viernes, 7 de marzo de 2014

El Superestado I. Por Kelder Toti.

El Superestado. 
  

                                             Por Kelder Toti.

                                            (En Construcción) 


 
Según algunas escuelas de la ciencia política, un Estado-nación se caracteriza por tener un territorio claramente delimitado, una población constante, si bien no fija, y un gobierno. El Estado nación se crea, históricamente, mediante el tratado de Westfalia, al final de la guerra de los 30 años (1648). Mediante este tratado se acaba con el antiguo orden feudal, y se da paso a organizaciones territoriales y poblacionales definidas en torno a un gobierno que reconoce sus límites espaciales, y por lo tanto, de poder.

Desarrollo del concepto del Estado nacional

El progreso del Estado moderno no consistió solamente en un desplazamiento de las viejas instituciones, sino su completa renovación, su predominio con las nuevas autoridades de la nación, creando un orden social nuevo (liberal, burgués y capitalista), al eliminarse las viejas formas estamentales de origen feudal del Antiguo Régimen mediante un triple proceso revolucionario: Revolución liberal, Revolución burguesa y Revolución industrial. Sin embargo, el proceso distó de ser una revolución instantánea, pues a pesar de que se produjeron periódicamente estallidos revolucionarios (Revuelta de Flandes, Revolución inglesa, Revolución estadounidense, Revolución francesa, Revolución de 1820, Revolución de 1830, Revolución de 1848), como proceso de larga duración, lo que se produjo fue una lenta evolución y transformación de las monarquías feudales. Primero se transformaron en monarquías autoritarias y luego en monarquías absolutas, que durante el Antiguo Régimen fueron conformando la personalidad de naciones y Estados en base a alianzas territoriales y sociales cambiantes de la monarquía; tanto de unas monarquías con otras como de cada monarquía en su interior: en lo social con la ascendente burguesía y con los estamentos privilegiados, y en lo espacial con el mantenimiento o vulneración de los privilegios territoriales y locales (fueros).

El racionalismo creó la idea del "ciudadano", el individuo que reconoce al Estado como su ámbito legal. Creó un sistema de derecho uniforme en todo el territorio y la idea de "igualdad legal".
Las distintas escuelas de ciencia política definen de diversas maneras el concepto del Estado-nación. Sin embargo, en la mayoría de los casos se reconoce que las naciones, grupos humanos identificados por características culturales, tienden a formar Estados con base en esas similitudes. Cabe anotar que bajo esta misma óptica la nación es un agrupamiento humano, delimitado por las similitudes culturales (lengua, religión) y físicas (tipología). Un Estado puede albergar a varias naciones en su espacio territorial y una nación puede estar dispersa a través de varios Estados.

Si bien el Estado-nación surge hacia el año 1648 (Tratado de Westfalia), las instituciones políticas de esta entidad tienen un desarrollo que se puede rastrear hasta una maduración en 1789 (Revolución francesa). Los modelos de agrupación en torno a una autoridad central siguen dos visiones contrapuestas, pesimista y optimista, acerca del hombre en estado de naturaleza, marcadas por los trabajos filosófico-políticos de Hobbes y Rousseau, sin excluir otras tradiciones del pensamiento político: el concepto platónico de República o la Política de Aristóteles, y el funcionamiento y las políticas de la democracia ateniense y la República romana en la Edad Antigua; los debates de la Edad Media entre los poderes universales y el intento fallido del conciliarismo (concilio de Constanza de 1413, concilio de Florencia o concilio de Basilea de 1431).

Edad Moderna el establecimiento del ius gentium, los justos títulos y el tiranicidio por los españoles de la Escuela de Salamanca -Bartolomé de las Casas, padre Mariana- o el holandés Grotius, el humanismo de Nicolás de Cusa, el racionalismo de Leibniz o el empirismo de Locke;  todos ellos refundidos y retomados por la Ilustración europea (primero Montesquieu y luego los enciclopedistas), así como la percepción de ejemplos de algunas experiencias políticas indígenas americanas -las comunidades precolombinas en las Antillas, el mito de El Dorado, el imperio incaico del Tahuantinsuyo o la confederación iroquesa- que vistas desde la perspectiva eurocéntrica conformaron la idea del buen salvaje y el utopismo. La primera plasmación política textual de este proceso intelectual fueron los textos de la Revolución estadounidense: la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (4 de julio de 1776) y la Constitución de 1787.

Nosotros, el Pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta, establecer Justicia, afirmar la tranquilidad interior, proveer la Defensa común, promover el bienestar general y asegurar para nosotros mismos y para nuestros descendientes los beneficios de la Libertad, estatuimos y sancionamos esta CONSTITUCIÓN para los Estados Unidos de América.
Esta idea del Estado implicaba su surgimiento ante la necesidad armonizar los intereses del individuo y la comunidad de obtener al tiempo seguridad y libertad; y para garantizar el derecho de propiedad, como un desarrollo natural de la cooperación entre los individuos en su egoísta búsqueda de la felicidad a través del propio interés (teoría de la mano invisible de Adam Smith).

El desarrollo del concepto, a partir del siglo XVII había generado los primeros mapas europeos de naciones-estado, donde las fronteras se pretendían establecer firmemente para garantizar la paz, al menos en principio, puesto que la estabilidad de las fronteras nunca se consiguió. A la par de este desarrollo de concepto se busca justificar la existencia de un Estado-nación natural, delimitado por fronteras naturales en contraposición con la idea de la nación como producto de las similitudes culturales. Este tipo de concepción territorial del Estado llevará a la conformación de Estados imperiales, más que nacionales, donde se agrupan varias comunidades nacionales bajo una misma autoridad estatal centralizada, que entran en conflictos debido a sus profundas diferencias culturales, acendradas en tiempos de depresión económica.

Las naciones divididas o dispersas en distintos Estados también generaban conflictos de muy difícil solución (caso del pueblo judío, el kurdo o el gitano). En otros casos las comunidades de una misma nación eliminan las fronteras, de manera que hay libre tránsito a través de fronteras, como es el caso de los indígenas del norte de México y el sur de EUA. 

Debido a factores como fronteras cerradas, grupos nacionales muy pequeños y procesos históricos complejos, resulta poco práctico (según la perspectiva política, económica y social de los Estados modernos) reintegrar la soberanía o permitir el surgimiento de naciones alternativas de tamaño menor que las que conforman a los Estados modernos. La identificación del Estado nacional con el mercado nacional, de un tamaño suficiente para permitir a la burguesía el desarrollo del mercado capitalista en el periodo de desarrollo de la Revolución industrial (siglo XIX), simultáneo al periodo conocido como nacionalismo, en el que se inician los movimientos nacionalistas contemporáneos. Esta tendencia a la adecuación entre el tamaño del mercado y el tamaño del estado se complementó con los imperios coloniales en la denominada época del imperialismo (1870-1914), proceso que fue identificado y analizado en aquel momento por Hobson y Lenin

 La Primera Guerra Mundial, que disolvió los grandes imperios (II Imperio Alemán, Imperio austrohúngaro, Imperio otomano e Imperio ruso), terminó, por un lado con el intento de construcción de un estado socialista, y por otro con el intento de aplicación al resto de Europa de los catorce puntos de Wilson, que matizados por las potencias vencedores en los tratados de paz (Tratado de Versalles), condujeron a una política de plebiscitos en que las poblaciones deberían elegir el estado en que querían vivir (por ejemplo el Sarre), lo que en Europa Oriental no garantizó unas fronteras seguras ni una estabilidad que pudiera evitar la explotación de un extendido sentimiento de victimismo nacionalista por los fascismos y el estallido de una nueva guerra (la Segunda Guerra Mundial); tras la cual que se optó por traslados forzosos y masivos de las poblaciones y una política de bloques.

El término Estado nacional, que suele utilizarse indistintamente junto al término Estado, se refiere más propiamente a un Estado identificado con una sola nación. Tras el proceso de descolonización de mediados del siglo XX, esta forma de Estado ha llegado a ser la más común, de modo que la inmensa mayoría de los Estados se consideran Estados nacionales. Sin embargo, nunca a lo largo de la historia ha habido una identidad indiscutida entre ambos términos (Estado y nación) y siempre ha habido objeciones sobre la identificación con una sola nación de cualquiera de los Estados existentes, tanto de los que se consideran ejemplos de Estado nacional desde finales de la Edad Media (Francia, ejemplo de centralismo y de nación construida con los mecanismos unificadores de la sociedad por el Estado)  como de los surgidos de movimientos unificadores románticos (Unificación de Alemania y Unificación de Italia). Esto hace aún más difícil la pregunta sobre qué es una nación. Hay muchos Estados, como Bélgica y Suiza, con múltiples idiomas, religiones o grupos étnicos dentro de ellos, sin que ninguno sea claramente dominante. A menudo (y especialmente en el caso de Suiza y los Estados Unidos) una identidad nacional ha sido construida desafiando esas diferencias. Un mejor ejemplo de Estado plurinacional sería el Reino Unido, constituido por cuatro naciones: Inglaterra, Escocia, Irlanda del Norte y Gales, lo que no implica que predomine la conciencia nacional sobre el concepto de lo british (para algunos lo más próximo a una nación británica). 

El concepto de Estado de las autonomías surgido de la vigente Constitución Española de 1978 (que se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas -artículo 2-) es interpretado de forma distinta por cada fuerza política española, desde posturas centralistas hasta otras que entienden a España como una Nación de naciones, desde un denominado patriotismo constitucional a un nacionalismo español más tradicional, y desde las reivindicaciones independentistas de los más radicales entre los nacionalismos periféricos, a las más moderadas de los que a veces se denominan regionalistas y a veces nacionalistas moderados.

Estado-nación y globalización

La descolonización y la creación de entidades supranacionales caracterizó la segunda mitad del siglo XX y significó un cuestionamiento de la utilidad de la escala nacional o imperial-colonial que había caracterizado al siglo XIX y la primera mitad del XX.  Tal cuestionamiento se ejemplificó especialmente en el Mercado Común Europeo (luego redenominado Unión Europea), tomado como modelo de integración por otras organizaciones internacionales de ámbito económico (Pacto Andino, ASEAN, MERCOSUR, NAFTA), y en menor medida por las instituciones militares (OTAN y Pacto de Varsovia) durante la guerra fría, o por la cúspide de las relaciones internacionales que es la ONU y sus agencias.

Un cambio de tendencia supuso la caída del muro de Berlín y la desaparición del bloque comunista y de la Unión Soviética (1989-1991), que representó la transición al capitalismo de los países de su entorno, así como la que por su propia cuenta venía realizando China, que los había precedido (políticas denominadas un país, dos sistemas y cuatro modernizaciones). Se habló de una renacionalización de las relaciones internacionales, en un contexto mucho más violento de las relaciones internacionales, lejos del pronosticado Fin de la Historia (Francis Fukuyama) y más cercano al llamado choque de civilizaciones (Samuel Phillips Huntington), evidenciado por el islamismo radical. Aparecieron varios Estados nuevos en Europa, el Cáucaso y Asia Central por descomposición de la Unión Soviética, Yugoslavia y Checoslovaquia; en África por la independencia de Eritrea frente a Etiopía; y en la zona insular entre el Índico y el Pacífico por la de Timor Oriental (ex-colonia portuguesa previamente anexionada por Indonesia).

La globalización, además de permitir nuevas redes sociales en red ajenas a los poderes estatales (lo que se ha denominado el quinto poder), da mayor poder a las instituciones económicas (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial) y a los agentes económicos (especialmente a las grandes multinacionales) que a las instituciones políticas tradicionales, incluidos los Estados, sobre todo con la tendencia de éstos a un menor tamaño (por los procesos de independencia) y poder (por los procesos de cesión de soberanía a las instituciones supranacionales y a las entidades regionales dentro de sus propias fronteras -lo que se ha denominado el sexto poder-).

P. ¿Tiene futuro el Estado-nación en un mundo globalizado?
R. Tiene una gran capacidad de adaptación. El nacionalismo sigue en auge, como se ha visto en el conflicto entre Rusia y Georgia. Por supuesto el mundo ya no es polar y eso se debe en parte a que ningún Estado o grupo de Estados tiene un poder apabullante y a que los Estados ya no tienen todo el poder. Una parte lo comparten con instituciones financieras, empresas u ONG. Pero el Estado sigue siendo el mayor accionista individual del poder.

Unión Soviética:

La Guerra Civil Rusa fue un conflicto armado múltiple que tuvo lugar entre 1917 y 1923 en el territorio del disuelto Imperio ruso, entre el nuevo gobierno bolchevique y su Ejército Rojo, en el poder desde la Revolución de octubre de 1917, y del otro lado los militares del ex ejército zarista y opositores al bolchevismo, agrupados en el denominado Movimiento Blanco, de ideología zarista y ortodoxa.

Ambos bandos tuvieron aliados temporales, el Ejército Rojo a menudo con izquierdistas y grupos revolucionarios, y las fuerzas del Ejército Blanco con muchos ejércitos extranjeros (Estados Unidos, Japón, Francia, Imperio británico). El apoyo de las potencias occidentales en la guerra se denomina Intervención Aliada en Rusia. Otros nacionalistas y grupos políticos regionales también participaron en la guerra, incluidos los nacionalistas ucranianos del Ejército Verde, los anarquistas ucranianos del Ejército Negro y las Guardias Negras, y señores de la guerra como Roman Ungern von Sternberg.

Los enfrentamientos más intensos tuvieron lugar desde 1918 hasta 1920. Las grandes operaciones militares terminaron el 25 de octubre de 1922, cuando el Ejército Rojo ocupó Vladivostok, ocupado anteriormente por el Gobierno Priamur provisional. El último enclave de las Fuerzas Blancas fue el distrito Ayano-Maysky, en la costa del Pacífico, donde el general Anatoli Pepelyáiev no capituló hasta el 17 de junio de 1923.

Casi la totalidad de los frentes de la Guerra Civil cesaron en 1920, pero la resistencia continuó en algunas zonas del país hasta 1922: podemos citar el Levantamiento de Kronstadt, los majnovistas, la Rebelión de Tambov y la resistencia final del Movimiento Blanco en el Este.

Los historiadores soviéticos tradicionalmente no aplican el calificativo «rusa» y utilizan la expresión Guerra civil e intervención militar de 1917–1922, e incluyen tanto la guerra polaco-soviética y la resistencia en Ucrania, como la resistencia de los Basmachí y la intervención en el Asia Central.
La guerra enfrentó al Ejército Rojo, formado por los bolcheviques y revolucionarios en el poder, con el Ejército Blanco, compuesto por conservadores y liberales favorables a la monarquía y socialistas contrarios a la revolución bolchevique.

Grupos de nacionalistas y anarquistas denominados Ejército Verde y Ejército Negro, respectivamente, tuvieron una pequeña intervención en la guerra, luchando contra los Blancos, los Rojos e incluso entre ellos mismos. La Triple Entente formada por el Reino Unido y Francia intervino del lado de los Blancos, lo cual ocasionó el agravamiento de la guerra civil.

Períodos de la guerra

La contienda se desarrolló en tres frentes principales, Este, Sur y el Noroeste, y puede ser dividida en tres períodos:

  • El primer período duró desde la Revolución hasta el armisticio. El primer grupo armado contrarrevolucionario fue el ejército de voluntarios en la región del Don, que luego se unió con la Legión Checoslovaca en Siberia. El Este estaba controlado por dos administraciones antibolcheviques, Komuch en Samara y el gobierno nacionalista de Siberia en Omsk. La mayoría de los combates en este primer estadio de la guerra fueron poco menos que escaramuzas entre pequeños grupos y con rápidos cambios de escenario. Entre los antagonistas se encontraban los checoslovacos (conocidos como la Legión Checoslovaca o los Checoslovacos Blancos) y los polacos de la 5ª División de rifles.

  • El segundo período de la guerra, de marzo a noviembre de 1919, fue clave. Al principio, el Ejército Blanco avanzaba desde el Sur (dirigido por Antón Denikin), desde el Noroeste (al mando de Nikolái Yudénich) y desde el Este (comandado por Aleksandr Kolchak). Estas tropas tuvieron éxito, obligaron a retirarse al nuevo Ejército Rojo y avanzaron hacia Moscú. Pero León Trotsky, luego de reformar el Ejército Rojo, fue capaz de repeler las fuerzas de Kolchak en junio, y las fuerzas de Denikin y Yudénich en octubre. El poder de combate de Kolchak y Denikin se rompió casi simultáneamente a mediados de noviembre.

  • El período final de la guerra se caracterizó por situar a las últimas tropas del Ejército Blanco en Crimea. Piotr Wrangel reunió los remanentes del ejército de Denikin y fortificó su posición en Crimea con 150.000 supervivientes. Mantuvieron estas posiciones hasta que el Ejército Rojo volvió de Polonia, donde había estado luchando en la Guerra Polaco-Soviética desde 1919. Cuando la totalidad de las fuerzas del Ejército Rojo se enfrentó con los Blancos, éstos terminaron agobiados. Las tropas que quedaron fueron evacuadas a Estambul en noviembre de 1920.

