Los Ustacha: Anton
Pavelic.
Por
Kelder Toti.
Ante Pavelić (Bradina, municipio de Konjic, Bosnia y
Herzegovina; 14 de julio de 1889 – Madrid, España; 28 de diciembre de 1959) fue
un militar, político y dictador croata, líder y miembro fundador del grupo
terrorista fascista Movimiento Revolucionario de Levantamiento Croata Ustaša
(en croata, «rebeldes» o «alzados») en los años 30 del siglo XX y más adelante
«caudillo» del Estado Independiente de Croacia (Estado títere y
colaboracionista con el Eje).
Pavelić nació en Bradina, en el norte de Hercegovina, el 14
de julio de 1889, entonces territorio bajo ocupación del Imperio austrohúngaro.
Sus padres procedían de la cercana región de Lika y su padre había emigrado a
Bosnia tras el traspaso de la provincia a control austrohúngaro en 1878. Su
padre era capataz de los ferrocarriles estatales. Recibió una enseñanza
irregular en diferentes escuelas, debido a los constantes traslados de su
padre.
Comenzó trabajando en los ferrocarriles bosnios. Más tarde,
al llegar a la edad adulta, Pavelić decidió trasladarse a Zagreb para estudiar
Derecho, graduándose de su Universidad de Zagreb en 1918. Habiéndose unido a un
grupo político nacionalista, en 1912 había sido detenido por las autoridades.
Tras su graduación comenzó a trabajar de abogado.
En su juventud se hizo miembro del Partido Puro por los
Derechos, cuyos miembros eran también conocidos como frankovci, por el fundador
del partido y seguidor de Ante Starčević (padre del nacionalismo croata
moderno), Josip Frank, que defendía la independencia de una «Gran Croacia». En
1918 fue elegido secretario del partido.
En 1922 fue elegido concejal del Ayuntamiento de Zagreb; en
1927, diputado del Parlamento nacional yugoslavo. Fue uno de los dos únicos
representantes de su partido en el Skupstina (el Parlamento monárquico de
Yugoslavia), pero asistía raramente a sus sesiones y, cuando decidió hacerlo,
Pavelić se apoltronó en su banca y solo irrumpía ocasionalmente con una larga
arenga de protestas contra cierta medida que no aprobaba. Abogó con vehemencia
por la independencia croata del Estado yugoslavo.
En los años, Pavelić comenzó a establecer contactos con los
emigrantes croatas en Viena y Budapest; más adelante alcanzó un acuerdo con el
grupo independentista macedonio OIRM.[cita requerida] En 1927 actuaba como
consejero para la defensa de los macedonios en los juicios que se le entablaron
a éstos en Skopje.
En 1927 fue elegido concejal del Ayuntamiento de Zagreb.
Declamó allí su primer discurso notable, llamando a todos los diputados croatas
a unirse en la consecución de la independencia de Croacia. En el verano de ese
año ya comenzó sus contactos con las autoridades italianas sobre el problema
croata, presentando una memoria al Ministerio de Exteriores de Roma, en la que
planteaba la formación de un Estado croata independiente con ayuda italiana.
Con motivo de la visita de Pavelić a París como miembro de la delegación de
Zagreb al congreso de ciudades que allí se celebraba, aprovechó para reunirse
con diversos emigrados antiyugoslavos.5 Comenzó a sopesar el comienzo de una
campaña a favor de la independencia croata con el apoyo de naciones hostiles a
Yugoslavia.
Los Ustachas
La Ustacha (croata: Ustaša; en español pronunciado Ustasha o
Ustashá) fue una organización terrorista basada en el racismo religioso
nacionalista croata, aliada del nazismo y fundada en 1929 por Ante Pavelić. Se
fundó después del asesinato del líder croata Stjepan Radić en el Parlamento de
Belgrado. Se caracterizó por el uso continuado de la violencia terrorista con
crueldad extrema para alcanzar su fin último: la independencia de Croacia y la
formación de un Estado croata, basando su política en la diferenciación racial
y la supremacía étnica del pueblo croata, al que consideraban germano. La
organización, como otras formaciones nacionalistas de la época, se vio
influenciada por el fascismo italiano.
La organización se fundó oficialmente en 1930 como un grupo
nacionalista radical dedicado a la consecución de la independencia de los
territorios de población o historia croatas y el fin de la que consideraban
opresión serbia en Yugoslavia. A diferencia del principal partido del momento
entre la población croata, el Partido Campesino Croata, los ustachas aceptaban
el uso de la violencia para lograr sus fines políticos y el respaldo de
naciones extranjeras. Pavelic planeaba establecer un Ejército revolucionario en
el extranjero, con apoyo de Mussolini, que veía a la organización como un medio
de debilitar a Yugoslavia y poder realizar sus sueños expansionistas en el
Adriático y los Balcanes.
Fundada a finales de los años veinte tras el asesinato de
Radić y la proclamación de la dictadura real del rey Alejandro, la formación
nunca fue un movimiento de masas sino que se asemejó más a una organización
terrorista clandestina.
Huida al extranjero:
Poco después de la proclamación de la dictadura del rey
Alejandro I de Yugoslavia el 19 de enero de 1929, Pavelić, ya destacado
opositor y paladín de la independencia croata, huyó a Viena burlando la
vigilancia policial y fue condenado posteriormente a muerte1 por rebeldía en
Belgrado participar en las manifestaciones antiserbias organizadas en Sofía por
los rebeldes búlgaros y macedonios, en abril de 1929, en las que firmó un manifiesto
antiyugoslavo. Pavelić y otro de sus asociados fueron condenados por la ley de
protección del Estado, al considerárseles culpables de alta traición y
sedición. En Austria se le unieron otras figuras del Partido por los Derechos
del que Pavelić había sido diputado.
Tras su regreso de Bulgaria y por las protestas del Gobierno de
Belgrado, las autoridades austriacas le prohibieron el regreso. Tras tratar de obtener en vano un visado
húngaro, pasó a Alemania, donde nuevamente fue rechazado y obligado a abandonar
el país. Antes de abandonar Múnich, contactó con los italianos, que le
concedieron un visado y organizaron su traslado a Verona.
Asentamiento en Italia y relaciones internacionales:
Mussolini, dictador fascista italiano, fue fundamental en la
formación y mantenimiento de la nueva organización ustacha de Pavelić, al que
acogió y financió pero también controló y utilizó para sus propios intereses
durante la década de 1930.
Poco después fundó la organización nacionalista Ustaše (los
«alzados» o «insurrectos»), con ayuda italiana. Con subsidios de Italia y una
pequeña red de colaboradores de su antiguo partido comenzó a formar su nueva
organización; ya había ofrecido a Italia concesiones territoriales en la costa
dálmata y Bosnia-Hercegovina a cambio de su apoyo.
Sus relaciones con el Gobierno húngaro, también
revisionista, mejoraron con el tiempo. Del rechazo a concederle la residencia
en 1929 el Gobierno de Budapest pasó a permitir el asentamiento de una célula
ustacha, primero en Pecs y más tarde en la aislada granja de Janka Puszta,
cerca de la frontera Yugoslava. Las protestas del Gobierno yugoslavo, informado
por su contraespionaje de Viena, al húngaro fueron inútiles. En marzo de 1933
el ministro de Exteriores húngaro organizó la reunión entre Pavelić y el
dirigente del «comité de Kosovo» albanés, de la que resultó un compromiso de
las dos organizaciones para cooperar contra el Gobierno de Belgrado. Pavelić no
logró, sin embargo, el acuerdo entre los nacionalistas albaneses y los
macedonios de la OIRM por las diferencias de los dos grupos acerca de la
división territorial de Macedonia. En julio de 1933, la Liga Revisionista
húngara, contraria a los tratados de paz de Versalles, firmó un acuerdo con
Pavelić.
