sábado, 5 de julio de 2014

La Locura como Salida: La Teología Humanista. Por Kelder Toti

La Locura como Salida: La Teología Humanista.

                                       Por Kelder Toti.

La Teología Humanista es una forma de humanismo que sostiene que la ciencia y el conocimiento científico son herramientas de Dios, sin caer en las ataduras sobrenaturalistas y dogmáticas, que las podemos aceptar. Desde la perspectiva escolástica de San Agustín y Abelardo el Universo perdió la finalidad y el interés  especial en Dios . La humanidad es parte de la acción de Dios, y la aplicación de la ciencia y de la razón humana es un recurso para crear un mundo más humano y católico.

La Antipsiquiatría es un concepto acuñado originalmente por David Cooper y que se usa para designar a diferentes enfoques y doctrinas políticosociales en el área de la salud mental que tienen en común ser detractoras de la psiquiatría. El amplio espectro de enfoques que hoy engloba va desde la crítica en diferentes grados y dirigida a aspectos específicos, hasta el abierto y completo rechazo del modelo, la teoría y la práctica psiquiátrica convencional. La crítica apunta a la psiquiatría como ciencia, como área de la medicina y como sistema asistencial para las personas que sufren dolencias mentales.

De todas las especialidades de la medicina, la psiquiatría es la única que ha concitado la formación de un movimiento crítico muy estable. Por tener ya casi dos siglos de historia y reunir a autores de diversas disciplinas (medicina, psicología, pedagogía, antropología, sociología y hasta el psicoanálisis), la antipsiquiatría tiene un carácter de movimiento contracultural.

Principales críticas a la psiquiatría

Básicamente se cuestiona que la psiquiatría use herramientas y conceptos médicos inadecuados, «medicalizando» problemas que son de índole social; que trate a los pacientes contra su voluntad, siendo demasiado dominante en comparación con otros enfoques; que esté comprometida por nexos económicos con las compañías farmacéuticas; y que utilice sistemas categoriales de diagnóstico que estigmatizan a las personas, entre ellos el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM), o la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE). Estas estigmatizaciones diagnósticas son rechazadas no solo por muchos «pacientes», que las ven lesivas para la propia estima e identidad, sino también por profesionales del área de la salud mental, aunque no todos ellos adhieran necesariamente a la antipsiquiatría.

El enfoque cuestiona fuertemente los términos de «enfermedad mental», «trastornos psicológicos» o «esquizofrenia», debido a que, según se plantea, catalogan y encasillan a las personas en el diagnóstico que se les otorgó y, en consecuencia, los diagnosticados tenderían a comportarse de acuerdo a esa descripción.

Para la psiquiatría, muchas enfermedades mentales, como la esquizofrenia son incurables y solo se pueden controlar, aliviando algunos de sus síntomas, mediante la administración de medicamentos. Por lo contrario, la antipsiquiatría critica radicalmente el concepto de «enfermedad mental» y sí pretende una «sanación» (en el sentido de una liberación de los síntomas y manifestaciones que bajo este concepto describe la semiología psiquátrica) y para ello propone alternativamente una forma de terapia radical, de carácter psicosocial.

Psiquiatría, antipsiquiatría y psicología

Mientras que la psiquiatría es una especialidad médica que en la actualidad se estudia e imparte en todas las facultades de medicina del mundo, la antisiquiatría se sitúa en el ámbito de los movimientos y enfoques psicosociales y sociopolíticos de salud mental. No se trata de una disciplina que utilice el método científico, al menos no de una forma completa y ortodoxa. Las publicaciones de la antipsiquiatría no encuentran mayor eco en los medios aceptados por la instituciones académicas y universitarias de investigación científica dedicadas al tratamiento de los trastornos mentales, pero habitualmente sí tienen una recepción académica relativamente amplia en el ámbito de las ciencias sociales.

Una de las formas de este movimiento es la que propone e impulsa una psiquiatría de otro tipo, aquella que se encuentra en línea con el modelo del trauma de los trastornos mentales. En tal caso la tendencia antipsiquiátrica se enmarca en el concepto más amplio de psiquiatría social. Muchos «antipsiquiatras», especialmente quienes tienen formación en medicina y psiquiatría, prefieren distanciarse del término «antipsiquiatría», por las asociaciones peyorativas que a veces conlleva.

Otras alternativas a la práctica psiquiátrica actual pueden sustentarse en la psicología, la cual permite comprender la psicopatología desde otro punto de vista totalmente independiente al modelo médico de la psiquiatría.

Orígenes de la antipsiquiatría

Voces de oposición a la psiquiatría han existido desde sus orígenes, mientras se establecía a como especialidad médica. Emil Kraepelin introdujo nuevas categorías médicas de enfermedad mental, que finalmente se aceptaron en la profesión a pesar de basarse más bien en la observación de la conducta que en la patología o la etiología. Las primeras controversias giraron alrededor de los derechos de los llamados locos en los hospitales psiquiátricos.
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Las primeras tendencias enfocadas hacia la humanización de la psiquiatría y que suelen citarse como antecedentes de la ideología antipsiquiátrica se remontan al siglo XVIII y los autores relevantes son Philippe Pinel, en Francia y Vincenzo Chiarugi, en Italia. Ellos sentaron las bases de lo que en el siglo XIX se denominaría «tratamiento moral», tendencia que vio sus principales impulsores en Inglaterra en William Tuke (1732 – 1822) y John Conolly (1794 – 1866) y en EE.UU., Dorothea Aix.

En los años 1930 se introdujeron varias prácticas médicas controvertidas, incluyendo la inducción artificial de convulsiones, por medio de electroshock, insulina y otras drogas, o la sección quirúrgica de porciones del cerebro (lobotomía cerebral o leucotomía). Ambos procedimientos se usaron ampliamente en psiquiatría, pero hubo mucha oposición basada en cuestionamientos morales, efectos nocivos o mala aplicación técnica.

En la década de los cincuenta se diseñaron en laboratorios nuevas drogas, especialmente el antipsicótico clorpromazina, las que gradualmente suplantaron a los tratamientos más controvertidos. Aunque inicialmente se aceptaron como un avance, pronto hubo también oposición, debido a los efectos adversos observados tales como la disquinesia tardía. Los pacientes comúnmente se oponían al tratamiento, rechazando la medicación psicofarmacológica, o, sin declararlo, simplemente no tomaban las drogas cuando no estaban directamente supervisados por el control psiquiátrico.

El término «antipsiquiatría», sin embargo, debutó recién a fines de los años 1960 y fue usado por vez primera por David Cooper en 1967, quien definió un movimiento que desafiaba abiertamente las teorías y prácticas fundamentales de la psiquiatría convencional. Este médico inglés y principal teórico de los inicios del movimiento en Gran Bretaña publicó en 1967 la obra Psiquiatría y antipsiquiatría que define el término. Fuertemente influenciado por el marxismo, Cooper plantea que la psiquiatría no es más que un instrumento del capitalismo, que tiene por objetivo reprimir a los rebeldes, a quienes no sucumben al conformismo burgués. Después de publicar una crítica a la familia con su escrito de 1971 (Muerte de la familia) se dedicó de lleno al estudio de la esquizofrenia e hizo también algunos aportes teóricos con su análisis de la gramática del discurso psicótico. Cooper mantuvo además una postura crítica frente al psicoanálisis institucional.

Otro destacado autor de esa misma década, revolucionario de las prácticas médicas y psicoterapéuticas y radical crítico de los conceptos de la psiquiatría convencional, fue el psiquiatra Ronald D. Laing, quien, sin embargo, jamás se llamó a sí mismo «antipsiquiatra» y mantenía diferencias importantes con la postura de Cooper, principalmente en la dimensión política de sus propuesta.

También hubo considerable oposición a la institución de los hospitales psiquiátricos, y se hicieron intentos de regresar a la gente a la comunidad y ofrecerles en cambio una red de instituciones comunitarias de apoyo. Este enfoque postulaba poner en el centro de todo el respeto de los derechos de los pacientes psiquiátricos, quienes debían ser vistos en primer término como personas y no únicamente como portadores de una mente enferma. El principal exponente y líder de este movimiento es el psiquiatra italiano Franco Basaglia.

El punto básico del enfoque antipsiquiátrico es el cuestionamiento de los diagnósticos y de las evaluaciones realizadas por los médicos y psiquiatras. Se plantea que el establecer un diagnóstico psiquiátrico implica etiquetar no solo un comportamiento determinado, sino a la persona en su conjuto, asignándole en la sociedad el papel de la etiqueta, por lo que todos quienes la rodean se comportan de acuerdo al papel que el médico le asignó. Por este motivo, la antipsiquiatría rechaza la postura del modelo médico y las teorías psiquiátricas enfocadas hacia las enfermedades mentales, ya que estas verían a la persona como una mente enferma antes de verla como persona. Laing y Cooper señalan que su principal interés es intervenir con la persona diagnosticada como esquizofrénica mediante un tratamiento particular llamado psicoterapia radical y enfatizan que las causas del estado mental se encuentran principalmente en las condiciones de la estructura de los vínculos familiares. En este contexto se postuló que la esquizofrenia podía entenderse como una lesión en el yo interno infligida por padres demasiado intrusivos psicológicamente ("esquizógenos").

El psiquiatra Thomas Szasz aseveró que la enfermedad mental es una combinación incoherente de conceptos médicos y psicológicos, aunque popular debido a que legitima el uso de fuerza psiquiátrica para controlar y limitar el desvío de las normas sociales. Los adherentes a esta perspectiva hablaron del "mito de la enfermedad mental" a causa del controvertido libro de Szasz con ese título, por lo tanto proponía, una diferencia entre la enfermedad mental y la física. La enfermedad dice Sasz pertenece al cuerpo y no a la mente, como si la mente fuera una esencia inviolable y esta separada del cuerpo y de sus enfermedades, no pertenece a la enfermedad física, sino que está en el área de los fenómenos existenciales de la persona y que no deberían atenderse con medicamentos, sino ayudarle a hacer una autoexploración de sus conductas y de sus situación existencial para lograr un equilibrio físico y mental.

La enfermedad no es un mito, pertenece a lo físico y el estado mental de la persona se relaciona con su propia existencia. (A pesar de que el movimiento originalmente descrito como antipsiquiatría llegó a estar asociado con el movimiento de la contracultura de los años sesenta, Szasz nunca estuvo involucrado en ese movimiento.) Michel Foucault, Erving Goffman y otros criticaron el poder y el rol de la psiquiatría en la sociedad, incluyendo el uso de la "institución total", el "etiquetamiento" y la estigmatización, Goffman pública un hecho real en el libro titulado internados, el cual trata de un grupo de psicólogos que estudian el DSM, posteriormente ensayan y actúan los "trastornos mentales" del Manual. Se hacen pasar por esquizofrénicos en un hospital psiquiátrico y los psiquiatras los aceptan como pacientes ya que muestran toda la sintomatología que viene en el DSM. El objetivo de estos psicólogos fue observar como eran los internados, como trataban a los "enfermos" y ver la dinámica que llevaban los psiquiatras ahí dentro. También cabe destacar a Iván Illich en la crítica general a toda la insititución médica - siguiendo con esta idea de "etiquetamiento" - y a Giorgio Antonucci, por su valiosa e incansable actividad orientada a la liberación de las personas a las que las instituciones psiquiátricas habían privado de su libertad.