Curso de los acontecimientos

El primer intento para tomar el poder contra los bolcheviques fue el Levantamiento Kérenski-Krasnov en octubre de 1917. Tuvo el apoyo del amotinamiento junker en Petrogrado, pero fue rápidamente vencido por la Guardia Roja.

Inglaterra, Francia y Estados Unidos, entre otros, intervinieron del lado de los Blancos. Después de que los aliados derrotaran a los imperios centrales en noviembre de 1918, continuaron su intervención en la guerra contra el bolchevismo por su temor a que la Guerra civil rusa derivase en una revolución socialista mundial. Lenin fue sorprendido por el estallido de la guerra civil y, en principio, subestimó las fuerzas que se levantaban en contra del nuevo Estado.

Los grupos que en principio se alzaron contra los bolcheviques eran principalmente generales contrarrevolucionarios y tropas cosacas locales que declararon su lealtad al Gobierno Provisional. Entre ellos estaban Alekséi Maksímovich Kaledin y Piotr Nikolaevich Krasnov (cosacos del Don), Alexandr Dútov y Grigory Mijáilovich Semiónov (cosacos de Oremburgo y de Baikal, respectivamente). En noviembre, el General Mijaíl Vasílyevich Alekséyev, el comandante en jefe zarista más antiguo, comenzó a organizar una milicia de voluntarios en Novocherkassk. En diciembre se sumaron Lavr Kornílov, Denikin y muchos otros. Ayudados por Kaledin, tomaron Rostov en diciembre.

A pesar de todo, los cosacos no tenían deseos de luchar, y en enero, cuando comenzó la ofensiva bolchevique bajo el mando de Vladímir Aleksándrovich Antónov-Ovséyenko, los cosacos dejaron sólo a Kaledin, que terminó por suicidarse. Las fuerzas de Antónov-Ovséyenko recuperaron Rostov y a fines de marzo de 1918 se declaró la República Soviética del Don. El Ejército Voluntario fue evacuado en febrero y escapó a Kubán, donde se reunió con los cosacos de Kubán para organizar un asalto a Ekaterinodar. Kornílov fue asesinado el 13 de abril y el mando pasó a Denikin, quien volvió al Don. Allí, los bolcheviques alistaron a la población local y la milicia de voluntarios encontró nuevos reclutas. A principios de la primavera de 1918, el Partido Social-Revolucionario y los mencheviques se sumaron a la lucha armada. En principio eran fuertes opositores del conflicto bélico con los bolcheviques, pero el tratado de paz con Alemania cambió su punto de vista.

Pudieron haber sido una seria amenaza, pues contaban con el apoyo y la autoridad emanada de su victoria en las elecciones en la Asamblea Constituyente Rusa en 1918. Sin embargo, necesitaban el apoyo de las armas. Un intento temprano de reclutar tropas de Letonia en julio de 1918, llevado a cabo por el Partido Socialista Revolucionario, acabó en rotundo fracaso. La Legión Checoslovaca terminó por acudir en ayuda de la contrarrevolución democrática. La Legión Checa había sido parte del viejo ejército ruso y para octubre de 1917 se habían alistado alrededor de 30.000 hombres, en su mayoría exprisioneros de guerra y desertores del ejército austro-húngaro. Auspiciada por Tomás Masaryk, la legión fue rebautizada con el nombre de Cuerpo de Ejército Checoslovaco.

Un acuerdo de los checoslovacos con el gobierno bolchevique para atravesar el mar por Vladivostok fracasó por un intento comunista de desarmar al Cuerpo Checoslovaco, y esa fuerza terminó por rebelarse en junio de 1918 en Cheliábinsk, negándose a obedecer a rojos y a blancos. En un mes, los checoslovacos controlaban gran parte del Oeste de Siberia y parte de la región del río Volga y los Montes Urales. Para el mes de agosto, su control se había expandido de tal forma que Siberia (y su preciado suministro de grano) quedó excluida del resto de Rusia.

Los mencheviques y el Partido Socialista Revolucionario apoyaron la acción contra el control de los suministros de alimentos ejercido por los sóviets. En mayo de 1918, con el apoyo de los checoslovacos tomaron Samara y Sarátov, estableciendo el Comité de Miembros de la Asamblea Constituyente. Para julio, la autoridad de los mencheviques se extendió a una gran parte del territorio que se encontraba bajo dominio checoslovaco. Intentaron retomar las operaciones contra Alemania y comenzaron a formar su propio ejército. También implementaron un programa de reformas socialistas, pero sin los profundos cambios económicos que los sóviets estaban realizando y que eran tan populares.

Se estaban desarrollando una especie de gobiernos conservadores y nacionalistas dominados por los baskires, los kirguizios y los tártaros, así como un Gobierno Regional Siberiano en Omsk. En septiembre de 1918 todos los gobiernos antisoviéticos se reunieron en Ufá y acordaron formar un nuevo Gobierno Provisional Ruso en Omsk, encabezado por un directorio formado por cinco integrantes: tres del Partido Social-Revolucionario (Nikolái Avkséntiev, Bóldyrev y Zenzínov) y dos del Partido Democrático Constitucional (Vinográdov y Volgogódski).

Rápidamente, el nuevo gobierno fue influido por el Gobierno Regional Siberiano y su nuevo ministro de guerra Aleksandr Vasílievich Kolchák, quien disponía de la fuerza militar de la cual carecía el nuevo gobierno. El 18 de noviembre de 1918, Kolchak fue erigido como dictador por un golpe de Estado. Los miembros del directorio fueron arrestados y Kolchak fue ascendido a almirante, proclamándose a sí mismo como el «Gobernante Supremo» de Rusia.


Para los soviéticos este cambio de mando era un problema militar y una victoria política, dado que tildaba a sus oponentes de «reaccionarios antidemocráticos», además de que el súbito ascenso de Kolchak generaba las inmediatas suspicacias entre los demás generales blancos, aumentando las disensiones en un bando que ya era desorganizado. Pero como los sóviets temían, Kolchak probó ser un comandante capaz. Tras una reorganización de su Ejército Popular, Kolchak, con sus fuerzas, irrumpió en Perm y expandió su control sobre territorio soviético.

En territorio soviético, siguiendo el Quinto Congreso Soviético de julio, dos miembros del Partido Socialrevolucionario de Izquierda (Yákov Blyúmkin y Nikolái Andréyev) asesinaron al embajador alemán en Moscú, el conde de Mirbach, en un intento de provocar a los alemanes y reanudar las hostilidades. Otro izquierdista del Partido Social-Revolucionario capturó a prominentes bolcheviques e intentó levantar al Ejército Rojo contra el régimen.

Los sóviets pudieron aplacar los levantamientos locales organizados por el Partido Socialista Revolucionario y los anarquistas. Lenin se disculpó personalmente ante los alemanes por el asesinato, aunque era improbable una represalia alemana por estar inmersos en plena campaña occidental. Hubo arrestos masivos en el ala izquierda del Partido Socialista Revolucionario, y los dos actos terroristas que tuvieron lugar más tarde, entre ellos el ataque a Lenin, que lo dejó herido, derivaron en la expulsión de los mencheviques y del Partido Socialista Revolucionario de los sóviets.

Reorganización del Ejército Rojo

Dado que el desarrollo de una Guerra Civil en Rusia se tornaba inevitable e inminente a partir de la firma del Tratado de Brest-Litovsk, León Trotsky fue designado Comisario de Guerra en 1918. Desde un centro de la Guardia Roja, que había sido armada por el Gobierno Provisional, Trotsky reconstruyó el Ejército Rojo a través del reclutamiento. Para el año 1921, los bolcheviques comandaron alrededor de cinco millones de soldados, incluyendo 50.000 antiguos oficiales zaristas convocados para entrenar a los reclutados.

La política del comunismo de guerra le otorgó prioridad al Ejército Rojo. Mientras los bolcheviques controlaban las principales regiones industriales, también estaban relativamente bien equipados. Los mejores sistemas de comunicación, en particular los trenes, estaban bajo el control de los bolcheviques, permitiendo que tanto los soldados como los suministros necesarios fueran velozmente transportados al campo de batalla, al establecer la administración bolchevique sobre todos los medios de transporte, lo cual permitía un manejo eficaz de los mismos.

Las ventajas más importantes que tenía el Ejército Rojo sobre el Ejército Blanco eran disciplina y capacidad de liderazgo. Mientras que Lenin era el líder indiscutido del Partido Bolchevique, Trotsky era el brillante organizador militar dirigiendo actividades en los frentes de la guerra. Viajando en su legendario tren, aumentó la moral en el Ejército Rojo y diseñó estrategias. También reintrodujo una estricta disciplina, tras un corto período de igualdad bajo la Primera Orden Soviet; al advertir que la igualdad entre soldados impedía la disciplina necesaria para el esfuerzo de guerra, Trotski reimplantó la disciplina militar de la época zarista, así como las jerarquías y el principio de obediencia. Los desertores eran fusilados, así como quienes desobedecieran órdenes, mientras que tanto los comisarios políticos y bolcheviques comprometidos eran adscritos en diferentes rangos para asegurar la lealtad de los soldados.


Repercusiones

Al final de la Guerra Civil, la Rusia Soviética se encontraba exhausta y arruinada. Las sequías de 1920 y 1921 y la hambruna de 1921 empeoraron la situación. La guerra se cobró alrededor de nueve millones de vidas tan sólo unos meses después de la Revolución de Octubre. Un millón de personas murió por efectos indirectos de la guerra. Otro millón abandonó Rusia escapando de los estragos de la guerra y del hambre. Esta fracción de emigrantes incluía gran parte de la población educada.

El comunismo de guerra salvó al gobierno soviético durante la guerra civil, pero la economía rusa decayó hasta estancarse. La industria privada y el comercio fueron proscritos y el recientemente establecido y poco estable gobierno era incapaz de dirigir la economía para satisfacer las necesidades del devastado pueblo ruso. Se estima que la producción total de las minas y fábricas cayó en 1920 a un 20% del nivel anterior a la guerra mundial.

Para 1921, la tierra cultivada era sólo el 62% del área de preguerra y el rendimiento de la cosecha era sólo el 37% del rendimiento normal. El número de caballos disminuyó de 35 millones en 1916 a 24 millones en 1920, y el ganado de 58 a 37 millones. La tasa de cambio para el dólar de Estados Unidos subió de 2 rublos en 1914 a 1.200 en 1920.

La combinación de los efectos de la I Guerra Mundial y de la Guerra Civil Rusa dejó una gran cicatriz en la sociedad rusa, aunque la Unión Soviética fue capaz de sobrellevar una inédita recuperación económica sobre la base de la Nueva Política Económica.

La Unión Soviética y sus Estados aliados de Europa oriental estuvieron involucrados en la Guerra Fría, que fue una prolongada lucha ideológica y política mundial contra los Estados Unidos y sus aliados del bloque occidental; finalmente la URSS cedió ante los problemas económicos y los disturbios políticos internos y externos. Durante este período, la Unión Soviética llegó a ser el modelo de referencia para futuros Estados socialistas. Desde 1945 hasta 1991, la Unión Soviética y los Estados Unidos dominaron la agenda global de la política económica, asuntos exteriores, operaciones militares, intercambio cultural, progresos científicos incluyendo la iniciación de la exploración espacial, y deportes (incluidos los Juegos Olímpicos). A finales de la década de 1980, el último líder soviético Mijaíl Gorbachov trató de reformar el Estado con sus políticas de la perestroika y glasnost, pero la Unión Soviética se derrumbó y fue disuelta formalmente en diciembre de 1991 tras el fallido intento de golpe de Estado de agosto. Luego de esto, la Federación de Rusia asumió sus derechos y obligaciones.
 
Los límites geográficos de la Unión Soviética variaron con el tiempo, pero tras sus últimas anexiones territoriales principales y la ocupación de los países Bálticos (Lituania, Letonia, y Estonia), del este de Polonia, Besarabia, y algunos otros territorios durante la Segunda Guerra Mundial, desde 1945 hasta la disolución, los límites correspondieron aproximadamente a aquellos de la extinta Rusia Imperial, con las exclusiones notables de Polonia, la mayor parte de Finlandia, y Alaska.


Se piensa tradicionalmente que la Unión Soviética es la sucesora del Imperio ruso, no obstante pasaron cinco años entre el último gobierno de los zares y la instauración de la Unión Soviética. El último zar, Nicolás II, gobernó el Imperio ruso hasta su abdicación en marzo de 1917, en parte debido a la presión de los enfrentamientos en la Primera Guerra Mundial, luego un breve Gobierno Provisional Ruso tomó el poder, para ser derrocado en la Revolución de octubre de 1917 por revolucionarios encabezados por el líder bolchevique Vladímir Lenin.

La Unión Soviética fue establecida en diciembre de 1922 como la Unión de las Repúblicas Soviéticas de Rusia (conocida como Rusia Bolchevique), Ucrania, Bielorrusia y Transcaucasia gobernadas, las tres primeras, por partidos bolcheviques y la última por el menchevique. A pesar de la fundación del Estado soviético como una entidad federativa de muchas repúblicas constituyentes, cada una con sus propias entidades políticas y administrativas, el término «Rusia Soviética» – estrictamente aplicable sólo a la República Socialista Federativa de Rusia - fue a menudo incorrectamente aplicado a todo el país por políticos y escritores no soviéticos.

Revolución y fundación del Estado soviético


La actividad revolucionaria moderna en el Imperio ruso comenzó con la Revuelta Decembrista de 1825, y aunque la servidumbre fue abolida en 1861, lo fue en términos desfavorables para los campesinos y sirvió para animar a los revolucionarios. Un parlamento, la Duma Estatal, fue establecido en 1906, después de la Revolución de 1905, pero el zar se resistió a los intentos de pasar de una monarquía absoluta a una constitucional. La agitación social continuó y se agravó durante la Primera Guerra Mundial por el fracaso militar y la escasez de alimento en las ciudades principales.


Un levantamiento popular espontáneo en Petrogrado, en respuesta al decaimiento de la economía y la moral en tiempo de guerra, culminó con el derrocamiento del Gobierno imperial en marzo de 1917 (véase Revolución de Febrero). La autocracia zarista fue reemplazado por el Gobierno Provisional Ruso, cuyos líderes pensaron en establecer una democracia liberal en Rusia y continuar participando en el lado de la Triple Entente en la Primera Guerra Mundial. Al mismo tiempo, para asegurar los derechos de la clase obrera, las asambleas de trabajadores, conocidas como sóviets, nacen a lo largo de todo el país. Los bolcheviques, dirigidos por Vladímir Ilich Lenin, presionaron a favor de una revolución socialista tanto en dichas asambleas como en las calles, derrocándose al Gobierno Provisional el 7 de noviembre, 25 de octubre según el calendario juliano, de 1917 (véase Revolución de Octubre), y entregándose el poder a los sóviets de obreros, soldados y campesinos. En diciembre, los bolcheviques firmaron un armisticio con las Potencias Centrales, aunque en febrero de 1918, los combates se habían reanudado. En marzo, los soviéticos abandonaron la guerra definitivamente y firmaron el Tratado de Brest-Litovsk.

A partir de 1917 se produjo una larga y sangrienta Guerra Civil Rusa entre los Rojos y los Blancos, terminando en 1923 con la victoria de los Rojos e incluyó la intervención extranjera, la ejecución del zar Nicolás II y su familia y la hambruna de 1921, que mató a cerca de cinco millones de personas. Tras la Guerra Polaco-Soviética de 1919-1921, se firmó la «Paz de Riga» que a principios del año 1921 dividió los territorios disputados de Bielorrusia y Ucrania entre Polonia y la RSFS de Rusia. La Unión Soviética tuvo que resolver conflictos similares con la recién creada República de Finlandia, la República de Estonia, la República de Letonia y la República de Lituania.

Unificación de las repúblicas soviéticas

El 28 de diciembre de 1922 en una conferencia de delegaciones plenipotenciarias de la RSFS de Rusia, RFSS de Transcaucasia, la RSS de Ucrania y la RSS de Bielorrusia se aprobó el Tratado de Creación de la URSS y la Declaración de la Creación de la URSS, formándose la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Estos dos documentos fueron confirmados por el primer Congreso de los Sóviets de la Unión Soviética y firmados por los cabezas de las delegaciones Mijaíl Kalinin, Mikha Tskhakaya, Mijaíl Frunze y Grigory Petrovsky, y Aleksandr Chervyakov respectivamente el 30 de diciembre de 1922. El 1 de febrero de 1924 la Unión Soviética fue reconocida por el Imperio británico y en ese mismo año se aprobó una Constitución soviética, legitimando la unión de diciembre de 1922.