En él Pavelić se comprometía a aceptar un plebiscito en la
región de Međimurje, húngaro hasta 1918 pero yugoslavo desde entonces, así como
a la futura anexión húngara del sur de Baranya, de mayoría croata. Como en el
caso italiano en 1927, Pavelić se mostraba dispuesto a ceder territorio de
población croata a cambio del apoyo extranjero. El objetivo húngaro era el uso
de la organización de Pavelić para desestabilizar Yugoslavia, aunque las
relaciones entre Pavelić y las autoridades húngaras se limitó, al menos hasta
1933, a los militares magiares, sin conocimiento del Gobierno.
En Italia Pavelić y sus asociados quedaron controlados
estrechamente por funcionarios del ministerio del Interior y por la policía,
que controlaban su abastecimiento, financiación y la instrucción de los
reclutas de la organización. Los italianos veían a los ustachas como un
instrumento auxiliar de su política exterior, sin autonomía alguna respecto de
las decisiones de Mussolini.
Comienzos de la organización y relaciones con el HSS:
Durante su exilio mantuvo conversaciones con el Partido
Campesino Croata (HSS) con el que sostenía relaciones cada vez más frías, hasta
su ruptura en 1935, debida a la formación de la «Oposición Unida», alianza
política entre el HSS y diversos partidos serbios opuestos a la dictadura real.
A finales de 1931, Pavelić ya había logrado reunir a un
cierto número de voluntarios. Parte de ellos eran trabajadores croatas
emigrados en países europeos, convencidos de la inminencia de la revuelta en
Croacia contra la dictadura real. El primer campo de entrenamiento se
estableció en Bovegno en el invierno de 1931-1932.
En 1932 comenzó a publicar un periódico del Partido, el
Ustaša, vijesnik hrvatskih revolucionara (El Insurrecto: el heraldo de los
revolucionarios croatas) y en junio de 1933 publicó los Principios del
movimiento Ustaša. Estos, junto con los estatutos de la organización,
redactados en 1932, constituían los fundamentos formales de la misma. En ellos
defendía una postura de exclusividad nacional: todo territorio poblado en aquel
momento o en el pasado por croatas era considerado croata y ninguna otra
comunidad tenía derecho a asentarse en el mismo. Rechazaba de plano cualquier
posibilidad de formar un Estado común con las demás comunidades eslavas. Desde
el comienzo, su movimiento fue profundamente hostil a los serbios y fomentó la
violencia. Su objetivo era la consecución de la independencia croata mediante
la disolución del Estado yugoslavo mediante el terrorismo y la revolución
armada. Durante el ingreso en la organización, los nuevos reclutas debían jurar
ante un crucifijo, una granada, un cuchillo y una pistola defender los
diecisiete principios del movimiento.
El propio Pavelić participó en la organización del
levantamiento de Velebit (1932) y más tarde en el asesinato del monarca yugoslavo.
Los campos de entrenamiento del grupo fueron instalados en
Brescia y Borgotaro (en Italia) y Janka Puszta (en Hungría). En 1933 llevaron
una intentona armada en la que el Ustaše, armado por los italianos, trató de
desembarcar en Croacia cruzando el Mar Adriático en barcazas. Este plan
fracasó, pero el grupo concibió la idea de asesinar al rey Alejandro, cosa que
pocos meses más tarde concretarían, tras un intento fallido en diciembre de
1933. Alejandro I fue asesinado en Marsella el 9 de octubre de 1934 junto con
el ministro de Asuntos Exteriores francés Louis Barthou.
La singular carencia de protección armada al monarca
yugoslavo y las débiles precauciones de seguridad cuando era bien sabido el
riesgo de un magnicidio parecen ligarse a la capacidad conspirativa de Pavelić,
quien habría podido al parecer sobornar a algún alto funcionario cercano al rey
para cumplir su plan. El prefecto de la policía de Marsella fue destituido
posteriormente de su cargo. Eugen Kvaternik, joven ayudante de Pavelić y
organizador del atentado y el propio Pavelić fueron condenados a muerte in
absentia por las autoridades francesas.
Ante el escándalo internacional, Pavelić y sus hombres
fueron arrestados en Turín justo un par de semanas después del asesinato del
rey. Se le encerró en Turín desde octubre de 1934 hasta marzo de 1936, cuando
se le liberó, mientras sus seguidores quedaban internados en las islas de
Lipari.
La regencia del príncipe Pablo:
Tras el asesinato del soberano yugoslavo, la presión
internacional hizo que Mussolini hubiese de distanciarse públicamente de la
organización de Pavelić; muchos de sus miembros pasaron los siete años previos
a la Invasión de Yugoslavia internados en las remotas islas Lipari, al norte de
Sicilia. Tras su liberación en 1936, Pavelić pasó a residir en Salerno.
Después del acuerdo bilateral italo-yugoslavo de 1937, se le
internó nuevamente, esta vez en Siena, aunque con un generoso subsidio del
Gobierno italiano. Sus seguidores volvieron a ser detenidos en Lipari y en
Cerdeña.
Segunda Guerra Mundial.
Tras el relevo del primer ministro Milan Stojadinovic a
comienzos de 1939, Mussolini volvió a sopesar la idea de reactivar a los
ustachas, reuniéndose con Pavelić en enero de 1940 y de nuevo en mayo. La
oposición alemana a los planes italianos contra Yugoslavia frustraron la
reunión de los ustachas hasta abril de 1941. Tras la decisión alemana de atacar
Yugoslavia después del golpe de Estado del 27 de marzo de 1941, Pavelić volvió
a reunirse con Mussolini y a confirmar su disposición a ceder parte de Dalmacia
a Italia a cambio de su apoyo para tomar el poder en una Croacia independiente,
cesión que ocultó a sus partidarios, opuestos a estas. El 6 de abril de 1941,
fuerzas de la Wehrmacht y otros países aliados invadieron Yugoslavia. Entonces
regresó junto con unos trescientos de sus partidarios junto a las tropas
italianas que invadían el país; cruzó la frontera desde Trieste junto con sus
seguidores venidos de Pistoia el 13 de abril. Otros trescientos ustachas
volvieron a Croacia junto con los demás ejércitos invasores. Su única
aportación destacada a la campaña del Eje fue la rendición de dos regimientos
yugoslavos (unos 8000 hombres) que entregaron las armas sin combatir.
El 10 de abril, se proclamó el nuevo Estado Independiente de
Croacia, dirigido por Pavelić y
controlado de facto por Alemania e Italia, cuyas instituciones reprodujo.
Pavelić había alcanzado el poder por el rechazo del principal político croata,
Vladko Maček, dirigente del Partido Campesino Croata, a encabezar un Gobierno
títere del Eje, y gracias a la invasión de Yugoslavia por este. Pavelić tomó el
puesto de primer ministro y se reservó también el de ministro de Exteriores del
nuevo país en el nuevo Gobierno formado el 16 de abril. Había regresado a
Zagreb el día anterior, tras entrevistarse con representantes alemanes e
italianos. Al día siguiente, el 17, declaró la guerra a Gran Bretaña e hizo más
tarde lo mismo con los Estados Unidos y la Unión Soviética. En mayo viajó a
Italia para firmar los Tratados de Roma, que establecieron las relaciones
formales entre los dos Estados y sellaron la cesión de parte de Dalmacia a
Italia.
