La Obra de Federico Nietzsche
Por Kelder Toti.
Federico Nietzsche realizó un trabajo deconstrucción de los conceptos
que las integran, basada en el análisis de las actitudes morales (positivas y
negativas) hacia la vida. Meditó sobre las consecuencias del triunfo del secularismo de laIlustración,
expresada en su observación «Dios ha muerto», de una manera que
determinó la agenda de muchos de los intelectuales más célebres después de su
muerte.
Si bien hay
quienes sostienen que la característica definitoria de Nietzsche no es tanto la
temática que trataba sino el estilo y la sutileza con que lo hacía, fue un
autor que introdujo, como ningún otro, una cosmovisión que ha
reorganizado el pensamiento del siglo XX, en autores tales como Martin Heidegger, Michel Foucault, Jacques Derrida, Gilles Deleuze, Gianni Vattimo o Michel Onfray, entre
otros.
Nietzsche
recibió amplio reconocimiento durante la segunda mitad del siglo XX como una figura
significativa en la filosofía moderna. Su influencia fue particularmente
notoria en los filósofos existencialistas, críticos,fenomenológicos, postestructuralistas y postmodernos, y en
la sociología de Max
Weber. Es considerado uno de los tres «Maestros de la sospecha» (según la conocida expresión
de Paul
Ricoeur), junto a Karl
Marx y Sigmund
Freud.
Juventud
(1844-1869
Friedrich
Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844 en Röcken, un pequeño
pueblo deSajonia-Anhalt,
cerca de Leipzig.
Su nombre proviene del rey Federico Guillermo IV de Prusia, en cuyo cuadragésimo
noveno cumpleaños nació. Sus padres fueron Carl Ludwig Nietzsche (1813-1849),
pastor luterano y preceptor privado en el ducado alemán de Sajonia-Altenburgo en Turingia, y Franziska Oehler (1826-1897). Su
hermana Elisabeth Förster-Nietzsche nació en 1846,
seguida por su hermano Ludwig Joseph en 1848. Tras la muerte del padre en 1849
y del hermano menor en 1850, la familia se trasladó aNaumburgo, donde vivió
con su abuela materna y las hermanas solteras del padre bajo la protección de Bemhard Dächsel, un magistrado local.
Después de la
muerte de su abuela en 1856, la familia pudo permitirse tener casa propia.
Durante este tiempo el joven Nietzsche asistió a un colegio de niños para luego
trasladarse a un colegio privado, la prestigiosa escuela Pforta, donde se hizo
amigo de Gustav Krug y Wilhelm Pinder, dos estudiantes pertenecientes a
familias acomodadas. En 1854 comenzó a asistir al Domgymnasium en Naumburgo, pero,
habiendo demostrado un talento especial para la música y el lenguaje, fue
admitido en la reconocida Schulpforta,
donde continuó sus estudios desde 1858 hasta 1864. Aquí se hizo amigo de Paul Deussen y Carl von Gersdorff. También encontró tiempo
para la escritura de poemas y composiciones musicales. En Schulpforta,
Nietzsche recibió una importante educación literaria, en especial en el estudio
de los clásicos griegos y romanos, y por primera vez experimentó la carencia de
su vida familiar en un pequeño pueblo de ambiente cristiano. Durante este
período se encontró bajo la influencia del poeta Ernst Ortlepp.
Después de su
graduación en 1864, Nietzsche comenzó sus estudios en teología y filología
clásica en la Universidad
de Bonn. Por un breve período fue miembro de la Burschenschaft Frankonia junto aDeussen. Para
disgusto de su madre, abandonó sus estudios de teología tras un semestre y
comenzó los de filología con el profesor Friedrich Wilhelm Ritschl. Al año siguiente
siguió al maestro a la Universidad de Leipzig. Allí entablaría una íntima
amistad con el estudiante Erwin
Rohde. Los primeros escritos sobre filología de Nietzsche
serían publicados un poco más tarde.
En 1865 se
familiarizó con la obra de Arthur
Schopenhauer. Al año siguiente leyó Geschichte des
Materialismus (Historia del materialismo), de Friedrich Albert Lange. Ambas experiencias le
resultaron muy estimulantes desde el punto de vista filosófico y, en
consecuencia, comenzó a adentrarse en esta disciplina, superando su interés por
la filología. En 1867
realizó un año de servicio militar voluntario con
la división de artillería prusiana de Naumburgo. En marzo
de 1868 sufrió un accidente ecuestre que lo excluyó del servicio militar y le
permitió volver a dedicarse al estudio. Ese mismo año conoció a Richard Wagner,
personaje fundamental en su desarrollo.
Profesor en
Basilea (1869-1879)
.
Gracias a
Ritschl, Nietzsche recibió una oferta extraordinaria por parte de la Universidad de Basilea para convertirse
en profesor de filología
clásica antes de licenciarse, siendo así el profesor más
joven de la universidad. En su trabajo filológico durante esa época cabe
reseñar el descubrimiento de que el ritmo en la métrica poética de los antiguos
dependía únicamente de la duración de las sílabas a diferencia de la métrica
moderna basada en la acentuación.
En 1869 la Universidad de Leipzig le concedió el
doctorado sin examen ni disertación en mérito a la calidad de sus
investigaciones. Inmediatamente la Universidad de Basilea lo nombró profesor de filología
clásica y al año siguiente Nietzsche obtuvo la ciudadanía
suiza y fue ascendido a profesor honorario.
Después de
trasladarse a Basilea,
Nietzsche renunció a su ciudadanía alemana, manteniéndose durante el resto de
su vida oficialmente sin nacionalidad alguna. Sin embargo en
agosto de 1870 obtuvo un permiso para servir en el bando prusiano durante la guerra franco-prusiana pero sólo como
médico camillero ya que la neutral Suiza le impidió reclutarse como
combatiente. Su paso por la milicia fue tan sólo de un mes, pero vivió
múltiples experiencias. Allí fue testigo de los efectos traumáticos de la
batalla. Contrajo difteria y disentería,
enfermedades que le arruinaron la salud de por vida.
De vuelta a
Basilea ese mismo año, Nietzsche fue testigo del establecimiento del Imperio alemán y el auge de Otto von Bismarck, a
quien veía como un extranjero y con escepticismo. En la universidad pronunció
su discurso inaugural, Sobre la personalidad de Homero. En esta época conoció a Franz Overbeck, un
profesor de Teología, cuya amistad conservó durante el resto de su vida. El historiador Jacob Burckhardt,
cuyas lecturas Nietzsche analizaba frecuentemente, se convirtió en otro colega
influyente. También durante este período leerá la obra del filósofo Max Stirner, cuya
influencia será notable en él.
Nietzsche había
conocido ya a Richard Wagner en Leipzig en 1868, y (algo
después) a la esposa de Wagner, Cósima. Admiraba a
ambos profundamente y, durante su estancia en Basilea, fue un asiduo invitado
en la casa de los Wagner en Tribschen. Éstos lo introdujeron en su círculo más
íntimo y le agradecieron la atención que dio al principio al Festival deBayreuth. En 1870
regaló a Cósima Wagner por su cumpleaños el manuscrito de la primera versión de El origen de la tragedia.
En 1872,
Nietzsche publica su primer libro, El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la
música. Sin embargo el trabajo, en el cual siguió un
preciso método filológico para estructurar toda su especulación filosófica
radicalmente novedosa, no fue bien recibido entre sus colegas filólogos,
incluido su profesor Ritschl. En el polémico panfleto Para una
filología del futuro, Ulrich von Wilamowitz-Moellendorff criticó
duramente el libro, lo que contribuyó, sin embargo, a aumentar su polémica
notoriedad en los círculos filológicos y universitarios de Alemania. En
respuesta, Rohde, por la fecha profesor enKiel, y el mismo Wagner salieron públicamente
en defensa de Nietzsche. Estos hechos remarcaron el aislamiento creciente que
sentía dentro de la comunidad filológica, y por ello el filósofo intentó
(infructuosamente) ganar la cátedra de Filosofía en Basilea.
Entre 1873 y
1876, Nietzsche publicó separadamente cuatro grandes ensayos,David Strauss:
El confesor y el escritor, Sobre el uso y el abuso vital de la Historia,Schopenhauer como educador, y Richard Wagner
en Bayreuth (estos cuatro fueron más tardes recogidos y
titulados, conjuntamente, Consideraciones intempestivas). Los cuatro ensayos compartían la orientación de
una crítica general a la actualidad cultural alemana, en un intento por cambiar
su rumbo, que Nietzsche preveía como esencialmente falso y equivocado.
Comenzando en 1873, además, también acumuló notas que fueron publicadas más
tarde como La filosofía en la época trágica de los griegos.
Durante este
periodo, en el círculo de los Wagner, Nietzsche conoció a Malwida von Meysenbug y Hans von Bülow, y
también comenzó una amistad con Paul Rée,
quien después de 1876 le influyó en la atenuación del pesimismo de sus primeros
escritos. Sin embargo, debido a su decepción respecto al «fenómeno Wagner», y
en concreto al Festival de Bayreuth de 1876, donde la banalidad de los actos y
la vileza del público le repelieron, fue cada vez más insalvable la distancia del
filósofo hacia este mundo.
En 1879, después
de un declive de salud, se vio forzado a abandonar su puesto como profesor.