La novela "Alguien voló sobre el nido del Cuco" se convirtió en un best seller, razonando en la preocupación pública sobre los procedimientos de medicación forzada, la lobotomía y el electroshock usados para controlar a los pacientes.

Los abusos psiquiátricos cometidos en la Unión Soviética también condujeron al cuestionamiento de la validez de la práctica psiquiátrica en Occidente. En particular, el diagnóstico de esquizofrenia de muchos disidentes políticos hizo que algunos cuestionaran el diagnóstico en general y el uso punitivo de la palabra esquizofrenia.

El movimiento antipsiquiátrico también fue propulsado por individuos con experiencia adversa en el cuidado psiquiátrico. Esto incluía a quienes sintieron que habían sido dañados por la psiquiatría o que creyeron que podrían haber sido ayudados por otro tipo de enfoques. En los años setenta el movimiento antipsiquiátrico estuvo involucrado en restringir muchas prácticas vistas como maltrato psiquiátrico. El movimiento de derechos gay increpó la clasificación de la homosexualidad como una enfermedad mental, y en un clima de controversia y activismo, en 1973/1974 la Asociación Psiquiátrica Americana decidió por una ligera mayoría (58%) eliminar la condición como categoría de enfermedad. Asimismo, hubo acciones legales de activistas que se fusionaron con el movimiento, como la lucha por los derechos humanos y las personas con discapacidades. Ambos añadieron su impronta a la teoría y acción antipsiquiátrica.

También hubo oposición al incremento de nexos entre la psiquiatría y las corporaciones farmacéuticas, las cuales se volvían cada vez más poderosas y, según se decía, tenían una influencia no justificada y solapada sobre la investigación y prácticas psiquiátricas. A su vez, se cuestionó la clasificación y el alegado mal uso de los diagnósticos psiquiátricos en manuales, en particular el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales que publica la Asociación Psiquiátrica Americana.

La antipsiquiatría cuestionó el pesimismo psiquiátrico sobre los catalogados de enfermos mentales. Los pacientes de salud mental demandaban que podían curarse completamente y anhelaban empoderamiento en la propia vida. Se idearon esquemas para combatir el estigma y la discriminación; para ayudar a la gente con problemas mentales a actuar en la sociedad y a involucrarse en servicios de pacientes de salud mental. No obstante, aquellos que activa y abiertamente discutieron la práctica tradicional de la psiquiatría permanecieron marginados en la psiquiatría, y en un menor grado dentro de la más amplia comunidad de salud mental.

Políticamente la antipsiquiatría está asociada a ideas políticas fundamentadas en el humanismo secular o religioso, y en el civilismo libertario, indistintamente si se es de izquierda o de derecha.

Sigmund Freud

Su interés científico inicial como investigador se centró en el campo de la neurología, derivando progresivamente sus investigaciones hacia la vertiente psicológica de las afecciones mentales, de la que daría cuenta en su práctica privada. Estudió en París con el neurólogo francés Jean-Martin Charcot las aplicaciones de la hipnosis en el tratamiento de la histeria. De vuelta en Viena y en colaboración con Joseph Breuer desarrolló el método catártico. Paulatinamente, reemplazó tanto la sugestión hipnótica como el método catártico por la asociación libre y la interpretación de los sueños. De igual modo, la búsqueda inicial centrada en la rememoración de los traumas psicógenos como productores de síntomas, fue abriendo paso al desarrollo de una teoría etiológica de las neurosis más diferenciada. Todo esto se convirtió en el punto de partida del psicoanálisis, al que se dedicó ininterrumpidamente el resto de su vida.

Freud postuló la existencia de una sexualidad infantil perversa polimorfa, tesis que causó una intensa polémica en la sociedad puritana de la Viena de principios del siglo XX y por la cual fue acusado de pansexualista. A pesar de la hostilidad que tuvieron que afrontar sus revolucionarias teorías e hipótesis, Freud acabaría por convertirse en una de las figuras más influyentes del siglo XX. Sus teorías, sin embargo, siguen siendo discutidas y criticadas, cuando no simplemente rechazadas. Muchos limitan su aporte al campo del pensamiento y de la cultura en general, existiendo un amplio debate acerca de si el psicoanálisis pertenece o no al ámbito de la ciencia.

La división de opiniones que la figura de Freud suscita podría resumirse del siguiente modo: por un lado, sus seguidores le consideran un gran científico en el campo de la medicina, que descubrió gran parte del funcionamiento psíquico humano; y por otro, sus críticos lo ven como un filósofo que replanteó la naturaleza humana y ayudó a derribar tabúes, pero cuyas teorías, como ciencia, fallan en un examen riguroso.

El 28 de agosto de 1930 Freud fue galardonado con el Premio Goethe de la ciudad de Fráncfort del Meno en honor de su actividad creativa. También en honor de Freud, al que frecuentemente se le denomina el padre del psicoanálisis, se dio la denominación «Freud» a un pequeño cráter de impacto lunar que se encuentra en una meseta dentro de Oceanus Procellarum, en la parte noroeste del lado visible de la luna.

En 1881 se graduó como médico. Freud trabajó bajo la dirección de Theodor Meynert en el Hospital General de Viena entre los años 1883 y 1885. Como investigador médico, Freud fue un pionero al proponer el uso terapéutico de la cocaína como estimulante y analgésico. Entre 1884 y 1887 escribió muchos artículos sobre las propiedades de dicha droga. En base a las experimentaciones que él mismo realizaba en el laboratorio de neuroanatomía del notable patólogo austríaco y especialista en histología Salomon Stricker, logró demostrar las propiedades de la cocaína como anestésico local.

En 1884 Freud publicó su trabajo Über Coca (Sobre la coca), al que sucedieron varios artículos más sobre el tema. Aplicando los resultados de Freud, pero sin citarlo, Carl Koller utilizó con gran éxito la cocaína en cirugía e intervenciones oftalmológicas publicando al respecto y obteniendo por ello un gran reconocimiento científico.10 Se ha podido determinar - tras la publicación de las cartas a su entonces prometida y luego esposa, Martha Bernays11 - que Freud hizo un intento frustrado de curar con cocaína a su amigo Ernst von Fleischl-Marxow, quien era adicto a la morfina, pero el tratamiento sólo agregó una nueva adicción y finalmente falleció. Se le critica a Freud no haber admitido públicamente este fracaso, así como el hecho de que su biógrafo y amigo Ernest Jones tampoco lo haya reportado. Es también conocido que el propio Freud consumió cocaína por algún período de su vida, según se puede leer en la versión completa de su correspondencia con Wilhelm Fliess.

En 1886, Freud se casó con Martha Bernays y abrió una clínica privada especializada en desórdenes nerviosos. Comenzó su práctica para tratar la histeria y la neurosis utilizando la hipnosis y el método catártico que su colaborador Josef Breuer había aplicado con Bertha Pappenheim (Anna O.) obteniendo resultados que en aquel momento parecían sorprendentes, para posteriormente abandonar ambas técnicas en favor de la asociación libre, desarrollada por él entre los años 1895 y 1900, impulsado por las experiencias con sus pacientes histéricas. Freud notó que podía aliviar sus síntomas animándolas a que verbalizaran sin censura cualquier ocurrencia que pasara por su mente.

En 1899 se publicó la que es considerada como su obra más importante e influyente, La Interpretación de los Sueños, inaugurando una nueva disciplina y modo de entender al hombre, el psicoanálisis. Tras algunos años de aislamiento personal y profesional debido a la incomprensión e indignación que en general sus teorías e ideas provocaron, comenzó a formarse un grupo de adeptos en torno a él, el germen del futuro movimiento psicoanalítico. Sus ideas empezaron a interesar cada vez más al gran público y se fueron divulgando pese a la gran resistencia que suscitaban.

Freud innovó en dos campos. Desarrolló simultáneamente por un lado, una teoría de la mente y de la conducta humana, y por otro, una técnica terapéutica para ayudar a personas con afecciones psíquicas. Algunos de sus seguidores afirman estar influidos por uno, pero no por otro campo.

Probablemente, la contribución más significativa que Freud ha hecho al pensamiento moderno es la de intentar darle al concepto de lo inconsciente (que tomó de Eduard von Hartmann, Schopenhauer y Nietzsche) un estatus científico (no compartido por varias ramas de la ciencia y la psicología). Sus conceptos de inconsciente, deseo inconsciente y represión fueron revolucionarios; proponen una mente dividida en capas o niveles, dominada en cierta medida por una voluntad primitiva más allá de la esfera consciente y que se manifiesta en producciones tales como chistes, lapsus, actos fallidos, sueños y síntomas.

En su obra más conocida, La interpretación de los sueños (Die Traumdeutung, 1900), Freud explica el argumento para postular el nuevo modelo del inconsciente y desarrolla un método para conseguir el acceso al mismo, tomando elementos de sus experiencias previas. Como parte de su teoría, Freud postula también la existencia de un preconsciente, que describe como la capa entre el consciente y el inconsciente (el término subconsciente es utilizado popularmente, pero no forma parte de la terminología psicoanalítica).

La represión, por su parte, tiene gran importancia en el conocimiento de lo inconsciente. De acuerdo con Freud, las personas experimentan a menudo pensamientos y sentimientos que son tan dolorosos que no pueden soportarlos. Freud se refiere a esta idea a lo largo de toda su obra, principalmente en sus Trabajos sobre metapsicología. Estos pensamientos y sentimientos (al igual que los recuerdos asociados a ellos) no pueden, según sostuvo, ser expulsados de la mente, pero sí pueden ser expulsados del consciente para formar parte del inconsciente, manteniendo lo reprimido su efectividad psíquica y retornando en forma de alguna de sus producciones.

Aunque a lo largo de su carrera Freud intentó encontrar patrones de represión entre sus pacientes que derivasen en un modelo general para la mente, observó que sus distintos pacientes reprimían hechos diferentes. Advirtió, además, que el proceso de la represión es en sí mismo un acto no consciente (es decir, no ocurriría a través de la intención de los pensamientos o sentimientos conscientes).

Freud buscó una explicación a la forma de operar de la mente. Propuso una estructura de la misma dividida en tres partes: el Ello, el Yo y el Superyó:

El Ello representa las pulsiones o impulsos primigenios y constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Contiene nuestros deseos de gratificación más primitivos.

El Superyó, la parte que contrarresta al Ello, representa los pensamientos morales y éticos.

El Yo permanece entre ambos, y actúa mediando entre nuestras necesidades primitivas y nuestras creencias éticas y morales. No es sinónimo de la consciencia (existen partes del Yo que son inconscientes). Un Yo saludable proporciona la habilidad para adaptarse a la realidad e interactuar con el mundo exterior de una manera que represente el mejor compromiso entre los deseos y mociones pulsionales del Ello y las demandas restrictivas o punitivas provenientes del Superyó.

