viernes, 13 de diciembre de 2013

Modelo de Guerra Urgente. Por Kelder Toti.



Modelo de Guerra Urgente:

                                        Por Kelder Toti.

Es necesario armar de manera rápida con misiles navales iraníes o chinos C 802 o rusos (que pueda superar los sistema antimisiles RAM, SADRAL, CIWS y Phalanx), las 7 patrulleras oceánicas y dotarlas de sistema antiaéreos, ya sean rusos o chinos y torpedos pesados, pueden ser chinos, iraníes o rusos y ametralladoras personalizadas como escudo antimisil, dado la falta de tiempo en conseguir baterías antimisil.

Se tiene que alquilar con opción a compra, barcos mercantes en buen estado (15 aproximadamente), y pintarlos con camuflaje naval: armarlos con 3-4 piezas iraníes de 155 milímetros, 4 baterías SAAB-70, dos lanzaderas de misiles navales (C-802) y 2 ametralladoras de Zhu-23-2.

Como flota fantasma de diversión. Se tiene que poner a punto las lanchas misilísticas como unidades reconocimiento y persecución, dotando de arnés de seguridad al marinero y ametralladora como escudo antimisil a los dos sirvientes en cada manga, ya que tendrán que combatir a alta velocidad.

El submarino en servicio, se dedicará a misiones de reconocimiento marítimo. Poner a punto las Fragatas Clase Lupo para operar en aguas territoriales, aunque las tenga que sacar de las gradas (entrenar a 8 sirvientes con ametralladoras en cada manga, como arma antimisil con arnés), darle mayor celeridad a la entrega de las Baterías S 300, y si es preciso contratar a personal ruso para operarla.

Se tiene que requizar todo barco que funciones con su tripulación para una guerra de minas submarinas, abandonando los puertos como punto de abastecimiento, la logística será en altamar. Construcción de 100 lanchas, en astillero nacionales, con 4 motores fuera de borda, armarla de misiles contracarro y ametralladoras como unidades de resguardo de litoral, que se incorporaría a las 56 en funcionamiento, que dificultarán un desembarco anfibio.

Los batallones de Policía Militar e Infantería de Marina tienen que ser enviados a las islas de Los Roques, Los Monjes, Isla de Patos, Isla de Margarita (se tiene que reforzar con batallones de cazadores), Isla la Orchila, Isla La Blanquilla, Isla de San Carlos, Isla La Tortuga, Isla de Coche y Cubagua. Para protegerlas de un desembarcos anfibio, minar sus pistas de aterrizaje (tiene que ser volada al ser rodeada la isla), llevar plantas de desalinización del agua, alimentos enlatados o en conservas, municiones de para 20 días de combate y cavar trincheras alrededor de la isla.

La Guerra de trincheras. La guerra de trincheras o guerra de posición es una forma de hacer la guerra, en la cual los ejércitos combatientes mantienen líneas estáticas de fortificaciones cavadas en el suelo. Estos huecos serán cavados de 4 a 6 metros de profundidad y se conectan con otros para mayor movilidad de los bloques de combate.

Las fortificaciones son casi tan antiguas como la propia guerra. También sirven para evitar o entorpecer entorpecer un desembarco anfibio. La mayoría de las técnicas utilizadas en la guerra de trincheras habían existido ya muchos años antes para la guerra de asedio a un archipiélago. Los atacantes entonces construirían una serie de trincheras, paralelas a las defensas, y justo a la distancia de la artillería defensiva en la costa. Luego construían una trinchera en dirección a la ciudad haciendo un recorrido en zigzag, para evitar que quedase expuesta al fuego enemigo.

Una vez estuviese dentro del alcance de la artillería naval, se cavaría otra trinchera paralela con emplazamientos para cañones. Si fuese necesario se utilizaría la primera artillería como cobertura, y el proceso se repetiría hasta que los cañones estuviesen lo suficientemente cerca como para acertar de pleno y abrir una brecha en las fortificaciones.

De esta forma, las tropas de avanzadilla, anfibias y las de apoyo podrían aproximarse lo suficiente como para explotar la brecha, a la vez que el proceso proseguía desde varios puntos y buscando una mayor aproximación. Después de cada paso del proceso, los asaltantes emplazarían a los defensores a la rendición, pero una vez que las tropas hubiesen alcanzado con éxito la isla a través de la brecha, los defensores no podrían esperar ninguna piedad, construyéndose tres sistema de trincheras en profundidad.

Se tiene que crear en la playa una zona entre el atacante y el defensor, con minas, obstáculos, misiles anticarro y ametralladora. La playa es un espacio de "tierra de nadie" demasiado letal como para cruzarlo. Aunque la tecnología y los ejércitos de reclutas habían cambiado dramáticamente la naturaleza de la guerra, la mayoría de los ejércitos todavía no se habían dado cuenta de las implicaciones de los cambios.

El espacio entre las trincheras se denomina tierra de nadie y varia en distancia en función del campo de batalla.. La gestión y los perfiles de las trincheras tuvieron que adaptarse al terreno escarpado, a las rocas y al clima. Al poco tiempo de comenzar la guerra, la estrategia defensiva sugiere un sistema principal de trincheras de tres líneas paralelas con cada línea conectada por trincheras de comunicación.

El punto en el que una trinchera de comunicación hacía intersección con la trinchera frontal es de una importancia crítica y normalmente se encuentra fuertemente fortificado. Entre cada trinchera debe haber entre 270 y 450 metros (300 a 500 yardas) más atrás se encontraba la tercera trinchera de reserva, en donde las tropas de reserva se podían juntar para un contraataque si las trincheras frontales son capturadas.

Es necesario que se cree la trinchera de apoyo que se mantendrá como señuelo para atraer el fuego enemigo lejos de las líneas frontales y de reserva, aumentando la distancia entre ellas, creando zanjas antitanque que se llenan de petróleo y se incendian, evitando que el enemigo avance. Se encendían fuegos para hacerla parecer habitada, y los daños producidos por las bombas son reparados inmediatamente. También se construían trincheras temporales.
Cuando se planeaba un ataque a gran escala, se cavan trincheras de reunión cerca de la trinchera frontal. Servían como refugio a las oleadas de tropas atacantes que seguirían a las primeras que dejaban la trinchera frontal. También se cavan zanjas en dirección a la tierra de nadie con diversos propósitos, como conectar la trinchera frontal con un puesto de escucha cerca del enemigo, o servir de una zona de ataque avanzado para un ataque por sorpresa. Cuando un lado de la línea frontal se curvaba hacia el enemigo, se formaba un saliente (una zona vulnerable al poder ser atacada desde varios flancos).

La línea cóncava enfrentada a un saliente se denomina reentrada. Detrás del sistema frontal de trincheras solía haber al menos dos sistemas de trincheras preparados al menos parcialmente. Es necesario preparar múltiples sistemas de trincheras redundantes. Esta duplicidad hacía que fuese virtualmente imposible atravesar las fortificaciones. En el caso de que la sección del primer sistema de trincheras fuese capturada, se cavaría una trinchera para conectar el segundo sistema con la parte del primero que todavía estuviese bajo control.

Utilizan hormigón armado para construir puntos estratégicos, así como refugios profundos, ventilados y a prueba de bombas con aire acondicionado portátil. Están más dispuestos que sus enemigos a hacer una retirada estratégica a una posición mejor preparada defensivamente. También se puede aplicar el concepto de "defensa en profundidad", en donde las líneas frontales tenían cientos de metros de profundidad y contenían una serie de puestos de avanzada en lugar de una trinchera continua.

Cada avanzada podía dar fuego de apoyo a sus vecinos, y si bien los atacantes tenían libertad de movimientos entre los puestos avanzados, estaban continuamente expuestos al fuego cruzado contra ellos. Las trincheras nunca son rectas, sino que se cavan en un esquema dentado, que convertía la línea en segmentos conectados por traviesas. Esto implica que un soldado nunca podía ver más de 10 m aproximadamente a lo largo de la trinchera.
 
Con ello el enemigo no podría enfilar la trinchera completa si lograba ganar acceso a algún punto y, si caía una bomba en alguna trinchera, la fragmentación (a menudo llamada incorrectamente metralla) no podría llegar muy lejos. El lado de la trinchera que miraba al enemigo se denomina el parapeto y tenía un escalón de fuego. El lado trasero de la trinchera se denomina el parado. El parado protege la espalda del soldado de la fragmentación de las bombas que caían detrás de las trincheras.

Si el enemigo conquista la trinchera, entonces los parados se convertían en su parapeto. Los laterales de la trinchera se recubrían con sacos de arena, astillas y trozos de madera y alambre. El suelo normalmente se recubre con planchas de madera. Se construyen refugios de distintos grados de lujo en la retaguardia de la trinchera de apoyo. Los refugios suelen estar entre 2,5 m y 5 m de profundidad, mientras que pueden estar mucho más profundos, a un mínimo de 3,5 m, y en ocasiones se cavan 3 pisos, con escaleras de hormigón para acceder a los niveles superiores.