El continuo respaldo
de Hitler permitió a Pavelić mantenerse en el poder en Croacia y enfrentarse a
la creciente hostilidad del Gobierno de Roma, de los mandos militares italianos
y alemanes y de la oposición interna, cada vez mayor. Pavelić estableció pronto
un «nuevo orden», basado en el culto a la nación, al Estado y a su caudillo, él
mismo. El nuevo Estado era totalitario. Pavelić controlaba las principales
decisiones del país, era reacio a convocar al gabinete y prefería decidir sus
acciones mediante reuniones privadas con los interesados. Para los temas de
importancia secundaria no dejaba de dar directrices sobre el rumbo a seguir,
manteniendo siempre un gran control sobre la política nacional.
Popular al comienzo gracias a haber logrado la creación del
nuevo Estado independiente, sus partidarios crecieron de unos 2000 al fundarse
la nueva nación a más de 100 000 un mes más tarde. Gran parte de los ustachas
provenían de las clases más bajas y de menor educación y abundaban los oriundos
de regiones con población mixta, como los Alpes Dináricos.
Pavelić fomentó el culto a su persona, presentándose como el
«revitalizador de Croacia» y dando la impresión de que la independencia se
debía exclusivamente a su intenso trabajo y sacrificio. Su título, poglavnik,
era un neologismo proveniente de poglavnar, el jefe de clan, en croata, figura
tradicional en la cultura campesina, que representaba a una figura de autoridad
y rigidez, reacia a los compromisos. El nuevo juramento de fidelidad al nuevo
Estado, obligatorio para todos los funcionarios del país, incluía a Pavelić
como representante de la soberanía nacional. Su figura crecía además por el
anonimato forzado de la mayoría de los demás dirigentes croatas, impuesto por
el propio Pavelić.
Personalmente, Pavelić contaba con una capacidad de
atracción, tanto para sus subordinados como para las masas, que utilizó con
gran éxito los primeros meses en el poder. En la propaganda, Pavelić aparecía
como un ser dedicado en cuerpo y alma a Croacia, sacrificándolo todo por su
país. Como en otros casos, incluso los críticos de las acciones del nuevo
régimen exculpaban a Pavelić de toda responsabilidad, creyéndole ignorante de
las acciones que sancionaban. Dado al cultivo de sus subordinados, era también
un hombre lejano y con tendencia a eliminar a cualquiera que pudiese hacerle
sombra, que no toleraba a aquellos dotados de gran inteligencia o personalidad.
Ideología.
El movimiento, que desde su formación ocupó la extrema
derecha del espectro político croata,11 se basaba en una mezcla de pietismo
católico, nacionalismo croata y una violencia extrema.11 La organización se
mostraba en la propaganda como una sociedad de elite de «ángeles vengadores»
que, a través de la violencia, liberarían a la nación croata de su anterior
opresión y degradación.
Su nacionalismo exclusivista que consideraba su objetivo la
consecución y conservación de la independencia de Croacia tenía como
característica principal un odio acérrimo a lo serbio, constituyendo esta
comunidad alrededor de un tercio de la población del teórico territorio croata.
A pesar de su origen en el Partido Croata por los Derechos
de Ante Starčević, el movimiento ustacha no había heredado su deseo de incluir
a todos los habitantes de las tierras que consideraba croatas dentro de la
nación croata, sino que había tomado el carácter antiserbio de la fracción de
Josip Frank y su Partido Puro por los Derechos. La violencia, además de un
medio para eliminar a los «elementos extraños» del territorio de Croacia tal
como lo concebía el movimiento, era la manera de ganar relieve dado lo exiguo
de su tamaño.
El movimiento era también profundamente anticomunista y
ensalzaba la importancia del Estado. Como otros partidos fascistas, se oponía
teóricamente al capitalismo y al comunismo abogando por una "tercera
vía" en materia económica. En el caso ustacha, su modelo económico era el
de la zadruga, una comunidad campesina típica de la región. El movimiento
idealizaba al campesinado, como otros movimientos fascistas de la región.
En sus expresiones el movimiento también mostraba tintes
racistas, aunque nunca llegó a desarrollar una ideología racista coherente
llevando a cabo, por ejemplo en el caso serbio, medidas de eliminación física
exclusivistas a la vez que se desarrollaban campañas forzosas de asimilación.
El movimiento sí que intento, empero, tratar de definir un ideal racial croata
para tratar de justificar la existencia de una nación croata separada,
diferente a la yugoslava, y usar esta como base para su defensa de un Estado
independiente, tendencia habitual en la Europa de la época, que asociaba la
definición de razas con las naciones. En una época marcada por el nacionalismo,
en el que cada nación se asociaba a la existencia de un Estado, cada uno
trataba de probar que su grupo lo era, utilizando diversos argumentos, entre
ellos el racial, considerado científico. El ideal racial ustacha se basó en
anteriores teorías de intelectuales y académicos croatas, que ya antes habían
dedicado sus esfuerzos a la «antropología racial».
En política social, el movimiento, al tomar el poder en
1941, trató de formar un nuevo tipo de relaciones, volviendo la mujer a sus
tareas del hogar mientras el hombre se convertía al nuevo ideal fascista,
caracterizado por la fuerza y la falta de misericordia. El movimiento mantenía
un culto a la masculinidad y la defensa del modelo social patriarcal de sus
antepasados. Los miembros del movimiento debían guiarse por los principios de
virilidad, crueldad y falta de misericordia El papel de la mujer volvía a
limitarse al de madre y esposa, abandonándose la emancipación de la época
yugoslava, y el hombre se preparaba para vengar las humillaciones y sufrimientos
que, según el movimiento, la patria croata había sufrido en el pasado. La
mujer, a pesar de esto, no partía de una posición muy liberada, no habiendo
contado con el derecho a voto ni acceso a muchas profesiones durante el
anterior periodo yugoslavo.
El ideal de hombre se situó por la propaganda en la región
de Lika, conocida como la "Esparta croata" y cuna de varios caudillos
nacionalistas croatas, como el mismo Pavelić. El de la mujer era el de la
devota católica. Al comienzo del periodo independiente, el gobierno llegó a
legislar contra el maquillaje de profesoras y estudiantes. Favorable a un
aumento de la natalidad croata, el estado ustacha condenó el aborto con la
muerte, tanto para la madre como para el médico que la atendiese.
Con la escasez creciente de hombres que partían al frente a
partir de 1941, el régimen hubo de admitir, contrariamente a su ideología, un
papel cada vez mayor de la mujer en la vida pública y en los empleos, pero
únicamente como necesidad temporal: tras la victoria la mujer habría de volver
al hogar.