La reestructuración intensiva de la economía, la industria y la política del país empezaron desde los primeros días del poder soviético en 1917. Una gran parte se realizó según los Decretos Iniciales Bolcheviques, documentos del Gobierno soviético, firmados por Vladímir Lenin. Uno de los adelantos más prominentes era el plan GOELRO, que propugnaba una reestructuración profunda de la economía soviética basada en la electrificación total del país. El plan se inició en 1920, desarrollándose durante un período de 10 a 15 años. Incluyó la construcción de una red de 30 centrales eléctricas regionales, incluyendo diez grandes centrales hidroeléctricas, y la electrificación de numerosas empresas industriales. El Plan llegó a ser el prototipo para el subsiguiente Plan Quinquenal finalizándose prácticamente en 1931.

Stalin (1927-1953)


Desde el comienzo de la Unión Soviética su Gobierno estuvo basado en un unipartidismo administrado por el partido bolchevique. Después de la política económica del comunismo de guerra llevada a cabo durante la Guerra Civil, el Gobierno soviético permitió que algunas empresas privadas coexistieran con la industria nacionalizada durante los años 1920. Del mismo modo, la requisa total de los excedentes alimentarios en el campo fue reemplazado por impuestos sobre los alimentos.

Los líderes soviéticos sostuvieron que un Gobierno de un único partido era necesario para asegurar que la «explotación capitalista» no regresaría a la Unión Soviética y que los principios del centralismo democrático representarían la voluntad del pueblo. El debate sobre el futuro de la economía constituyó el telón de fondo en la lucha por el poder que se desencadenó entre los líderes soviéticos tras la muerte de Lenin en 1924. En un principio, Lenin iba a ser reemplazado por un liderazgo colectivo compuesto por Grigori Zinóviev de Ucrania, Lev Kámenev de Moscú, y Iósif Stalin de Georgia.

El 3 de abril de 1922, Stalin fue nombrado Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética y Lenin lo había nombrado como jefe de Inspección de los Trabajadores y Campesinos, cargo que le dio considerable poder a Stalin. Al consolidar gradualmente su influencia y aislar o limitar a sus rivales dentro del partido, Stalin se convirtió en el líder indiscutido de la Unión Soviética y, a finales de la década de 1920, había establecido un Gobierno totalitario. En octubre de 1927, Grigori Zinóviev y León Trotsky fueron expulsados del Comité Central y obligados a exiliarse.

En 1928, Stalin introdujo el Primer Plan quinquenal destinado a construir una economía socialista. Esto, a diferencia del internacionalismo expresado por Lenin y Trotski a través del curso de la Revolución, apuntó al socialismo en un solo país. En la industria, el Estado asumió el control de todas las empresas existentes y emprendió un programa intensivo de industrialización y en la agricultura fueron establecidas las granjas colectivas por todas partes en el país.

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Se produjeron hambrunas, causando millones de muertes y los kulaks sobrevivientes fueron perseguidos y muchos enviados a los Gulags a realizar trabajos forzados. Los trastornos sociales continuaron a mediados de la década de 1930. La Gran Purga de Stalin resultó en la ejecución de muchos «Viejos bolcheviques», que habían participado en la Revolución de Octubre con Lenin. La cifra de muertos es incierta, con una amplia gama de estimaciones. Según los archivos soviéticos desclasificados, entre 1937 y 1938 la NKVD arrestó a más de un millón y medio de personas, de las cuales fueron fusiladas 681.692 – un promedio de 1.000 ejecuciones por día. El exceso de muertes durante la década de 1930 en su conjunto estaban en el rango de 10 a 11 millones de personas. Pero a pesar de la confusión de mediados a finales de los años 1930, la Unión Soviética desarrolló una poderosa economía industrial en los años precedentes a la Segunda Guerra Mundial.


Los años treinta vieron la cooperación más cercana entre los países occidentales y la Unión Soviética, en 1933 se establecieron relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y la URSS. Cuatro años más tarde, la URSS apoyó a la República Española en la Guerra civil española contra el golpe de Estado de los sublevados, apoyados por la Italia fascista y la Alemania Nazi. No obstante, después de que Gran Bretaña y Francia concluyesen los Acuerdos de Múnich con la Alemania Nazi, la URSS realizó tratos con este último también, económicamente y militarmente, concluyendo el Pacto Ribbentrop-Mólotov (pacto de no agresión nazi-soviético), que permitió la ocupación de Lituania, Letonia, Estonia y la Invasión de Polonia en 1939. A finales de noviembre en 1939, al verse incapaz de forzar a la República de Finlandia a mover su frontera 25 kilómetros de Leningrado por medios diplomáticos, Stalin ordenó la invasión del país.

En el este, el ejército soviético ganó varias batallas decisivas durante los enfrentamientos fronterizos con el Imperio del Japón en 1938 y 1939. Sin embargo, en abril de 1941, la URSS firmó el Pacto de Neutralidad con el Imperio del Japón, reconociendo la integridad territorial de Manchukuo, un Estado títere japonés.

Participación en la Segunda Guerra Mundial


Aunque se ha discutido si la Unión Soviética tenía intención alguna de invadir Alemania, la propia Alemania una vez que fue lo suficientemente fuerte, rompió el pacto de no agresión e invadió la Unión Soviética el 22 de junio de 1941, iniciando lo que se conocía en la URSS como la «Gran Guerra Patriótica». El Ejército Rojo detuvo al aparentemente invencible ejército alemán en la Batalla de Moscú, con la ayuda de un invierno inusualmente severo. La Batalla de Stalingrado, que duró desde finales de 1942 hasta principios de 1943, asestó un duro golpe a los alemanes del cual nunca se recuperaron completamente y los convirtió en un punto de inflexión de la guerra. Después de Stalingrado, las fuerzas soviéticas avanzaron a través de Europa del Este hasta Berlín forzando la rendición de Alemania en mayo de 1945. El ejército alemán sufrió el 80% de sus bajas militares en el Frente Oriental.

Ese mismo año, la URSS, en el cumplimiento de su acuerdo con los aliados en la Conferencia de Yalta, denunció el Pacto de Neutralidad soviético-japonés en abril de 1945 e invadió Manchukuo y otros territorios controlados por Japón el 9 de agosto de 1945. Este conflicto terminó con una decisiva victoria soviética, que contribuyó a la rendición incondicional de Japón y al fin de la Segunda Guerra Mundial.
La Unión Soviética sufrió enormemente durante la guerra, perdiendo aproximadamente 27 millones de personas. A pesar de ello, surgió del conflicto como una superpotencia militar. Una vez que negó el reconocimiento diplomático del mundo occidental, la Unión Soviética tuvo relaciones oficiales con prácticamente todas las naciones en la década de 1940. Como miembro de las Naciones Unidas durante su fundación en 1945, se convirtió en uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de seguridad de la ONU, que le dio el derecho de veto a cualquiera de sus resoluciones (véase Unión Soviética y las Naciones Unidas).

La Unión Soviética mantuvo su estatus como una de las dos superpotencias del mundo durante cuatro décadas a través de su hegemonía en Europa oriental derivada de su fuerza militar, su fuerza económica, su ayuda a países en vías de desarrollo y de sus investigaciones científicas, especialmente en tecnología espacial y armamento.

Inicio de la Guerra Fría


Durante la posguerra inmediata, la Unión Soviética reedificó y expandió su economía, al mantener su control estrictamente centralizado. La Unión Soviética ayudó la reedificación de los países de Europa del Este en la posguerra, mientras los convertía en Estados satélite y los unía en una alianza militar, al fundar el Pacto de Varsovia en 1955 y el Consejo de Ayuda Mutua Económica o COMECON de 1949 a 1991, este último fue un equivalente a la Comunidad Económica Europea. Más tarde, el COMECON suministró ayuda a la eventual victoria del Partido Comunista de China y vio crecer su influencia en otras partes del mundo. Ante el temor de sus ambiciones, los aliados durante la Segunda Guerra de la Unión Soviética, el Reino Unido y los Estados Unidos, se convirtieron en sus enemigos y en la subsiguiente Guerra Fría, los dos bloques se enfrentaron indirectamente utilizando la mayor parte de sus fuerzas.

Jrushchov (1953-1964)


Iósif Stalin murió el 5 de marzo de 1953. En ausencia de un sucesor mutuamente aceptable, los funcionarios más altos de Partido Comunista optaron por gobernar la Unión Soviética en comité. Nikita Jrushchov, que se había impuesto en esa lucha por el poder a principios de la década de los años 1950, denunció en 1956 los excesos de Stalin. Además de esa denuncia, procedió a relajar los controles de tipo represivo que hasta entonces se ejercían sobre el Partido y la sociedad. Todo esto se conoce como el proceso de desestalinización.

Moscú consideró a Europa oriental como una zona tapón para la defensa preventiva de sus fronteras occidentales y aseguró su control de la región transformando los países de Europa del este en Estados satélites. Al mismo tiempo, la fuerza militar soviética fue utilizada para reprimir sublevaciones anticomunistas en Hungría y Polonia en 1956.

A finales de 1950, una confrontación con China relacionada al acercamiento de la URSS con Occidente y por lo que Mao Zedong percibió como revisionismo de Jrushchov condujo a la ruptura Chino-Soviética. Esto dio lugar a una ruptura en todo el movimiento comunista mundial, haciendo que los Gobiernos comunistas en Albania, Camboya y Somalia prefirieran aliarse con China en lugar de la URSS.

Durante este período, la Unión Soviética continuó avanzando científica y tecnológicamente, lo que le permitió lanzar el primer satélite artificial Sputnik 1 y conseguir la hazaña de llevar por primera vez un ser vivo al espacio exterior: la perra Laika. El 12 de abril de 1961 Yuri Gagarin se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio exterior a bordo de la nave Vostok 1. Valentina Tereshkova fue la primera mujer en ir al espacio a bordo del Vostok 6 el 16 de junio de 1963, Alexei Leonov se convirtió en la primera persona en caminar en el espacio el 18 de marzo de 1965, y los primeros vehículos exploradores lunares, Lunokhod 1 y Lunokhod 2.

Jrushchov inició «el deshielo» mejor conocido como el Deshielo de Jrushchov, un complejo cambio en la vida política, cultural y económica de la Unión Soviética. Que incluía la apertura y el contacto con otras naciones y nuevas políticas sociales y económicas con mayor énfasis en los productos básicos, permitiendo que los niveles de vida aumentaran de una manera espectacular y manteniendo los altos niveles de crecimiento económico. La censura también fue suavizada.

Las reformas de Jrushchov en la agricultura y la administración, sin embargo, fueron generalmente improductivas. En 1962, desencadenó una crisis con los Estados Unidos durante el despliegue soviético de misiles nucleares en Cuba. La Unión Soviética retrocedió después que los Estados Unidos inició un bloqueo naval, que le provocó mucha vergüenza y pérdida de prestigio a Jrushchov y como consecuencia fue forzado a dimitir en 1964.

Brézhnev (1964-1982)

Tras la salida de Jrushchov, se produjo otro período de liderazgo colectivo, conformado por Leonid Brézhnev como Secretario General, Alekséi Kosygin como Presidente del Consejo de Ministros y Nikolái Podgorni como Presidente del Presidium, que duró hasta la década de 1970 donde Brézhnev se estableció como el más importante líder soviético. En 1968 la Unión Soviética y sus aliados del Pacto de Varsovia invadieron Checoslovaquia para detener las reformas de la Primavera de Praga.

Brézhnev presidió durante un período de Détente o distensión con Occidente  sin dejar al mismo tiempo de incrementar la fuerza militar soviética; la concentración armamentística contribuyó a la desaparición de la Détente a finales de los años 1970. Otro factor que contribuyó al fin de la distensión fue la Guerra de Afganistán en diciembre de 1979, con el objeto de apoyar a un gobierno comunista local que se hallaba en graves dificultades.

En octubre de 1977, fue aprobada por unanimidad la tercera Constitución soviética, pero el estado de ánimo predominante en el liderazgo soviético durante el momento de la muerte de Brézhnev en 1982, era la aversión al cambio. El largo período de gobierno a cargo de Brézhnev había comenzado a ser denominado como uno de inmovilismo (застой), con un envejecido y estancado liderazgo político.

En el ámbito deportivo, la Unión Soviética organizó los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, con sede en Moscú. Hubo un intento de boicot del evento por parte de Estados Unidos: en el marco de la Guerra Fría y en protesta por la presencia soviética en Afganistán, los estadounidenses decidieron no asistir a los Juegos Olímpicos, tratando al mismo tiempo de persuadir a sus aliados para que tampoco asistieran. En total, 65 países se abstuvieron de participar, principalmente debido a la iniciativa estadounidense.

Las reformas de Gorbachov y la disolución de la Unión Soviética

Dos fenómenos caracterizaron la siguiente década: el desmoronamiento cada vez más evidente de las estructuras económicas y políticas de la Unión Soviética, y un conjunto poco coherente de reformas enfocadas a revertir ese proceso. Kenneth S. Deffeyes argumentó en Beyond Oil que la administración Reagan había alentado a Arabia Saudita a bajar el precio del petróleo hasta el punto en que los soviéticos no lograran obtener beneficios vendiendo su petróleo, por lo que se agotaron las reservas de divisas de la URSS.

Los próximos dos sucesores de Brézhnev, serían figuras de transición con profundas raíces en la tradición brezhnevita, que no duraron mucho. Cuando asumieron el poder, Yuri Andrópov tenía 68 años y Konstantín Chernenko 72; ambos murieron en menos de dos años. En un intento de evitar un tercer líder efímero, en 1985 los soviéticos se volcaron a la próxima generación y seleccionan a Mijaíl Gorbachov. Gorbachov comenzó a aplicar cambios significativos en la economía y en el liderazgo del partido con la perestroika. Su política glasnost permitió el acceso público a la información después de décadas de fuerte censura por parte del gobierno.

Gorbachov también se movió para ponerle fin a la Guerra Fría. En 1988, la Unión Soviética abandonó sus nueve años de guerra en Afganistán y comenzó a retirar sus tropas. En la década de 1980, le negó apoyo militar a los antiguos Estados satélites de la Unión Soviética, lo que resultó en la caída de varios gobiernos comunistas. Con el derribo del Muro de Berlín y con Alemania Oriental y Occidental persiguiendo la unificación, la cortina de hierro se vino abajo.

A finales de los años 1980, las repúblicas que componían la Unión Soviética incorporaron legalmente movimientos hacia la declaración de soberanía sobre sus territorios, citando el Artículo 72 de la Constitución de la URSS, que indicaba que cualquier república integrante de la Unión Soviética era libre de separarse. El 7 de abril de 1990 fue aprobada una ley en virtud de la cual una república podía salirse de la unión si más de dos terceras partes de los residentes de la misma votaban a favor de ello en un referéndum. Muchas repúblicas celebraron sus primeras elecciones libres en la era soviética a fin de crear sus propias legislaturas nacionales hacia 1990. Muchas de estas legislaturas procedieron a elaborar una legislación que contradecía las leyes de la Unión en lo que se conoció como la «La Guerra de Leyes».


En 1989, la RSFS de Rusia, que era entonces la república más grande (con cerca de la mitad de la población) convocó unas nuevas elecciones para elegir un Congreso de Diputados del Pueblo. Borís Yeltsin fue elegido presidente del Congreso. El 11 de marzo de 1990 Lituania proclama la restitución de la independencia y el fin de ocupación por parte de la URSS. El 12 de junio de 1990, el Congreso de Diputados del Pueblo declaró la soberanía de Rusia sobre su territorio y tomó la delantera en la elaboración de leyes que trataban de reemplazar algunas de las leyes de la URSS. El período de incertidumbre legal continuó a lo largo de 1991 así como las repúblicas constituyentes fueron lentamente independizándose de facto.

El 17 de marzo de 1991 se celebró un referéndum que buscaba preservar la Unión Soviética, en el que la mayoría de la población votó por su conservación en nueve de las quince repúblicas soviéticas. Este referéndum dio a Gorbachov un respiro y en el verano de 1991 se diseñó un Nuevo Tratado de la Unión, en un intento de llegar a acuerdos que convirtieran a la Unión Soviética en una federación mucho más laxa y de disminuir el centralismo político.

En el Nuevo Tratado de la Unión ya no se hacía mención de la URSS y no se utilizaba más la palabra socialista. Este Nuevo Tratado fue realizado en secreto y cuando el Primer Ministro Pávlov encontró un borrador de este, los líderes conservadores del partido lo interpretaron como la base de la disolución de la Unión Soviética y por esa razón optaron por filtrarlo a la prensa. Según el contenido de dicho tratado, la URSS estaba a punto de dividirse en 170 o 180 Estados autónomos. Por ello decidieron enfrentarse a Gorbachov y reafirmar el control central del Gobierno sobre las repúblicas de la URSS.


