miércoles, 11 de diciembre de 2013

Bolívar. El Militar. Por Kelder Toti



Simón Bolívar: Biografía Militar.


                                             Por Kelder Toti.

                                            (En Construcción)
 
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios Ponte-Andrade y Blanco, mejor conocido como Simón Bolívar, (Caracas, Capitanía General de Venezuela, 24 de julio de 1783 — Santa Marta, República de Colombia, 17 de diciembre de 1830) fue un político venezolano que orientó la independencia, ya que no desarrolló  cualidades,  ni estudios militares para catalogarlo como tal; es fundador de  Colombia y una de las figuras más destacadas de la emancipación americana frente al Imperio Español. Contribuyó de manera decisiva a la independencia de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.

En 1813 le fue concedido el título honorífico de "Libertador" por el Cabildo de Mérida que, tras serle ratificado en Caracas ese mismo año, quedó asociado a su nombre. Los problemas para llevar adelante sus planes fueron tan frecuentes que llegó a afirmar de sí mismo que era "el hombre de las dificultades" en una carta dirigida al general Francisco de Paula Santander en 1825, ya que no era flexible, y dependía de sus subordinados para la ejecución de sus proyecto tanto militares como políticos.

Participó en la fundación de Colombia, nación que intentó consolidar como una gran confederación política y militar en América, de la cual fue Presidente. Bolívar es considerado por sus acciones e ideas el "Hombre de América" y una destacada figura de la Historia Universal, ya que dejó un legado político en diversos países latinoamericanos, que actualmente es cuestionado en algunos intelectuales de ellos, los cuales lo han convertido en objeto de veneración nacionalista. Ha recibido honores en varias partes del mundo a través de estatuas o monumentos, parques, plazas, etc. Así mismo, sus ideas y posturas política-sociales dieron origen a una corriente  llamada bolivarianismo.

Su padre, Juan Vicente Bolívar y Ponte-Andrade y su madre María de la Concepción Palacios y Blanco, pertenecían a la aristocracia caraqueña y cuando se casaron en el año de 1773 había una gran diferencia de edad entre ambos cónyuges. Juan Vicente tenía 47 años en ese momento y Concepción 15 años. Tuvieron cuatro hijos, tres de ellos mayores que Simón y una menor, cuyos nombres fueron: María Antonia, Juana Nepomucena, Juan Vicente y María del Carmen (ésta última murió a los pocos días de nacida).

En cuanto a la familia Palacios, éstos eran oriundos de la zona de Miranda de Ebro, actual provincia de Burgos, en España. El primero de los Palacios en llegar a Venezuela fue José Palacios de Aguirre y Ariztía-Sojo y Ortiz de Zárate, natural de Miranda de Ebro en 1647, que falleció en Caracas en 1703. El resto de los descendientes se unieron en matrimonio con otras familias aristócratas y alcanzaron los puestos de alcalde, regidor, procurador, etc. Dos generaciones después de José Palacios nacería María de la Concepción Palacios de Aguirre y Ariztía-Sojo y Blanco, hija de Feliciano Palacios de Aguirre y Ariztía-Sojo y Gil de Arriata y de Francisca Blanco de Herrera, descendiente de algunas familias canarias establecidas en Venezuela. Ella fue su madre.

Infancia y juventud:

Simón, de  estirpe vasca, nació en la noche del 24 al 25 de julio de 1783 en una casa solariega ubicada en la Plaza San Jacinto de Caracas. Fue bautizado el 30 de julio de 1783, en la Catedral de Caracas, con los nombres de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad de la Concepción, por el doctor Juan Félix Jerez de Aristeguieta, su primo hermano quien, de acuerdo con don Juan Vicente, padre del niño, le puso el nombre de Simón.

En enero de 1786, cuando Simón contaba dos años de edad, su padre murió de tuberculosis, y así doña Concepción quedó como cabeza de familia, velando eficientemente por los intereses de la familia hasta su muerte. Sin embargo, las responsabilidades hicieron que su salud, también enfermara de tuberculosis, decayera rápidamente y, según la opinión de los médicos historiadores, es posible que ya entonces Bolívar sufriera el primo-infección tuberculoso con un tipo de tuberculosis que pasa inadvertida mientras las defensas corporales son favorables, un análisis posterior de su cadáver, se identificó que la causa de su muerte fue la deshidratación.

Concepción murió el 6 de julio de 1792, cuando Simón tenía nueve años, pero tomando la precaución de hacer un testamento en el que dispuso quién debería hacerse cargo de sus tres hijos. Los hermanos Bolívar pasaron entonces a la custodia de su abuelo, don Feliciano Palacios, que cuando asumió el papel de tutor se sentía tan enfermo que empezó a preparar también su testamento para designar un sustituto como tutor de sus nietos y decidió pedir opinión a éstos para respetar su voluntad.

Simón fue confiado a su tío don Esteban Palacios y Blanco, pero como éste se encontraba en España permaneció bajó la custodia de don Carlos Palacios y Blanco, otro de sus tíos, que por lo visto era un hombre con el que no se llevaba bien y que era tosco, de carácter duro, mentalidad estrecha, que se ausentaba frecuentemente de Caracas para atender sus propiedades y que por lo tanto solía dejar a su sobrino atendido por la servidumbre y asistiendo por su cuenta a la Escuela Pública de Caracas.