Desde su juventud, Nietzsche había padecido frecuentes momentos de debilidad
generalizada, con épocas de carencia visual que rozaba la ceguera, fuertes
migrañas y violentos ataques estomacales. Estas condiciones persistentes se
agravaron quizá con su accidente a caballo en 1868 y las enfermedades de 1870,
y continuaron afectándolo durante sus años en Basilea, forzándolo a tomar
vacaciones cada vez más largas, hasta que le fue prácticamente imposible
retomar el trabajo.
Ruptura con Wagner
Con la
publicación de Humano, demasiado humano en 1878, un
libro de aforismos sobre múltiples temas, desde la metafísica hasta la
moralidad y de la religión al sexo, la distancia de Nietzsche respecto a la
filosofía de Wagner ySchopenhauer fue evidente.
También su amistad con Deussen y Erwin
Rohde se enfrió.
Durante sus
primeros años en Basilea se cocinó la ambivalente amistad de Nietzsche con
Wagner, y aprovechó toda oportunidad para visitar a Richard y a su esposa Cósima. Nietzsche
apreciaba a Wagner como un brillante apóstol catedrático, pero la explotación
de motivos artísticos cristianos cada vez más acentuada, junto con su chovinismo yantisemitismo excederían lo
que Nietzsche podría soportar.
La composición
de Parsifal,
que Wagner concebiría más como un auto litúrgico para el Viernes Santo que como una
ópera, ofendió profundamente la sensibilidad de Nietzsche. Aunque la gigantesca
obra no sería estrenada hasta 1882,
ya en 1878 la brecha entre
los dos sería ineludible y definitiva.
Filósofo libre
(1879-1888)
Conducido por su
enfermedad a encontrar climas más templados, Nietzsche viajó frecuentemente y
vivió hasta 1889 como un autor independiente en diferentes ciudades. Estuvo
muchos veranos en Sils
Maria, cerca de St. Moritz, en laEngandina (extremo este de Suiza), y muchos otoños en las ciudades
italianas de Génova, Rapallo y Turín, y la ciudad
francesa de Niza.
Ocasionalmente volvía a Naumburgo a visitar a su familia, y especialmente
durante este período, él y su hermana tuvieron repetidos episodios de conflicto
y reconciliación. Vivía de su pensión de profesor retirado de la Universidad de
Basilea, pero también recibía ayuda de amigos.
Un antiguo
estudiante suyo, Peter Gast (seudónimo de Johann Heinrich Köselitz), llegó a ser su
secretario privado. Hasta el final de su vida, Gast y Overbeck se mantuvieron
como amigos en los que confiar. Malwida von Meysenbug mantuvo una conducta
maternal incluso fuera del círculo de Wagner. Pronto Nietzsche contactó con el
crítico musical Carl Fuchs.
Nietzsche se
encontraba en el principio de su mayor período productivo. A partir de Humano,
demasiado humano en 1878, Nietzsche publicaría un libro (o su mayor
parte) por año hasta 1888, su último año de escritura, durante el cual completó
cinco. En 1879, Nietzsche publicó Opiniones y máximas mezcladas, lo que sugirió el aforismo de Humano,
demasiado humano.
En 1881
Nietzsche publica Aurora. Reflexiones sobre los
prejuicios morales, y en 1882 la
primera parte de La gaya ciencia. Este año también conoció a Lou
Andreas-Salomé a través de Malwida von Meysenbug y Paul Rée. Nietzsche
y Salomé estuvieron el verano juntos en Tautenburg, a menudo con la hermana de
Nietzsche, Elisabeth. Sin embargo, la visión que de Nietzsche tenía Salomé era
más la de un amigo y compañero de discusiones lleno de genialidad, que el de
una posible pareja. Él se enamoró de ella lo cual provocó una situación ambigua
e incómoda entre los tres amigos, puesto que Rée a su vez se interesaba por
Lou. Cuando Nietzsche le pidió que se casara con él, Salomé lo rechazó. Las
relaciones de Nietzsche con Salomé y Rée se rompieron en el otoño de 1882-1883,
en parte por las intrigas llevadas a cabo por su hermana Elisabeth. En paralelo
a esta historia, Lou Salomé de vez en cuando mantenía correspondencia con
Freud, introduciéndolo en el pensamiento de Nietzsche. En el proceso de
aparición de nuevos síntomas de su enfermedad, aislado tras las discusiones con
su hermana y su madre, y acosado por pensamientos suicidas, se marchó a Rapallo, donde en
solo diez días, anticipados por dieciocho meses de incubación, escribió la
primera parte de Así
habló Zaratustra.
Después de
varias críticas filosóficas contra Schopenhauer y Wagner, Nietzsche mantuvo a
pocos amigos. Ahora, bajo la impronta personalísima del Zaratustrasobre sus obras posteriores, su escritura resultó
todavía más «intempestiva» y se lo leyó (poco) sólo en la medida en que
pareciera adecuarse a las convenciones morales o intelectuales del momento.
Nietzsche reconoció la situación y se obstinó en su soledad («las siete
soledades»), incluso aunque a veces pareciera no resignarse a ella. Abandonó su
plan a medio plazo de convertirse en un poeta público y reconocido, y siguió
padeciendo los problemas consabidos con sus libros. Estos eran tan buenos como
poco vendidos. En 1885, editó únicamente 40 copias de la cuarta parte de Así habló
Zaratustra, y solo una pequeña parte fue distribuida entre
sus amigos más allegados.
En 1886, editó Más allá del bien y del mal.
Con este libro y con la aparición entre 1886 y 1887 de segundas ediciones de
sus trabajos tempranos (El nacimiento de la tragedia, Humano,
demasiado humano, y La gaya ciencia), vio completado su trabajo y se esperanzó con que
una oleada de lectores apreciara sus escritos. De hecho, el interés por
Nietzsche aumentó en esta época, aunque esto fue apenas percibido por él.
Durante estos
años, Nietzsche conoció a Meta von Slaisk, Carl Spitteler, y
también a Gottfried Keller. En
1886, su hermana Elisabeth se casó con el antisemita Bernhard
Förster y viajó con él a Paraguay para fundar una
colonia alemana, un plan al que Nietzsche contestó con ironía. A través de la
correspondencia se puede observar que la relación de Nietzsche con su hermana
continuó por el camino que siempre había seguido de conflicto y reconciliación,
pero no la volvería a ver en persona hasta después de su colapso.
En el mismo año
Nietzsche escribió cinco libros basados en sus voluminosas notas, fruto de
largo trabajo continuado, que en un principio pensaba reunir bajo el título de La voluntad de
poder. Su salud pareció mejorar y aquel verano estuvo de
buen humor. Pero hacia finales de 1888, sus escritos y cartas empezaron a
revelar una sobreestimación patológica de su estatus y destino. Sobrevaloraba
la respuesta creciente a sus escritos, sobre todo por la reciente polémica
respecto a El caso Wagner.
De octubre a
noviembre de 1888 Nietzsche trabaja en la obra Ecce Homo (Cómo se llega a ser
lo que se es) que no verá la luz hasta el año 1908 en una versión
en la que el capítulo "Por qué soy tan sabio" no aparece
siendo sustituido por otro capítulo escrito anteriormente que el propio autor
descartó.4
Demencia y muerte
(1889-1900)
El 3 de enero de
1889 Nietzsche sufrió un colapso mental. Ese día fue detenido tras, al parecer,
haber provocado algún tipo de desorden público, por las calles deTurín. Lo que pasó
exactamente es desconocido. La versión más extendida sobre lo sucedido dice que
Nietzsche caminaba por la Piazza Carlo Alberto, un repentino alboroto que causó
un cochero al castigar a su caballo llamó su atención, Nietzsche corrió hacia
él y lanzó sus brazos rodeando el cuello del caballo para protegerlo,
desvaneciéndose acto seguido contra el suelo. En los días siguientes, escribió
breves cartas para algunos amigos, incluidos Cósima Wagner y Jacob Burckhardt,
en las que mostraba signos de demencia y megalomanía.
A su colega
Burckhardt escribió: «He tenido Caiphas puestos. Además, el año pasado fui
crucificado por los doctores alemanes de una manera muy drástica. Wilhelm,
Bismarck, y todos los antisemitas abolidos».5 El 6 de enero de
1889, Burckhardt mostró la carta a Overbeck. El siguiente día Overbeck recibió
una carta reveladora semejante, y decidió que Nietzsche debería volver a
Basilea. Overbeck viajó a Turín y trajo a Nietzsche a una clínica psiquiátrica
en Basilea.
Por ese tiempo,
Nietzsche estaba enteramente sumergido en la locura, y su madre Franziska
decidió llevarlo a una clínica en Jena bajo la
dirección de Otto Binswanger. Desde noviembre de 1889 a febrero de 1890, Julius Langben intentó curar a
Nietzsche, sentenciando que los métodos del doctor eran ineficaces para curar
su condición. Langbehn asumió más y más control sobre Nietzsche. En marzo de
1890, Franziska sacó a Nietzsche de la clínica, y en mayo de 1890 lo llevó a su
casa en Naumburgo.
Durante este
proceso, Overbeck y Gast contemplaban la idea de qué hacer con el trabajo no
publicado de Nietzsche. En enero de 1889 se pusieron a planear la salida de El crepúsculo de
los ídolos, por esa época ya impreso y atado. En febrero,
ordenaron una edición privada de 50 copias de Nietzsche Contra
Wagner, pero el publicista C. G. Nauman en secreto
imprimió 100. Overbeck y Gast decidieron publicar con reservas El Anticristo y Ecce homo debido a su
contenido más radical.
