viernes, 14 de marzo de 2014

El Superestado II. Por Kelder Toti.

El Superestado II

                         Por Kelder Toti.

                     (En Construcción)


RAU: EL Panarabismo

El panarabismo es la ideología política perteneciente al ámbito del nacionalismo árabe, que intentó crear un Superestado, propone que todos los pueblos árabes sin exclusión, tanto de Asia como de África, conforman una única nación, y que deben por tanto caminar hacia una unidad política, ya que fue estimulada por el neocolonialismo occidental y el enclave occidental en el Levante (Israel), siendo su mayor representación la coalición político-militar de: Egipto y Siria.

A mediados de los años sesenta, y con el egipcio Gamal Abdel Nasser como principal cabeza visible, el nacionalismo árabe llegó a ser un planteamiento político, asentado en la gran mayoría de los países del Magreb y del Oriente Próximo. Ayudado por la Unión Soviética, el sentimiento de unidad árabe, muy vinculado al de revolución social en algunos casos, cobró relevancia internacional al ser Nasser uno de los líderes destacados del movimiento de los no alineados.

Desde finales de los años cuarenta, el nacionalismo popular fue tomando unos rasgos que acabarían por ser definitorios y diferenciadores del nacionalismo árabe; adquirió notable importancia la idea de “Tercer Mundo”, de los países en vías de desarrollo que trataban de no ser absorbidos bajo la órbita de ninguno de los dos bloques (el socialista y el capitalista), ya que los veía como otros Superestados, que buscaban absorberlos a su órbita.

Un segundo rasgo característico fue la idea de unidad política entre los árabes, que le permitiría una mayor fuerza económica y militar. Los países recién independizados de Occidente, tenían suficientes elementos comunes (históricos, culturales, económicos, sociales, etc..) como para que pudieran forjar una unión mucho más estrecha entre ellos, pero era economías simétricas (que tenían el mismo peso económico y las mismas disyuntivas),  difícilmente Egipto tenía la capacidad de poder dirigir u orientar a los otros Estados árabes.

Esta unidad, les proporcionaría, según sus líderes, no sólo un mayor grado de poder colectivo, sino que lograría la unidad moral entre el pueblo y el gobierno, sin darse cuenta que era una panacea. A estos elementos se sumaba otro: el socialismo; la creciente influencia de esta idea era, en parte, un reflejo de lo que ocurría en el mundo. Se manifestó en la articulación de las ideas marxistas en árabe, y se materializó en el control de todos los recursos por parte del Estado, lo que resultó un gran error, ya que destruyó la iniciativa privada,  aunque buscaba beneficiar al conjunto de la población. 

En los países donde el Baazismo o el Naserismo (las dos principales corrientes políticas que defendieron los principios del nacionalismo árabe) llegaron al poder, esos principios descritos se concretaron principalmente en las siguientes medidas: -Reivindicación de la unificación del mundo árabe en una sola nación. -Nacionalización de las empresas extranjeras y Reforma Agraria. -Desarrollo de servicios públicos (sanidad y educación principalmente) de calidad al alcance de todo el pueblo y la búsqueda de la eliminación de la miseria.

Lo que lograron fue ralentizar su crecimiento económico, supeditándose a los deseos de la Unión Soviética, que no veía con buenos ojos un Superestado árabe, que pudiera amenazar, a largo plazo el Caucaso y el Mar Negro, lo que los obligó a aumentar de tamaño su flota del Mediterráneo, por lo cual su colaboración fue exigua en lo económico más no en lo militar, ya que sus ejércitos profesionales eran muy reducidos, por su poca capacidad productiva, y no hicieron ningún esfuerzo serio por construir una industria militar propia, que abasteciera a sus Fuerzas Armadas.

El panarabismo surgió en los años 30, y ha tenido que competir en la escena política con otras dos ideologías identitarias: el panislamismo (que considera que lo sustantivo en materia de identidad es la pertenencia a la fe islámica), y los nacionalismos locales de los distintos Estados árabes. El panarabismo fue desarrollado por la intelligentsia egipcia y siria, que luchaba contra la dominación europea, en sus Fuerzas Armadas. La identidad panislámica tuvo mucha fuerza a principios del siglo XX, cuando en muchos Estados musulmanes, y sobre todo árabes, se discutió acerca de una nueva organización política y territorial tras el desmembramiento del Imperio Otomano.


El panarabismo, fundado en gran medida por árabes cristianos, como Michel Aflaq de nacionalidad siria y catolicos greco-ortodoxo, tuvo auge entre los años 40 y los años 70. Fue la época en la que se formó el partido Baath (sirio e iraquí), luego dividido en varias ramas locales enfrentadas entre sí, que tomó el poder en Siria e Irak, y también en la época de Gamal Abdel Nasser, líder egipcio que convulsionó la política árabe de su tiempo hasta el punto de que a veces se habla del nasserismo como sinónimo de nacionalismo árabe.