Las referencias que dejó Bolívar en su correspondencia hacen suponer que su infancia fue dichosa, feliz, segura, rodeada de sólidos afectos y gratos recuerdos con parientes destacados e influyentes dentro de un ambiente aristocrático y en general, dentro de un ambiente que le brindó equilibrio emocional, cariño y afecto. 

En este sentido existen algunas de las anécdotas que se popularizaron en Venezuela que presentan a Bolívar como un niño turbulento debido a que los escritores románticos consideraron indispensable atribuirle una niñez indómita creyendo, según la moda de la época, que no podía salir un hombre excepcional de un niño normal pero se ha demostrado que esas anécdotas fueron inventadas e introducidas en los relatos de Historia por Arístides Rojas, considerado un excelente narrador pero que usó a menudo su imaginación a falta de documentos que demostraran la veracidad de sus relatos.

Educación

El desempeño escolar de Bolívar no fue muy brillante como alumno de la Escuela Pública, institución administrada por el Cabildo de Caracas que funcionaba de forma deficiente debido a la carencia de recursos y organización. En aquel entonces, Simón Rodríguez era maestro de Bolívar en esta escuela y don Carlos, pensaba enviarle a vivir con él porque no podía atenderlo personalmente y las protestas de su sobrina María Antonia sobre la educación y atenciones que recibía su hermano eran frecuentes.

Ante la perspectiva de vivir con su maestro, Simón escapó de la casa de su tío el 23 de julio de 1795, para refugiarse en la de su hermana María Antonia, que ejerció su custodia temporal, hasta que se resolvió el litigio judicial en la Real Audiencia de Caracas que devolvió a don Carlos, la custodia de Simón. Él trató de resistirse pero fue sacado por la fuerza de casa de su hermana y llevado en volandas por un esclavo hasta la vivienda de su maestro.

Una vez allí, las condiciones en las que vivía con el maestro Rodríguez no eran las ideales, pues tenía que compartir el espacio con 20 personas en una casa no apta para ello, y por esto Simón escapó de allí un par de veces, en las que terminó volviendo por orden de los tribunales, ya que no estaba acostumbrado a la vida difícil de la pobreza.

Al poco tiempo, Rodríguez renunció a su cargo de maestro para irse a Europa y la Real Audiencia de Caracas determinó que Simón fuera trasladado a la Academia de Matemáticas, dirigida por el padre Andújar y que funcionaba en casa de su tío Carlos, que le enseñó a leer y a escribir. Al parecer, en esta academia la formación de Bolívar mejoró notablemente en calidad y cantidad, y fue complementada con lecciones de Historia y Cosmografía impartidas por don Andrés Bello hasta su ingreso en el Batallón de Milicias de blancos de los Valles de Aragua el 14 de enero de 1797, no tenía aún 14 años cumplidos. En julio del año siguiente, cuando fue ascendido a Subteniente, se anotaba en su hoja de servicios: «Valor: conocido; aplicación: sobresaliente».  Donde tuvo una breve formación premilitar, que se les impartía a todos los jóvenes de su época. 

La enseñanza de las matemáticas, el dibujo topográfico, la física, etc., que aprendió en la Academia establecida en la propia casa de Bolívar por el sabio Capuchino Fray Francisco de Andújar desde mediados de 1798, que no era militar, y a la cual asistían también varios amigos de Simón. Existe la falsa idea de que entre 1793 y 1795, estuvo inscrito en el Colegio Real de Sorèze en el Sur de Francia, en el departamento del Tarn (1). 

Matrimonio

Bolívar fue enviado a España a los 15 años para continuar sus estudios. En Madrid en 1800 conoció a la joven María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza, cuando sólo tenía 17 años de edad y ella 20. En agosto de 1800 María Teresa aceptó el noviazgo con Simón Bolívar, y contrajeron matrimonio el 26 de mayo de 1802, en el Teatrillo del Palacio del Duque de Frías, donde funcionaba la primitiva Iglesia Parroquial de San José; Bolívar tenía 19 años y María Teresa 21. Al cabo de unos 20 días se trasladaron a La Coruña.

El 15 de junio de 1802 partieron los recién casados hacia Caracas, desembarcando el 12 de julio en La Guaira. Después de una corta estadía en Caracas se trasladaron a la "Casa Grande" del ingenio Bolívar en San Mateo. María Teresa enfermó poco después de "fiebres malignas" —hoy día identificada como fiebre amarilla— por lo que el matrimonio regresó a Caracas a su Casa del Vínculo, en Caracas, donde ella murió el 22 de enero de 1803.

El joven Bolívar se dedicó a viajar,  para mitigar la pena que le causó el fallecimiento de su esposa. Fue en este estado de ánimo cuando juró no volver a casarse jamás, contrayendo gonorrea en sus múltiples aventuras sexuales, con esclavas y prostitutas, volviéndolo estéril,  lo que le ganó el repudio de la sociedad caraqueña de aquel tiempo, un militar debe tener una vida ejemplar, cosa que nunca hizo Bolívar, ya que es lo que le permite tener sosiego en su vida con la muerte. La fama que se creó en Caracas  por tal motivo, lo obligó a viajar a Europa.