La agrupación también mostraba, como otras organizaciones
similares de la época, una acentuada tendencia mística, con abundantes
referencias a la muerte, la violencia y la otra vida. Su influencia fue notable
entre los estudiantes de teología y las capas más bajas del clero. Todos los
miembros debían teóricamente pasar un periodo de sufrimiento y penas, en
imitación de los sufrimientos de Jesucristo. Toda forma de placer quedaba
prohibida como un vicio y los miembros debían llevar una vida de ascetismo y
rectitud. Incluso en el rito de iniciación de los miembros del partido se
reflejaba el simbolismo católico y el culto a la violencia: el ustacha juraba
adhesión ante un altar, llevando un crucifijo, una vela, una granada y una daga
y se unía al movimiento de por vida. Entre las muestras de violencia y de
unidad de sus miembros se encontraba la extrema crueldad hacia aquellos a los
que se consideraba traidores o que habían deshonrado a la organización.
El movimiento trataba su ideología como una religión, cuyo
lenguaje imitaba. La mayoría de los ustacha, a diferencia de otros movimientos
similares de la época, no era devoto ni piadoso, pero mostraba un nacionalismo
místico con características religiosas. Su exaltación del sacrificio físico,
parecido a la entrega religiosa, llevó a ensalzar los actos militares suicidas,
considerados heroicos, a diferencia de otros movimientos fascistas
contemporáneos. El catolicismo, no obstante, como nexo de unión con Europa
Occidental, símbolo de la historia croata (resistencia a los otomanos, «escudo
de la cristiandad» ) y rasgo distintivo
frente a lo serbio, tuvo importancia dentro de las ideas ustachas, y fue
proclamada religión de Estado con la independencia en 1941. El movimiento trató
de usar el catolicismo como método para popularizar su ideología. Su núcleo, sin embargo, no era religioso,
sino nacionalista, especialmente antiserbio.
La base teórica del movimiento, no obstante, nunca fue muy
sólida, y fue menos sofisticado en este aspecto que otros similares de la
época. No contó además con una dirección
rica en intelectuales.
Acciones del régimen.
La dictadura de Pavelić persiguió a judíos, serbios, gitanos
y a la oposición croata (sobre todo comunista). Después de haber promulgado leyes
antisemitas, abrió campos de concentración y de exterminio como el campo de
exterminio de Jasenovac, donde fueron asesinadas alrededor de 600 000 personas.
Mientras que las medidas contra judíos y gitanos fueron fomentadas por los
alemanes, estos no respaldaron los ataques contra la minoría serbia, que
favorecían el crecimiento de las fuerzas partisanas. La mayor parte de las
atrocidades del régimen las cometieron los antiguos exiliados junto a Pavelić,
a menudo de origen humilde, de regiones pobres y de población mezclada con
otras comunidades, que habían regresado al país llenos de odios y sedientos de
venganza. Las tropelías de los ustacha superaron en brutalidad incluso las de
los nazis.
A diferencia de la gran propaganda antisemita, el régimen no
desarrolló una actitud hostil hacia los musulmanes, a los que trató de ganarse
para su causa y a los que consideró parte de la nación croata. Pavelić siempre
se dirigía a sus tropas calificándolas como católicas y musulmanas y recordaba
a menudo sus primeros años de escuela, donde todos sus compañeros eran
musulmanes.
El Ejército del Estado Independiente de Croacia combatió,
junto a las fuerzas del Eje, a la resistencia de Tito (partisanos comunistas) y
a los chetniks (nacionalistas serbios).
Las relaciones entre Pavelić y la Iglesia católica
fluctuaron: satisfecha esta al comienzo por la proclamación de la
independencia, pronto censuró las atrocidades del régimen. Fueron numerosos los
roces entre Pavelić y el arzobispo de Zagreb, Aloysius Stepinac. Las relaciones
con el Vaticano fueron muy tensas, aunque nunca llegaron a romperse.
La desilusión con Pavelić y su régimen apareció pronto. El
primer gran desprestigio del movimiento fue la publicación del acuerdo de Roma
del 18 de mayo de 1941 por el que Pavelić cedía a Italia casi toda Dalmacia,
gran parte del Primorje y una sección de Gorski-Kotar, regiones todas ellas con
una abrumadora población croata y una insignificante población italiana. Las
persecuciones de las minorías tampoco fueron vistas con buenos ojos por la
mayoría de la población, que consideraba les ponía en riesgo de represalias.
Otro motivo para el desprestigio del régimen de Pavelić fue
la mala situación económica del nuevo país. Este debía pagar los costes de las
tropas alemanas estacionadas en su territorio y parte del de las italianas;
además Italia le había privado de la mayor parte de su costa y de su industria
de astilleros, Hungría de sus regiones agrícolas más desarrolladas, mientras
que pronto los partisanos pasaron a controlar el campo, los recursos forestales
y las comunicaciones. La población urbana, principal grupo aún bajo control del
régimen, se veía oprimida por las necesidades económicas de este, mientras
muchos pasaban verdaderas penurias y hambruna.
En el verano de 1944, ante el empeoramiento creciente de la
situación, dos de los ministros de Pavelić se confabularon para retirarle del
poder y establecer contactos con los Aliados y evitar la caída del país en
manos de los partisanos comunistas. Con el respaldo alemán y de los ustacha más
radicales, Pavelić sofocó la intentona y ejecutó a los cabecillas. Su régimen
permaneció fiel a los alemanes hasta su derrota final.
La Iglesia Católica y los Ustachas.
El pueblo croata se consideraba por el régimen ustacha de
origen germánico («godo» y «ario»),88 89 90 y era mayoritariamente católico; en
cambio los serbios eran cristianos ortodoxos y considerados no arios en las
nuevas leyes del régimen de Pavelić.88 Los musulmanes no eran considerados como
una comunidad separada, sino que algunos se declaraban croatas y otros serbios,
aunque para la mayoría su fe era su rasgo distintivo. Para fines de la década
de 1930, ambos grupos étnicos eran similares en número de individuos, siendo
los serbios levemente superiores con 5.500.000 personas.
En 1935, el reino yugoslavo firmó un Concordato con el
Vaticano representado por Eugenio Pacelli, que brindaba a la minoría católica,
y en especial al clero, privilegios civiles a los que la parte serbia no podía
acceder, tales como exenciones de impuestos y ventajas gubernamentales, la
religión católica fue hecha oficial. El parlamento yugoslavo no ratificó el
concordato y esto fue causa de división entre los yugoslavos partiendo por los
temas etno-religiosos, situación que incubó el germen del terror de los
Ustacha.
Para cuando los ejércitos de la Werhmacht invadieron
Yugoslavia el 6 de abril de 1941 bajo el mando del general Edmund Glaise von
Horstenau se proclamó la independencia croata y pronto se desencadenó el
genocidio de algunas minorías (judíos, gitanos y serbios). Los Ustacha
colaboraron activamente con los alemanes, quienes colocaron a Ante Pavelic como
gobernante títere. Los Ustacha se identificaron con los principios antisemitas
del gobierno de Hitler y desataron una represión en extremo cruel contra la
minoría serbia. La represión del nuevo régimen se centró en las minorías y en
los opositores, principalmente comunistas. El grado de crueldad alcanzado
sorprendió y horrorizó al mismo von Horstenau y al embajador Hermann Neubacher
quien enviaba informes urgentes al Reichstag alemán acerca de lo que veían,
informes que fueron desestimados por el régimen nazi.
Ante Pavelic informaba directamente a Himmler acerca del
exterminio del pueblo serbio, destacando el apoyo de la Iglesia Católica hacia
la crueldad con los ciudadanos ortodoxos.