El tratado se firmaría el 20 de agosto, pero la firma fue interrumpida por el golpe de Estado de agosto de 1991 contra Gorbachov, por parte de los conservadores en un intento de preservar el sistema soviético. Los conservadores habían creado un Comité de Estado de Emergencia, movilizando tropas soviéticas para proteger las instituciones del Estado, pero desistieron cuando se produjo la muerte accidental de tres jóvenes que cayeron bajo los tanques.
Tras el fracaso del intento de golpe de Estado, Yeltsin, luego de permanecer oculto en su residencia, apareció en el público y desacreditó al Comité de Estado de Emergencia presidido por Yanáyev declarándolo inconstitucional, mientras tanto el poder de Gorbachov disminuyó vertiginosamente, hecho que Yeltsin aprovechó para consolidar su poder y deslegitimar de una vez por todas el control del Partido Comunista sobre el Gobierno. El equilibrio político se inclinó apreciablemente hacia las repúblicas secesionistas. De hecho, inmediatamente y todavía en agosto de 1991, Letonia y Estonia declararon la restauración de la independencia plena (siguiendo el ejemplo que había dado Lituania en 1990), mientras que las otras 12 repúblicas soviéticas continuaban discutiendo posibles modelos para una Unión cada vez más débil.

El 8 de diciembre de 1991, los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia firmaron el Tratado de Belovesh que declaró oficialmente la disolución de la Unión Soviética y el establecimiento de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), en su lugar. Como quedaban dudas sobre la autoridad del Tratado de Belovesh para disolver la Unión, el 21 de diciembre de 1991, los representantes de todas las repúblicas soviéticas excepto Georgia, inclusive las 3 repúblicas que habían firmado el Tratado de Belovesh, firmaron el Protocolo de Alma-Ata, que confirmó el desmantelamiento consecuente de la URSS y volvió a plantear el establecimiento de la CEI. La cumbre de Alma-Ata convino también en varias otras medidas prácticas como consecuencia de la extinción de la Unión Soviética. El 25 de diciembre de 1991, Gorbachov presentó su dimisión como Presidente de la URSS declarando el cargo como extinto y transfirió los poderes que habían sido creados en la presidencia a Borís Yeltsin, el Presidente de Rusia.

Al día siguiente, el Sóviet Supremo de la Unión Soviética, el cuerpo gubernamental más alto de la Unión Soviética, se disolvió a sí mismo. Este hecho es reconocido generalmente como la disolución final de la Unión Soviética como Estado. Muchas organizaciones como el Ejército Rojo y las fuerzas policiales continuaron ocupando sus respectivos puestos hasta principios del año 1992, pero fueron retirados progresivamente y absorbidos por los nuevos Estados constituidos.

Tras la disolución de la Unión Soviética el 26 de diciembre de 1991, Rusia fue reconocida internacionalmente como su sucesor legal en la escena internacional. Para ello, Rusia aceptó voluntariamente todas las deudas externas soviéticas y reclamó las propiedades soviéticas en ultramar como propias. Desde entonces, la Federación de Rusia ha asumido los derechos y obligaciones de la Unión Soviética.

Gobierno y política

La Unión Soviética se creó en 1922. Al principio se crearon algunos organismos; sin embargo, el nuevo Estado no se institucionalizó hasta la aprobación en 1924 de una nueva constitución. La Constitución de 1924 establecía unas bases fundamentales del Estado. El órgano legislativo superior era el Sóviet Supremo, elegido mediante sufragio universal y formado por dos cámaras: el Sóviet de la Unión y el Sóviet de las Nacionalidades. La primera de las cámaras ejercía las tareas propias de un parlamento. El Sóviet de las Nacionalidades estaba formado por representantes de las diversas repúblicas federadas y autónomas, en un número determinado por la ley. Otra fuente de poder parlamentario era el Congreso de los Sóviets, que se reunía anualmente y estaba formado por representantes de diversos soviets de la Unión Soviética. 

La Jefatura de Estado estaba encarnada en un órgano colectivo: el Comité Ejecutivo Central de toda la Unión. El Gobierno lo ejercía un Consejo de Comisarios del Pueblo. Ambos órganos eran elegidos por el Sóviet Supremo. Hasta su muerte en 1924, el Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo fue Lenin. En la Constitución de la Unión Soviética de 1924 se incluyó por primera vez la estructura federal de la Unión Soviética y el derecho de las repúblicas federadas a separarse de la URSS y establecerse como Estados independientes. No se daba al partido una función relevante en el Estado, como si se haría más tarde en las demás constituciones.

La Unión Soviética fue una república federal basada en quince repúblicas unidas. A su vez, una serie de unidades territoriales formaban las repúblicas. Las repúblicas tuvieron también jurisdicción pensada para proteger los intereses de minorías nacionales. Las repúblicas tenían sus propias constituciones, que, junto con la Constitución de la Unión, proporcionaban la división teórica del poder en la Unión Soviética. Todas las repúblicas menos la RSFS de Rusia tuvieron sus propios partidos comunistas. En 1989, sin embargo, el PCUS y el gobierno central se apropiaron toda autoridad significativa, estableciendo las políticas que debían ejecutar los gobiernos de las repúblicas, provincias, oblasts, y distritos.

El Partido Comunista


En lo alto del Partido Comunista estaba el Comité Central, elegido en los congresos y conferencias del Partido. El Comité Central, por su lado, escogía al Politburó (llamado Presidium entre 1952 y 1966), al Secretariado y al Secretario General (denominado Primer Secretario entre 1953 y 1966), que era literalmente el cargo máximo de la Unión Soviética. Según el grado de consolidación del poder, podían ser tanto el Politburó como cuerpo colectivo o el Secretario General, que siempre estaba ocupado por uno de los miembros del Politburó, quienes dirigían al país y al partido (excepto por el período de Stalin, marcado por un autoritarismo altamente personalizado, ejercido directamente a través de su posición en el Consejo de Ministros, en lugar del Politburó a partir de 1941). No estaban sometidos al control de todos los miembros del Partido, ya que el principio fundamental del la organización del Partido era el centralismo democrático, exigiendo una estricta subordinación a los órganos superiores, además las elecciones eran sin oposicón, puesto que los candidatos eran propuestos por los niveles superiores. 

El Partido Comunista mantuvo su dominio sobre el Estado principalmente por su control en el sistema de nombramientos. Todos los altos funcionarios del gobierno y la mayoría de los diputados del Sóviet Supremo eran miembros del PCUS. De los jefes del Partido, Stalin entre 1941 y 1953 y Jrushchov entre 1958 y 1964, fueron presidentes del Consejo de Ministros. Tras el retiro forzoso de Jrushchov el líder del partido prohibió este tipo de doble pertenencia, pero los últimos Secretarios Generales, al menos durante una parte de su mandato, también ocuparon la posición de Presidente del Presidium del Sóviet Supremo, nominalmente el jefe del Estado. Las instituciones en los niveles inferiores fueron supervisadas y en ocasiones sustituidas por las organizaciones primarias del Partido.

En la práctica, el grado de control del Partido podía extenderse por toda la burocracia estatal, particularmente después de la muerte de Stalin, estaba lejos de ser total, con la burocracia persiguiendo intereses distintos que en ocasiones provocaban conflictos con el Partido. Sin embargo, el Partido, tampoco era monolítico de arriba abajo, aunque las facciones fueron ocasionalmente prohibidas.

Gobierno de la Unión Soviética


El Sóviet Supremo (sucesor del Congreso de los Sóviets y del Comité Ejecutivo Central), fue nominalmente el máximo órgano de Estado durante la mayor parte de la historia soviética, mientras que en un inicio simplemente actuaba como una institución para sellar, aprobar e implementar todas las decisiones tomadas por el Partido, sin embargo, las facultades y funciones del Sóviet Supremo se ampliaron en la década de 1950, 1960 y 1970, incluyendo la creación de comisiones y comités estatales nuevos. También adquirió poderes adicionales tras la aprobación de los Planes Quinquenales y por el presupuesto estatal soviético.

El Sóviet Supremo elegía un Presidium para ejercer su poder entre las sesiones plenarias, celebradas ordinariamente en dos ocasiones al año, y nombraba al Tribunal Supremo, al Procurador General y al Consejo de Ministros (conocido antes de 1946 como Consejo de Comisarios del Pueblo), presidido por el Presidente (Primer Ministro) y dirigía a la enorme burocracia responsable por la administración de la economía y la sociedad. Las estructuras del Estado y del Partido de las repúblicas constituyentes emulaban enormemente la estructura de las instituciones centrales, si bien la RSFS de Rusia, a diferencia del resto de repúblicas, no tuvo una rama republicana del PCUS durante la mayor parte de su historia, siendo gobernada directamente por el Partido de toda la unión hasta 1990. Las autoridades locales se organizaban mediante los comités del partido locales, los sóviets locales y los comités ejecutivos. Mientras que el sistema estatal era nominalmente federal, el PCUS era unitario.

La policía de seguridad del Estado, (la KGB y las agencias predecesoras) jugaron un papel muy importante en la política soviética. Fueron instrumentales en el terror estalinista. pero después de la muerte de Stalin, la policía de seguridad del Estado quedó sometida a un estricto control por parte del Partido. Bajo Yuri Andrópov, presidente de la KGB entre 1967 y 1982 y Secretario General del Partido entre 1982 y 1983, la KGB, además de dedicarse a la supresión de la disidencia política y al mantenimiento de una extensa red de informantes, se reafirmó a sí misma como un actor político, siendo hasta cierto punto independiente dentro de la estructura del partido, que culminó en la campaña de anticorrupción enfocada a oficiales de alto rango del Partido que se llevó a cabo a finales de la década de 1970 e inicios de los 80.

Gobernantes de la Unión Soviética


De hecho, era común que el Secretario General del Partido fuera Presidente del Presidium, Jefe de Estado o Presidente del Consejo de Ministros (Jefe de Gobierno). Hasta Nikita Jrushchov fue costumbre que el líder del partido estuviera directamente a cargo del poder ejecutivo, pero a partir su sucesor Leonid Brézhnev ocuparon la jefatura de Estado. La prensa occidental por lo general hacía caso omiso de estas distinciones y llamaba al líder político Presidente de la Unión Soviética o Primer Ministro de la Unión Soviética, aunque estos cargos no existieron oficialmente hasta los últimos meses del gobierno de Mijaíl Gorbachov.

El cargo de Secretario General del Partido no fue creado hasta el mes de abril de 1922 y se convirtió en el máximo puesto tras la muerte de Lenin, ideólogo de la Revolución de Octubre y principal dirigente bolchevique. Entre marzo de 1953 y el 8 de abril de 1966 el cargo se llamó Primer Secretario. A partir de esa fecha y hasta el 14 de marzo de 1990 el cargo volvió a denominarse Secretario General del PCUS.

Separación del poder y reforma

Las Constituciones soviéticas, que se promulgaron en 1918, 1924, 1936 y 1977, no limitaron el poder del Estado. No existía una separación formal de los poderes entre el partido, el Soviet Supremo y el Consejo de Ministros que representaran a los poderes ejecutivo y legislativo del Gobierno. El sistema fue gobernado más por convenios informales que por el estatuto, y no existió ningún mecanismo asentado para la sucesión del liderazgo. Hubo amargas y a veces mortales luchas de poder en el Politburó después de la muerte de Lenin y Iósif Stalin, así como después de la destitución de Jrushchov, debido a un golpe de Estado en el Politburó y en el Comité Central. Todos los líderes soviéticos del partido antes de Gorbachov murieron en ejercicio, excepto Georgi Malenkov y Jrushchov, ambos despedidos de la dirección del partido en medio de una lucha interna dentro del mismo.


En el período de 1988 a 1990, frente a una considerable oposición, Mijaíl Gorbachov promulgó las reformas que cambiaron el poder de los órganos superiores del partido y que hicieron al Soviet Supremo menos dependiente en ellos. Se estableció el Congreso de los Diputados del Pueblo, del cual la mayoría de los miembros fueron elegidos en elecciones competitivas celebradas en marzo de 1989. El Congreso ahora elegía al Soviet Supremo, que se había convertido en un Parlamento a tiempo completo, mucho más fuerte que antes. Por primera vez desde la década de 1920, se negó a autorizar las propuestas del partido y del Consejo de Ministros. En 1990, Gorbachov introdujo y asumió el cargo de Presidente de la Unión Soviética, concentró el poder en su oficina ejecutiva, independiente del partido y subordinado al Gobierno,ahora renombrado a sí mismo como el Gabinete de Ministros de la URSS.

Las tensiones crecieron entre las autoridades de toda la unión en virtud de Gorbachov, los reformistas en Rusia dirigidos por Borís Yeltsin, controlaban al recién elegido Sóviet Supremo de la RSFS de Rusia y a los de línea dura del Partido Comunista. Del 19 al 21 de agosto de 1991, un grupo de línea dura efectuó un golpe de Estado fallido. Tras el fallido golpe, el Consejo de Estado de la Unión Soviética se convirtió en el máximo órgano de poder del Estado «en el período de transición». Gorbachov renunció como Secretario General, permaneciendo sólo como Presidente durante los últimos meses de existencia de la URSS.

Sistema judicial

El poder judicial soviético no era independiente de las otras ramas del Gobierno. La Corte Suprema supervisaba a los tribunales inferiores (Tribunales del Pueblo) y aplicaba la ley según lo establecido por la Constitución o según lo que interpretase el Sóviet Supremo. El Comité de Supervisión Constitucional revisaba la constitucionalidad de las leyes y decretos. La Unión Soviética utilizó el principio inquisitivo del Derecho romano, donde el juez, el procurador y el abogado defensor colaboraban para establecer la verdad.

Relaciones internacionales


La Unión Soviética emergió de la Segunda Guerra Mundial como una de las dos potencias principales del mundo, una posición mantenida durante cuatro décadas a través de su hegemonía en Europa Oriental , fuerza militar, ayuda a los países en vías de desarrollo, e investigación científica, especialmente en tecnología espacial y armamentística. Su influencia cada vez mayor en el exterior en los años de la posguerra ayudó a conducir a un sistema comunista a los Estados de Europa Oriental, unidos por acuerdos militares y económicos. Alcanzó al Imperio Británico como superpotencia global, tanto en su sentido militar como en su capacidad de expandir su influencia más allá de sus fronteras. En 1949 nueve países de Europa Oriental fundaron el Consejo de Ayuda Mutua Económica (COMECON), como réplica al Plan Marshall y a la OECE. El objetivo del órgano era integrar la economía de estos países en la de la URSS, por medio de una rigurosa planificación, que los países miembros debían seguir obligatoriamente, y una estrecha coordinación. La contraparte militar al COMECON era el Pacto de Varsovia. La economía soviética era también de gran importancia para la Europa Oriental debido a las importaciones de recursos naturales vitales de la URSS, como el gas natural.


Moscú consideraba a Europa Oriental una zona excelente para defender sus fronteras occidentales y aseguró su control en la región transformando los países de Europa del Este en Estados satélites, algo así como los EE UU con la Europa occidental. Las tropas soviéticas intervinieron en la Revolución Húngara de 1956 y junto con el Pacto de Varsovia expulsaron a los dirigentes checoslovacos en 1968, ya que el Gobierno de ese país había dictado medidas económicas que se hallaban fuera del marco de planificación, así como otras medidas políticas. Este suceso se conoce como la «Primavera de Praga».


A finales de los años 1950, una confrontación con China derivada del acercamiento de la Unión Soviética con Occidente que Mao rechazó, sumada a una serie de reformas implementadas por Jrushchov, condujo a la ruptura sino-soviética. Esto dio lugar a una rotura a través del movimiento comunista global y de Gobiernos comunistas en Albania y Camboya que eligieron aliarse con China en lugar de la Unión Soviética. Por una época, la guerra entre los aliados anteriores parecía ser una posibilidad; mientras que las relaciones se refrescarían durante los años 1970, no volverían a la normalidad hasta la era de Mijaíl Gorbachov. Durante el mismo período, hubo una confrontación tensa entre la Unión Soviética y los Estados Unidos sobre el despliegue soviético de misiles nucleares en Cuba durante la Crisis de los misiles de Cuba.

El KGB (Comité para la Seguridad del Estado) sirvió en cierto modo como la contraparte soviética a la Oficina Federal de Investigación (FBI) y a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos, funcionando con una red masiva de informantes a través de la Unión Soviética y siendo utilizada para supervisar las violaciones de la ley. La rama exterior del KGB fue utilizada para recoger información en países alrededor del globo. Después de la disolución de la Unión Soviética fue sustituido en Rusia por el SVR (Servicio de Inteligencia Extranjera) y el FSB (Servicio Federal de Seguridad).