Para permitir a un soldado ver fuera de la trinchera sin exponer su cabeza, se creaba un agujero en el parapeto. Podía ser simplemente un hueco entre las bolsas de arena o podía estar protegido por una placa de acero. Los francotiradores utilizan munición perforadora que les permitía penetrar los agujeros, se puede utilizar una cámara infrarroja con un cable RCA conectada al televisor. La otra forma de mirar desde una trinchera es mediante un periscopio o cámara de televisión.

Su forma más sencilla era un tubo hueco con dos ángulos de espejos en las partes superior e inferior. En las trincheras en donde tienen el terreno más alto, el rifle con periscopio se desarrolló para que los pudieran disparar al enemigo sin exponerse ellos mismos, tras el parapeto o se puede adecuar un fusil de asalto para disparar desde el suelo. Hay tres formas estándar de cavar una trinchera. La primera es que la persona se pusiese de pie sobre la superficie y cavase hacia abajo.

Es la más efectiva en cuanto a velocidad, ya que permite que muchos trabajadores a la vez, pero tenía el problema de que los trabajadores quedaban expuestos al fuego enemigo. Por eso sólo podían usarse en la zona de retaguardia o por la noche. La segunda opción es ampliar una trinchera existente cavando desde el extremo. Los trabajadores no quedan expuestos, pero sólo pueden trabajar uno o dos hombres al mismo tiempo. Por último, se pueden cavar túneles, en cuyo caso se mantiene un "techo" de tierra encima de la trinchera hasta terminar el trabajo.

Luego se quita el techo y se puede ocupar la trinchera. Se puede completar 250 m de trinchera frontal utilizando 450 hombres en 6 horas (por la noche) con picos, palas y sacos terreros. Después la trinchera necesitaba mantenimiento continuo para evitar el deterioro causado por el clima y las bombas. En muchos lugares, el nivel freático está a poco más de un metro de profundidad, por lo que cualquier trinchera que se excave se inundaría rápidamente. Por ello, muchas "trincheras" están realmente por encima de la tierra, construidas a base de construcciones masivas por medio de sacos de tierra (llenos de arcilla).

En un principio, tanto el parapeto como el parado están construidos de esta forma, pero más tarde la técnica fue abrir el parapeto en gran parte de la línea, de forma que la retaguardia estuviese expuesta al fuego desde la línea de reserva, en el caso de que el enemigo capturase la trinchera frontal. La naturaleza confinada, estática y subterránea de la guerra de trincheras se desarrolla en su peculiar forma de geografía propia. La ventaja crítica que supone el hecho de situarse en las zonas geográficas de mayor altitud implica que las pequeñas colinas o elevaciones ganan una importancia estratégica enorme. Muchos suaves valles o colinas son tan sutiles que podrán haber pasado desapercibidos hasta que la línea del frente llegue a establecerse en ellos. Algunas colinas se denominan mediante su altura en metros, como la Colina 60 o son ubicadas por GPS.

La vida en el Baluarte Isleño:

El tiempo que pasa un soldado en concreto en el frente es normalmente breve; desde un día hasta dos semanas antes de ser relevado, manteniendo la rotación. Los soldados pueden permanecer hasta 60 días, aunque eso es una rara excepción. El tiempo que dedica al año un soldado se puede dividir de esta forma: • 15% línea del frente • 10% línea de apoyo • 30% línea de reserva • 20% resto • 25% otros (hospital, viajando, permisos, entrenamiento, etc.) La rotación sería más frecuente en las divisiones más pequeñas de la estructura militar. Durante el día, los francotiradores y los observadores de la artillería con drones, larga vista, aviones de observación y satélites hacen que el movimiento sea peligroso, por lo que las trincheras están normalmente en silencio.

Por ello, las trincheras están más activas durante la noche, cuando la cobertura de la oscuridad permite el movimiento de las tropas y de los suministros, aunque puede ser seguido por lentes termales o infrarroja; el mantenimiento y la expansión del alambre de espino y el sistema de trincheras, fosa antitanques llenas de petróleo y campos de minas, y el reconocimiento de las defensas enemigas. A comienzos de la guerra se preparan pequeños ataques por sorpresa, particularmente, pero el incremento de la vigilancia hizo que la sorpresa fuese difícil a medida que la guerra avance. Las operaciones en las trincheras son ejercicios muy bien planeados, con armas combinadas, y que suponen la cooperación entre la infantería, tanques, misiles contracarro y artillería (obuses y morteros).

Comienza con un bombardeo intenso de la artillería y Fuerza Aérea, con el fin de evacuar o matar a la guarnición de la trinchera del frente, abrir senderos en los campos minados y cortar el alambre de espino, con grupos de zapadores. Luego se traslada el bombardeo, haciendo una especie de caja o cordón que impidiese un contraataque contra la infantería o los tanques, asaltando las trincheras con misiles contracarro, utilizando buldózer para limpiar las zanjas antitanque llenas de petróleo.

La intensidad de la guerra de trincheras supone que alrededor del 3% de los soldados mueren en batalla. Considerando que para cada hombre de infantería en la primera línea había unos 3 soldados de apoyo (artillería, suministros, sanidad, etc.), es muy improbable que un soldado sobreviviese a la guerra sin haber recibido algún tipo de herida. Es más, muchos soldados fueron heridos varias veces en el curso del servicio. Los servicios médicos deben tener antibióticos y morfina. Heridas relativamente pequeñas pueden ser mortales por culpa de infecciones y la gangrena, la principal causa de muerte es la infección. La mitad de los heridos en la cabeza murieron y sólo un 1% de los heridos en el abdomen sobreviven, y si tiene chaleco antibala un 25%.

Tres cuartas partes de las heridas ocasionadas en la guerra de ratas, proceden del fuego de artillería y ametralladoras. Las heridas de ese tipo son normalmente más problemáticas que una herida de bala: la herida es menos limpia y tiene más probabilidades de infectarse. Esto triplica la probabilidad de muerte por herida en el pecho cuando la herida es de artillería.
Además, la explosión de artillería también puede matar a través del traumatismo provocado por la onda expansiva. Por último, las heridas físicas se añaden los daños psicológicos, siendo muy habitual el trastorno por estrés postraumático en el caso de personas que hubiesen soportado un bombardeo prolongado e intenso.

Las condiciones sanitarias de las trincheras son muy pobres, y suelen haber numerosos casos de disentería, diarrea, tifus y cólera, de ahí la importancia de hervir el agua, cocer los alimentos y fumigar contra los mosquitos y las ratas. Muchos soldados sufren problemas parasitarios y sus infecciones relacionadas, por lo cual debe tenerse dosis antiparasitaria como Metrodinazol. 

Además, otro caso habitual de muerte es por culpa de las temperaturas, dado que dentro de las trincheras en invierno es habitual encontrarse bajo cero, siendo imposible hacer fogatas, es necesario distribuir abrigos y frazadas. El enterramiento de un muerto es un lujo que ninguno de los bandos puede permitirse, si se puede se les entierra. 

En varios momentos durante la guerra, sobre todo al principio, se organizan vías oficiales para que se pudiesen recoger a los heridos en tierra de nadie y para poder enterrar los cadáveres. Sin embargo, lo habitual es que los altos mandos no aprobasen ningún alto en la ofensiva por razones humanitarias, y por ello ordena a las tropas no permitir a nadie recoger los cuerpos en tierra de nadie, al terminar la ofensiva, se tiene que acordar una tregua para recoger los heridos y los cadáveres.

En cualquier caso, los soldados suelen ignorar esta orden en las trincheras, porque saben del beneficio mutuo que supone permitir esas operaciones. Con ello, tan pronto como cesan las hostilidades, salen partidas a recoger a los heridos, marcadas con banderas con una Cruz Roja, y a veces intercambian con los enemigos unos heridos por otros. Hay ocasiones en las que este alto el fuego extraoficial, se utiliza para hacer un reconocimiento o reforzar una guarnición.

Las armas de la guerra de trincheras Armas de infantería: El soldado de infantería común tiene armas a su disposición en las trincheras: el fusil, la bayoneta, ametralladora, la escopeta, RPG, misil contra carro, mortero, mochila explosiva, mina a distancia, mina sísmica granada de fusil y la granada. El soldado está equipado con una espada-bayoneta de unos 53 cm (21 in), que es demasiado larga para ser empleada, particularmente en combates cuerpo a cuerpo. No obstante, usar la bayoneta es más seguro que disparar un fusil en esos momentos, puesto que en una mêlée (combate cuerpo a cuerpo inesperado) se puede herir o matar a un compañero en lugar del enemigo, se tiene que abandonar las cargas de bayonetas.

Dado que las tropas a menudo no están equipadas adecuadamente para la guerra de trincheras, en las batallas sonhabituales las armas improvisadas, como puñales de madera o mazas metálicas, así como todo tipo de cuchillos cortos e incluso puños americanos. A medida que la guerra sigue adelante se fue mejorando el equipamiento y se desecharon este tipo de armas improvisadas.