En el mismo año de la muerte de su esposa viajó a París, donde se dedicó junto a su antiguo maestro Simón Rodríguez a la lectura de los clásicos y a ilustrarse en diversos campos del saber universal, de manera autodidacta, ya que no poseía la disciplina para estudios en una Academia o Universidad. Viajó luego por Italia en compañía de Rodríguez y el 15 de agosto de 1805 en el Monte Sacro de Roma juró libertar a su patria. Regresó a Venezuela en 1806 y a la vez que administraba los negocios familiares se unió esfuerzos a la causa revolucionaria. 

Vida Militar:

A lo largo de 1808, las presiones de Napoleón desencadenaron una serie de acontecimientos que empeoraron aún más la ya comprometida situación española, el rey Carlos IV de España abdicó el trono a favor de su hijo Fernando el 19 de marzo de 1808 después de los sucesos del Motín de Aranjuez, y más tarde, el 5 de mayo de 1808 se terminó de consumar el desastre para España cuando Carlos IV y su hijo fueron obligados a ceder el trono a Napoleón en Bayona para designar a su hermano, José Bonaparte, como nuevo Rey de España. 

Esto provocó una gran reacción popular en España que desencadenó lo que hoy se conoce como la Guerra de la Independencia Española y tanto en América como en España, se formaron juntas regionales que fomentaron la lucha contra los invasores franceses para restablecer en el trono al monarca legítimo: Fernando VII, aunque los que luchaban contra los franceses eran los realistas o monárquicos.

Sin embargo, en las juntas americanas sólo se hablaba con entusiasmo de la Junta popular de Cádiz y muchas de ellas eran vistas con recelo por las autoridades españolas, que las suponían sospechosas de ser favorables a los franceses y que no se habían olvidado de las acciones como la de Antonio Nariño en Bogotá, que había publicado una obra sobre Los Derechos del Hombre, el movimiento de Juan Picornell, la Conspiración de Manuel Gual y José María España, o de las fracasadas expediciones militares de Francisco de Miranda.

Pero también consideraban que estas juntas tenían derecho de imitar a sus análogas de la Península ya que los dominios españoles eran considerados una parte esencial e integrante de España cuyos territorios no eran considerados como simples colonias propiamente, sino provincias. 

Con el tiempo se fueron formando dos bandos bien diferenciados como resultado de los debates políticos y la inestabilidad internacional: el de los realistas, que querían continuar bajo la dependencia directa del monarca español (ya que eran consiente de los peligros de la independencia, al perder la protección de España), liderado por Juan de Casas; y el de los patriotas, partidarios de constituir una Junta de gobierno con una autonomía plena similar a la de las Juntas provinciales en España, pero sin mantener más lazos con la metrópoli diferentes a un reconocimiento formal de Fernando VII como soberano, queriendo imitar así el ejemplo del Brasil regido desde Braganza, con autonomía de Portugal.


Así a mediados del año 1807, cuando Bolívar volvió a Caracas se encontró con una ciudad inmersa en un ambiente de gran agitación social y política que era gobernada por personajes interinos bajo la supervisión de un regio Regente visitador visto con malos ojos por la colectividad caraqueña, llamado Joaquín de Mosquera y Figueroa, uniéndose al movimiento conspirativo.

Éste era un ambiente poco propicio para enfrentar situaciones de crisis y fue una circunstancia que ayudó a precipitar los acontecimientos a favor de la Independencia. Bolívar había vuelto a Caracas absolutamente convencido de la imperiosa necesidad de independencia para América y trató de convencer a sus parientes y amigos de que ésta era la mejor opción pero, salvo la excepción de su hermano Juan Vicente, no pudo hacerlo fácilmente debido a que las noticias de Europa llegaban muy tarde y con pocos detalles, debido a la censura de las autoridades reales,  el público en general, se enteraba de las acontecimientos sólo de una forma general e inexacta y esto limitaba su capacidad para evaluar la situación.

Pero las cosas cambiaron repentinamente en pocos días, tras una serie de acontecimientos que causaron una conmoción general en Caracas. A principios de julio de 1808, el Gobernador encargado de Caracas, Juan de Casas, recibió dos ejemplares del diario londinense The Times que el Gobernador de Trinidad remitió antes el Capitán General de Cumaná y que relataban la noticia de la abdicación del trono de España en favor de Napoleón.

Las autoridades trataron de mantener la noticia en secreto para evitar la alarma social pero la llegada del bergantín francés Le Serpent al puerto de La Guaira el 15 de julio de 1808 con varios comisionados enviados por Napoleón para confirmar la noticia hicieron fracasar el plan. Un oficial francés se presentó ante el Gobernador Casas con documentación oficial confirmando las malas noticias de The Times, y mientras en la Gobernación deliberaban sobre la situación, la población empezó a alarmarse por la aparatosa llegada de los franceses, divulgando profusamente la noticia de la desaparición de la monarquía tradicional en periódicos y otras publicaciones.

La reacción popular fue de malestar e indignación y la situación empeoró cuando un capitán de fragata inglés llamado Beaver desembarcó poco después del Alcasta en La Guaira, tras perseguir al Le Serpent sin poder apresarlo, para informar al Gobernador Casas y a la población que la lucha en España para rechazar a los franceses continuaba y que Napoleón no tenía la situación dominada.