Freud estaba especialmente interesado en la dinámica de estas tres partes de la mente. Argumentó que esa relación está influenciada por factores o energías innatos, que llamó pulsiones. Describió dos pulsiones antagónicas:

Eros o pulsión de vida, una pulsión sexual tendente a la preservación de la vida.

Tánatos o pulsión de muerte. Esta última representa una moción agresiva, aunque a veces se resuelve en una pulsión que nos induce a volver a un estado de calma, Principio de nirvana o no existencia, que basó en sus estudios sobre protozoos (Más allá del principio de placer).

Freud también sostuvo que la libido madura en los individuos por medio del cambio de su objeto. Argumentó que la sexualidad infantil es "polimórficamente perversa", en el sentido de que una gran variedad de objetos pueden ser una fuente de placer. Conforme las personas van desarrollándose, van fijándose sobre diferentes objetos específicos en distintas fases:

Fase oral, ejemplificada por el placer de los bebés en la lactancia.


Fase anal, ejemplificada por el placer de los niños al controlar sus esfínteres.


Fase fálica. Propuso entonces que llega un momento en que los niños pasan a una fase donde se fijan en el progenitor de sexo opuesto (complejo de Edipo) y desarrolló un modelo que explica la forma en que encaja este patrón en el desarrollo de la dinámica de la mente. Cada fase es una progresión hacia la madurez sexual, caracterizada por un fuerte Yo y la habilidad para retardar la necesidad de gratificaciones.


Período de latencia, período en que se desarrollan fuerzas psíquicas que inhiben el impulso sexual y reducen su dirección.


Fase genital, surge en la adolescencia cuando maduran los órganos genitales. Hay un surgimiento de los deseos sexuales y agresivos.


El modelo psicosexual que desarrolló ha sido criticado desde diferentes frentes. Algunos han atacado la afirmación de Freud sobre la existencia de una sexualidad infantil (e implícitamente la expansión que hizo en la noción de sexualidad). Otros autores, en cambio, consideran que Freud no amplió los conocimientos sobre sexualidad (que tenían antecedentes en la psiquiatría y la filosofía de autores como Schopenhauer); sino que Freud "neurotizó" la sexualidad al relacionarla con conceptos como incesto, perversión y trastornos mentales. Ciencias como la antropología y la sociología argumentan que el patrón de desarrollo propuesto por Freud no es universal ni necesario en el desarrollo de la salud mental, calificándolo de etnocéntrico por omitir determinantes socio-culturales.

Freud esperaba probar que su modelo, basado en observaciones de la clase media austríaca, fuese universalmente válido. Utilizó la mitología griega y la etnografía contemporánea como modelos comparativos. Acudió al Edipo Rey de Sófocles para indicar que el ser humano desea el incesto de forma natural y cómo es reprimido ese deseo. El complejo de Edipo fue descrito como una fase del desarrollo psicosexual y de madurez. También se fijó en los estudios antropológicos sobre totemismo, argumentando que reflejan una costumbre ritualizada del complejo de Edipo (Tótem y tabú). Incorporó también en su teoría conceptos de la religión católica y judía; así como principios de la sociedad victoriana sobre represión, sexualidad y moral; y otros de la biología y la hidráulica.

Esperaba que su investigación proporcionara una sólida base científica para su método terapéutico. El objetivo de la terapia freudiana o psicoanálisis es, relacionando conceptos de la mente cartesiana y de la hidráulica, mover los pensamientos y sentimientos reprimidos (explicados como una forma de energía) hacia el consciente. Al inicio de sus trabajos con Breuer, Freud pensaba que esto podía realizarse a través de la catarsis y que ello conllevaría automáticamente la cura. Al poco tiempo, sin embargo, Freud abandona ambas ideas en beneficio del método de la asociación libre y de la interpretación de los sueños. Deja con ello atrás también la hipnosis y toda forma de técnica sugestiva, con lo que inaugura la técnica psicoanalítica propiamente dicha, a la que se agrega otro elemento central: a través de la relativamente poca intervención del psicoanalista, que adopta una postura neutral y abstinente, el paciente puede proyectar sus pensamientos y sentimientos sobre él. A través de este proceso, llamado transferencia, el paciente puede reconstruir y resolver conflictos reprimidos (causantes de su enfermedad), especialmente conflictos de la infancia con sus padres.

Es menos conocido el interés inicial de Freud por la neurología. En los comienzos de su carrera había investigado la parálisis cerebral. Publicó numerosos artículos médicos en este campo. También mostró que la enfermedad existía mucho antes de que otros investigadores de su tiempo tuvieran noticia de ella y la estudiaran. También sugirió que era erróneo que esta enfermedad, que había descrito William Little (cirujano ortopédico británico), tuviera como causa una falta de oxígeno durante el nacimiento. En cambio, dijo que las complicaciones en el parto eran sólo un síntoma del problema. No fue hasta la década de 1980 cuando sus especulaciones fueron confirmadas por investigadores más modernos.

Psicoanálisis:

Las hipótesis y métodos introducidos por Freud fueron polémicos durante su vida y lo siguen siendo en la actualidad, pero pocos discuten su enorme impacto en la psicología y la psiquiatría.

Freud desarrolló la llamada "cura del habla" que posibilitaría la mitigación y desaparición de los síntomas histéricos y neuróticos a través de un monólogo sin censura con el analista. Este, ubicado fuera de la vista del analizado, atendería con atención flotante y respetaría la reglas de la neutralidad y abstinencia, es decir, evitando juicios morales o de valor y no entregando satisfacciones sustitutas al analizado.

En momentos clave del trabajo asociativo, el analista haría intervenciones para interpretar el material expuesto. En la descripción inicial de la técnica, este proceso no tendría más finalidad que rememorar (hacer conscientes) ideas o recuerdos de eventos que, por ser dolorosos, humillantes o simplemente intolerables para el sujeto, fueron reprimidos en el inconsciente. Trayendo todo este material reprimido a la conciencia se le haría perder su poder patógeno y los síntomas desaparecerían. Este proceso, sobre el papel sencillo, supone un esfuerzo intenso para el analizado, ya que, las mismas fuerzas que otrora posibilitaron la represión hacia el inconsciente de las ideas y recuerdos traumáticos, se opondrían virulentamente a que sean traídos a la conciencia, es decir, a ser recordados. Estas fuerzas que se oponen al avance de la terapia y mejoramiento del analizado son denominadas resistencias.

En una época posterior de su trabajo, Freud descubriría que no basta con simplemente «hacer consciente lo inconsciente». En los Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis (1914), particularmente en el trabajo Recordar, repetir y reelaborar, introduce el concepto de reelaboración (durcharbeiten) de las resistencias, como otra pieza central del trabajo analítico «...que produce el máximo efecto alterador sobre el paciente y que distingue al tratamiento analítico de todo influjo sugestivo».

Los desarrollos teóricos tras la publicación de Más allá del principio del placer en 1920 tendrán nuevas implicaciones para la técnica terapéutica analítica. En esta obra, Freud realiza una redefinición de su primera teoría de las pulsiones e introduce ahora la pulsión de muerte. La inercia del síntoma en la cura analítica queda explicada a partir de allí a través de la compulsión de repetición movilizada por la pulsión de muerte.

Finalmente, Freud retoma el tema de la técnica en 1937 en los textos Análisis terminable e interminable (1937) y Construcciones en el análisis (1937) ambos trabajos de tono menos entusiasta (según apunta James Strachey en el prólogo32 ) en los que Freud describe de manera más realista los alcances y limitaciones de la técnica por él desarrollada.

Críticas:


Desde el punto de vista de la medicina, la teoría y práctica freudiana han sido sustituidas por los descubrimientos empíricos a lo largo de los años. La psiquiatría y la psicología como ciencias rechazan hoy la mayor parte del trabajo de Freud. Sin embargo, muchas personas continúan aprendiendo y practicando el psicoanálisis freudiano tradicional. En el ámbito del psicoanálisis moderno, la palabra de Freud sigue ocupando un lugar determinante, aunque sus teorías aparecen reinterpretadas por autores como Sándor Ferenczi, Jacques Lacan, Melanie Klein y Wilfred Bion. Sigmund Freud y sus teorías han recibido gran cantidad de críticas por parte de diversos autores, además del rechazo por movimientos feministas por explicar a la mujer como un hombre sin falo y su concepto de envidia del pene.

Infalsabilidad:

Karl Popper lo critica en su trabajo sobre la filosofía de la ciencia por basar su teoría en hipótesis no falsables y por replantear la evidencia cuando no confirma las hipótesis recurriendo a lo infalsable. En su modelo de demarcación de la ciencia, Karl Popper tomó al psicoanálisis como ejemplo de seudociencia, en contraste con la teoría de la relatividad de Albert Einstein. Popper observó que mientras las condiciones de refutación de las hipótesis de Einstein estaban determinadas con precisión y Einstein estaba dispuesto a empezar de nuevo si la evidencia no las sustentaba, las teorías de Sigmund Freud eran infalsables y le permitían reinterpretar la evidencia para mantener las hipótesis pese a la falta de sustento empírico.

Adolf Grünbaum considera que el psicoanálisis sólo es infalsable en la situación analítica por la relación circular que genera en las explicaciones sobre deseos inconscientes. Grünbaum considera que la teoría sí puede ser falsada y que resulta ser falsa.

Inefectividad del tratamiento:

En la década de los años 60, Hans Eysenck recopiló y criticó todos los estudios existentes sobre la efectividad del psicoanálisis. El resultado fue que el tratamiento psicoanalítico no supone ninguna mejora sobre la tasa de remisión espontánea (sin tratamiento) de las neurosis.41 Eysenck afirmó que Freud «fue, sin duda, un genio; no de la ciencia, sino de la propaganda; no de la prueba rigurosa, sino de la persuasión».

Freud es criticado también por varios autores por haber falseado los resultados de sus investigaciones. Historiadores y periodistas han mostrado que hay una gran divergencia entre la evolución de los casos clínicos tal como Freud los relata en sus textos y los casos reales. Uno de los casos más famosos es el de Serguéi Pankéyev (el hombre de los lobos), investigado por la periodista Karin Obholzer, quien habría demostrado que Pankejeff jamás se curó.

Homosexualidad como «perversión»:

Las minorías sexuales critican también su teoría por considerar la homosexualidad como una «perversión sexual». No obstante, el término «perversión» dentro del marco teórico freudiano no lleva una carga peyorativa, sino que refiere a cualquier práctica sexual que se "desvíe" o aparte del objetivo de la reproducción, siendo de esta manera un concepto teórico despojado de todo juicio moral.

El gran impacto cultural de las teorías de Freud sobre el desarrollo psicosexual y posiblemente una falta de rigor u objetividad en su interpretación popularizó la idea de la homosexualidad como una enfermedad, aumentando en la primera mitad del siglo XX la internación de homosexuales en institutos de salud mental. El tratamiento psicoanalítico fue utilizado durante varias décadas para intentar curar la homosexualidad, promoviendo el surgimiento de varias psicoterapias con este mismo objetivo que se basan en algunas de sus teorías.