Las escopetas se utilizan principalmente para herir e inutilizar a los efectivos de la trinchera. En lugar de una única bala a gran velocidad, la escopeta dispara un número mayor de bolas de metal llamadas perdigones. Si bien uno solo de esos balines causa mucho menos daño que una bala de rifle, la carga estándar de un cartucho de escopeta suele causar muchas heridas graves a corta distancia, incrementando las posibilidades de una herida que dejase al enemigo fuera de combate. Una escopeta cargada con cartuchos es un arma formidable a corto alcance, por el espacio cerrado de la trinchera.

La escopeta: odavía existen descendientes de esta arma, en la forma de la escopeta de combate, y su prima la escopeta antidisturbios. También se sabe que la escopeta se emplea con cañón recortado en los saqueos nocturnos, por su poco volumen, efectividad en el cuerpo a cuerpo y facilidad de uso dentro de la trinchera. Sin embargo, esta práctica no puede ser oficial, y es preferible utilizar escopetas civiles alteradas para su nuevo uso.

La granada: por su parte, se convierte en la principal arma de la infantería en la guerra de trincheras. Ambos bandos serán rápidos a la hora de entrenar escuadrones especialistas en bombardeos con granadas y sacos de granadas. La granada permite al soldado atacar al enemigo sin exponerse directamente, y no requiere la precisión del rifle para matar a un hombre.
Ametralladoras: es posiblemente el arma más característica de la guerra de asedio, y debe estar camufada con la imagen de oleadas de infantería siendo abatidas por ráfagas de balas, disparando por los lados sucesivamente protegiéndose mutuamente, nunca disparando de frente, ya que la silueta del blanco es menor y puede ser ubicado, destruyendo su posición.

Debe haber 20 ametralladoras mediana por batallón, capaces de fuego indirecto por audífono de fibra óptica. La ametralladora pesada es un arma de especialista, y en una guerra de trincheras se utiliza de manera científica, con campos de fuego calculados cuidadosamente, de forma que en el momento en que se tuviese noticia de una explosión en el lugar exacto, se dirigiese contra el parapeto enemigo o contra la zona de alambrada destruida.

También podía emplearse como artillería ligera, bombardeando trincheras distantes. Estas armas necesitaban un equipo de unas ocho personas para moverlas, mantenerlas y tenerlas abastecidas de munición. Morteros Los morteros son armas que lanzan proyectiles a una distancia relativamente corta y con trayectoria en forma de parábola. Son utilizados ampliamente como forma de atacar las trincheras frontales y cortar las alambradas en preparación de un asalto, tiene una gran capacidad defensiva al utilizar su proyectil como bomba de racimo en los asaltos frontales.

Artillería: domina el campo de batalla en la guerra de trincheras, del mismo modo que la fuerza aérea domina la guerra moderna, y tienen que actuar en la guerra de trincheras de forma coordinada. Un ataque de infantería raramente tiene éxito si se hace más allá de la línea que cubre su artillería de apoyo y con tanques de cobertura. Además de disparar a la infantería enemiga, la artillería se enzarza en batallas con el enemigo para intentar de destruir sus baterías de cañones. La artillería dispara principalmente bombas de fragmentación, explosivas o, más adelante en la guerra, de gas.

También se puede usar bombas incendiarias o fósforo que hiciese arder los bosques, los soldados y las ruinas. Una característica crítica de las piezas de artillería modernas es el mecanismo de recarga hidráulico, que permite que el cañón no tuviese que bajarse para recargarlo después de cada disparo. Inicialmente cada cañón necesita registrar su objetivo con láser, lo cual alerta al enemigo del inminente ataque, si tiene plateadores de láser.

Caso:se diseñaron protectores especiales para los artilleros, y los belgas probaron gafas de protección para proteger los ojos. Posteriormente los americanos reemplazaron el casco acero por el kerlav, que evita el aturdimiento por la onda expansiva, dándole más protección a la nuca y la frente. Alambradas El uso del alambre de espino es decisivo a la hora de ralentizar a la infantería a través del campo de batalla.

Sin él la infantería más rápida (o unidades motorizadas) podría cruzar las líneas, y llegar a las bases y a la artillería enemiga. Una vez ralentizados, es más probable que acabasen abatidos por la artillería o por los defensores de infantería. El alambre de espino, misiles contracarro, mina antitanque, campos de minas y la ametralladora son los elementos que hay que vencer para poder recuperar la guerra móvil.

Las alambradas normalmente se construyen por la noche en los sectores activos del frente. Misil Contracarro: Se puede utilizar el misil contracarro para destruir el asalto de los buldózer o tanques en los campos de minas o asaltar bunker o trincheras defendidos, por donde penetrarán las fuerzas motorizadas o tanques, en su avance hacia las trincheras de aprovisionamiento.

SAM: La trinchera se debe proteger con misiles portátiles actuando en ráfaga (20 a 30 misiles) contra los helicópteros, drones y misiles cruceros, evitando la destrucción de las baterías SAM, que debe estar camufladas, evitar los sacos terreros que identifica su posición y rodeadas de falsos radares para que los AWAC, no ubiquen su posición por la emisión, después de disparar, y cambiar de posición.

Estrategia La guerra de trincheras se centra en dos principios fundamentales: guerra de desgaste y batallas de ruptura. La guerra de desgaste es el procedimiento de infligir bajas progresivamente al enemigo hasta que finalmente es incapaz de continuar la guerra, se tiene que destruir al enemigo en la playa o reducirlo paulatinamente en la isla. Las batallas de ruptura buscan un enfrentamiento decisivo, en el cual las posiciones enemigas son penetradas por las fuerzas atacantes, explotando las fuerzas de refresco en dicha brecha (posiblemente los blindados o fuerzas motorizadas).

Tácticas: Las tácticas en las primeras fases de la Primera Guerra Mundial son parecidas a las del siglo XIX, con la infantería avanzando en grupos de formaciones compactas buscando resolver la batalla mediante la bayoneta. La aparición de armas automáticas hizo que estas tácticas fuesen ineficaces y muy costosas. El papel de la artillería cambió dramáticamente durante la guerra. Originalmente los cañones de campaña están situados con las unidades de infantería, disparando directamente a objetivos visibles.

Se desarrollaron una variedad de usos para el fuego indirecto, incluyendo el bombardeo que buscan matar o dejar fuera de combate a las tropas enemigas a través de la tierra de nadie, y la utilización de bombardeos para cortar alambradas y campos de minas, con objeto de dejar el paso libre a través del alambre de espino, impidiendo el ataque enemigo en los campos minados. Estos bombardeos se aplicaron con éxito en batallas a gran escala e incluso en escaramuzas. Otro tipo de bombardeo se centraba en un primer objetivo, y luego se elevaba para caer en un segundo objetivo más apartado.

Sin embargo, este bombardeo normalmente esperaba mucho de la infantería, y el resultado final solía ser que la artillería iba más rápida que los atacantes y les dejaba sin protección. Esto llevó al uso del bombardeo rodante, que se elevaba más frecuentemente pero en escalones más pequeños, moviéndose tan lentamente que los atacantes podían moverse de cerca por detrás. La infantería atacante en la primera parte de la guerra estaba cargada habitualmente con herramientas de fortificación (bolsas de arena, picos, minas y palas, así como alambre de espino).

Con ello buscan fortificar las trincheras capturadas para un contraataque. La mayor dificultad a la que se enfrenta una fuerza de ataque en una batalla de trincheras son las comunicaciones. La tecnología inalámbrica es avanzada, por lo que los métodos existentes son: el teléfono, el telégrafo óptico, las lámparas de señalización, las palomas mensajeras, los corredores, y ninguno de ellos son del todo fiables. El teléfono, transmisores e intranet son lo más efectivo, pero las líneas son extremadamente vulnerables a los bombardeos e interferencia, por lo que suelen cortarse pronto en la batalla.

Como forma de luchar ante esto, las líneas de teléfono se montan en una figura en escalera, de forma que tuviesen muchos caminos redundantes. Las bengalas y los cohetes se usan para señalizar que se había alcanzado un objetivo, o para solicitar un apoyo de artillería que ya había sido previsto de antemano. No es inusual que un comandante de batallón o de brigada tiene que esperar dos o tres horas para conocer algo del proceso de un ataque, y para entonces cualquier decisión basada en el mensaje estaría probablemente ya desfasada.

 También pasaría un período similar para transmitir las noticias a una división y el centro de mando. Consecuentemente, el resultado de muchas batallas de trincheras la deciden los comandantes de las compañías o de los batallones, con las decisiones que toman en el mismo momento de la lucha, de ahí la importancia de los transmisores o sistema de intranet, y evitar en lo posible su interferencia.

Es preferible introducir unidades el pelotón o la sección, como resultado de su experiencia en la batalla, y el énfasis se trasladó desde la compañía (150-200 hombres) como unidad básica de maniobra al pelotón de aproximadamente unos diez hombres, armados de granadas, subametralladoras, RPG, pistolas, etc. El uso más exitoso de las nuevas tácticas de infantería combinadas con los nuevos procedimientos de artillería permite la ruptura de la trinchera.

