probar con algo diferente ¿Pero qué? en ese momento vieron a una guacharaca con
el pico lleno de contratos de la alcaldía mayor.
- Por favor
¿Podrías darnos algunas de las licitaciones de la alcaldía?
- Siempre
que me den mi comisión contestó la honesta guacharaca, y les permitió ganar
varias licitaciones para construir aceras con arena. Así fue como los tigritos
construyeron una casa con orquídeas, canarios y pichaches. Con paredes de
mármol de Carrara y otras de cristal Danés. El techo estaba hecho de porcelana
China y el piso de alfombras Persas, pusieron bañeras de porcelanas con grifos
plateados; y era una casa un tanto
costosa pero muy hermosa y construyeron un jardín con orquideas y rosas.
Al día siguiente, el cochinito pasó por su
casa, y vio el hermoso jardín que habían construido los tigritos.
Toco el
timbre y dijo:
- Tigritos
ladrones corruptos temblad, ¡Déjenme jugar!
- No, no,
no ¡Es nuestra casa y no puedes pasar!
- Entonces
soplaré y resoplaré y la casa destruiré-. Dijo el cochinito.
Pero al tomar el aire para soplar olió el
suave perfume de las orquídeas. Era fantástico. Y el perfume le quitó el
aliento, el cochinito tomó más y más aire. En vez de soplar empezó a morder más
y apretar menos.
Aspiró
profundamente, hasta que el dulce néctar de las orquídeas llegó a su duro
corazón, que desde luego se enterneció se dio cuenta de lo tonto que había sido
en el pasado. En otras palabras, se convirtió en un estadista, empezó a hablar
más y a hacer menos.
Al principio, los tigritos desconfiaban;
porque podría ser un truco, pero pronto se dieron cuenta que había cambiado de
verdad, salieron corriendo a recibirlo, se pusieron a jugar pelota con el
cochinote y luego saltaron juntos la cuerda. Y cuando todos se cansaron lo
invitaron a pasar a la casa.
Les dieron galletas con champaña y lo
invitaron a quedarse con ellos, todo el tiempo que quisiera. El escuchó, acepto
y mordió; y todos felices, hasta que apareciera otro cochinito feroz