En 1893,
Elisabeth Nietzsche volvió de Paraguay después del
suicidio de su marido. Leyó y estudió los trabajos de Nietzsche, y pieza por
pieza tomó control sobre ellos y su publicación. Overbeck fue paulatinamente
relegado al ostracismo, y Gast finalmente cooperó. Después de la muerte de
Franziska en 1897, Nietzsche vivió en Weimar, donde fue cuidado por Elisabeth, quien
permitió a la gente visitar a su poco comunicativo hermano. El 25 de agosto de
1900, Nietzsche murió después de contraer neumonía. Por deseo
de Elisabeth, fue inhumado junto a su padre en la iglesia de Röcken.
La causa del
hundimiento de Nietzsche ha sido un tema de especulación y origen incierto. Un
frecuente y temprano diagnóstico era una infección de sífilis, sin
embargo, algunos de los síntomas de Nietzsche eran inconsistentes. Otro
diagnóstico posible es un meningioma derecho
retroorbital, un tipo de cáncer cerebral. Otros sugirieron
que Nietzsche experimentó un despertar místico, similar a los estudiados por Meher Baba. Mientras muchos comentaristas ven el
decaimiento de Nietzsche como no relacionado con su filosofía, algunos,
incluyendo Georges Bataille y René Girard,
argumentan que este hundimiento debe ser considerado como un síntoma de un
desajuste psicológico trasladado a su filosofía. En su libro La lucha contra el demonio, Stefan Zweig presenta una
psicobiografía sobre Nietzsche en que sitúa la etiología de su locura
desde un ángulo puramente psicogénico.
Conceptos clave
Hay una
controversia sobre si Nietzsche abogaba por un único punto de vista de
comprensión filosófica. Muchos cargan contra Nietzsche por la contradicción de
sus pensamientos e ideas.
Una tesis
alternativa en la contradicción de los escritos de Nietzsche es el de la
perspectiva, o la idea de que Nietzsche usaba múltiples puntos de vista en su
trabajo como un medio para retar al lector a considerar varias facetas de un
tema. Si uno acepta su tesis, la variedad y número de perspectivas sirven como
una afirmación de la riqueza de la filosofía. Esto no quiere decir que
Nietzsche viera todas las ideas como igualmente válidas. Tenía aspectos en los
que no estaba de acuerdo con respecto a otros filósofos como Kant. Tampoco está claro dónde se posicionaba
Nietzsche en cada tema. De cualquier modo, si uno mantiene los elementos en
conflicto de sus escritos como algo intencionado o no, hay pocas dudas de que
sus ideas siguen siendo influyentes.
Algunos
filósofos han signado al estilo aforístico de Nietzsche como el responsable de
estas aparentes contradicciones en su pensamiento, llegando a decir por ejemplo
que «hay tantos Nietzsches como lectores». Esta afirmación resulta excesivamente
cómoda ya que sólo pretende facilitar la explicación de las contradicciones sin
intentar desentrañar su sentido final.
La filosofía de
Nietzsche se halla atravesada esencialmente por la herencia de la cosmología
clásica, en particular por los conceptos de la cosmogonía griega. Esto es, la
identificación del carácter más humano del hombre en relación con el vínculo
que guarda con sus dioses. Hablamos de la dualidad de lo apolíneo contra lo
dionisíaco. Nietzsche, aunque no descarta por completo la regencia de lo
apolíneo en la vida como ha sido heredada, particularmente desde la modernidad,
se inclina por resaltar y adoptar una postura en esta línea de lo dionisíaco.
En ello consiste precisamente su crítica a la sociedad contemporánea y éste
será el hilo conductor que permea de forma constante su obra y su vida.
Nihilismo.
El nihilismo tiene antecedentes muy
antiguos y se encuentra ya en algunos textos filosóficos hebreos, como el Eclesiastés. Entre otros filósofos que han
escrito sobre esta materia se incluye a Friedrich Nietzsche y a Martin Heidegger. Nietzsche describió a la cristiandad como
una religión nihilista porque evadía el desafío de encontrar sentido en la vida
terrenal, y que en vez de eso crea una proyección espiritual donde la
mortalidad y el sufrimiento eran suprimidos en vez de transcendidos. Nietzsche
creía que el nihilismo es un resultado de la muerte de Dios, e insistió en que
debía ser superado, dándole de nuevo significado a una realidad monista. Buscó un idealismo pragmático en vez del idealismo
cósmico de Schopenhauer.
Heidegger describió al nihilismo como
el estado en el que no queda nada del
ser en sí, y argumentó que el nihilismo se apoya en el reduccionismo del Ser a un mero valor. El nihilismo es el
proceso que sigue la conciencia del hombre occidental y que quedaría expresado
en estos tres momentos:
1. El nihilismo como
resultado de la negación de todos los valores vigentes: es el resultado de la
duda y la desorientación.
2. El nihilismo como
autoafirmación de esa negación inicial: es el momento de la reflexión de la
razón.
3. El nihilismo como
punto de partida de una nueva valoración: es el momento de la intuición, que
queda expresada en la voluntad de poder, en quien se expresa a su vez el valor
de la voluntad.
Esta es la base sobre la que ha de
construirse, según Nietzsche, la nueva filosofía. El hombre provoca, en primer
lugar, la muerte de Dios o la destrucción de los valores caducos. En segundo lugar, el hombre
toma conciencia plena del fin de estos valores o de la muerte de Dios y se
reafirma en ella. En tercer lugar, y como consecuencia de todo lo anterior, el
hombre se descubre a sí mismo como responsable de la destrucción de los valores
o de la muerte de Dios, descubriendo, al mismo tiempo, la voluntad de poder, e
intuyendo la voluntad como máximo valor; así se abre el
camino a unos nuevos valores.
Para Nietzsche,
la sociedad se encuentra sumida en un profundo nihilismo que ha de superar si
no quiere ver su fin. El nihilismo (que tiene distintas formas7 ) es un
advenimiento de unas repetidas frustraciones en la búsqueda de significado, o
más precisamente, «la desvalorización de los valores supremos». El nihilismo en
Nietzsche se refiere al proceso histórico que surge en el reconocimiento de un
valor sumo y termina en la asunción o reconocimiento de múltiples cosas
valorables, al volverse inoperante lo que antes se mostraba como lo supremo. El
nihilismo acontece en nuestro tiempo como manifestación de la ausencia de una
medida única y, al mismo tiempo, como la proliferación de múltiples medidas
que, en cada caso, pueden aparecer como válidas. Nietzsche ve en el despliegue
del nihilismo toda fundación de cultura europea, la que surge como destino
necesario de este proceso. La visión religiosa del mundo había sufrido ya un
gran número de cambios por perspectivas contrarias, cayendo en el escepticismo
filosófico, y en las teorías científicas evolucionistas y heliocéntricas
modernas, lo que no hace más que confirmar la desvalorización de los valores
supremos. A lo ya señalado, hemos de sumar una creciente presencia de lo
democrático, la que se muestra como la afirmación de una individualidad
independiente de Dios y acreedora de la igualdad, de la medianía. La democracia
aparece, a los ojos de Nietzsche, como un momento del despliegue del nihilismo
igualmente negador de la vida que los que la antecedieron. Ambas
manifestaciones del nihilismo se muestran a Nietzsche como negaciones de la vida,
al negar u olvidar dimensiones de la misma que, a su parecer, aparecen como
constitutivas de ella e inalienables a lo que él considera vida. Estas
dimensiones negadas de la vida se muestran en ámbitos tan determinantes como el
constante darse del devenir y las diferencias entre los hombres.
Dios ha muerto.
Nietzsche ve
esta condición intelectual como un nuevo reto para la cultura europea, lo que
se ha extendido, asimismo, más allá de un pequeño punto de no-retorno.
Nietzsche conceptualiza esto con su famosa frase, «Dios ha muerto», que aparece
en La gaya ciencia y en Así
habló Zaratustra. Esta frase fue
dada también por Hegel veinte años
antes de que Nietzsche naciera. Este aforismo, por una parte, señala el fin de
eso que antes aparecía como lo imperante, y por otra, indica un terreno fértil,
un terreno inexplorado, en el cual el propio Nietzsche es un colono. A partir
de la frase «Dios ha muerto», Nietzsche se refiere tanto a la ceguera
del pasado en tanto incapacidad de ver esto, como a la asunción de una nueva
posibilidad de relacionarse con lo que es, posibilidad dada por la asunción de
dicha muerte.
Nietzsche trata
esta frase más que como una mera declaración provocativa, casi como una
revelación, como si representase el potencial de nihilismo que arrastra el
alzamiento y el progreso, en el contexto de un concepto absurdo y sin
significado.
Según Nietzsche,
el hombre europeo descendiente de los hiperbóreos ha de asumir la gran e
inevitable consecuencia de la muerte en la sociedad occidental de Dios, del
Dios judeo-cristiano, el vengativo y cruel Yahvé. La consecuencia de la muerte
de Dios es que los valores vigentes en la sociedad occidental se vienen abajo
ellos solos, según el nihilismo, o no se vienen abajo sino que los hombres los
destruimos. Según Nietzsche la superación del nihilismo se producirá cuando elÜbermensch imponga los
nuevos valores de la moral de señores, destruyendo los valores de la moral de
esclavos. Resumiendo, destruimos los valores de los hombres para poner en su
lugar los valores del Übermensch, que ocupará el lugar de Dios.