Se puede aplicar como lo que se conoce como tácticas de fuerzas combinadas, incorporando la cooperación entre infantería, artillería, ametralladoras, misiles contracarro, carros armados, blindados y aviación, usando la comunicación sin cañones en algunos casos y utilizando pequeños grupos de hombres como unidad táctica básica para las maniobras, pero en su uso lleva tiempo entrenarse en ella. El atrincheramiento es un método valioso para reforzar los obstáculos naturales en las líneas de defensa. El atrincheramiento permite sobrevivir al bombardeo de la concentración de artillería y bombardeo aéreo.

Cada puerto tiene que ser protegido por tres batallones de cazadores, minadas las instalaciones portuarias para ser destruida de darse un bloqueo naval, de no hacerlo desembarcarán vehículos pesados, que facilitarán el desembarco anfibio de fuerzas acorazadas, minadas sus aguas con minas submarinas, los barcos que no formen parte de la flota de minas o flota fantasma de ser llenado de arena y hundidos; para evitar el acceso de los buques de transporte.

Es necesario re-entrenar a los sirvientes de la baterías SAM, llamar a la reserva y Milicia a entrenamiento intensivo con asesores rusos o ucranianos (se debe contratar de 2.400 a 2.600 oficiales que hayan combatido en Afganistán, Yugoslavia, Chechenia, Etiopía o el Caucazo), y contratarlo como oficiales mercenarios rusos o ucranianos para que dirijan las operaciones de asesores a nivel de Compañía dada la incapacidad estratégica y táctica de las Fuerzas Armadas.

Se tiene que entrenar a las tripulaciones de los F-16 y Su 30 para ataques combinados con la flota, reservando dos Su 30 como aviones de reconocimiento aéreo, ya sea con misiles navales o torpedos en parejas, atacando desde varias direcciones a 5-7 metros a nivel del mar.

La Guerra de Asedio:

Al rodear la ciudad se interrumpirá sus comunicaciones y abastecimientos, después de dar una tregua para que los civiles y heridos sean evacuados a un lugar seguro, las Fuerzas Especiales deben infiltrarse en la ciudad, utilizando helicópteros, uniformes enemigos o saboteadores; y capturar o liquidar a los mandos altos y medios,  que dirigen la defensa, suavizando la resistencia de la ciudad.

Las Fuerzas Especiales deben actuar  de noche coordinadamente con la artillería y la aviación, dificultando la defensa del sitiado, para que esta distraigan al enemigo mientras los comandos concrete sus ataques a los puestos de control enemigo, pueden utilizar operaciones helitransportadas o motorizadas, retirándose rápidamente de la ciudad, que debe ser monitoreada por sectores por los drones, para saber el movimiento de civiles y tropas enemigas, que previene el contraataque.

Las tropas sitiadoras tienen que tomar los grandes ejes de las avenidas. Al bombardear los depósitos de agua, alimento, municiones, comando de control e inteligencia, estaciones de radio y televisión, y comunicación, destruyéndolos con artillería o bombardeos aéreos de precisión. Los bombardeos nocturnos a los sitios administrativos y políticos, hasta lograr su destrucción. Las tropas enemigas confiarán en desestabilizar a los soldados invasores utilizando táctica de guerrilla o luchar casa por casa.

Los combates urbanos con los defensores,  es preciso emplear obuses y artillería pesada contra edificios de todo tipo. Por su parte, los defensores atacarán con granadas, artillería, misiles contracarro y RPG; desde los tejados y ventanas; para contrarrestarlo recurrirá a las ametralladoras pesadas destinadas a "barrer" las ventanas y puertas de los edificios, así como a los ataques con cohetes “Grad” sobre las azoteas de los edificios más altos donde pueden apuntar los cañones a los tanques.


Destrucción por ataque aéreo y artillero de depósitos de alimentos, represa de almacenamiento de agua, municiones, usinas eléctricas, túneles de abastecimientos etc. Utilizando para su control y verificación drones y aviones de reconocimiento aéreos, la falta de abastecimientos facilitará la aniquilación de los sitiados. Es necesario establecer caminos de comunicación entre las distintas fuerzas sitiadoras.

Los edificios y casas de la ciudad que sean foco de resistencia serán abatidos por la artillería pesada. Los defensores sembrarán la ciudad de trampas explosivas, los primeros en atacar serán excavadoras acorazadas (muy eficaces para la extracción de minas como para abatir cualquier obstáculos que entorpeciera el avance), escoltados por helicópteros de combate, seguidos de los tanques y vehículos motorizados e infantería.

La limpieza de combatientes, se utiliza la táctica de avanzar por las calles, dividiendo la ciudad en cuadrículas, que evitará el contraataque enemigo, no se utilizará las autopistas las cuales por su amplitud,  expone a los sitiadores a ataques y emboscadas, por este motivo se desarrolla técnicas de combate en espacios cerrados: mediante granadas, misiles contracarros o RPG, rompiendo las paredes de los inmuebles para avanzar de un edificio a otro, evitando las calles. Estas tácticas exigen a los soldados enfrascarse en combates a muy corta distancia y obligaron a que la población civil se refugiase en los sótanos o  Metro.

El enemigo sitiado debe ser perseguido tenazmente por la artillería, hasta que la situación se vea  crítica sin refuerzos externos, escasez de armas, municiones y suministros médicos. Los ejércitos sitiadores deben coordinar su actuación para evitar el mortal “fuego amigo”.

Deben tomarse los lugares administrativos, plazas y sitios de valor psicológico, que rompa la resistencia del adversario, demostrándole la inutilidad de la lucha, lo que facilitará su rendición al verse rodeado, respetando el Derecho de Guerra del vencido al tratarlo como prisionero de guerra, desistiendo cualquier intento lucha suicida.
La Guerra de Trincheras:

La guerra de trincheras o guerra de posición es una forma de hacer la guerra, en la cual los ejércitos combatientes mantienen líneas estáticas de fortificaciones cavadas en el suelo. La guerra de trincheras surgió a partir de una revolución en las armas de fuego y a un incremento en su poder, sin que hubiese al mismo tiempo un aumento en la movilidad y en las comunicaciones. Hubo períodos de guerra de trincheras en la Guerra Civil Estadounidense (1861-1865) y en la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, pero llegó a su punto máximo de brutalidad y mortalidad en el Frente Oeste de la Primera Guerra Mundial.

Estos huecos serán cavados de 4 a 6 metros de profundidad y se conectan con otros para mayor movilidad de los bloques de combate. Las fortificaciones son casi tan antiguas como la propia guerra. Sin embargo, debido al tamaño relativamente pequeño de los ejércitos y al poco alcance de las armas, tradicionalmente no era posible defender más que una distancia corta o una fortaleza aislada. Las grandes fortificaciones del mundo antiguo, tales como la Gran Muralla China o la Muralla de Adriano, eran excepciones a la regla general y en cualquier caso no se habían diseñado para evitar completamente que el enemigo cruzase al otro lado, sino para hacer de frontera que establecía el momento en el que el enemigo había cruzado el límite.

También servían para evitar o entorpecer su huida. La mayoría de las técnicas utilizadas en la guerra de trincheras habían existido ya muchos años antes para la guerra de asedio. Lo novedoso fue el empleo de dichas técnicas en campo abierto entre dos ejércitos. Una vez que se inventaron las armas de fuego, las técnicas fueron evolucionando hasta convertirse en el muy conocido ritual denominado siège en forme. El ejército atacante rodeaba una ciudad y luego emplazaba a la ciudad a rendirse. Si respondían negativamente, el ejército rodearía la ciudad con fortificaciones temporales para impedir contraataques del ejército defensor y la llegada de refuerzos.

Los atacantes entonces construirían una serie de trincheras, paralelas a las defensas, y justo a la distancia de la artillería defensiva. Luego construían una trinchera en dirección a la ciudad haciendo un recorrido en zigzag, para evitar que quedase expuesta al fuego enemigo. Una vez estuviese dentro del alcance de la artillería, se cavaría otra trinchera paralela con emplazamientos para cañones. Si fuese necesario se utilizaría la primera artillería como cobertura, y el proceso se repetiría hasta que los cañones estuviesen lo suficientemente cerca como para acertar de pleno y abrir una brecha en las fortificaciones.

De esta forma, las tropas de avanzadilla y las de apoyo podrían aproximarse lo suficiente como para explotar la brecha, a la vez que el proceso proseguía desde varios puntos y buscando una mayor aproximación. Después de cada paso del proceso, los asaltantes emplazarían a los defensores a la rendición, pero una vez que las tropas hubiesen alcanzado con éxito la ciudad a través de la brecha, los defensores no podrían esperar ninguna piedad. 