El arzobispo de Sarajevo, Ivan Zaric y el monje franciscano
Široki Brijeg fueron comandantes de los escuadrones Ustacha y saquearon
sistemáticamente a los serbios enviando a las arcas del Vaticano unos US$ 80.000.000
que se cobró con la muerte de unas 300 000 serbios.
El régimen contó, sobre todo al comienzo, del respaldo de la
jerarquía y parte del clero católico, participando parte de este en las
atrocidades ustachas. La jerarquía católica, tras celebrar la creación del
nuevo Estado en 1941 y apoyar teóricamente el nuevo régimen, no apoyó
activamente sus actividades y acabó por distanciarse públicamente de él. El
apoyo del clero al régimen se explica en parte por sus tendencias nacionalistas
y antiyugoslavas, que se acentuaron durante el primer periodo yugoslavo. El
entusiasmo original de la jerarquía católica, sin embargo, se fue enfriando por
las medidas contra las minorías del régimen y su campaña de conversión forzosa
al catolicismo en el invierno de 1941.
El papel del arzobispo de Zagreb, Aloysius Stepinac, es
controvertido. Sus defensores subrayan su defensa de las víctimas serbias y
judías de las persecuciones del régimen de Pavelić y el uso de los partisanos
de sus sermones en sus emisiones radiofónicas, mientras que sus detractores
destacan su respaldo al nuevo Estado y su defensa menos encendida de los no
católicos respecto a la que hizo por estos. Su postura fue ambigua y decidido
su respaldo de la independencia croata. Desde 1941, sin embargo, logró el apoyo
de los demás obispos para tratar de evitar el maltrato de los judíos conversos
y, privadamente, para limitar los desmanes de Pavelic, llegando este a quejarse
a los alemanes de la falta de apoyo de Stepinac y solicitando su relevo, en
vano.
Un parte sustancial de los dirigentes del movimiento, sin
embargo, se había educado en seminarios católicos. Abundaban también los
católicos devotos y los miembros con un sentimiento de cruzada católica. Los
sacerdotes católicos desempeñaron, como en alguna otra organización similar
como la Guardia de Hlinka, un papel relevante, tanto en la dirección de las
tropas ustachas como en los campos de concentración, dirigiendo algunos de
ellos. Según informes alemanes, italianos y de testigos presenciales, sacerdotes
católicos alentaron y participaron en atrocidades contra la población serbia.95
Otros sacerdotes, en menor número, colaboraron con los partisanos en la región.
En marzo de 1942, en una conversación con uno de los
representantes oficiosos del Gobierno de Zagreb en el Vaticano, el cardenal
Tisserant declaró:
Sé con certeza que son los propios franciscanos, como por
ejemplo el padre Simic de Knin, los que han tomado parte en los ataques contra
la población ortodoxa para destruir la iglesia ortodoxa. De igual manera
destruyeron ustedes la iglesia ortodoxa de Banja Luka. Sé con seguridad que los
franciscanos de Bosnia-Herzegovina se han comportado de forma abominable, y me
pesa. tales actos no deberían cometerlos personas educadas, cultivas y
civilizadas, menos aún sacerdotes.
Posguerra.
El 6 de mayo de 1945, huyó de Zagreb a Austria, donde
permaneció algunos meses antes de huir a Roma, donde la Iglesia Católica lo
ocultó a pesar de su condición de criminal de guerra (como se prueba en
documentos desclasificados de la inteligencia de los Estados Unidos). Detenido
brevemente por los británicos en Austria, fue liberado. El centro de ayuda a
los exiliados ustachas en Italia fue el Colegio de San Girolamo degli Illirici,
dirigido por croatas.
Llegó a la capital italiana en 1946, disfrazado de monje y
con pasaporte español. Durante ese año y el siguiente, residió en el Colegio de
San Girolamo y en otros lugares de la ciudad. Los servicios secretos
estadounidenses sabían que residía en Roma pero no estaban interesados en la
detención de ningún anticomunista de zonas del este de Europa, debido a la
creciente tensión con el bloque soviético. Tras sopesar su arresto, la posible
pérdida de las simpatías de los emigrados ustachas hizo que las autoridades
militares desistiesen de arrestarlo. Seis meses más adelante, en noviembre de
1948, huyó a Argentina, en el vapor italiano Sestrire. Al llegar allí, hizo de
consejero de seguridad del varias veces presidente Juan Domingo Perón. Perón
dio más de 34 000 visados a croatas que huyeron del gobierno de Josip Broz Tito
En abril de 1957, el Gobierno del mariscal Tito intentó en
dos oportunidades asesinarlo por medio de los servicios secretos yugoslavos.
Pavelić fue forzado posteriormente a huir de Argentina para evitar la detención
y la extradición y encontró refugio en España, por entonces bajo la dictadura
de Francisco Franco y que albergaba a otros muchos exiliados fascistas y nazis
de diferentes países.[cita requerida] Murió en el ostracismo en un hospital
alemán en Madrid el 28 de diciembre de 1959. Está enterrado en el cementerio
madrileño de San Isidro.
Después de la Guerra.
Tras la derrota de las potencias del Eje por el bando
Aliado, la resistencia yugoslava —basada principalmente al comienzo en la
oposición serbia al régimen y a la invasión Nazi— expulsó a los ustašas del
poder y Croacia volvió a formar parte de Yugoslavia como una de las repúblicas
federadas de la nueva Yugoslavia en 1945.
El Ejército Rojo y los partisanos liberaron Yugoslavia el 9
de mayo de 1945. Muchos partidarios del régimen Ustaša intentaron exiliarse a
Austria e Italia, pero fueron asesinados antes de lograrlo. Mejor suerte
sufrieron los que fueron protegidos por la cúpula de la Iglesia Católica
croata, favorable al régimen Ustaša, que
se fugaron a Iberoamérica. Entre los que lograron huir estuvo la cúpula Ustaša.
Ante Pavelić, por ejemplo, logró llegar a Austria, bajo control aliado, y de
allí escapó a la España de Franco disfrazado de monje católico, pasando primero
a Argentina.
La mayoría buscó asilo en la Argentina de Perón con la ayuda
del Vaticano y del Papa Pío XII; también buscaron residencia en Bolivia. Ante
Pavelić regresó a España, tratando de evitar una posible extradición, y murió
en Madrid en 1959, donde está enterrado. Destacados miembros de la organización
huidos pasaron durante la Guerra fría a ser subvencionados por Occidente como
«luchadores contra el comunismo». La fuga de numerosos ustachas se debió a la
actividad del monasterio croata de San Girolama degli Illirici, cerca del Vaticano,
que organizó su huida junto con servicio de contraespionaje estadounidense.
Tras la caída del régimen Ustaša, parece que no se supo más
de ellos, aunque se cree que estuvieron detrás de las decenas de atentados que
los nacionalistas croatas protagonizaron desde 1945 hasta su independencia,
causando varias muertes. En el año 1972, un avión de la aerolínea JAT sufrió un
atentado terrorista en el que murieron
personas. Tras una llamada de reivindicación a una radio sueca, el
gobierno Yugoslavo responsabilizó al Ustaše del atentado, pese a que no hubo
más confirmación de ningún tipo. En enero de 2009, se propuso la teoría de que,
en realidad, el avión había sido derribado accidentalmente por la fuerza aérea
checa, teoría que fue rechazada por la única superviviente del accidente.