Sin embargo, es necesario aclarar que el mismo Freud sostuvo realmente en muchos de sus trabajos explicaciones acerca de la «inversión sexual» como el resultado de una «elección de objeto», que no demanda un juicio moral o ético ni el veredicto de «sanidad o insanidad» al sujeto, y tomando como ejemplo a los antiguos griegos y a grandes figuras de la historia, exime de culpas a los homosexuales limitándose a advertirles sobre los problemas que pueden tener en sociedades cuyos cánones morales les son adversos.

Inmutabilidad del complejo de Edipo:

El antropólogo Bronisław Malinowski, como resultado de su importante investigación de campo en las Islas Trobriand, criticó la tesis freudiana acerca de la inmutabilidad del complejo de Edipo, al mismo tiempo que su origen biológico. Freud había propuesto la existencia del complejo en todas las sociedades humanas en su obra Tótem y tabú. Malinowski intentó refutar esta percepción ortodoxa, rechazando el modelo darwiniano evolucionista sobre el cual Freud fundamentó su ensayo antropológico. La controversia más conflictiva no fue directamente con Freud, sino que se desarrolló entre Malinowski y Ernest Jones.

Fundamentó su postura estudiando la estructura matrilineal de los trobiandeses la presencia de las madres en la vida de los niños era bastante reducida (dado que las mujeres eran quienes llevaban a cabo las actividades económicas) y que los padres tampoco poseían un papel importante en la sociedad, ni se les reconocía su papel en la procreación. Las funciones de uno y otro progenitor pues, eran realizados por las hermanas mayores y por los tíos maternos de los niños. En esta constelación desarrollaban, generalmente, fantasías sexuales hacia sus hermanas, en tanto que odio hacia los tíos maternos. El libro en el que Malinowski expone sus resultados de campo y su crítica a la inmutabilidad del Edipo se titula Sexo y represión en la sociedad primitiva.

La crítica de Malinowski no niega la existencia del complejo como conflicto nuclear del sujeto, sino la universalidad de la disposición del complejo de Edipo al que se refería Freud (en el que la madre era objeto de deseo sexual y el padre de odio por parte del niño), modelo éste que asociaba con la sociedad austríaca. Por su parte, Malinowski sostenía que pueden existir múltiples variantes en dependencia de las relaciones de parentesco que imperen en cada sociedad particular.44 Esta hipótesis es compartida con distintas corrientes actuales del psicoanálisis que consideran el Edipo, tal como lo describió Freud, el característico de su época y sociedad, y que la estructura edípica puede mantenerse aunque roten los lugares y funciones de quienes ocupan esos lugares (familias monoparentales, familias con padres del mismo sexo y otras versiones modernas de las familias).

Juicios sobre normalidad y enfermedad mental

En general los críticos no increpan la noción de que algunas personas tengan problemas emocionales o psicológicos, o que la psicoterapia no sirva. En lo que están en desacuerdo con la psiquiatría es sobre el origen de estos problemas; en la corrección de caracterizarlos como "enfermedad" y sobre las opciones existentes para manejarlos. Por ejemplo, una preocupación primaria de la antipsiquiatría es que el grado de adherencia de un individuo a la comunidad, o a los valores mantenidos por la mayoría, puede ser usado para determinar el nivel de salud mental de la persona. Usando esta lógica, arguyen los críticos, en un desplante colectivo de violencia, como un linchamiento público, la persona que se abstiene a la violencia puede ser diagnosticada de "enfermo mental" y, consecuentemente, ser "tratada".

Algunos psiquiatras que no aceptan el modelo médico de los trastornos mentales, como Peter Breggin, mantienen que el etiquetar a los niños inflige humillación adicional y lesiona la autoestima del niño que ya ha sido traumatizado.

Etiquetamiento psiquiátrico

La diferencia entre "trastorno psicológico" y "enfermedad" es realmente importante. Un trastorno implica cierto desajuste con el contexto, cierto problema de adaptación persona-sociedad: lo cual hace que por definición no esté libre de valores. La enfermedad debe tener, por definición, una etiología conocida, una causa bien definida que está provocando directamente los síntomas.

Más aún, el diagnóstico psiquiátrico no es suficiente para diseñar un tratamiento psicoterapéutico y, al mismo tiempo, pueden hacerse tratamiento psicoterapéuticos sin necesidad del diagnóstico psiquiátrico. Carece de necesidad, por tanto, usar "categorías" con semejante carga negativa (Ref.: Entrevista motivacional).

Concretamente, desde el enfoque conductual, la conducta psicopatológica y la normal se aprenden mediante los mismos procesos. En este sentido, el término "trastorno" se acepta como "categoría" descriptiva de un cuadro clínico o "agregado de conductas", pero no se entiende al trastorno como causa de los síntomas, sino como la descripción misma de dichos síntomas.

Es decir, a modo de ejemplo, una persona está depresiva porque está triste (descripción), pero no está triste porque está depresiva (explicación). A una explicación donde "está triste por que está deprimido" y "está deprimido por que está triste", es un razonamiento denominado tautología lógica. De hecho, es esta uno de los argumentos que se esgrimen en contra de la psiquiatría. Como se evidencia desde la Controversia de la biopsiquiatría, esto hace que la psiquiatría sea poco "falseable".

Existen importantes críticas en lo que respecta a la validez de los diagnósticos en psiquiatría. El propio DSM-IV-TR entiende que diferentes trastornos pueden ser aplicados a una misma persona, de modo que los trastornos son categorías no excluyentes. De hecho, este fenómeno es muy frecuente en psiquiatría (Comorbididad).

Respecto a la fiabilidad, se encuentra una alta fiabilidad en los criterios generales (Ej. Esquizofrenia), pero una baja fiabilidad en la especificidad de los criterios (Ej. casificar en los distintos tipos de esquizofrenia). (Ref.:La invención de la enfermedad mental). Recordemos que la fiabilidad hace referencia a la consistencia de "medir siempre lo mismo" o "estar midiendo algo constante", pero la fiabilidad por sí sola puede implicar que personas con el trastorno queden fuera de esa medición o personas sin el trastorno queden dentro.

Respecto la validez (Psicometría), supone una gran critica de los trastornos: el DSM-IV-TR es según sus autores un libro de psiquiatría donde se enfatiza el aspecto estadístico, tal y como atestigua el título de la obra. Medir algo con fiabilidad no implica tener validez en lo medido, especialmente en la validez de constructo. Así, por ejemplo, unos ítems (criterios del trastorno, en este caso) que permitan medir con una alta fiabilidad el "Trastorno histriónico de la personalidad" no implica por sí solo que la categoría psicopatológica esté fundamentada en profundidad con una alta "validez de constructo". En este sentido, el propio DSM-IV-TR, en su apartado "Definición de trastorno mental", admite que estos carecen de una definición operacional y que dicha manifestación individual de disfunción se define mediante un cuadro clínico, cualquiera que sea su causa. Indagando aún más en las profundas diferecias entre validez y fiabilidad, la validez podría resumirse en "saber qué se está midiendo".

La diferencia entre el trastorno por estrés postraumático y el trastorno por Estrés Agudo es, únicamente, el criterio "tiempo": si los síntomas están presentes durante menos de un mes será Estrés agudo, más de un més Post-traumático. (Ref: DSM-IV-TR). ¿Por qué dos trastornos distintos se distinguen únicamente del criterio tiempo?. Otro problema añadido sería que no se sabrá si es un Estrés Postraumático hasta que pase el mes entero. Este tipo de metodología es conocida como Ad hoc y presenta serias críticas.

Un ejemplo más, especificado en el propio DSM-IV-TR, una fobia a las serpientes es sólo un trastorno en un país donde haya serpientes o si la persona está en contacto con estas, pero si el paciente vive en un país donde no hay serpientes y no estará en contacto con ellas, no hay trastorno, ya que no limita su vida. (Ref.: Explícitamente en el DSM-IV-TR). Luego, se deduce, "lugar donde vives" viene a ser el criterio que determinará si hablar de un trastorno o no.

Otra crítica importante de la validez consiste en las contradicciones que muestran la investigación en neurociencia. Los trastornos psiquiátricos han sido definidos antes de la extensa investigación en psicopatología y variables orgánicas. Actualmente, los datos relativos a trastornos mentales en endocrinología, neuroanatomía, neurotransmisores u otras alteraciones funcionales, todos estos datos, muestran algunas inconsistencias respecto a la organización actual de los trastornos. Para este apartado se recomiendo ver directamente los artículos sobre la evidencia biológica de cada uno de las "enfermedades mentales".

Por citar un ejemplo entre tantos, parece ser que el Trastorno bipolar y la Esquizofrenia guardan cierta relación (Psicosis), a pesar de formar categorías psiquiátricas muy distintas (trastorno afectivo y trastorno psicótico, respectivamente). Lo cual indica pudieran replantearse las categorías actuales, ya que algunos datos biológicos suponen incongruencias con las categorías actuales; es decir, no tanto buscar evidencia biológica de los trastornos actuales, sino usar la evidencia biológica actual para construir, junto a otras disciplinas científicas, nuevas categorías (un proceso más inductivo, ya que el actual es más bien deductivo).

También hay problemas al usar criterios diagnósticos estandarizados en diferentes países, culturas, géneros o grupos étnicos. Los críticos frecuentemente alegan que las prácticas psiquiátricas dominadas por varones blancos occidentales son desventajosas, y que malentienden a aquellas de otros grupos. Por ejemplo, "varios estudios han mostrado que con frecuencia los afro-americanos son más diagnosticados de esquizofrenia que los caucásicos.

Por otro lado existe una crítica radical a los fundamentos de la psiquiatría. Sus exponentes más destacados son Thomas Szasz - a nivel teórico - y Giorgio Antonucci, cuya extensa actividad práctica representa una experiencia única en el ámbito de la crítica a la esencia misma de la psiquiatría.

La psiquiatría y la industria farmacéutica

Los psiquiatras prescriben psicofármacos para adultos y niños. La administración de estas drogas puede ser voluntaria o, en ciertas situaciones, involuntaria. Los psiquiatras afirman que buena parte de esos medicamentos tienen una eficacia probada al mejorar y tratar diversos trastornos mentales. Esto incluye la gama que va desde los diferentes psicofármacos referidos como antidepresivos y tranquilizantes hasta los antipsicóticos.

Por su parte, los psiquiatras críticos mantiene que sus colegas exageran la evidencia de la medicación y minimizan la evidencia de efectos adversos.[cita requerida]. Los críticos también se quejan de que a los pacientes no se les da la información debida o el consentimiento informado; que los medicamentos psiquiátricos de hoy día no parecen ser específicos para trastornos particulares de la manera en que la psiquiatría lo mantiene; y que las drogas no mejoran desequilibrios químicos en el cerebro sino más bien inducen indeseables efectos secundarios. Por ejemplo, los niños a los que se les administra metilfenidato (Ritalin/Rubifen/Concerta) y otros estimulantes son más obedientes y sumisos con sus padres y maestros.