También influyeron otros factores que fueron apareciendo después de la Guerra Civil Estadounidense. El primero fue el desarrollo del alambre de espino o de púas (inventado en 1874), que en sí mismo no causaba un gran daño a nadie, pero que podía ralentizar de forma crucial a una fuerza de ataque, y permitir a los defensores, con ametralladoras emplazadas estratégicamente, infligir graves pérdidas al enemigo.

La segunda fue la mejora de la artillería, que de una u otra forma, había formado parte de la guerra desde la época clásica, y que desde la aparición de la pólvora hasta el desarrollo de la guerra de trincheras se había convertido en la mayor causa de bajas en la guerra. Fue suplantada sólo brevemente por el rifle, y posteriormente por el fusil de asalto. Con el desarrollo de los cañones de acero de retrocarga por Krupp, se recuperó gran parte de su capacidad de matar (como se demostró gráficamente en la Guerra Franco-prusiana de 1870-1871). En tercer lugar se creó una zona entre el atacante y el defensor, un espacio de "tierra de nadie" demasiado letal como para cruzarlo. Aunque la tecnología y los ejércitos de reclutas habían cambiado dramáticamente la naturaleza de la guerra, la mayoría de los ejércitos todavía no se habían dado cuenta de las implicaciones de los cambios.

Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, la mayoría de los ejércitos se prepararon para una guerra breve, con tácticas y estrategias similares a las usadas en tiempos de Napoleón. Sin embargo, en cuanto empezó la guerra, los alemanes y los aliados (principalmente los franceses y los británicos) pronto percibieron que con las armas modernas, cualquier lugar podía ser fácilmente defendido por un puñado de hombres de infantería. Como atacar frontalmente suponía una cantidad de pérdidas inaceptable, era esencial una operación de desborde por los flancos. En el Frente Oeste, las pequeñas e improvisadas trincheras de los primeros meses pronto empezaron a crecer en profundidad y complejidad, creándose gradualmente vastas áreas defensivas interconectadas.

El espacio entre las trincheras se denomina tierra de nadie y varia en distancia en función del campo de batalla.. La gestión y los perfiles de las trincheras tuvieron que adaptarse al terreno escarpado, a las rocas y al clima. Algunos sistemas de trincheras se llegan a construir en glaciares (por ejemplo, en los Dolomitas). Al poco tiempo de comenzar la guerra, la estrategia defensiva sugiere un sistema principal de trincheras de tres líneas paralelas con cada línea conectada por trincheras de comunicación. El punto en el que una trinchera de comunicación hacía intersección con la trinchera frontal es de una importancia crítica y normalmente se encuentra fuertemente fortificado.

La trinchera frontal tenía una guarnición ligera y solía estar ocupada sólo por las tropas de guardia al amanecer y al anochecer. Entre 63 y 90 metros (70 a 100 yardas) más alejada se hallaba la trinchera de apoyo (o "de viaje"), que sería a la que retrocedería la guarnición en el caso de que la trinchera frontal fuese bombardeada. Entre 270 y 450 metros (300 a 500 yardas) más atrás se encontraba la tercera trinchera de reserva, en donde las tropas de reserva se podían juntar para un contraataque si las trincheras frontales son capturadas.
Es necesario que se cree la trinchera de apoyo que se mantendrá como señuelo para atraer el fuego enemigo lejos de las líneas frontales y de reserva, aumentando la distancia entre ellas, creando zanjas antitanque que se llenan de petróleo y se incendian, evitando que el enemigo avance. Se encendían fuegos para hacerla parecer habitada, y los daños producidos por las bombas son reparados inmediatamente.

También se construían trincheras temporales. Cuando se planeaba un ataque a gran escala, se cavan trincheras de reunión cerca de la trinchera frontal. Servían como refugio a las oleadas de tropas atacantes que seguirían a las primeras que dejaban la trinchera frontal. También se cavan zanjas en dirección a la tierra de nadie con diversos propósitos, como conectar la trinchera frontal con un puesto de escucha cerca del enemigo, o servir de una zona de ataque avanzado para un ataque por sorpresa. Cuando un lado de la línea frontal se curvaba hacia el enemigo, se formaba un saliente (una zona vulnerable al poder ser atacada desde varios flancos). La línea cóncava enfrentada a un saliente se denomina reentrada. Detrás del sistema frontal de trincheras solía haber al menos dos sistemas de trincheras preparados al menos parcialmente. Es necesario preparar múltiples sistemas de trincheras redundantes.

Esta duplicidad hacía que fuese virtualmente imposible atravesar las fortificaciones. En el caso de que la sección del primer sistema de trincheras fuese capturada, se cavaría una trinchera para conectar el segundo sistema con la parte del primero que todavía estuviese bajo control. Utilizan hormigón armado para construir puntos estratégicos, así como refugios profundos, ventilados y a prueba de bombas con aire acondicionado portátil. Estan más dispuestos que sus enemigos a hacer una retirada estratégica a una posición mejor preparada defensivamente. También se puede aplicar el concepto de "defensa en profundidad", en donde las líneas frontales tenían cientos de metros de profundidad y contenían una serie de puestos de avanzada en lugar de una trinchera continua. Cada avanzada podía dar fuego de apoyo a sus vecinos, y si bien los atacantes tenían libertad de movimientos entre los puestos avanzados, estaban continuamente expuestos al fuego cruzado contra ellos.

Las trincheras nunca son rectas, sino que se cavan en un esquema dentado, que convertía la línea en segmentos conectados por traviesas. Esto implica que un soldado nunca podía ver más de 10 m aproximadamente a lo largo de la trinchera. Con ello el enemigo no podría enfilar la trinchera completa si lograba ganar acceso a algún punto y, si caía una bomba en alguna trinchera, la fragmentación (a menudo llamada incorrectamente metralla) no podría llegar muy lejos. El lado de la trinchera que miraba al enemigo se denomina el parapeto y tenía un escalón de fuego.

El lado trasero de la trinchera se denomina el parado. El parado protege la espalda del soldado de la fragmentación de las bombas que caían detrás de las trincheras. Si el enemigo conquista la trinchera, entonces los parados se convertían en su parapeto. Los laterales de la trinchera se recubrían con sacos de arena, astillas y trozos de madera y alambre. El suelo normalmente se recubre con planchas de madera. Se construyen refugios de distintos grados de lujo en la retaguardia de la trinchera de apoyo.

Los refugios suelen estar entre 2,5 m y 5 m de profundidad, mientras que pueden estar mucho más profundos, a un mínimo de 3,5 m, y en ocasiones se cavan 3 pisos, con escaleras de hormigón para acceder a los niveles superiores. Para permitir a un soldado ver fuera de la trinchera sin exponer su cabeza, se creaba un agujero en el parapeto. Podía ser simplemente un hueco entre las bolsas de arena o podía estar protegido por una placa de acero. Los francotiradores utilizan munición perforadora que les permitía penetrar los agujeros, se puede utilizar una cámara infrarroja con un cable RCA conectada al televisor.

La otra forma de mirar desde una trinchera es mediante un periscopio o cámara de televisión. Su forma más sencilla era un tubo hueco con dos ángulos de espejos en las partes superior e inferior. En las trincheras en donde tienen el terreno más alto, el rifle con periscopio se desarrolló para que los pudieran disparar al enemigo sin exponerse ellos mismos, tras el parapeto o se puede adecuar un fusil de asalto para disparar desde el suelo. Hay tres formas estándar de cavar una trinchera. La primera es que la persona se pusiese de pie sobre la superficie y cavase hacia abajo. Es la más efectiva en cuanto a velocidad, ya que permite que muchos trabajadores a la vez, pero tenía el problema de que los trabajadores quedaban expuestos al fuego enemigo. Por eso sólo podían usarse en la zona de retaguardia o por la noche. La segunda opción es ampliar una trinchera existente cavando desde el extremo. Los trabajadores no quedan expuestos, pero sólo pueden trabajar uno o dos hombres al mismo tiempo.

Por último, se pueden cavar túneles, en cuyo caso se mantiene un "techo" de tierra encima de la trinchera hasta terminar el trabajo. Luego se quita el techo y se puede ocupar la trinchera. Se puede completar 250 m de trinchera frontal utilizando 450 hombres en 6 horas (por la noche) con picos, palas y sacos terreros. Después la trinchera necesitaba mantenimiento continuo para evitar el deterioro causado por el clima y las bombas. En muchos lugares, el nivel freático está a poco más de un metro de profundidad, por lo que cualquier trinchera que se excave se inundaría rápidamente.

Por ello, muchas "trincheras" están realmente por encima de la tierra, construidas a base de construcciones masivas por medio de sacos de tierra (llenos de arcilla). En un principio, tanto el parapeto como el parado están construidos de esta forma, pero más tarde la técnica fue abrir el parapeto en gran parte de la línea, de forma que la retaguardia estuviese expuesta al fuego desde la línea de reserva, en el caso de que el enemigo capturase la trinchera frontal. La naturaleza confinada, estática y subterránea de la guerra de trincheras se desarrolla en su peculiar forma de geografía propia. En la zona del frente, la infraestructura convencional de transportes mediante carreteras y rieles fue reemplazada por una serie de trincheras y el uso de vagones ligeros.

