domingo, 29 de diciembre de 2013

Al Pie del Cadalzo Por Kelder Toti


                                                                                                    

Al pie del cadalzo

                                Por Kelder Toti

En un día, dos hombres con ideales distintos se encontraron en la cárcel, en donde serían ejecutados por diversos delitos. Compartían la misma celda, que se convertiría en su ultima morada, para los reos que ahí habitaban; era tan oscura y sucia como sus almas; existiendo un chorro de luz como la esperanza, que permitía darse cuenta del horror donde se encontraban, pero lo mas aterrador, no era su odioso final, sino el tiempo de espera que debería pasar.

Uno de los convictos se llamaba Damián, de gestos finos, ojos penetrantes, perfil de líneas perfectas y músculos de blancura de vela; que se enlazaban para ser de él, un sujeto bien parecido, mientras que su acompañante de ilusiones y desdichas era todo lo contrario.La ultima noche en la prision, se volvio un infierno, debido a las invocaciones ante Dios de José, que pedía al cielo que lo liberara de semejante pena. El exclamaba con desesperación ante los hombres, esperando que Dios lo escuchara, y se preguntaba - ¿Por que estoy aqui? - El pedía ante Dios para que lo consolora en su ultimo y más largo suspiro. -¡Que he hecho yo para merecer semejante pena! y se respondía a sí mismo al no encontrar respuesta, -¡Acaso no soy inocente ante Dios y los hombres! -.

En los últimos minutos, le rogó al señor para que respondiera a sus quejas y éste les envió un angel, que iluminó a la prisión tanto como a sus atormentadas conciencias. El angel bajó de los cielos, vió a los dos presos y les preguntó, -¿a que se debe que tú José y Damián imploren a Dios?-. Y estos contestaron rabiosamente, -somos inocentes y no merecemos ser juzgados antes los hombres, sino ante tí Señor -.

El angel les creyó, pero aún asi les dijo: - A ustedes se debe que estén aquí y no pidan la piedad que no tuvieron cuando torturaban a sus victimas.

-Desilucionados y vueltas sus caras baldes de agua, José con ira preguntó, - yo soy inocente y no debo pagar los crimenes que se me ordenaron - , él respondió. - eres culpable por ser obediente - y nuevamente José volvio a preguntar - ¿Iré al paraiso o al infierno? - lo cual lo dejó pensativo por un segundo que parecieron horas, - el infierno no existe para ustedes, ni tampoco el cielo, debes conformarte con tu destino, si quieres alejar el dolor de algo que no tuviste -. A esta respuesta Damian replicó, - Dios ha muerto - José viendo la firmeza de las palabras del angel, volvio a preguntar, -¿Dios existe, y si existe es Amor y perdon?- El angel antes de desaparecer y llenar de oscuridad el lugar, respondio, - el perdón no es sinónimo de impunidad y solamente él existe en los corazones de los hombres.-

Quizás pensaron, Dios ha muerto y la razon con él, entonces para qué buscar el olvido, cuando solo existe la voluntad del hombre, desde que esa impresion infectó sus almas, José y Damián se callaron y no volvieron a llorar más nunca...

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