El KGB no estaba sin control. El GRU (Directorio Principal de Inteligencia), que no fue hecho público por la Unión Soviética hasta el final de la era soviética durante la perestroika, fue creado por Lenin en 1918 y sirvió como órgano centralizado de la inteligencia militar y como controlador institucional para la energía con relativamente menos restricción que el KGB. Con eficacia, sirvió para espiar a los espías, y, curiosamente, el KGB sirvió una función similar con el GRU. Como el KGB, el GRU funcionó en otras naciones alrededor del mundo, particularmente en los Estados del bloque soviético y países satélites. El GRU continúa funcionando aún en Rusia, con unos recursos que exceden los del SVR según algunas estimaciones.


En los años 1970, la Unión Soviética alcanzó una paridad nuclear aproximada con los Estados Unidos. Percibió su propia implicación como esencial para la solución de cualquier problema internacional importante. Mientras tanto, la Guerra Fría dejó paso a la distensión y a un patrón más complicado de las relaciones internacionales en las cuales el mundo no estuvo claramente dividido en dos bloques opuestos. Los países menores tenían más capacidad de afirmar su independencia, y las dos superpotencias reconocieron su interés común en intentar controlar la extensión y la proliferación de armas nucleares.

En el año 1972 los Estados Unidos y la Unión Soviética sorprendieron al mundo, cuando anunciaron que estaban trabajando en la creación de una estación espacial única. Las delegaciones de ambas superpotencias firmaron ese mismo año un tratado en Moscú, sobre este innovador proyecto. El Proyecto Apollo-Soyuz que entonces parecía anunciar el fin de la Guerra Fría, se convirtió en un símbolo de paz y buena voluntad que acabaría con las tensiones causadas por la carrera espacial y permitiría que cada parte conociera mejor el programa espacial del otro. 

El día 17 de julio de 1975, los objetivos del convenio se hicieron realidad cuando el astronauta estadounidense Thomas Stafford, comandante de la tripulación de la nave Apollo y el cosmonauta soviético Alexei Leonov, comandante de la tripulación de nave Soyuz, estrecharon sus manos en el primer saludo espacial internacional de la historia. El extraordinario trabajo conjunto y la convivencia de esta primera tripulación espacial internacional conmovió al mundo; al demostrar que ambas superpotencias podían hacer a un lado sus diferencias y unir sus esfuerzos y recursos para lograr algo semejante. El resultado de la misión conjunta fue un éxito rotundo y un logro inimaginable tanto desde el punto de vista tecnológico; cómo desde el punto de vista de las relaciones internacionales entre ambos.En 1977, poco antes de las conversaciones en Ginnebra sobre los acuerdos SALT II, las delegaciones estadounidense y soviética, firmaron un nuevo convenio espacial que prorrogaba el trabajo conjunto que hizo posible la misión Apollo-Soyuz en 1975.


Durante este tiempo, la Unión Soviética había concluido tratados de amistad y de cooperación con un buen número de Estados no comunistas en el mundo, especialmente en el tercer mundo y en Estados del movimiento de los no aliados como la India y Egipto. A pesar de algunos obstáculos ideológicos, Moscú aumentó su interés por ganar posiciones estratégicas importantes a través del tercer mundo. Además, la Unión Soviética continuó proporcionando ayuda militar para los movimientos revolucionarios en el tercer mundo. Por todas estas razones, la política exterior soviética era de gran importancia para el mundo no comunista y ayudaba a determinar el tenor de relaciones internacionales.

Aunque innumerables burocracias estuvieron implicadas en la formación y la ejecución de la política exterior soviética, las pautas principales de la política fueron determinadas por el Politburó del partido comunista. Los primeros objetivos de la política exterior soviética habían sido el mantenimiento y el realce de la seguridad nacional y el mantenimiento de la hegemonía en Europa Oriental. Las relaciones con los Estados Unidos y la Europa occidental eran también una preocupación importante para los gobernantes soviéticos, y las relaciones con los Estados del tercer mundo fueron por lo menos parcialmente determinadas por la proximidad de cada Estado a la frontera soviética y a las estimaciones soviéticas de su significación estratégica.

Después de que Mijaíl Gorbachov sucediera a Konstantín Chernenko como Secretario General del PCUS en 1985 introdujo muchos cambios en la política exterior soviética y en la economía de la Unión Soviética. Gorbachov persiguió políticas conciliatorias hacia el oeste en vez de mantener el statu quo de la Guerra Fría. La Unión Soviética terminó su intervención en Afganistán, firmó tratados estratégicos de reducción de armas con los Estados Unidos, y permitió que sus aliados en Europa Oriental determinaran sus propios asuntos. La caída del muro de Berlín, que comenzó en noviembre de 1989, señaló dramáticamente el fin de la influencia externa de la Unión Soviética en la Europa central y oriental, culminando dos años más tarde con el desmantelamiento del sistema sovético.

República.

 El Tratado de Ceación de la URSS fue firmado en diciembre de 1922 por cuatro repúblicas fundadoras, la RSFSR, RFSS de Transcaucasia, RSS de Ucrania y la RSS de Bielorrusia. En 1924, durante la delimitación nacional en Asia Central, las RSS de Uzbekistán y de Turkmenistán fueron constituidas de partes de la RSFSR, que eran la RSSA de Turkestán y dos dependencias soviéticas, la RSS de Corasmia y la RPS de Bujará. En 1929, la RSS de Tayikistán se separó de la RSS de Uzbekistán. Con la Constitución de 1936, los constituyentes de la RFSS de Transcaucasia, concretamente las RSS de Georgia, Armenia y Azerbaiyán, fueron elevados a repúblicas de la unión, mientras que las RSS de Kazajistán y Kirguistán fueron separadas de la RSFSR. En agosto de 1940, la Unión Soviética formó la RSS de Moldavia de partes de la RSS de Ucrania y de la Besarabia anexionada desde Rumania. También anexó los Estados bálticos como las RSS de Estonia, Letonia y Lituania. La RSS Carelo-Finesa se separó de la RSFSR en marzo de 1940 y se fusionó en 1956. En octubre de 1944 la Unión Soviética se anexionó la República de Tannu Tuvá, estado independiente de Asia central, que pasó a constituirse como Oblast autónomo dentro de la RSFSR. Entre julio de 1956 y en septiembre de 1991, hubo 15 repúblicas de la unión (véase el mapa abajo).

El 16 de noviembre de 1988, el Soviet Supremo de la RSS de Estonia aprobó la declaración de soberanía Estonia que reafirmó la soberanía de Estonia y declaró la supremacía de las leyes de Estonia sobre las de la Unión Soviética. En marzo de 1990, el recién elegido Soviet Supremo de la RSS de Lituania declaró su independencia, que fue seguida por el Soviet Supremo de Georgia en abril de 1991. Aunque el derecho simbólico de las repúblicas de separarse fue nominalmente garantizado por la Constitución y el Tratado de la Unión, las autoridades soviéticas se negaron a reconocerlo en un principio. Después del intento de golpe de Estado de agosto, la mayoría de las otras repúblicas siguieron el ejemplo. Finalmente, la Unión Soviética reconoció la secesión de Estonia, Letonia y Lituania el 6 de septiembre de 1991. Las repúblicas restantes fueron reconocidas como independientes con la disolución final de la Unión Soviética en diciembre de 1991.





Economía



La Unión Soviética se convirtió en el primer país en adoptar una economía planificada, mediante la cual la producción y distribución de bienes fueron centralizados y dirigidos por el Gobierno. La primera experiencia bolchevique con una economía de comando fue con la política del comunismo de guerra, que implicó la nacionalización de la industria, la distribución centralizada de la producción, la requisición coercitiva de la producción agrícola e intentos de eliminar la circulación de dinero, así como las empresas privadas y el libre comercio. Como en 1921, esto había agravado un severo colapso económico causado por la guerra, Lenin reemplazó al comunismo de guerra por la Nueva Política Económica (NEP), legalizando el libre comercio y la propiedad privada de las empresas más pequeñas. Con esto la economía se recuperó rápidamente.

Tras un largo debate entre los miembros del Politburó en el transcurso del desarrollo económico, ya por 1928 y 1929, al ganar el control del país, Iósif Stalin abandonó la NEP e impulsó una planificación central completa, comenzando la colectivización forzada de la agricultura y promulgando una legislación laboral draconiana. Los recursos fueron movilizados para la industrialización rápida, que amplió enormemente la capacidad soviética en la industria pesada y en bienes de capital durante la década de 1930.  La preparación para la guerra fue una de las principales fuerzas impulsoras detrás de la industrialización, principalmente debido a la desconfianza en el mundo capitalista exterior. Como resultado, la URSS pasó de una economía mayoritariamente agraria a una gran potencia industrial, abriendo el camino para su surgimiento como una superpotencia después de la Segunda Guerra Mundial. Durante la guerra, la infraestructura y la economía soviética sufrieron una devastación masiva y requirieron una extensa reconstrucción.

A principios de los años 1940, la economía soviética había llegado a ser relativamente autosuficiente; la mayor parte del período hasta la creación del Comecon, sólo una proporción muy pequeña de productos nacionales fueron comercializados internacionalmente. Después de la creación del Bloque del Este, el comercio exterior aumentó rápidamente. La influencia de la economía mundial en la URSS seguía siendo limitada por los precios internos fijos y un monopolio estatal sobre el comercio exterior. El consumo de granos y manufacturas sofisticadas se convirtieron en los principales artículos de importación alrededor de la década de 1960. Durante la carrera armamentística de la Guerra Fría, la economía soviética fue agobiada por los gastos militares y presionada fuertemente por una poderosa burocracia dependiente de la industria de armamentos. Al mismo tiempo, la Unión Soviética se convirtió en el mayor exportador de armas al tercer mundo. Importantes cantidades de recursos soviéticos durante la Guerra Fría fueron asignados para la ayuda de los demás Estados socialistas.

Desde la década de 1930 hasta su colpaso a finales de la década de 1980, la forma de funcionamiento de la economía soviética se mantuvo esencialmente sin cambios. La economía formalmente fue dirigida por la planificación central, llevada a cabo por el Gosplán y organizada en planes quinquenales. Sin embargo, en la práctica, los planes fueron altamente globales y provisionales, sujetos a intervenciones especiales por superiores. Todas las decisiones económicas claves fueron tomadas por los dirigentes políticos. La asignación de recursos y las metas de los planes fueron denominadas normalmente en rublos, en lugar de hacerlo en bienes físicos. El crédito estaba desalentado, pero de forma generalizada. La asignación final de la producción se logró mediante la contratación relativamente descentralizada, no planificada. Aunque en teoría los precios se establecieron legalmente desde arriba, en la práctica los precios reales a menudo se negociaron y los vínculos horizontales informales eran generalizados.
 
Una serie de servicios básicos fueron financiados por el Estado, tales como la educación y la salud. En el sector manufacturero, se le asignó una mayor prioridad a industria pesada y de defensa que a la producción de bienes de consumo. Los bienes de consumo, especialmente fuera de las grandes ciudades, a menudo eran escasos, de mala calidad y de elección limitada. Bajo la economía planificada, los consumidores no tenían casi ninguna influencia sobre la producción, por lo que las cambiantes demandas de una población con mayores ingresos no podían ser satisfechas con los suministros a precios rígidamente fijos. Una segunda gran economía no planificada creció junto a la planificada vigente a niveles bajos, proporcionando algunos de los bienes y servicios que los planificadores no podían ofrecer. Con la reforma de 1965, se intentó la legalización de algunos elementos de la economía descentralizada.

Aunque las estadísticas de la economía soviética son notoriamente poco confiables y su crecimiento económico difícil estimar precisamente, según la mayoría de las fuentes, la economía siguió creciendo hasta mediados de los 80. Durante la década de 1950 y 1960, la economía soviética experimentó un crecimiento relativamente alto y estaba alcanzando a Occidente. Sin embargo, después de 1970, el crecimiento, aunque aún suigió siendo positivo, declinó constantemente, mucho más rápido y consistentemente que en otros países, a pesar de un rápido aumento en el capital social (la tasa de aumento de capital sólo fue superada por Japón).

En general, entre 1960 y 1989, la tasa de crecimiento del ingreso per cápita en la Unión Soviética fue un poco superior al promedio mundial (basado en 102 países). Sin embargo, dado al muy alto nivel de inversión en capital físico, al alto porcentaje de personas con educación secundaria y al bajo crecimiento de la población, la economía debería haber crecido mucho más rápido. Según Stanley Fischer y William Easterly, el registro de crecimiento soviético estaba entre «los peores en el mundo». Según sus cálculos, el ingreso per cápita de la Unión Soviética en 1989 debería haber sido dos veces mayor de lo que lo era, si la inversión, la educación y la población hubieran tenido su típico efecto sobre el crecimiento. Los autores atribuyen este pobre desempeño a la baja productividad del capital en la Unión Soviética.

En 1987, Mijaíl Gorbachov trató de reformar y revitalizar la economía con su programa de la perestroika. Sus políticas relajaron el control del Estado sobre las empresas, pero aún no permitía su reemplazamiento por incentivos de mercado, resultando finalmente en una fuerte disminución de la producción. La economía, que ya sufría con los bajos ingresos por la exportación de petróleo, comenzó a derrumbarse. Los precios aún eran fijados, y gran parte de las propiedades todavía eran estatales hasta después de la disolución de la Unión Soviética. Durante la mayor parte del período después de la Segunda Guerra Mundial hasta su colapso, la economía soviética fue la segunda más grande del mundo por PIB (PPA), aunque en términos per cápita el PIB soviético estaba por detrás de los países del primer mundo.

Energía



La necesidad de combustible en la URSS disminuyó desde la década de 1970 hasta la de 1980, tanto en rublos por tonelada de productos sociales brutos como en rublos por productos industriales. Al principio, esta disminución aumentó muy rápidamente, pero fue desacelerándose gradualmente entre 1970 y 1975.

Desde 1975 y 1980, la URSS tuvo un crecimiento lento, sólo del 2,6 por ciento. El historiador David Wilson, creyó que la industria del gas representaba el 40 por ciento de la producción de combustible soviético a finales de siglo, pero su teoría no se concretó debido al colapso de la URSS. Teóricamente, la Unión Soviética, habría continuado teniendo una tasa de crecimiento económico del 2 al 2.5 por ciento durante la década de 1990 debido a los campos energéticos soviéticos. Sin embargo, el sector energético enfrentó muchas dificultades, entre ellas los altos gastos militares del país y las relaciones hostiles con Occidente (era pre Gorbachov).

En 1991, la Unión Soviética tenía una red de ductos de 82.000 kilómetros para petróleo crudo y otra de 206.500 kilómetros para gas natural. El petróleo, los productos a derivados del mismo, el gas natural, los metales, la madera, los productos agrícolas y una gran variedad de productos manufacturados, principalmente maquinaria, armas y equipos militares, fueron exportados. Durante la década de 1970 y 1980, la Unión Soviética dependía fuertemente de las exportaciones de combustibles fósiles para obtener divisas. En su apogeo en 1988, fue el mayor productor y el segundo mayor exportador de crudo, superada sólo por Arabia Saudita.

Ciencia y tecnología


La Unión Soviética puso mucho énfasis en la ciencia y tecnología dentro de su economía, sin embargo, los éxitos soviéticos más notables en la tecnología, como producir el primer satélite espacial, por lo general estuvieron a cargo de los militares. Lenin creía que la URSS nunca superaría al mundo desarrollado si permanecía atrasada tecnológicamente como estaba. Las autoridades soviéticas demostraron su compromiso con la creencia de Lenin, mediante el desarrollo de masivas redes de organizaciones de investigación y desarrollo. En 1989, los científicos soviéticos estaban entre los mejores especialistas capacitados del mundo en diversas áreas, tales como la energía física, determinadas áreas de la medicina, las matemáticas, la soldadura y en las tecnologías militares. Debido a la rígida planificación estatal y a la burocracia, los soviéticos permanecieron muy por detrás tecnológicamente en la química, la biología y en las computadoras, en comparación con el resto de Occidente.

El Proyecto Sócrates, bajo la administración Reagan, determinó que la Unión Soviética había abordado la adquisición de la ciencia y tecnología de una manera radicalmente diferente a la que los Estados Unidos estaba utilizando en ese momento. En el caso de los Estados Unidos, la priorización económica estaba siendo utilizada para el legado de investigación y desarrollo autóctono; y lo veía como el medio para adquirir la ciencia y tecnología tanto en el sector privado como en el público. Por el contrario, la Unión Soviética fue la ofensiva y defensiva en maniobrar la adquisición y utilización de la tecnología en todo el mundo, para así aumentar la ventaja competitiva que había adquirido a partir de la tecnología, mientras prevenía que los Estados Unidos adquieran una ventaja competitiva. Además, la planificación basada en tecnología de la Unión Soviética era ejecutada de manera centralizada, centrada en el Gobierno que obstaculizaba enormemente su flexibilidad. Esta significativa falta de flexibilidad fue aprovechada por los Estados Unidos para socavar la fuerza de la Unión Soviética y así promover su reforma.