La ventaja crítica que supone el hecho de situarse en las zonas geográficas de mayor altitud implica que las pequeñas colinas o elevaciones ganan una importancia estratégica enorme. Muchos suaves valles o colinas son tan sutiles que podrán haber pasado desapercibidos hasta que la línea del frente llegue a establecerse en ellos. Algunas colinas se denominan mediante su altura en metros, como la Colina 60 o son ubicadas por GPS. Una granja, un molino o el esqueleto de un árbol se convierten en foco de lucha simplemente porque son las características identificables del terreno más grandes. Sin embargo, no le lleva mucho tiempo a la artillería arrasarlo, de forma que se acaba convirtiendo en un simple nombre en un mapa.
La vida en las trincheras: 

El tiempo que pasa un soldado en concreto en el frente es normalmente breve; desde un día hasta dos semanas antes de ser relevado, manteniendo la rotación. Los soldados pueden permanecer hasta 60 días, aunque eso es una rara excepción. El tiempo que dedica al año un soldado  se puede dividir de esta forma:
•   15% línea del frente
•   10% línea de apoyo
•   30% línea de reserva
•   20% resto
•   25% otros (hospital, viajando, permisos, entrenamiento, etc.)

Incluso cuando está en el frente, el soldado normalmente sólo es llamado a luchar un puñado de veces al año: realizan un ataque, defiende la posición o participan en una escaramuza. La frecuencia del combate será mayor en el caso de las tropas de élite. Algunos sectores del frente ven muy poca actividad a lo largo de la guerra, haciendo que su vida en las trincheras sea relativamente fácil, y utilizan el tiempo libre para entrenarse y descansar. 

Un sector del frente se le asigna a un Cuerpo de Ejército, que normalmente tiene tres divisiones, y es comandada por un General. De estas, dos ocuparían sectores adyacentes en el frente y la tercera estaría descansando en la retaguardia. Esto se replicaría a lo largo de la estructura del ejército de forma que en cada división de primera línea, que normalmente tiene tres brigadas de infantería, dos ocuparían el frente y una tercera estaría en reserva como refuerzo. Dentro de cada brigada en la línea del frente, que normalmente tiene cuatro batallones (regimientos en el caso de Alemania), dos estarán en el frente y dos en la reserva. Y lo mismo ocurriría con las compañías y los pelotones. La rotación sería más frecuente en las divisiones más pequeñas de la estructura militar.

Durante el día, los francotiradores y los observadores de la artillería con drones,  larga vista, aviones  de observación y satélites hacen que el movimiento sea peligroso, por lo que las trincheras están normalmente en silencio. Por ello, las trincheras están más activas durante la noche, cuando la cobertura de la oscuridad permite el movimiento de las tropas y de los suministros, aunque puede ser seguido por  lentes termales o infrarroja; el mantenimiento y la expansión del alambre de espino y el sistema de trincheras, fosa antitanques llenas de petróleo y campos de minas, y el reconocimiento de las defensas enemigas.

Los puntos de escucha en tierra de nadie intentan detectar patrullas enemigas y partidas de trabajo, así como indicios de un posible ataque. Se llevan a cabo escaramuzas (pequeños ataques sin intención de conquistar el terreno) con el fin de capturar prisioneros y "botín" (cartas y otros documentos con información sobre la unidad que ocupa la trinchera opuesta). A medida que la guerra siga adelante, estas escaramuzas se convierten en parte de la política general llevada a cabo, con la intención de mantener el espíritu de lucha de las tropas, y para impedir al enemigo ocupar la tierra de nadie. Y es posible que el coste no valga la pena. 

A comienzos de la guerra se preparan  pequeños ataques por sorpresa, particularmente, pero el incremento de la vigilancia hizo que la sorpresa fuese difícil a medida que la guerra avance. Las operaciones en las trincheras son ejercicios muy bien planeados, con armas combinadas, y que suponen la cooperación entre la infantería, tanques, misiles contracarro y  artillería (obuses y morteros).

Comienza con un bombardeo intenso de la artillería y Fuerza Aérea, con el fin de evacuar o matar a la guarnición de la trinchera del frente, abrir senderos en los campos minados y cortar el alambre de espino, con grupos de zapadores. Luego se traslada el bombardeo, haciendo una especie de caja o cordón que impidiese un contraataque contra la infantería o los tanques, asaltando las trincheras con misiles contracarro, utilizando buldózer para limpiar las zanjas antitanque llenas de petróleo.

La intensidad de la guerra de trincheras  supone que alrededor del 3% de los soldados mueren en  batalla. Considerando que para cada hombre de infantería en la primera línea había unos 3 soldados de apoyo (artillería, suministros, sanidad, etc.), es muy improbable que un soldado sobreviviese a la guerra sin haber recibido algún tipo de herida. Es más, muchos soldados fueron heridos varias veces en el curso del servicio. Los servicios médicos deben tener antibióticos y morfina. Heridas relativamente pequeñas pueden ser mortales por culpa de infecciones y  la gangrena, la principal causa de muerte es la infección. La mitad de los heridos en la cabeza murieron y sólo un 1% de los heridos en el abdomen sobreviven.

Tres cuartas partes de las heridas ocasionadas en la guerra de ratas, proceden del fuego de artillería y ametralladoras. Las heridas de ese tipo son normalmente más problemáticas que una herida de bala: la herida es menos limpia y tiene más probabilidades de infectarse. Esto triplica la probabilidad de muerte por herida en el pecho cuando la herida es de artillería. Además, la explosión de artillería también puede matar a través del traumatismo provocado por la onda expansiva. Por último,  las heridas físicas se añaden los daños psicológicos, siendo muy habitual el trastorno por estrés postraumático en el caso de personas que hubiesen soportado un bombardeo prolongado e intenso.

Las condiciones sanitarias de las trincheras son muy pobres, y suelen haber numerosos casos de disentería, diarrea, tifus y cólera, de ahí la importancia de hervir el agua, cocer los alimentos y fumigar contra los mosquitos y la ratas. Muchos soldados sufren problemas parasitarios y sus infecciones relacionadas, por lo cual debe tenerse dosis antiparasitaria como Metrodinazol. Además, otro caso habitual de muerte es por culpa de las temperaturas, dado que dentro de las trincheras en invierno es  habitual encontrarse bajo cero, siendo imposible hacer fogatas, es necesario distribuir abrigos y frazadas.
El enterramiento de un muerto es un lujo que ninguno de los bandos puede permitirse. Los cuerpos permanecen en tierra de nadie hasta que la línea del frente se desplaza, y para entonces los cuerpos suelen estar inidentificables devorados por las ratas y los zamuros. En algunos campos de batalla, los cuerpos no se entierran hasta después de la guerra, y se le tiene que dar cristiana sepultura, tanto a unos como a otros.
En varios momentos durante la guerra, sobre todo al principio, se organizan vías oficiales para que se pudiesen recoger a los heridos en tierra de nadie y para poder enterrar los cadáveres. Sin embargo, lo habitual es que los altos mandos no aprobasen ningún alto en la ofensiva por razones humanitarias, y por ello ordena a las tropas no permitir a nadie recoger los cuerpos en tierra de nadie, al terminar la ofensiva, se tiene que acordar una tregua para recoger los heridos y los cadáveres.
En cualquier caso, los soldados suelen ignorar esta orden en las trincheras, porque saben del beneficio mutuo que supone permitir esas operaciones. Con ello, tan pronto como cesan las hostilidades, salen partidas a recoger a los heridos, marcadas con banderas con una Cruz Roja, y a veces intercambian con los enemigos unos heridos por otros. Hay ocasiones en las que este alto el fuego extraoficial, se utiliza para hacer un reconocimiento o reforzar una guarnición.

Las armas de la guerra de trincheras:
Armas de infantería: El soldado de infantería común tiene   armas a su disposición en las trincheras: el fusil, la bayoneta, ametralladora, la escopeta, RPG, misil contra carro, mortero, mochila explosiva, mina a distancia, mina sísmica granada de fusil y la granada.
El soldado  está equipado con una espada-bayoneta de unos 53 cm (21 in), que es demasiado larga para ser empleada, particularmente en combates cuerpo a cuerpo. No obstante, usar la bayoneta  es más seguro que disparar un fusil en esos momentos, puesto que en una mêlée (combate cuerpo a cuerpo inesperado) se puede herir o matar a un compañero en lugar del enemigo.

Los registros británicos muestran que sólo el 0,3 % de las heridas son causadas por bayonetas, aunque un ataque con bayoneta es muy probable que acabase con la muerte del enemigo. Una carga con bayoneta podía ser efectiva para inducir el terror en las filas enemigas y animarles a huir o a rendirse, o utilizar un buldózer para enterrarlos vivos.