Para entender los orígenes del panarabismo, hay que remontarse a la caída del Imperio Otomano. Desde entonces gobernaban en la mayoría del mundo árabe monarcas absolutos, que se habían educado en las antiguas metrópolis, se rodeaban de consejeros occidentales e imitaban el estilo de vida occidental, esto creo un grupo de intelectuales formados a la europea, pero que rechazaban la cultura occidental, por neo-colonizar a sus países, pero era visto con desdén por sus propios ciudadanos, lo cual les motivó a rebelarse en contra de Occidente utilizando el nacionalismo secular.

Tras la Segunda Guerra Mundial, la creación del Estado de Israel en 1948, es entendida en el mundo árabe como una traición de las naciones occidentales, sin percatarse que fue producto de su debilidad política y militar, al no estar preparado para enfrentar a Israel, que tenía un ejército formado en las guerras europeas. Esto originó una reacción de protesta en gran parte del mundo árabe, dando lugar a que varios gobernantes de los países árabes de la zona se pusieran de acuerdo para atacar al recién fundado Israel, con el objetivo último de evitar la partición del territorio de la Palestina histórica en función de fronteras étnicas y confesionales.

El fracaso de los países árabes en esta guerra contra Israel, puso de manifiesto la incapacidad de la élite gubernamental y la debilidad de sus gobiernos. Estallaron revueltas en distintos países de la zona, Siendo la más importante la liderada por Gamal Abdel Nasser, que terminaría tomando el poder en Egipto en 1952. En un principio la revolución egipcia no traspasaría sus propias fronteras, haría falta la intervención de las antiguas potencias coloniales para avivar la llama del panarabismo en el resto del mundo árabe, producto de su victoria política en la Guerra del Canal de Suez.

Una de las medidas más polémicas tomadas por Nasser fue la nacionalización del Canal de Suez en 1956. Éste hecho provocó la decisión de Francia y el Reino Unido de intervenir militarmente para asegurarse el control del estratégico canal, al amenazar Nasser los intereses del Superestado europeo, la de los ingleses en el canal y la de los franceses en Argelia. Esta intervención se realizó sin consultar a los Estados Unidos, pues la recién acabada Segunda Guerra Mundial, las antiguas metrópolis se tenían a sí mismas en cierta consideración, sin percatarse que eran muy débiles desde el punto de vista económico y militar, frente al coloso soviético. Las tropas británicas, israelíes y francesas se desplegaron en la zona y lograron una serie de importantes victorias, de manera rápida.

Sin embargo, la presión de la Guerra Fría, hizo que el gobierno estadounidense considerara que una guerra de invasión de las potencias occidentales a un país tan importante en la zona como Egipto, haría que todo el mundo Árabe decantarse hacia el bloque soviético, que se presentaba como paladín de la descolonización. Estados Unidos presionó y terminó logrando que Francia y el Reino Unido retiraran las tropas de Suez o atenerse a las represalias soviéticas.

Éste hecho se transmitió a la población árabe como una increíble victoria del Nasserismo, lo cual era falso, ya que era una victoria de los soviéticos, pues veían que por primera vez en varias décadas un líder árabe se enfrentaba a las potencias occidentales y conseguía hacer retroceder a éstas. Las revueltas contra los monarcas más relacionados con occidente aumentaron, y terminaron tomando el poder en países como Siria, Irak o Libia.

Éste fue el momento de máximo esplendor para el panarabismo, en el cual debido al apoyo popular del que disponía, entre las capas medias y bajas, se propuso lograr el objetivo de unificar a la Gran Nación Árabe. Se hicieron varios intentos de unión de los países árabes que acabaron en fracaso, el más importante de los cuales fue la República Árabe Unida, que estaba formada por Egipto y Siria.

La figura de Nasser estaba sometida a múltiples presiones: en tanto que era un líder carismático, tenía sobre sus hombros la exigencia del mundo árabe de acabar con el problema palestino, lo que para algunos sectores implicaba desatar un enfrentamiento armado con Israel. Por otro lado, los dirigentes israelíes lo percibían como un peligro, ya que Nasser pudiera unir a los atomizados países árabes de la zona bajo una estructura estatal única, y también pudiera convertirse en un nuevo Atatürk, por lo que algunos sectores propugnaban buscar un enfrentamiento armado y derrotarle, para provocar su caída. 