Entonces surgió un proceso político extraño entre el Gobernador, La Audiencia y el Cabildo que terminó de socavar el orden colonial vigente y esto hizo que la conmoción en la sociedad caraqueña se orientó en dos direcciones, una representada por Bolívar que quería proclamar la Independencia; y otra representada por otros criollos que querían mantener la fidelidad a Fernando VII.

La Conspiración de los Mantuanos resurgió a principios de noviembre de 1808, cuando Antonio Fernández de León se trasladó a Caracas y propuso al marqués del Toro y a José Félix Ribas que se reanudasen las gestiones para formar una junta, las cuales habían quedado suspendidas a comienzos de agosto anterior a pesar de haberse pronunciado en julio el Cabildo de Caracas. Se celebraron varias reuniones nocturnas en la casa de José Félix Ribas, a una de las cuales acudió el conde de Tovar, llevado en una butaca por su avanzada edad. 

Las declaraciones hechas por los detenidos, podemos entender que hubo posturas radicales que se incorporaron al debate entre las cuales destaca, la de Simón Bolívar. La declaración de Mariano Montilla, uno de los mantuanos acusados y procesados, nos acerca a la posición de Bolívar con respecto a la formación de la Junta: “...Don Juan Vicente Bolívar y don Simón Bolívar eran
también partidarios de la junta y que cuando se trató de obedecer las letras credenciales, que se remitieron de la Junta de Sevilla, se dijo que eran opuestos dichos Bolívares que se presentase la obediencia a dicha Suprema Junta” ( 2). 

En otra declaración, hecha por José Benito Austria, se recoge la razón de la negativa de Bolívar a firmar el documento de respaldo a la formación de la Junta: “... don Simón se excusó a firmar la petición del establecimiento de la junta, por no haberse estudiado la representación que se dio al señor Capitán General como él quería que estuviese” (3).

A partir de las referencias anteriores, podemos afirmar que Simón Bolívar tuvo un carácter beligerante en este proceso y que su aporte consistió en las definiciones estructurales de la Junta y sus participantes. Él jugó un papel visionario en el debate y mantuvo una postura radical que planteaba la total independencia en contraposición a la propuesta de un gobierno subordinado a la Junta de España.

Todo esto se supo en Caracas, y en algunos lugares aparecieron pasquines que ridiculizaban a los mantuanos, pero también otros que atacaban a las autoridades. Finalmente se redactó un documento, se recogieron 45 firmas y en la noche del 24 de noviembre de 1808, hallándose Juan de Casas reunido con otros miembros del Gobierno, les fue entregado aquél junto con un oficio de remisión suscrito por el conde de Tovar, el marqués del Toro y Antonio Fernández de León (que no tenía aún el título de marqués de Casa León). 

Se pedía formalmente la formación de una Junta Suprema en Caracas (aunque se decía, por pura fórmula, que quedaría subordinada a la Junta Central de España) y se autorizaba a 7 personas, no todas firmantes, para que unidas con el gobernador capitán general y con el Cabildo de Caracas organizasen la Junta, incorporando a ésta a los representantes de otros gremios e instituciones de la provincia. 

Además de los personajes ya mencionados, aparecían al pie de la petición el conde de San Javier, y los apellidos del mantuanaje caraqueño, al lado de los militares, hacendados y comerciantes: los Ponte, los Quintero, los Tovar, los Ibarra, los Montilla, los Ustáriz, los Ribas, los Toro, los Blanco Uribe, los Palacios, los Briceño y los Matos Monserrate (4).


Poco después de presentado este documento comparecieron en la reunión los representantes de los cuerpos de milicias de pardos de Caracas, los valles de Aragua y Valencia, capitanes Carlos Sánchez, Pedro Arévalo, Muncio Colón y Juan Antonio Ponte, quienes manifestaron su lealtad al Gobierno, protestando contra el proyecto de establecer una Junta que, según insinuaron, podía estar orientada hacia la independencia, la cual rechazaron, ofreciendo sus vidas como una «parda fiera», en defensa de «Fernando VII y su sabio Gobierno en Caracas», esto lo hacían por el temor a los blancos criollos, que podían empeorar su condición social. 

Aquella misma noche empezaron los arrestos de los firmantes de la petición de junta, algunos de los cuales quedaron en prisión, otros fueron confinados a sus haciendas, bajo arresto domiciliario u otros lugares fuera de la capital y otros libertados al cabo de algún tiempo, Bolívar permanecería en San Mateo hasta el 19 de Abril de 1810. Así terminó la conspiración. Antonio Fernández de León fue remitido preso a España, de donde regresaría más tarde con el título de marqués de Casa León. 

A 8 de los conjurados se les siguió causa. Fueron el marqués del Toro, José Félix Ribas, José Tovar Ponte, Pedro Palacios Blanco, Mariano Montilla, Juan Nepomuceno Ribas, Nicolás Anzola y Luis López Méndez. En abril de 1809 los fiscales Francisco Espejo y Francisco Berrío recomendaron el sobreseimiento, dictamen que acogieron Casas y Mosquera y Figueroa el 4 de mayo siguiente. Todos quedaron finalmente en libertad.