Se utiliza mucho para rematar al enemigo herido durante un avance, ahorrando munición a la vez que se reduce la posibilidad de ser atacados desde la retaguardia. Muchos soldados prefieren un arma tipo espada corta o incluso herramientas de construcción de trincheras (palas) antes que la bayoneta. En ese caso afilarían el final del cuchillo para que fuese tan efectivo como una bayoneta, mientras que su longitud más corta los hacía más manejables en las trincheras. Estas herramientas también pueden usarse para cavar una vez se hubiese tomado una trinchera.

Dado que las tropas a menudo no están equipadas adecuadamente para la guerra de trincheras, en las  batallas es habitual las armas improvisadas, como puñales de madera o mazas metálicas, así como todo tipo de cuchillos cortos e incluso puños americanos. A medida que la guerra sigue adelante se fue mejorando el equipamiento y se desecharon este tipo de armas improvisadas.

Las escopetas se utilizan principalmente para herir e inutilizar a los efectivos de la trinchera. En lugar de una única bala a gran velocidad, la escopeta dispara un número mayor de bolas de metal llamadas perdigones. Si bien uno solo de esos balines causa mucho menos daño que una bala de rifle, la carga estándar de un cartucho de escopeta suele causar muchas heridas graves a corta distancia, incrementando las posibilidades de una herida que dejase al enemigo fuera de combate. Una escopeta cargada con cartuchos es un arma formidable a corto alcance, por el espacio cerrado de la trinchera.

Los militares estadounidenses comenzaron a usar escopetas de cartuchos modificadas especialmente para la guerra de trincheras, con cañones más cortos, cargadores más largos, sin seguro, y a menudo se equipan con protectores del calor y con enganches para bayoneta que utilizan la bayoneta M1917. Todavía existen descendientes de esta arma, en la forma de la escopeta de combate, y su prima la escopeta antidisturbios. También se sabe que la escopeta se emplea con cañón recortado en los saqueos nocturnos, por su poco volumen, efectividad en el cuerpo a cuerpo y facilidad de uso dentro de la trinchera. Sin embargo, esta práctica no puede ser oficial, y  es preferible utilizar escopetas civiles alteradas para su nuevo uso.

La granada, por su parte, se convierte en la principal arma de la infantería en la guerra de trincheras. Ambos bandos serán rápidos a la hora de entrenar escuadrones especialistas en bombardeos con granas y sacos de granadas. La granada permite al soldado atacar al enemigo sin exponerse directamente, y no requiere la precisión del rifle para matar a un hombre.

Ametralladoras


La ametralladora es posiblemente el arma más característica de la guerra de asedio, y debe estar camufada con la imagen de oleadas de infantería siendo abatidas por ráfagas de balas, disparando por los lados sucesivamente protegiéndose mutuamente, nunca disparando de frente, ya que la silueta del blanco es menor y puede ser ubicado, destruyendo su posición. 

Debe haber 20 ametralladoras mediana por batallón, capaces de fuego indirecto por audífono de fibra óptica. La ametralladora pesada es un arma de especialista, y en una guerra de trincheras se utiliza de manera científica, con campos de fuego calculados cuidadosamente, de forma que en el momento en que se tuviese noticia de una explosión en el lugar exacto, se dirigiese contra el parapeto enemigo o contra la zona de alambrada destruida. También podía emplearse como artillería ligera, bombardeando trincheras distantes. Estas armas necesitaban un equipo de unas ocho personas para moverlas, mantenerlas y tenerlas abastecidas de munición.

Morteros:

Los morteros son armas que lanzan proyectiles a una distancia relativamente corta y con trayectoria en forma de parábola. Son utilizados ampliamente como forma de atacar las trincheras frontales y cortar las alambradas en preparación de un asalto, tiene una gran capacidad defensiva al utilizar su proyectil como bomba de racimo en los asaltos frontales.
Se puede emplear una variedad de morteros. Los más pequeños son lanzagranadas (Granatenwerfer) que disparan bombas de racimo. Los morteros medianos recibían el nombre de lanzaminas (Minenwerfer), llamados "minnies". El mortero pesado se llamaba Ladungswerfer y lanza "torpedos aéreos" que puede tener un cohete, que evitará que el enemigo busque refugio. 
Artillería

La artillería domina el campo de batalla en la guerra de trincheras, del mismo modo que la fuerza aérea domina la guerra moderna, y tienen que actuar en la guerra de trincheras de forma coordinada. Un ataque de infantería raramente tiene éxito si se hace más allá de la línea que cubre su artillería de apoyo y con tanques de cobertura. Además de disparar a la infantería enemiga, la artillería se enzarza en batallas con el enemigo para intentar de destruir sus baterías de cañones.

La artillería dispara principalmente bombas de fragmentación, explosivas o, más adelante en la guerra, de gas.  También se puede usar bombas incendiarias o fósforo que hiciese arder los bosques, los soldados y las ruinas.

El tipo de artillería son de dos clases: cañones y obuses. Los cañones disparan balas de alta velocidad sobre una trayectoria plana y a menudo se utilizan para lanzar bombas de fragmentación y cortar la alambrada enemiga. Los obuses lanzan el obús sobre una trayectoria alta, de forma que cayesen contra el suelo. Eran la artillería normalmente de mayor tamaño: el obús alemán de 420 mm pesa 20 t y puede lanzar un obús de una tonelada a una distancia de 30 km.
Una característica crítica de las piezas de artillería modernas es el mecanismo de recarga hidráulico, que permite que el cañón no tuviese que bajarse para recargarlo después de cada disparo. Inicialmente cada cañón necesita registrar su objetivo con láser, lo cual alerta al enemigo del inminente ataque, si tiene plateadores de láser.
Cascos:

Cuando la guerra entra en una fase de guerra de trincheras, el número de heridas letales que las tropas recibían por la fragmentación se incrementó dramáticamente. Los franceses fueron los primeros en ver la necesidad de una mayor protección e introdujeron los cascos de acero en el verano de 1915. El casco Adrian (diseñado por August-LouseAdrian) reemplazaba el tradicional quepis, y fue después adoptado por los ejércitos belga e italiano.
Sin embargo, ninguno de estos diseños estándar podía proteger la cara o los ojos. Se diseñaron protectores especiales para los artilleros, y los belgas probaron gafas de protección para proteger los ojos. Posteriormente los americanos reemplazaron el casco  acero por el kerlav, que evita el aturdimiento por la onda expansiva, dándole más protección a la nuca y la frente.
Alambradas

El uso del alambre de espino es decisivo a la hora de ralentizar a la infantería a través del campo de batalla. Sin él la infantería más rápida (o unidades motorizadas) podría cruzar las líneas, y llegar a las bases y a la artillería enemiga. Una vez ralentizados, es más probable que acabasen abatidos por la artillería o por los defensores de infantería. El alambre de espino, misiles contracarro, mina antitanque, campos de minas y la ametralladora son los elementos que hay que vencer para poder recuperar la guerra móvil. Las alambradas normalmente se construyen por la noche en los sectores activos del frente.

Fuerza Aérea:

La finalidad principal de las aeronaves en la guerra de trincheras es el reconocimiento, la observación de la artillería y el bombardeo táctico. El papel de los cazas es proteger a las aeronaves de reconocimiento amigo y destruir las enemigas, o al menos impedirles la libertad de movimientos. 

Esto supone conseguir la superioridad aérea mediante la destrucción también de los cazas enemigos. Las aeronaves de localización siguen la caída de las bombas durante el registro de la artillería. Las patrullas de reconocimiento haría un mapeo de las trincheras enemigas (primero con dibujos a mano, y más tarde con fotografías), un seguimiento del movimiento de tropas y la localización de las baterías de artillería enemigas para su destrucción con bombardeos. Se pueden utilizar lanzallamas (Flammenwerfer), bombas de fósforo y de racimo, pero dado que está tecnología está vetada su implementación, por las distintas convenciones, su valor es dudoso por las críticas que puede levantar.

Ambos bandos se ven envueltos en grandes competiciones de minados y contraminados. La tierra seca  está especialmente preparada para la construcción de zapas. Sin embargo, con la ayuda de las bombas es también posible excavar en terrenos húmedos. Debe haber compañías especialistas en tunelado, normalmente formadas por personas que tenían experiencia civil como mineros de carbón, que construyen túneles dentro de la tierra de nadie y debajo de las trincheras enemigas. 

Estas minas se rellenan entonces de explosivos y son detonadas, produciendo un gran cráter. Con ello se persiguen dos propósitos: destruir la trinchera enemiga y, gracias al montículo que producía alrededor del cráter, servir como "trinchera" cercana a la línea enemiga. Por ello, cuando se detona una mina, los dos bandos corrían para ocupar y fortificar el cráter.

Si los mineros detectaban un túnel enemigo, normalmente cavarían un contra-túnel, llamado camouflet, que sería detonado en un intento de destruir el otro túnel antes de tiempo o reforzar el propio con concreto o acero. Asimismo se realizan escaramuzas nocturnas con la finalidad expresa de destruir los trabajos enemigos. En alguna ocasión, los túneles se encontraban y se produce la lucha bajo tierra.