¿No
oísteis hablar de aquel loco que en pleno día corría por la plaza pública con
una linterna encendida, gritando sin cesar: “¡Busco a Dios! ¡Busco a Dios!”. Como
estaban presentes muchos que no creían en Dios, sus gritos provocaron la risa.
[...] El loco se encaró con ellos, y clavándoles la mirada, exclamó: ¿Dónde
está Dios? Os lo voy a decir. Le hemos matado; vosotros y yo, todos nosotros
somos sus asesinos. Pero ¿cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo pudimos vaciar el
mar? ¿Quién nos dio la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué hemos hecho
después de desprender a la Tierra de la órbita del sol? [...] ¿No caemos sin
cesar? ¿No caemos hacia adelante, hacia atrás, en todas direcciones? ¿Hay
todavía un arriba y un abajo? ¿Flotamos en una nada infinita? ¿Nos persigue el
vacío [...]? ¿No hace más frío? ¿No veis de continuo acercarse la noche, cada
vez más cerrada? [...] ¡Dios ha muerto! [...] ¡Y nosotros le dimos muerte!
¡Cómo consolarnos nosotros, asesinos entre los asesinos! Lo más sagrado, lo más
poderoso que había hasta ahora en el mundo La frase «Dios
ha muerto» (en alemán „Gott ist tot“ (?·i)),
también conocida como la muerte
de Dios, es usualmente atribuida al filósofo alemán Friedrich
Nietzsche. Sin embargo, la encontramos antes en Hegel (Fenomenología del espíritu, FCE, 435). Se refiere
al colapso de las ciudades estado y su orden autónomo. Es un momento que se expresa plásticamente
en el panteón romano, recinto circular que reunía todas las deidades de las
provincias sin conceder preeminencia a ninguna. «Dios ha muerto» es una frase
dolorosa, que sirve como expresión de una de las figuras del Espíritu,
denominada «Conciencia desventurada»: «es el destino trágico que reúne todos
aquellos dioses individuales y todos aquellos atributos de la substancia en un
panteón, en el espíritu autoconsciente como espíritu» (ibid. p. 436). Es una figura o momento
espiritual, incomprensible al margen de su contrario dialéctico, la «conciencia
cósmica», que simboliza la liberación del espíritu de las formas anquilosadas
en las que estaba preso por los diversos órdenes mitológicos y teocráticos, que
aglutinó el Imperio romano: «la ausencia total de terror, la ausencia de
esencia de cuanto es extraño, y un bienestar y un sentirse bien de la
conciencia, tales como no se encontrarán nunca ya fuera de esta comedia» (ibid. p. 433).
Nietzsche retoma la frase en La
gaya ciencia (Die fröhliche Wissenschaft),
en la sección 108 («Nuevas luchas»), en la sección 125 («El loco»), y por
tercera vez en la sección 343 («Lo que pasa con nuestra alegre serenidad»).
También se encuentra en Así habló Zarathustra, libro responsable
de popularizar la frase. La idea indicada en «El loco» es la siguiente:
Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. ¿Cómo
podríamos reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos? El más santo y el
más poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos:
¿quién limpiará esta sangre de nosotros? ¿Qué agua nos limpiará? ¿Qué rito expiatorio,
qué juegos sagrados deberíamos inventar? ¿No es la grandeza de este hecho
demasiado grande para nosotros? ¿Debemos aparecer dignos de ella?
Nietzsche, La gaya ciencia, sección 125
«Dios ha muerto» no quiere decir
literalmente que «Dios está efectivamente muerto»; es la manera de Nietzsche de decir que la
idea de Dios no es capaz de actuar como fuente del código moral o teleológico (teleología).
Nietzsche reconoce la crisis que la muerte de Dios representa para las
consideraciones morales existentes, porque «cuando uno desecha la fe
cristiana, se olvida de la moralidad cristiana. Esta moralidad de ninguna
manera es evidente en sí misma. Rompiendo un concepto principal del
cristianismo, la fe en Dios, uno rompe el esquema: nada necesario se mantiene
en las manos de uno».1 Esta es la razón por la cual en «El loco», el loco se dirige a los ateos
— el problema es conservar cualquier sistema de valores en ausencia de un orden
divino.
La muerte de Dios es la forma de
decir que los humanos ya no son capaces de creer en cualquier orden cósmico
desde que ellos mismos no lo reconocen. La muerte de Dios conducirá, dice
Nietzsche, no sólo al rechazo de la creencia en un orden cósmico o físico, sino
también al rechazo de los valores absolutos — al rechazo de la creencia en una objetividad y una ley moral universal, que se ejerce sobre todos los individuos. De
esta manera, la pérdida de una base absoluta de moralidad conduce al nihilismo. Este
nihilismo es el que trabajó Nietzsche para encontrar una solución a la
reevaluación de los fundamentos de los valores humanos. Esto significa, para
Nietzsche, la búsqueda de los fundamentos más profundos que los valores
cristianos, más allá de los cuales él sentía que la mayoría de los cristianos
rechazaba mirar.
Aforismo 125
El aforismo nietzscheano se encuentra de modo específico y fundamental en la sección
número 125. La traducción de su título podría corresponder a «El frenético» o
«El hombre loco».
Dicho hombre,
frenético o loco, cierta mañana se deja conducir al mercado. Provisto con una
linterna en sus manos no dejaba de gritar: «¡Busco a Dios!» Allí había muchos
ateos y no dejaron de reírse. Los descreídos, mirándose con sorna entre sí, se
decían: «¿Se ha perdido?» «¿Se ha extraviado?». Y agregaban: «Se habrá
ocultado». «O tendrá miedo». «Acaso se habrá embarcado o emigrado». Y las
carcajadas seguían. El loco no gustó de esas burlas y, precipitándose entre
ellos, les espetó: «¿Qué ha sido de Dios?». Fulminándolos con la mirada agregó:
«Os lo voy a decir. Lo hemos matado. Vosotros y yo lo hemos matado. Hemos
dejado esta tierra sin su sol, sin su orden, sin quién pueda conducirla...
¿Hemos vaciado el mar? Vagamos como a través de una nada infinita». Y en tono
interrogativo y con énfasis prosiguió afirmando que nos roza el soplo del
vacío, que la noche se hace más noche y más profunda, y que se torna
indispensable encender linternas en pleno día. Manifestó que se oye a los
sepultureros enterrando a Dios, agregando que tal vez tengamos que oler el
desagradable tufo de la putrefacción divina, pues, naturalmente, los dioses
también se pudren. Y siguió diciendo que lo más sagrado y lo más profundo se ha
desangrado bajo nuestro cuchillo, preguntando, al mismo tiempo, si se podría
encontrar un agua capaz de limpiar la sangre del cuchillo asesino. E
inmediatamente puso en duda que la grandeza de este acto fuera propiamente
humana. Y entendía que toda la posteridad se agigantaba con la magnificencia de
este acto. Se puso colérico y echó al suelo su linterna y creyó reconocer que
se había metido muy precozmente entre los hombres. Intuía que los oídos humanos
no estaban todavía preparados para escuchar tales verdades. Porque el rayo, el
trueno, la luz de los astros, y los actos heroicos de los hombres requieren su
tiempo para arribar. Y este último acto mencionado se encuentra más lejos que
los actos más lejanos. Los hombres nada saben de ellos y son ellos los que han
cometido el acto.
Dicen que el loco ese día penetró en varias iglesias y entonó un requiem æternam deo. Y cuando era arrojado esgrimía reiteradamente su argumento: «¿Qué son estas iglesias, sino tumbas y monumentos fúnebres de Dios?».
Dicen que el loco ese día penetró en varias iglesias y entonó un requiem æternam deo. Y cuando era arrojado esgrimía reiteradamente su argumento: «¿Qué son estas iglesias, sino tumbas y monumentos fúnebres de Dios?».
Cabe preguntarse si el vacío dejado
por la muerte de Dios no debe ser llenado de alguna manera. Y entonces, el
ideal del hombre superior, del Übermensch (superhombre o suprahombre), con sus propios
valores establecidos, que implican una reconversión de la valoración cultural
de Occidente, no es el elemento que ha de llenar este vacío. Tal es el
endiosamiento del hombre, de «el último hombre», el que ya no va a reconocer
ningún poder por encima de él mismo.
ha teñido con su sangre nuestro cuchillo. ¿Quién
borrará esa mancha de sangre? ¿Qué agua servirá para purificarnos? [...] La
enormidad de este acto, ¿no es demasiado grande para nosotros?
Friedrich Nietzsche en La Gaya ciencia.
Inversión de los
valores
Nietzsche
pensaba que había dos clases de hombres: los señores y los siervos, que han
dado distinto sentido a la moral. Para los señores, el binomio «bien-mal»
equivale a «noble-despreciable». Desprecian como malo todo aquello que es fruto
de la cobardía, el temor, la compasión, todo lo que es débil y disminuye el
impulso vital. Aprecian como bueno, en cambio, todo lo superior y altivo,
fuerte y dominador. La moral de los señores se basa en la fe en sí mismos, el
orgullo propio.