Así, el 11 de enero de 1809 llegaron a Caracas unos despachos oficiales que anunciaban la creación de la Junta Central de España e Indias que terminó instalándose en Sevilla en abril de 1809 y poco después, el 14 de enero de 1809 llegó a Venezuela el Capitán General de Nueva Andalucía: Vicente Emparan en calidad de Capitán General de Venezuela  y Gobernador de Caracas.

Su llegada dio una nueva perspectiva a la situación política ya que empezaron a circular rumores que lo relacionaban como partidario de los franceses, por lo que fue acusado de querer confundir a la población. En el panorama de incertidumbre reinante, el 19 de abril de 1810, los miembros del Cabildo de Caracas decidieron constituir una Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII en un acto que termina con la firma del Acta de Independencia y constitución de la Primera República el 5 de julio de 1811. 

Con la revuelta del 19 de abril de 1810 se obligó al entonces Capitán General de Venezuela, Vicente Emparan, a ceder sus poderes a esta Junta y trajo como resultado la expulsión de los funcionarios españoles de sus puestos para embarcarlos rumbo a España. Poco después, tras enterarse de los hechos, la Regencia dispuso el bloqueo de las costas de Venezuela pero ya era tarde, desde entonces el proceso independentista sería imparable, y el ejemplo de Caracas fue seguido por el resto de las juntas americanas.

Misión a Londres

El nuevo sistema de gobierno empezó a crear nuevas perspectivas en todos los sentidos. Las noticias de lo sucedido en Caracas llegaron hasta el Almirante Alexander Cochrane, comandante de las Fuerzas Navales Británicas del Caribe, que procedió a despachar noticias de lo sucedido a Londres y poner a disposición de la Junta de Caracas la corbeta Wellington para que llevara hasta Londres una delegación si así lo querían.

Así, Bolívar fue enviado a Inglaterra con el grado de Coronel, ya que sufragó de su fortuna la comitiva, junto con Andrés Bello y Luis López Méndez en una misión diplomática con instrucciones de solicitar apoyo británico a la Junta en nombre del rey Fernando VII de España aprovechando la circunstancia de que España y Gran Bretaña eran ahora naciones aliadas que habían dejado de lado sus históricas diferencias ante el peligro común que representaba Napoleón.

La misión diplomática llegó a Londres en un momento político delicado ya que entonces Gran Bretaña estaba dando una costosa ayuda militar a España y la negativa venezolana de aceptar la autoridad del Consejo de Regencia español resultaba inconveniente en esos momentos.

Sin embargo, Lord Wellesley consideró conveniente recibir a la delegación en su casa particular, Apsley House, por temor a que sus miembros recurrieran a Napoleón en busca de apoyo, y así aprovechar la ocasión para averiguar las pretensiones venezolanas. La postura británica fue muy clara desde el principio dando a entender a la delegación que en esos momentos el apoyo político a Venezuela era imposible, ya que Inglaterra y España eran aliados en contra de Napoleón,  y en un intento de presionar a España para que les dejase comerciar libremente con sus colonias, los británicos trataron de desviar las negociaciones hacia acuerdos  más acordes con sus intereses comerciales.

A pesar de que no se cumplieron todos los objetivos de la delegación, se lograron algunos compromisos importantes gracias a la presencia de Francisco de Miranda en Londres, con quien Bolívar empezó a mantener contactos que fomentaron una participación discreta de este mediante sus contactos personales en las negociaciones.

Así Bolívar a través de Miranda,  logró la secreta connivencia inglesa, la apertura del comercio, y la posibilidad de que Inglaterra ejerciera presiones sobre España para favorecer los intereses venezolanos. Después de convenir con los ingleses la permanencia de un representante en Londres: Andrés Bello, Bolívar embarcó en la corbeta Shaphire y llegó a La Guaira el 5 de diciembre de 1810.

Una vez en Venezuela empezó a hacer gestiones para promover el regreso de Miranda, que como resultado de estas gestiones, llegó a Venezuela en el bergantín inglés Avon el 10 de diciembre de 1810 ante una fría recepción oficial por parte de la Junta Suprema, que poco después lo nombró Teniente General. Miranda pronto empezó a tener conflictos con el Jefe Militar del Gobierno, el Marqués del Toro, por su incapacidad para controlar la rebelión realista de Coro y mientras tanto, las circunstancias políticas habían favorecido la aparición en Caracas de organizaciones como la Sociedad Patriótica, que era una especie de asociación independentista que funcionaba como foro de debate político que divulgaba sus conclusiones en una publicación propia titulada El Patriota de Venezuela.

Bolívar fue un miembro importante de esta asociación que estuvo muy implicado en las movilizaciones posteriores ocurridas el 5 de julio de 1811 para ratificar la Declaración de Independencia, y que defendió posturas opuestas a la Constitución del 21 de diciembre de 1811 al considerar que era una copia literal de la que regía en los Estados Unidos que no se adaptaba a la realidad del momento en Venezuela, y por iniciativa de Miranda ofreció participación a los pardos.