La influencia de las compañías farmacéuticas es otro de los temas centrales en el movimiento antipsiquiátrico. La industria farmacéutica es una de las más poderosas desde el punto de vista económico, y como varios investigadores han argüido, existen muchos nexos entre la profesión, la industria farmacéutica e incluso la Administración de Alimentos y Medicinas estadounidense (FDA por sus siglas en inglés). Las compañías de psicofármacos habitualmente financian buena parte de la investigación conducida por psiquiatras; anuncian medicamentos en revistas especializadas y conferencias; financian organizaciones de salud y realizan presiones sobre médicos y políticos. La cantidad de prescripción de psicofármacos se ha incrementado de manera extrema desde los años cincuenta y no hay signos de que vaya a disminuir. Según un estudio de 2002 del NIMH, en los Estados Unidos los antidepresivos y los tranquilizantes se encuentran en la clase de medicamentos más vendidos, y los neurolépticos y otras drogas psiquiátricas también tienen un ranking alto, con ventas en expansión.

Como solución de este alegado conflicto de intereses, los críticos proponen legislar la separación entre la industria farmacéutica de la profesión psiquiátrica.

Merece mención, además, que desde ciertas posturas explicar el mecanismo de acción de un psicofármaco mediante explicaciones basadas en neurotransmisores no es, realmente y en su sentido literal, una explicación. El cerebro es algo parecido a una compleja sopa neuroquímica, donde cada neurona se ve influida por la acción de otras miles en porciones tiempo realmente cortas.

Por ejemplo, se sabe que los más modernos antidepresivos (de inhibición selectiva)tardan unas semanas en hacer efecto, si bien no está explicado exactamente mediante qué proceso y por qué razón precisa exactamente ese tiempo. Por otro lado, que un trastorno esté relacionado con alguna excesiva actividad electroquímica por parte de la amígdala del cerebro no implica que deba necesariamente usarse psicofármacos. Practicar deporte o la psicoterapia pueden, de hecho, contrarrestar dicha actividad electroquímica excesiva.

Electroshock

En contraste con otros profesionales de salud mental que usan la psicoterapia para problemas emocionales y desórdenes mentales, los psiquiatras pueden usar psicofármacos o intervenciones más controvertidas como el electroshock o la lobotomía.

A pesar de los efectos adversos, especialmente la pérdida de memorias, el uso del electroshock (también llamado terapia electroconvulsiva o TEC) es administrado en el mundo para diversos trastornos mentales.8 Unos 200.000 pacientes son tratados con TEC al año. Sin embargo, según el activista de salud Vernon Coleman, la práctica se encuentra ahora más limitada. "En los Estados Unidos el 92% de los psiquiatras no usan el TEC, y la ‘terapia’ es usada por una minoría de psiquiatras en otros países".

Coleman es uno entre un número creciente de críticos que creen que la TEC es "una desgracia en psiquiatría y para la profesión médica en general" (Ibíd.). Max Fink, un psiquiatra, declaró en el número de enero/febrero de 1978 de Comprehensive Psychiatry que "las principales complicaciones del TEC son la muerte, el daño cerebral y de memoria y las convulsiones temporales", aunque también cree que "ha salvado muchas vidas". En el número de marzo de 1983 de Clinical Psychiatric News, el doctor Sidney Samant declaró: "La terapia electroconvulsiva puede, en efecto, ser definida como una manera controlada de daño cerebral producido por medios eléctricos". Sin embargo, en 2003 una revisión sistemática concluyó que, a pesar de sus riesgos, la TEC "es efectiva a corto plazo en el tratamiento de la depresión",  aunque esta interpretación no siempre es compartida.

La psiquiatría y la ley

Los psiquiatras suelen ofrecer testimonio sobre si un sujeto se encuentra mentalmente enfermo para enfrentar un juicio, la así llamada "defensa por insania". Algunos psiquiatras como Thomas Szasz increpan el derecho de los psiquiatras y del sistema jurídico para hacerlo. Desde los años sesenta Szasz ha contendido que, como la enfermedad mental es un concepto incoherente, la defensa por insania debiera abolirse. La mayoría de sus colegas no aceptan su punto de vista.

Mientras que la defensa por insania es tema de controversia como posible excusa de criminalidad, otros críticos alegan que el estar internado en un hospital psiquiátrico es peor castigo que las prisiones para criminales, dado que involucra el riesgo de drogadicción involuntaria con neurolépticos o tratamiento con electroshock.

Cabe mencionar que según el propio DSM-IV-TR, el diagnóstico de enfermedad mental no confiere por sí solo referencia a la capacidad del sujeto, en términos legales. Para ello es preciso un diagnóstico más profundo. Esto sucede porque el cuadro clínico que implica un diagnóstico psiquiátrico (trastorno) acepta variabilidad mediante diferentes criterios, lo cual no asegura determinadas características por el hecho de tener un determinado trastorno.

La controversia en biopsiquiatría es una disputa continua sobre las bases científicas de la teoría y práctica en psiquiatría biológica. Específicamente, el debate es una crítica de las principales teorías psiquiátricas avanzado por psiquiatras y científicos que hoy día son minoría. El movimiento de sobrevivientes de la psiquiatría los apoya. Los críticos mantienen que el campo se encuentra errado de diversas formas. Arguyen que la carencia de biomarcadores es un fallo de evidencia que el trastorno mental tenga una causa somática, o causa biológica. En lugar de ello señalan los modelos del trauma para los trastornos mentales en la literatura psiquiátrica, que ha sido marginada en tanto que la investigación se ha orientado al modelo biológico desde los años ochenta.

Después de un siglo de progreso médico, diversas especialidades en medicina han desarrollado prácticas terapéuticas que han hecho más tratables las enfermedades. La psiquiatría biológica intenta investigar determinantes trastornos mentales ideando medidas somáticas como remedios. Aparentemente esta tarea está en consonancia con el espíritu de la ciencia; por ejemplo, en farmacología la biopsiquiatría se ha adherido a los estándares de prueba de los psicofármacos.

Una organización crítica de la biopsiquiatría, el Centro Internacional para Investigar la Psiquiatría y la Psicología, señala que el dominante enfoque postula variables somáticas como factores causativos en los trastornos mentales. Consecuentemente, la investigación en biopsiquiatría está confinada al modelo de enfermedad médica. En las palabras del profesor clínico de psiquiatría, Alvin Pam, "Dada esta visión del mundo fija, unidimensional, y mecanicista, la investigación en psiquiatría se ha dirigido a descubrir qué aberrantes factores genéticos o neurofisiológicos están detrás y son causa de la desviación social". Según Pam el enfoque de "culpar al cuerpo", el cual generalmente suministra medicamentos para el estrés mental, sustituye la evaluación del comportamiento perturbado en la familia, a putativos desequilibrios químicos.

Ronald David Laing

Ronald David Laing (nacido el 7 de octubre de 1927 en Glasgow (Escocia) y muerto el 23 de agosto de 1989), fue un psiquiatra escocés que escribió sobre la enfermedad mental, especialmente la psicosis.

Laing es conocido por sus teorías sobre las causas de las perturbaciones mentales. Su teoría sobre los padres "esquizógenos" estuvo a contrapelo de la ortodoxia psiquiátrica de su tiempo. Frecuentemente fue asociado con el movimiento antipsiquiátrico, aunque rechazó el epíteto.

Laing nació en el distrito Govanhill de Glasgow el siete de octubre de 1927, hijo de David Park MacNair Laing y Amelia Glen Laing. Estudió en la escuela de secundaria Hutchenson y posteriormente medicina en la Universidad de Glasgow. Trabajó dos años como psiquiatra en el Ejército Británico, donde descubrió que tenía un talento especial para comunicarse con gente con problemas mentales.En 1953 dejó el ejército y empezó a trabajar en el Hospital Gartnavel Royal de Glasgow. En este periodo participó en un grupo de discusión de inspiración existencialista dirigido por Karl Abenheimer y Joe Schorstein.

En 1956, invitado por John ("Jock") D. Sutherland, fue becado en la clínica Tavistock de Londres, ampliamente conocida por ser un centro de estudio y práctica de psicoterapia (especialmente psicoanálisis). En este tiempo colaboró con John Bowlby, Donald Woods Winnicott y Charles Rycroft.. Permaneció en el Instituto Tavistock hasta 1964.

En el mismo año 1956 empezó un proyecto psiquiátrico en el Kingsey Hall donde pacientes y terapeutas vivían juntos.

Inspirado por la psiquiatra norteamericana Elizabeth Fehr, Laing empezó a desarrollar unos equipos de talleres de renacimiento, en los que una persona designada elegía re-experimetar la lucha por romper el útero materno que era representado por el resto del equipo.

Laing fundó la Asociación Filadelfia que aún continúa ofreciendo formación y terapia. Otras organizaciones inspiradas en Laing son la Asociación Arbou y la New School of Psychotherapy and Counselling de Londres, donde se enseña terapia laingniana.

Interpretación de sus ideas

Laing habla de "curación" (luego hay una enfermedad previa), y plantea una crítica al tratamiento convencional en el que se niega al enfermo la posibilidad de una curación real. Según Laing la posibilidad de una curación pasa por un desenlace del proceso metanoico y no una mera interrupción, lo que podría dar lugar a una perniciosa cronificación de la enfermedad. Muy ligado a este concepto de proceso metanoico o metanoia está el de "casas comunitarias" que son residencias alternativas a las clínicas mentales convencionales en las que se respeta ese proceso metanoico y se permite que se produzca completamente, un ejemplo de estas casas es Kingsley Hall (en Londres). Este concepto es interesante siempre y cuando se garantice la seguridad de la experiencia psicótica con los riesgos que esta conlleva para la integridad física del propio enfermo y de las personas que le rodean.

En el pensamiento de Laing, la enfermedad mental no sería por tanto la propia psicosis sino el hecho del "atascamiento" existencial en el que ciertas personas tienden a entrar por una predisposición unida a unos determinados condicionamientos ambientales (ecológicos). Se abre por tanto una perspectiva diferente para los tratamientos de la esquizofrenia en los que más que interrumpir y penalizar de alguna manera la experiencia psicótica, como si esta fuera la verdadera enfermedad, se tiende a canalizarla de un modo seguro, hacia su desenlace (y para ello sea conveniente el apoyo de fármacos). Estas ideas son muy positivas porque desestigmatizan al enfermo planteándole la posibilidad abierta de su curación o sus curaciones, y de integrar con su propia forma de ser y su constitución la posibilidad de experimentar crisis psicóticas o procesos metanoicos.

Esto nos puede hacer reflexionar que para muchas personas la negación de la posibilidad de "experimentar" su psicosis es de alguna manera una fuente adicional de sufrimiento, ya que esta es una vía de liberación de una enfermedad que es en si la verdadera responsable de la crisis existencial. El medio ambiente más terapéutico por tanto no sería aquel en el que se tratara de impedir, de bloquear el proceso psicótico, por medios traumáticos como ciertas medicinas y electro-shocks o cosas parecidas, sino aquel en el que se permitiera al enfermo desarrollar el proceso de un modo seguro (con tratamientos farmacológicos adecuados, y verdadera atención humana de personal especializado), hacia la reorganización de su personalidad fragmentada y dividida.