Por el
contrario, la moral de los siervos nace de los oprimidos y débiles, y comienza
por condenar los valores y las cualidades de los poderosos. Una vez denigrado
el poderío, el dominio, la gloria de los señores, el esclavo procede a decretar
como «buenas» las cualidades de los débiles: la compasión, el servicio —propios
del cristianismo—, la paciencia, la humildad. Los siervos inventan una moral
que haga más llevadera su condición de esclavos. Como tienen que obedecer a los
señores, los siervos dicen que la obediencia es buena y que el orgullo es malo.
Como los esclavos son débiles promueven valores como la mansedumbre y la
misericordia; en cambio, critican el egoísmo y la fuerza.
La crítica de
Nietzsche a la moral tradicional se centraba en la tipología de moral de «amo»
y de «esclavo» y en la descripción de la dinámica que generan; esta dinámica o
dialéctica debe ser conocida por los «espíritus libres» para conducir a la
humanidad a su superación: una sucesión de continuas superaciones —la moral
deja de ser algo cerrado para ser visto como una dinámica de morales
yuxtapuestas y reconocibles en la dinámica de las lenguas. Examinando la
etimología de las palabras alemanas gut («bueno»), schlecht («malo») y böse («malvado»),
Nietzsche sostuvo que la distinción entre el bien y el mal fue originalmente
descriptiva, o sea, una referencia amoral a aquellos que eran privilegiados
(los amos), en contraste con los que eran inferiores (los esclavos). El
contraste bueno/malvado surge cuando los esclavos se vengan convirtiendo los
atributos de la supremacía en vicios. Si los
favorecidos (los «buenos») eran poderosos, se decía que los sumisos heredarían
la Tierra. El orgullo se volvió pecado. Caridad, humildad y obediencia
reemplazaron competencia, orgullo y autonomía. La insistencia en la absolutidad
(Absolutheit) es esencial tanto en la ética religiosa como filosófica y
fue clave para el triunfo de la moral de esclavo mediante la presunción de ser
la única verdadera moral.
Los judíos - un pueblo
«nacido para la esclavitud», como dicen Tácito y todo el mundo
antiguo, «el pueblo elegido entre los pueblos», como dicen y creen ellos mismos
- los judíos han llevado a efecto aquel prodigio de inversión de los valores
gracias al cual la vida en la tierra ha adquirido, para unos cuantos milenios,
un nuevo y peligroso atractivo: - sus profetas han fundido, reduciéndolas a una sola, las palabras «rico», «ateo», «malvado»,
«violento», «sensual», y han transformado por vez primera la palabra «mundo» en
una palabra infamante. En esa inversión de los valores (de la que forma parte
el emplear la palabra «pobre» como sinónimo de «santo» y «amigo») reside la
importancia del pueblo judío: con él comienza la rebelión de los
esclavos en la moral.
La Moral del Amo o
la del Esclavo.
La moral del amo valora el orgullo,
la fortaleza y la nobleza, mientras que la moral de esclavos valora cosas como
la amabilidad, la humildad y la compasión. Los amos miden las acciones en una
escala de consecuencias buenas o malas, en cambio los esclavos en escalas de intenciones buenas y malas. Su significado de moral defiere del entendimiento común de
este término. Para Niertzche, una moral en particular es inalienable de la formación
de una cultura en particular. Esto significa que su lenguaje, códigos y
prácticas, narrativas e instituciones delata la lucha entre ambos tipos de
valorización moral. La dicotomía moral amo-esclavo provee la base de toda la
exégesis del pensamiento occidental.
Es discutido si Nietzsche abogaba por
alguna de las moralidades.
Nietzsche pensaba que había dos
clases de hombres: los señores y los siervos, que han dado distinto sentido a
la moral. Para los señores, el binomio «bien-mal» equivale a
«noble-despreciable». Desprecian como malo todo aquello que es fruto de la
cobardía, el temor, la compasión, todo lo que es débil y disminuye el impulso
vital. Aprecian como bueno, en cambio, todo lo superior y altivo, fuerte y
dominador. La moral de los señores se basa en la fe en sí mismos, el orgullo
propio.
Por el contrario, la moral de los
siervos nace de los oprimidos y débiles, y comienza por condenar los valores y
las cualidades de los poderosos. Una vez denigrado el poderío, el dominio, la
gloria de los señores, el esclavo procede a decretar como «buenas» las
cualidades de los débiles: la compasión, el servicio —propios del
cristianismo—, la paciencia, la humildad. Los siervos inventan una moral que
haga más llevadera su condición de esclavos. Como tienen que obedecer a los
señores, los siervos dicen que la obediencia es buena y que el orgullo es malo.
Como los esclavos son débiles promueven valores como la mansedumbre y la
misericordia. Critican el egoísmo y la fuerza.
La crítica de Nietzsche a la moral
tradicional se centraba en la tipología de moral de «amo» y de «esclavo» y en
la descripción de la dinámica que generan; esta dinámica o dialéctica debe ser
conocida por los «espíritus libres» para conducir a la humanidad a su
superación: una sucesión de continuas superaciones —la moral deja de ser algo
cerrado para ser visto como una dinámica de morales yuxtapuestas y reconocibles
en la dinámica de las lenguas. Examinando la etimología de las palabras
alemanas gut («bueno»), schlecht («malo») y böse («malvado»), Nietzsche sostuvo que la distinción entre el bien y el mal
fue originalmente descriptiva, o sea, una referencia amoral a aquellos que eran
privilegiados (los amos), en contraste con los que eran inferiores (los
esclavos). El contraste bueno/malvado surge cuando los esclavos se vengan convirtiendo los atributos de la supremacía en vicios. Si los
favorecidos (los «buenos») eran poderosos, se decía que los sumisos heredarían
la Tierra. El orgullo se volvió pecado. Caridad, humildad y obediencia
reemplazaron competencia, orgullo y autonomía. Clave para el triunfo de la
moral de esclavo fue su presunción de ser la única verdadera moral. La
insistencia en la absolutidad (Absolutheit) es esencial tanto en la
ética religiosa como filosófica. Aunque Nietzsche dio una genealogía de la
moral de esclavo y de amo, siempre sostuvo que esta genealogía era una
tipología ahistórica de rasgos en toda persona.
Los judíos - un pueblo «nacido para la esclavitud», como dicen Tácito y todo el mundo antiguo, «el pueblo elegido entre los pueblos», como
dicen y creen ellos mismos - los judíos han llevado a efecto aquel prodigio de
inversión de los valores gracias al cual la vida en la tierra ha adquirido,
para unos cuantos milenios, un nuevo y peligroso atractivo: - sus profetas han
fundido, reduciéndolas a una sola, las palabras
«rico», «ateo», «malvado», «violento», «sensual», y han transformado por vez
primera la palabra «mundo» en una palabra infamante. En esa inversión de los
valores (de la que forma parte el emplear la palabra «pobre» como sinónimo de
«santo» y «amigo») reside la importancia del pueblo judío: con él comienza la rebelión de los esclavos en la moral.
Nietzsche definió la moral de amos
como aquella de los hombres con fuerza de voluntad. Criticó la idea, que el
identificó con la ideología británica contemporánea, que lo bueno es todo
aquello que es útil, y malo lo doloroso. Argumentó que esta visión había
olvidado los orígenes de los valores, y por tanto llamaba bueno lo útil en el
ámbito de lo habitual: lo que es útil siempre ha sido identificado como bueno,
por lo tanto la utilidad es bondad como un valor. En los tiempos remotos,
"el valor o no valor de una acción derivaba de sus consecuencias"2 pero en última instancia, "no había ningún fenómeno moral en lo
absoluto, solo interpretaciones morales de un fenómeno".3 Para los hombres fuertes, "lo bueno" es la nobleza, la
fortaleza y el poder, mientras que "lo malo" es la debilidad, la cobardía,
la timidez y lo insignificante. La esencia de la moral del amo es la nobleza. Otras cualidades que a menudo son valoradas por la moral de amos son
la abertura de mente, el coraje, la honradez, la verdad y el preciso sentido de
autoestima. La moral de amos empieza en el "hombre noble" con una
espontánea idea del bien, luego la idea del mal se origina de lo que no es
bueno. "Los hombres nobles experimentan por sí mismos la determinación de los valores; no necesitan aprobación; juzgan,
"lo que es dañino para mi es dañino en sí mismo"; conoce por sí mismo
lo que en primer lugar concede honra a las cosas; es un creador de valores".4 En este sentido, la moral de amos está llena de compresión que uno mismo es la medida del valor de todas las
cosas. En la medida en que algo es útil para el hombre fuerte, el amo lo valorá
de acuerdo a él; por lo tanto, el hombre fuerte valora tales cosas como
"buenas". Los amos son creadores de la moral, mientras que los
esclavos responden a la moral de amos con su moral de esclavos.
A diferencia de la moral de amos, el
cual es sentimiento, la moral de esclavos es literalmente re-sentimiento,
revalorización de lo que el amo valora. Esto se aleja de la valoración de las
acciones basadas en sus consecuencias para dirigirse a una valorazación según
su intención. Mientras la moral de amos se origina en el fuerte, la moral de esclavos
nace del débil. Debido a que la moral de esclavos es una reacción a la
opresión, esta envileze a sus opresores. Es lo inverso de la moral de amos. De
por sí, es caracterizada por el pesimismo y el cinismo. Es creada en oposición
a lo que la moral de amos valora como "bueno". No aspira a ejercitar
la propia voluntad por la supremacía, sino por una cauta subversión. Su esencia
es la utilidad:6 lo "bueno" es aquello que es más útil para toda la comunidad,
no la supremacía. Nietzsche vió esto como una contradicción. Debido a que los
poderosos son fuertes comparados con las masas débiles, los débiles ganan poder
corrompiendo la supremacía al creer que las causas de la esclavitud (a saber,
la voluntad de poder)
son "malvadas", ya que son cualidades que originalmente no pudieron
elegir debido a su debilidad. Al afirmar que la humildad es voluntaria, la
moral de esclavos evita admitir que en un principio su humildad les fue forzada
por un amo. Los principios bíblicos de mostrar la otra mejilla, humildad,
caridad y compasión son el resultado de la universalización del aprieto de los
esclavos a toda la humanidad, y en el proceso esclavizaron a los amos también.