El 13 de agosto de 1811, fuerzas comandadas por Miranda, lograron una victoria en Valencia, contra los rebeldes de dicha ciudad que pretendían recuperar privilegios de su antigua capitalidad y es en esta acción donde Bolívar empezó propiamente su carrera militar al dirigir un ataque a un puesto fortificado que fue su bautismo de fuego y su primera acción distinguida. Así, Miranda lo propuso para el rango de Coronel y le envió a informar de la victoria al Gobierno de Caracas.

Poco después, Bolívar empezó a levantar la moral en los Valles de Aragua por iniciativa propia por lo que el general Miranda, por entonces comandante en jefe de las fuerzas militares republicanas, lo persuadió de que aceptara el rango de Teniente Coronel en el Estado Mayor y lo nombró Jefe militar de Puerto Cabello, la principal plaza fuerte de Venezuela, que Bolívar convertiría en una cárcel para presos políticos.

Dicha plaza era entonces un punto militar clave por sus características coincidentes de puerto, arsenal, prisión militar y principal punto de apoyo y control en la zona. Allí permanecían detenidos los prisioneros de guerra influyentes en el Castillo San Felipe y a la vez también se encontraba almacenado gran parte del arsenal militar republicano.

A pesar de ser contrario a las normas de seguridad militar se estaba dando esta situación y aunque Miranda ordenó trasladar a los prisioneros a otro lugar, el traslado nunca se cumplió y fue uno de los motivos que unido a la inexperiencia militar de Bolívar propiciaron la caída de Puerto Cabello, dada las condiciones de hacinamiento e indolencia que imperaba, que obligaba a los presos a jugar una lotería para permanecer con vida y alimentarse.

Los prisioneros lograron tomar por sorpresa a la guardia y la dominaron gracias a la traición de un oficial al que sobornaron, se apoderaron del Castillo San Felipe y comenzaron a bombardear Puerto Cabello. Bolívar trató de recuperar la guarnición durante seis días de combate con las fuerzas que pudo controlar y que al parecer no superaban los cuarenta efectivos pero no pudo controlar la situación al carecer de experiencia táctica de asedio; no se podía cañonear el castillo por el reducido alcance de la artillería.

Bolívar comisionó a José Herrera para hablar con los presos sublevados y les prometió la libertad si entregaban el Castillo en una hora. De lo contrario serían pasados a cuchillo. Un cronista escribió: "En el año 1812 algunos españoles monárquicos recluidos en el Castillo  de Puerto Cabello, deciden sublevarse aprovechando la conexión con miembros del personal  de guardia" (5).

"Gemían estos en sus prisiones, cargaban sus grillos (en la cárcel se utilizaba las cadenas, grillos y cepo) y sufrían con paciencia su encierro y solo les molestaba el no poder tener parte en las expediciones que hacían las tropas españolas..." (6). A las 12 del mediodía del 30 de Junio de 1812 comenzó el complot: uno se apoderaron del parque de artillería y  de los almacenes; otros se fueron a la muralla e hicieron prisionero al personal de los barcos allí surtos (7).

“La batalla duró seis días: comenzó el 30 al mediodía con el levantamiento del puente, fuerte cañoneo y orden de disparar a quien se acercare. La orden provino de Francisco Fernández Vinony al parecer seducido por la oferta de los prisioneros, pero lo más probable es que desertara por la situación militar del momento. Bolívar trató de contestar el fuego con las que pudo controlar, aunque por su falta de mando desertarán, fracasando en su intento (8)

En una carta a Miranda relata su estado de ánimo y capacidad: “Mi general mi espíritu se halla de tal modo abatido que no me siento con ánimo de mandar un solo soldado; mi presunción me hacía creer que mi deseo de acertar y mi ardiente celo por la patria, suplirían en mi los talentos que carezco para mandar. Así ruego a Ud o que me destine a obedecer al más ínfimo oficial…” (9). 

La ciudad empezaba a ser atacada por las fuerzas del Capitán Domingo Monteverde y tras lanzar un desesperado ataque frontal sobre el castillo que fracasó, Bolívar decidió abandonar la plaza por vía marítima, logrando escapar a duras penas, ante el temor de caer prisionero, y que los presos ajustarán  cuentas con él.

Este acontecimiento, unido al violento terremoto del 26 de marzo de 1812, inclinó la balanza a favor de los realistas y aunque hubo muchos que creyeron que aún se podía seguir la lucha, Miranda capituló el 26 de julio de 1812 por encargo del Congreso, en el tratado de La Victoria, que instauró nuevamente el dominio español sobre Venezuela, ya que tenía que luchar en una guerra de dos frentes: la revuelta de negros y pardos, que avanzaba sobre Guatire y las tropas de Monteverde que se reagruparían para atacar Caracas, de ahí su decisión de negociar la rendición.

El 30 de julio de 1812, Miranda llegó a La Guaira con la intención de embarcarse en la nave inglesa Sapphire en medio de un ambiente en el que pocos sabían que las negociaciones con Monteverde por las que muchos oficiales republicanos se sintieron traicionados se habían iniciado por órdenes del Congreso y no por deseos de Miranda.