Los objetivos de la Ustaša se vieron cumplidos con su
resurgimiento tras la muerte de Tito, y el incremento de su violencia
terrorista fue una de las múltiples causas que provocaron el odio entre las
diferentes comunidades de Yugoslavia. A finales de los años ochenta, surgieron
varios grupos paramilitares en la República Yugoslava de Croacia que se hacían
llamar a sí mismos ustaša. Finalmente Croacia logró su independencia con el
apoyo de las principales potencias de Europa.
La Ustacha (croata: Ustaša; en español pronunciado Ustasha o
Ustashá) fue una organización terrorista basada en el racismo religioso
nacionalista croata, aliada del nazismo y fundada en 1929 por Ante Pavelić. Se
fundó después del asesinato del líder croata Stjepan Radić en el Parlamento de
Belgrado. Se caracterizó por el uso continuado de la violencia terrorista con
crueldad extrema para alcanzar su fin último: la independencia de Croacia y la
formación de un Estado croata, basando su política en la diferenciación racial
y la supremacía étnica del pueblo croata, al que consideraban germano. La
organización, como otras formaciones nacionalistas de la época, se vio
influenciada por el fascismo italiano.
La organización se fundó oficialmente en 1930 como un grupo
nacionalista radical dedicado a la consecución de la independencia de los
territorios de población o historia croatas y el fin de la que consideraban
opresión serbia en Yugoslavia. A diferencia del principal partido del momento
entre la población croata, el Partido Campesino Croata, los ustachas aceptaban
el uso de la violencia para lograr sus fines políticos y el respaldo de
naciones extranjeras. Pavelic planeaba establecer un Ejército revolucionario en
el extranjero, con apoyo de Mussolini, que veía a la organización como un medio
de debilitar a Yugoslavia y poder realizar sus sueños expansionistas en el
Adriático y los Balcanes.
Fundada a finales de los años veinte tras el asesinato de
Radić y la proclamación de la dictadura real del rey Alejandro, la formación
nunca fue un movimiento de masas sino que se asemejó más a una organización
terrorista clandestina.
Durante la Segunda Guerra Mundial y tras la invasión nazi
del Reino de Yugoslavia, los Ustašas gobernaron de manera autoritaria el Estado
Independiente de Croacia (NDH), nueva nación títere del III Reich.
Tras la derrota de las potencias del Eje por el bando
Aliado, la resistencia yugoslava —basada principalmente al comienzo en la
oposición serbia al régimen y a la invasión Nazi— expulsó a los ustašas del
poder y Croacia volvió a formar parte de Yugoslavia como una de las repúblicas
federadas de la nueva Yugoslavia en 1945.
Los objetivos de la Ustaša se vieron cumplidos con su
resurgimiento tras la muerte de Tito, y el incremento de su violencia
terrorista fue una de las múltiples causas que provocaron el odio entre las
diferentes comunidades de Yugoslavia. A finales de los años ochenta, surgieron
varios grupos paramilitares en la República Yugoslava de Croacia que se hacían
llamar a sí mismos ustaša. Finalmente Croacia logró su independencia con el
apoyo de las principales potencias de Europa.
El principal símbolo ustaše era una "U". Este
símbolo se usó porque podía ser fácilmente escrito en las paredes para hacer
propaganda Ustaše. A veces se incluía dentro de la U una cruz. También fue
símbolo de la Ustaša el damero rojo y blanco que empezaba con un cuadro blanco,
a diferencia del actual escudo de Croacia que comienza con un cuadro rojo.
Los Ustaše saludaban con un Za dom («Para la patria»), a lo
que se le respondía con un Spremni! («¡Preparados!»).
Nombre.
La palabra Acerca de este sonido ustaša (?•i)(plural:Acerca
de este sonido ustaše (?•i) ) es una variación de la palabra Acerca de este
sonido ustanik (?•i)(rebelde, insurrecto, alzado10 (plural:Acerca de este
sonido ustanici (?•i)). Lo mismo que la palabra Acerca de este sonido ustanak
(?•i)(levantamiento10 ) deriva del verbo Acerca de este sonido ustati se (?•i)
(levantarse10 ). Hoy, la palabra ustaša se utiliza a veces coloquialmente para
referirse a cualquier croata de extrema derecha o ultranacionalista.
La dictadura del rey Alejandro: época formativa (1929-1934).
En octubre de 1928, en plena lucha nacionalista dentro del
Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, el líder del movimiento nacionalista
croata del Partido de los Campesinos, Stjepan Radić, fue asesinado38 por un
diputado montenegrino serbio llamado Puniša Račić.39 Pronto hubo choques entre
jóvenes nacionalistas croatas y la policía en Zagreb.
Como respuesta se creó en el entorno de la Universidad de
Zagreb el Movimiento Juvenil Croata bajo las órdenes de Branimir Jelić, formado
principalmente por partidarios del Partido Puro por los Derechos. Ellos decían
defender el honor del pueblo croata por las continuas vejaciones a las que eran
sometidos por el Gobierno central. Ante Pavelić se adhirió un año después a la
organización llamado por el propio Jelić. Desde la organización se empezó a
editar un periódico, Hrvatski Domobran ("Defensa croata"), que sirvió
para intentar convencer a la opinión pública croata de que los problemas de
Croacia se debían a una especie de mandato del Gobierno de Belgrado y que la
mejor muestra había sido el asesinato de Radić. Pavelić, sin embargo, había
sido diputado por Zagreb en el parlamento yugoslavo por un partido rival de
Radić, aliado temporal de Ante Trumbić, y había acusado a aquel de traición y
colaboracionismo con el nacionalismo serbio durante el breve periodo de aquel
en el gobierno.
El nombre de Domobran hacía alusión al término con que
algunos croatas definían a su ejército nacional. Así surgió una división entre
los partidarios de Pavelić, a favor del apoyo de la violencia extrema para
lograr la independencia, y los
nacionalistas croatas más moderados, que pensaban que se podrían conseguir
mayores cuotas de autogobierno con un avance de la democracia y el
parlamentarismo. Ya desde su formación, la Domobran realizó ataques terroristas
como asesinatos y voladuras.
La formación, creada entre Pavelić y el periodista Gustav
Percec, atrajo a militantes diversos: antiguos militares austrohúngaros,
trabajadores nacionalistas, campesinos empobrecidos y estudiantes radicales de
la Universidad de Zagreb.
Asesinato del rey yugoslavo Alejandro en Marsella, en
octubre de 1934, a manos de terroristas croatas y macedonios.
Algunos miembros del Partido Croata por los Derechos, más
moderado que Pavelić, se volvieron más beligerantes contra el Gobierno central
cuando el Hrvatski Domobran fue prohibido, y más cuando el Rey disolvió todos
los partidos nacionalistas en enero de 1929. Pavelić y muchos miembros del
Partido Croata por los Derechos decidieron exiliarse. Pavelić pasó a Italia al
día siguiente de la proclamación de la dictadura real (7 de enero de
1929), donde formó lo que sería el
germen de la Ustaša. Pavelić había establecido contactos con el Gobierno de
Mussolini ya antes del asesinato de Radić, en 1927, cuando presentó al Gobierno
italiano una propuesta para conceder la primacía italiana en el Adriático a
cambio de su respaldo. Pavelic hubo de reconciliar el nacionalismo croata de su
formación con las ansias territoriales italianas en Dalmacia y se mostró
dispuesto a aceptar la tutela italiana al futuro Estado croata a cambio del
apoyo de Roma para su creación. Los ustachas residentes en Yugoslavia, sin
embargo, tendían a acercarse más a Alemania que a Italia. Los intentos de
Pavelic de ganarse la benevolencia alemana a sus planes independentistas
chocaron hasta 1941 con la preferencia del Gobierno de Berlín de mantener la
unidad territorial yugoslava a cambio de su separación de Checoslovaquia y la
concesión de materias primas.