Transporte


El transporte fue un componente clave de la economía del país. La centralización económica durante las décadas de 1920 y 1930 condujo al desarrollo de la infraestructura a gran escala, particularmente el establecimiento de Aeroflot, la mayor empresa de aviación soviética. El país tenía una gran variedad de medios de transporte por tierra, agua y aire. Sin embargo, debido al mal mantenimiento, la mayor parte del transporte civil por carretera, agua y aire eran anticuados y tecnológicamente atrasados en comparación con el resto de Occidente.

El transporte ferroviario soviético fue el más grande y el más intensamente utilizado en el mundo, también fue más desarrollado que en la mayoría de sus homólogos occidentales. A finales de 1970 y comienzos de 1980, los economistas soviéticos pedían la construcción de más carreteras para aliviar parte de la carga de los ferrocarriles y mejorar el presupuesto público soviético. La red de carreteras y la industria del automóvil permanecieron subdesarrolladas, y las rutas de tierra eran comunes en las afueras de las ciudades más importantes. Los proyectos soviéticos de mantenimiento mostraron ser incapaces de hacerse cargo incluso de las pocas rutas que habían en el país. Durante la primera mitad década de 1980, las autoridades soviéticas trataron de resolver el problema de las carreteras ordenando la construcción de otras nuevas. Mientras tanto, la industria automotriz estaba creciendo a un ritmo más rápido que la construcción de carreteras. La red de carreteras subdesarrollados llevó a una creciente demanda de transporte público. La flota marina mercante soviética fue una de las más grandes del mundo.

Formas de propiedad

En la Unión Soviética hubo dos formas básicas de propiedad, la propiedad individual y la propiedad colectiva (de propiedad conjunta, que en la práctica era cooperativa o estatal). Esta era muy diferente tanto en su contenido como en su condición jurídica. Según las teorías comunistas, el capital (los medios de producción) no podría ser de propiedad individual, aparte de algunas pequeñas excepciones. Tras el fin de la flexibilización a corto plazo de la Nueva Política Económica de Lenin, cualquier propiedad industrial y de terrenos pasó a ser propiedad común de los habitantes, o sea de la propiedad estatal, respectivamente. La propiedad individual podía ser compuesta únicamente por bienes personales, es decir, los de capital (los medios de producción) eran automáticamente de propiedad estatal o cooperativa.

Geografía


La Unión Soviética ocupó la porción oriental del continente europeo y la porción septentrional del continente asiático. La mayor parte del país quedaba al norte de 50° de latitud norte y cubría un área total de aproximadamente 22.402.200 kilómetros cuadrados (8.649.500 millas cuadradas). Debido al gran tamaño del Estado, el clima variaba mucho, desde subtropical y continental a subártico y polar. El 11% de la tierra era cultivable, 16% eran praderas y pasto, el 41% bosque, y 32% fue declarado como «otros» (incluyendo la tundra).

La Unión Soviética medía unos 10.000 kilómetros (6.200 millas) desde Kaliningrado, en el oeste, a la Isla de Ratmanova (Islas Diómedes), en el Estrecho de Bering, aproximadamente el equivalente a la distancia de Edimburgo, Escocia, al este de Nome, Alaska. Desde la punta de la Península de Taimir, en el Océano Ártico, al pueblo de Asia Central de Kushka, cerca de la frontera afgana, hay casi 5.000 kilómetros (3.100 millas) de terreno, en su mayor parte escabroso e inhóspito. La anchura total de los Estados Unidos continentales quedaría comprendida entre las extremas fronteras septentrional y meridional de la Unión Soviética.

Demografía


Los primeros cincuenta años del siglo XX en la Rusia zarista y la Unión Soviética estuvieron marcados por una sucesión de desastres, cada uno acompañado por pérdidas de grandes cantidades de población. El exceso de muertes en el transcurso de la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil Rusa (incluyendo la hambruna de la posguerra) ascendieron a un total de 18 millones,110 unos 10 millones en la década de 1930, y más de 26 millones entre 1941 y 1945. La población soviética en la posguerra fue de 45 a 50 millones menor de lo que hubiera sido si el crecimiento demográfico de la preguerra hubiese continuado. La tasa bruta de natalidad de la URSS se redujo de 44,0 por mil en 1926 a 18,0 en 1974, en gran parte debido a la creciente urbanización y al aumento promedio de la edad de los matrimonios. 

La tasa bruta de mortalidad demostró así una disminución gradual – de 23,7 por mil en 1926 a 8,7 en 1974. En general, las tasas de nacimiento de las repúblicas del sur en Transcaucasia y Asia Central fueron considerablemente superiores a las de la parte septentrional de la Unión Soviética, y en algunos casos incluso aumentó en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, un fenómeno atribuido en parte a las menores tasas de urbanización y a los matrimonios tradicionalmente más tempranos en las repúblicas del sur. La Europa soviética se desplazó hacia la fertilidad de sub-reemplazo, mientras que la Asia Central soviética continuó mostrando un crecimiento de la población muy por encima del nivel de la fertilidad de reemplazo.


La década de 1960 y 1970 fue testigo de una reversión en la trayectoria decreciente de la tasa de mortalidad en la URSS y esto se notó sobre todo entre los hombres en edad de trabajar, pero también era algo común en Rusia y en otras áreas predominantemente eslavas del país. 

Un análisis de los datos oficiales de la década de 1980 demostró que después de empeorarse a finales de la década de 1970 y principios de los 80, la mortalidad adulta comenzó a mejorar nuevamente. La tasa de mortalidad infantil aumentó de 24,7 en 1970 a 27,9 en 1974. Algunos investigadores consideran que el ascenso fue real en su mayoría, a consecuencia del empeoramiento de las condiciones de salud y los servicios. El aumento en la mortalidad adulta e infantil no fue explicado o defendido por los funcionarios soviéticos, y el Gobierno soviético simplemente dejó de publicar todas las estadísticas de mortalidad durante diez años. Los demógrafos y especialistas en salud soviéticos permanecieron en silencio con respecto al aumento de la mortalidad hasta finales de los años 1980, cuando se reanudó la publicación de los datos de mortalidad y los investigadores pudieron indagar en las verdaderas causas.

Grupos étnicos

La Unión Soviética fue un país muy diverso étnicamente, con más de 100 grupos étnicos distintos. La población total fue estimada en 293 millones en 1991 y según una estimación de 1990, la mayoría eran rusos (50,78%), seguidos por los ucranianos (15.45%) y uzbekos (5,84%). 

Todos los ciudadanos de la Unión Soviética tenían su propia filiación étnica. El origen étnico de una persona era elegido a la edad de 16 años118 por los padres del niño; si estos no estaban de acuerdo, al niño se le asignaba automáticamente el origen étnico de la madre. Debido en parte a las políticas soviéticas, algunos de los grupos étnicos pequeños eran considerados como parte de los más grandes, como los mingrelios de la RSS de Georgia, que fueron clasificados con los lingüísticamente relacionados georgianos.

Nacionalidades

El extenso Estado multinacional que los bolcheviques heredaron después de su revolución fue creado por la expansión zarista durante casi cuatro siglos. Algunos grupos de naciones se unieron voluntariamente al Estado, pero la mayoría fue unida a la fuerza. Generalmente, los rusos y la mayoría de la población no rusa del imperio compartieron poco en cuanto a cultura, religión e idioma.  Muy a menudo, dos o más nacionalidades diversas fueron colocadas en el mismo territorio. Por lo tanto, los antagonismos nacionales se desarrollaron con los años no sólo contra los rusos, sino a menudo entre algunas de las naciones sujetas también.

Durante cerca de setenta años, los líderes soviéticos habían mantenido que las fricciones entre las muchas nacionalidades de la Unión Soviética habían sido erradicadas y que la Unión Soviética consistía en una familia de naciones que vivían armoniosamente juntas. No obstante, el fermento nacional que sacudió a la Unión Soviética en los años ochenta probó que dicha afirmación no tenía mayor asidero con la realdiad, pues las religiones y culturas tradicionales reemergerían a la más pequeña oportunidad. Esta realidad que enfrentaban Gorbachov y sus colegas significó que, ante la poca confianza en el tradicional uso de fuerza, tuvieran que encontrar soluciones alternativas a fin de evitar la desintegración de la Unión Soviética.

Las concesiones otorgadas a las culturas nacionales y la autonomía limitada tolerada en las repúblicas de la Unión durante los años 1920 llevaron al desarrollo de élites nacionales y a un elevado sentido de identidad nacional. La represión subsecuente y la rusificación provocaron el resentimiento contra la dominación por parte de Moscú y promovieron el posterior crecimiento de la conciencia nacional. Los sentimientos nacionales fueron exacerbados en el Estado multinacional soviético por la competencia incrementada por los recursos, servicios y trabajos.

Bienestar social


Educación



Antes de 1917, en el Imperio ruso, la educación era inaccesible o de difícil acceso para la mayor parte de la población, en especial para el proletariado urbano y las familias campesinas. No existía educación pública gratuita. Las estimaciones de 1917 registraron que desde un 75 al 85 por ciento de la población rusa era analfabeta.

Luego de la revolución Anatoli Lunacharski se convirtió en el Comisariado Popular de Educación de la Rusia Soviética. Desde un comienzo, las autoridades soviéticas hicieron un gran hincapié en la alfabetización de la población. Las personas que eran alfabetizadas eran contratadas automáticamente como profesores. Durante un breve período, la calidad fue sacrificada por la cantidad. Hacia 1940, Iósif Stalin pudo anunciar que el analfabetismo había sido eliminado del país. Después de la Gran Guerra Patriótica, el sistema educativo del país se amplió considerablemente. En la década de 1960, casi todos los niños soviéticos tenían acceso a la educación primaria y secundaria, excepto aquellos que vivían en zonas remotas. Nikita Jrushchov trató de hacer la educación aún más accesible, dejándole claro a los niños que la educación estaba estrechamente vinculada a las necesidades de la sociedad. Ideológicamente, la educación era considerada fundamental para la creación del Nuevo hombre soviético.

El acceso a la educación superior era limitado: sólo el 20 por ciento de todos los aspirantes eran aceptados. El resto ingresaba al mercado de trabajo o aprendía un oficio en una Escuela Técnica Vocacional o en un Technicum, otra escuela técnica superior. Además, los estudiantes de familias de dudosa confiabilidad política solían ser excluidos de la educación superior. En este sentido, la administración de Brézhnev introdujo una norma que exigía a todos los aspirantes universitarios presentar una referencia del secretario local del partido Komsomol. Según las estadísticas de 1986, el número de estudiantes por cada 10.000 habitantes fue de 181 para la Unión Soviética, en comparación con los 517 para los Estados Unidos.126

Asistencia médica

En 1917, antes de la revolución bolchevique, las condiciones de salud estaban muy por detrás de los países desarrollados. Como Lenin señaló más tarde, «O el piojo derrota al socialismo o el socialismo derrota a los piojos». El principio soviético de la asistencia médica fue concebido por el Comisariado del Pueblo para la Salud Pública en 1918. La asistencia médica iba a ser controlada por el Estado y se prestaría a sus ciudadanos de forma gratuita. El artículo 42 de la Constitución soviética de 1977 le dio a todos los ciudadanos el derecho a la protección de la salud y el acceso libre a cualquier institución de salud en la Unión Soviética. Sin embargo, el sistema de salud de la Unión Soviética no pudo satisfacer todas las necesidades de su pueblo. Antes de que Leonid Brézhnev llegara al poder, la medicina socializada soviética fue vista con un alto estima por muchos especialistas extranjeros. Sin embargo esto cambió; a partir de la ascensión de Brézhnev y la tenencia de Mijaíl Gorbachov como líder, el sistema de salud soviético fue criticado fuertemente por muchos errores básicos, tales como la calidad del servicio y la irregularidad en su disposición. Durante el XIX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, el Ministro de la Salud Yevgueni Chazov, además de destacar el éxito soviético por tener la mayoría de los médicos y hospitales en el mundo, reconoció las deficiencias del sistema y consideró que se habían desperdiciado miles de millones de rublos soviéticos.

Después de la toma de poder comunista, subió la expectativa de vida para todas las edades. Esta estadística fue utilizada por las autoridades para «demostrar» que el sistema socialista era superior al sistema capitalista. Las mejoras continuaron durante la década de 1960, cuando la esperanza de vida en la Unión Soviética superó la de los Estados Unidos. Se mantuvo bastante estable durante varios años, aunque en la década de 1970, bajó ligeramente, probablemente debido al abuso del alcohol. La mayoría de las fuentes occidentales culparon al creciente abuso del alcohol y a la mala asistencia médica; esta teoría también fue aceptada implícitamente por las autoridades soviéticas. Al mismo tiempo, la mortalidad infantil comenzó a aumentar y por esto, después de 1974, el Gobierno dejó de publicar estadísticas sobre este tema. Esta tendencia en parte puede explicarse por el drástico aumento en el número de embarazos en la parte asiática del país donde la mortalidad infantil era más alta, mientras disminuía notablemente en la parte europea más desarrollada de la Unión Soviética.

Grupos religiosos


A. L. Eliseev escribió que en una reunión de la comisión antioreligiosa del Comité Central del Partido Comunista de toda la Unión (bolchevique) presidida por E. Laroslavskii y que tuvo lugar el 23 de mayo de 1929, los creyentes en el país fueron estimados en el 80%. No puede descartarse que este porcentaje fue algo subestimado, para demostrar el éxito de la lucha contra la religión.

El cristianismo y el Islam tuvieron el mayor número de adeptos entre los ciudadanos religiosos del Estado soviético. El cristianismo oriental predominaba entre los cristianos, con tradicional Iglesia ortodoxa rusa siendo la denominación cristiana más grande de la Unión Soviética. Aproximadamente el 90 por ciento de los musulmanes de la Unión Soviética eran suníes, con los chiitas concentrados en la República Socialista Soviética de Azerbaiyán. Los grupos pequeños incluían, católicos, judíos, budistas y una variedad de denominaciones protestantes.

La influencia religiosa había sido fuerte en el Imperio ruso y la Iglesia ortodoxa rusa gozaba de un estatus privilegiado como la Iglesia de la monarquía participando en la realización de funciones oficiales del Estado. El período inmediato después del establecimiento del Estado soviético incluyó una lucha contra la Iglesia ortodoxa, a la que los revolucionarios consideraban un aliada de la ex clase dominante.

En el Derecho soviético, la «libertad para celebrar servicios religiosos» estaba garantizada constitucionalmente, aunque el Partido Comunista consideraba a la religión como incompatible con el espíritu marxista del materialismo científico.135 En la práctica, el sistema soviético se suscribió a una interpretación restrictiva de este derecho y de hecho utilizó una variedad de medidas oficiales para desalentar la religión y frenar las actividades de los grupos religiosos.

El decreto de 1918 del Consejo de Comisarios del Pueblo que establecía a la República Socialista Federativa Soviética de Rusia como un Estado secular también decretó que «la enseñanza de la religión en todos [los lugares] donde se enseñen materias de aprendizaje general, está prohibida. Los ciudadanos pueden enseñar y pueden aprender religión en privado.» Entre otras restricciones, las aprobadas en 1929, con media década de gobierno de Stalin, incluían prohibiciones expresas de una variedad de actividades de la iglesia, incluyendo reuniones organizadas para el estudio de Biblia. Miles de establecimientos tanto cristianos como no cristianos fueron cerrados en las décadas de 1920 y 1930 y, en 1940, fueron cerradas no menos del 90 por ciento de las iglesias, sinagogas y mezquitas que habían estado operando en 1917.

Convencido de que el antisovietismo religioso se había convertido en una cosa del pasado, el gobierno de Stalin comenzó a trasladarse hacia una política más moderada con respecto a la religión en la década de 1930. Los establecimientos religiosos soviéticos se congregaron abrumadoramente para apoyar el esfuerzo bélico durante la guerra con la Alemania nazi. En medio de otras adaptaciones a la fe religiosa, las iglesias fueron reabiertas, la Radio Moscú comenzó a transmitir un horario religioso y en 1943 fue celebrado un encuentro histórico entre Stalin y el Patriarca Sergio I de Moscú, el líder de la Iglesia Ortodoxa en ese entonces. La tendencia general de este período fue un incremento de la actividad religiosa entre los creyentes de todas las religiones.

El sistema soviético se enfrentó nuevamente con las iglesias bajo el liderazgo del Secretario General Nikita Jrushchov, que tuvo la característica de ser un período donde el ateísmo fue enfatizado en el currículum educativo y donde numerosas publicaciones estatales promovieron opiniones ateas. Entre 1959 y 1965, el número de iglesias cayó de 20.000 a 10.000, y el número de sinagogas descendió de 500 a 97. El número de mezquitas activas también disminuyó, cayendo de 1.500 a 500 en una década. 