"El movimiento democrático es la herencia de la cristiandad" la manifestación política de la moral de los esclavos debido a su
obsesión con la libertad y la igualdad.
Esta lucha entre la moral de amos y
esclavos se repite históricamente. De acuerdo a Nietzsche, las sociedades de la
Antigua Grecia y Antigua Roma fueron fundadas en la moral de amos. El héroe homérico es el hombre de voluntad más fuerte y las clásicas obras de la Iliada y la Odisea ejemplifican esta
moral. Él llamó a los héroes "hombres de una noble cultura", dándoles un sustancial característica de moral de amos. Históricamente,
la moral de amos fue vencida por la moral de esclavos de la cristiandad,
extendida durante el Imperio Romano.
La esencial lucha entre las culturas
siempre ha sido entre los romanos (amos, fuertes) y los judíos (esclavos, débiles). Nierzche condenó el triunfo de la moral de esclavos
en occidente, diciendo que el movimiento
democrático es la "degeneración colectiva
del hombre". Afirmó que el emergente movimiento
democrático de su tiempo fue esencialmente sumisión y debilidad. La debilidad
conquistó a la fortaleza, el esclavo conquistó al amo, el re-sentimiento
conquistó al sentimiento. Llamó a este resentement el "deseo de venganza sacerdotal", que es la envidia del débil
buscando esclavizar al fuerte con él. Tales movimientos fueron, para Nietzsche,
inspirados por la "venganza más inteligente" de los débiles.
Nietzsche vió a la democracia y la cristiandad impulsados por el mismo instinto
mutilador que buscaba hacer a todos iguales, hacer a todos esclavos.
Nietzsche, sin embargo, no creía que
los humanos debiesen adoptar una moral de amos como el código defintivo de
comportamiento, sino que la transmutación de los valores corregiría las inconsistencias en las moralidades; no obstante, la moral
de amos era preferible a la de esclavos, aunque esto es debatible. Walter Kaufmann discrepa que Nietzsche realmente prefiriese la moral de amos sobre la de
esclavos. Él ciertamente daba un trato mucho más duro a la moral de esclavos,
no obstante se debía en parte a que consideraba a la moral de esclavos un
peligro más inminente en la sociedad moderna.
Voluntad de poder
La voluntad de
poder (der Wille zur Macht) es un concepto altamente controvertido en la
filosofía nietzscheana, generando intenso debate e interpretaciones varias,
algunas de las cuales, como la notoria interpretación dada por los
intelectuales nazis, fueron intentos deliberados de justificación de tácticas
políticas.
Una manera de
abordar este concepto es por medio de la crítica nietzscheana a la teoría de la evolución de Darwin. Nietzsche
veía en los instintos una fuerza que iba más allá del sólo impulso a
sobrevivir, protegerse y reproducirse de todos los seres vivos, de sólo ser
esto la vida se estancaría. La supervivencia era una de las consecuencias de un
deseo aún mayor, impulso hacia una supravivencia, un deseo perpetuo de todo ser
vivo por ir más allá de todos, el todo y hasta más allá de sí mismo, más allá
de la muerte. Este impulso irracional o deseo perpetuo por expandirse impreso
en cada ser es lo único que da sentido a la existencia, paradójicamente «razón
de ser» y es la fuerza principal dentro de la visión trágica o dionisíaca de Nietzsche.
Esta describe lo que él
consideraba el motor principal del hombre: la ambición de lograr sus deseos, la
demostración de fuerza que lo hace presentarse al mundo y estar en el lugar que
siente que le corresponde; todas esas son manifestaciones de la voluntad de
poder. Otro punto particular de la voluntad de poder es que también representa
un proceso de expansión de la energía creativa que, de acuerdo con Nietzsche,
era la fuerza interna fundamental de la naturaleza.
El
término apareció por primera vez en el fragmento 17 [63] de 2001-2002. "La
Voluntad de poder" es el título de una obra que Nietzsche planificó
escribir así como un libro de selecciones de sus apuntes (o Nachlass).
El
concepto de la voluntad de poder en el pensamiento de Nietzsche ha cobrado
muchas interpretaciones, siendo la más notable la apropiación y explotación por
el nazismo como el deseo por la pasión y del
poder (poder entendido en este caso como el concepto más limitado de
"dominación"). Algunos nazis como Alfred Bäumler también plantearon una interpretación
biológica de la voluntad de poder, equiparándolo con una forma de darwinismo social, a pesar de que Nietzsche
criticó a este último en sus obras. Esta interpretación fue criticada por Martin Heidegger en sus cursos de 1930 acerca de
Nietzsche. Por Wille zur Macht,
Nietzsche no se refería a un poder físico o político, sino que a la
"Voluntad de poder" como un concepto particular e inédito, a
diferencia de la unión de dos conceptos por separados: Voluntad y poder.
A
diferencia de la conceptualización biológica y voluntaria de la Wille zur Macht, Heidegger y
Deleuze han propuesto que la Voluntad de poder y el eterno retorno deben considerarse en conjunto.
Primeramente, el concepto debe ser contrastado con la "Voluntad de
vivir" de Schopenhauer y considerar el trasfondo y críticas de Nietzsche a Schopenhauer.
Éste planteaba una "voluntad de vivir", en el que las cosas vivientes
se encontraban motivadas por la sustentación y desarrollo de sus propias vidas.
En cambio, Nietzsche planteaba una voluntad de poder en la que las cosas
vivientes no sólo se encuentran motivadas por la mera necesidad de mantenerse
vivas, sino que, en realidad tenían una gran necesidad de ejercer y utilizar el
poder para crecer y expandir sus fortaleza y posiblemente para someter otras
voluntades en el proceso. Nietzsche veía la "voluntad de vivir" como
secundaria de una primaria "voluntad de poder" y mejoramiento o
afirmación de la vida. De este modo, se oponía al darwinismo social en la
medida en que criticó la validez del concepto de adaptación, que consideraba
una "voluntad de vivir" estrecha y débil.
En
definitiva, el hombre que guía su vida según la voluntad de poder (el Übermensch, superhombre),
es un hombre que intenta siempre superarse a sí mismo, mejorarse en todas sus
facetas, etc. No tiene en cuenta lo que los demás piensen o digan de él, se
enfrenta a la vida y asume la realidad, procura vivir de una manera tal que si
tuviera que vivir de nuevo infinidad de veces esa misma vida, sería feliz al
hacerlo. Es un hombre libre que repudia el vicio, la debilidad y la esclavitud.
Las teorías
posteriores de Sigmund
Freud respecto al inconsciente probablemente fueron
inspiradas en gran parte por los conceptos de lo Dionisíaco y la voluntad de
poder, las cuales Freud relacionó a los instintos sexuales primitivos, por
encima de cualquier otro instinto, y su represión y control excesivo por el
consciente o parte Apolínea del ser como generadores de la histeria y otras
dolencias.
Amor fati y eterno retorno
Nietzsche
encuentra la idea en los trabajos de Heinrich Heine,
quien especulaba que llegaría el día en el que la persona volvería a nacer con
el mismo proceso de él mismo, y con el mismo en todas las demás personas.
Nietzsche expandió este concepto para formar su teoría, la cual resaltó en La gaya ciencia y desarrolló en Así
habló Zaratustra. En las
lecturas de Nietzsche sobre Schopenhauer, le saltó la idea del eterno retorno. Schopenhauer sentenciaba que
una persona que firmara en la vida incondicionalmente lo haría incluso si todo
lo que le había pasado le ocurriera de nuevo de forma repetida.
En unas pocas
ocasiones en sus notas, Nietzsche discurre la posibilidad del eterno retorno
como verdad cosmológica (véase el libro de Arthur Danto Nietzsche como
filósofo para un análisis en detalle de estos esfuerzos),
pero en los trabajos que él preparó para publicar está tratado como el método
más vanguardista de afirmación de la vida. Según Nietzsche, requeriría un
sincero Amor fati («Amor al
destino»), no simplemente para sobrellevar, sino para desear la ocurrencia del
eterno retorno de todos los eventos exactamente como ocurrieron, todo el dolor
y la alegría, lo embarazoso y la gloria, esta repetición, más de emociones y
sentimientos que de hechos, es lo que configuraría el tipo y la raza universal
y global del porvenir, no como una raza de las ya existentes, sino como una
posibilidad abierta del hombre inacabado como especie genética y lingüística
que debe ser perfilada por el eterno retorno de la superación de sus previos
pensamientos y hechos.
Nietzsche
menciona la idea de lo «horrible y paralizante», y también mantiene que la
carga de esta idea es el peso más pesado imaginable (Das schwerste Gewicht).
El deseo del eterno retorno de todos los eventos marcaría la afirmación de la
vida definitiva.