Por ello, cuando Miranda se hospedaba en casa del coronel Manuel María Casas, comandante de la plaza, se encontró con un grupo numeroso, en el que se contaban don Miguel Peña y Simón Bolívar, que lo convencieron de que se quedara, por lo menos una noche, en la residencia de Casas. A las dos de la madrugada, encontrándose Miranda profundamente dormido, Casas, Peña y Bolívar se introdujeron en su habitación con cuatro soldados armados, se apoderaron precavidamente de su espada y su pistola, lo despertaron y con rudeza le ordenaron que se levantara y vistiera, tras lo cual lo engrilletaron y lo entregaron al español Monteverde.

A cambio de este acto de traición, el español Francisco-Antonio de Yturbe y Hériz accedería a darle a Bolívar el salvoconducto que éste le había solicitado para exilarse en el extranjero, con el especial favor de Monteverde. En esta ocasión, el jefe español hizo que se viera el acto de haber entregado a Miranda como un servicio al estado español: Debe satisfacerse el pedido del coronel Bolívar, como recompensa al servicio prestado al rey de España con la entrega de Miranda. Partiendo Bolívar al exilio.

Bolívar fue autorizado por Monteverde, en recompensa por sus “servicios”, a trasladarse el 27 de agosto de 1812 a la isla de Curazao,  ocupada por los ingleses, en la goleta española Jesús, María y José junto con otros conjurados en contra de Miranda: José Félix Ribas, Vicente Tejera y Manuel Díaz Casado, donde permaneció un corto período.

Después se trasladó a Cartagena de Indias, en Nueva Granada, donde el proceso independentista se había iniciado el 20 de julio de 1810 y había desembocado en la formación de varías Juntas Supremas que rivalizaban entre sí. En este panorama compuso un manuscrito conocido como el Manifiesto de Cartagena, que es un ensayo periodístico, en el cual hizo un análisis político y militar de las causas que provocaron la caída de la Primera República de Venezuela y exhortaba a la Nueva Granada a no cometer los mismos errores que Venezuela para no correr la misma suerte.

En este manifiesto Bolívar escribe con acento de autocrítica sobre los graves errores en que incurrieron los hombres de la Primera República de Venezuela, los cuales atribuye en buena parte al sistema federal que se adoptó, a la debilidad del gobierno, a la impunidad de los delitos, a la mala administración de las rentas públicas, a la falta de conciencia ciudadana para el fiel cumplimiento de los deberes constitucionales y el ejercicio de los derechos, a la ambición de unos pocos y al espíritu de partido que todo lo desorganizó.

A todo esto agregó los efectos del terremoto del 26 de marzo de 1812, la influencia de eclesiásticos contrarios a la Independencia, y la oposición al establecimiento de unas fuerzas armadas permanentes y bien organizadas bajo un mando único. Bolívar concluye que la Nueva Granada debe hacer suya la causa de Venezuela, ya que se trata de dos naciones hermanas, llamadas a marchar unidas para asegurar la libertad de todos (10).

También en el Manifiesto de Cartagena proponía fórmulas, que ayudaran a remediar las divisiones y  promover la unión de los distintos pueblos de América para lograr el objetivo común, la Independencia, ya que en ese momento existía la tensión de Cundinamarca en contra de las demás provincias, y Bolívar apoyará al presidente de Cartagena de Indias: Manuel Rodríguez Torice en contra de Antonio Nariño, Presidente de las Provincias Unidas de Nueva Granada (Cundinamarca), pero le dará su apoyo en el Manifiesto al Presidente de Santa Fe de Bogotá: Nariño; el Manifiesto de Cartagena tiene la influencia del pensamiento de Miranda.
La Nueva Granada se dividía entre centralista y federales, que luchaban entre sí,  se amenazaban con la guerra civil. La ciudad como Cartagena, aunque permanecía fiel a la independencia, se había revelado a la autoridad de Bogotá, y se declaró independiente. La anarquía abatía en el país.
Bolívar no estaba desalentado por este cuadro de desintegración, por el contrario como político aprovecharía la situación en su beneficio, basaba sus cálculos y esperanzas en el hecho de que un estado amenazado por la guerra civil y la posible invasión  de Venezuela, necesitaría de sus servicios.

Así al poco de llegar, Bolívar solicitó al gobierno de Cartagena prestar servicio con sus tropas y le fue concedido el mando, en comisión de servicio, de una guarnición de 70 hombres en la pequeña localidad de Barrancas, bajo las órdenes del coronel Pierre Labatud, con la que empezaría a forjarse su futuro prestigio militar.

El plan del coronel Labatud era avanzar hacia Santa Marta donde se encontraba el núcleo principal de los realista compuestos por indios guajiros, mientras Bolívar permanecía en Barrancas, con la misión de defender el paso del río si los indios flanqueaban a Labatud, y cortaban las comunicaciones de Cartagena con Bogotá al tomar las riberas del río Magdalena, Bolívar le ordenó al teniente Francisco Molina detener las bandas realistas, afortunadamente Labatud venció en Santa Marta, de lo contrario Cartagena hubiera quedado incomunicada (11).

