miércoles, 11 de diciembre de 2013

El Mar de la Felicidad. Por Kelder Toti



                             El Mar de la Felicidad.

                                            Por Kelder Toti.

Jaimito después de portarse muy bien en la tierra subió al Paraíso, al ser atropellado por un coche, cuando salía del Ministerio de Educación, porque intentó cobrar su liquidación por haber firmado en el revocatorio. Estando en el cielo dijo; “-sin duda el cielo es maravilloso, pero un poco aburrido.”- Así que, un buen día Jaimito va andando por las nubes blancas de algodón y llega a una enorme puerta. “-¿Qué hay ahí adentro?”, pregunta al enano que hace de guardia. -“El infierno”, responde el enano. Jaimito palidece y le pregunta a Lucifer: -¿El infierno es tal como lo pintan? A lo que él respondió: -Eso son descalificativo del gobierno y de la oposición, yo solo cuando tengo que ser bueno, soy muy bueno, y cuando tengo que ser malo, soy el  mejor.

Cuando Jaimito le pregunta si puede echar un vistazo, el enano le contesta: -¡Por supuesto¡” Así que Jaimito entra, y cuando cree descubrir lo que es el infierno en realidad, no puede dar crédito a sus ojos. Todos bailan y beben, y hacen el amor con unas mulatas sensuales. Entonces Jaimito cae en la cuenta de que eso es en realidad el paraíso, y que el cielo es el infierno.

Así, después de haber gozado durante una semana de la hospitalidad de aquella gente, da las gracias al enano y vuelve al cielo. Durante cierto tiempo el hombre está muy inquieto. Todas las noches sueña con sus aventuras, especialmente con las hermosas mulatas a las que había conocido y con los hombres que pasó el día bebiendo anís y jugando truco. Día tras día, esos hermosos recuerdos pesan cada vez más es su mente, hasta que llega el día en que no puede seguir aguantando la presión. Le pide a San Pedro una cita con Dios. Cuando llega el día de la cita,  el hombre está ante la luz cegadora del Todopoderoso, le comunica que quiere marcharse del paraíso.

Dios se queda anonadado ante su petición. Hasta entonces nadie le había pedido permiso para marcharse del cielo. A Dios le preocupa que siente precedente, pero algo después, decide que incluso Jaimito debe contar con libre albedrío. Tras meditar largo tiempo llama a Jaimito: “-Como quieras, hijo mío”-, le dice. “-Puedes irte con mi bendición. Pero recuerda que una vez que abandones el cielo, nunca más podrás volver”-. Feliz de ser libre, Jaimito hace sus maletas, se despide de todos los santos y ángeles – que realmente son buena gente, aunque un poco aburridos- y se pone en camino.

Cuando por fin llega al infierno, el enano con traje rojo, cachos y cola; se sorprende de volverlo a ver. “-¿Tú otra vez?”, le dice. “-¿Qué quieres?” -“Quiero ir al infierno”-, responde Jaimito. Al oírle, el enano se ríe, y solo logra decir:-“Serás mi invitado”.

“-Cuando entras en el infierno”-, habló el Diablo, que se inclinó hacia adelante, con la cara sonrojada por un entusiasmo que no auguraba nada bueno, ya que se había colocado lentes oscuros y un bigote postizo, a veces pensó el diablo en voz alta, “-me disfrazo: de médico de Barrio Adentro, de caprilista o chavista, que es la misma mierda; hasta me he llegado a disfrazar de marico, todo lo hago para llevármelos al mar de la felicidad” -, “-a ti te sorprende –Jaimito- ver que las cosas han cambiado mucho. Ni rastro de las hermosas mujeres, música o rumba. Solo hay ratas, suciedad, escasez, asaltos, robos, colas hasta para comprar papel toilette para limpiarse el rabo, insultos y amenazas-. Alrededor hay disturbios y oyes agónicos alaridos de las torturas de los hombres enfermos y hambrientos-. El lugar es irreconocible”-. 

Jaimito, empieza a ser presa de la angustia, se vuelve hacia Belcebú y le dice: -“Perdone, señor Lucifer, debe de haber un error. ¿Dónde está el lugar feliz que vi? ¿Dónde está la belleza, y las risas, y la dulce música? Entonces el Diablo, que está llorando de risa y casi no puede hablar, mira a Jaimito y le dice: -“¡Pobre, pobre idiota! Cuando nos visitaste la otra vez, venias como turista. Ahora vives aquí en el Mar de la Felicidad”.

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