Según algunos
intérpretes, el eterno retorno es más que el mero concepto intelectual o reto,
refleja una Kōan,
o una característica psicológica que ocupa la estimulación consciente etérea,
una transformación de consciencia conocida como metanoia.
Alexander Nehamas escribió en Nietzsche: vida
como literatura que hay tres maneras de ver el eterno retorno: (a)
Mi vida volverá del mismo modo. Esto es una aproximación fatalista a la idea;
(b) Mi vida puede ocurrir del mismo modo. Esta segunda visión es una aserción
condicional de cosmología, pero falla al captar lo que Nietzsche se refiere en La gaya ciencia; (c) Es mi vida por re-ocurrir, entonces podría
re-ocurrir sólo en idéntico modo. Nehamas muestra que esta interpretación es
totalmente independiente de la física y no presupone la verdad de la
cosmología. La interpretación de Nehamas es que los individuos se constituyen
ellos mismos a través de las acciones y la única manera de mantenerse a ellos
mismos como son es vivir en una reocurrencia de acciones pasadas.
El Eterno
retorno cumple pues dos funciones en la filosofía de Nietzsche. La primera es
remarcar el amor a la vida. Los cristianos postulan un paraíso, Platón el mundo de las
ideas. Nietzsche dice que después está otra vez la tierra, el mundo: porque no
hay nada más. Por otro lado cumple una función ética. Quien acepta el Eterno
Retorno, se previene y acepta sus actos. Con el dolor que puedan contraer, con
el placer que puedan conllevar: no hay lugar para el arrepentimiento.
El Übermensch
Extrapolando
ideas del darwinismo Nietzsche
considera que el ser
humano (Mensch) es un ser incompleto, pues todo
animal da lugar a algo superior. Es un puente entre el simio y elÜbermensch (término que ha
sido traducido con frecuencia, aunque no con excesiva fortuna, como
«superhombre» o «suprahombre», existiendo autores que prefieren su traducción
como "ultrahombre"). El hombre es, por tanto, algo que debe ser
saltado, superado. El Übermensch es aquel ser que
tiene una moral de nobles, es un noble,
y acepta la voluntad de poder:
es un hombre legislador, él crea sus propias normas, morales y de todo tipo,
además es un hombre que somete las cosas a su voluntad, es un hombre vital: ama
la vida y este mundo. Además es un ser que acepta el Eterno Retorno, pues
cuando toma una decisión realmente la quiere tomar, y no se arrepiente de sus
actos. Sabe que la vida es en parte dolor y en parte placer, pero no reniega de
ello.
Desarrollando la
idea del nihilismo, Nietzsche escribió Así
habló Zaratustra, introduciendo
en él el concepto del primer hombre creador de valores, no como un proyecto,
sino como un anti-proyecto, la ausencia de proyecto alguno.9 En dicho libro
Zaratustra se refiere a las «tres transformaciones del espíritu», el que se
transforma figurada y susesivamente en camello, león y finalmente niño. Este
estado amoral y de creación de nuevos valores puede interpretarse como el ideal
de Übermensch:
«Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se
mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí. Sí, hermanos míos,
para el juego del crear se precisa un santo decir sí: el espíritu quiere ahora
su voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su mundo».
Hay controversia
sobre qué o a quién consideraba Nietzsche como «Übermensch». No sólo hay
cierta base para pensar que Nietzsche era escéptico sobre la identidad
individual y la noción de sujeto, sino que habría un ejemplo concreto del Ultrahombre
como algo nuclear. Las interpretaciones modernas de Nietzsche, especialmente
después del trabajo deWalter Kaufmann, sugieren que la visión de
Nietzsche sobre el Übermensch está más en
línea con el concepto de hombre renacentista, como Goethe o Da Vinci.
Traducción del
término
Normalmente se
traduce como «superhombre»; sin embargo esta traducción es errónea ya que el
prefijo alemán übersignifica
«superior» como adjetivo, o «sobre» (como el over inglés). Además Mensch significa
«humano», «persona», esto es, «hombre» en términos de especie, y no de sexo. En
castellano puede dar lugar a equívocos si se lo lee con mala intención. Por lo
tanto, la traducción más correcta al castellano sería «suprahumano» o "lo
sobrehumano", pero en el uso más convencional sería «suprahombre», o bien,
«ultrahombre», tal como el filósofo Vattimo lo ha sugerido.
Siempre debe
recordarse que el concepto se contrapone a cualquier término sexista y al de el
«último hombre», el que presenciará el gran mediodía que representa el último
paso de superación del hombre moral y septentrional, y la etapa final del
nihilismo. Es en este sentido en que debe entenderse al super-hombre como uno
de los objetivos nietzscheanos, y no como una «calidad» a la que se pueda
acceder, o una «categoría» que se pueda obtener.
Jesús y los
«anticristianos»
En su libro
llamado El
Anticristo, Nietzsche escribe
sobre cómo la cristiandad se ha convertido en una ideología establecida por
instituciones como la Iglesia, y cómo las iglesias han fallado a la hora de
representar la vida de Jesús.
Es importante, para él, distinguir entre la religión de la cristiandad y la
persona de Jesús. Nietzsche explicó la religión cristiana como si fuera representado por iglesias e
instituciones a las que llamaba su «transvaloración» (del alemán Umwertung) de los valores instintivos saludables.
Transvaloración es el proceso por el cual el significado de un concepto o
ideología puede ser puesto al revés de lo expresado por su etimología. Fue más
allá del pensamiento de los agnósticos o ateos de la Ilustración, quienes
sentían que la Cristiandad era simplemente falsa. Él afirmaba que ha podido ser
deliberadamente infundida como una religión subversiva (como un arma
psicológica subversiva) dentro del Imperio Romano por el apóstolPablo como una forma
de cobrar venganza por la destrucción romana de Jerusalén y su
templo durante la Primera Guerra Judeo-Romana.
Nietzsche
contrasta a los cristianos con Jesús, a quien admiraba de gran modo. Nietzsche
argumenta que Jesús transcendió las influencias morales de su tiempo creando su
propio sistema de valores. Jesús representaba un paso hacia el Übermensch. Al
final, Nietzsche clama sin embargo: en contraste con el suprahombre, quien
abraza la vida, Jesús negaba la realeza en favor de su «Reino de Dios». La
negación de Jesús para defenderse a sí mismo, y su muerte, eran consecuencias
lógicas de su desajuste de sistema de ideas.
Nietzsche
entonces analizó la historia de la cristiandad, descubriendo una distorsión
progresiva de modo grotesco de las enseñanzas de Jesús. Él critica a los primeros
cristianos por convertir a Jesús en un mártir y la vida de Jesús dentro de la
historia de la salvación de la humanidad como motivo para dominar a las masas,
encontrando a los apóstoles cobardes, vulgares y resentidos. Argumenta que las
sucesivas generaciones malentendieron la vida de Jesús, mientras la influencia
de la cristiandad crecía. En el siglo XIX, Nietzsche concluye que la
cristiandad se ha vuelto tan mundana al punto de hacerse una parodia de sí
misma, una total manipulación de sus enseñanzas y su «buena nueva». Es por
esto que concluyó en una de sus frases más célebres: «El último cristiano murió
en la cruz», puesto que Pablo de Tarso y los primeros cristianos (los «anticristianos»)
solo hicieron negocio con su figura a través de su iglesia y nadie siguió
realmente la doctrina de Cristo.
Lugar en la teoría
ética contemporánea
En lo referente
a la metaética, Nietzsche
puede ser clasificado quizá como un escéptico moral. Esto es en la medida en
que afirma que todas las sentencias éticas son falsas, porque cualquier tipo de
correspondencia entre sentencias morales y hechos es ilusoria y mendaz. Esta
afirmación forma parte de aquella otra más general según la cual no existe una
verdad universal, pues ninguna corresponde a la realidad más que de una forma
aparente. En realidad, las afirmaciones éticas, como todas las afirmaciones,
son meras interpretaciones como mínimo siempre parciales sobrepuestas a la
realidad, fundamentalmente ininterpretable.
A veces,
Nietzsche puede parecer tener opiniones muy definidas en lo que es moral e
inmoral. Hay que notar, no obstante, que las opiniones morales de Nietzsche se
pueden explicar sin atribuirle la afirmación de que son ciertas. Según Nietzsche, no necesitamos descartar una
afirmación simplemente porque sea falsa. Al contrario, a menudo afirma que la
falsedad es esencial para la vida. Curiosamente, en sus discusiones figuradas
con Wagner en El caso Wagner menciona la mentira
deshonesta, como opuesta a la mentira honesta. Posteriormente menciona a Platón como referente
sobre ésta última. Esto debería dar una idea de los múltiples niveles
interpretativos, a menudo aparentemente paradójicos si no se toman las debidas
cautelas hermenéuticas, de su trabajo.
En la disyuntiva
entre ética normativa y ética
descriptiva distingue entre la moral de señor y la moral
de esclavo. Aunque reconoce que es muy difícil encontrar un
ejemplo real de alguien que mantenga una u otra moral pura sin algún tipo de
yuxtaposición (de hecho era consciente de estar haciendo historia al vislumbrar
«genealógicamente» esta distinción), las presenta, a lo largo de la historia y
actualmente en tanto que pulsiones humanas atemporales, una en contraste de la
otra. Algunos de estos contrastes de una moral frente a la otra son:
·
Interpretación
de lo «bueno» y lo «malo» en oposición a la interpretación de lo «bondadoso» y
lo «malvado».