Estas tensiones llevaron en 1967 a la Guerra de los Seis Días, sobre cuyos desencadenantes hay diversas interpretaciones. Esta guerra fue en cualquier caso un fracaso para el bando árabe (formado por Egipto, Siria y Jordania) que fue obligado a rendirse sufriendo grandes pérdidas, ya que las Fuerzas Armadas Egipcias y Siria, no tenían la capacidad estratégica  ni táctica para vencer al Thazal. Lo que facilitó la rápida victoria de Israel, que atacó sin piedad a Egipto, Jordania, y por último a Siria.

Esta derrota marcó el final del panarabismo, pues la población árabe se sintió tan defraudada por los resultados de la guerra de 1967, como lo estuvo en la de 1947-1948, y al igual que entonces la opinión pública se radicalizó, esta vez alrededor de los movimientos islamistas, que puede ser una solución política a un problema militar: Israel. Nasser debió evitar la confrontación hasta que las Fuerzas Armadas de Egipto y Siria pudieran vencer militarmente a Israel, por el contrario aceleró el ataque israelí, amenazando con cerrar el Mar Rojo a los israelíes, lo que fue un grave error.

El régimen inaugurado en Libia por Muammar al-Gaddafi en 1969 fue también panarabista (aunque tardíamente) e intentó la unión de Libia con Egipto, luego con Túnez y finalmente con Marruecos hasta que fue derrocado por movimientos islamistas fomentados desde Europa, que buscan controlar sus recursos, por la necesidad de fuentes energéticas, fomentando una revuelta que terminó en una situación de inestabilidad permanente, convirtiéndose Libia en un Estado Fallido. El panarabismo subsiste hoy como ideología oficial en Siria, pero en términos generales, ha sido sustituido por los nacionalismos locales y por un resurgir, cada día más importante del panislamismo de la mano de los grupos islamistas, que no logran resolver el problema del subdesarrollo árabe.

República:

Las continuas injerencias británicas mantenían una inestabilidad política hasta que en 1952 un golpe de estado forzó al rey Faruk I a abdicar y llevó al gobierno al coronel Gamal Abdel Nasser, como Presidente del nuevo gobierno. Nasser declaró la titularidad pública el Canal de Suez, lo que supuso una importante mejora para la Tesorería egipcia, aunque para ello tuvo que enfrentarse militarmente en 1956 a las tropas conjuntas francesas, inglesas e israelíes que intentaron derrocar al gobierno sin conseguirlo (Crisis de Suez). Esta victoria política colocó a Nasser a la cabeza de los líderes de Oriente Medio y como ejemplo a seguir por el mundo árabe, para desembarazarse de las injerencias extranjeras. Entre 1958 y 1961 Egipto, durante la presidencia de Nasser, formó parte, junto con Siria, de la República Árabe Unida. La derrota de las fuerzas árabes por Israel en 1967 durante la Guerra de los Seis Días, privó a Egipto de la península del Sinaí y de la franja de Gaza.

Tras la guerra con Israel, la Guerra del Yom Kippur de 1973, a lo que siguió la firma en 1978 del acuerdo de Camp David (por el sucesor de Nasser, Anwar el-Sadat), Egipto recuperó el Sinaí. Este tratado fue repudiado por el mundo árabe, y sus consecuencias fueron la expulsión de Egipto de la Liga Árabe y el ascenso del fundamentalismo islámico en el país, después de la revolución iraní, que se veía como un modelo a seguir.

En 1981 Sadat fue asesinado y le sucedió Hosni Mubarak, quien mantuvo las políticas de su predecesor. Una política interior adecuada consiguió a adormilar el fundamentalismo, pese a algunos atentados contra turistas extranjeros para dañar la fuente principal de ingresos del país: el turismo. Tras la Cumbre de Amán en 1987, Egipto inicia la recuperación de sus anteriores relaciones con los países árabes, especialmente con Arabia Saudí, lo que trae consigo la rehabilitación de Mubarak y su gobierno ante los ojos del resto de dirigentes políticos árabes. Desde entonces, Egipto aprovechó su prestigio para mediar entre Israel y Palestina, y en 1993 apoyó la firma de los acuerdos que llevaron al inicio de la autonomía palestina, defendiendo la formación de un futuro Estado Palestino.

En 2003 se lanzó el movimiento egipcio para el cambio, conocido popularmente como Kifaya, que busca una vuelta a la democracia y mayores libertades civiles, lo que le permitió ser tolerado por Occidente, pero lo que es en realidad, la preponderancia del islamismo, a través de los Hermanos Musulmanes. Sin embargo, no fue hasta febrero de 2011 cuando se consiguió derrocar al dictador Hosni Mubarak (que llevaba 30 años en el poder) mediante dos semanas de manifestaciones. El foco principal y permanente de la rebelión fue la famosa y representativa "Midan Tahrir" (Plaza de la Liberación), en el centro de El Cairo, donde se congregaban a diario varios cientos de miles de manifestantes. El 3 de julio de 2013, el ejército dio un nuevo Golpe de Estado, derribando al primer gobierno democrático de la historia de Egipto, por violarle sus derechos religiosos a la minoría copta e incitar a la guerra civil. Paradójicamente, las Naciones Unidas y los Estados Unidos no condenaron la asonada militar y el premio Nobel de la Paz, Mohamed el Baradei, apoyó implícitamente el Golpe de Estado. Actualmente el país vive una ola de violencia.