Historia

En Historia de la locura en la época clásica Michel Foucault mantiene que la profesión psiquiátrica se originó en el siglo XVII como un método de pasar por alto las restricciones legales de encarcelamiento de indigentes. Los asilos estatales, con los que la profesión inició, eran básicamente cárceles para los pobres. La profesión médica se apropió de las llamadas casas para pobres en el siglo XIX.

Para los años 1930 las cárceles gigantescas de hospitales psiquiátricos se habían vuelto grandes e inmanejables. Se desarrolló la lobotomía y varios tratamientos de choque. En los años 1950 nuevos psicofármacos se diseñaron en laboratorio para tranquilizar a los internos.

Según Elliot Valenstein, en la imaginación popular moldeada por los medios recientemente la biopsiquiatría se ha vuelto más científica; tiene muchos psicofármacos eficaces, ha demostrado el fundamento genético de la esquizofrenia y se mueve siempre avante hacia psicofarmacología más específica. Sin embargo, en contraste con enfermedades cerebrales como los tumores, esclerosis múltiple, meningitis, epilepsia o neurosífilis, después de más de un siglo los biopsiquiatras no han demostrado que los trastornos principales que diagnostican estén relacionados con lesiones cerebrales. El manual popularmente conocido como la "Biblia" de la profesión psiquiátrica, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales o DSM por sus siglas en inglés, no asevera la existencia de biomarcadores para su lista de conductas. En palabras del veterano psiquiatra crítico de su profesión, Thomas Szasz:

El propósito de mi argumento es que hombres como Kraepelin, Bleuler y Freud no eran lo que pretendían o parecían ser —es decir, médicos o investigadores médicos—; eran, de hecho, líderes políticos, religiosos y conquistadores. En vez de descubrir nuevas enfermedades, extendieron, a través de la psiquiatría, las imágenes, el vocabulario, la jurisdicción, y de ahí el territorio de la medicina, a lo que no eran, y no son, enfermedades en el sentido original y virchowiano de la palabra.

La psiquiatría es la única especialidad médica en que el tratamiento involuntario y aún la hospitalización involuntaria se usan frecuentemente. La preocupación principal de Szasz es que una especialidad en que el criterio virchowiano, o de patología celular de enfermedad ha sido abandonado, puede conducir la sociedad a lo que llama medicina política o el Estado Terapéutico.

Críticas generales

La moderna práctica biopsiquiátrica trata de crear y usar criterios explícitos de diagnóstico para los trastornos mentales, el DSM. A este método suele llamársele neo-kraepeliniano debido a Emil Kraepelin, un psiquiatra que a finales del siglo diecinueve promovió esa clasificación taxonómica de conductas humanas.

Uno de los paradigmas del manual DSM, el concepto de esquizofrenia, ha sido puesto en tela de juicio desde varias perspectivas. Shannon Sumrall y otros mantienen que, independientemente de la publicidad en los medios de comunicación, está por probarse que la esquizofrenia sea una condición biomédica. Más significativamente, la etiología traumatogénica de algunos tipos de esquizofrenia ha sido considerada por algunos como un enfoque revolucionario en el campo de salud mental.

La cuarta edición del DSM es una lista de 374 trastornos. Sólo dos de ellos, el trastorno de estrés post-traumático y el trastorno de identidad disociativo se cree que son psicogénicos o causados por circunstancias traumáticas. Los biopsiquiatras mantienen que una gran cantidad de trastornos son entidades biomédicas de etiología desconocida. Por ejemplo, en una declaración de septiembre de 2003 la Asociación Psiquiátrica Americana, que representa a 36.000 médicos líderes en salud mental, concedió: "La ciencia del cerebro no ha avanzado al nivel en que los científicos o clínicos puedan señalar ya las lesiones patológicas o las anormalidades genéticas que en sí mismas sirvan como biomarcadores confiables de una enfermedad mental dada o un grupo de trastornos mentales [...]. Probablemente se demostrará que los trastornos mentales representan trastornos en la comunicación intracelular o un sistema de circuitos neuronales desorganizado" .

El psiquiatra Duncan B. Double se queja acerca de la postura futurista ("probablemente se demostrará... ") en este campo. En la profesión psiquiátrica la gente diagnosticada con un trastorno del DSM usualmente es tratada con drogas psiquiátricas y ocasionalmente con electroshock. Por lo mismo la carencia de marcadores biológicos en la profesión ha sido un tema de preocupación para Robert Whitaker, autor de La locura en los Estados Unidos.

Asimismo, el hecho que millones de niños estén siendo tratados con metilfenidato (de nombre comercial Ritalín en Norteamérica y Rubifen en algunos países hispanos) u otros medicamentos psiquiátricos ha sido un tema de preocupación para el psiquiatra Peter Breggin, un crítico líder de la biopsiquiatría, y sus colegas del Centro Internacional para Investigar la Psiquiatría y la Psicología.

Por otro lado, muchas de las críticas a la psiquiatría provienen de grupos religiosos que ven en las modernas neurociencias que tienen como una de sus premisas que toda conducta humana procede de la función de nuestro cerebro (Eric Kandel), una amenaza a los dogmas religiosos. La explicación de la conducta humana, y por lo tanto la alteración de la misma, por métodos biológicos podría ser considerado una herejía, inadmisible para estos sectores.

Enfoque en factores bioquímicos

La mayoría de los biopsiquiatras cree que, entre otros factores, el equilibrio de neurotransmisores en el cerebro es un regulador biológico de la salud mental. Según esta teoría, las emociones del espectro de lo "normal" reflejan el equilibrio adecuado de sustancias neuroquímicas, pero emociones anormales extremas, tales como la depresión clínica, reflejan un desequilibrio. Los psiquiatras alegan que los medicamentos regulan los neurotransmisores y también alegan que ellos tratan las personalidades anormales eliminando el exceso de neuroquímicos o suministrando un déficit (aunque la eficacia de los antidepresivos y antipsicóticos no es incontestable). Por otra parte, Elliot Valenstein, un psicólogo y neurocientífico, afirma que el amplio espectro de suposiciones bioquímicas de la psiquiatría convencional no están confirmados por la evidencia.

Estas creencias surgieron de los grandes y persistentes esfuerzos de las ventas de las compañías farmacéuticas y las estrategias de los departamentos de mercado. Las técnicas usadas pueden rastrearse a los métodos desarrollados por Edward Bernays, el primer practicante de relaciones públicas contratado para cambiar la opinión pública en cuestiones de medicina. Richard Smith (antiguo editor de la "British Medical Journal)" escribió sobre cómo la industria farmacéutica puede sutilmente influenciar lo que los doctores creen que es científicamente válido. Smith ha dicho "Debo confesar que me tomó casi un cuarto de siglo de editar el BMJ para despertar al hecho de lo que estaba pasando."8 Desde entonces Smith ha estado poniendo en alerta al mundo médico sobre los peligros en el sistema actual de difusión del conocimiento médico.

Un hecho que llama la atención es que la gente diagnosticada de esquizofrenia en los países no occidentales se recuperan con mucho mayor facilidad que los occidentales.9 En Mad in America Robert Whitaker postula que la explicación de esta situación es el efecto yatrogénico de los neurolépticos: demasiado caros en los países pobres pero fácilmente disponibles en los ricos.

A pesar de estas críticas, no existe otra teoría que cuente con mayor respaldo científico. Las explicaciones psicologizadas implícitamente parten de una premisa que se aleja de las investigaciones neurocientíficas al negar o minimizar la influencia de lo biológico. Lo más probable es que diversos factores biológicos como de aprendizaje del medio ambiente (que terminan modificando las interconexiones neuronales) influyan en conjunto sobre la conducta normal o alterada del individuo.

Escepticismo Científico.

El escepticismo científico (o escepticismo racional) es una posición práctica, filosófica, científica y epistemológica, en la que se cuestiona a las pseudociencias y, en general, la veracidad de las afirmaciones que carecen de prueba empírica suficiente. En la práctica, esta posición suele aplicarse al examen de afirmaciones y teorías que van en contra del razonamiento lógico y del método científico. El escepticismo científico se basa en el pensamiento crítico y se opone a afirmaciones que carezcan de prueba empírica verificable y contrastada.

Características del Escepticismo Científico:

Como cualquier científico normal y corriente dentro de la comunidad científica, un científico escéptico evalúa cualquier afirmación basándose en la verificabilidad, falsabilidad y reproducibilidad en lugar de aceptar afirmaciones o teorías basadas en fe, anécdotas, fuentes poco veraces o confiar en hechos/afirmaciones infalsables. Los escépticos frecuentemente enfocan su criticismo en afirmaciones que consideran inverosímiles, dudosas o que claramente se enfrentan con el conocimiento de ciencia comúnmente aceptado. Esto es lo que distingue al científico escéptico del científico profesional, que concentra sus tareas principalmente en verificar o falsabilizar las hipótesis creadas en un campo particular de la ciencia. Los científicos escépticos no afirman que afirmaciones o teorías poco comunes o extrañas deberían ser automáticamente rechazadas, sino que sostienen que fenómenos o afirmaciones extrañas o paranormales deberían poder ser examinados crítica y objetivamente y esas afirmaciones o fenómenos deberían de requerir de prueba a su favor antes de lograr el consenso científico y ser aceptadas como verdaderas.

Algunos de los objetivos más populares de los escépticos incluye a los psíquicos, parapsicólogos, apariciones marianas, curaciones milagrosas, estigmas, astrólogos, diversas creencias religiosas, homeópatas, cartas del tarot, abducciones alienígenas y percepción extrasensorial. Tales asuntos los escépticos califican de pseudociencia o carentes por completo de prueba contrastable. Escépticos como James Randi se han hecho famosos por rebatir afirmaciones sostenidas por estos individuos. Muchos escépticos también son ateos o agnósticos y tienen una visión del mundo naturalista, sin embargo existen también escépticos de la pseudociencia como por ejemplo Martin Gardner que expresan su creencia en un dios.

Desde un punto de vista científico, las teorías científicas se juzgan por diversos criterios filosóficos, tales como la navaja de Occam, falsabilidad y repetitividad. El escepticismo es parte del método científico; por ejemplo un resultado experimental no se puede considerar como probado hasta que muestre una cierta repetitividad.

Los principios del escepticismo es que sea el mismo individuo el que pueda llegar a una conclusión pensando por sí mismo y basándose en la prueba demostrable y no dejarse convencer por autoridades, escépticos o por cualquier otro factor/agente.