·
Moral de la
aristocracia frente a la moral del rebaño, de los esclavos, los oprimidos, los
rencorosos por constitución.
·
Determinación de
valores independientemente de fundamentos predeterminados (Naturaleza) por
oposición a valores establecidos sobre fundamentos determinados previamente y
no discutidos (dogma).
Estas ideas
fueron elaboradas en su libro La genealogía de la moral,
en el cual además introdujo el concepto clave delresentimiento como base de la
moral del esclavo.
También es
conocido como hemos dicho por su frase Dios ha muerto, mientras en la creencia popular se cree que es
Nietzsche de donde procede esta frase, es puesta en verdad en boca de un
personaje, un hombre loco, en La gaya ciencia.
Fue más adelante dicha por el Zaratustra de Nietzsche. Estas frases
malinterpretadas no proclaman una muerte física, sino un final natural a la
creencia de dios. Está altamente malentendido como una declaración de regocijo,
cuando es descrito como un lamento trágico por el personaje de Zaratustra.
Dios ha muerto es más una
observación que una declaración. Nietzsche no dio argumentos para el ateísmo,
sino meramente observó que, para todos los efectos prácticos, sus
contemporáneos vivían como si Dios estuviera muerto. Nietzsche creía que esta
muerte minaba los fundamentos de la moral y que acabaría por desembocar en el
más completo nihilismo y relativismo
moral. Para evitar esto, él creía en la revaluación de los fundamentos de la
moral para comprender mejor los motivos y orígenes subyacentes de los primeros.
De esta manera los individuos podrían decidir por sí mismos si un valor moral
es obsoleto o está desviado por imposiciones culturales o quieren realmente
tomar ese valor como cierto.
Opiniones
políticas
Si bien es fácil
ver un aire político en los escritos de Nietzsche, su trabajo no fue de ningún
modo pensado para ser un panfleto político. La influencia que Nietzsche ejerció
sobre la política de la "nueva derecha" fue realmente extensa. Afirmó
que el poder de un sistema es signo de falta de integridad, no propuso un
sistema de gobierno específico como solución, y nunca se vinculó a sí mismo con
movimientos de masas, organizaciones sociales o partidos políticos. En este
sentido, Nietzsche casi podría ser llamado un pensador anti-político. Walter Kaufmann enfatiza la
visión de que el poderoso individualismo expresado en sus escritos sería
desastroso si se practicara en las bases reales de los políticos. Escritores
posteriores, guiados por la izquierda intelectual francesa, han propuesto
maneras de usar la teoría nietzscheana en lo que se ha llegado a conocer como
las políticas de diferencias, en especial formulando teorías sobre resistencia
política y sobre diferencias sexuales y morales.
Revisando
ampliamente los escritos de Kauffmann y otros, el espectro del nazismo ha sido hoy en
día casi extinto de sus escritos. Nietzsche a menudo se refería como «el
rebaño» a los participantes de los movimientos de masas que comparten una
psicología común de la masa. Valoraba el individualismo y el lenguaje como obra
común que nos construye y era en especial opuesto al altruismo, pero
consideraba sus obras como regalos a la humanidad. Despreciaba al Estado moderno,
Nietzsche también habló negativamente de demócratas y socialistas y dejó claro
que sólo ciertos individuos podían romper la moral del rebaño. Pero son sus
propias palabras las que deberían alejar cualquier sospecha de simpatía con el
nazismo:
Nosotros no amamos a la humanidad, pero también
estamos muy lejos de ser lo bastante alemanes (en el sentido en que hoy se
emplea la palabra) para convertirnos en voceros del nacionalismo y de los odios
de razas, para regocijamos con las aversiones y el modo de hacerse mala sangre
los pueblos, a que se debe que en Europa se atrincheren unos contra otros cual
si quisieran separarse con cuarentenas. [...] Nosotros, los sin patria, somos
demasiado variados, demasiado mezclados de razas y de origen para ser hombres
modernos, y por consiguiente, nos sentimos muy poco inclinados a participar en
esa mentida admiración de sí mismas que hoy practican las razas y en ese descaro
con que hoy se ostenta en Alemania, a modo de escarapela, el fanatismo
germánico, ...
La gaya ciencia,
§ 377
Al pueblo se
refería como "perro de fuego". En Zaratustra desarrolla esta idea
como fuerzas dinámicas de las que hay que tomar partido en el desarrollo
histórico. El perro de fuego representa los ideales populares por diferenciarse
de otros pueblos. En "De viejas y nuevas tablas" desarrolla también
la idea de cómo ciertos valores morales acaban por ser institucionalizados en
normas de domesticación y a eso llaman nacionalismo... ¡domesticar a favor del
estado al perro de fuego que cometió esos desmembramientos de cabeza y dio su
apoyo popular a Napoleón! Sólo el individuo alienado de las masas puede
comprender su situación con respecto al resto.
Visión de los
sexos
Los comentarios
de Nietzsche sobre las mujeres han provocado una gran polémica. El hecho de que
Nietzsche ridiculizara a la humanidad en general no le salva de la carga del
sexismo. Algunas de sus afirmaciones sobre las mujeres parecían prefigurar la
crítica del post-feminismo contra las versiones primerizas del feminismo,
particularmente aquellas que afirman que el feminismo ortodoxo discrimina a las
propias mujeres en función de su posición social privilegiada. En este
contexto, el pensamiento de Nietzsche ha sido relacionado con el opúsculo de
Schopenhauer «Sobre las mujeres» (Parerga y paralipómena), habiendo sido muy
probablemente influenciado por él en algún grado.
De todos modos,
Nietzsche en su libro Más allá del bien y del mal muestra un
carácter misógino similar, en muchos aspectos, al de Schopenhauer. Ambos hablan
del sexo femenino como de un segundo papel,
y sus comentarios tratan a la mujer hasta como un animal incluso haciendo
apología de los tratos que se le daban a ellas en la antigüedad. Habla también,
Nietzsche, del progreso del feminismo como una degeneración en la historia,
principalmente en lo tratante a la igualdad de derechos a los cuales se muestra
en contra.
Influencia y
recepción de Nietzsche
Los escritos de
Nietzsche han sido interpretados de diversas maneras, e incluso existen casos
en los que Nietzsche es citado para sustentar visiones contradictorias.
Por ejemplo,
Nietzsche era popular entre el ala izquierdista de la Alemania de 1890, pero
unas décadas después, durante la Primera Guerra Mundial, muchos le vieron como la raíz
del ala derecha del militarismo alemán. Tengamos en cuenta que es más factible
que la derecha acepte las máximas nietzscheanas anticompasivas, belicosas y
aristocráticas, en tanto las doctrinas igualitarias como el comunismo —con la
excepción de la belicosidad y fórmulas anticompasivas aplicadas en el régimen
comunista soviético— y la democracia fueron despreciadas por él. Otro ejemplo
se establece en la época del «Caso Dreyfus». La
derecha antisemita francesa elevó la acusación a judíos e intelectuales de
izquierdas que defendían a Alfred Dreyfus de ser
nietzscheanos.
Los
conservadores alemanes quisieron censurar los trabajos de Nietzsche ante el
peligro de subversión en 1894-1895, mientras que la Alemania nazi lo utilizó
como excusa intelectual para promover su idea de la resurrección de la cultura
alemana y de la identidad nacional. Muchos alemanes leyeron Así
habló Zaratustra y se vieron influenciados por el llamamiento de
Nietzsche del individualismo ilimitado y al desarrollo de la propia
personalidad. Así durante el final del Siglo XIX y el comienzo del Siglo XX las
ideas de Nietzsche estaban comúnmente asociadas con el movimiento anarquista y parece que
tuvieron una influencia dentro de este, particularmente en Francia y Estados
Unidos (ver también Anarquismo y Friedrich Nietzsche).
Durante el interbellum, muchos fragmentos del trabajo de Nietzsche fueron
apropiados por los nazis, principalmente por Alfred Bäumler en La voluntad de
poder. Durante el periodo de dominio nazi, las obras de
Nietzsche fueron muy estudiadas en los colegios y universidades alemanas. Los
nazis creyeron ver en Nietzsche a uno de los padres fundadores. Incorporaron la
ideología y el pensamiento sobre el poder dentro de su propia filosofía
política. Expresiones como La voluntad de poder fueron
relacionadas con el nazismo y proclamadas como paradigma del movimiento. Sin
embargo, existen muy pocas, si acaso alguna, similitudes entre Nietzsche y el
Nazismo. En múltiples pasajes a lo largo de sus obras, Nietzsche defiende
ardorosamente a los judíos, y expresa su rabia contra la lenta pero imparable
corriente antisemita en Alemania, personificada dolorosamente en su propia
familia a través de la figura de su hermana, que adoptó fervientemente el
ideario racista, influenciada por su marido, para el cual no escatimó el
filósofo todo tipo de improperios en muchas de sus cartas.
Uno de los más
importantes estudiosos de Nietzsche fue el reconocido filósofo alemán Martin Heidegger.
Éste fue durante unos meses Rector de la Universidad de Friburgo —renunció
mucho antes de terminar su período—, donde realiza su famoso, por lo polémico,
Discurso de Rectorado, en el cual aparecen ideas nacionalistas, que algunos,
han interpretado como un discurso en favor del nuevo Führer, por ese entonces,
Adolf Hitler.
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