Economía

Egipto es predominantemente un país agrícola; y uno de los cultivos de mayor importancia es el algodón, aparte de la actividad agrícola de subsistencia, pues alrededor de 40 % de la fuerza laboral se dedica a las actividades agrícolas o ganaderas. La economía de Egipto se socializó tras la promulgación de una serie de leyes a comienzos de 1961, lo cual la estancó e imposibilitó poder dirigir e integrarse a la economía Siria, en la práctica la unión de Egipto y Siria era política, ya que carecía de un aparato productivo que dirigiera el proceso económico. El patrón de propiedad de la tierra fue muy alterado por el Decreto de Reforma Agraria de 1952, que limitaba las explotaciones individuales a unas 80 hectáreas, cifra revisada en 1961 a cerca de 40 hectáreas, y revisada de nuevo a unas 20 hectáreas en 1969, que logró que Egipto se volviera un importador de cereal.

Las reformas copiadas del régimen soviético en la materia agrícola, dadas en el período 1952-1961 y la construcción con la ayuda comunista de la presa de Asuán, han provocado una revolución agrícola que ha aumentado la producción, y las tierras requisadas por el gobierno, que se distribuyeron entre los campesinos (fellahin), pero aún hasta hoy siguen existiendo grandes diferencias económicas entre la clase media y los agricultores, por su baja productividad. Los programas gubernamentales han ampliado las zonas de cultivo mediante la regeneración, el regadío (sobre todo desde la terminación de la presa de Asuán, en 1970), y la utilización de tecnología avanzada, como equipos mecanizados y fertilizantes químicos han hecho aumentar la producción agrícola precedente; pero a su vez estos avances han desencadenado múltiples problemas, sobre todo medioambientales: Al abonarse con productos químicos y no por las crecidas del río, se está afectando el equilibrio biológico de la zona, produciéndose una salinización del suelo y apareciendo nuevas clases de insectos y parásitos.

Egipto tenía en 1990 serios desequilibrios económicos tanto internos como externos: una estructura industrial organizada por Nasser de titularidad pública, sobredimensionada, obsoleta y de muy baja productividad, que impidió que Egipto pudiera dirigir al Superestado Árabe. Un sector agrario rígidamente controlado por el Estado con precios intervenidos y deficitarios, produjo escasez. Por último, un sector exterior deficitario y basado en las exportaciones de productos energéticos, las remesas de emigrantes, los ingresos del canal de Suez y el turismo, todo ello había sostenido el desarrollo en la década de 1970, pero era sensible al nuevo terrorismo de los integristas islámicos. Asimismo, el déficit público era prácticamente insostenible, y generador de inflación y el país apenas podía hacer frente a la situación surgida tras la explosión de la crisis de la deuda en los años ochenta, que tan seriamente afectó a casi todos los países en vías de desarrollo.

La presidencia de Nasser y la capitalidad en El Cairo fue percibida por algunos sectores de la sociedad siria como una anexión de Siria por Egipto, pero cada una actuaba por su cuenta, ya que Egipto carecía de la capacidad económica para subordinar a Siria, desde el punto de vista económico, y la élite egipcia no fue capaz de subyugar a los sirios. Al mismo tiempo, la residencia de muchos de los artífices sirios de la unificación en El Cairo, capital de la RAU, les alejó de sus bases de poder. Esta nación tuvo una existencia muy breve. Las diferencias legislativas, la diferente composición social y las graves diferencias entre las respectivas clases políticas; aparte de la la presión de los nacionalismos locales, exacerbados por el proceso de unificación, plantearon todo tipo de problemas.

Colapso

El golpe militar sirio del 28 de septiembre de 1961 puso fin a la experiencia de unión. Egipto siguió utilizando el nombre de República Árabe Unida hasta 1971. En el año 1955, la política siria experimentó un cambio muy profundo; Chukri el-Kuatli, que había vivido exiliado de Egipto y compartía las ideas del coronel Nasser, fue elegido presidente de la República. El-Kuatli y Nasser coincidían en su oposición a todo proyecto de federación expansiva propugnada desde Bagdad por Nuri es-Said, así como la adhesión a los pactos defensivos anglosajones. Dicha política encontró aprobación y apoyo en la U.R.S.S. y suscitó, en cambio, serios recelos en Turquía e Irak. De la Unión Soviética, llegaron abundantes cargamentos de armas a Siria, cuyo presidente visitó Moscú.