La visión escéptica ante las pseudociencias y la religión

El escepticismo es una manera de examinar afirmaciones o teorías extraordinarias donde la duda se sobrepone a la creencia, dada la falta de prueba demostrable. Los escépticos generalmente consideran equivocado creer en Ovnis o poderes psíquicos si no existe prueba empírica suficiente que respalde a estos fenómenos. El científico y escéptico Richard Dawkins apunta directamente a la religión en general como una fuente de violencia y de irracionalidad, y considera al creacionismo y al diseño inteligente como una amenaza a la biología. Poco después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuando le preguntaron en qué podría haber cambiado el mundo, Dawkins respondió:

    "Muchos de nosotros veíamos a la religión como una tontería inofensiva. Puede que las creencias carezcan de toda prueba pero, pensábamos, si la gente necesitaba un consuelo en el que apoyarse, ¿dónde está el daño? El 11 de septiembre lo cambió todo. La fe revelada no es una tontería inofensiva, puede ser una tontería letalmente peligrosa. Peligrosa porque le da a la gente una confianza firme en su propia rectitud. Peligrosa porque les da el falso coraje de matarse a sí mismos, lo que automáticamente elimina las barreras normales para matar a otros. Peligrosa porque les inculca enemistad a otras personas etiquetadas únicamente por una diferencia en tradiciones heredadas. Y peligrosa porque todos hemos adquirido un extraño respeto que protege con exclusividad a la religión de la crítica normal. ¡Dejemos ya de ser tan condenadamente respetuosos".

Algunos escépticos también se oponen a algunas sectas y nuevos movimientos religiosos a causa de su preocupación por lo que consideran falsos milagros realizados o respaldadas por el líder del grupo. A menudo se critican los sistemas de creencias que ellos consideran que entran dentro de lo extraño o irracional.


Crítica

Como respuesta al escepticismo científico, desde posturas críticas con esta visión, se ha acuñado el término pseudoescepticismo para referirse al escepticismo; alegando que niegan sin aportar pruebas, y por considerar el término pseudociencia como peyorativo[cita requerida]. Sin embargo, la carga de la prueba no debería caer sobre el escéptico; y aún cuando los científicos igualmente han presentado objeciones fundadas, se han creado ad hoc nuevas hipótesis no demostradas (a menudo recurriendo a la falacia del alegato especial), como son la memoria del agua para explicar las disoluciones por debajo del número de Avogadro en el caso de la homeopatía o las teorías de la conspiración para explicar la falta de confirmación de los gobiernos en el caso de la ufología.

Enfoque en factores genéticos

Para la biopsiquiatría, los factores genéticos son de vital importancia para determinar trastornos mentales particulares. Las razones presentadas sobre la ausencia de entendimiento genético es que los nexos entre los genes y los estados mentales definidos anormales parecen ser muy complejos; y que involucran influencias ambientales muy distintas, y que pueden ser condicionadas de diversas maneras, por ejemplo por la personalidad, el temperamento y los sucesos de la vida. Por lo tanto, si bien los estudios de gemelos sugieren que la personalidad es hereditaria hasta cierto punto, la base genéticas de un temperamento en particular, y su relación con los problemas de salud mental, es incierto en la actualidad.

Theodore Lidz , Jay Joseph (2003,12 200613 ) y otros arguyen que los biopsiquiatras usan terminología genética de manera no científica para proteger su enfoque, por ejemplo al referirse a los hallazgos de la base genética de trastornos mentales, más bien que al rol que juegan los factores del medio ambiente. Hay quienes proponen que las diferencias bioquímicas observadas en algunas enfermedades mentales no tienen una causa genética, sino que son efecto de una condición causada únicamente por el trauma psicológico. Otros arguyen que no hay ningún componente genético involucrado, sino que los patrones observados de transmisión familiar son neutrales respecto a la hipótesis de etiología genética versus la etiología ambiental. Lidz y Joseph mantienen que los biopsiquiatras se enfocan desproporcionadamente en entender la genética de individuos con problemas de salud mental a costa de abordar los problemas de la vida en los medios de familias o sociedades abusivas.

Técnicas de imágenes

Las modernas técnicas de imágenes como la resonancia magnética nuclear, la tomografía axial computarizada y la tomografía por emisión de positrones se usan ampliamente en la profesión médica. Sin embargo, a pesar de la publicidad mediática, en la literatura médica profesional el valor potencial de la información por imágenes para detectar auténticas lesiones cerebrales no es incontestable.15 Por ejemplo, la perfusión sanguínea que puede verse con estas técnicas no está considerada como un biomarcador en la profesión médica. En ciencia neurológica un biomarcador puede ser la fisiopatología, la histopatología o la presencia de microorganismos patógenos en el sistema nervioso. Los biopsiquiatras reconocen que no pueden demostrar ninguno de estos biomarcadores en los principales trastornos del manual DSM (Andreasen]], 2004).

¿La psiquiatría es ciencia o pseudociencia?

Los rubros arriba mencionados han conducido al "alegato" de que la psiquiatría es una pseudociencia. Con base en la generalmente aceptada filosofía de la ciencia, para que una teoría califique como ciencia exacta debe exhibir las siguientes características:

    "parsimonia": el fenómeno debe ser explicado en los términos más simples (navaja de Occam);
    "empíricamente contrastable o refutable", también llamado "falseable" (véase Karl Popper).
    "intercambiable", es decir, de ser necesario han de hacerse cambios a la teoría si nuevos hechos son descubiertos;
    "progresiva": que abarque las previas descripciones y explique las nuevas que se le van añadiendo al modelo;
    "provisional", es decir, tentativa: la teoría no trata de aseverar que es una descripción o explicación final.
    La ausencia de explicación en una "Tautología lógica": Está triste porque está deprimido y está deprimido porque está triste.
    Ad hoc, impidiendo así ser falsable. Ejemplo: No se sabrá si el paciente tiene el trastorno hasta cumplir el criterio temporal, una vez supere ese criterio se sabrá que tenía y tiene un trastorno.

El psiquiatra Colin Ross y Alvin Pam mantienen que la psiquiatría no califica como ciencia desde varios ángulos;18 John Modrow19 que la mayoría de las hipótesis biológicas en psiquiatría violan la parsimonia y no pueden someterse a prueba de laboratorio, por lo que son incontrastables. Sin embargo, para muchos lo más probable es que la conducta humana y su disfunción sea más naturalmente explicados por una alteración del sistema nervioso central a nivel bioquímico o neurofisiológico en interacción con información procedente del medio externo. Esto más probable que la ausencia de causa o entes inaccesibles.

"Etiquetar a un niño de enfermo mental es estigmatización, no un diagnóstico. Darle a un niño una droga psiquiátrica es envenenamiento, no un tratamiento" - Thomas Szasz.
 "Si le hablas a Dios, es oración. Pero si Dios te habla, es esquizofrenia" - Thomas S. Szasz, The Second Sin, Anchor/Doubleday, Garden City, NY. 1973, Page 113.
"La salvación del hombre está en manos de los inadaptados creativos" - Martin Luther King.
"Preferiría estar solo / con un esquizofrénico / que con un psiquiatra" - Carol Batton.

Así, cada persona, con independencia del trastorno con el que haya sido diagnosticado, precisa que un profesional determine si "estaba en su sano juicio". Recuérdese que la psicopatología tiene competencias en este menester, por ejemplo al definir qué tipo de percepciones o pensamientos son "normales" o "anómalos-psicopatológicos"; lo cual es algo independiente a poder clasificarlos a modo de trastornos DSM.

Hospitalización involuntaria

La psiquiatría se encuentra a la cabeza en la práctica del cuidado en salud mental en pabellones psiquiátricos, u otros establecimientos médicos, usando coerción legalmente sancionada para admitir a individuos en contra de su voluntad. Los críticos señalan que esta práctica va en contra de uno de los principios rectores de las sociedades abiertas o libres: los principios de John Stuart Mill, tales como son presentados en su obra fundacional sobre el concepto de libertad. Mill arguye que la sociedad no debe usar la coerción para someter a un individuo mientras él o ella no dañe a otros. La hospitalización psiquiátrica involuntaria, aseveran los críticos, viola este principio. En contraste con la visión de Hollywood sobre los esquizofrénicos, la gente perturbada generalmente no es más propensa a la violencia que los individuos cuerdos (Monahan, 1992). La creciente práctica en el Reino Unido y en otros países sobre el llamado "cuidado en la comunidad" fue instituida en parte como respuesta a tales preocupaciones.

En casos de personas sufriendo de severas crisis psicóticas, las Soteria houses solía proveer, dicen los críticos, una alternativa más humanitaria y compasiva que la psiquiatría coercitiva. Las casas Soteria cerraron en 1983 debido a la falta de soporte económico. No obstante, recintos del tipo de Soteria houses se encuentran floreciendo en Europa, especialmente en Suecia y en otros países europeos del hemisferio norte.

¿Hacia un Estado Terapéutico?

El "Estado Terapéutico" es una frase acuñada por el psiquiatra norteamericano Thomas Szasz en 1963. Estados Unidos, bajo la presidencia de George W. Bush, comenzó a planear la implementación de una investigación a nivel nacional, el llamado Nuevo Comité de Libertad sobre Salud Mental, que buscará diagnosticar supuestos trastornos psiquiátricos en todos los residentes de la Unión. De ser aprobado por el Congreso e implementado, el proyecto tendría una significativa influencia de las compañías farmacéuticas. Quienes abogan por las libertades civiles advierten que el matrimonio entre el Estado y la psiquiatría podría tener consecuencias catastróficas para la civilización; Szasz cree que debe existir un sólido muro entre la psiquiatría y el Estado.

Eficacia de los psicofármacos

Según la revista científica Psicothema, que realizó una revisión a la luz de recientes investiaciones en aquellos años, concluyó que tan sólo en el trastorno bipolar y esquizofrenia, la psicoterapia se ha mostrado menos eficaz que el tratamiento con psicofármacos. En todo el resto de trastornos (12 en este artículo) la psicoterapia se evidencia como el tratamiento más eficaz.

Thomas Szasz

Thomas Istvan Szasz (Budapest, Hungría, 15 de abril de 1920 - 8 de septiembre de 2012) fue profesor emérito de psiquiatría en la Universidad de Siracusa en Nueva York. Szasz fue crítico de los fundamentos morales y científicos de la psiquiatría y uno de los referentes de la antipsiquiatría.

Es conocido por sus libros El mito de la enfermedad mental y La fabricación de la locura: un estudio comparativo de la inquisición con el movimiento de salud mental, en los que planteó sus principales argumentos con los que se le asocia.

Su postura sobre el tratamiento involuntario es consecuencia de sus raíces conceptuales en el liberalismo clásico y el principio de que cada persona tiene jurisdicción sobre su propio cuerpo y su mente. Szasz considera que la práctica de la medicina y el uso de medicamentos debe ser privado y con consentimiento propio, fuera de la jurisdicción del Estado, a su vez cuestiona los regímenes autoritarios y los Estados policiales.

Los argumentos de Szasz pueden resumirse como sigue:

El mito de la enfermedad mental: Es una metáfora médica para describir una conducta perturbadora, tal como la esquizofrenia, como si fuera una "enfermedad". Aunque la gente se comporte de manera perturbadora, no significa que tengan una enfermedad. Para que exista una verdadera enfermedad, la entidad debe ser capaz de medirse o probada de manera científica. Según Szasz, una enfermedad debe detectarse en una autopsia y cumplir con las definiciones de patología en lugar de ser decretada por votos por los miembros de la Asociación Psiquiátrica Americana. Las enfermedades mentales no son enfermedades reales, arguye Szasz, quien las coloca en la categoría de lenguaje metafórico. La psiquiatría, afirma Szasz, es una pseudociencia que parodia la medicina al usar terminología que suena a medicina: terminología que ha sido inventada los últimos cien años. Además de seudociencia, la psiquiatría es un sistema de control social, no una rama de la medicina de acuerdo a Szasz. La noción que la psiquiatría biológica es una verdadera ciencia ha sido cuestionada también por otros críticos.