Por su parte, Percec se estableció en Hungría, también
partidaria de la revisión de los tratados de paz y posible apoyo para la nueva
organización. Un tercer grupo, formado por miembros más intelectuales y
encabezado por Mladen Lorković, se asentó en Alemania.
La organización tomó desde el comienzo un carácter
conspiratorio y terrorista, dividiéndose en células. Sus miembros solían ser
jóvenes y solteros, escaseando las mujeres. El objetivo inmediato de la
organización era desestabilizar a la dictadura, que empleaba el terrorismo de
Estado y métodos ilegales para aplastar a la oposición y consolidarse en el
poder.
En abril de 1929, Pavelić y sus compañeros de exilio
firmaron una declaración en Sofía, Bulgaria, junto a un grupo de nacionalistas
macedonios, también antiyugoslavos.46 En esa declaración pedían el respeto de
los derechos humanos y la total independencia de Croacia y Macedonia. Esto
llevó a la condena a muerte de Pavelić en Yugoslavia. Los ustacha se
consideraban legitimados en el uso de la fuerza por la imposibilidad de
defender sus objetivos en el Parlamento, clausurado por la dictadura real.
Mientras Vladko Maček, dirigente del principal partido croata,
el Partido Campesino Croata, abogaba por la resistencia pasiva a la
dictadura. Ambas organizaciones, sin
embargo, colaboraron extraoficialmente en 1929, manteniendo estrechas
relaciones. Hasta 1934 ambas organizaciones aparecieron como coaligadas en su
objetivo de lograr un Estado croata independiente. El apoyo tácito del Partido
Campesino, que era el que contaba con amplio apoyo popular, fue el que hacía el
movimiento peligroso para el régimen real, que trató de reprimirlo con las
fuerzas armadas y el uso de organizaciones paramilitares patrióticas,
respaldadas por la policía. El Partido Campesino no apoyó en público, empero,
el uso de la violencia con objetivos políticos.
En menos de un año la organización se hallaba inmersa en una
espiral de terror con el régimen real de Alejandro I de Yugoslavia,53 que
incluyó a atentados con bomba, descarrilamientos de trenes, asesinatos y un
intento de insurrección,54 55 a los que la dictadura respondió con su propio
terror estatal, arrestos y juicios masivos.46 La dictadura trató de eliminar no
sólo a los miembros de la organización, sino también a aquellos que consideraba
sus partidarios,56 incluso en el extranjero.57 En 1931 se organizó el primer
campo el primer campo de entrenamiento de la organización en el extranjero, en
la localidad italiana de Bovegno,55 con la autorización formal del Gobierno
italiano.6 Con el tiempo Pavelic llegó a contar con alrededor de 500 reclutas
en los campos formados en Italia.6
La primera fase de ataques terroristas se desarrolló entre
1928 y 1930, y tuvo carácter fundamentalmente defensivo contra la dictadura.40
La segunda fase comenzó con los primeros ataques contra las infraestructuras
estatales y los funcionarios, e intentó llamar la atención internacional sobre
la situación en Croacia e intimidar a los partidarios del régimen.40 Esta fase
terminó con el fracasado ataque en Lika en septiembre de 1932.40 58 55 El
ataque, dirigido por el abogado Andrija Artuković se había dirigido contra un
puesto fronterizo,59 y había consistido en la infiltración de seis terroristas
desde la ciudad italiana de Zadar en la costa que faltos de apoyo local, se
retiraron.55 La tercera y última fase terrorista acabó con el asesinato del rey
en 1934,55 y trató de lograr un alzamiento popular, que nunca se produjo.40
Por fin, en 1931, utilizaron el nombre de Ustaša por primera
vez.58 En 1932 (o 193358 60 ) Pavelić publicó los artículos en los que se
basaba la organización.52 61 En estos se presentaba la violencia del
movimiento, cada vez más parte integral de su organización, como parte de una
revolución.61 El movimiento intentó, a la vez que definía sus principios,
atraer al campesinado, lo que le hizo alejarse paulatinamente del Partido
Campesino,61 del que le separaban relativamente pocas diferencias ideológicas,
deseando ambos la proclamación de una república campesina.56 En 1933 la
organización cambio de nombre, pasando a llamarse «Movimiento Ustacha» (en
croata: Ustaški pokret.58
Perčec, uno de los firmantes de la declaración de Sofía y
mano derecha de Pavelić, fue asesinado en 1933, demostrando cómo actuaba el
líder de los Ustaša, que anteponía el objetivo a cualquier sentimiento
personal. Este año aumentó la represión del régimen real, aumentando el número
de personas bajo vigilancia policial y produciéndose el segundo juicio a Maček,
condenado a 3 años de prisión.57 El número de los objetivos de los ustacha
aumentó a su vez,57 incluyendo a simpatizantes del régimen, miembros de las
organizaciones patrióticas, judíos o marxistas.54
Los intentos de causar una insurrección popular, temida por
las autoridades, fracasó, aumentando progresivamente el aislamiento político de
la formación. La dictadura tenía dificultades, no obstante, en controlar los
ataques de los ustacha. Su campaña de bombas en los ferrocarriles en 1931,
imposible de evitar por las autoridades, llevó a la reducción del tráfico para
intentar reducir los atentados.
Mientras, la dictadura trataba de desacreditar a la
organización de Pavelić en el extranjero y a someter a juicios políticos a la
oposición interna, que los utilizó, sin embargo, para criticar al régimen. El
Gobierno también utilizó la tortura y el asesinato, como hacía la organización
de Pavelić.
Italia vetó los planes más ambiciosos de invasión de los
ustacha a mediados de 1933, perdiendo temporalmente este sostén, el más
importante entre las potencias extranjeras.64 A finales de año, la organización
trató, infructuosamente, de asesinar al rey Alejandro durante una visita a
Zagreb.
Los Ustaša asesinaron al rey Alejandro I de Yugoslavia en
Marsella en octubre de 1934.47 65 El atentado fue reivindicado y compartido con
un grupo independentista macedonio, la OIRM, y consumado por un búlgaro, Vlado
Chernozemski. Tras este atentado, los Ustaša fueron considerados una
organización criminal por la mayoría de las democracias de Europa, prohibiendo
todas sus actividades. Esto causó un gran apoyo popular dentro de la
desencantada juventud croata, especialmente entre los universitarios, entre los
que era mayoritaria a finales de los años treinta entre los estudiantes activos
en política. Se empezó a publicar en 1939 en el entorno universitario de
Croacia el Hrvatski narod, una revista totalmente apoyada por la Ustaša.
La regencia (1934-1941).
La organización contaba, sin embargo, con el apoyo
intermitente de la Italia fascista de Mussolini y de la Alemania nazi, que
usaban alternativamente la formación como amenaza o chantaje a los dirigentes
yugoslavos. Inmediatamente después del regicidio la organización perdió sus
bases en Italia, cerradas por Mussolini para tratar de distanciarse de los
ustacha. Pavelic fue detenido en la cárcel de Turín y liberado únicamente en
marzo de 1936, instalándose en Salerno. Sus seguidores fueron internados en
Lipari.