El 13 de noviembre de 1970, Hafez al-Asad tomó el poder mediante un golpe de estado llevando al gobierno al Partido Baath Árabe Socialista. Al-Asad gobernó durante casi 30 años y a su muerte el 10 de junio de 2000 fue sucedido por su hijo Bashar al-Asad, refrendado en una elección de candidatura única, con resultados anunciados de 94,6% de participación y 99,7% de apoyo.

El panislamismo es una idea política dentro del ideario yihadista que aboga por la unidad de todos los musulmanes bajo un Estado Islámico o un califato. Mientras que el Panarabismo tiene como objetivo la unidad y la independencia de árabes independientemente de la religión, el Panislamismo abogan por la unidad y la independencia de los musulmanes sin hacer distinciones étnicas.

El modelo panislamista quiere seguir de acuerdo a los primeros años del Islam - el reinado de Mahoma y el Antiguo Califato - cuando el mundo musulmán estaba unido y era un estado fuerte. En la era moderna, Yamaladdín al-Afgani promovió la unidad entre los musulmanes para resistirse a la ocupación colonial de las tierras musulmanas. La política del Al-Afgani tenía como base el progreso social según el estudiante diplomado Danielle Costa:

“Afgani creyó que para vivir en el mundo moderno se necesitaban cambios de los modos musulmanes de organizar la sociedad, y que se debían hacer por voluntad propia. El Islam, como creyó Afgani, no sólo era compatible con la razón, el progreso y la solidaridad social, las bases de civilización moderna, pero si era correctamente interpretado sería positivo para la sociedad”.

Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo:


El Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCEAG) (en árabeمجلس التعاون لدول الخليج الفارسی), antiguamente denominado Consejo de Cooperación del Golfo (مجلس التعاون الخليجي) es una organización regional formada por seis naciones del Próximo Oriente. Creada el 25 de mayo de 1981, el Consejo lo forman Baréin, Kuwait, Omán, Catar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.

La principal fuente de riqueza de los miembros del consejo es el petróleo. No obstante, se trata de una región vulnerable política y económicamente, fundamentalmente por su dependencia de una única fuente de riqueza, su escasa población, su gran superficie y su escasa capacidad militar. Existe una unión aduanera entre todos los miembros del Consejo, los cuales pertenecen también a la Organización Mundial del Comercio. El Consejo se encuentra en la actualidad (2005) negociando un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea.

Objetivos


La Carta de GCC declara que los objetivos básicos son los de efectuar la coordinación, la integración y la interconexión entre los Estados miembros en todos los campos, reforzando lazos entre sus pueblos, formulando regulaciones similares en varios campos como la economía, finanzas, el comercio, la aduana, el turismo, la legislación, la administración, así como el progreso técnico en la industria, la minería, la agricultura, recursos de agua y de animal, el establecimiento de centros de investigación científico y la cooperación del sector privado. El Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (Árabe: مجلس التعاون لدول الخليج الفارسی), llamado antes Consejo de Cooperación del Golfo (مجلس التعاون الخليج الفارسی) es una organización regional que involucra a seis países del Oriente Medio, que tienen objetivos sociales y económicos en común. Creado el 25 de mayo de 1981, está conformado por Baréin, Kuwait, Omán, Catar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Cabe destacar que no todos los países que rodean el golfo Pérsico son miembros del consejo, específicamente Irán e Irak.
En resumen, sus principales objetivos son:
  • Formular regulaciones similares en varios campos como la economía, finanzas, comercio, turismo, leyes y administración.
  • Adoptar el progreso científico y técnico en la industria, minería, agricultura, recursos hídricos y animales.
  • Establecer centros de investigación científica.


El 25 de Mayo de 1981, los líderes delos Emiratos Árabes Unidos, Estado de Bahrein, Reino de Arabia Saudita, el Sultanato de Omán, Estado de Qatar y el Estado de Kuwait se reunió en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, donde alcanzó un marco de cooperación que une los seis estados de efectuar la coordinación, la integración y la interconexión entre los Estados miembros en todos los campos con el fin de lograr la unidad.

La decisión de formar el Consejo de Cooperación para los Estados Arabes del Golfo no fue un producto del momento sino una expresión institucional de una realidad histórica, social y cultural. Profundos lazos religiosos y culturales enlace los seis estados, y las relaciones familiares fuertes prevalecen entre sus ciudadanos. Todos estos factores, realzadas por una entidad geográfica que se extiende desde el mar al desierto, han facilitado los contactos y la interacción entre ellos, y creó valores homogéneos y características.