Separación de la psiquiatría del Estado: El Estado no tiene derecho a forzar ‘tratamientos’,solamente el consentimiento del paciente legitima un tratamiento ni utilizarlo en educación pública y privada.

Abolición de la hospitalización involuntaria: Nadie debe ser privado de su libertad a menos que haya sido encontrado culpable de una ofensa criminal. Según Szasz, privar a una persona de su libertad ‘por su propio bien’ es inmoral.

Szasz es a veces identificado con el movimiento antipsiquiátrico. Para Szasz la hospitalización involuntaria es inmoral, si continúa indisputada, crecerá hasta convertirse en una distopía orwelliana.

En 1979 la Universidad Francisco Marroquín le otorgó a Szasz un *doctorado honoris causa en Ciencias de la Conducta por su labor profesional de psiquiatría y por su compromiso con la libertad individual.

Alice Miller

Alice Miller (Piotrków Trybunalski, Polonia, 12 de enero de 1923 – Saint-Rémy-de-Provence, Francia, 14 de abril de 2010) fue una psicoanalista conocida por su trabajo en maltrato infantil y sus efectos en la sociedad así como en la vida de los individuos. Nació en Polonia, en el seno de una familia judía, pero creció y estudió en Suiza. Obtuvo su doctorado en filosofía, psicología y sociología en 1953 en Basilea. En 1986 Miller fue galardonada con el premio Janusz Korczak por la Liga Antidifamación. Tuvo dos hijos.

"Culpabilizando" a los padres

La introducción a su primer libro, El drama del niño dotado publicado en 1979, contiene un famoso párrafo que resume la perspectiva de Miller: "La experiencia nos enseña que, en la lucha contra las enfermedades psíquicas, únicamente disponemos, a la larga, de una sola arma: encontrar emocionalmente la verdad de la historia única y singular de nuestra infancia".

Miller se desencantó de su propia profesión, el psicoanálisis, después de muchos años de practicarlo. Criticó vehementemente la teoría psicoanalítica de las pulsiones, debido a que, según su opinión, esta teoría otorgaba el marco para que las experiencias traumáticas de los niños fuesen comprendidas como fantasías infantiles, negando así la realidad del abuso y del maltrato infantil. Estas discrepancias con el psicoanálisis la llevaron finalmente a renunciar en 1988 a la Sociedad Suiza de Psicoanálisis. Desde entonces y hasta su muerte en 2010, rechazó que se le catalogara como psicoanalista y prefería para sí misma la denominación de «Kindheitsforscherin» («investigadora de la infancia»).

Sus primeros tres libros fueron resultado de una investigación sobre lo que sentía eran importantes puntos ciegos en dicho campo. No obstante, cuando publicó su cuarto libro, Miller ya no creía que el psicoanálisis era viable de forma alguna.

Basándose en la psicohistoria, Miller analizó a Virginia Woolf, Kafka y otros: vidas en que encontró relaciones entre los traumas de su niñez y el devenir de sus vidas. Miller creyó que todos los casos de enfermedad mental, crimen y caer en sectas son ocasionados por traumas infantiles y un dolor interno no procesado con la ayuda de algún alma solidaria que ella llamó "testigo iniciado". En su cosmovisión este modelo abarca todas las formas de abuso infantil, incluyendo aquellas comúnmente aceptadas como cachetes o nalgadas a los hijos, que ella llamó pedagogía negra.

Miller culpó a los padres de las neurosis y psicosis de la humanidad. En nuestra cultura "No toques a los padres es la ley suprema", escribió Miller. Incluso los psiquiatras, psicoanalistas y psicólogos clínicos tienen un miedo inconsciente de culpar a los padres de los trastornos mentales de sus clientes. Según Miller, los profesionales de salud mental también son criaturas de la pedagogía negra internalizada en sus propias infancias. Esto explica por qué el mandamiento "Honrarás a tus padres" fue uno de los blancos principales en la escuela de psicología de Miller.

Miller llamó al electroshock para tratar a la depresión "una campaña en contra de los recuerdos". También criticó el consejo de los psicoterapeutas a sus clientes de perdonar a sus padres abusivos. Para Miller eso sólo impide el camino a la recuperación: recordar y sentir el dolor de nuestra niñez. "La mayoría de los terapeutas temen esta verdad. Trabajan bajo la influencia de interpretaciones destructivas sacadas tanto de religiones occidentales como orientales, que predican perdón al otrora maltratado niño". El perdón no resuelve el odio sino que lo encubre de manera muy peligrosa en el adulto ya crecido: produciendo el desplazamiento hacia chivos expiatorios, tal como Miller arguyó en sus psicobiografías de Hitler y Bartsch, ambos víctimas de un horrendo vapuleo parental.

El común denominador en los escritos de Miller consiste en explicar por qué los seres humanos prefieren no conocer su propia victimización en la niñez. El mandato inconsciente del individuo, el no ser consciente de cómo fue tratado en la infancia, conduce al desplazamiento: el irresistible impulso de repetir formas traumatogénicas de parentela en la siguiente generación de hijos.

Resumen de sus libros

Por tu propio bien (1980)

Miller presentó aquí la tesis de cómo los traumatogénicos métodos alemanes de crianza produjeron a un Hitler y a un asesino en serie de niños alemán llamado Jürgen Bartsch. En esta obra Miller introdujo el término "pedagogía negra". Los niños aprenden a tomar partido, "por su propio bien", por el punto de vista de sus padres en contra de ellos mismos. Para Miller, el proceso pedagógico tradicional es manipulación, y resulta en que el adulto ya crecido acata las autoridades, incluso si son líderes tiránicos o dictadores como Hitler. Miller incluso arguyó que abandonemos el término "pedagogía" en favor de la palabra "apoyo": algo similar a lo que los psicohistoriadores llaman la forma de apoyo en puericultura.
Du sollst nicht merken (1981)

A diferencia de los posteriores libros de Miller, éste está escrito en un estilo académico. Es la primera crítica de Miller al psicoanálisis, al que acusó de parecerse a las pedagogías negras que describió en Por tu propio bien. Miller fue crítica tanto de Freud como de Jung. Hizo un examen exhaustivo de la teoría freudiana de la libido edípica: un artilugio que convenientemente culpa al niño del abuso sexual de los adultos. Miller también critica a Kafka, quien fue maltratado de niño por su padre pero que cumple la función políticamente correcta de reflejar el maltrato en novelas metafóricas en lugar de denunciarlo.

La llave perdida (1988)

Este libro es básicamente una psicobiografía de Nietzsche, Picasso, Käthe Kollwitz y Buster Keaton. (En el último libro de Miller, El cuerpo nunca miente publicado en 2005, la autora incluyó análisis similares de Dostoievski, Chéjov, Schiller, Rimbaud, Mishima, Proust y James Joyce.)

Según Miller, Nietzsche no vivió en una familia amorosa y su legado filosófico es una metáfora de un impulso inconsciente de rebelión en contra de la opresiva tradición teológica de su familia. Su sistema filosófico está errado porque Nietzsche fue incapaz de hacer contacto emocional con el niño maltratado que llevaba dentro. Aunque Nietzsche fue castigado severamente por un padre que enloqueció cuando aquél era un niño pequeño, Miller no aceptó la teoría genética de la locura. Más bien, interpretó el quebranto psicótico de Nietzsche como resultado de una tradición familiar de puericultura prusiana.

El saber proscrito (1988)

En este libro más personal, Miller confesó que ella misma fue maltratada en su infancia. También introdujo el fundamental concepto milleriano de "testigo iniciado": una persona que está dispuesta a apoyar a otra persona dañada, empatizar con ella y ayudarle a obtener un entendimiento de su pasado biográfico. El saber proscrito también es autobiográfico en otro sentido. Marca la apostasía total y definitiva de Miller de su propia profesión, el psicoanálisis. La sociedad colude con las teorías de Freud a fin de cegarse ante la verdad de la propia infancia, una verdad que las culturas humanas han "proscrito". Irónicamente, los sentimientos de culpa inculcados en nuestras mentes desde nuestros más tiernos años refuerzan nuestra represión incluso en la profesión psicoanalítica. Miller: El saber proscrito (op. cit.)
Abbruch der Schweigemauer (1990)

Escrito en las postrimerías de la caída del Muro de Berlín, Miller censuró la cultura humana entera. El "muro del silencio" (Schweigemauer) es el muro detrás del que la sociedad —la academia, los psiquiatras, el clero, los políticos y los medios de comunicación— han buscado protegerse: negando los efectos destructivos del maltrato infantil para la mente. Miller continuó la confesión autobiográfica iniciada en El saber proscrito sobre su abusiva madre. En su libro Pictures of a Childhood: Sixty-six Watercolors and an Essay, Miller dijo que la pintura le ayudó a ponderar hondo en sus memorias. En algunas de sus pinturas Miller muestra a la bebé Alice empañada, algunas veces por una madre maligna.

Traicioné a esa pequeña niña [...]. Sólo en años recientes, con la ayuda de la terapia que me capacitó poco a poco a levantar el velo de la represión, pude permitirme experimentar el dolor y la desesperación, el estado de indefensión y la justificada furia de esa niña maltratada. Sólo entonces la dimensión del crimen en contra de la niña que otrora fui se hizo clara y transparente.

“Salvar tu vida”(2009)

Alice Miller no sólo explica, como en sus ensayos anteriores, la dinámica entre las causas y las consecuencias de la violencia contra la infancia, sino que revela cómo es posible superarla. Para ello, en primer lugar, propone establecer una nueva forma de comunicación con uno mismo y con los demás; el adulto que ha sufrido maltrato en su infancia, <<en lugar de compadecer a los padres, comprenderlos y culparse a si mismo…, ha de ponerse del lado del niño maltratado que una vez fue>>. De esta forma, la autora se introduce en un territorio no hollado hasta el momento, pues, en su opinión, nadie ha explorado la cuestión de lo que un niño siente cuando sufre maltrato, ni tampoco los efectos que la represión de estos sentimientos producen en la vida del adulto y en todo el entramado social. Este libro incluye una sección de respuesta a las cartas de los lectores, la cual permite ejemplificar varios casos.


http://es.wikipedia.org/wiki/Antipsiquiatr%C3%ADa. "Antipsiquiatría".
http://es.wikipedia.org/wiki/David_Cooper. "David Cooper"
"http://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Szasz".Thomas Szasz".
http://es.wikipedia.org/wiki/Escepticismo_cient%C3%ADfico. "Escepticismo científico".
http://es.wikipedia.org/wiki/Sigmund_Freud. "Sigmund Freud". 

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