Las instituciones religiosas siguieron siendo supervisadas por el Gobierno soviético, pero todas las iglesias, sinagogas, templos y mezquitas recibieron más libertad de acción durante la época de Brézhnev. Las relaciones oficiales entre la Iglesia ortodoxa y el Gobierno soviético se calentaron nuevamente hasta el punto en que el mandato de Brézhnev honró dos veces al Patriarca ortodoxo Alejo I con la Orden de la Bandera Roja del Trabajo. Una encuesta hecha por las autoridades soviéticas en 1982 registró a un 20 por ciento de la población soviética como «creyentes religiosos activos».

Las estadísticas sobre delincuencia en la Unión Soviética a menudo fueron publicados de forma parcial por el gobierno, porque esta era considerada como una vergüenza ideológica para la Unión Soviética. Según los expertos occidentales, los robos, homicidios y otros delitos violentos fueron menos frecuentes en la Unión Soviética, que en los Estados Unidos porque la Unión Soviética tenía una mayor fuerza policial, estrictos controles sobre las armas y una baja incidencia en el abuso de drogas. La corrupción en la forma de soborno era frecuente, debido principalmente a la escasez de bienes y servicios en el mercado abierto.

Aunque la prensa y radio soviéticas dieron amplia cobertura a la delincuencia en Occidente, la persistencia de la delincuencia en la Unión Soviética era una vergüenza ideológica a la que se le daba relativamente poca atención. Nunca se publicaron estadísticas detalladas acerca de la delincuencia de la URSS, y un periodista soviético, L. Vladimirov, que desertó a Gran Bretaña en 1966, confirmó que estaba prohibido mencionar el número de delitos en el país en su conjunto o por distritos, provincias, regiones o ciudades.

Ideología

Una premisa básica del marxismo es que la delincuencia es un fenómeno socio-económico:

«La eliminación de la propiedad privada en los medios de producción, la erradicación de la explotación de una persona por otra y la resolución de los antagonismos sociales llevaron a la desaparición de raíces sociales básicas de la delincuencia».
B. A. Viktorov, Viceministro de Asuntos Internos
Los teóricos marxistas sostuvieron que las razones más inmediatas de delincuencia en la Unión Soviética fueron la influencia capitalista, el retraso mental y la mala educación.

En 1989 la Unión Soviética tenía pocas prisiones. Alrededor del 99% de los criminales convictos sirvieron sus condenas en los campos de trabajo Gulag, supervisados por la Dirección General de Campos de Trabajo Correctivo que estaba bajo el MVD. Los campamentos tenían cuatro regímenes de severidad ascendente. En los campamentos de régimen estricto, los reclusos trabajaban en las tareas más difíciles, por lo general al aire libre y recibiendo raciones escasas. Los trabajos eran menos exigentes y con mejores raciones en los campamentos de los regímenes más leves. El sistema de trabajo correctivo fue considerado por las autoridades soviéticas exitoso debido a que la tasa de reincidencia era muy baja. Sin embargo, las prisiones y campos de trabajo, desde la óptica de los antiguos presos y observadores occidentales, eran conocidos por sus duras condiciones, el tratamiento arbitrario y sádico de los prisioneros y por las violaciones flagrantes de los derechos humanos. En 1989 se estuvo elaborando una nueva legislación, que hacía hincapié en la rehabilitación en lugar del castigo, para humanizar el sistema especial. Sin embargo, en 1989 las condiciones para muchos presos tuvieron pocos cambios.

Pena de muerte

La pena de muerte, llevada a cabo por fusilamiento, se aplicó en la Unión Soviética sólo en los casos de traición, espionaje, terrorismo, sabotaje, ciertos tipos de asesinato y robo a gran escala de bienes del Estado por los funcionarios. De lo contrario, la pena máxima para un delincuente que delinquía por primera vez era de quince años. La libertad condicional era permitida en algunos casos después de la finalización de la mitad de la pena y las amnistías periódicas a veces también dieron lugar a la liberación anticipada.

Durante el colapso de la Unión Soviética

Cerca y tras el colapso de la Unión Soviética, las estadísticas sobre la delincuencia se movieron bruscamente y uniformemente hacia arriba. Entre 1991 y 1992, el número de delitos notificados oficialmente y la tasa de delincuencia general mostró un aumento del 27 por ciento; la tasa de criminalidad casi se duplicó entre 1985 y 1992. En los comienzos de la década de 1990, el hurto, robo y otros actos contra la propiedad representaron aproximadamente dos tercios de todos los delitos en Rusia. Sin embargo, el rápido crecimiento de los delitos violentos fueron los de particular interés para los ciudadanos, incluyendo los homicidios violentos.



La cultura soviética pasó por varias etapas durante los 70 años de su existencia. Durante los primeros once años de Revolución (1918–1929), hubo una relativa libertad y los artistas experimentaron con varios estilos diferentes en un esfuerzo de encontrar un estilo artístico soviético distintivo. Lenin quiso que el arte fuera accesible al pueblo ruso. Por otro lado, cientos de intelectuales, escritores y artistas fueron exiliados o ejecutados, y sus trabajos prohibidos, por ejemplo Nikolái Gumiliov (ejecutado por conspirar contra el gobierno bolchevique) y Yevgueni Zamiatin (prohibido).

El Gobierno alentó una variedad de tendencias. En el arte y la literatura, numerosas escuelas, algunas tradicionales y otras radicalmente experimentales, proliferaron. Los escritores comunistas Máximo Gorki y Vladímir Mayakovski estuvieron activos durante este período. El cine recibió el apoyo del Estado; muchos de los mejores trabajos del cinematógrafo Sergéi Eisenstein datan de este período. Más tarde, durante el gobierno de Stalin, la cultura soviética se caracterizó por el auge y el dominio del estilo impuesto por el Gobierno del realismo socialista, con todas las otras tendencias siendo severamente reprimidas, con raras excepciones, por ejemplo las obras de Mijail Bulgákov. Muchos escritores fueron encarcelados y asesinados.
«Tanto o más que silenciar voces incómodas, el objetivo de la sistemática liquidación de los intelectuales en las primeras décadas de la Unión Soviética era reducir el terreno de la reflexión, las dudas, la pluralidad, la ambigüedad, el subjetivismo, el retiro a esferas de pensamiento y espiritualidad privados, el eclecticismo, las contradicciones, en fin, también la vida interior y "el alma": complicaciones innecesarias en una economía socialista donde no debía haber derroche, complicaciones que convenía suprimir lo más rápidamente posible para forjar una sociedad más coherente, monolítica, eficiente y fácilmente maleable y dirigible.»
Tras el deshielo de Jrushchov de la década de 1950 y 1960, la censura disminuyó. Una mayor experimentación en formas de arte fueron nuevamente permitidas, por lo que trabajos más sofisticados y sutilmente críticos comenzaron a ser producidos. El Gobierno aflojó su énfasis en el realismo socialista; así, por ejemplo, muchos protagonistas de las novelas del autor Yuri Trífonov se preocupaban por ellos mismos y los problemas de la vida cotidiana, en lugar de hacerlo con la construcción de socialismo. Una literatura disidente clandestina, conocida como samizdat, se desarrolló durante este último período. En la era de Jrushchov la arquitectura se centró principalmente en el diseño funcional en contraposición al estilo adornado de la época de Stalin.

En la segunda mitad de la década de 1980, las políticas de Gorbachov de la perestroika y glasnost ampliaron considerablemente la libertad de expresión en los medios de comunicación y prensa.





































Nostalgia postsoviética

La nostalgia por la Unión Soviética es un fenómeno común en Rusia y la CEI del período postsoviético, así como entre los ciudadanos rusos en el extranjero nacidos en la URSS (incluyendo Israel, EE. UU., Canadá, etc). Esta nostalgia se expresa por el sistema político, la sociedad, la seguridad social, la cultura, o simplemente por la estética de la época soviética. A menudo, la nostalgia por la Unión Soviética se expresa por los recuerdos de la infancia y la juventud. Este es un fenómeno controvertido, que abarca una amplia gama de opiniones.

Según las encuestas realizadas en 2011, a uno de cada cinco rusos le gustaría vivir nuevamente en la Unión Soviética. El número de rusos que desean vivir nuevamente en la Unión Soviética aumentó de un 16% en 2010 al 20%. El total del número de rusos que desean una unión con Ucrania, Bielorrusia y Kazajstán es del 37%.


La nostalgia por la Unión Soviética expresa una actitud positiva hacia el pasado soviético. Esto se debe probablemente al hecho de que la URSS está ligada a los recuerdos de la juventud de muchos habitantes, entre ellos todas las manifestaciones de la era soviética. La nostalgia a menudo es causada por la comparación de la situación actual con el pasado de sus vidas. La nostalgia puede hacer una diferencia entre las actitudes en la sociedad soviética, en comparación con la sociedad rusa actual: la Unión Soviética promovía los ideales de la bondad, justicia y humanismo, en una parte importante de la sociedad prevaleció el espíritu colectivo, derivado de una actitud amable hacia los demás, pero esta situación está en agudo contraste con la actual, donde predominan valores como el consumismo, el individualismo, el deseo de ganar dinero, el alcoholismo, etc. Hay descontento por el afán de lucro de los rusos y la devaluación total de los valores morales. Las personas que crecieron en la URSS y tienen nostalgia por este Estado, a menudo sienten frustración y resentimientos por los intentos, en su opinión, de distorsionar al pasado, menospreciando los ideales y valores sobre los cuales crecieron.

También juegan un papel importante los aspectos sociales. El nivel de vida la mayor parte de la población en los años posteriores al colapso de la Unión Soviética (y de las reformas económicas que le siguieron) ha empeorado de manera dramática. Además, el Estado soviético concedía a los ciudadanos vivienda de forma ilimitada (la superficie habitable era la propiedad del Estado); el alquiler era pagado por el estado, en las condiciones actuales las posibilidades de conseguir viviendas gratuitas son extremadamente pequeñas y los precios de las viviendas superan considerablemente la solvencia de la mayoría de la población. El costo de los servicios públicos también aumentaron considerablemente para el ciudadano ya que los pagaba el estado. La medicina soviética era pagada por el estado, algo que contrasta agudamente con la realidad actual. Todo esto da lugar a razones objetivas para la nostalgia del pasado soviético, sobre todo para los jubilados.

Según los críticos, la nostalgia por la URSS y el sistema soviético se expresa en la negación o subestimación de las deficiencias reales que existían en la URSS (el déficit, el igualitarismo, la coerción de masas, las colas, el robo, la supresión del libre pensamiento y la disidencia, las limitaciones en las actividades creativas, los cierres fronterizos, etc.) y la exageración de las virtudes del sistema soviético (la justicia social, la estabilidad, la seguridad, los precios bajos, la accesibilidad de la vivienda, la educación, la medicina pública y así sucesivamente).

Además, en algunos casos, la nostalgia por la Unión Soviética es una consecuencia del desorden social o la insatisfacción con la vida en la Rusia moderna, que se caracteriza por poseer una parte considerable de personas acostumbradas al modo de vida soviético. También, se sugiere que la nostalgia por la Unión Soviética se asocia a menudo con el rechazo de las ideas y los valores occidentales, muchos de los cuales son radicalmente opuestos a los que promovía Unión Soviética.158 Los anti-capitalistas también sienten nostalgia de la U.R.S.S.

Comunidad Económica Europea:  

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Europa se encontraba sumida en la devastación. Alemania estaba destrozada, en términos de pérdidas de vidas humanas y daños materiales. Si bien Francia y Reino Unido resultaron oficialmente vencedoras frente a Alemania en el conflicto, ambos países sufrieron importantes pérdidas (aunque menores que las de Alemania) que afectaron gravemente a sus economías y su prestigio a nivel mundial. 

La declaración de guerra de Francia y Reino Unido a la Alemania nacionalsocialista tuvo lugar en septiembre de 1939. Una vez finalizado el conflicto en Europa el 8 de mayo de 1945, el régimen alemán fue responsabilizado por el inicio de la guerra, ya que su política expansionista le había llevado a ocupar y en algunos casos anexar territorios de otros países del continente. 

Alemania, que perdió una parte considerable de su territorio anterior a la guerra, fue ocupada por ejércitos extranjeros que dividieron su superficie territorial en cuatro partes, tal y como se consensuó en la Conferencia de Yalta. En los años posteriores, los resentimientos y la desconfianza entre las naciones europeas, dificultaban una reconciliación. 

En este contexto el ministro francés de asuntos exteriores Robert Schuman defendió decididamente la creación de Alemania Occidental, resultado de la unión de las tres zonas de ocupación controladas por las democracias occidentales, dejando de lado la zona ocupada por la URSS. Schuman, de origen germano-luxemburgués, había poseído las tres nacionalidades (francesa, alemana, luxemburguesa) durante diferentes etapas de su vida. 

Este hecho le hizo comprender la complejidad de los conflictos europeos y desarrollar pronto un interés por la unificación europea. En 1946, Winston Churchill dio un discurso en la Universidad de Zúrich, considerado por muchos como el primer paso hacia la integración durante la posguerra. Aunque, generalmente se considera que el verdadero primer paso se dio el 9 de mayo de 1950, cinco años después de la rendición del régimen nazi, cuando Schuman lanzó un llamamiento a Alemania Occidental y a los países europeos que lo deseasen para que sometieran bajo una única autoridad común el manejo de sus respectivas producciones de acero y carbón. 

Este discurso, conocido como la Declaración Schuman, fue acogido de manera dispar dentro de los gobiernos europeos y marcó el inicio de la construcción europea, al ser la primera propuesta oficial concreta de integración en Europa. El hecho consistía en que al someter las dos producciones indispensables de la industria armamentística a una única autoridad, los países que participaran en esta organización encontrarían una gran dificultad en el caso de querer iniciar una guerra entre ellos.

La declaración marcó el inicio de la integración de los estados europeos como un movimiento en contraposición a la anterior tendencia nacionalista y las tensas rivalidades que ocasionó entre los estados de Europa. Esta nueva realidad fue propiciada en gran medida por el fin de la tradicional hegemonía europea en el mundo tras la II Guerra Mundial, que concienció a los europeos de su propia debilidad ante el surgimiento de dos nuevas superpotencias, Estados Unidos y la URSS, que tenían un poder superior al del heterogéneo grupo de estados europeos. 

Además, las consecuencias del conflicto favorecieron el deseo entre los ciudadanos de crear un continente más libre y justo en el que las relaciones entre países se desarrollaran de forma pacífica para evitar por todos los medios un nuevo enfrentamiento entre los estados europeos. Estados fundadores de la CECA. Argelia francesa formaba parte íntegra de la Cuarta República francesa.

La propuesta de Robert Schuman fue acogida de forma entusiasta por el canciller de la República Federal de Alemania Konrad Adenauer. En la primavera de 1951, se firma en París el Tratado que institucionaliza la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), concretando la propuesta de Schuman. Alemania, Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo (conocidos como “los seis”), logran un entendimiento que favorece el intercambio de las materias primas necesarias en la siderurgia, acelerando de esta forma la dinámica económica, con el fin de dotar a Europa de una capacidad de producción autónoma. 

Este tratado fundador buscaba aproximar vencedores y vencidos europeos al seno de una Europa que a medio plazo pudiese tomar su destino en sus manos, haciéndose independiente de entidades exteriores. El tratado expiró en 2002, a pesar de que su función quedó obsoleta tras la fusión de los órganos ejecutivos y legislativos en el seno de la Comunidad Europea, que adquirió personalidad jurídica, y también gracias al Acta Única Europea de 1986. 

 En mayo de 1952, ya en plena Guerra fría, se firmó en París un tratado estableciendo la Comunidad Europea de Defensa (CED), que permitía el armamento de Alemania Occidental en el marco de un ejército europeo. Cinco miembros de la CECA ratificaron el tratado, pero en agosto de 1954, los parlamentarios franceses lo rechazaron, como consecuencia de la oposición conjunta de gaullistas y comunistas. 

Es así que el antiguo Tratado de Bruselas de 1948 es modificado para crear la Unión Europea Occidental (UEO) que fue hasta la entrada en vigor del Tratado de Ámsterdam en 1999 la única organización del continente encargada de la defensa y la seguridad europea. Aunque reforzó el antiguo tratado, la UEO fue una entidad a la sombra de la OTAN, pese a lo cual se encargó durante su existencia de la defensa de los países europeos ante un hipotético ataque. 