Estructura de la Organización:

El Consejo Supremo es la máxima autoridad de la CCG formado por los Jefes de los Estados miembros. Su presidencia es rotativa según el orden alfabético árabe de los nombres de los Estados miembros. Se convoca una reunión ordinaria cada año. Sin embargo, las sesiones extraordinarias se convocarán a petición de cualquier Estado miembro apoyada por otra. En 1998, durante la cumbre del 19o lugar en Abu Dhabi, el Consejo Supremo decidió celebrar una reunión consultiva entre dos cumbres de cada año. Las reuniones del Consejo Supremo se considerarán válidas si la participación de dos tercios de los Estados miembros, en la que cada uno tiene un voto. Resoluciones sobre cuestiones de fondo son emitidas por la aprobación unánime de los miembros presentes, mientras que una mayoría suficiente para aprobar las de carácter procesal.

La Comisión Consultiva de: formación de treinta ciudadanos del CCG (cinco de cada Estado miembro) elegidos en función de su experiencia y calificación para un período de tres años. La Comisión Consultiva está encargado de estudiar las cuestiones planteadas por el Consejo Supremo.

Comisión para la Solución de Controversias: Formado por el Consejo Supremo para cada caso en una base ad hoc de acuerdo con la naturaleza de la controversia.

El Consejo de Ministros: está integrado por los Ministros de Relaciones Exteriores o de otros ministros que actúen en su nombre. Presidencia del Consejo de Ministros tiene a su cargo el Estado miembro que presidió la última sesión ordinaria del Consejo Supremo, o cuando sea necesario, con el Estado miembro que está al lado de presidir el Consejo Supremo. El Consejo de Ministros se reúne cada tres meses, y podrá celebrar reuniones extraordinarias a petición de un Estado miembro apoyada por otra.

Entre otras jurisdicciones, el Consejo de Ministros está facultado para proponer políticas, establecer las recomendaciones, y fomentar y coordinar las actividades ya existentes en todos los ámbitos. Resoluciones adoptadas por otros comités ministeriales se refiere al Consejo de Ministros, que a su vez remite a las cuestiones pertinentes, junto con las recomendaciones pertinentes, al Consejo Supremo para su aprobación. El Consejo de Ministros también se encarga de organizar las reuniones del Consejo Supremo y la preparación de su agenda. Procedimientos de votación son similares a las aplicables en el Consejo Supremo. [Carta del CCG].

La Guerra Irán-Iraq.

En 1969 el Sha Mohamet Reza Pahlevi de Irán Para desestabilizar al gobierno iraquí, apoyó activamente proporcionando armas e inteligencia militar a los separatistas kurdos ( facción radical al norte de Irak y sur de Turquía que busca su independencia ). Pahlevi y Saddam Hussein (entonces vicepresidente iraquí) firmaron un acuerdo en Argel, el 6 de marzo de 1975, que constaba de los siguientes puntos:
1.  El reconocimiento de las fronteras terrestres establecidas en 1914.
2.  La división del canal Shatt-al-Arab por la línea del talweg (la de mayor profundidad) lo que otorgó a Irán acceso propio para su refinería de Abadán.
3.  Bloqueo de fronteras a grupos armados.

La interpretación acerca del lugar en que corría la frontera era por completo antitética de modo que Irak consideraba que el río era suyo e Irán juzgaba que, siendo internacional, le correspondía la mitad de la zona de desembocadura.

En 1978 el gobierno iraní exigió que el Ayatolah Jomeini dejara de realizar actividades políticas contra el Sha desde su exilio en Bagdad. La Revolución iraní contenía amenazas claras para la estabilidad iraquí no sólo porque los iraníes infiltraron saboteadores en el país vecino en ayuda de la sublevación kurda sino porque en él había una importante población chiíta e incluso esta versión de la religión musulmana había tenido allí su origen y primer desarrollo. El mismo Jomeini, que había vivido allí ( En Irak ) nada menos que catorce años, juzgaba que el Baas, el partido único laico de Irak, había prostituido la religión islámica. Irak expulsó al líder religioso iraní, que debió buscar refugio en Francia.
Después del derrocamiento del Sha en 1979, Irán no consideró ni respeto los acuerdos firmados por el Sha. Los incidentes fronterizos se multiplicaron. El gobierno de Bagdad sostuvo que como el Acuerdo de Argel ya no existía, tenía soberanía exclusiva sobre la totalidad del canal Shatt-al-Arab, dejando a Irán sin salida al mar.