Bolívar aprovechó las redadas para hacerse con el botín, y mejorar su posición social, y repartirse el botín de guerra con los funcionarios; el coronel Labatud pidió por desatender sus órdenes de permanecer en Barrancas, una Corte Marcial para Bolívar, que fue desatendida por el Presidente de Cartagena: Torrice, en la siguiente carta narra la expedición:

“Guamal, 30 de diciembre de 1812


“Hoy he entrado aquí sin la menor resistencia como verá Ud en el adjunto que dirigirá al presidente”.
“Remito a Ud esas cargas de azúcar y harina que se servirá mandar vender por cuenta de la tropa que hizo este botín. Nosotros tenemos el gusto de regalar a Ud una carga harina que escogerá. Es preciso que nombre jefes civiles, y Ribón militares para organizar esto, pues yo sigo al amanecer al Banco” (12). 

A través de artículos de prensa, proclamas, bandos, proclamas y discursos: recurre con frecuencia al autobombo por motivo de propaganda política, que le permita prevalecer ante militares más experimentados, busca pactar con los jefes militares, que no vacilarán en rebelarse si las condiciones lo permiten, Bolívar no admitió jamás la competencia política a sus proyecto, reclutando como secretarios a los mejores pensadores e intelectuales de su tiempo, aceptando sus planteamientos.

Los pocos escrúpulos que Bolívar había demostrado en su ambiciosa carrera por el poder también los demostró en el ámbito privado, porque Bolívar fue un mujeriego empedernido, que tuvo decenas de amantes y aventuras, y no siempre las damas aceptaban de buena gana. Sin duda,  el motivo de su éxito amatorio, fue el poder que acumuló, porque no era especialmente agraciado.

En su correspondencia, a lo contrario de lo que hace un militar, que es conciso y realista mantiene un tono de adulación al utilizar frases tales como: Estimado tío mío, Excelentísimo señor, Amigo y compañero mío, Dios guarde a Uds, Mí estimado amigo, Mi general, Señor General, etc.

Su pequeña estatura, sus fuertes entradas de cabello, junto con su desmedida afición por las mujeres y su incapacidad de controlarla, fueron motivos de chismes, críticas y chanza entre sus contemporáneos, por el ambiente moral de su tiempo. Las críticas y bromas, las aceptó con amargura, dejando que los sucesos discurriesen, sin hacer nada para cambiarlo, algunas de ellas llegaron hasta el abuso de poder, situación que fue denunciada en su tiempo.

Por otra parte, su capacidad de liderazgo era mínima, lo mismo que la confianza que le tenía la tropa. Nunca compartió las penalidades de la guerra con los soldados, ya que prefería las fiestas y los banquetes; lo que junto a la dureza con que trataba a los soldados y enemigos, no generó adhesión alguna. Ante el soldado de a pie, Bolívar representaba unos valores alejados, la de los ricos mantuanos y los blancos de Caracas, por lo que era difícil su mando político. Ello explica, cómo a pesar de su superioridad intelectual, acabó siendo desplazado por Santander o Páez.

El futuro “Libertador” se hacía retratar en poses militares, algunas veces con gesto épico, para seducir a Venezuela a través de la propaganda, de ahí que enviara una gran cantidad de retratos vestido de General, siempre en actitud de grandeur, copiando los medios de difusión de Napoleón, que solo dejó de utilizar cuando su condición física entró en decadencia. 
                   
Bibliografía:

(1) 
http://www.cervantesvirtual.com/bib/bib_autor/bolivar/nacional.shtml. “Simón Bolívar, el Libertador.  “. Manuel Pérez Vila. Sociedad Bolivariana de Venezuela, Caracas, 1968.

(2) 
http://www.presidencia.gob.ve/doc/publicaciones/otras_publicaciones/rebeliones.pdf. “Rebeliones, Alzamientos y Movimientos pre-independentista en Venezuela”. Teresa Pinto González.  P 155. Tomado de Guillermo Morón. Historia de Venezuela. p. 253.

(3)  
http://www.presidencia.gob.ve/doc/publicaciones/otras_publicaciones/rebeliones.pdf. Idem.  “Rebeliones, Alzamientos y Movimientos pre-independentista en Venezuela”. Teresa Pinto González.  Historia de Venezuela. p. 253.

(4) 
http://es.wikipedia.org/wiki/Conspiraci%C3%B3n_de_1808. “Conjuración de los Mantuanos”.

(5) Ermila Troconis de Veracochea. "Historia de las cárceles en Venezuela (1600-1890)". Academia Nacional de la Historia. Caracas. 1983. P 135-136.

(6) Ermila Troconis de Veracochea. "Historia de las cárceles en Venezuela (1600-1890)". Academia Nacional de la Historia. Caracas. 1983. P 135. Tomado de  ANH. Colección Laureano Villanueva, 2 parte. Documento 632.

(7) Idem.

(8) Simón Bolívar. "Obras Completas". Cartas-Año 1812. Maveco Ediciones. Volumen I.  Caracas, 12 de Julio de 1812. P 32-33.

(9) Tomás Polanco Alcantar. "Simón  Bolívar. Ensayo de una interpretación a través de sus documentos". Ediciones GE. CA. 1995. P270.

(11) Gerhard Masur. "Simón Bolívar". Ediciones Grigalbo. Caracas. 1987. pp 131-139.

(12) Idem. Simón Bolívar. "Obras Completas". Cartas-Año 1812. Maveco Ediciones. Volumen I.  Caracas, 12 de Julio de 1812. P 34.                                               
                                      (Continuará)

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