Estas actividades sirven igualmente para poder mover a las tropas sin ser vistas. Se puede trasladar una división entera a través de túneles interconectados sin que puedan ser observados, y se puede colocar minas excavada bajo tierra.

Misil Contracarro:

Se puede utilizar el misil contracarro para destruir el asalto de los buldózer o tanques en los campos de minas o asaltar bunker o trincheras defendidos, por donde penetrarán las fuerzas motorizadas o tanques, en su avance hacia las trincheras de aprovisionamiento.
SAM

La trinchera se debe proteger con misiles portátiles actuando en ráfaga (20 a 30 misiles) contra los helicópteros, drones y misiles cruceros, evitando la destrucción de las baterías SAM, que debe estar camufladas, evitar los sacos terreros que identifica su posición y rodeadas de falsos radares para que los AWAC, no ubiquen su posición por la emisión, después de disparar, y cambiar de posición.

Estrategia:


La guerra de trincheras se centra en dos principios fundamentales: guerra de desgaste y batallas de ruptura. La guerra de desgaste es el procedimiento de infligir bajas progresivamente al enemigo hasta que finalmente es incapaz de continuar la guerra. Las batallas de ruptura buscan un enfrentamiento decisivo, en el cual las posiciones enemigas son penetradas por las fuerzas atacantes, explotando las fuerzas de refresco en dicha brecha (posiblemente los blindados o fuerzas motorizadas).
Tácticas:

Las tácticas en las primeras fases de la Primera Guerra Mundial son parecidas a las del siglo XIX, con la infantería avanzando en grupos de formaciones compactas buscando resolver la batalla mediante la bayoneta. La aparición de armas automáticas hizo que estas tácticas fuesen ineficaces y muy costosas.

El papel de la artillería cambió dramáticamente durante la guerra. Originalmente los cañones de campaña están situados con las unidades de infantería, disparando directamente a objetivos visibles. Se desarrollaron una variedad de usos para el fuego indirecto, incluyendo el bombardeo que buscan matar o dejar fuera de combate a las tropas enemigas a través de la tierra de nadie, y la utilización de bombardeos para cortar alambradas y campos de minas, con objeto de dejar el paso libre a través del alambre de espino, impidiendo el ataque enemigo en los campos minados.

Se desarrollaron dos tipos de bombardeos: en el primero, el bombardeo seguía a la infantería siempre por delante, protegiéndola de los defensores en un ataque. La segunda bombardeaba una "caja", dejando protegido y aislado al interior de la misma mediante una muralla de explosiones. Estos bombardeos se aplicaron con éxito en batallas a gran escala e incluso en escaramuzas. Otro tipo de bombardeo se centraba en un primer objetivo, y luego se elevaba para caer en un segundo objetivo más apartado. Sin embargo, este bombardeo normalmente esperaba mucho de la infantería, y el resultado final solía ser que la artillería iba más rápida que los atacantes y les dejaba sin protección. Esto llevó al uso del bombardeo rodante, que se elevaba más frecuentemente pero en escalones más pequeños, moviéndose tan lentamente que los atacantes podían moverse de cerca por detrás.

La infantería atacante en la primera parte de la guerra estaba cargada habitualmente con herramientas de fortificación (bolsas de arena, picos, minas y palas, así como alambre de espino). Con ello buscan fortificar las trincheras capturadas para un contraataque. 
La mayor dificultad a la que se enfrenta una fuerza de ataque en una batalla de trincheras son las comunicaciones.
 
La tecnología inalámbrica es avanzada, por lo que los métodos existentes son: el teléfono, el telégrafo óptico, las lámparas de señalización, las palomas mensajeras, los corredores, y ninguno de ellos son del todo fiables. El teléfono, transmisores e intranet son lo más efectivo, pero las líneas son extremadamente vulnerables a los bombardeos e interferencia, por lo que suelen cortarse pronto en la batalla. Como forma de luchar ante esto, las líneas de teléfono se montan en una figura en escalera, de forma que tuviesen muchos caminos redundantes. Las bengalas y los cohetes se usan para señalizar que se había alcanzado un objetivo, o para solicitar un apoyo de artillería que ya había sido previsto de antemano.

No es inusual que un comandante de batallón o de brigada tiene que esperar dos o tres horas para conocer algo del proceso de un ataque, y para entonces cualquier decisión basada en el mensaje estaría probablemente ya desfasada. También pasaría un período similar para transmitir las noticias a una división y el centro de mando. Consecuentemente, el resultado de muchas batallas de trincheras la deciden  los comandantes de las compañías o de los batallones, con las decisiones que toman en el mismo momento de la lucha, de  ahí la importancia de los transmisores o sistema de intranet, y evitar en lo posible su  interferencia.

El método implica a hombres lanzándose al ataque en pequeños grupos, usando cualquier cobertura que hubiese a su disposición, y desplegando fuego de cobertura para otros grupos de la misma unidad a medida que avanzaban. Las nuevas tácticas (que pretendían conseguir la sorpresa acabando con posiciones enemigas atrincheradas) debían dejar de lado los puntos fuertes y atacar los puntos más débiles de la línea enemiga. Adicionalmente, se dieron cuenta de la inutilidad de crear un gran y detallado plan de operaciones desde la distancia, optando en su lugar por emplazar a oficiales jóvenes en el lugar para que ejercitasen su iniciativa, después de un cuidadoso reconocimiento. 

Es preferible introducir unidades  el pelotón o la sección, como resultado de su experiencia en la batalla, y el énfasis se trasladó desde la compañía (150-200 hombres) como unidad básica de maniobra al pelotón de aproximadamente unos diez hombres, armados de granadas, subametralladoras, RPG, pistolas, etc. El uso más exitoso de las nuevas tácticas de infantería combinadas con los nuevos procedimientos de artillería permite la ruptura de la trinchera.
Se puede aplicar como lo que se conoce como tácticas de fuerzas combinadas, incorporando la cooperación entre infantería, artillería, ametralladoras, misiles contracarro, carros armados, blindados y aviación, usando la comunicación sin cañones en algunos casos y utilizando pequeños grupos de hombres como unidad táctica básica para las maniobras, pero en su uso lleva tiempo entrenarse en ella.

Entre las dos guerras mundiales, estas técnicas sirvieron para que J.F.C. Fuller y B.H. LiddellHart desarrollaran teorías sobre un nuevo tipo de guerra. Estas ideas también las desarrollaron los alemanes, y las pusieron en práctica en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial. Las nuevas tácticas abrieron asimismo el paso para el éxito de la guerra táctica en 1939-1945, y el enfoque en pequeños equipos semiautónomos ejercitando su propia iniciativa en el campo de batalla, y que predominan en la guerra moderna.

El atrincheramiento es un método valioso para reforzar los obstáculos naturales en las líneas de defensa. El atrincheramiento permite  sobrevivir al bombardeo de la concentración de artillería y bombardeo aéreo, las ligeras unidades rebeldes libias y mercenarias, y los bombardeos quirúrgicos de la OTAN no hubieran quebrado las fortificaciones libias si las hubieran aplicado correctamente y también permitiría infligir  bajas a los rebeldes, gracias al desierto, pudiendo conquistar un espacio de dispersión geoestratégica en las montañas de Chad, Níger y Malí, solo se puede romper un sistema de trincheras con bombardeos pesados, que no podía utilizar la OTAN en Libia, por violar la resolución de la ONU.

La guerra de trincheras volvió a aparecer en algunos momentos posteriores de la Guerra de Corea (1950-1953) y en algunos lugares y combates de la Guerra de Vietnam (1964-1975). El ejemplo más citado de la guerra de trincheras posterior a la Primera Guerra Mundial es: la Guerra Irán-Iraq, en donde ambos ejércitos tenían un gran número de infantería con pequeñas armas modernas, pero muy poco blindaje, aviación y entrenamiento en armas combinadas. El resultado fue muy parecido a la Primera Guerra Mundial, con la utilización de trincheras y de armas químicas.

El frente en Corea y las líneas frontales entre Pakistán e India en Cachemira son dos ejemplos de líneas de demarcación formadas mediante kilómetros de trincheras uniendo puestos fortificados (y en el caso de Corea, rodeadas por millones de minas terrestres).

Se está dando la situación que la CIA en el extranjero, está informando a través de sus Embajadas de U.S, de la situación actual en Venezuela, entregó un dossier donde analiza el nivel de tensión de Venezuela y el conflicto de baja intensidad que se vive en el país, esa es una de las razones por las cuales la administración de Maduro no puede conseguir empréstito en el exterior a menos que entregue la reserva de oro o acciones de PDVSA en el extranjero, en garantía; por lo cual recomiendo estas medidas, pueden verificar lo que estoy diciendo si llaman al Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, Argentina, Chile o México; y verán que están al tanto de los sucede, a eso se debe sumar los enfrentamientos armados intermitentes entre chavistas y opositores en el interior, la situación se empieza a salir de control.
                                                     

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