La Guerra Irán-Irak fue extremadamente costosa en vidas y en material, una de las guerras más mortíferas desde la Segunda Guerra Mundial. Ambos países fueron devastados por el efecto bélico. Se estima que el costo de Irán fue de 1 millón de bajas entre muertos y heridos y los iraníes continúan sufriendo y muriendo a consecuencia del uso de armas químicas. Las bajas iraquíes se estiman en 250,000-500,000 muertos o heridos. Cientos de civiles murieron en ambos lados en ataques aéreos y de misiles balísticos.

Las pérdidas financieras también fueron enormes y con el tiempo excedieron los 600 mil millones de dólares para cada país (1,2 billones en total). Pero tras la guerra el costo bélico era muy profundo y grande de lo que lo que sugerían las estimaciones después de la guerra; el desarrollo económico fue pospuesto y las exportaciones de petróleo se interrumpieron. Esas pérdidas económicas fueron de una naturaleza muy seria para Irak que tuvo que incurrir a débitos durante la conflagración comparados con los realmente pequeños débitos de Irán, como este país lo usó de forma sangrienta, pero económicamente con tácticas baratas durante la guerra, en un efecto de sustituir las vidas de los soldados por los fondos financieros durante su defensa. Después de la guerra Irak acusó a Kuwait de ampliar la producción de petróleo para invadir dicho emirato.


El 22 de septiembre de 1980 el Consejo de mando de la Revolución, el supremo órgano del Partido Baas y del Estado iraquí, dio la orden de "dar golpes disuasorios a los objetivos militares iraníes". Pese a conseguir avances en torno a 80-120 kilómetros, no fue suficiente para doblegar la resistencia de las milicias iraníes formadas por los Guardianes de la Revolución. Con ello comenzó una guerra que acabó por complicar la situación en el Medio Oriente. Irak encontró apoyo de Arabia Saudita y Jordania en un frente destinado a frenar la "exportación" de la revolución iraní a todo el Golfo Pérsico. Por otro lado, Siria (permanente opositor de Irak) y Libia apoyaron a Irán.
 A comienzos de 1986, la marina de EEUU ingresó al Golfo Persico para "proteger" la navegación y asegurar el suministro de petróleo a sus aliados de Occidente. Irán minó el estrecho de Ormuz y utilizó lanchas rápidas para realizar esporádicos ataques, pero no pudo evitar el control norteamericano sobre la navegación de la región.

Estados Unidos, que abasteció de armas a Arabia Saudita, Jordania y Kuwait, brindó información de inteligencia al gobierno iraquí, vendió en secreto armas a Irán para obtener la liberación de rehenes. Pretendía así fortalecer "sectores moderados" del gobierno iraní, o simplemente prolongar la guerra. Israel, que fue intermediario en las ventas, estaba interesado en este último efecto, que dejaba fuera de combate a los dos ejércitos islámicos más importantes luego del egipcio.

La Guerra del Consejo del Golfo-Iraq

Apenas se tuvo noticia de la invasión de Kuwait, el consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, condenó este acto a través de una serie de resoluciones, de la misma forma que lo hizo la Liga Árabe. Los dictámenes fueron: Resolución Nº 660, que condenó el ataque e invasión iraquí; luego siguieron varias más entre las que se contaban las resoluciones Nº 661 del 6 de agosto de 1990, que imponía sanciones económicas; la Nº 665 del 25 de agosto, acerca del embargo marítimo; la Nº 670 del 25 de septiembre acerca del bloqueo aéreo, y finalmente, la que autorizaba el empleo de la fuerza o resolución Nº 678 del 29 de noviembre. Esta última exigió a Irak que saliera de Kuwait antes del 15 de enero de 1991. Si se cumplía el plazo y no había respuesta favorable, todos los países participantes podrían poner en práctica la resolución Nº 660 y atacar a Irak.

Mientras los Estados Unidos y Reino Unido se preparaban para el conflicto, se alentó a los demás países a poner a punto a sus fuerzas que serían enviadas al golfo como parte de la coalición, teniendo en mente que la derrota de Iraq nunca fue tomada como algo trivial. Esta nación árabe era considerada en 1991 como la cuarta potencia militar del mundo ya que contaba con una gran proporción de su población alistada en el ejército, y que además estaba equipada con algunos de los equipos más modernos de Francia y la Unión Soviética, por lo que se afirmaba que en alguna eventualidad, Irak podría haber dominado con cierta facilidad a la mayoría de sus vecinos. En este marco, la operación Escudo del desierto fue a la vez una medida preventiva contra un ataque a Arabia Saudí, y un seguro que le demostraba a los saudíes y Kuwait que occidente no los dejaría solos.