Un impulso de importancia mayor llega en 1957 con la firma de los Tratados de Roma. Los seis deciden avanzar en la cooperación en los dominios económico, político y social. La meta planteada fue lograr un “mercado común” que permitiese la libre circulación de personas, mercancías y de capitales. La Comunidad Económica Europea (CEE) es la entidad internacional, de tipo supranacional, dotada de una capacidad autónoma de financiación institucionalizada por este tratado. Este documento formó una tercera comunidad de duración indefinida, el Euratom. 

La Unión de los Tres Pilares: En 1965, se firma un tratado que fusiona los ejecutivos de las tres comunidades europeas por medio de la creación de la Comisión Europea (CE) y el Consejo de la Unión Europea (CUE). El Acta Única Europea firmada en febrero de 1986 entró en aplicación en julio de 1987, y tuvo por misión el redinamizar la construcción europea, fijando la consolidación del mercado interior en 1993 y permitiendo la libre circulación igualmente de capitales y servicios. 

Por este tratado, las competencias comunitarias son ampliadas a los dominios de la investigación y el desarrollo tecnológico, medio ambiente y política social. El Acta Única consagró también la existencia del Consejo Europeo, que reúne los jefes de estado y de gobierno e impulsa una iniciativa común en materia de política exterior (la Cooperación Política Europea) así como una cooperación en materia de seguridad. 

La caída del Muro de Berlín posibilitó la integración de Europa Oriental en la UE, lo que sería un grave error, ya que propicia un enfrentamiento con otro Superestado: Rusia. El Tratado de Maastricht o de la Unión Europea, firmado en febrero de 1992 y en vigor a partir de 1993, introdujo una nueva estructura institucional, la cual se mantuvo hasta la entrada en vigor del Tratado de Lisboa.

Dicha estructura institucional estaba compuesta por los conocidos tres pilares de la Unión Europea: el primer pilar era el pilar comunitario, que correspondía a las tres comunidades (la Comunidad Europea, la Comunidad Europea de la Energía Atómica y la antigua Comunidad Europea del Carbón y del Acero); el segundo era el pilar correspondiente a la política exterior y de seguridad común, que estaba regulada en el título V del Tratado de la Unión Europea; y el tercero era el pilar correspondiente a la cooperación policial y judicial en materia penal, cubierta por el título VI del Tratado de la Unión Europea. 

Estos tres pilares funcionaban siguiendo procedimientos de decisión diferentes, ya que el primer pilar funcionaba mediante el procedimiento comunitario, mientras que los otros dos se regían por el procedimiento intergubernamental. El Tratado de Maastricht también creó la ciudadanía europea y permitió circular y residir libremente en los países de la comunidad, así como el derecho de votar y ser elegido en un estado de residencia para las elecciones europeas o municipales. 

Con este tratado también se decidió la creación de una moneda única europea, el Euro, que entraría en circulación en 2002 bajo control del Banco Central Europeo. A lo largo de estos años, la CEE/UE comenzó a expandirse por el continente europeo, fundamentalmente entre los países de la Europa occidental: Reino Unido, Irlanda y Dinamarca en 1973; Grecia en 1981; España y Portugal en 1986; Alemania oriental en 1990; y Austria, Finlandia y Suecia en 1995. Celebración oficial de la ampliación del 2004 en Bruselas.

En 1999, entró en vigor el Tratado de Ámsterdam. Este tratado, recogía los principios de libertad, democracia y respeto a los derechos humanos, incluyendo explícitamente el principio de desarrollo sostenible. Dos años después se firmó el Tratado de Niza, que entraría en vigor en 2003. Mientras tanto, el año 2002, se extingue la CECA tras finalizar su periodo de validez (que fueron 50 años), y su ámbito de actuación quedó englobado en el de la Comunidad Europea. 

El 1 de mayo de 2004 tuvo lugar la mayor ampliación que se ha dado en la Unión Europea, con la entrada de 10 nuevos miembros de Europa oriental: Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia, Malta y Chipre. Más tarde, el 29 de octubre de 2004 se firmó en Roma el tratado constitucional, trayendo consigo el resurgimiento del expansionismo ruso como respuesta, primero en el Caucazo y el Mar Negro. 

La ratificación del tratado fue iniciada por la aprobación del Parlamento, pero algunos estados convocaron referendos en 2005. El primero fue el que se celebró en España, donde el documento fue aprobado con el 76,73% de apoyo. Sin embargo, la ratificación alcanzó un obstáculo importante cuando los votantes de Francia y los Países Bajos rechazaron el documento. 

Esta ratificación en gran medida se detuvo, con sólo unos pocos estados tratando de aprobarlo aún. Luxemburgo siguió adelante con su voto y aprobó la constitución en un 57%. Esto no cambió las cosas, sin embargo, y los dirigentes anunciaron que entraban en un "período de reflexión" sobre el rechazo. A comienzos del 2007 se incorporaron Rumania y Bulgaria a la Unión Europea, mientras que el 25 de marzo de 2007 (en el 50º aniversario de la firma de los Tratados de Roma) los líderes europeos pusieron fin formalmente al "período de reflexión" con la firma de la Declaración de Berlín. 

La declaración tenía por objeto dar un nuevo impulso a la búsqueda de un nuevo acuerdo institucional antes de realizar las elecciones europeas de 2009. Adentrado ya el año 2007, el Consejo Europeo acordó que la Constitución había fracasado, a pesar de que la mayoría de las propuestas que incluía el texto se incluyeron posteriormente en la reforma de los tratados de la Unión, en contraposición a la Constitución de corte Federal, la cual iba a reemplazar todos los tratados anteriores. De este modo, el 13 de diciembre de 2007, se firmó el conocido como Tratado de Lisboa.

Este tratado tenía como objetivo mejorar el funcionamiento de la Unión Europea mediante la modificación del Tratado de Maastricht y el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea (Tratado de Roma). Algunas de las reformas más importantes que introdujo el Tratado de Lisboa fueron la reducción de las posibilidades de estancamiento en la toma de decisiones del Consejo de la Unión Europea mediante el voto por mayoría cualificada, un Parlamento Europeo con mayor peso mediante la extensión del procedimiento de decisión conjunta con el Consejo de la UE, la eliminación de los para entonces obsoletos tres pilares de la Unión Europea, y la creación de las figuras de Presidente del Consejo Europeo y Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad para dotar de una mayor coherencia y continuidad a las políticas de la UE. 

El Tratado de Lisboa, que entró en vigor el 1 de diciembre de 2009 también hizo que la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea fuese jurídicamente vinculante para los Estados miembros. Desde el 2008, la economía de la mayoría de los países miembros se ha visto gravemente afectada a raíz de la crisis económica, pese a la cual Croacia consiguió convertirse el 1 de julio de 2013 en el miembro número 28 de la Unión. 

Así, trascurrido más de medio siglo desde que se produjo la Declaración Schuman, la UE enfrenta retos como la aplicación del Tratado de Lisboa, la adhesión de nuevos países, fundamentalmente los balcánicos, Turquía, e Islandia. El territorio de la Unión Europea consiste en el conjunto de territorios de sus 28 estados miembros con algunas excepciones que se exponen a continuación. 

El territorio de la UE no es el mismo que el de Europa, ya que, en primer lugar, hay estados europeos que se encuentran fuera de la UE, como Islandia, Suiza, Noruega y Rusia. Además, ciertos territorios europeos de los estados miembros no forman parte de la UE (por ejemplo las Islas del Canal y las Islas Feroe). Tampoco forman parte de la UE varios territorios situados fuera del continente asociados a los estados miembros (por ejemplo, Groenlandia, Aruba, las Antillas Neerlandesas y todos los territorios no europeos asociados con el Reino Unido). 

Por el contrario, sí hay ciertos territorios de ultramar que son parte de la UE pese a estar situados fuera del contintente europeo, como las Azores, Islas Canarias, Guayana Francesa, Guadalupe, Madeira, Martinica, San Martín, La Reunión y Mayotte. La superficie combinada de los estados miembros de la UE cubre un área de 4 324 782 kilómetros cuadrados.  

En Europa la UE tiene fronteras con Noruega, Rusia, Bielorrusia, Ucrania, Moldavia, Suiza, Liechtenstein, Andorra, Mónaco, San Marino y con Ciudad del Vaticano. También con Turquía, la República de Macedonia, Bosnia y Herzegovina, Albania, Montenegro y Serbia. Por último, tiene fronteras con: San Martín en el Mar Caribe; Brasil y Surinam en América del Sur y con Marruecos en África. 

Algunos estados miembros poseen territorios fuera del continente europeo, los cuales pueden formar parte de la Unión; son denominados generalmente regiones ultraperiféricas o territorios de ultramar. Las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, que como tales forman parte de la Unión Europea, se encuentran en África, junto a Marruecos, pero no son consideradas regiones ultraperiféricas por parte de la Unión Europea. 

Hasta la entrada en vigor del Tratado de Lisboa no se especificaba cómo un país podía salir de la Unión (aunque Groenlandia, un territorio de Dinamarca, se retiró en 1985 siendo necesario para ello la modificación de varios tratados)[63] pero esto ya no ocurre con el Tratado de Lisboa, ya que este contiene un procedimiento formal para la retirada.  

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte: El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en inglés North American Free Trade Agreement (NAFTA) y en francés Accord de libre-échange nord-américain (ALÉNA), es un acuerdo regional entre los gobiernos de Canadá, de los Estados Unidos y de México para crear una zona de libre comercio. 

Este Acuerdo comercial fue negociado durante la administración del presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari, del presidente estadounidense George H.W. Bush, y del primer ministro canadiense Brian Mulroney. El Acuerdo Comercial se firmó por México en noviembre de 1993 y entró en vigencia a partir del 1º de enero de 1994, cuando se cumplió con el procedimiento de ratificación por parte del poder legislativo de cada país que lo suscribió. Los objetivos del Tratado son: (a) eliminar obstáculos al comercio y facilitar la circulación trilateral de bienes y de servicios entre los territorios de las Partes; (b) promover condiciones de competencia leal en la zona de libre comercio; (c) aumentar sustancialmente las oportunidades de inversión en los territorios de las Partes; (d) proteger y hacer valer, de manera adecuada y efectiva, los derechos de propiedad intelectual en territorio de cada una de las Partes; (e) crear procedimientos eficaces para la aplicación y cumplimiento de este Tratado, para su administración conjunta y para la solución de controversias; y (f) establecer lineamientos para la ulterior cooperación trilateral, regional y multilateral encaminada a ampliar y mejorar los beneficios de este Tratado. 

 El objetivo del TLCAN era eliminar las barreras al comercio y la inversión entre los EE.UU., Canadá y México, la implementación del TLC a partir del 1º de enero de 1994 estableció cinco etapas de desgravación arancelaria. Primera) Los aranceles aduaneros sobre los bienes comprendidos en las fracciones de la categoría de desgravación A en la lista de desgravación de una Parte se eliminarán por completo y dichos bienes quedarán libres de arancel aduanero a partir del 1º de enero de 1994; Segunda) los aranceles aduaneros sobre los bienes comprendidos en las fracciones de la categoría de desgravación B en la lista de desgravación de una Parte se eliminarán en 5 etapas anuales iguales a partir del 1º de enero de 1994, y dichos bienes quedarán libres de arancel aduanero a partir del 1º de enero de 1998; Tercera) los aranceles aduaneros sobre los bienes comprendidos en las fracciones de la categoría de desgravación c en la lista de desgravación de una Parte se eliminarán en 10 etapas anuales iguales a partir del 1º de enero de 1994, y dichos bienes quedarán libres de arancel aduanero a partir del 1º de enero de 2003. 

Cuarta) los aranceles aduaneros sobre los bienes comprendidos en las fracciones de la categoría de desgravación C+ en la lista de desgravación de una Parte se eliminarán en 15 etapas anuales iguales a partir del 1º de enero de 1994, y dichos bienes quedarán libres de arancel a partir del 1º de enero de 2008; y, Quinta) los aranceles aduaneros sobre los bienes comprendidos en las fracciones de la categoría de desgravación D en la lista de desgravación de una Parte continuarán recibiendo trato libre de impuestos y de propiedad legislativa. 

El TLCAN ha estado a debate desde su implementación en 1994, por una parte hay una serie de organizaciones sociales que han mostrado su desacuerdo basándose en que este ha desmantelado la industria nacional y ha traído muchos problemas a Mexico por ser un país no anglófono, pero a la vez, hay una serie de organismos empresariales que han defendido el Tratado. 

Desventajas del TLCAN: Los tres países que integran el TLCAN tienen motivaciones diferentes para pertenecer a dicho tratado: En el caso de Canadá, se trata de una razón defensiva, en el sentido que debe asegurarse relaciones comerciales estables con su principal comprador, Estados Unidos que representa el más de la mitad de sus exportaciones.  

México necesita de las inversiones de Estados Unidos y hay dos posturas en cuanto a si su participación es beneficiosa o si aumenta la dependencia. También estipula la exportación de Estados Unidos hacia México de autos retirados o chatarra, lo que lo llena de basura.  

Estados Unidos importa energía de ambos países y además, la pertenencia al grupo le facilita el ingreso de sus productos a estos mercados. Debemos tener presente que en los tiempos actuales el uso de la tecnología representa una ventaja para las naciones que a su vez permite elevar la productividad de las empresas. 

Es ahí donde México tiene una gran desventaja, ya que la mayoría de las empresas nacionales no cuenta con la tecnología necesaria para hacer frente a las empresas externas cuyo capital humano y uso recurrente de tecnología de punta reduce costos y aumenta la productividad. Si bien es cierto que con la apertura comercial se obtienen beneficios tales como la eliminación de impuestos y aranceles, esto también implica la entrada de competencia para las empresas locales, las cuales con su baja productividad verán difícil mantenerse dentro del mercado competitivo en el mediano y largo plazo. 

En el marco del TLCAN, el incremento de las exportaciones mexicanas fue menor que el de sus importaciones, compuestas en un 70% por bienes intermedios; el PBI per cápita creció apenas un 1,7% promedio entre 1994 y 2000; las remuneraciones medias reales bajaron un 2,6%; las desigualdades en la distribución del ingreso aumentaron considerablemente. 

El interés por México se justifica porque Estados Unidos prevé un aumento de sus importaciones de petróleo para los próximos años y México es uno de los principales países exportadores de petróleo fuera de la OPEP. El petróleo y el gas natural que se explotan en la costa del golfo constituyen la principal fuente de ingresos de México, representando solamente el petróleo el 32% del total de los recursos. Más de la mitad de la producción procede de los yacimientos marinos del golfo de México. Las reservas encontradas se estiman en aproximadamente 8.000 millones de toneladas. 

El tratado se propone que los productores o asociaciones de productores tengan derecho a señalar casos de dumping, (DUMPING: Práctica desleal del comercio internacional consiste en la venta de bienes en mercados extranjeros a precios por debajo de aquellos que se cobran por ventas similares en el mercado nacional o a precios que son inferiores al costo de producción de dichos bienes). 

Aplicar un derecho antidumping, (DERECHO ANTIDUMPING: es un derecho especial que se aplica para proteger a la industria nacional de algún daño causado por la venta de bienes objeto de dumping). Denunciar subsidios (SUBSIDIO: En términos generales, un subsidio (o una subvención) se presenta cuando los bienes importados reciben el beneficio de una asistencia financiera del gobierno del país de donde provienen los bienes). 

Si es que perciben que el país vecino lo emplea, aplicar derechos compensatorios (DERECHO COMPENSATORIO: es un derecho especial que se aplica para proteger a la industria nacional de algún daño causado por las importaciones subsidiadas). O denunciar otro daño (DAÑO: es aquel causado por importaciones que se benefician de dumping o de subsidios y que se traducen en pérdida de ventas, disminución de los precios, pérdida de participación en el mercado, disminución de las ganancias y otras dificultades de índole similar para la industria que sufre el daño). 

Cuando hablamos de resultados que generó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte en materia económica, hasta el año 2014, ha generado un superávit comercial para México, es decir, han salido menos divisas con respecto a las divisas entrantes. Esto se debe principalmente a la "liberalización" del mercado local. En otras palabras, para México se dice que atrajo inversión extranjera y que es una de las "potencias exportadoras" de América Latina. 

En general el TLCAN ha sido benéfico para los tres países firmantes a tal grado de que después de 20 años se decidió no abrirlo a negociación alguna pues así como está trabaja satisfactoriamente para los tres socios firmantes. 

http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_naci%C3%B3n. "El Estado-Nación". 
http://es.wikipedia.org/wiki/Comunidad_Econ%C3%B3mica_Europea. "Comunidad Económica Europea".
http://es.wikipedia.org/wiki/Uni%C3%B3n_Europea. "Unión Europea".
http://es.wikipedia.org/wiki/Tratado_de_Libre_Comercio_de_Am%C3%A9rica_del_Norte. "Tratado de Libre Comercio de América del Norte".
 http://es.wikipedia.org/wiki/Uni%C3%B3n_Sovi%C3%A9tica. "Unión Soviética".

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