Fracasado su intento de insurrección popular e indispuesto
con el Partido Campesino, los ataques terroristas prácticamente cesaron a
partir de 1935. El alejamiento entre ambas formaciones ya había comenzado a
finales de 1933, antes del asesinato del rey Alejandro, y se completó con este.
A partir de 1936 se acentuó la diferencia entre los ustacha
y el Partido Campesino, que aceptó la autonomía como solución al "problema
croata". El creciente antisemitismo de los ustachas tampoco fue compartido
por el Partido Campesino.
Por su parte, la nueva regencia fue incapaz de acabar con la
oposición, terminar con el terrorismo, o de recabar un apoyo masivo. El primer
ministro Milan Stojadinović, sin embargo, logró, gracias a su política de
acercamiento a Italia, firmar el tratado de amistad italo-yugoslavo (25 de
marzo de 1937) que llevó al cese del apoyo italiano a los ustachas. La mayoría
de los que se encontraban en territorio italiano decidieron regresar a
Yugoslavia. Entre los regresados se
encontraban el escritor Mile Budak y el abogado Mladen Lorkovic, futuros ministros de Pavelic. Aquellos que no
lo hicieron quedaron internados por toda Italia, principalmente en Lipari y Cerdeña, mientras
que Pavelic era nuevamente internado, esta vez en Siena y con un generoso
subsidio del Gobierno italiano.
Los regresados a Yugoslavia tras el acuerdo italo-yugoslavo
trataron de aumentar el número de miembros del movimiento en el país que, sin
embargo, siguió siendo diminuto y formado principalmente por intelectuales de
clase media-baja, monjes franciscanos de Bosnia y Dalmacia y matones dispuestos
a todo.
La destitución de Stojadinovic a comienzos de 1939 y el
comienzo de la guerra mundial volvió a rescatar a Pavelic de su encierro,
mientras Mussolini volvía a plantearse el desmembramiento de Yugoslavia. A comienzos
de 1940, el dictador italiano se entrevistó en dos ocasiones con Pavelic.
Tras estallar la Segunda Guerra Mundial y al ser Francia
derrotada a comienzos del verano de 1940, las autoridades de la banovina croata
redoblaron sus esfuerzos para acabar con la organización, llegando casi a
destruirla en la región. Sólo la invasión del país por las fuerzas del Eje a
comienzos de abril de 1941 y la negativa del principal partido croata, el
Campesino, a convertirse en títere del Eje, hizo revivir la fortuna de la
formación.
Segunda Guerra Mundial:
El Eje invadió Yugoslavia el 6 de abril de 1941.73 El
Gobierno italiano dio orden de reunir a los ustachas detenidos y concentrarlos
en la ciudad de Pistoia, listos para pasar a Yugoslavia.70 Los partidarios de
Pavelic que regresaron al país el 13 de abril de 1941 no excedían los
quinientos.74
Desde ese momento, la Ustaša se ofreció al invasor nazi para
proclamar un nuevo Estado Croata Independiente, bajo el protectorado del Tercer
Reich, que sirviese fielmente a los intereses del Eje y, por lo tanto, de la
Ustaša. El mito fundacional del nuevo Estado consistía en la historia del
sufrimiento y martirio del pueblo croata durante siglos -especialmente durante
el periodo yugoslavo- con el objetivo de conservar los valores de la
civilización occidental.
El gobierno Ustaša de Pavelić creó el 10 de abril de 1941 la
Legión Croata (Hrvatska Legija), que hacía un llamamiento a los ciudadanos para
alistarse en la Wehrmacht para luchar en el frente del Este. Cerca de 10 000 croatas
se presentaron voluntarios a este llamamiento, aunque se siguieron considerando
combatientes por los intereses croatas. El 14 de abril de 1941 se formó el
nuevo Gobierno. Nezavisna Država Hrvatska, NDH, fue el nombre oficial del Nuevo
Estado Independiente de Croacia.
Ante Pavelić llegó a Croacia el 20 de abril y se convirtió
en el poglavnik,47 guía o el equivalente a führer, del Estado. El territorio
del que se apoderó el Estado Croata con el apoyo de los nazis, consistía en la
actual Croacia y Bosnia Herzegovina. Los terroristas de la Ustaša pasaron a
formar parte del Ejército croata. El 27 de abril de 1941, empezaron las
hostilidades contra la resistencia yugoslava a la invasión nazi y a las nuevas
autoridades croatas por parte de los partisanos de Tito.
La Ustaša decretó el partido único, así que toda oposición
estaba fuera de la legalidad. A pesar de la supresión de la oposición, el
movimiento estaba cuajado de facciones rivales.
Tras una entrevista personal de Pavelić con Adolf Hitler, el
Gobierno croata decretó las leyes raciales a partir del 22 de julio de 1941 y
la creación de campos de concentración y exterminio en Jasenovac. El movimiento
de Pavelić, extremadamente nacionalista,29 deseaba eliminar de Croacia lo que
consideraba "elementos indeseables", desencadenando una brutal
campaña de exterminio de estos, con la idea de que esto ayudaría a conservar la
independencia recién obtenida.
Los partisanos yugoslavos se vieron desmoralizados al
enterarse de las noticias que llegaban de los campos de exterminio y del
genocidio del pueblo serbio. y gitano a
manos de la Ustaša.
Los ataques a los judíos, entre los que habían contado con
cierto apoyo en los años veinte, se debían más al deseo de satisfacer a sus
valedores nazis que a parte de la ideología del movimiento. Las organización estudiantiles cercanas a los
ustacha pronto expulsaron de las universidades a los profesores serbios y
judíos y procedieron a la quema de los libros prohibidos por el nuevo régimen,
como ya había sucedido en Alemania.
Pero, a pesar de todo, continuó la lucha en los Balcanes por
librarse del genocidio, y los Chetnik se unieron a los partisanos que, gracias
a la ayuda aliada, empezaba a decantar la balanza a favor de la resistencia
yugoslava.
Finalmente, la pérdida de control del Eje de los Balcanes a
favor de los partisanos y el Ejército Rojo, causó un gran golpe a las
aspiraciones croatas y de Mussolini por controlar el territorio.
El sadismo empleado por los ustaši sorprendió a los mismos
nazis y quedó patente en un informe de la Gestapo a Heinrich Himmler, fechado
el 17 de febrero de 1942, que certificaba:
El aumento de actividad de las bandas [rebeldes] se debe
principalmente a las atrocidades cometidas por las unidades Ustaši en Croacia
contra la población ortodoxa. Los ustaši han cometido sus actos de una manera
bestial, no sólo contra los hombres, sino especialmente contra ancianos,
mujeres y niños indefensos. El número de ortodoxos que los croatas han
masacrado y torturado sádicamente hasta la muerte es de aproximadamente
trescientos mil.
El gobierno ustacha de 1941 a 1945 se caracterizó
principalmente por su violencia. La sangre se convirtió en expresión de los
valores guerreros de la nación. Las historias de sacrificio fueron comunes
entre los escritores afines al régimen. El martirio de los ustacha se asociaba
a la supervivencia de la nación.
http://es.wikipedia.org/wiki/Ustacha "Ustacha.
http://es.wikipedia.org/wiki/Ante_Paveli%C4%87. "Ante
Pavlic".
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