Desde que la guerra en Siria comenzó a intensificarse, que los diferentes gobierno del mundo anunciaron su apoyo a uno de los bandos, lo que empezó a gestar una división política mundial entre los países que apoyan al régimen de Asad y los países que apoyan a los rebeldes. Esto se suele marcar sobre todo en las potencias globales, que son las más divididas a la hora de llegar a un consenso sobre la situación en Siria.

Los rebeldes sirios son apoyados por la mayoría de las naciones de occidente, dentro de las que destacan Estados Unidos, muchos miembros de la Unión Europea como Inglaterra y Francia, además de varios países vecinos del Medio Oriente como lo son Turquía, Israel, Jordania, y también naciones del Golfo Pérsico, destacando Catar y Arabia Saudita. Australia, Canadá, Japón y varios otros también condenan al gobierno y apoyan a la rebelión. La mayoría de estos gobiernos han comprometido su ayuda, en menor o mayor grado, a los rebeldes. Las potencias europeas, los americanos y los países del golfo han iniciado el envío sistemático de armas a los rebeldes moderados de la Coalición Nacional Siria y el Ejército Libre de Siria.

Sin embargo, varios otros gobiernos han comprometido su ayuda al régimen de Bashar Al–Asad, destacando principalmente Rusia e Irán, los cuales han ayuda activamente al gobierno sirio con el envío de armas y, según algunas fuentes, incluso con efectivos militares. China es otro país que ha declarado su apoyo al gobierno de Siria, manteniendo relaciones con Assad y vetando todas las resoluciones de la ONU que impliquen un castigo a Siria, al igual que como lo ha hecho Rusia. Además, naciones como Cuba, Venezuela y Bolivia de igual manera han mostrado su apoyo al régimen y han condenado cualquier acción militar en su contra.

Conflictos con las naciones vecinas

Desde los conflictos con Turquía, en noviembre de 2012, que la guerra civil en Siria daba indicios de estarse extendiendo al resto de la región. Por un lado, los enfrentamientos en el Líbano entre partidarios y opositores al Asad eran frecuentes. Por otro lado, a finales de 2012 la guerra se había extendido hacia los Altos del Golán, en el borde entre Israel y Siria. Pero el conflicto tomó un curso más crucial cuando el 5 de mayo de 2013, Israel bombardeó Damasco. Varios países se vieron alarmados por una posible reanudación del conflicto árabe-israelí, sobre todo después de que Siria prometiera responder al ataque efectuado por su vecino.

Ante las dificultados del Ejército gubernamental para recuperar el control del país, en mayo de 2013, el gobierno sirio decidió pedir la ayuda de Hezbollah, una organización militar del Líbano que envió miles de efectivos a la batalla en Qusair, lo que fue tachado de «invasión» por varios países. Del mismo modo, la oposición denunció la llegada de tropas y refuerzos desde Irán, país aliado de Siria. A mediados de junio de 2013, fuentes no identificadas reflejadas en la prensa británica hablaban de la decisión de Irán de enviar un contingente de 4.000 efectivos de la Guardia Revolucionaria Iraní para luchar en Siria.

Además, tras una larga reunión convocada en Ginebra, el 22 de junio de 2013, los Amigos de Siria, que reconocen a la oposición, tomaron la decisión de armar a los rebeldes de la Coalición Nacional Siria con armamento para cambiar el equilibrio de fuerzas sobre el terreno y que la oposición pueda negociar en una situación más ventajosa. Este plan involucra a países como Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Turquía, Jordania, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes.

Desde los inicios de la crisis en Siria, El Líbano se ha visto inmerso en una fuerte inestabilidad a raíz del conflicto sirio. Por ello, cuando Siria entró en la sangrienta guerra civil, los combates se hicieron eco en muchas ciudades (especialmente en Trípoli), combatiendo entre sí los partidarios del presidente Asad y los del rebelde Ejército Libre. En noviembre de 2012, un atentado de muy probable autoría siria, mató a 8 personas y dejó a 110 heridas. Situaciones similares se han vivido a lo largo del año 2013, con cientos de atentados y ataques incendiaros. Sin embargo, desde que la organización libanesa Hezbolá entró directamente en el conflicto, El Líbano se ha visto aún más afectado por la guerra. Así se ha podido ver en los sucesivos ataques en su capital Beirut, como el ocurrido el 08 de julio, que mató a 54 personas.


El 28 de agosto de 2013 y después de varios días en los que se conjetura con un posible ataque de Estados Unidos a las posiciones leales al Presidente al-Assad, el gobierno de Egipto ha decidido cerrar el Canal de Suez a los barcos de guerra de origen británico y estadounidense que se dirigían a Siria. El general Abdel Fatah al-Sisi, ministro de defensa de Egipto, ha asegurado que no quiere repetir los errores que cometió con la Invasión de Irak de 2003.


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